domingo, 19 de agosto de 2012

Poniendo las cosas claras


“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos”Salmo 32:8
“Nunca intente construir una casa sin primero realizar los cimientos. No importa cuan apurado esté para terminarla, cuan ansioso esté por decorarla y ponerle los muebles. Tómese tiempo para establecer un fundamento sólido primero. Si no lo hace, esa casa estará muy inestable y próxima al colapso.”
Esto es una verdad en todas las áreas, inclusive en el área espiritual. Para poder salir de las deudas y vivir libre de ellas, llevando una vida de abundancia, usted debe comenzar a establecer los cimientos y estos se construyen en el espíritu.
Esta es una verdad que no muchos conocen y comprenden. Nuestra lucha en lo financiero también es espiritual, y en este ámbito existen, asimismo, principios espirituales para deshacer cualquier influencia maligna en cualquier área de nuestra vida.
Preste atención en Efesios 6:13 dice: Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Dios preparó de antemano el camino espiritual para su liberación. Como leyó anteriormente, le dio el arma y armadura de antemano para defenderse de los ataques e influencias del maligno que está al asecho. En lo espiritual, su victoria está preparada. Dios ya tiene un plan desde antes de la fundación del mundo, y en ese plan lo incluyó a usted también.
Pero Apóstol Juan, ¿por dónde debo comenzar a ordenar mis finanzas?
Si bien es cierto que lo que usted tiene que pagar es algo material, algo financiero, algo que tiene que ver con el mundo natural; también lo es el hecho que donde usted recibe la revelación, la dirección, el crecimiento y la manifestación de Dios es en el espíritu.
Hay personas que cuando sufren en sus vidas ordenan las cosas, pero eso no quiere decir que estén caminando en el destino de Dios. Simplemente saben que si hay un pozo no hay que caerse. Usted debe buscar a Dios, abrir su oído y permitir que Él le revele su camino y cómo llegar al destino de la bendición. Recuerde que la deuda es un espíritu y si usted no permite que Dios trabaje a ese nivel, nunca podrá quebrar el poder que tiene sobre su vida.
En el mundo espiritual es donde nosotros tenemos que movernos y saber que todo va a ir cambiando. Podemos ir desarrollando habilidades naturales que vamos aprendiendo con el conocimiento natural de esta tierra, pero entendiendo siempre que el centro de nuestra vida está en el mundo espiritual.
Si está gobernado y dirigido por el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios, se dará cuenta que lo suyo no puede ser otra cosa que ÉXITO.
Oración: Padre, revélanos tu Palabra. Enséñanos a tomar decisiones que nos lleven a la libertad financiera. En el nombre de Jesús. Amén.

Fuente: Rev. Juan O. Crudo, Argentina. Ministerio Cristo la Solución
TOMADO DE DEVOCIONALES DIARIOS TRANSFORMANDO VIDAS

Están observando


Lectura: Mateo 5:13-16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre… —Mateo 5:16
El equipo de un jugador de fútbol profesional estaba pasando por una mala racha, derrotado una semana tras otra. Un periodista le preguntó cómo hacía para seguir motivado para jugar bien y dar lo mejor de sí aunque su equipo perdía casi todos los juegos. Él respondió: «Mi papá está viendo el partido. Mi mamá está viendo el partido. ¡Puedes estar seguro de que voy a dar lo mejor de mí!». Reconocía que había más en juego que el solo hecho de ganar o perder. Había gente mirando, y eso siempre lo inducía a esforzarse al máximo.
Jesús nos recordó esta verdad en los primeros textos de su Sermón del Monte. Debemos vivir nuestra vida teniendo presente que aquellos que nos rodean están observando lo que hacemos… y que este andar visible dice mucho acerca de nuestro Dios. El Señor dijo: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16). ¿Cómo brilla la luz de nuestra vida? Aplicando el corazón y el carácter de Cristo a las situaciones que experimentamos cada día; mostrando compasión hacia los marginados y abandonados, como Él lo hizo; teniendo presente el nombre y la reputación del Padre celestial.
La gente está observándonos. La pregunta es: ¿Qué ven?
—WEC
Deja que tu luz brille… aunque seas una vela en un rincón o un faro sobre una colina.
NUESTRO PAN DIARIO
TOMADO DE DEVOCIONALES DIARIOS TRANSFORMANDO VIDAS

domingo, 12 de agosto de 2012

La Iglesia de filadelfia


(La oportunidad segura el camino de Cristo)

ESTE EL UNICO LIBRO DEL NUEVO TESTAMENTO CALIFICADO COMO PROFETICO Y DE REVELACIONES,  FILADELFIA ERA UNA IGLESIA, QUE GUARDO A PESAR DE LA CIRCUNTANCIAS, LA PALABRA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y JAMAS NEGO AL SEÑOR, LOS CREYENTES SOPORTARON ESTOICAMENTE LA OPOSICION DEL MUNDO.

¡Qué triste sería llegar al final de nuestra vida para darnos cuenta de que hemos despreciado la mayor oportunidad! Cristo nos ofrece a todos la oportunidad de entrar en su reino. En una carta escrita a una iglesia débil y cansada, Jesús nos muestra el camino de la oportunidad segura. Lectura: Apocalipsis 3:7-13 Jesús aquí se identifica como el que tiene la llave de David. Al parecer, esta expresión proviene de la práctica antigua de cerrar las puertas de la ciudad en la noche o en tiempos de peligro. El rey era quien tenía la llave, aunque muchas veces encomendaba la responsabilidad a alguna persona de confianza.

Jesús es el que tiene la llave al reino de Dios, la llave al reino mesiánico que se establece mediante el linaje de David, del cual él es el cumplimiento. Este Jesús, el único que tiene la llave para abrir entrada al reino de Dios, te hace

I. Una invitación irresistible: Cristo escribe a una iglesia que es débil, pero que se ha mantenido fiel a él a pesar de todo. Esta iglesia sufría la persecución de quienes creían defender la verdadera fe bíblica, una sinagoga de judíos que rechazaban la autoridad mesiánica de Jesucristo y pensaban así defender la pureza de la fe bíblica.

A pesar de esta persecución, la iglesia se mantenía fiel. Jesucristo, entonces, les dice que les ha abierto una puerta que nadie podrá cerrar. Es una puerta de oportunidad y de promesa que nadie será capaz de cerrar.

Cristo abre la puerta a los que se mantienen fieles a él. No importa cuáles sean las cosas que suceden en este mundo, no importa cuán abrumadoras sean las circunstancias o qué tan encerrado te sientas, Cristo te abre una puerta que nadie podrá cerrar. Y la única condición es que confíes en él y le seas fiel.

En algunos programas antiguos de concurso, los concursantes tenían que escoger entre la puerta uno, la dos o la tres para ver qué premio podrían recibir. Cristo no te deja en dudas acerca de lo que está detrás de esta puerta abierta. Es, sencillamente, la puerta a su reino.

Pero, ¿qué es el reino de Dios? Para tener una idea, pasemos a Apocalipsis 11:15 ("El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos"). Aquí vemos que es un reino eterno que toma el lugar del reino del mundo. En el mundo reina Satanás mediante el pecado y la muerte, pero Cristo tomará el reino que le pertenece y reinará por siempre.

Podemos, entonces, elegir nuestra ciudadanía. Podemos pertenecer a este mundo, que se está terminando; o podemos pertenecer al reino de Dios, que se extenderá a todo el mundo cuando Jesucristo regrese.

Cristo nos abre esa puerta. Es el único capaz de hacerlo. Y lo que nos promete es algo realmente espectacular. Es

II. Una posición imperdible: Volviendo a nuestro pasaje, notemos lo que promete al que salga vencedor. La persona que salga vencedor es la que tiene victoria sobre el mundo y sus tentaciones. ¿Cuál es la victoria que vence al mundo? Juan lo dice en su primera carta, capítulo cinco, verso cuatro: Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.

El que sale vencedor, entonces, es simplemente la persona que tiene fe verdadera en Cristo y no la abandona. A esta persona, Cristo promete que la hará columna en el templo de su Dios, y que ya no saldrá jamás de allí.

El templo que Dios desea no es un edificio esplendoroso; es un pueblo que lo adore. Cuando nos reunimos para adorar y sentimos la presencia del Espíritu entre nosotros, estamos saboreando lo que será nuestra experiencia celestial de conocer plenamente la presencia de Dios entre nosotros.

Cada uno de nosotros llega a formar parte de ese edificio. Como dice Pedro, Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. (1 Pedro 2:4-5) Esa casa espiritual es la morada de Dios, que tendrá su total expresión cuando lleguemos al cielo.

Lo que Cristo nos está prometiendo, entonces, bajo el símbolo de ser columnas en su templo, es que tendremos una posición que es indestructible e imperdible, una posición eterna de honor y de utilidad a Dios.

En los templos antiguos, las columnas de los templos eran la parte más indestructible. Aunque las paredes, el techo y las demás partes se podían caer, las columnas muchas veces quedaban en pie.

El área de Filadelfia era propensa a los terremotos. Muy posiblemente, los miembros de esta iglesia habían sido testigos de un terremoto que dejó sólo las columnas de algún templo pagano en pie.

De todos modos, Jesús promete a cada uno de sus seguidores un lugar que no se podrá perder, una posición dentro de su templo del cual no podrán ser quitados. Es una posición imperdible.

Pero, ¿qué caso tener una posición grandiosa en una casa insignificante? En otras palabras, ¿qué tan bueno es este reino al cual Jesús nos ofrece entrada? La respuesta es que es

III. Un reino indestructible: Jesús dice: Sobre él grabaré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios. Habría sido especialmente importante para los creyentes de Filadelfia el nombre de la nueva Jerusalén, pues su propia ciudad había cambiado de nombre un par de veces durante los años precedentes.

Alrededor del año 17 d.C., un terremoto arrasó con la ciudad. Cuando el emperador romano proveyó los fondos para su reconstrucción, la población cambió el nombre de la ciudad a Neo cesárea en honor al César. Unos 55 años más tarde, el nombre fue cambiado otra vez a Flavia. Se llamó tanto Filadelfia como Flavia por varios años.

A distinción de su ciudad, entonces, que cambiaba de nombre a cada rato según el placer del César que estuviera en poder, Jesús promete a los suyos un reino cuya identidad está garantizada por Dios mismo.

No solamente el nombre de la nueva ciudad - la nueva Jerusalén - sino también el nombre de Dios mismo serían grabados sobre la persona, la columna dentro del templo de Dios. Ahora bien, si no te gusta la idea de que Dios te haga un tatuaje, no te preocupes. Obviamente Jesús nos está dando a entender, bajo este símbolo, que seremos propiedad de Dios, ciudadanos de la nueva Jerusalén, para siempre - como si su nombre estuviera labrado en piedra sobre nosotros.

Cristo nos promete la entrada a un reino que jamás se destruirá, un reino que será poderosamente establecido para siempre. Nos promete que estaremos con él por la eternidad, felices en la presencia de su Padre, disfrutando por siempre de un reino que se caracteriza por la justicia, el gozo y la paz.

La invitación que Cristo nos hace es irresistible, en el sentido de que es demasiado buena como para rechazarla. Sin embargo, no es irresistible en el sentido de ser obligatorio. Más bien, tenemos que aceptar su invitación.

Amigo mío, Jesucristo te ha abierto una puerta que nadie puede cerrar - menos tú. Tú puedes tomar la decisión de no entrar en ese reino de vida al cual él te invita. Puedes seguir en tu vida de pecador, y él no te obligará a dejarla.   Un día, sin embargo, será muy tarde. ¿Por qué no aceptas hoy la oferta de Jesús? Él murió en la cruz para salvarte de tus pecados. Sólo quiere que te arrepientas y lo recibas por fe.

¿Qué esperas? Ven ahora a Cristo, y acepta su perdón!!!

CARTA A FILEMÓN


CARTA A FILEMÓN, APIA Y ARQUIPO: COMUNIÓN EN EL AMOR Y EFICACIA DE LA FE

Ivoni Richter Reimer

Resumen: El artículo presenta una introducción a la carta de Pablo a Timoteo y Filemón, Apia y Arquipo. Analiza su contenido considerando la dinámica literaria y el contexto histórico-literario. Indica los efectos de la historia interpretativa del texto. Profundiza el estudio del tema central que es elaborado a partir de la realidad de Onésimo, destacando la eficacia de la fe en el contexto de la esclavitud. Afirma la superación de los sistemas de dominación por la praxis del amor y de la comunión solidarios, señales de una iglesia que vive su fe en Jesucristo.
Abstract: The article presents an introduction to the letter of Paul and Timothy to Philemon, Apphia and Archippus. Analyzes its content, considering the literary dynamic and the socio-historical context. Points to effects of the interpretative history of the text. Intensifies the study of the central theme which is developed from the reality of Onesimus, highlighting the effectiveness of faith in a context of slavery. Declares the overcoming of systems of domination in the praxis of supportive love and communion, signs of a church which lives his faith in Jesus Christ.

La pequeña y significativa carta que nos proponemos estudiar es de una magnifica belleza literaria y de una infinita riqueza interpretativa. Su construcción es clara y sus contenidos se concentran en un solo elemento: una praxis de fe que debe volverse eficaz en la nueva relación que deberá ser construida con el esclavo Onésimo. Para adentrarse en el texto y comprender las palabras del apóstol Pablo y de su compañero Timoteo, primeramente debemos ofrecer algunas informaciones generales sobre la carta y su historia interpretativa. Después, acompañando la estructura de la carta, vamos a profundizar el estudio de su contenido. Al final ofreceremos algunos cuestionamientos y desafíos .

  1. Informaciones sobre la escritura de la carta

La carta es escrita por Pablo cuando se encontraba preso a causa de su trabajo por el Evangelio, junto con su compañero Timoteo. Ella está dirigida a tres personas –Filemón, Apia y Arquipo– y a la iglesia que se reúne en casa de Filemón. Esta iglesia, probablemente, estaba en Colosas o por sus alrededores, por lo tanto en el interior de Asia Menor, en la región llamada Frigia .

La carta tiene un estilo de lenguaje profundamente personal en el abordaje de un asunto que no sólo individual, sino que habla respecto a las relaciones sociales y eclesiales. Por eso no se dirige sólo a una persona, sino a un grupo de liderazgo en el seno de la iglesia. Así, aunque las cosas pueden ser decididas en forma individual, pero siempre acompañadas por la comunidad, que será testimonio del desarrollo de la trama abordada en la carta.

La afirmación “prisionero de Cristo Jesús” remite a una situación de prisión por causa de la actividad misionera desarrollada. Pablo y Timoteo (también Epafras, v. 23) se encontraban, por tanto, en misión cuando fueron apresados. Esta realidad ayuda a identificar el lugar de redacción de la carta. Pablo estuvo varias veces presos: Hch 28,16 habla de su prisión en Roma, al final de su trayectoria; Hch 24,23.27 reporta sobre más de dos años de prisión en Cesarea; 1Cor 15,32; 2Cor 1,8-9; 11,23-24 y Hch 19 dan indicios de su prisión en Éfeso. Es difícil saber exactamente donde él, Filemón y Epafras se encontraban presos a la hora de redactar esta carta. Una combinación de algunos factores pueden ayudarnos a tomar una opción: Pablo quiere enviar a Onésimo de regreso a Filemón (12), pero desea que éste libere al ‘hermano’ para el servicio (13-14.20) y Pablo mismo tiene la esperanza de salir de prisión y visitar la comunidad (v. 22). Así, por motivos de proximidad, es probable que sea Éfeso el lugar desde donde la carta fue escrita. Pablo y sus compañeros actuaron en esta ciudad durante los años 53-55, época en que esta carta puede ser fechada .

1.1 Motivación, situación histórica e historia interpretativa

La exégesis tradicional ha afirmado que Pablo escribió la carta con el objetivo de interceder con Filemón para que él reciba de vuelta en su casa a su esclavo Onésimo. Argumentos para esta afirmación son buscados: en el v. 15 se dice que Onésimo fue separado temporalmente de Filemón; el hecho de que Pablo diga que lo manda de regreso (v. 12); los repetidos pedidos personales y emotivos de Pablo para que Filemón acepte el retorno del esclavo a su casa (v. 16-17) y el hecho de que Pablo esté dispuesto a reparar los daños y la deuda causada debido a la “fuga” (v. 18-19). Estos daños son interpretados como trabajos no realizados, pérdida de propiedades o como un robo hecho por Onésimo antes de la “fuga” o a causa de la misma.

Esa lectura de la carta en la óptica dominante acerca de un esclavo fugitivo se basa en estudios sobre el sistema esclavista del imperio Romano. La investigación muestra que, en la Antigüedad, la fuga de personas esclavas era castigada, por ejemplo, con la tortura. Además se dificultaba, en caso de captura, la posibilidad de algún proceso que objetive la liberación de quien había fugado. El Estado ayudaba a los propietarios en la captura, poniendo su aparato a disposición. Sin embargo, tanto el Estado y los propietarios, como los(as) fugitivos(as) sabían de la existencia de lugares donde nadie tenía el derecho de capturarlos. Se trataba principalmente de lugares sagrados (como templos y sinagogas), usados como locales de asilo y abrigo. También sabían que los fugitivos podían alcanzar clemencia e incluso liberación junto a sus señores, si conseguían que algún amigo importante del señor o de la señora intercediera en favor suyo. Es conocido también que si alguien no autorizado ofrecía asilo a un(a) fugitivo(a) –lo que significaba retención ilegal e ilícita de una propiedad ajena–, esa persona tenía que pagar al propietario el precio contractual del asilado (a) o recibiría, cuando fuese descubierto, el mismo castigo del esclavo(a) o fugitivo(a) .

Es a partir de este aspecto específico Del sistema esclavista (fuga y reparación) que La carta es normalmente interpretada. A mi modo de ver, esta interpretación no sólo que ha tenido repercusiones, sino también implicaciones negativas para las mujeres, niños y hombres que se encontraban en régimen de esclavitud, y también para la misma credibilidad de la iglesia cristiana. Una de las consecuencias anti-libertad más drásticas de esa historia interpretativa es que la carta fue usada -principalmente cuando estaban en auge los movimientos de liberación de la esclavitud en diversos lugares- como prueba de que la fuga de esclavos(as), su lucha y su reivindicación por la liberación no eran actitudes y deseos cristianos. Al final, -así se concluye- Onésimo, después de su conversión, reconoció su irresponsable locura y voluntariamente retornó a la casa de su señor . Igualmente problemático –y por tanto discriminatorio– en esta historia interpretativa es el hecho de que ella, con todos sus representantes, hayan tomado partido y defendido el interés de los señores, incluso descalificando moralmente a Onésimo y criminalizándolo concretamente con acusaciones de probables robos, hechos antes de la ‘fuga’ .

En la carta, sin embargo, como más adelante veremos, no hay palabras que caractericen a Onésimo como esclavo fugitivo.

Por causa de observaciones semejantes, Sara C. Winter comenzó a defender la tesis de que Onésimo no era un fugitivo de Filemón, sino un esclavo enviado por él. Se encontraba, por lo tanto, al servicio de Filemón cuando está con Pablo, aliviando su sufrimiento en prisión. Pablo, entonces, lo envía de regreso con el deseo de que Filemón lo acoja como hermano amado – puesto que ya se ha convertido– y que lo libere para la diaconía y el trabajo misionero, junto a Pablo.

Las dos propuestas interpretativas funcionan como hipótesis que buscan entender una situación complicada y delicada. Ambas apenas lo consiguen de manera parcial. La carta no formula una reivindicación clara y precisa sobre la ‘liberación de esclavos’, sino que reivindica concretamente el deseo de que Filemón acoja a Onésimo, “ya no más como esclavo, sino más que esclavo, como hermano amado, tanto en la carne como en el Señor” (v. 16). Esto, en la práctica dentro del contexto del imperio Romano, ¡ya funcionaría como liberación! Tanto una hipótesis como la otra muestran que, en cualquier caso, Pablo continúa moviéndose dentro de un sistema esclavista y de sus leyes. Él, por ejemplo, no cuestiona la autoridad y el poder que tiene Filemón para disponer sobre su propiedad (res = cosa) llamada esclavo Onésimo. Pablo necesita de su consentimiento para cualquiera que sea su intención con relación a Onésimo. Sin eso, Onésimo continúa sin voz; continúa res y no persona que pueda optar por su camino. Por eso, Pablo centraliza su pedido no “tanto en la carne, sino en el Señor” . Ambos niveles son igualmente importantes en la relación de personas iguales,, entre personas hermanas. Aquí se pide por la concretización, a nivel práctico, de la declaración teológico-bautismal de Gál 3,26-28.

1.2 Estructura de la carta

Hay maneras distintas de clasificar la carta en cuanto a su densidad (boleto, carta, epístola), pero todas ellas confirman que también, formalmente, la carta refleja autenticidad paulina. Tradicionalmente hay consenso en su estructura, y aquí la presentamos en forma de quiasmo :

A 1-3 Presentación y saludo de Pablo y Timoteo.
B 4-7 Acción de Gracia: el ágape de Filemón.
C 8-14 Praxis del ágape exige ruptura con el mundo de la esclavitud.

D 15-17 El ágapeconstruye comunidad.

C’ 18-19 Praxis del ágape asume las consecuencias.
B’ 20-22 Elogio y apelación al ágape de Filemón.
A’ 23-25 Saludos finales.

Estos breves apuntes sobre la Carta de Filemón, Apia y Arquipo dejan percibir la importancia de la propia carta así como del contenido socio-político que ella fue acumulando con el recurrir de los tiempos. Durante mucho tiempo, sin embargo, esta carta fue considerada teológicamente superflua o irrelevante. Veremos, en el estudio de la carta, en qué consiste su relevancia y su desafío. En este estudio seguiremos la estructura de la carta

2. Análisis del texto

Esta carta no fue escrita en vano sino que tiene, como todas, su objetivo. Ella viene al encuentro de preguntas, dudas, anhelos de personas y comunidades. Cuestiona, exhorta y desafía a la vivencia y práctica del evangelio de Jesucristo, de la voluntad de Dios, Sin embargo, cuando la leemos, lo hacemos generalmente con presupuestos adquiridos de otras lecturas. Procuro forjar una lectura y estudio del texto haciendo un análisis de palabras y situaciones, respetando su estructura, sin atropellar su flujo argumentativo. Esto ayuda a reconocer y quizá superar una lectura viciada, llena de presupuestos.

2.1 Prefacio (1-3) y final (23-25): Comunión y gracia como marco y sustentación del argumento

El inicio y el final de la carta son importantes, porque le confieren una unidad marcada por la comunión entre las mujeres y los hombres envueltos y mencionados, y porque las palabras de gracia y de paz se dirigen a toda esa comunidad. Este marco evidencia que la carta no trata de un asunto meramente individual y particular, ni se dirige solamente a una persona. La carta hace relación a toda una estructura de relaciones personales, comunitarias y sociales. Veamos:

A pesar de que toda la carta está escrita en primera persona del singular: “yo”, el v. 1 menciona a Timoteo como co-remitente , lo que le da un sentido más comunitario al propio contenido de la carta. Dirigida a tres personas nominalmente citadas (Filemón, Apia y Arquipo) y a una comunidad que se reúne en una casa, por un lado es apoyada por saludos de una lista de personas explícitamente nombradas y, por otro lado, la carta abarca una colectividad que se pone al lado de un “tú” a quien se dirige a carta (Filemón). Esa colectividad forma una instancia crítica, ante la cual Filemón tiene que responder por su acción con relación a Onésimo. Simultáneamente ella también puede ser cualitativamente diferente dentro de su contexto. Eso es atestiguado por las caracterizaciones igualitarias, usadas para describir a las personas envueltas: “colaborador”, “cooperador”, “compañero de luchas”, “compañero de prisión”. Para ese nuevo modelo relacional entre personas apuntan con mayor claridad las palabras “hermano” y “hermana”, dirigidas al inicio a Timoteo y Apia, y referidas también a Filemón (7 y 20) y Onésimo (16).
Todos los personajes (Pablo, Timoteo, Filemón, Apia, Arquipo, Epafras, Marcos, Aristarco, Demás, Lucas) vienen caracterizados con adjetivos que indican tanto condiciones vivenciales del momento, como funciones y estatus eclesiales. Es lo que veremos a continuación.

En lo que se refiere a la situación de prisión, Pablo se auto-identifica con désmios “prisionero” de Jesucristo. Este término, que aparece nuevamente en el v. 9, apunta a una situación real de prisión que ciertamente ocurrió a causa del trabajo misionero que Pablo realiza como apóstol de Jesucristo. Él transparenta también una serie de implicaciones que ocurren en esa prisión (v. 9.10.13.23). Aunque en esta carta Pablo no se identifica como “apóstol” , la dignidad con que enfrenta la prisión y la autoridad que aquí aparece (principalmente en v. 8 y 21) son claramente apostólicas. En la lista de saludos, Epafras es mencionado como synaichmálotos, “co-prisionero” de Pablo, en el sentido de vivir en cautiverio, probablemente por haber sido compañero de lucha. Pablo resalta eso, diciendo que, así como él, también Epafras está preso por causa de Cristo Jesús, y en él permanece. Pablo no es la excepción, sino que es uno entre otros compañeros(as).

Todas las demás designaciones se refieren a funciones y estatus eclesiales. Timoteo es identificado con adelfos, “hermano”. Apia es identificada como adelfe, “hermana” . Para una exégesis y una hermenéutica feminista de la liberación, es importante observar que en la mayoría de los comentarios y artículos sobre Filemón, Apia es transformada en su “esposa” y ni siquiera es mencionada , o es de alguna forma descalificada , invisibilizando así su presencia y actuación en aquella comunidad. También Filemón (7 y 20) y Onésimo (16) son designados como “hermanos”. Esa identificación de los miembros de la Iglesia de Jesucristo como hermanos y hermanas apunta a estructuras igualitarias, de relaciones programáticamente formuladas, independientes de clase, género y raza (Gál 3,28). La propia carta, sin embargo , muestra que estas estructuras no son vivenciadas automáticamente. ¡Es necesario luchar y argumentar para que ellas entren en vigencia! Aquí, Pablo y Timoteo luchan para que en esa comunidad de personas igualadas en Cristo se acepte al esclavo Onésimo, quien se convirtió a Cristo, como “hermano amado” (16).

Filemón es caracterizado como agapétos kai synergós hemon, “amado y cooperador nuestro”. Arquipo recibe la identificación de systratiótes, “compañero de luchas”. Los demás que son mencionados son Marcos, Aristarco, Demás y Lucas caracterizados, igual a Filemón como synergoi “colaboradores”, “cooperadores” de Pablo en el trabajo misionero. Los términos que aquí aparecen se refieren al trabajo misionero realizado en conjunto, sea a nivel local o yendo más allá, como fue el caso de otras mujeres y hombres mencionados por Pablo en Rom 16 .

Todas las personas nominalmente mencionadas e identificadas con funciones o estatus eclesiales antes mencionadas, son líderes pastoral-misioneros que actúan en comunidades, como la que se reúne en casa de Filemón. Se trata de una pequeña célula eclesial, en la cual Filemón tal vez sea el líder principal. Las cartas de Pablo y los Hechos de los Apóstoles mencionan muchas de esas ‘iglesias domésticas’. A veces son mujeres, otras veces hombres, los que asumen la responsabilidad de toda la vivencia, enseñanza, celebración y comunión (véase Col 4, 15; Rom 16,5; 1Cor 16,19) . Pablo es siempre muy específico en esas declaraciones. Aquí, él dice expresamente “la iglesia que se reúne en tu casa”. Si Apia fuese esposa de Filemón (véase lo dicho antes), él, ciertamente diría “la iglesia que se reúne en vuestra casa”, como lo hace en Rom 16,5; 1Cor 16,19.

Otro detalle muy importante a observar es que hay apenas una mujer mencionada: Apia. Ésta, de hecho, es también la única mujer que nominalmente aparece entre las personas a quienes son dirigidas las cartas del Nuevo Testamento, lo que demuestra y testimonia a favor de su propio protagonismo en la historia de la misión cristiana en esta región de Asia Menor.

La gracia de Dos en Cristo Jesús sustenta la comunión de las personas y de la comunidad mencionadas, y permite que se viva en estructuras de relaciones cualitativamente nuevas, las cuales hacen visibles la paz en Cristo. Esa gracia y paz darán sustento a los argumentos que Pablo usa en el cuerpo de la carta. Todo el contenido y toda la decisión están amarrados y envueltos en esa acción primera de Dios. Gracia y paz funcionan como inclusión, es decir abren y cierran la carta, sellando su contenido.

2.2 Proemio: Acción de gracias e intercesión por Filemón (4-7)

La oración de Pablo por Filemón, hecha como acción de gracias e intercesión, transparenta la reputación pública de Filemón en la comunidad cristiana. Ella expresa tanto la convicción de Pablo respecto a la fe y el amor de Filemón en su relación con Dios y con los próximos (“santos”), como el pedido para que la comunión de fe se vuelva ”eficaz en el conocimiento de todo el bien que hay entre nosotros con Cristo”.

Los vv. 4 y 7 inician con palabras de una misma raíz griega: eucharisteo “agradezco”, “doy gracias”; charán écho “tengo alegría”. El motivo del agradecimiento y de la alegría de Pablo está en la manifestación concreta de la fe en Jesucristo, expresada y vivida en el amor (ágape) de Filemón que alivia y reanima “las entrañas” (splánchna) de los “santos”, es decir, de las personas que participan de la comunidad cristiana . Este concepto biológico tiene relevancia en la práctica de la fe. Se transforma en un símbolo que expresa la necesidad y la satisfacción material y psicológico-afectiva y emotiva de las personas. Esas personas testimonian respecto a la fe y al amor de Filemón, y Pablo dice que “oyó” el testimonio, tal vez a través de Onésimo. La fe y el amor son la base de la comunión (koinonia). Pablo intercede, por lo tanto, para que esa comunión se vuelva eficaz. La comunión envuelve todos los niveles de la vida, tanto espiritual como material: oración, celebración, compartir la Palabra y el pan. La comunión tiene reflejos en la vida personal y eclesial-social. El amor y la comunión son manifestaciones profundas de solidaridad que traspasan y transforman las relaciones.

Los versículos 4 al 7 forman un bloque maravillosamente acabado, que empuja la historia hacia adelante. Es un proemio bien reflexionado y estructurado, lingüísticamente bien articulado. Presenta los temas centrales que serán retomados en la argumentación de los próximos bloques. Así, las oraciones de pablo (4) encuentran su paralelo en las oraciones de la comunidad (22); el amor testimoniado por los “santos” (7) es desafiado a que se demuestre en relación a Onésimo como koinonon, “compañero” (17); así como las entrañas de los “santos” fueron aliviadas y reanimadas (7), así Pablo pide que Filemón alivie y reanime sus propias entrañas (20).

La oración de acción de gracias y de intercesión de Pablo deja transparentar que la reputación público-comunitaria de Filemón es buena. Los hechos argumentativos que son conocidos en este bloque, sin embargo, van a comprometer esa reputación de Filemón, creándose una expectativa, en el sentido de que Filemón corresponda positivamente a las apelaciones y a la propia imagen que se fue formando de él.

2.3 La parte central de la carta: La intercesión por Onésimo (8-20)

Este es el corazón, las entrañas de la carta. Aquí Pablo procura formular su pedido, profundizando y radicalizando lo que ya había expuesto en los versículos anteriores. Aquí se concretiza todo lo que quiere que sea realizado. La koinonia pulsa fuerte en cada palabra. El desafío está en establecer y crear la koinonia entre diferentes. Pablo describe su intento paso a paso, usando cada palabra para alcanzar el lugar y el efecto ciertos. No conseguiremos saber nada más de las cosas que allí estaban en juego, lo que allí estaba ocurriendo... sin embargo, quien recibió la carta, y la comunidad presente, ciertamente sabía de lo que se trataba.

La primera conjunción de la carta – Dio, “por eso” – encamina hacia el contenido central, profundizando y detallando lo que fue abordado anteriormente. Esa parte central puede ser subdividida en dos sub-unidades:
2.3.1 El juego de los opuestos permeado por la emoción (8-14)

La contraposición de realidades, de deseos y de situaciones marca estos versículos. Pablo introduce su petición, pero de tal manera que no la explicita claramente. Él solicita un favor para Onésimo (10), pero, ¿qué es lo que él quiere? Lo envía a Filemón (12) confesando que quería quedarse con él en la prisión (13).

Dos conceptos fuertes y orientadores son puestos al inicio y al final de esta parte. Se trata de la contraposición entre la parresía, “libertad” (8) y la anánque, “obligación” (14). Es en ese campo que se da el dilema. Pablo tiene conciencia de su autoridad apostólica para, en Cristo, ordenar lo que conviene. Tales argumentos y postura, sin embargo, resultarían en la obediencia de Filemón por obligación. El apóstol se siente reprimido. Él quiere el consentimiento de Filemón. Por eso, Pablo abdica de su autoridad apostólica y prefiere, por causa del amor, hacer un pedido. El versículo 10 introduce el motivo del dilema reprimido: Onésimo. A partir de ahora, Onésimo es el centro. En él se definirá la cualidad del amor-ágape y de la comunión de la fe, de “todo el bien que hay en nosotros, a través de Cristo”. Pero, al final ¿quién es Onésimo?

Pablo califica a Onésimo presentándolo a Filemón quien, de hecho, ya lo conoce. Los atributos que Pablo utiliza, sin embargo, son otros, distintos a los que conoce Filemón hasta entonces… Pablo, antes de mencionar a Onésimo por su nombre, lo llama “el hijo que yo engendré en la prisión”. El término téknon, “niño”, “hijo(a)” hace parte del vocabulario teológico de Pablo. Él demuestra que hace uso de la tradición judía, en la cual el maestro o rabino llama a sus discípulos así . Pablo no lo hace sólo con relación a Onésimo, sino también con las personas cristianas de Corinto (1Cor 4,14) y con Timoteo (1Cor 4,17). Si detrás de eso hay un reflejo de que esas personas fueron bautizadas por Pablo, como quieren algunos estudios , no lo sabemos (véase 1Cor 1,12-17). Por lo tanto, la primera relación que aparece entre Pablo y Onésimo es una metafórica relación de padre-hijo.

En el versículo 11, Pablo relaciona a Onésimo primero con Filemón y, entonces, con Filemón y consigo mismo. Elude al ‘valor del uso’ de Onésimo, subvirtiendo este valor: “antes él era inútil para ti: ahora es útil para ti y para mí” En este juego de palabras, común en la transacción de esclavos, conocido también en el mundo judío , se subvierte el valor de uso de Onésimo. El tiempo pasado está superado. Allí, entonces, Pablo llega a la cresta del texto: “El cual envió a ti, es decir desde mis entrañas” (12). La novedad está tanto en la afirmación del envío como en la identificación de Onésimo con los órganos vitales de Pablo. El verbo anapémpo significa “enviar” (Lc 23,7; Hch 25,21), pudiendo ser usado también en el sentido de ‘enviar de vuelta’, pero allí se refiere siempre a alguien que fue anteriormente enviado por quien ahora lo (la) recibe de vuelta (Lc 23,11.15; Flm 12; 1Clemente a los Corintios 65,1) . Esto significaría que Filemón habría enviado a su esclavo a Pablo, a fin de mandarle algo o de mantener contacto con él, como ocurrió en otras situaciones en las cuales Pablo u otras personas fueron aliviadas (anapáuo) . La constatación del envío (de vuelta) de alguien que se volvió vital para Pablo es seguido inmediatamente del pedido implícito y la insinuación de que Filemón está en deuda con él: “Yo quería conservarlo conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en la prisión (por causa) del evangelio (13). Sutilmente Pablo equipara a Filemón con Onésimo en la cuestión de la diaconía, que en la sociedad romana era el servicio prestado por las personas esclavas.

El final retoma el inicio, reafirmando que a Pablo le gustaría tener el consentimiento de Filemón para conservar a Onésimo consigo, consentimiento esto que presupone conocimiento de causa (gnóme-ginósko). Este sería el bien que Filemón puede hacer por Pablo. El deseo de Pablo es que ese bien sea hecho por libre voluntad y no po obligación.

Directamente Pablo no identifica la relación entre Filemón y Onésimo. Es, ciertamente, de subordinación, dado que Pablo necesita del consentimiento de Filemón. La segunda parte profundizará esta cuestión de las relaciones.

2.3.2 Compromiso en la solidaridad y radicalidad en la comunión (15-20)

Este es el ápice del texto. Muy bien formulado, compacto, complejo, cargado de sentido. El texto se va intensificando para, finalmente, elucidar cuestiones que antes no estaban muy claras: al final, ¿Quién es Onésimo? ¿Cuál es su situación? ¿Qué quiere Pablo?

El versículo 15 procura dar una justificación para el hecho de que Onésimo “fue separado” (chorídso) temporalmente de Filemón. No hay certeza, sino apenas una posibilidad expresada por el adverbio “tal vez”. Pablo quiere comprender y mostrar a Filemón que esta separación debe haber tenido una finalidad. Él la interpreta en un presente escatológico: “a fin de que lo recibas para siempre” (aiónion). Hasta aquí aún no es claro que es lo que pasó entre Onésimo y Filemón, entre Pablo y Onésimo. En la relación entre personas, el verbo chorídso comúnmente es usado para caracterizar la separación entre esposa y esposo (Mt 19,6; 1Cor 7,10.11.15), entre sacerdotes e pecadores (Heb 7,26) y, en este caso, entre Filemón y Onésimo. Este verbo expresa simplemente una separación espacio-temporal. Nada se dice sobre cómo ocurrió esta separación, ni sobre cuál fue el motivo. Nada indica que se esté hablando de una situación de fuga. Apenas sabemos que Onésimo fue separado por un tiempo: estuvo con Pablo en la cárcel, y Pablo lo envía (de regreso) a Filemón.

A partir del versículo 16 son presentadas algunas novedades relevantes:

  1. Solamente ahora se expresa que Onésimo es un doulos, “esclavo” (2 veces).
  2. En el corazón del texto, Pablo usa la conjunción adicional “sí” (17 y 18).
  3. Solamente aquí, Pablo hace uso de imperativos (17: proslaboú autón, “¡recíbelo!”; 18: élloga, “ponlo en mi cuenta”; 20: anapausón, “¡alivia!”, “¡reanima!”).

Por lo tanto, solamente ahora sabemos que Onésimo era esclavo. No se dice expresamente que era esclavo de Filemón. Esa relación de señor y esclavo, sin embargo, puede ser deducida principalmente de los versículos 13-14 y 17-18. Pablo articula un texto a partir de la prisión, dentro de la realidad del sistema esclavista romano. El texto es sufrido, como la misma situación que vive Pablo, pero es formulado con tal claridad que supera y derrumba todas las gradas, pues finalmente Pablo puede exteriorizar aquello que le retuerce las entrañas: “que lo recibas para siempre, ya no como esclavo, sino como algo más que esclavo, como hermano amado, especialmente por mí, pero mucho más por ti, tanto en la carne como en el Señor”. Este es el deseo de Pablo, expresado en esta escatología presente. ¡Se declara así la superación del sistema esclavista, a través del amor y de la fe en el Señor Jesucristo! La acogida de Onésimo debe ocurrir en la integridad de la koinonia, tanto a nivel socio-material, como espiritual. Filemón debe recibir a Onésimo como hermano amado, ya no más como esclavo. Si es hermano no es posible continuar como esclavo. Las categorías hermano-esclavo son incompatibles.

Pablo va a profundizar y concretizar su pedido a través de argumentos condicionales, ligados a la frase imperativa: “¡Si me tienes como koinonón/compañero, acógelo como a mí!” (17). El verbo proslambáno tiene el sentido de “acojo”, “acepto” en otros textos de Pablo y sobre Pablo (Rom 14,1; 15,7; Hch 28,2). En primer lugar, Pablo cuestiona la relación entre él y Filemón. Antes de actuar contra Onésimo, Filemón tendríá que confirmar o no su comunión con Pablo. Siendo su respuesta positiva, deberá acoger a Onésimo igualmente como koinonón. Caso contrario, prácticamente estará negando su comunión con Pablo. No hay término medio. Onésimo es la garantía, el testimonio de la comunión, de la relación entre Pablo y Filemón. En él se mostrará la eficacia de la koinonía (6), de esa relación religioso-social que no hace acepción entre personas.

La próxima frase condicional refuerza el pedido, entrando con argumentos que buscan reparar eventuales (¡!) pérdidas y daños económicos. Aquí no se dice que Onésimo perjudicó o causó daño a Filemón, ni que él deba alguna cosa. Pablo cuestiona esa posibilidad, intentando prevenirse también en ese sentido; “¡Sin embargo, si él te causó algún daño o deuda, ponlo en mi cuenta!” (18). El uso del verbo adikéo, “perjuicio”, “causo daño” tiene una connotación social y es usado varias veces en el Nuevo Testamento, también por Pablo, para indicar la práctica de la injusticia que afecta el derecho vigente, a través del daño o de la ofensa (Lc 10,19; Hch 7,26-27; 25,10; 1Cor 6,8; 2Cor 7,2; Gál 4,12!; Col 3,25). Fuera del Nuevo Testamento, también se usa este verbo en la Septuaginta (LXX), remitiendo siempre al sentido de actuar contra el derecho o costumbre, teniendo una connotación religioso-social de pecado, incluso cuando se trata de una ofensa personal. Las tentativas de visualizar cómo Onésimo pudo haber perjudicado a Filemón muestran el esfuerzo especulativo que deja como consecuencia una minimización, ridiculización y “satanización” del esclavo . Esta tendencia interpretativa se agrava en el abordaje y ‘concretización’ del verbo ofeilo, “debo”, en el cual se afirma que Onésimo, antes de fugar, habría robado dinero a Filemón, haciéndose deudor . Los textos que usan ese verbo, sin embargo, no tienen esa connotación, sino que se refieren siempre a deudas adquiridas, nunca a través del robo (por ejemplo Mt 6,12; Lc 11,4; Mt 18,23-35; Lc 7,41; Rom 15,27). También aquí, después de la conjunción condicional, Pablo continúa con un imperativo. Él ordena que Filemón ponga eventuales perjuicios y deudas en su propia cuenta. En el lenguaje profano del mundo del Nuevo Testamento, el verbo elloguein, “ponlo a mi cuenta”, “debito” es un término técnico usado en transacciones comerciales, lo que Pablo va a aplicar en la relación Filemón-Onésimo-Pablo . Este imperativo es testificado, como forma contractual, con las palabras: “yo, Pablo, escribí con mi mano, yo pagaré”. Es la firma y es el compromiso de deuda asumida. “Pagar” (apotínein), que aparece una sola vez (Flm 19) en el Nuevo Testamento, es tenido como un término técnico-jurídico para la cancelación de multas o indemnizaciones . El tono serio y legal de la primera parte del versículo agrava aún más la segunda parte: “... para que yo no te diga que también tú me debes a mí mismo”. El verbo prosofeilo, “debo (más)” también es un hapaxlegomenon; sólo aparece aquí en el Nuevo Testamento. Con eso, Pablo declara que Filemón tiene una deuda anterior con él mismo. También ese término es legal, técnico-financiero, pero transciende esa realidad . Sí Filemón es todo aquello que sobre él se testimonia en el proemio de la carta, eso él se lo debe a Pablo. Fue así como Onésimo fue convertido a la fe cristiana a través de la misión de Pablo. Él también es un “niño/hijo” de Pablo, así como lo es Onésimo. Pablo lo engendró, le dio un nuevo valor, una nueva cualidad de ser a través del Evangelio, de la gracia y de la paz de Jesucristo. En esto reside la deuda de Filemón con Pablo. La proporción de la deuda compromete la propia vida de Filemón. Él es deudor de sí mismo.
El versículo 20 encierra la parte principal. Introduciendo la frase con la partícula afirmativa “sin” y llamando a Filemón “hermano”, Pablo formula una vez más su pedido: “a través de ti yo podré recibir un beneficio en el Señor” . En 20b aparece nuevamente un imperativo: “¡alivia/reanima mis entrañas en Cristo”! Aquí se repiten las palabras centrales del versículo 7. El beneficiario, sin embargo, es el propio Pablo. En el versículo 20, Pablo pide algo para sí mismo. En el momento en que lo hace, sin embargo, radicaliza la intercesión en favor de Onésimo, aludiendo no sólo a los versículos 16-17, sino también al 13-14 y al mismo hecho de haber caracterizado a Onésimo como “su entraña” (12). El mayor beneficio que Pablo puede recibir es que Onésimo pueda continuar su diaconía junto a él. Es relevante observar el hecho de que solamente aquí Pablo vincula alguna referencia cristológica a su pedido, a su orden. La decisión de fe y la opción de Filemón será una acción realizada “en el Señor” y “en Cristo”, la cual se manifiesta en lo concreto y cotidiano de la vida de las personas. ¡Así, la comunión de fe se vuelve eficaz! Para Onésimo eso significa que no será más esclavo, sino hermano amado en todos los sentidos; para Pablo eso significa que tendrá un colaborador más en su trabajo misionero, convirtiéndose Onésimo en compañero de Pablo, de Filemón y de tantas mujeres y hombres. Filemón no pierde, ya que él y toda la iglesia tienen beneficio de esta situación cualitativamente nueva.

Toda la terminología jurídico-económica de este texto no permite espiritualizar los pedidos y las expectativas personales-comunitarias dirigidas a Filemón, pero remiten concretamente al ámbito económico de las relaciones sociales. La vinculación cristológica quiere que la vivencia de la fe no sea esotérica, sino con “el pie en la tierra”, es decir beneficio real y encarnado en la vida de quien sufre prisión en la cárcel y en la esclavitud.

2.4 El epílogo: confianza, obediencia y supervisión (21-22)

El versículo 21 comienza con un nuevo tono. Pablo dice que escribió esta carta porque tiene confianza (2Cor 1,15; Flm 2,24; Gál 5,10), tiene certeza de la “obediencia” (hypacoé) de Filemón. Mientras que en 8-9 Pablo desistía de la libertad/autoridad apostólica para ordenar, aquí presupone obediencia para todo lo que ha escrito. “Obediencia”, “obedecer”, es usado por el apóstol (Rom 10,16; 16-19; Flm 2,12; 2Tes 1,8; 3,14) y expresa siempre obediencia a la voluntad de Dios, al evangelio de Cristo, expuesto y manifestado a través del apóstol, en forma de exhortaciones, pedidos y doctrina. Es la obediencia de la fe (Rom 1,5) que se expresa concretamente. Quien no obedece a Dios, obedece a las pasiones de la carne (Rom 6,12) y sirve al pecado. No es posible obedecer a dos ámbitos, dos señores (Rom 6,16-18). Filemón está llamado a obedecer al Señor y a realizar aquello que fue expuesto por Pablo: acoger a Onésimo como hermano amado, romper lazos de esclavitud y completar la comunión de fe.

En 21b, Pablo expresa otra certeza: “sabiendo que también harás aún más de aquello que te digo”. ¿No sólo aceptación, sino liberación de Onésimo? ¿Acción no por consternación? ¿Ceder a Onésimo para el servicio misionero? Todo esto está implícito en las solicitudes de Pablo, y puede ser expresado, ahora, en este “más” . Existe una evidencia de que la carta de Pablo surtió efecto, ya que se encuentra en Col 4,7-9, escrita más tarde, donde Onésimo aparece exactamente en ese trabajo misionero. También el obispo de Éfeso, Onésimo, mencionado por Ignacio de Antioquia (Carta a los Efesios 1,3; 2,1; 6,2), es reconocido como el mismo Onésimo de Filemón. Klaus Wengst piensa que el mismo hecho de que la carta haya sobrevivido es un indicio fuerte de que Filemón sí liberó a Onésimo, atendiendo el pedido del apóstol Pablo, y que él ahora es compañero de Pablo en la misión.

En fin, Pablo no deja por menos. Más allá de presuponer obediencia y con eso recordar el compromiso evangélico de cumplir la voluntad de Dios, Pablo ordena (imperativo) que, simultáneamente a la realización de lo expuesto, Filemón le prepare un cuarto de huésped. Pablo espera salir de prisión en breve. Las oraciones a favor de su liberación son recordadas. El pedido de hospedaje para la visita apostólica solamente refuerza el pedido de realización de lo expuesto antes en la carta. Pablo quiere ver personalmente cuál fue la decisión y la reacción de Filemón con relación a Onésimo. Pablo quiere conferir y testimoniar la eficacia de la fe y de la comunión de amor-ágape-solidaridad.

A más de esto, hay que resaltar que Apia y Arquipo, así como la ‘iglesia doméstica’ sirven de testimonios de la reivindicación hecha por Pablo y de la actitud que será tomada por Filemón. Así, las cosas de la fe se vuelven acciones públicas.

3. Algunos cuestionamientos y desafíos

Es común que se afirme que Pablo, en esta carta, desista de usar su autoridad apostólica para interceder por Onésimo. Él opta por pedir en lugar de mandar u ordenar. Esto, ciertamente, se basa en los versículos 8 al 10. Sin embargo, no es toda la carta la que tiene ese tono. Nosotros hemos visto el uso de los imperativos y la mención explícita de la obediencia esperada, en la parte decisiva de la carta, Sabine Bieberstein y Norman R. Petersen hacen algunas consideraciones importantes sobre la cuestión argumentativa y las estructuras jerárquicas de la autoridad. Sabine Bieberstein llama la atención del hecho de que el argumento que traspasa la carta es del orden afectivo-emocional. Nos hace recordar que la presión emocional es una poderosa arma de dominación, normalmente usada contra niños/as, mujeres y en relaciones conyugales de dominación. Ella sostiene que en la carta, la terminología de dominación, la construcción de presión emocional y la creación de un público crítico es todo, menos ‘libre de dominación’[...] Para la nueva relación (entre Filemón y Onésimo), Pablo no ofrece ningún argumento objetivo, teológico o cristológico, como en Gál 3,26-29 o 1Cor 12,12-13. En vez de eso, él trabaja fuertemente a nivel emocional: Menciona su edad y su prisión (3 veces en v. 8-16), lo que vuelve difícil negarle su pedido. Compara a Onésimo con su propia persona, caracterizándolo como su propio ‘corazón’, su niño... .

Norman R. Petersen nos recuerda que Pablo se mueve dentro de la estructura social y legal de la esclavitud. Por un lado, la reivindicación de Pablo en el versículo 16 anula la función de señor y esclavo en la relación entre ambos, sin embargo en la relación de Pablo con ambos se revela una jerarquía estructural paterna (Onésimo) y apostólica (Filemón). Toda la carta revela una dialéctica entre estructura y anti-estructura, tanto a nivel social como eclesial .
Es bueno continuar reflexionando a partir de estos aspectos críticos que hemos levantado. Esto, sin embargo, no debe ofuscar la centralidad de la carta con relación a la comunión plena afectiva y efectiva entre los miembros no sólo de la iglesia ‘doméstica’ local, sino de toda la Iglesia de Jesucristo. Relaciones de dominación son incompatibles con la relación de solidaridad u de amor-ágape. Expresar eso no debió ser fácil para Pablo, dentro de sus enredos socio-afectivos. Debió ser mucho más difícil para Filemón, pues no sólo renunciaba a su dominio sobre Onésimo, sino que cambiaba toda su ideología con relación al sistema de dominación, como lo era la esclavitud en el imperio Romano.

Este cambio en relación al sistema de dominación sigue siendo una apelación, un desafío y una exigencia evangélica para nosotros. En la carta, el pedido se refiere a un hombre con respecto a otro hombre-esclavo. Sin embargo, este pedido puede y debe ser ampliado a todas las personas, niños/as, mujeres y hombres que viven bajo cualquier presión y sistema que los transforma en res, “cosas”, robándoles a ellos la dignidad de ser personas humanas, creaturas imagen y semejanza de Dios.

Apia, Arquipo y toda la ‘iglesia de la casa’ eran testimonio, abogados/as que defendían a Onésimo. Esto puede ser un desafío y una función muy actuales que podemos asumir nosotros con relación a tantas personas que se encuentran en situación de violación de sus derechos básicos de personas humanas, ¡incluso hoy!

REFERENCIAS
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STUHLMACHER, Peter. Der Brief an Philemon. Zürich: Benziger/Neukirchener Verlag, 1989. (Evangelisch-Katholischer Kommentar zum Neuen Testament, v. 18, 3.ed.)
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WENGST, Klaus. Der Brief an Philemon. Stuttgart: Kohlhammer, 2005. (Theologischer Kommentar zum Neuen Testament, v. 16).
WINTER, Sara C. Philemon. En: SCHÜSSLER FIORENZA, Elisabeth (Ed.). Searching the Scriptures. New York: Crossroad, 1994. p. 301-312.

Ivoni Richter Reimer
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Email: ivonirr@gmail.co

Estoy reaprovechando aquí mi texto sobre Filemón, publicado en RIBLA 28, con algunas actualizaciones bibliográficas. Desde entonces, no ha habido grandes novedades en la investigación bíblica e histórica de esta carta. Permanecen, pues, los principales enunciados que hice años atrás. Para quien necesite profundizar el estudio de la carta en algunos detalles temáticos o en distintas perspectivas, sugiero que lea todos los artículos publicados en RIBLA 28, cada uno rico en informaciones y presentación de fuentes y argumentos.

Los comentaristas llaman la atención sobre las semejanzas de contenido entre esta carta y la de Colosenses, incluso en los nombres de personas, como Pablo, Timoteo, Onésimo, Aristarco, Marcos, Epafras, Lucas, Demás y Arquipo. En mi opinión, sin embargo, hay marcadas diferencias en el tratamiento de la esclavitud, por ejemplo, donde Flm 15-16 preconiza una relación fraterna ‘en la carne y en el Señor’, Col 3,22 exige de los esclavos la ‘obediencia según la carne’; igual ocurre en Col 3,11 donde se insiste en la ‘igualdad ‘en Cristo’. Esto puede ser indicio del desarrollo de discusiones sociales y comunitarias con relación al tema y la progresiva cerrazón de la iglesia en la discusión sobre la ‘liberación’ de los esclavos.

Véase mayores argumentos y referencias en Peter Stuhlmacher, Der Brief na Philemon, p. 20-21. También Klaus Wengst, Der Brief an Philemon, 2005, p. 29, sustenta Colosas como lugar de la casa de Filemon y Éfeso como lugar de escritura de la carta, en los años 52-55.

Exposición detallada de la historia interpretativa, desde el siglo VI, en Stuhlmacher, p. 58-66.

Sobre esclavitud en el Imperio Romano, véase el artículo de Néstor Miguez en RIBLA 28 (1997) p. 90-99.

Comentarios sobre historia interpretativa y sus abusos, en Sara C. Winter, “Philemon”, 1994, p. 302, ejemplificándola con las luchas libertarias en los EUA; véase también Sabine Bieberstein, “Der Brief an Philemon”, 1998, p. 378-9.

Klaus Wengst (2005) también reflexiona que la mayoría de los argumentos hablan en favor de la hipótesis tradicional, de que aquí se trata de una fuga del esclavo (p. 32), pero él se distancia de la historia interpretativa en lo que respecto a la incriminación de Onésimo de robo con ocasión de la fuga (p. 33).

Sara C. Winter, p. 302-3.

Así también Klaus Wengst (2005, p. 67 y 72) reconoce que Pablo acepta las relaciones legales existentes, pero de forma sutil suplanta la relación señor-esclavo por la de hermano-hermano.

La estructura general consta en Anibal Cañaveral O., p. 32. El quiasmo fue presentado por Joel Antônio Ferreira, en una comunicación oral, en la Universidad Católica de Goiás, en 2006, y aquí yo lo he adaptado.

Esto, de hecho, es característico en las cartas auténticas de Pablo, excepto en la carta a los Romanos.

En la crítica textual se evidencia que algunos manuscritos tienen la necesidad de afirmar que Pablo es “apóstol” (mayúscula D y minúscula 629) y “siervo” (por ejemplo en las minúsculas 323, 945), subrayando así su autoridad apostólica.

En la transmisión de manuscritos, se percibe la importancia de resaltar que, igual que Filemón, Apia también es caracterizada como la “amada” (mayúscula D, Códice Laurense, texto mayoritario y algunas traducciones siríacas y saidicas), o la “amada hermana” (minúscula 629, algunas traducciones latinas y siríacas, así como por el padre de la iglesia Ambrosio [siglo IV]).

Eso ocurre desde la Antigüedad, a través del comentario de Teodoro de Mopsuestia (352-428) y hasta hoy. Véase, por ejemplo C.J. den Heyer, p. 137; Martin Weingaetner y Arzemiro Hoffmann, p. 70 (“tal vez sea su esposa”); S. Lègasse, p. 66, dice que Apia y Arquipo “pueden ser respectivamente la esposa y el hijo” de Filemón.

Eso hace parte del proceso de invisibilización de las mujeres por la historia interpretativa de textos que mencionan explícitamente a mujeres. Así lo hace, por ejemplo, José Comblin, p. 62.

Misóginos que presentan comentarios en forma de romance, donde Apia aparece como la esposa avarienta, mezquina y que dificulta la acogida de Onésimo como hermano: R. Baesler apud Martin Weingaertner y Arzemiro Hoffmann, p. 91-92, y todo el romance de J.F. Spiegel. Un estudio detallado de tales motivaciones y sus consecuencias es hecho por Martin Leutzsch, p. 76-78, resaltando, en tales afirmaciones nada exegéticas, la importancia de la “fantasía de hombres” acerca de mujeres, para que ellas sean sumisas en todos los niveles.

La mayúscula D, algunas traducciones latinas y el padre de la iglesia Ambrosio hacen un añadido, diciendo que Filemón es “hermano amado”.

Sobre el trabajo conjunto de mujeres y hombres en la misión, véase mis trabajos Vida de Mulheres (1995), principalmente p. 89-97; La economía de los ministerios eclesiales: un análisis de Romanos 16,1-16. Fragmentos de Cultura, Goiânia, v. 13, n. 5, p. 1079-1092, 2003.

Mayores detalles en mi libro Vida de Mulheres, principalmente p. 63-97, con literatura.

La palabra “santos” designa a las personas cristianas: Hch 9,13.32,41; 26,10; Rom 1,7; 1Cor 1,2 y muchos otros.

Véase comentario de STRACK/BILLERBECK, vol. 3, p. 341.

Así, por ejemplo, Sara C. Winter, p. 308.

STRACK/BILLERBECK, vol. 3, p. 341.

La exégesis tradicional traduce e interpreta este verbo en el sentido de que Pablo estaría mandando al fugitivo Onésimo de regreso a la casa de su señor. El texto no es tan claro. STRACK / BILLERBECK, vol. 3, p. 668-670, buscan argumentos en el texto talmúdico, y en su abordaje dejan claro el peligro de la especulación. También ellos trabajan con la hipótesis del esclavo fugitivo. En el estudio, sale a relucir toda una tradición judaica que se remonta a la Torá (Dt 23,15-16), donde se prohíbe mandar un esclavo fugitivo de regreso a su señor, y se exhorta a que se le dé asilo, abrigo o que se le enseñe la Torá. Contra toda esta serie de testimonios rabínicos recogidos por ellos (¡!), especulan, a partir de un único texto, que Pablo estaría usando la misma Halaká del rabino Chisna (siglo IV), a quien se le había fugado un esclavo de Babilonia, que fue hasta la tierra de los samaritanos, y él lo quería de vuelta, alegando que Dt 23,16 vale apenas para esclavos fugitivos en Israel. Onésimo se habría fugado del interior (¿Colosas?) yendo al exterior (Cesarea o Roma) de Israel y por eso, Pablo tenía que mandarlo de vuelta a Filemón.

Véase 1Cor 16,17-18 y la Primera Carta de Clemente a los Corintios 65,1. Mayores detalles en Sara C. Winter, p. 304-306.

En su estudio sobre el término adikós, Schrenk, p.161, nota 14, especula sobre los principales motivos expuestos, repetidos por comentarios y exégesis, afirmando que Onésimo causó perjuicio a Filemón “a través del robo, vagancia o no cumplimiento de trabajo”.

Véase, por ejemplo, Stuhlmacher, p. 49; Dibelius, p. 106; Spiegel, en varios momentos del romance. C. J. den Heyer, p. 139, alude al hecho de que Onésimo tuvo que haber sido un esclavo doméstico encargado de hacer las representaciones comerciales para su señor y que, en este trabajo, “entró en conflicto con Filemón, a propósito de asuntos financieros. Consecuentemente, terminó en la prisión de Éfeso. Y allí se encontró con Pablo”. Para Heyer, Onésimo no sería fugitivo, sino que estaría preso por haber robado.

Para la exegesis tradicional, con el uso de ese verbo Pablo estaría proponiendo una “reparación del perjuicio” causado por Onésimo a través de su fuga, acompañada de robo. Véase amanera de ejemplo Stuhlmacher, p. 49-50, seguido por muchos.

Así Martin Dibelius, p. 107; Peter Stuhlmacher, p. 50. Infelizmente los comentarios no arrojan ningún ejemplo del mundo jurídico contractual.

Existen papiros que usan prosofeilo siempre en el sentido técnico-legal y financiero, como muestra Stuhlmacher, p. 50, nota 125. En la observación de la crítica textual, la mayúscula D pone el añadido de que Filemón se debía “en Cristo” a si mismo, a Pablo.

Onaime/onimeni “recibir alegría, beneficio” está en el origen del nombre Onésimo; como verbo, es un término único en el Nuevo Testamento, pero usado varias veces por Ignacio de Antioquia: Carta a los Efesios 2,2: su compañero y diácono de la iglesia, Burro, tiene el beneficio/confortación de él en todas las cosas; Carta a los Magnesios 2,12, cuando estaba preso y esperaba beneficio; Carta a los Romanos 5,2; Carta a Policarpo 1,1 y 6,2.

Con el apoyo de la mayoría de los exegetas, como lo demuestra Peter Stuhlmacher, p. 53, con bibliografía.

Wengst, 2005, p. 44, remitiendo a Col 4,9.

Sabine Bieberstein, p. 676 e 680-1. La traducción es mía.

Norman R. Petersen, especialmente, p. 94-97, 104, 152-3.