jueves, 3 de mayo de 2012

¿Vas a tenerme siempre olvidado?


¿Vas a tenerme siempre olvidado?



Pastor Lic. Guillermo Sebastián Olivera
Salmo 13:1 y 2 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?  ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? , ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma?,
 ¿Con tristezas en mi corazón cada día? , ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

INTRODUCCION

A veces basta hablar con un amigo sobre un problema para verlo en la perspectiva adecuada. En este salmo, la frase "hasta cuándo" aparece cuatro veces en los primeros dos versículos, indicando el desconsuelo profundo de David. David expresó sus sentimientos a Dios y encontró fortaleza. Al final de su oración, ya podía expresar esperanza y confianza en Dios. La oración es una forma en la que podemos expresar nuestros sentimientos y hablar con Dios de nuestros problemas. El nos ayuda a encontrar la perspectiva adecuada, y esto nos da paz.

Hay momentos en nuestra vida que sentimos que Dios nos ha abandonado, parece que Él ya no está más con nosotros. No eres la única persona que se ha sentido así, todos lo hemos vivido. Tal es así que el salmista David lo expresaba de esta forma:

"¡No me dejes solo! ¡Me encuentro muy angustiado, y nadie me brinda su ayuda!" Salmos 22:11

El cuidado amoroso de Dios no comienza el día que nacemos ni concluye el día que morimos, sino que va con nosotros desde antes de nacer y nos acompaña por el largo camino de la eternidad. La única ayuda segura que recibimos en la vida proviene de Dios, cuyo cuidado se prolonga más allá de la existencia terrenal. ¿Cómo puede una persona rechazar semejante amor?

 DESARROLLO

Con todo eso, David sabía que " Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará." Salmos 145:18-19

Él hace el bien a todos los hijos de los hombres; de manera especial a su pueblo. Muchos hijos de Dios que han estado a punto de caer en pecado, de caer en la desesperación, han saboreado su bondad que les impidió la caída, o que los recuperó rápidamente por su gracia y consolación. En cuanto a todos los que están cargados y trabajados por el peso del pecado, si van a Cristo por fe, los aliviará, los levantará.

Está preparado para oír y contestar las oraciones de su pueblo. Está presente en todo lugar, pero está cerca de ellos en forma especial, como no lo está de los demás. Está en sus corazones y ahí mora por fe y ellos viven en Él. Está cerca de los que le invocan, para ayudarles en tiempos de necesidad.

Esta cerca de ellos para que tengan lo que piden, y hallen lo que buscan si lo invocan de verdad y con sinceridad. Habiendo enseñado a los hombres a amar su nombre y sus santos caminos, Él los salvará de la destrucción de los impíos. Entonces, amemos su nombre y andemos en sus caminos mientras deseamos que toda carne bendiga su santo nombre por siempre jamás.

Recuerda que Jesús te prometió lo siguiente: "No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" Juan 14.18, Mateo 28.20

Ha resucitado, como dijo. Nunca pensemos que es raro lo que la palabra de Cristo nos ha dicho que esperemos; sean los sufrimientos de este tiempo presente o la gloria que va a ser revelada. Puede tener buen efecto en nosotros mirar por fe el lugar donde yace el Señor.

Id pronto. Fue bueno estar ahí, pero los siervos de Dios tienen asignada otra obra. La utilidad pública tiene prioridad sobre el placer de la comunión secreta con Dios. Decid a los discípulos que ellos pueden ser consolados en sus tristezas.

Cristo sabe donde habitan sus discípulos y los visitará. Él se manifestará, por gracia, aun a aquellos que están lejos de la abundancia de los medios de gracia.

El temor y el gozo unidos aceleraron su paso. Los discípulos de Cristo deben ser estimulados a darse a conocer mutuamente sus experiencias de comunión con su Señor, y deben contar a los demás lo que Dios ha hecho por sus almas.

 CONCLUSIÓN

Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,   Y se traspasen los montes al corazón del mar;" Salmos 46:1-2

Este salmo exhorta a esperar y confiar en Dios, su poder y providencia, y en la gracia de su presencia en su Iglesia en los peores momentos. Podemos aplicar esto a los enemigos espirituales, y tenemos el estímulo que seremos vencedores por medio de Cristo. Él es auxilio, el auxilio siempre presente, el auxilio pronto, alguien que se caracteriza por ser así: auxilio oportuno, amparo que siempre está cerca; no podemos desear algo mejor, ni hallaremos algo semejante en criatura alguna. Que las aguas turbulentas confundan a quienes edifican su confianza sobre un fundamento flotante; pero, no se alarmen los que son guiados a la Roca y en ella encuentran base firme.

Aquí hay gozo para la Iglesia aun en los tiempos penosos. El río alude a las gracias y consolaciones del Espíritu Santo que fluyen por todas las partes de la Iglesia, y alegra el corazón de cada creyente por medio de las sagradas ordenanzas de Dios.

Se promete que la Iglesia no será conmovida. Si Dios está en nuestros corazones, por su palabra que habita ricamente en nosotros, seremos establecidos, seremos ayudados; confiemos, y no tengamos miedo.

Hoy Dios dice: «Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación». Salmos 91:14-16

En esta sección Dios responde al salmista. La mejor oración no es un monólogo, sino aquella en que se establece un diálogo. Aunque al salmista (y al lector) no se le promete una total inmunidad contra las calamidades, el Señor le asegura que estará presente al lado de todos quienes lo invoquen y los librará y glorificará.

Así que en este día podemos decir con total seguridad: "Sólo Dios me da tranquilidad; sólo él me da confianza. Sólo él me da su protección, sólo él puede salvarme; ¡jamás seré derrotado! Dios es mi salvador; Dios esta conmigo, Dios siempre me acompaña, Dios siempre me cuida.

Dios es mi motivo de orgullo; me protege y me llena de fuerza. ¡Dios es mi refugio!" Salmos 62:5-7

El autor de este salmo es un mensajero de la confianza. El soliloquio de los versículos conduce a una doble interpelación: a los violentos, que además son mentirosos  y a quienes confían en el dinero. Tras una serie de imágenes, el poema presenta un tema metafísico: la contingencia del ser humano. Puede labrarse un poder, apoyándose en «la opresión» (11a), convirtiendo a los demás en plataforma para afianzarse: el robo, la riqueza, la mentira. Con ese poder conquistado arremeten contra los demás. Pues bien, todos los seres humanos, sean plebeyos o nobles, son una falacia. Todos juntos pesan menos que un soplo. El poder le pertenece a Dios en exclusiva. Sólo Él puede ser roca, alcázar y fortaleza, en la que apoyar la existencia el hombre. El ser humano tiene una disyuntiva: apoyarse en su «poder» o el poder divino, confiar en las riquezas o en Dios. Es imposible servir a Dios y al dinero.

“SOLO DEBEMOS SERVIR A DIOS NUESTRO SEÑOR Y DEPOSITAR TODA NUESTRA CONFIANZA SOLO EN ÉL Y PARA ÉL SEA TODA HONRA Y TODA GLORIA, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS”.


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