domingo, 27 de mayo de 2012

HECHOS CAP. 9 AL 12 (PARTE 4)


Los Hechos de los Apóstoles

Rev. Pieter J. Den Admirant: pastor misionero que trabajó Los Hechos de los Apóstoles por años en Chile

Hechos 9

El capítulo 9 trata principalmente de la conversión y el llamado del apóstol Pablo; no podemos aislar la conversión de su llamado. Lucas relata la historia de la conversión de Pablo para mostrar un nuevo paso en los `Hechos del Espíritu Santo'. Pablo es el apóstol de los gentiles. Después de Samaria, el evangelio extiende sus brazos lentamente hacia los gentiles; al primero que abraza es al eunuco de Sudán, luego a Cornelio. Así se realiza también en Antioquía y posteriormente, por la obra misionera de Pablo, toma un ritmo acelerado. La historia de la conversión y llamamiento de Pablo adquiere una posición clave en el libro de los Hechos.

1. (9,1-22). Saulo (su nombre arameo) despliega un empeño inmenso para destruir la iglesia, él desea detener su avance; pero lo que no sabe éste, es que Jesús ya lo ha reclutado en la eternidad para hacerlo instrumento suyo. Pablo, que se oponía tenazmente al evangelio de la gracia, ahora es convertido en un predicador de pura gracia, debido a la poderosa intervención del Señor. Saulo alimentaba su existencia respirando amenazas y muerte en contra de los discípulos del Señor; en su ciego afán pide cartas del sumo sacerdote para las sinagogas de Damasco, recibiendo la autoridad de actuar a nombre del sanedrín. Tan grande es su odio contra el evangelio que va realizar `un viaje anti-misionero'; su propósito será captar vidas para traerlas a Jerusalén en calidad de criminales, allí serían juzgadas; su deseo último es destruir a los que creen en Cristo. Lucas habla de hombres y mujeres de este `camino', indicando de esta manera el nuevo estilo de vivir, en estrecha comunión con el Señor.

El Señor, sin embargo, sale al encuentro del enemigo. De pronto, cerca de la ciudad Damasco, Pablo es rodeado por un resplandor de luz del cielo, es la santa luz del Señor. Evidentemente también vería en aquella luz la figura imponente del Señor Jesucristo. Tal es el impacto, que Saulo cae a tierra, y tendido en el suelo oye una voz que le dice: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Lo que Pablo está haciendo, no lo hace en contra de un grupo de personas que defienden sus ideales; no, es contra Jesús mismo. Las persecuciones de los creyentes directamente afectan al Señor, pues Él es la cabeza de su iglesia. Saulo tiene un encuentro con Jesús, pero no con el Jesús muerto (según era la propaganda de los líderes judíos), sino con el Jesús resucitado y glorificado por el Padre. Nuestro Señor muestra a Saulo que él no está persiguiendo a personas comunes, está persiguiéndolo a Él; de una sola vez desenmascara a Saulo, ¡su empeño por el Señor no da la impresión de ser su enemigo!, pero sí lo es: "Dura cosa te es dar coces contra el aguijón." Esta metáfora es tomada de animales de carga o de tiro que son levantados con un palo con punta flúida de acero contra la cual dan patadas. Así de vano es oponerse contra Jesús. Ahora ante la gloria del Señor se desvanece por completo la furia de Saulo; tembloroso y lleno de temor pregunta a Jesús: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" Por primera vez, Saulo no sabe qué hacer. El Señor exaltado es ahora su motivo principal. Saulo tiene que levantarse y entrar en la ciudad de Damasco. Las órdenes de los sumos sacerdotes son cambiadas por las de Jesús. Este encuentro de Saulo con Jesús fue tan personal, que los demás viajeros, acompañantes de Pablo, sólo oyeron algo, pero no vieron nada. Saulo levantándose no puede ver nada, pues se encuentra ciego. Este hecho sume en la debilidad y desamparo a Saulo. En su ceguera descubrió quién era en realidad ante el Señor. Durante tres días estuvo sin ver, además no comió ni bebió nada. Se desprende del v.11 que él estaba ayunando para concentrarse totalmente en la oración. Por primera vez Saulo estaba orando en dirección a Jesús. Sus oraciones antes no podían agradar al Señor, pues faltaba en ellas la humildad y el conocimiento de la gracia del Señor.

Al final de estos tres días el Señor obra a través de uno de sus siervos obedientes: Ananías. Las palabras de éste, "Heme aquí, Señor" lo demuestran claramente. Pero ahora, al enterarse que debe buscar a Saulo, el perseguidor implacable, se asusta demasiado en un principio se opone bastante contra el mandato de Cristo, pero luego que la situación es aclarada por el Señor obedece inmediatamente. Saulo, el perseguidor, parece ser el instrumento escogido por Dios para llevar el nombre del Señor Jesús a los gentiles, reyes y los hijos de Israel. Es una misión muy amplia la que el Señor, de pura gracia, concede a este hombre. Este servicio no es un empleo honorífico, sino una tarea en donde habrá mucho sufrimiento por el nombre de Jesús.

Ananías llega a la casa donde Saulo se encuentra y pone sobre él las manos; estas manos son utilizadas por el Señor para darle a Saulo la vista y el Espíritu Santo. Esa es la vida cristiana `normal': ser lleno del Espíritu, algo necesario para servir al Señor. En seguida unas escamas cayeron de los ojos de Saulo y éste fue sanado. Ya no vive en la oscuridad, sino en la luz de Jesús. Fue bautizado, indicando con ello la purificación de sus pecados y su integración en la iglesia del Señor, la misma que está compuesta de hombres que en otro tiempo él quería matar. En seguida el perseguidor de Cristo se convierte en un predicador de Cristo. Tan convencido está de la verdad de Cristo que no puede callarla; ahora la predica con gran fervor. Todos quienes oyen esto se asombran, no sabiendo lo que ha sucedido. La predicación de Saulo tiene un sólo tema (véase 1 Cor.1,23): Cristo. Pablo no va a predicar de su experiencia, sino de Cristo mismo.

* Contra Cristo se oponía Pablo, mas a Cristo encontró, y sólo a Él predicó. ¿Si hemos tenido un encuentro con el Señor, es nuestro mensaje cristo-céntrico?

2. (9,23-31) Resulta casi irónico observar que Saulo estuviera sometido a la misma hostilidad que él anteriormente infligía a otros. Los judíos resuelven matarle. Por esta razón huye, siendo ayudado por los creyentes, quienes durante la noche le bajaron por el muro en una canasta. Lucas no menciona el período que Saulo estuvo en Arabia, sobre lo cual el mismo apóstol habla en Gal. 1,17.

Una vez llegado a Jerusalén, Saulo encuentra que hay desconfianza hacia su persona de parte de los cristianos de ese lugar. Aparentemente los apóstoles no conocían en detalle los hechos acaecidos con Saulo en su camino a Damasco. Es muy probable que tengan miedo de ser engañados por Saulo, pensando que éste sólo fingía una conversión con el propósito de encarcelarlos después. Es Bernabé, un hombre de mucho amor, quien introduce a Saulo entre los apóstoles. ¿Es que acaso conocía mejor los hechos? ¿O tenía más confianza en lo que se decía con respecto a Saulo? ¿Estaba más abierto a lo que el Señor puede obrar? Al final, Saulo es aceptado en el círculo de los apóstoles. Cuando comienza a predicar a los griegos, también surge la resistencia contra su predicación; al igual que en Damasco, en Jerusalén también desean matarlo. Nuevamente, Saulo se ve obligado a huir; sin embargo, Lucas termina este pasaje con un sumario lleno de gozo y esperanza. Los ataques satánicos no podían impedir la paz interna de la iglesia, ni la edificación de ella. Hubo otro poder más poderoso, el del Espíritu Santo, quien trajo consuelo en medio de la aflicciones, produciendo un temor reverente hacia el Señor. El versículo 31 dice literalmente: "Las iglesias andando en el temor del Señor y en las consolaciones del Espíritu Santo, se acrecentaban". Las consolaciones tienen que ver tanto con la paz interior en medio de aflicciones, como con la aplicación de la obra del Señor Jesucristo en la vida de los creyentes. La verdadera consolación es conocer la gracia y el perdón de Dios. Nótese que en este versículo, Lucas relaciona el crecimiento de la iglesia con la reverencia y comunión que ésta tenía con el Señor.

* Las persecuciones llegaron para destruir a la iglesia, empero lo único que lograron fue hacerla crecer aún más en número, pero sobre todo en temor por el Señor.

3. (9,32-43) Lucas no aboca su interés en lo que sucede con cada uno de los apóstoles, sino que vuelca su atención al progreso del evangelio. En el presente pasaje prepara la historia con respecto a una nueva etapa en la predicación del evangelio a los gentiles (Hechos 10). Aquí también la extensión del reino de Dios es el tema principal; los versículos 35 y 42 así lo muestran: muchas almas se convierten al Señor.

Vemos a Pedro oficiando como inspector de las iglesias, pero con el propósito de fortalecer la fe de los nuevos creyentes (santos). A través del poder de Dios y del Señor Jesús (véase el v.34: "Eneas, Jesucristo te sana", y el v.40: "Pedro se puso de rodillas y oró") Eneas es sanado y Tabita (cuyo nombre en arameo es Dorcas= Gacela) es resucitada. Ella era una mujer llena de buenas obras; estas obras eran señales de la nueva vida obrada en ella por el Espíritu Santo; ésta ejercía un servicio práctico al Señor, sirviendo a sus hermanas en la fe. La resurrección de Tabita fue el eco de la propia resurrección de Cristo. Ambas intervenciones milagrosas del Señor (Tabita y Eneas) trajeron la conversión de muchas personas (comp. vv.35 y 42). Todo lo que Dios hace, tiene como propósito el crecimiento de su reino. Pedro se quedó muchos días en Jope en la casa de un cierto Simón, curtidor. Se consideraba este empleo de curtidor como algo despreciable, que hacía impura a la persona. De esta manera Lucas prepara la historia del capítulo diez, una historia bajo el gobierno de Dios.

* A través de innumerables signos Dios quiso fortalecer a su iglesia en el poder de la resurrección de Jesús; así ella creció. ¡Anhelemos el obrar del Señor en nuestros días!

Síntesis aplicativa de temas importantes

1a. Perseguir a la iglesia es enfrentarse en lucha directa con Jesús mismo.

Impulsado por su empeño religioso, Saulo se dirige a Damasco en su afán de encarcelar a todos los del "Camino". Pero, su viaje es cortado abruptamente; Jesucristo mismo, en su resplandor de gloria, aparece a Saulo, diciéndole: "¿Por qué me persigues?" ¡Qué errado estaba Saulo!, creía perseguir a un grupo de fanáticos, pero lo que estaba haciendo era nada menos que perseguir a Jesucristo. Es una fuente de gran consolación saber que Jesús se identifica plenamente con su iglesia.

1b. Una verdadera conversión debe llevarnos a reconocer el señorío de Cristo sobre nuestras vidas.

Sólo en la soberanía de Dios puede ocurrir lo que pasó con Saulo en su conversión. Este hombre que vino para apresar, al final se vió apresado por el Señor para ser su siervo. Lo cierto es que tarde o temprano una verdadera conversión desembocará en una comprensión más profunda de la persona de Jesús y hacia una vida que sólo concibe la dicha bajo el dominio del Señor en fe y en obediencia. "¿Qué quieres que yo haga?", debe ser la interrogante que debe nacer en todo verdadero creyente ante la majestad de Dios. Además, en la conversión uno se ve como realmente es: un pecador sin méritos.

1c. Una de las evidencias de un hombre lleno del Espíritu Santo es su deseo de conducir a otros hacia una encuentro personal con Jesús.

Saulo fue lleno del Espíritu (v.17) y en seguida se entregó por entero a la predicación de Cristo. Lamentablemente muchos entienden el ser llenos del Espíritu Santo tan sólo como una `experiencia' personal. El libro de Hechos siempre acompaña el bautismo del Espíritu Santo con un genuino cambio de vida y un anhelo por predicar la Palabra de Dios a otros.

1d. La predicación siempre ha de ser cristocéntrica.

No debe estar enfocada en la experiencia del hombre, por muy hermosa que sea, sino en la obra salvífica de nuestro Señor Jesucristo. Nuestra experiencia de conversión proclama los hechos redentivos de Dios en nuestras vidas, pero nunca debe tomar el lugar de la predicación. Puede ser edificante hablar de nuestra experiencia en la fe, pero sólo la predicación de Cristo conduce a ella.

2a. Como predicadores del evangelio no debemos exponernos innecesariamente en peligros que atentan contra nuestra integridad física.

Vemos en el libro de Hechos que los creyentes tuvieron que sufrir y algunos hasta morir por la causa de Cristo, pero también nos enseña que si al creyente (como a Pablo) le era posible evitar el peligro, lo hacía. Evitar el peligro no significa falta de valentía, sino la oportunidad para seguir sirviendo a Dios en otros lugares.

2b. El verdadero crecimiento de la iglesia se basa en el temor del Señor.

Hoy en día se habla mucho acerca de cuáles son los mejores métodos para hacer crecer numéricamente a una iglesia local, y la verdad que muchos de ellos parecen ser muy efectivos. Pero el gran peligro de todo esto es que podemos concentrarnos sólo en los métodos, olvidando el patrón bíblico de crecimiento que regía en la primera iglesia. De ella se nos dice que andaba en el temor del Señor, y de esta manera crecía, pero fortalecida en el Espíritu Santo. Si queremos ver una iglesia realmente saludable, entonces debemos entregarnos al temor de Dios, contemplando su grandeza, santidad y misericordia. Una iglesia así, tendrá fuerza de atracción.

3. Las curaciones y milagros son señales soberanas de la presencia de Jesús; pero al mismo tiempo demandan fe y conversión al Señor.

Tanto Eneas como Dorcas fueron tocados por el poder de Dios, Uno fue sanado y la otra resucitada de los muertos. Pero en ambos vemos que la intervención sobrenatural y soberana de Dios llevó a los hombres a creer en Cristo (vv.35 y 42). ¿Se aprovechan las intervenciones milagrosas para conducir a los hombres a Cristo, o para anunciarse como ministros de éxito?

Hechos 10

1. (10,1-16) En los capítulos 10 y 11 oímos de una nueva etapa de la obra del Espíritu Santo. El evangelio es predicado a los gentiles. En el capítulo ocho se nos informó de la conversión del funcionario etíope, una conversión que, casi diríamos, era una excepción. Ahora leemos que los gentiles en general reciben la palabra de Dios. Sin embargo, para la realización de esta nueva etapa fue necesaria una intervención más especial de parte del Espíritu para eliminar los prejuicios relativos a la predicación del evangelio a los gentiles.

En Hechos 10 vemos cómo Dios obra tanto en Pedro como en Cornelio. Este último era un `centurión', un jefe del ejército romano que estaba a cargo de 100 soldados. Este hombre era parte de una `compañía' formada por setecientos militares. La compañía de este relato se llamaba `la Italiana', ya que la componían romanos puestos en libertad. El centurión Cornelio se encontraba en Cesarea, una ciudad romana del mar mediterráneo, construída por Herodes el grande. Este centurión era un hombre piadoso y temeroso de Dios, puesto que se había convertido a la fe judía, reconociendo al Dios de Israel. [2] Éste no sólo se convirtió a la fe judía, sino que además tenía respeto verdadero por Dios, guardando sus mandamientos y haciendo el bien. Su piedad no se reveló sólo a través de limosnas, también se dio a conocer mediante sus oraciones diarias, según los tiempos fijados para la oración en la liturgia judía. Toda su familia vivía bajo la influencia de la fe. Esta expresión de reverencia es notable teniendo presente que se trata de un gentil.

Estando en sus oraciones a la hora novena, a las tres de la tarde, un ángel de Dios se le aparece a través de una visión; la presencia de este ángel sobrecoge de temor a Cornelio; sus palabras, "¿qué es, Señor?", expresan su reverencia. La respuesta: "Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios", indican que al Señor le agradó el amor que este hombre profesaba a Él como a su prójimo. El ángel le da la orden de enviar hombres a Jope para ir en busca de Simón Pedro. El centurión, acostumbrado a dar órdenes, ahora es él quien de inmediato obedece al mandato del ángel, esperando las bendiciones del Señor por medio de la visita del todavía desconocido Pedro. Envía a dos de sus criados y a un devoto soldado quien también creía en Dios.

El plan de Dios es maravilloso y tiene lugar a la hora que corresponde. Cuando los siervos del centurión se acercaban a la ciudad de Jope, Pedro había subido a la azotea para orar. Es notable la cantidad de veces que Lucas resalta la importancia de la oración. Dios utiliza la oración no sólo como instrumento para comunicarle cosas a Él, sino también como mecanismo para revelar su santa voluntad (véase también 1,14; 2,42; 4,24 y 31; 6,4 y 6; 9,10 y 11; 12,12; 13,2 y 3). Al orar Pedro, Dios le revela algo a través de un éxtasis, que no era una visión pero que de igual manera era un asunto sobrenatural. Pedro puede observar algo como un gran lienzo, descendiendo desde el cielo, el cual bajado a tierra mostraba estar lleno de animales ceremonialmente inmundos. Pedro escucha una voz celestial que le da la orden de levantarse, matar y comer de estos animales. Pedro no puede aceptar esta orden, pues de hacerlo infringía el mandamiento de Dios estipulado en Levítico 11 y Deuteronomio 14. Pero la voz celestial se lo ordena nuevamente, ya que Dios ha destruído los muros de separación. Es decir, el pueblo de Dios desde ahora puede servirle a Él con madurez y en libertad. A la vez, Dios muestra que ha derribado el muro de separación entre su pueblo y los gentiles: el evangelio está destinado también a ellos. De este modo, el Señor prepara el corazón de Pedro para que esté dispuesto a predicar el evangelio en la casa de Cornelio. Aunque los discípulos habían recibido de Cristo la orden de predicar el evangelio a todas las naciones (Mateo 28), la disposición para hacerlo debía crecer para ponerla en práctica. Dios tuvo que quitar muchos prejuicios (por ejemplo la de entrar en la casa de un gentil), y por eso se repite la misma cosa tres veces (v.16), a fin de que sea notorio para Pedro por qué camino debe andar.

* Es necesario que adoremos la providencia de Dios y su amor por todo el mundo. Su corazón es mucho más grande que el nuestro.

2. (10,17-48) Es por la providencia divina que cuando Pedro se pregunta cuál será el significado de la visión, que precisamente en ese mismo momento vienen los hombres enviados por Cornelio a buscarle. Al pensar en el significado de la visión, el Espíritu le ordena ir con los hombres. Pedro no recibe una explicación directa de la visión, pero sí se le da a conocer su significado a través de una orden práctica. Los hombres a su vez le cuentan que están en aquel lugar debido a que un ángel habló con Cornelio; le cuentan que este hombre es temeroso de Dios y con un buen testimonio en toda la nación de los judíos, para así granjearse el respeto de Pedro el apóstol de los judíos. Pedro convencido de que la mano del Señor guía todos estos acontecimientos, los recibe y hospeda; él está resuelto a obedecer a la dirección de Dios. Al día siguiente, Pedro se fue con ellos acompañado por 6 hermanos de Jope (según Hechos 11,12); estos hermanos serán testigos de las maravillas del Señor en la casa de Cornelio. Mientras tanto, Cornelio había preparado su casa e invitado a parientes y amigos íntimos a estar con él y escuchar las palabras de Pedro. Cuando Pedro llegó a Cesarea, Cornelio le recibe casi con adoración divina, la que Pedro rechaza inmediatamente. Pedro encuentra un buen grupo de gente para dirigir el primer `culto familiar' en la casa de un gentil. Explica que lo que ahora sucede es poco común para un judío, pero que Dios mismo le ha mostrado que el muro invisible entre judíos y gentiles fue quitado y que por lo tanto debió obedecer al llamado de Dios sin replicar. El apóstol pregunta el motivo por el cual le han hecho venir. Las palabras de Pedro están llenas de respeto y muestran su convicción de que ha llegado una nueva etapa e iniciado una nueva hermandad. Cornelio cuenta lo que ha ocurrido, diciendo que él tuvo una visión, que fue en respuesta a sus oraciones y limosnas. Ahora él tiene altas expectativas de lo que Pedro va a decir, porque se da cuenta que todos se encuentran en un momento santo, delante del Señor, para oír las enseñanzas sagradas de la boca de uno de sus siervos. Reconoce la autoridad de Pedro, pues sabe que éste es el vocero de la Palabra de Dios.

Pedro se asombra de la forma en la que Dios actúa; ahora entiende lo que significa que no haya acepción de personas para Él. Estas palabras se aplican también a los gentiles y no sólo al pueblo de Israel. Para Dios no hay preferencia: su elección depende de su pura gracia y no de los méritos de Israel. Ahora, Pedro comienza a predicar. En su predicación nos enteramos de los siguientes puntos:

1. Dios ha enviado el mensaje de la Palabra a la casa de Israel para anunciar paz a través de la salvación en Jesucristo. Sus mensajes fueron enviados primeramente al pueblo de su pacto. Esto, empero, no significa que Dios olvida a los demás. Por el contrario, Jesús es el Señor de todos. Su obra salvífica tiene significado para todo el mundo. Judíos y gentiles pueden recibir la salvación a través de Él.

2. Pedro relata lo que históricamente sucedió con Jesús: el bautismo por Juan, el ungimiento con el Espíritu Santo y poder, y su actuar, haciendo el bien y sanando a la gente, liberando a los endemoniados. Los apóstoles eran testigos oculares de todo lo que había acontecido con Jesús, hasta su muerte en la cruz. Empero, para evitar un malentendido todo deben saber que Dios levantó a Jesús de la muerte, quien se reveló posteriormente a sus discípulos en su resurrección, no a todos, sino únicamente a los testigos más íntimos.

3. Pedro menciona que el contenido de la predicación fue ordenado por Cristo mismo: Dios ha establecido que Jesús sea el Juez de vivos y de muertos. Por otro lado, también es el Salvador de los pecados de todos aquellos que ahora mismo ponen su confianza en Él.

La predicación de Pedro, entonces, se concentra en la obra salvadora de Cristo y en la necesidad de creer en Él; el Salvador es también el Juez. Mediante esta predicación, Dios obró grandemente, de tal manera que el Espíritu Santo cayó sobre todos los oyentes. De ninguna manera nadie podía impedir el agua para el bautismo.

* Dios es en Jesucristo un Dios de salvación para todos los que depositan su fe en Él.

Síntesis aplicativa de temas importantes

1a. Es Dios quien prepara el corazón de los hombres para recibir el mensaje del evangelio.

Cornelio era un gentil, que compartía la fe de la esperanza de los judíos. Éste abundaba en muchas limosnas; era piadoso y temeroso de Dios. Este pasaje nos enseña dos cosas: (1) Es Dios quien soberanamente fija sus ojos en Cornelio; (2) la vida piadosa alcanza su propósito sólo por medio del conocimiento de Cristo. No existe duda que Dios miró la vida de piedad de Cornelio, mas no olvidemos (para no caer en salvación por obras) que desde un principio era el plan del Señor llevar el evangelio a los gentiles. Así que Dios mismo estaba tomando la iniciativa en el cumplimiento de su mandato.

1b. Tal vez pensemos que somos más misericordiosos que Dios.

Es todo lo contrario: es Dios quien nos convence de su inmenso amor hacia aquellos en quienes nunca hemos pensado. Si existen todavía grupos no alcanzados (extranjeros dentro nuestro país, o tribus poco conocidas), busquemos el rostro del Señor para que Él nos muestre la forma en que podemos actuar. Él es quien abre la puerta de la predicación a los gentiles. A los creyentes judíos les costó entender que los gentiles también podían ser partícipes de la gracia del Señor. Por esta razón Dios interviene a través de una visión para mostrarle a Pedro que la categoría de inmundo que los judíos tenían para referirse a los gentiles era inconsecuente con el plan salvífico de Dios en Jesús. Fue el Señor quien rompió con el prejuicio, y Él mismo nos dice hoy que aun las personas que consideramos no dignas de Dios pueden llegar a ser sus hijos. Seamos sensibles al Señor, y esperemos ser dirigidos por Él en la proclamación del evangelio a personas que se hallan preparadas por el Espíritu Santo.

2a. Los ministros del Señor por ningún motivo pueden permitir la reverencia divina de los hombres hacia ellos.

Al parecer Cornelio seguía influenciado por su cultura pagana que rinde adoración a los hombres. Tal era su expectación de la venida de Pedro que al verlo corrió a recibirle, y llegando a él se postró a sus pies para adorarlo. Cornelio tenía mucho que aprender del camino de salvación. Es Pedro quien le vuelve a la realidad, diciéndole que él (Pedro) es tan sólo un hombre como todos. La actitud de Cornelio se la puede encontrar en ciertos sectores religiosos en donde la figura del pastor es elevada a alturas casi divinas; lo más triste de todo esto es que hay quienes se aprovechan de esta ignorancia para abusar de la buena voluntad de la gente, que nunca pondrá en tela de su juicio lo que el `ungido de Dios' dice.

2b. Cornelio expresó la actitud que siempre debemos tener cuando escuchamos la Palabra de Dios.

Este gentil es un ejemplo de una actitud muy reverente hacia la Palabra de Dios. Es probable que nosotros por estar tan acostumbrados a escuchar la Palabra de Dios mostremos muy poca reverencia hacia ella. ¡Cambiemos de inmediato esta actitud irreverente!

2c. El mensaje del evangelio debe ser claro; mostrar a los hombres que Jesús es el Señor y que sólo en Él hay perdón de pecados.

El libro de los Hechos nos entrega mucha información acerca de la predicación que realizaba la primera iglesia. En su proclama era totalmente cristo-céntrica, llamando a la gente al arrepentimiento. Por ejemplo en el sermón de Pedro en casa de Cornelio tenemos un modelo para predicar el evangelio; en él encontramos lo siguiente:

a. Dios actúa primeramente en Israel, con su mensaje de paz por medio de Jesús.

b. Dios capacitó a Jesús para traer restauración de vida.

c. Los hombres al final le matan en la cruz del Calvario.

d. Dios levantó de los muertos a Jesús al tercer día.

e. La resurrección de Jesús es un hecho histórico innegable.

f. Dios ha constituído a Jesús como Juez de vivos y de muertos.

g. Sólo por medio de Jesús se recibe el perdón de pecados.

2d. Notemos la estrecha relación entre la predicación del evangelio y la obra del Espíritu Santo.

Su obra mayor es conceder la fe en Jesús.

Mientras las personas en casa de Cornelio escuchaban la Palabra de Dios, el Espíritu Santo obró en sus vidas. Dios concede el mismo don a los gentiles como a los judíos.

Hechos 11

1. (11,1-18) En este pasaje vemos cómo Pedro se justifica ante los hermanos de Jerusalén por haber entrado en la casa de un gentil. Los judíos pensaban que tal proceder implicaba una contaminación para su vida, ya que tal comunión con los gentiles estaba prohibida, a menos que ellos se hayan circuncidado y aceptado la ley de Dios. Lo que Pedro ha hecho tiene consecuencias: ¿dónde queda ahora la separación entre los judíos, el pueblo de Dios y los gentiles? Este pasaje hace evidente la transición del evangelio a los gentiles; y nos dice además que el evangelio no hace ninguna diferencia entre judíos y gentiles. La muerte y resurrección de Jesús están destinadas para ambos. Costó mucho que la iglesia primitiva entendiera la manera en que Dios estaba extendiendo su reino.

En la aclaración de los hechos por parte de Pedro se destaca dos cosas importantes:

a. Pedro simplemente cedió ante las fuerzas superiores de Dios. El Señor intervino en su vida y le convenció de lo que debía hacer. Esto se esclarece aún más, sabiendo que al mismo tiempo Dios obró en Cornelio. Pedro no actuó por su propia iniciativa, sino por orden de Dios.

b. Pedro no pudo actuar de otra manera, ya que el mismo Dios derramó su Espíritu sobre la casa de Cornelio. ¿Quién pudiera entonces negarse a bautizar con agua a aquellos que habían sido bautizados con el Espíritu Santo?

Del relato de Pedro dos cosas nos llaman la atención:

1. Nos enteramos mediante la defensa de Pedro, que el ángel había dicho algo más a Cornelio de lo que leemos en el cap. 10: que Pedro hablaría palabras por las cuales ellos serían salvos. Es por tanto la Palabra de Dios la que nos salva. Esto significa que el evangelio nos revela el amor de Dios, que es amor salvador para aquellos que creen.

2. El Espíritu Santo no vino después de un tiempo, como ocurrió en Samaria, sino inmediatamente, durante el sermón de Pedro. Tampoco vino a través de la imposición de las manos, sino escuchando la Palabra, sin la intervención de nadie, es decir: en forma soberana.

Podemos decir que el que los gentiles hayan recibido el Espíritu Santo en la misma forma que lo recibieron los creyentes en Pentecostés en Hechos 2 (comp. 10,44.47) no significa que sea una repetición de Pentecostés, sino una extensión. Lo que ocurrió en la casa de Cornelio es el cumplimiento de la promesa de Hechos 1,5. Ahora Pedro concluye diciendo que si Dios obra en los gentiles tan visible y notablemente, nadie puede impedir sobre ellos el bautismo de agua. Si Dios ha dado la gracia interior, ¿quién podría negar la señal exterior de su gracia? A través de esta explicación la oposición inicial se convierte en adoración a Dios. La iglesia primitiva no pudo negar la obra de Dios y la grandeza de su gracia: la conversión estaba destinada también para los gentiles.

* La obra de Dios no tiene límites. No son los hombres, en primer lugar, los que tienen el deseo de entregar el evangelio, sino Dios mismo.

2. (11,19-24) El libro de los Hechos habla de la extensión del evangelio (según 1,8). Lucas, en cada ocasión, agrega un elemento nuevo. Hay un caminar en dirección a los gentiles, pero éste comienza lentamente: primeramente una persona (el eunuco, Hechos 8); luego una casa (de Cornelio). En ambos casos el evangelio es predicado por orden expresa de Dios. En este pasaje por primera vez oímos que el evangelio es predicado voluntariamente a los gentiles. Lo que sucede aquí es la base de la obra misionera de Pablo y Bernabé (el cap. 13).

El versículo 19 vuelve a 8,4. Nuevamente oímos que la persecución fue el instrumento por el cual el evangelio fue predicado fuera de los límites de Jerusalén, pero ahora en regiones aún más lejanas: Fenicia, Chipre y Antioquía. Fenicia es una región más al norte de Cesarea; Chipre, una isla en el mar Mediterráneo. Un activo comercio subsistía entre Fenicia y Chipre. Antioquía (que no hay que confundir con la Antioquía del cap. 13,14) se hallaba cerca del extremo nordeste del mar Mediterráneo. En ella había una colonia grande de judíos, y muchos prosélitos (gentiles convertidos a la religión judía).

En primera instancia el evangelio es predicado sólo a los judíos, pero más tarde, una vez que los llegados al lugar se hubieron acostumbrados a vivir entre los gentiles, es predicado más específicamente a los griegos. Nótese que éstos no eran apóstoles, sino sólo "voluntarios" que predicaban en el nombre del Señor. Aunque fue su propia iniciativa, la verdad es que la mano del Señor estaba con ellos. En otras palabras: nadie puede oponerse a lo que ellos estaban haciendo. Por medio de la predicación de estos hermanos muchos se convirtieron realmente al Señor.

Como en Hechos 8,14 y 11,1, la Iglesia madre se entera de lo que ha sucedido en Antioquía y envía a uno de sus representantes para que lo averigüe. En su sabiduría comisionan a Bernabé para esta tarea. Este hermano era natural de esta región (era de Chipre), y, por lo tanto, disponía de ciertas condiciones apropiadas para la misión encomendada. Empero, lo más importante es que Bernabé era un varón "bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe" (v.24). El juicio de Bernabé no se basó en una comprensión humana, sino en fundamentos bíblicos. Esto se ve claramente en el v.23, en donde se nos dice que Bernabé vio la gracia del Señor, es decir: la obra del Espíritu Santo en la vida de los recién convertidos, lo cual nació de la gracia y bondad de Dios. Por tanto el criterio para juzgar algo siempre ha de ser conforme a la obra de Dios, o sea: si la mano de Dios es visible en la conversión de los gentiles, aunque existan diferencias en la forma de expresar su fe (por ejemplo, sin mantener las leyes rituales del pueblo judío). Bernabé se recocijó al ver que los nuevos convertidos andaban según la nueva vida impartida por el Espíritu de Cristo. Ahora les exhorta "a que con propósito de corazón permanezcan fieles al Señor". Literalmente el texto dice: "quedarse con el Señor", es decir, no abandonar la fe, sino perseverar en ella; no rechazar al Señor, sino serle fiel con una decisión firme que nace del corazón, que dice: "Mi corazón te elige a tí, porque tú me elegiste a mí". Una gran multitud fue agregada al Señor (véase con respecto a esta expresión Hechos 2,47). La obra misionera tiene dos aspectos trascendentales: primeramente guiar a los hombres a Cristo y luego discipularlos.

* Confiar en el Señor es el primer paso en la fe, serle fieles es el segundo. Regocijémonos al ver la obra del Señor en otros creyentes. Exhortémoslos a ser fieles.

3. (11,25-30) Lo que Lucas nos menciona en estos versículos es el comienzo del nuevo contacto que hubo entre Bernabé y Pablo, contacto que unifica a estos hermanos en la obra misionera. Bernabé fue en busca de Pablo, ya que necesitaba de él para que le ayudara en Antioquía, pues se da cuenta de que hubo un gran despliegue de evangelismo que necesitaba de cuidado en aquella ciudad. De modo que durante un año trabajaron juntos, enseñando a muchos. En esta ciudad por primera vez llaman a los seguidores de Cristo `cristianos'. No es necesario discutir si esta designación fue utilizada como término peyorativo o como nombre honorífico, aunque precisamente fue en este último sentido que se usó en la iglesia posterior. A pesar de que podríamos decir que los no creyentes usaron este término no en sentido honorífico, lo cierto es que se dieron cuenta de que aquellas personas estaban llenas de Cristo a quien predicaban (los creyentes judíos en tanto fueron llamados `nazarenos'). Tanto sus vidas como sus palabras reflejaban a Cristo. Ahora, después de Bernabé, descienden unos profetas de Jerusalén a Antioquía. Los profetas en el N.T son personas que dan exhortaciones o palabras de sabiduría inspiradas por el Espíritu Santo, y de vez en cuando también predecían eventos futuros. Uno de ellos, Agabo, predice una gran hambruna en todo la tierra (es decir, en todo el Imperio Romano). La naciente iglesia de Antioquía responde a esta profecía al enviar socorro (consistente en dinero) a la iglesia de Jerusalén, mostrando así el amor que tenía por la iglesia madre. Los encargados de hacer llegar esta ayuda económica son Bernabé y Saulo. Esta fue la segunda visita de Pablo a Jerusalén después de su conversión. Finalmente el donativo es entregado a los ancianos de Jerusalén. Aquí nada se dice de los apóstoles. Probablemente ya no vivían en Jerusalén a raíz de los peligros que allí habían experimentado.

* ¿Puede el mundo ver reflejado en nosotros al Señor Jesucristo?

Síntesis aplicativa de temas importantes

1a. La salvación de los pecadores debe llevarnos a adorar a Dios por su gran misericordia.

Una vez que Pedro volvió a Jerusalén tuvo que verse enfrentado a diversas críticas por haber entrado en la casa de un gentil, haciéndose impuro (según la ley judía). Pero antes que los ánimos se enardecieran, Pedro comienza a relatar lo sucedido, y cómo la mano de Dios estaba en todo este asunto. Luego de terminadas sus palabras, los que estaban allí comienzan a glorificar al Señor por haber concedido arrepentimiento para vida (eterna) también a los gentiles. Esto es gracia , favor inmerecido. La verdad es que nadie merece la salvación, ella nace únicamente de la voluntad de Dios; lo que justamente merecemos por nuestros pecados es la muerte eterna. Pero Dios mostró su amor enviándonos a su Hijo, y luego a su Espíritu Santo para concedernos el arrepentimiento que conduce a la vida eterna.

1b. No esperemos una experiencia idéntica a las que sucedieron en el libro de Hechos, ya que por ejemplo lo sucedido en casa de Cornelio es más una extensión de Pentecostés que una repetición.

Es muy probable que creyentes sinceros anhelen las mismas experiencias que vivieron los hermanos de la primera iglesia en Pentecostés. Mas consideremos que Pentecostés fue el cumplimiento de la promesa de Dios, cumplimiento irrepetible en la historia. Pero esto no nos debe desalentar, al contrario, debe hacer que busquemos en forma más correcta la llenura del Espíritu Santo, pidiendo que Él obre en nuestras vidas un cambio real para la gloria de Dios.

2a. La persecución de la iglesia sirvió para la extensión y progreso del evangelio.

Los problemas por los que tuvieron que pasar los hermanos de la primera iglesia no ocurrieron como algo que escapaba al control de las manos de Dios. La persecución que comenzó con la muerte de Esteban, no logró su objetivo: destruir a la iglesia; al contrario, facilitó un mayor incremento de ella. Y aunque en un principio los creyentes sólo predicaban a un grupo específico (los judíos), sin embargo, hubieron algunos que comenzaron a predicar a los gentiles. De estos últimos se nos dice que la mano del Señor estaba con ellos, haciendo que muchos se convirtieran a Cristo. Así que aprovechemos todas las instancias y situaciones para predicar el evangelio, esta es la voluntad del Señor y traerá su bendición.

2b. Siempre hay que juzgar la vida cristiana en base al corazón de la fe: el amor por Dios y la fe en la obra salvadora de Cristo.

De acuerdo a su nacionalidad, los cristianos pueden tener diferentes costumbres, sin embargo, todos tienen el mismo corazón: un corazón donde mora Cristo y su Espíritu.

2c. Es necesario cuidar a los nuevos creyentes para que permanezcan fieles al Señor.

Es muy común en algunos círculos cristianos conformarse sólo con una profesión de fe inicial, sin lograr concretar ninguna relación madura en los nuevos creyentes, la cual ha de estar basada en la Palabra de Dios. Es necesario (además es un mandato de Cristo), luego de la conversión, un discipulado que produzca en los creyentes raíces profundas y firmes en la fe en Jesucristo.

3a. Reconocer el don de Dios (en cuanto a los ministerios de la iglesia dados por Cristo) en otros hermanos beneficiará notablemente el crecimiento espiritual y numérico de la iglesia.

Las noticias de la obra de Dios en Antioquía llegaron a Jerusalén. Desde allí fue enviado Bernabé para consolidar el trabajo evangelístico realizado por los creyentes. Posteriormente Bernabé va a Tarso a buscar a Saulo, con el que estuvieron todo un año enseñando la doctrina de Cristo. Hoy en día es de mucha importancia que reconozcamos los dones ministeriales que Jesús ha dado a la iglesia para la edificación de ella.

3b. El cristiano es un espejo en el que otros pueden ver la imagen y carácter de Cristo.

Es insostenible una confesión de fe sin una práctica de vida que avale dicha confesión. Los cristianos son personas que con su actuar y hablar dejan en claro que pertenecen a Jesús; además muestran un estilo de vida admirado por los que le rodean; ser cristianos es ser luz en este mundo de tinieblas.

Hechos 12

Este capítulo muestra que las persecuciones no se han detenido, ellas continúan. La oposición esta vez no surge del sector religioso, del sanedrín (como en los capítulos 4 y 5), sino del político, de Herodes Agripa. No obstante, el progreso del evangelio sigue su curso. La iglesia crece contra toda oposición. El asunto es que tal oposición se transforma en una persecución que obliga a los apóstoles a dejar su propio lugar de residencia, y por tanto se ven forzados a elegir un domicilio más seguro, lejos de la tan peligrosa capital. Sin pretenderlo, o quererlo, los adversarios del reino de Dios una vez más ayudan a la extensión del reino. El campo de trabajo es trasladado, y así también extendido.

En segundo lugar, se nos informa de la liberación de Pedro de la cárcel. Esto es motivo para promover un nuevo entusiasmo y avivamiento para toda la iglesia de Judea, por lo que la confianza es fortalecida. No obstante, por otro lado, nos enteramos también de la muerte de Jacobo. De esta manera Lucas nos esboza una imagen realista: la historia de la iglesia primitiva no es una serie continua de milagros. Dios realiza grandes maravillas -como lo fue la liberación de Pedro- sin embargo, la mano de Dios también se halla presente en un hecho tan penoso como lo fue la decapitación de Jacobo. El apóstol mantiene la firme convicción de su fe en Jesucristo a través de la muerte. Jacobo llegó a asemejarse a su Señor resucitado, él fue bautizado con el bautismo con que Jesús fue bautizado (ver Mateo 22,22s.), aunque, el bautismo de Jesús tuvo un significado único y salvador.

1. (12,1-19) Herodes Agripa [3] , de acuerdo a su política, busca agradar a los judíos asesinando a Jacobo, para luego seguir con su empresa de aniquilamiento a fin de ver cuál es la reacción del pueblo. Al darse cuenta que la mayoría del pueblo está de su lado procede a otra acción. Ahora le toca el turno al apóstol Pedro; la estrategia de este rey es casi militar, pues piensa que la eliminación de los líderes ocasionaría el derrumbamiento del movimiento y la desaparición total de los seguidores de Jesús.

Estando próxima la fiesta de la Pascua, Herodes ordena encarcelar a Pedro, sujetándolo a una rigurosa guardia. La historia contiene ciertos rasgos humorísticos; uno de ellos es que la guardia es tan buena y fuerte que la liberación, humanamente hablando, es imposible. Dios, sin embargo, se burla de esta demostración de poder terrenal. Porque Él es el Dios que "quebranta las puertas de bronce, y desmenuza los cerrojos de hierro" (Salmo 107,16).

La noche antes de la ejecución, Dios envía a uno de sus ángeles para rescatar a Pedro. En la celda no solamente están durmiendo los soldados (cuatro, dos más que lo normal), sino también Pedro. Esto, ¿no indica la tranquilidad de su fe en Dios? En todo caso, Pedro está durmiendo, en tanto que la iglesia se halla velando en oraciones. Parte de ella se encuentra en la casa de María, la madre de Juan Marcos. Dios está obrando. Respondiendo a las oraciones intensas, manda a uno de sus siervos para que libere a Pedro. El ángel golpea (así dice literalmente el texto griego) a Pedro con el codo para despertarle y luego, después que las cadenas le cayeron, le guía; juntos pasan las puertas cerradas, las que se abren por sí mismas. A Pedro, este milagro divino le parece tan irreal que simplemente piensa que está soñando. Pero después que el ángel le ha guiado a una calle más alejada, y al sentir el frío nocturno, vuelve en sí, dándose cuenta de que Dios le había salvado verdaderamente. Habiendo reflexionado por un momento, decide ir a casa de María. Aparentemente, ella era una persona de mucha influencia dentro de la iglesia de Jerusalén; su casa siempre estaba a disposición de la hermandad. Ahora encontramos otro rasgo humorístico: la iglesia que está orando por un milagro divino no lo cree cuando éste tiene lugar. Lucas nos hace ver cuán humana es la reacción de la iglesia ante la liberación de Pedro. A pesar de que se cree en un Dios grande, parece difícil creer en las maravillas del Señor. Solamente una sierva llamada Rode reconoce la voz de Pedro y cree en el milagro. La iglesia todavía no puede aceptar este hecho milagroso y busca una explicación racional para él: "¡Es su ángel!". ¿Se expresa en esta palabras la fe judía de que toda persona tiene su propio ángel protector? Al parecer eso creían. De todos modos, es innegable que el Señor utiliza a los ángeles para cuidar y proteger a sus hijos. Los hermanos creen que Rode ha perdido el juicio; los hechos, sin embargo, muestran lo contrario. Al abrir la puerta y ver a Pedro quedan atónitos. Para bajar los ánimos, Pedro hace señales con su mano; los gritos sólo pueden poner en peligro su libertad. Pedro cuenta lo que ha sucedido y pide que estos acontecimientos sean relatados a Jacobo. Este era el hermano de Jesús, quien luego que los apóstoles tuvieron que salir de Jerusalén, asumió el liderazgo de la iglesia en aquel lugar. Pedro se retira a un lugar desconocido, que probablemente estaba ubicado fuera de Palestina (ver Gálatas 2,11).

Al día siguiente la expectación es grande; una información sobre los hechos acaecidos es imposible; los soldados que habían custodiado a Pedro son hallados culpables según el derecho romano, y por tanto responsables de lo sucedido, siendo condenados a muerte inapelable.

* Tanto en la vida como en la muerte Dios protege a su iglesia. Todo tiene que contribuir a la meta de Dios: la venida y la extensión de su reino.

2. (12,20-23) Dios es un Dios de justicia. Él, en su majestad real, castiga la soberbia del rey Herodes; el rey terreno pretende aceptar la gloria que sólo pertenece al Rey invisible y todopoderoso. De esta manera, él que quería eliminar a la iglesia, es castigado con la muerte. Dios venga el asesinato de uno de sus hijos y siervos. Además, el Señor no da su honra a otro (Isaías 48,11).

El porqué de la muerte de Herodes lo encontramos en un discurso que él dirigió a una delegación de Tiro y Sidón, ciudades que se habían rebelado contra la autoridad de Herodes. Este discurso impresionó tanto al pueblo, que éste comenzó a ovacionar y gritar: "¡Voz de Dios, y no de hombre!" A través de un ángel, Dios castiga la arrogancia de Herodes; la vida de este rey concluía penosamente: "...y expiró comido por gusanos". No se sabe a ciencia cierta cuál fue la enfermedad que atacó a este hombre, en todo caso esto muestra cuán repentina fue su muerte; una muerte que manifiesta la intervención directa de Dios en la historia.

* Dios no permite que el hombre reciba gloria divina; Él castiga la auto-elevación, ya sea por medio de un golpe inmediato o reservando el castigo para el último día.

3. (12,24,25) Lucas pone fin a este segmento, y lo hace nuevamente con un versículo que habla del crecimiento de la iglesia, o mejor dicho: de la palabra (ver 6,7; 13,49; 19,20). La iglesia crece en la medida en que la Palabra de Dios crece, es decir: su influencia es cada día mayor en la sociedad. A pesar de la oposición y la persecución el crecimiento de la iglesia nunca se detiene. El poder de la palabra se ve claramente en el aumento del número de los miembros de la iglesia. Podemos traer a la memoria lo que Pablo dice en Romanos 1,16: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación". Dios no sólo guarda y mantiene a su iglesia, sino que además promueve su crecimiento. La muerte de un apóstol no puede impedir el progreso del evangelio. Esto se nos muestra también en el último versículo del capítulo, el cual menciona que Bernabé y Saulo volvieron a Antioquía luego de haber cumplido su tarea (entregar el apoyo económico enviado por la iglesia de Antioquía a la iglesia madre de Jerusalén). Aparentemente, no hay nada especial en este versículo, sin embargo, el capítulo 13 nos muestra que este regreso fue el principio del primer viaje misionero de Saulo y Bernabé.

* El crecimiento de la iglesia no depende en primer lugar de nuestro empeño y esfuerzo, sino de la Palabra de Dios. ¿Estamos viviendo y predicando esta palabra?

Síntesis aplicativa de temas importantes

1a. Nada es imposible para Dios.

Las puertas más gruesas y las cadenas más pesadas no son impedimento para que Dios intervenga manifestando su poder divino. Pero, aunque parezca contradictorio, este es el mismo Dios que permite la muerte de Jacobo. No podemos explicar el porqué de su intervención en la vida del uno y no en la del otro. Sólo podemos decir que también la muerte de Jacobo ha servido a su propósito: la extensión de su reino. De esta manera la salida de los apóstoles de Jerusalén significó una extensión de la obra en otros lugares.

1b. Aun en medio de los peligros podemos sentir seguridad, pues es Dios quien nos acompaña a través de ellos.

Por un momento la actitud de Pedro, quien ante la muerte se halla durmiendo, nos parece un tanto extraña para lo que sería nuestra costumbre en momentos de gran dificultad: orar sin parar. Pero el modo en que Pedro se comporta, tan tranquilamente delante de sus verdugos, nos habla de la confianza que debe existir en Dios. Los apóstoles sí creían en la soberanía y gobierno absoluto de Dios sobre todas las situaciones, y sabían que nada le podía tomar por sorpresa a Él. Si estamos enfrentados a alguna dificultad en la vida, meditemos en los siguientes pasajes de la Palabra de Dios: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú Jehová, me haces vivir confiado" (Salmo 4,8). "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú (Jehová) estarás conmigo" (Salmo 23,4).

1c. A menudo pretendemos tener confianza en el poder de Dios; empero, si Él responde poderosamente, no lo podemos creer.

Mientras Pedro está en la cárcel, la iglesia ora por un milagro; Dios responde en forma milagrosa, pero tal intervención gloriosa cuando ocurre no es creída por los hermanos. ¿No actuamos así también nosotros en muchas oportunidades? Muchas veces podemos orar por grandes cosas, pero en el fondo creer que su realización es imposible. Si rogamos al Señor por alguna situación específica, esperemos entonces recibir una respuesta, aun cuando ésta sobrepase todo lo concebible.

2. Dios es celoso en cuanto a su honra; aborrece la auto-elevación.

El rey Herodes, en su orgullo, acepta la adoración que sólo Dios debe recibir. En aquel mismo instante es juzgado por Dios, quien por medio de un ángel ejecuta su juicio sobre él. La muerte de Herodes también nos hace pensar que Dios interviene soberanamente, castigando a aquellos que se levantan en contra de su pueblo. Aunque a veces los enemigos de la iglesia no reciben su castigo en esta vida, sí lo encontrarán después.

Concerniente a la presunción y orgullo de Herodes, podemos decir que todavía la encontramos, y en enormes proporciones, en el mundo, de parte de gente que se enaltece a sí misma. Lamentablemente, también dentro del círculo de creyentes hallamos muchas veces la misma actitud. Cada ministro que trabaja para el Señor, corre este mismo peligro; si esto es así con nosotros, confesemos nuestros pecados al Señor y busquemos la humildad.

3. Es evidente que Dios permite y quiere el crecimiento de su iglesia; esto ha sido así desde los inicios de ella, y lo seguirá siendo hasta el día de la segunda venida de Jesús.

Hallamos que en varias partes del mundo la iglesia disminuye grandemente. Sin embargo, el Señor añade cada día a la iglesia a los que han de ser salvos. No es necesario trabajar en forma espasmódica si al parecer perdemos terreno. Lo único que Dios nos pide, es fielmente anunciar el evangelio con plena certidumbre que su Palabra "no volverá a Él vacía, sino que hará lo que Él quiere".

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