domingo, 12 de agosto de 2012

Abre mis ojos


Pr Lic. Guillermo Sebastián Olivera





Sal 119:18  Abre mis ojos, y miraré. Las maravillas de tu ley.



La mayoría nos irritamos con las reglas, ya que pensamos que nos limitan para hacer lo que queremos. A primera vista, entonces, parece raro escuchar al salmista hablar de que se regocija en las leyes de Dios más que en las riquezas. Sin embargo, las leyes de Dios se dieron para librarnos, poder ser todo lo que El quiere que seamos. Nos limitan para no hacer cosas que nos incapacitarían e impedirían sacar de nosotros lo mejor. Las leyes de Dios son principios que nos ayudan a seguir en su camino y a no vagar en caminos que nos conduzcan a la destrucción.

El «siervo» que está al servicio de tan gran señor es un peregrino en demanda de asilo. Medita la ley ante Dios (nótese la presencia de los imperativos). En otros lugares del salterio se dice «no me ocultes tu rostro»; aquí, «no me ocultes tu ley», que es consejero íntimo como en Sal 16,7 lo es Dios. En este clima sereno se hacen presentes enemigos, arrogantes y murmuradores. El siervo reacciona meditando las órdenes divinas.

Hay cosas maravillosas en la Palabra de Dios. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”. En este Salmo, la palabra “ley” es “Tora” y significa “instrucción” o “enseñanza”. Hay cosas maravillosas en Su enseñanza. De hecho, son tan maravillosas que cuando os las veis de verdad, os cambian profundamente y os atribuyen poderes de santidad, amor y misiones (2 Corintios 3:18). Por lo cual, es imprescindible leer, conocer, meditar y aprender sobre la Palabra de Dios.

DESARROLLO

Aprendemos que nadie puede ver estas maravillas como son de verdad sin la ayuda sobrenatural de Dios. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”. Si Dios no nos abre los ojos, no veremos la maravilla de Su Palabra. No podemos ver la belleza espiritual por naturaleza. Cuando leemos la Biblia sin la ayuda de Dios, la gloria de Dios en sus enseñanzas y acontecimientos de la Biblia son como el sol que brilla en la cara de un ciego. Sí, se puede interpretar el significado básico, pero no se puede ver su maravilla, belleza y gloria que conquista vuestro corazón.

Aprendemos que debemos orar a Dios por la iluminación sobrenatural cuando leemos la Biblia. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”. Sin la iluminación misericordiosa de Dios no podemos ver la belleza espiritual y la maravilla de Dios en las enseñanzas y acontecimientos de la Biblia, por lo cual, la debemos solicitar a Dios. “Abre mis ojos".

No podemos estar sin Dios

El segundo elemento del texto es que no podemos ver de verdad estas maravillas en la Palabra sin la ayuda sobrenatural de Dios. ¿Por qué no? Nosotros somos caídos y corruptos, muertos en pecados y por lo tanto, somos ciegos, ignorantes y duros. Pablo nos describe así en Efesios 4:18 - estamos “entenebrecidos en [su] entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en [ellos], por la dureza de [su] corazón”. Moisés escribió del problema en Deuteronomio 29:2-4, “Y convocó Moisés a todo Israel y les dijo: Habéis visto todo lo que el SEÑOR hizo delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto. . . aquellas grandes señales y maravillas Pero hasta el día de hoy el SEÑOR no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír”. Ojo: Habéis visto. . . pero no podéis ver sin la ayuda sobrenatural de Dios. Entonces, eso es nuestra situación.

Estamos culpables, corruptos, duros, ignorantes y ciegos sin el trabajo de Dios en nuestras vidas para despertarnos, animarnos, ablandarnos, hacernos humilde, purificarnos y enseñarnos.

Nunca veremos la belleza de la realidad espiritual sin la iluminación de Dios. Si Dios no abre los ojos de nuestros corazones y si no nos da entendimiento espiritual, no podemos ver la maravilla y gloria de lo que nos enseña la Palabra. Hay que enseñar y aprender eso para que necesitemos Dios y para que tengamos hambre por el. Nos llevará a suplicar y gritar a Dios por su ayuda a leer la Biblia.

Necesitamos de la oración  a Dios para ver

Ahora abordamos el último punto: Si conocer y atesorar la verdad de la Palabra de Dios es imprescindible para ser santo, amoroso, maduro y divino, y si por naturaleza no podemos ver las maravillas de la Palabra de Dios y sentir la atracción de su gloria, estamos en una condición desesperada y necesitamos orar para que Dios nos ayude ver. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”.

La oración es imprescindible para la vida de un cristiano, ya que es la llave para abrir el poder de la Palabra en nuestras vidas. La gloria del Verbo es como el brillo del sol en la cara de un ciego a no ser que Dios abra nuestros ojos a esta gloria. Y si no vemos la gloria, no estaremos transformados (2 Corintios 3:18; Juan 17:17), y si no estamos transformados, no somos cristianos.

En Efesios 1:18 Pablo ora en la siguiente manera. Dice, “Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento. . ." Dicho de otra manera, “Os he enseñado estas cosas y las habéis recibido con sus sentidos externos, a menos que perciban su gloria con su sentido espiritual (“los ojos de vuestro corazón") no seréis transformados. (Ve Efesios 3:14-19; Colosenses 1:9, 3:16). Está escribiendo a Cristianos, por lo cual, muestra que necesitamos seguir orando por ojos espirituales hasta que lleguemos al cielo.

CONCLUSIÓN

Debemos ser gente que atesora la Palabra de Dios en nuestro corazón, pero más debemos ser creyentes que se dan cuenta que estamos separados de Dios y que El ha nombrado la oración cómo manera de ver la maravilla de su Palabra y así ser transformados. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”.

Vemos una respuesta a la pregunta en Salmo 119:147, “Me anticipo al alba y clamo; en tus palabras espero”. ¡Se levanta temprano! Eso es su primera prioridad. ¿Lo harías eso también?

Entonces abre mis ojos o Dios para ver tus maravillas!!!!

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