jueves, 17 de mayo de 2012

YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVÁ


YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVÁ



PASTOR GUILLERMO SEBASTIAN OLIVERA



Josué 24:15  Y si mal os parece servir a Jehová,  escogeos hoy a quién sirváis;  si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres,  cuando estuvieron al otro lado del río,  o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis;  pero yo y mi casa serviremos a Jehová.



INTRODUCCIÓN



Al declararse definitivamente del lado del Señor, Josué de nuevo demostró su calidad de líder espiritual. No importa lo que otros hubieran decidido, Josué tuvo que hacer un compromiso con Dios y estaba dispuesto a dar el ejemplo de vivir de acuerdo con esa decisión. La manera en que vivimos les demuestra a los demás la seriedad de nuestro compromiso para servir a Dios.

La conquista de Canaán ha terminado. Las tierras han sido repartidas a cada tribu. El tiempo del anciano Josué para entrar  en la próxima “tierra prometida” ha llegado. La satisfacción de haber cumplido con la  tarea debería ser parte de las emociones del líder que condujo a Israel a  la tierra que “fluye leche y miel”. Siquen fue el sitio de la gran asamblea.



DESARROLLO

En aquel lugar Josué pronunciará algo así como su “proclama final”. Él, quien había hecho de la lectura de la ley su meditación y guía, también conocía muy bien su historia. En presencia de los ancianos, príncipes, jueces y oficiales, les recordó cómo comenzó todo y de dónde había venido Israel, siempre sostenido por las promesas de Dios. En el gran repaso de la historia hizo mención a los patriarcas escogidos por Dios para hacer esto posible. Josué les recuerda que hasta ese momento, la gracia de Dios ha sido real en toda esta larga travesía. Note todos los verbos que él usa para describir la actuación de Dios: Yo te tomé, traje, di, envié, destruí, saqué, introduje y libré. Y después que ha finalizado este largo recordatorio, les increpa a definirse sobre el Dios a quien deben adorar y seguir. La tendencia de Israel no había cambiado mucho. Con frecuencia eran dados a seguir otros dioses. El versículo 14, que precede al gran texto donde Josué hablará de su más grande decisión, es el corazón de todo su discurso. Usted puede notar tres grandes imperativos que ponen al pueblo a definirse sobre su fidelidad: temed, servidle y quitad. Este último tuvo que ser muy enfático. “La procesión”, como se dice en nuestros pueblos, “se lleva por dentro”.  Es interesante cómo el pueblo se compromete frente a este discurso, una y otra vez, a seguir a Dios y su pacto, sabiendo que muy pronto estarían quebrantando lo prometido.





CONCLUSIÓN

Y en medio de este discurso de despedida Josué pone en sus corazones el legado más grande que ellos deberían recordar. Fue como si al final dijera, ‘bueno, yo no se si ustedes cumplirán con la promesa de seguir a Dios, pero lo que soy yo, junto con mi familia, ya hemos resuelto que sólo a él seguiremos’. Y es así como deben venir las resoluciones en la vida de un creyente. Frente a un mundo que cada día escoge sus propios dioses para servirle, hemos de tomar la decisión de Josué 24:15. ¿Qué encontramos en esta decisión? ¿Por qué esta decisión es tan importante para la familia y la iglesia?

. De modo que no tuvo reparos en decir “yo y mi casa serviremos a Jehová”. Esta es la más grande decisión que debiéramos tener los hombres de este tiempo. El mundo sería mejor si en cada familia existieran hombres con resoluciones al estilo Josué. Pero para que esto ocurra se requiere de una formación previa.  Josué dijo esto porque contaba con una familia que le seguía. No se nos dice mucho de su esposa e hijos, pero sabemos que todos servían al Señor considerando su resolución. ¿Qué diremos nosotros hoy día frente a una decisión que tiene esta prioridad? ¿Tendremos la autoridad de decir yo y mi casa serviremos al Señor?


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