martes, 22 de mayo de 2012

La oración cambia destinos


La oración cambia destinos

Pr Lic. Guillermo Sebastián Olivera

1Cr 4:10  Y Jabes invocó al Dios de Israel diciendo: "¡Oh, si realmente me dieras bendición y ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me libraras del mal, de modo que no tuviese dolor!" Y Dios le concedió lo que pidió.

 INTRODUCCIÓN
Jabes es recordado por un pedido de oración, más que por un acto heroico. En su oración, pidió a Dios que lo bendijera, que lo ayudara en su trabajo ("ensancharas mi territorio"), que estuviera con El en todo lo que hiciera y que lo guardara del mal y del daño. Jabes reconoció a Dios como el verdadero centro de su trabajo. Cuando oramos por la bendición de Dios, también debemos pedir que El tome su posición legítima como Señor sobre nuestro trabajo, nuestro tiempo en familia y nuestra recreación. Obedecerle en las responsabilidades diarias es heroico.

Jabes oró específicamente para ser protegido del mal y del daño. Vivimos en un mundo caído donde abunda el pecado, y es importante pedirle a Dios que nos mantenga a salvo del inevitable mal que sale a nuestro encuentro. Pero también debemos evitar los malos motivos, deseos y acciones que se originan dentro de nosotros. Por lo tanto, debemos buscar no sólo la protección de Dios contra el mal, sino debemos pedirle que guarde nuestros pensamientos y acciones. Podemos comenzar a utilizar su protección al llenar nuestras mentes con pensamientos y actitudes positivos.


DESARROLLO

Y qué lindo es cuando Dios despierta una generación a ciertos tesoros de su palabra. Y esa oración, la verdad es que encierra muchas cosas lindas y en esta semana de ayuno, de oración, yo quiero animar su corazón a orar y buscar el rostro de Dios con el contenido que se desprende de esta oración.

 Jabes buscó la orientación de Dios. Jabes por revelación comprendió que tenía que pedirle a Dios algunas cosas de suma importancia. Muchas veces nosotros como creyentes llevamos una vida pasiva en el Señor, “Dios me llamó y voy a esperar que Dios haga en mi vida”, y allí utilizamos la palabra esperanza, y no la fe que es la que viene con obras, con acción.
Jabes no esperó que Dios lo usara, Jabes actuó en fe creyendo que Dios era poderoso para promoverlo a una posición superior. Jabes comprendió que tenía que depender de Dios. Y su dependencia a Dios era integral, porque muchas veces queremos depender de Dios en lo económico. Pero Jabes quería una dependencia absoluta en Dios. Y por esto Jabes invocó a Dios. La palabra invocar no solo significa orar. Hemos oído en el mundo la invocación de los muertos y sabemos que en esa invocación se pide que el muerto venga. Pero Jabes no invocó a un muerto, sino aquel que vive, Jabes invocó al Dios del cielo. Jabes quería que Dios estuviera allí con él. Él sabía que Dios podía descender y estar allí a su lado para comprender los secretos de Dios. Quería conocer los misterios del reino. La revelación de la palabra de Dios. Los mecanismos y estrategias para alcanzar las promesas que Dios había dado a sus hijos. Dios nos ha dado muchas promesas, pero sus promesas tienen unas condiciones que tenemos que cumplir para que se den. Jabes sabía esto, por lo cual invocó la presencia de Dios, pidió que fuera el Espíritu de Dios allí con él, en su vida en una comunión íntima y personal.

Así que ese Jabes invocó a ese Dios maravilloso: “: ¡Oh, sí me dieras bendición, y ensancharas mi territorio”. ¿De qué tamaño es tu territorio? Yo conozco hombre de Dios, que su territorio es el globo terráqueo, había un hombre de Dios que cuando oraba, tomaba un globo terráqueo entre sus manos y empezaba a clamar por las almas de todo el mundo, y mencionaba los países y continentes y a través de su ministerio la gloria de Dios se derramaba poderosamente. Y hacía obras por todo el mundo. Porque su territorio era el globo. Tenía un territorio mundial en Dios. Pero también conozco ministros, cuyo territorio es su país. Claman a Dios por su país, y se pueden mover ministerialmente en su país. Pero también conozco hombres cuyo territorio está limitado por su casa y su obsesión es sólo la salvación de su propia familia. Su obsesión es que su hermano, su hijo y los demás miembros de la familia se salven no importa lo que pase afuera. Ese es su territorio. Hasta allí llega su visión. Y hay otros cuyo territorio son ellos mismos, y oran y claman por sí mismos. Y oran y piden por sí mismos. Porque su territorio está limitado a sí mismos. Pero Jabes descubrió que Dios podía ensanchar su territorio. Jabes empezó a clamar porque sabía que Dios es un Dios de abundancias, que Dios es un Dios de ministerio y de visión amplia y que Él lo había llamado en un llamamiento supremo. En un llamamiento grande, y empezó a clamar a Dios.

CONCLUSIÓN

“y si tu mano estuviera conmigo”, ¿sabe qué significa? Que él imploró, él anheló de manera muy honda, entró profundamente en el Señor y le rogó a Dios. Usted tiene que entrar en esa presencia íntima con Dios, en lo más profundo en el secreto del Señor, orar allí con Dios. En el corazón de Dios. Allí con el Señor di: ¡oh, Señor, si tu mano estuviere conmigo! Necesito que tu mano esté conmigo. Usted tiene que entrar en esa presencia íntima de Dios. Conocer bien al espíritu de Dios. Para que allí el Señor esté con usted y le de nuevas fuerzas, y se levante con la fuerza de Dios para alcanzar los logros, las victorias con el poder de la mano de Dios en su vida.

Cuantas veces le decimos a Dios: ¿Señor y donde estas? Te he servido, mira cuantos años sirviéndote, mira cuanto tiempo predicando tu palabra, mira cuanto tiempo haciendo esto y no estoy viendo las bendiciones. Dios te dirá: Ven acá, es que hace mucho tiempo tú me dejaste atrás y saliste adelante, no te dije nada porque sabia que ibas a volver.. ¿Cuántas veces hemos anhelado que Dios esté con fuego en nuestros corazones? ¿Cuántas veces hemos gemido para que Dios permanezca en lo más profundo de nuestro corazón? Necesitamos orar y rogar en su presencia, necesitamos gemir a Dios. Necesitamos llorar en la presencia, en la gloria del Señor. Entonces Dios hará maravillas.

"Y le otorgó Dios lo que pidió": Jabes estaba pidiendo de una manera correcta, pues Dios no solo le dio, sino que dice le otorgó, como si fuera un premio, como un reconocimiento, le otorgó, le concedió. No fue una respuesta simple a una oración, sino más bien la respuesta de Dios fue un reconocimiento a su actitud, a su búsqueda a su comunión, a una vida íntegra, a una dependencia que él tenía de Dios. Dios entonces lo premió respondiendo sus oraciones.
Dios puede hacer y quiere hacer cosas grandes con tu vida, así como lo hizo con Jabes.


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