martes, 1 de mayo de 2012

La Entrevista de Aconsejamiento

La Entrevista de Aconsejamiento
LA NATURALEZA DE LA ENTREVISTA
El pastor debe tratar de recabar tanta información como sea posible de su aconsejado y de su problema. Esto se hace primordialmente en una entrevista. La técnica de la entrevista es ya vieja, pero no conocemos una técnica más fundamental y valiosa. Por cuanto uno de los más grandes propósitos de la entrevista de consejo es ayudar al aconsejado a desarrollar mejores planes para el futuro, es importante que el pastor se dé cuenta de que en efecto, está ayudando a modelar el futuro de sus aconsejados. Tendrá que darle mucha atención a cómo se relaciona él mismo con la tarea de la entrevista, dándose cuenta de que ésta afectará las acciones futuras de su feligrés. Paterson, Schneidler y Williamson dicen:
La entrevista continúa siendo el aspecto más subjetivo del procedimiento en diagnosticar. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones, es un paso indispensable en el programa de guiar. Su propósito es triple. Incluye el reunir todos los hechos pertinentes disponibles, hacer un diagnóstico sobre la base en la evidencia y formular un plan apropiado de acción de acuerdo con el diagnóstico.
La entrevista, en su estado más refinado, es semejante al arte—una destreza desarrollada del entrevistador, la cual se manifestará en su forma diestra de escuchar, de observar y de hablar.
Generalmente, es mejor que el pastor le dé a su acon­sejado un poco de tiempo para que se oriente a la relación de consejo antes de principiar a hablar de su problema. Esto se puede obtener principiando la entrevista con una referencia acerca del juego de pelota reciente, o haciendo una observación acerca del tiempo, o hablando sobre algu­na cosa de interés o algún pasatiempo del feligrés. Este elemento de la entrevista no debe tomar mucho tiempo; así que después de darle atención breve al tema introductorio, la entrevista debería proceder lenta y naturalmente al problema que confronta el aconsejado.
El pastor consejero principiante debe tener cuidado de no dar por hecho que el problema presentado (la expresión inicial del problema) es en verdad el problema o que es todo el problema. Algunas veces el consultante usa el problema, tal como él lo presenta para examinar al consejero. En estos casos puede ser un intento premeditado de ver cómo reacciona el pastor, o también puede ser una manera del feligrés para ver cómo responde el pastor. A veces, el problema presentado es un intento premeditado para esconder del pastor un problema más profundo. Sin embargo, en la mayoría de los casos no es intencional, sino inconsciente.
El pastor necesita saber que el problema expuesto quizá sea como una montaña flotante de hielo, de la que sólo una séptima parte está al descubierto y las otras seis séptimas partes están sumergidas. Si el pastor ataca el problema tal como se presenta al principio nunca confrontará el problema completo. Cuando pasa esto, el feligrés se irá todavía frustrado y el pastor creerá falsamente que ya resolvió el problema.
Es importante darle al aconsejado todo el tiempo que necesite. Esto permitirá expresar completamente su problema y en el proceso, proveerá un descanso emocional necesario. Si se le permite al aconsejado esta clase de expresión libre, él sentirá que el pastor no lo está forzando. Esto también le ayudará a sentir que puede confiarle. Si lo está apurando o forzando, el aconsejado quizá se calle y el problema no sólo no se resolverá sino que se hará más profundo. Si el aconsejado cae en un período de silencio, el pastor no debe alarmarse o preocuparse por la falta de progreso. Muchos escritores han dicho que este silencio puede ser un modo de forzar el problema a que salga a la superficie. Por tanto, los períodos de silencio, y los momentos que le siguen inmediatamente, pueden ser una parte muy significativa de la entrevista.
Una vez que el problema ha sido adecuadamente presentado y los dos están convencidos que es el verdadero problema, pueden trabajar juntos hacia la solución. La técnica básica que se necesita en el consejero es la capacidad de hacer preguntas pertinentes y con sentido, cuyas respuestas den las causas del problema del aconsejado. La entrevista tiene que tener una meta. "Si queremos lograr mucho, se necesitará una clasificación de los objetivos, de otra manera la entrevista caerá en un período de conver­sación inútil."
Hacia el final de la entrevista, es conveniente y necesario un resumen del progreso adquirido. Este resumen será iniciado y dirigido por el pastor, pero en realidad hecho por el aconsejado. Esto dará mayor claridad a ambos sobre lo que se ha hecho y lo que falta por hacer.
Shostrom y Brammer sienten que la parte más importante de la entrevista es la etapa de hacer síntesis. Esta etapa es la que cristaliza toda la información recibida en la entrevista en un plan de acción definido. Erickson está de acuerdo, y añade que el aconsejado debe irse con algunos planes para acción y con alguna decisión de llevar a cabo estos planes en su programa de acción. El aconsejado debe irse con un sentido de satisfacción sabiendo que su consejero lo ha ayudado, tanto a ver su problema objetivamente como a encontrar la solución.
Erickson concibe la técnica de la entrevista como un servicio profesional muy delicado. Esta técnica se obtiene solamente con un cuidadoso estudio y mucha experiencia. El pastor necesita desarrollar flexibilidad y como las personas son distintas, también las técnicas de la entrevista serán distintas. El consejero que desarrolla esta cualidad de adaptación (a la diversidad de situaciones) habrá dominado su problema principal en su entrevista de éxito.
Hahn y MacLean dicen: "A pesar de que la entrevista es tan antigua en la historia profesional, ha sido sujeta relativamente a poca investigación de tipo crucial." Con el desarrollo continuo en la investigación y metodología de la entrevista, tal vez esta información abrirá áreas desconocidas e inexploradas hasta ahora en el campo de aconsejamiento, que ayudará inmensamente al pastor en su función de ministerio de aconsejamiento.
EL LUGAR PARA CONSEJO
Aunque el sitio para el aconsejamiento es un asunto importante, no es de primordial importancia. Mucho se ha escrito acerca del lugar ideal, dando al lector la impresión de que si no se puede conseguir lo ideal, la relación de consejo no podrá ser efectiva. Aunque el ideal es de desearse, está muy lejos de ser lo necesario. Hay dos factores primordiales que recordar: (1) debe haber una situación privada hasta lo máximo posible, un "máximo de aislamiento" y (2) debe haber un mínimo de interrupción. "El máximo de aislamiento" quiere decir que las cosas que se están discutiendo, las oyen solamente el consejero y el aconsejado. "El mínimo de interrupción" quiere decir que el proceso de aconsejamiento debe proceder sin intrusiones abruptas que hagan difícil para el aconsejado hablar libremente y para el consejero escuchar libremente.
Es posible establecer una relación de consejo en varios lugares, como el estudio del pastor o en otra parte del templo, en la casa del aconsejado o del pastor, en un automóvil, en un restaurante o en el campo.
1. En el estudio. De acuerdo a las dos consideraciones arriba mencionadas, es posible que el mejor lugar para el aconsejamiento sea el cuarto de estudio del pastor. Aunque no hay garantía de que éste ofrezca un máximo de aislamiento y un mínimo de interrupciones, la posibilidad de ambos factores allí es mayor que en cualquier otro lugar debido al factor de control.
Si un visitante llama a la puerta, el pastor puede tratar el asunto en unos cuantos segundos o, si no, simplemente decir: "Estoy en conferencia en este momento. ¿Podríamos hablar después?" Del mismo modo, si su teléfono suena durante la entrevista de consejo, esa interrupción se puede resolver rápidamente. En los casos en que tiene secretaria, ésta puede interceptar a los visitantes y las llamadas por teléfono, para que el proceso de aconsejamiento continúe en completo aislamiento y sin interrupciones.
2. En la iglesia. El consejo pastoral se puede hacer en la iglesia misma, pero hay siempre la posibilidad de ser interrumpido por una maestra que llegue a arreglar su cuarto para la próxima lección del domingo, o la organista o pianista que viene a practicar, el conserje a hacer sus faenas, o un repartidor que trae los materiales de la iglesia. Por el otro lado, el feligrés siente que otras gentes, además del pastor están oyéndolo, por cuanto está en un edificio público, abierto a cualquiera y en cualquier tiem­po.
3. En el hogar. El consejo pastoral se puede hacer en el hogar del feligrés, pero aquí también hay las posibilidades de falta de aislamiento y de interrupciones. En cualquier momento pueden llegar otros miembros de la familia, o puede sonar el teléfono o un vecino llegará de visita, o un vendedor llamará a la puerta. Donde hay niños pequeños se vuelve extremadamente difícil para una relación de consejo sin interrupciones.
4. En la casa pastoral. Esta ofrece un lugar posible para la entrevista de consejo, pero muchas personas no quieren ir allí, particularmente las mujeres, porque sienten que están entrando en el dominio privado de otra mujer. Además, si se han de discutir asuntos que debe saber solamente el pastor, el feligrés quizá no se sienta libre para "explayarse completamente" aún si los miembros de la familia del pastor no están en el cuarto, sino en otras partes de la casa.
5. En un automóvil. El aconsejamiento se puede hacer también en un automóvil, pero no ofrece el mejor lugar para una buena relación de consejo. Se está a la vista de todos y las posibilidades de interrupción son enormes. Además, estos lugares de consejo son adecuados solamente a miembros del mismo sexo del pastor pues de otro modo creará sospecha, reflejando dudas sobre el carácter del pastor y del feligrés.
6. En un restaurante. El consejo pastoral puede hacerse en un restaurante, o en otro edificio público, pero hay desventajas grandes en hacerlo, precisamente por las razones ya mencionadas.
7. En un campo. Mucho se ha dicho en favor de dar consejo pastoral cuando el pastor va de cacería o de pesca o en alguna otra clase de excursión con alguno de sus adultos o jóvenes. Generalmente, el consejo puede continuar con calma bajo las condiciones de aislamiento e intimidad. Sabio es el pastor que pueda convertir un tiempo de placer en una actividad genuina de relación de ayuda a sus feligreses.
FACTORES FISICOS
Suponiendo que el pastor elija hacer la mayoría de sus consultas en su estudio, puede lograr mucho a muy poco costo, para que el lugar de consejo sea agradable. Si el pastor participa de la construcción y los planes de su estudio, debe darle atención a varias cosas: (1) la puerta del estudio debe ser puesta de modo que al abrirse, no revele al consultante que está dentro; y (2) el cuarto debe estar a prueba de ruido de ser posible, (con alfombras y cortinas, si se puede); (3) no debe ser ni muy grande, ni muy pequeño; (4) y debe arreglarse de tal manera que el pastor pueda sentarse en otro lugar que no sea atrás de su escritorio durante la consulta; (5) las sillas deben ponerse de modo que ni el pastor ni el feligrés tengan enfrente la luz del sol; (6) la iluminación debe ser un poco baja y arreglada para que ni al pastor ni al feligrés les dé directamente; y (7) el estudio debe tener una entrada fácilmente identificada y accesible desde la calle. Si la iglesia tiene secretaria y una oficina para ella, la oficina debe estar situada de tal manera que sea un cuarto de recepción para el estudio del pastor.
El pastor debe darle atención también a las sillas en las que sus consultantes se sentarán. Deben ser cómodas, de preferencia con brazos, y un tanto erectas y rígidas.
La oficina o estudio debe estar en orden y limpio. El escritorio del pastor debe estar limpio de papeles, cartas y libros para que el feligrés no sienta que está interrumpiendo el "trabajo" del pastor. (El aconsejar es su trabajo como cualquier otra cosa que él haga). En fin, el estudio debe estar bien arreglado y amueblado, la atención del pastor y su actitud deben ser tales como para sugerirle al feligrés que es bienvenido y que tiene "derecho" a una entrevista de consejo.
FACTORES PSICOLOGICOS
Si ha de obtenerse una relación en las situaciones de aconsejamiento, el pastor debe darse cuenta de los factores psicológicos presentes en la relación de consejo. El pastor debe recordar que en muchos casos el consultante viene con timidez. Esto tal vez sea una característica de su personalidad, o a un sentido de temor, o a la falta de información sobre "lo que le pasará" o "qué será lo que el pastor hará". Quizás sea sólo cuestión de vergüenza debido a que, en realidad, el hecho de que está aquí ante el pastor, es evidencia de su incapacidad para enfrentarse a su problema. Estos elementos deben enseñarle al pastor la necesidad de crear una condición de amistad y sin restricciones que reduzcan la tensión, el temor y la ansiedad del feligrés.
Cuando dos personas se encuentran por primera vez, formulan su propia opinión la una de la otra, opiniones que son alteradas o aprobadas más tarde. Si en la reunión inicial el aconsejado forma opiniones contrarias, el proceso de consejo irá más lento hasta que se establezca una relación de trabajo. Le será de ayuda al consejero examinarse el mismo al principio de cada entrevista para que haya el mínimo de obstáculos de opinión.
El feligrés debe recibir la impresión de que su problema es el trabajo más importante, y el único trabajo del consejero en este momento. Esto le ayudará a entrar en un intercambio saludable de ideas y pensamientos. Hahn y MacLean ven el establecimiento de relación* como una responsabilidad mutua del consultante y del consejero.
Dicen:
De parte del consultante incluye el desarrollo de un sentido de quietud nacido de una confianza creciente en la competencia, interés, conocimiento y destreza del consejero, y en un sentido de libertad para revelar tantos eventos y hechos como emociones. De parte del consejero significa tratar al consultante como un adulto responsable y ser considerado en cuanto a sus actitudes y sentimientos.
La mayoría de los pastores no consideran necesario tomar notas durante la sesión de consejo. Aunque esto se hace regularmente en las clínicas o centros de aconsejamiento, no se recomienda a los pastores consejeros. Esto es por varias razones; (1) la mayoría de pastores consejeros conocen a sus feligreses y sus problemas tan bien, que no necesitan tomar notas, (2) algunos feligreses no quieren que sus pastores conserven los aspectos íntimos de sus vidas en forma escrita; y, (3) el tomar notas puede distraer tanto al pastor como al feligrés. Sin embargo, si el aconsejamiento del pastor es mucho y variado, y su memoria es tan raquítica, que crea necesario tomar notas durante la entrevista, puede hacerlo pero sin intentar hacerlo "a escondidas" del consultante.
En muchos casos el pastor puede escribir sus datos después de la entrevista, evitando así los aspectos negativos de tomar notas ya mencionadas. Cuando se toman notas de una entrevista, el pastor debe conservarlas cuidadosamente, y estar seguro de que él es el único que tendrá acceso a ellas, excepto cuando tenga la aprobación escrita de la persona implicada para su divulgación.
Lo que se ha dicho acerca de tomar notas también se puede decir acerca de cintas grabadas en una entrevista. Muchos pastores no considerarán necesario o conveniente el conservar sus entrevistas en cintas. Sin embargo, si algún pastor lo hace, debe hacerlo sólo con el conocimiento y consentimiento del feligrés y debe tenerse un gran cuidado de conservar la anonimidad y el secreto del individuo.
Aunque el lugar de consulta es importante, es necesario que se entienda que la cosa más importante es la relación de consejo. Si la relación entre el pastor y el feligrés es fuerte y positiva, puede celebrarse una sesión fructífera aún en las circunstancias más adversas. Por el otro lado, si la relación no está caracterizada por un entendimiento franco de relación y confianza, el resultado será de muy poco valor aunque la consulta se lleve a cabo en un lugar ideal. Aunque el pastor no logre hacer su aconsejamiento bajo condiciones ideales, siempre puede crear un clima de interés, y esta es la circunstancia que de veras importa.
LO QUE NO SE SABE ACERCA DE ACONSEJAR
Aunque hay muchas cosas que sabemos acerca de aconsejar, hay algunas cosas que no sabemos. Estas son algunas de ellas:
1. No sabemos exactamente qué es lo que ayuda a las personas a resolver sus problemas. Estamos seguros que no es la técnica que el consejero usa. A medida que uno lee la literatura de aconsejamiento y aprende los varios estilos y técnicas que se están empleando, se puede ver que hay un amplio campo de métodos. La mejor deducción a la que uno puede llegar es que la razón por la cual la persona recibe ayuda es la relación que ella establece con el consejero. La mayoría de libros sobre este campo que uno lee afirmará esto, pero debe señalarse que esto no puede probarse científicamente.
2. No se sabe por qué la persona cambia. Es probable que sus heridas lo fuercen a buscar una existencia caracterizada por menos dolor y más placer. Esto parece ser una deducción válida, pero es sólo una suposición.
3. Tampoco se sabe cómo la persona cambia. ¿Hay alguna forma de mecánica de cambio que reside en el interior de la persona? A esto, tampoco encontramos respuesta.
4. Y no se sabe si debemos abordar un caso dado primordialmente mediante una modificación de la conducta o por una modificación del medio ambiente. Aunque en muchos casos será necesario el cambio de los dos, el problema es saber cuál de éstos debe seguirse primero y en qué área recibirá la mayor atención durante el proceso de aconsejamiento.
5. No se sabe por adelantado qué tan directo o indirecto debe ser el consejero en un caso dado. La literatura de este campo sugiere que las personas jóvenes, las menos maduras y con menos conocimientos recibirán mejor ayuda por un aconsejamiento más directo, en tanto que una persona de más edad, madurez o educación, responderá mejor al método indirecto. Sin embargo, todo consejero con experiencia sabe que esta teoría no siempre da buen resultado. Esto quiere decir, entonces, que la relación precede a la técnica y que la sesión de consejo misma dictará cuál es la mejor técnica, con una persona dada en un tiempo dado.
6. No se sabe si hay una correlación directa entre la cantidad y el tipo de preparación del consejero y su éxito en el consejo. Por supuesto, se cree que hay tal correlación directa, y este libro ha sugerido que tal correlación existe. Sin embargo, no hay una verdadera forma de probar que sea así. Los estudios han demostrado que han obtenido mucho éxito esas personas designadas como "consejeros laicos", cuya preparación es limitada.
Por cuanto hay tanto que no se sabe acerca del aconsejamiento, la empresa debe abordarse con mucha modestia. No debemos aferrarnos a opiniones preconcebidas; al contrario, uno debe estar dispuesto a despojarse de ellas en cualquier tiempo cuando la evidencia haya demostrado que no son correctas.
ALGUNAS COSAS QUE EL PASTOR CONSEJERO NO DEBE HACER
1. No apure al consultante.
2. No pida inmediatamente una aclaración en algún punto si el consultante está hablando libremente. El asunto puede aclararse después.
3. No dé por hecho que la razón es más fuerte que la emoción en la persona que está pasando por una crisis.
4. No busque información que no es necesaria o que no será usada.
5. No se muestre escandalizado con ningún problema que se le presente.
6. Procure no probarle al consultante que él está correcto o equivocado.
7. No intente forzar al consultante a que acepte ciertos valores éticos o morales.
8. No dé por sentado ni diga que usted sabe la solución de todos los problemas que le traigan.
9. No dé por sentado que se espera que usted sepa la solución de cada problema que le presentan.
10. No tenga miedo de recomendar al consultante algún consejero profesional si usted no puede ayudarle.
ALGUNAS COSAS QUE EL PASTOR CONSEJERO DEBE HACER
1. Recuerde que el consultante le ha ofrecido una invitación de intimidad que requiere que usted aborde su problema con tanto tacto y competencia como se pueda.
2. Reconozca que usted nunca debe traicionar la confianza que ha depositado esa persona en usted.
3. Debe ser comprensivo, compasivo, e interesado en el consultante.
4. Escuche mucho y hable poco.
5. Debe estar atento a lo que se dice y a lo que no se ha dicho.
6. Recuerde que la frustración de su feligrés ha causado en él una subjetividad que tiene que ser diluida por la objetividad de usted.
7. Usted debe creer que su consultante es normal hasta que se convenza de que no lo es.
8. Debe creer en la capacidad de usted de ayudarlo hasta que se compruebe lo opuesto.
9. Busque conceptos torcidos acerca de Dios que su consultante pudiera tener.
10. Mantenga un punto de vista bíblico del hombre.
11. Debe estar alerta de los medios divinos que tanto usted como su consultante pueden

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