domingo, 9 de septiembre de 2012

ETICA CRISTIANA

INTRODUCCIÓN

 1. DEFINICIONES DE LA ÉTICA

    2. CARÁCTER ÉTICO DE DIOS

         2.1.   SU NATURALEZA

2.2.      SUS ATRIBUTOS

2.3.      SUS NOMBRES

 

 3. CREADOS CON RESPONSABILIDAD ÉTICA

     3.1. POR LA CREACIÓN

     3.2.  POR LA POSICIÓN

     3.3. POR LA LIBERTAD

 

4. CONDICIÓN CAÍDA DEL HOMBRE

   4.1. SU INCAPACIDAD TOTAL

   4.2. SU DEPRABACION TOTAL

   4.3. SU REBELDÍA TOTAL

 

5. ÉTICA PERSONAL

    5.1. SU CONSAGRACION

          5.1.2. VIDA EN EL ESPÍRITU

          5.1.3. VIDA EN LA PALABRA

          5.1.3. VIDA DE ORACIÓN

   5.2. SU VOCABULARIO

          5.2.1. HABLAR DE UNA MANERA NUEVA

          5.2.2. SU HONESTIDAD:

   5.3. SU DEBER PARA CONSIGO MISMO

         5.3.1. AMARSE ASI MISMO

  5.4. SU DOMINIO A LA TENTACION

        5.4.1. ASTUCIA DEL DIABLO

        5.4.2. QUE RESISTIR LA TENTACIÓN

6. LA ETICA SOCIAL DEL CREYENTE


6.1   LAS AUTORIDADES

6.1.1.      SUJESIÓN A LA FAMILIA

6.1.2.      SUJECIÓN EN LA SOCIEDAD

      6.2. EL TRABAJO

6.2.1.      LA PERSECUCIÓN DE UN FIN

6.2.2.      LA BÚSQUEDA DE LOS MEDIOS

6.2.3.      LA PALNINFICACION

6.2.4.      CONTROL DE RESULTADOS

6.2.5.      LA SUPERACION DE LOS OBTACULOS

7. ETICA CIUDADANA


7.1. LAS DOS CIUDADANIAS DEL CREYENTE

      7.2. SISTEMAS POLITICOS

7.3. DEBERES SIVICOS DEL CRYENTE

 

8.  LA ETICA DE LA MAYORDOMIA

     8.1. MAYORDOMÍA DE LOS BIENES FINANCIEROS

     8.2. LA MAYORDOMÍA DE LOS DIEZMOS Y LAS OFRENDAS

 

     8.3. MAYORDOMÍA DEL TIEMPO

     8.4. LA MAYORDOMÍA DE LOS TALENTOS

 

9.      ÉTICA FAMILIAR

      9.1. RELACION EN EL MATRIMONIO

      9.2. RELACION EN LA SEXUALIDAD

      9.3. RELACION CON LOS HIJOS

 

10.  LA ETICA DE LEY

10.1. PARA QUE SIRVEN LOS 10 MANDAMIENTOS.

10.2. PRINCIPIOS BASICOS DE LA INTERPRETACION

10.3.ENSEÑANZAS DE LOS 10 MANDAMIENTOS

10.4.¿HOY ESTAMOS LIBRES DE LA LEY MORAL DE DIOS?

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Hoy vivimos en una sociedad que relativiza cada vez más los principios y valores éticos y morales. Por consiguiente, se hace necesario identificar a la luz de la Biblia, cuales son las demandas a este nivel que la escritura hace a los creyentes. No podemos recurrir para esta caracterización a otras fuentes que no sea la verdad revelada. Por eso en este tema, se presentan algunas importantes dimensiones y desafíos de la ética cristiana, la cual servirá para todos los creyentes quienes servimos al Dios Altísimo.

La intención es que los cristianos conozcan, confronten y cambien las dinámicas de vida personal, familiar que no se ajustan a la norma bíblica. También, que se capaciten para servir a otros en lo referente al tema. Y ser hallados delante de Dios, como un obrero aprobado, fieles e idóneo de su servicio (2 Tm. 2:2). Por ser este un tema de carácter práctico, ahondaremos en aspectos bíblicos,  los cuales dinamicen nuestro servicio a Dios y nos ubiquen en un mayor compromiso de vida y fe en su obra.

 

La finalidad de la ética cristiana es glorificar a Dios (Rm. 11:36, 1 Cor. 10:31, Ap. 4:11, Sal. 89:11-15). Gozarnos en Él, por su gracia derramada en nuestro corazón (Sal. 73:25-26; 16:9-11; 43:4; Is. 61:10, 65:18; Jn. 15:11; 16:21-24; 17:13; Rm. 15:13; 1 Jn 5:13). Además, debemos orar pidiendo su dirección y someter nuestra vida a su servicio y alabanza (Job 38:41; Is. 55:8-9; Dn. 4:35; Rm. 9:20; 11:36; Col. 1:16).

Como hoy vivimos en tiempos donde la iglesia cada ves mas se está mundanal izándose y los cristianos se están olvidando de los mandatos que están registradas en la Biblia, hoy en el servicio a Dios ya no hay temor ni mucho menos orden, si la relación con Dios está así entonces la vida del creyente estará peor, Por lo tanto es tiempo de volvernos a la palabra de Dios y servir con una ética cristocéntrica; Dios, es un Dios de orden ético. En este material está dirigido a todos los hijos que servimos a un solo Dios soberano.

 

1. DEFINICIONES DE LA ÉTICAS

Para dar inicio a este tema de ética cristiana, es necesario hacer algunas definiciones. Al puntualizarlas, nos será más fácil, identificar el terreno en el que nos vamos a mover y las pretensiones y desafíos a los que somos llamados por el Señor. Como hombres y mujeres de Dios.

En este sentido, presento algunas definiciones de los conceptos éticos y morales que intervienen en nuestro quehacer diario y los cuales son objeto de estudio en este tema. Las definiciones dadas, son tomadas de los autores que hablan de la Ética Cristiana, tales como: Azzati, 1992; Bluthaedt, Sfe; Galán, 1992; Iserte, 1981; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989; Montgomery, 1999; Nyenhuis, 1981; Padilla, 1998; Palomares, 1992; Stob, 1982; Trull, 1989; entre otros. En cada una de ellas, identifico las razones por la que se presentan como norma de conducta. Además, la importancia de conocerlas, y su implicación moral. Invito a considerarlas en detalle, porque son variables o fuentes a tener en cuenta en todo el tema.

 

 

 

DEFINICIONES

Ética: “Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre, en otras palabras, “es la ciencia de la conducta”. Implica el conocimiento del bien y del mal en la conducta humana. Conjunto de normas que regulan el comportamiento desde el punto de vista del bien”. “De modo que la función de la ética consiste en juzgar nuestros actos de conducta y señalarnos lo que debemos hacer, en este sentido, afecta nuestros actos y costumbres cotidianas, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer” (Nonine, 1997, p. 1).

La ética viene a ser en código de reglas o principios morales que rigen la conducta, considerando las acciones de los seres humanos con referencia a su justicia o injusticia, a su tendencia al bien o a su tendencia al mal. Así decimos que la ética es normativa, porque busca un ideal o norma, según el cual se pueden formular las reglas y leyes de la conducta. Ética cristiana, 1994, P2

 

Moral: “Ciencia que enseña las reglas que deben seguirse para hacer el bien y evitar el mal” (Ibíb). Tiene que ver con las costumbres morales que se definen en una sociedad específica para el desarrollo social. La ética tiene que ver con lo que somos y la moral con lo que hacemos. La una es expresión de la otra. Sin una buena ética, es imposible ejercer la moral. Ya que ésta última se somete al escrutinio de la sociedad o la cultura.

 

Principios: Aspectos de vida y de conducta que se consideran como los primeros de una cosa. Dícese de los aspectos de conducta que la sociedad privilegia como primeros, básicos o fundamentales para determinada cosa. Al hablar de los principios morales, hacemos referencia a los aspectos sobresalientes, soporte de todo un sistema moral.

 

Valores: Lo que vale una persona o cosa. Es decir, el valor moral o ético de una acción o comportamiento. Cuando hablamos de valores hacemos referencia a bienes morales que se aplican y viven en sociedad. Son las normas, ideales o principios que en cada cultura o sociedad se privilegian como de especial valor. Al tener valores definidos, es posible identificar con claridad, las contrariedades al obrar en contra de éstos. Los valores hacen hincapié en la conducta externa y visible de los principios morales identificados en el interior. En razón, de que los valores morales son la guía para determinar la conducta.

La necesidad e importancia del estudio de este tema se debe fundamentalmente a dos grandes problemas: el relativismo moral imperante en nuestra sociedad, el cual la esta destruyendo y la infiltración de dicho relativismo en nuestras iglesias de hoy.

Es preocupante como muchos de los pecados, que señalamos en el pasado como denigrantes de nuestra sociedad y gobernantes, hoy los encontramos en algunas congregaciones. Se ha perdido la sensibilidad espiritual, no nos horrorizamos frente al pecado. Se ha perdido el temor a Dios y a pecar y se vive un cristianismo mundano y pecaminoso. A la iglesia contemporánea y a la sociedad, la están destruyendo muchos pecados morales. Algunos de ellos son: orgullo y ostentación; abuso de poder; mentira; pecados sexuales; mal uso del dinero; exitismo, activismo, sincretismo, rasismo, egoísmo, etc.

 

2. CARÁCTER ÉTICO DE DIOS

Para identificar los aspectos éticos de la humanidad, es necesario identificar lo relacionado al Dios a quien servimos. Sólo a partir de su conocimiento, propósitos, voluntad, carácter y naturaleza, nos es posible entender la alta exigencia moral que nos demanda. Además, podemos articular nuestra incapacidad con su elevada norma ética y moral. Por esto debemos hacernos varias preguntas: ¿Cómo es el Dios a quien servimos? ¿Cuál es su naturaleza y atributos? ¿Qué caracteriza al Dios de la Biblia con otros falsos dioses? ¿En qué se diferencia? ¿Qué principios éticos son determinantes e inherentes a su naturaleza de ser supremo? Estas preguntas nos permiten reflexionar sobre sus aspectos éticos y morales. Las siguientes reflexiones han sido analizadas y tomadas esencialmente de autores como: Bridges, 1995, 2000; Esguerda, 1983; Lloyd Jones, 2000; Owen, 1999, 2001; Sheehan, 1998; Vries, 2003; Confesión de fe de Westminster; entre otros.

 

 

 

2.1.   SU NATURALEZA

Desde Génesis 1:1, se nos presenta un Dios creador, de orden y sustentador absoluto de todo (1 Cr. 29:11-12). Sus cualidades o perfecciones reflejan su naturaleza suprema. Sólo Él, delega funciones a cada elemento de la naturaleza para satisfacer sus propósitos eternos y fieles (Sal. 115:3; 135:6). Crea al hombre y la mujer y les delega funciones específicas y trascendentales. Demanda de ellos obediencia, sujeción, honor y respeto a sus lineamientos.

Su soberanía y control único de las cosas creadas, son base legítima para una moralidad sólida; (Sal. 2; 17:5; 103:19).

La soberana naturaleza de Dios hace que todas las cosas salidas de su mano sean buenas (Is. 46:10; Hb. 13:20-21; Stgo.1:18. Reiteradas veces dice el texto bíblico en Génesis y vio Dios que era bueno. Ese carácter ético de las cosas creadas, consideradas buenas, son originadas de un Dios bueno y excelente en su naturaleza y misión.

Un Dios bueno, garantiza la fidelidad, bondad y santidad de sus promesas. Por ser bueno, convoca a su creación a ser buena, justa y recta (Is. 6:3; Ex. 20:1-17).

La naturaleza de Dios esta llena de soberanía, bondad, santidad y justicia. Todos ellos, son elementos morales que tienen una incidencia directa en sus decisiones y propósitos; y marcan un profundo desafío a sus hijos. De ahí, que la meta no es inferior a estos valores de su naturaleza. Mientras otros dioses son falsos, el nuestro es creador, sustentador y gobernador de todo. Su carácter es perfecto, sus palabras puras, moralmente buenas y sin engaño. Ante esa verdad, debemos reconocer nuestra total corrupción y falta de moralidad.

 

SUS ATRIBUTOS

El carácter ético de Dios con relación a sus atributos, se expresa en su veracidad o fidelidad, misericordia y bondad e inmutabilidad. Los atributos tienen que ver con sus perfecciones o constitución.

Al usar los términos veracidad o fidelidad, hablamos de las relaciones morales de Dios con sus criaturas, en especial con los redimidos. Es veraz, por ser verdadero Dios, en oposición a lo falso o ficticio. Él es la verdad exactamente manifestada, sin engaño ni posibilidad de mentira. Siendo verdadero, es a la vez fiel y no hay falsedad en ninguna de sus promesas. Su palabra permanece para siempre (Sal. 117:2; Gén. 17:7; Rm. 3:1-4; 9:6-8; Hb. 6:13).

La misericordia bondadosa de Dios es un gran misterio de su esencia moral (Ex. 33:19; 34:6-7; Rm. 9:15-16:23; 5:10). Con estos atributos hacemos referencia a los seres vivos de su creación (Sal. 104:14; 135:6; 22:28; Job 12:23). La misericordia de Dios siempre es impulsada por amor. Este principio eterno en su naturaleza, le inclina a buscar el bien temporal y eterno del pecador (Sal. 103:6; 23:6; 32; 51; 62:12). Con relación al pecado, el amor es la gracia de compasión. Estas virtudes inmerecidas son ejecutadas soberana y libremente por el eferente (2 Tm. 1:9; Co 5:16-17; Is. 54:4-10; Mq. 7:18-20; Tt. 3:5-7).

Unida a las anteriores verdades esta su inmutabilidad (Hb. 6:17-19). Ella nos advierte la permanencia eterna de sus planes y propósitos (Is. 46:10; 14:27; Ef. 1:11). Para el creyente, es maravilloso saber que Dios no cambia en su esencia, naturaleza, propósitos y palabra. En este sentido, todas sus promesas son seguras y perennes.

 

SUS NOMBRES

La Biblia presenta varios nombres con relación al único y verdadero Dios. Todos muestran su carácter, y manifiestan sus cualidades específicas y propias. Su ética con relación a sus nombres, se expresa en su fuerza creadora; su razón de ser; su señorío; su poder: el Shadai. Las dimensiones éticas de los nombres de Dios nos permiten esperar confiadamente en Él. Además, sirven de base al justo por garantizar su vida y esperanza Aún en las  adversidades

Con relación a Elohim: es la palabra en hebreo que se utiliza en los primeros capítulos de Génesis para referirse al Dios de la creación. A quien con el poder de su palabra creo todas las cosas. Elohim significa “poder” o “fuerza”.

Representa el poder y el propósito de Dios de cumplir lo que ha prometido. Elohim, al ver lo creado, lo considera bueno (Gén. 1:10,12). Su nombre indica su grandeza, majestuosidad y poder en la creación y en las actividades diarias.

Una implicación ética de este nombre tiene que ver con la belleza estética y de servicio de la creación. La bondad de la naturaleza, su orden, funcionalidad y grandeza; revelan su natural poder y fortaleza.

Con relación a Jehová: indica existencia. Él es el Gran Yo Soy (Ex. 3:14). También hace referencia este nombre a su rectitud de carácter. Razón por la cual puede exigir vidas rectas y derechas a sus seguidores. Su esencia recta y justa hace que castigue al hombre por su pecado (Gén. 3:24).También derrama juicio sobre pueblos y naciones insubordinados a su gobierno (Gén. 7:17-23; 19:13-24). Jehová es celoso por su pueblo, lo ama y se entristece cuando peca (Jue. 10:16). Una implicación ética del nombre Jehová, es su rectitud y justicia. Además, por el pecado y sus consecuencias sobre la humanidad, Él en su decreto eterno, se relaciona con su pueblo para expresar su justicia redentora.

Su nombre tiene que ver con “Salvador” (Job 19:25). Representa el carácter de Dios y su misión eficaz, cumplida a favor de sus hijos, motivo de gozo, alegría y fuerza para el creyente (Lc. 1:46-47). No importa si se pierde todo lo material con tal de tener su gracia y justicia.

Con relación a El Shadai: “El Todo - poderoso” (Gén. 17:1; 35:11; Jos. 7:8; Is. 6:8; 8:7). Su nombre indica fuerza, poder y capacidad para sostener y suplir todas las necesidades de sus hijos.

ADONAI

Este nombre o título de Dios está en plural y denota una pluralidad de personas en la divinidad. Este nombre es traducido como Señor en la Versión King James, y sirve para expresar la relación que existe entre un dueño o patrón y un esclavo. Cuando es usado como posesivo es un reconocimiento de propiedad y autoridad de Dios. La esclavitud es una bendición cuando Dios es el Dueño y Señor. Los esclavos comprados tenían protección y privilegios de los cuales no disfrutaban los esclavos alquilados. El esclavo comprado podía ser circuncidado y se le permitía comer la pascua (Ex.12:44).

En el Antiguo Testamento aparece esta palabra en singular (ADON) más de doscientas veces y es aplicada a los hombres; siendo traducida en varias maneras señor, amo, dueño. En el Antiguo Testamento este nombre para Dios aparece por primera vez en conexión con Abraham; él fue el primer hombre que se dirigió a Dios como ADONAI. Abraham mismo como propietario de esclavos también reconoció a Dios como su amo y dueño. Cuando Abraham había regresado de la victoria sobre los reyes y había rescatado a Lot, el rey de Sodoma quiso recompensarlo, pero él rehusó la recompensa. Y “después de estas cosas la palabra del Señor (Jehová) vino a Abraham en visión diciendo: No temas Abraham, Yo soy tú escudo, y tú galardón será sobremanera grande” (Gén.15:1). Y Abraham respondió “Señor Dios” (Adonai Jehová). Es decir, aquel que poseía esclavos se reconocía a sí mismo como el esclavo de Dios.

 

LOS TITULOS DE JEHOVÁ

Con frecuencia el nombre de Jehová es usado junto con otros nombres, para resaltar algún aspecto del carácter del Dios verdadero, al satisfacer las necesidades de su pueblo. Hay catorce de estos títulos de Jehová en el Antiguo Testamento.

JEHOVAH-HOSEENU, “Jehová nuestro Hacedor” (Sal. 95:6).

JEHOVAH-JIREH, “Jehová proveerá” (Gén. 22:14).

JEHOVAH-ROPHECA, “Yo soy Jehová tu sanador” (Ex.15:26).

JEHOVAH-NISSI, “Jehová es mi estandarte” (Ex.17:15).

JEHOVAH-M’KADDESH, “Yo soy Jehová que os santifico” (Ex. 31:13; Lev. 20:8).

JEHOVAH-ELOHEENU, “Jehová nuestro Dios” (Sal. 99:5, 8, 9).

JEHOVAH-ELOHEKA, “Yo soy Jehová tu Dios” (Ex. 20:2, 5, 7).

JEHOVAH-ELOHAY, “Jehová mi Dios” (Zac.14:5).

JEHOVAH-SHALOM, “Jehová es Dios” (Jueces 6:24).

JEHOVAH-TSEBAHOTH, “Jehová de los ejércitos” (1Sam.1:3; Rom. 9:29; CTG. 5:4).

JEHOVAH-ROHI, “Jehová es mi pastor” (Sal. 23:1)

JEHOVAH-HELEYON, “Jehová el altísimo” (Sal.7:17; 47:2; 97:9).

JEHOVAH-TSIDKEENU, “Jehová, justicia nuestra” (Jer. 23:6; 33:16).

JEHOVAH-SHAMMAH, “Jehová está allí” o “Jehová allí” (Ez. 48:35).

Los nombres Adonai y los títulos de Jehová as sido tomado del libro Doctrina de Dios por CLAUDE DUVAL COLE.

 

3. CREADOS CON RESPONSABILIDAD ÉTICA

Por nuestra condición de seres humanos, tenemos una profunda responsabilidad ética. Derivada de la majestuosa obra creadora de Dios. Después de conocer un poco, las implicaciones éticas de Dios, relacionadas con su naturaleza, perfecciones y nombres, debemos considerar las verdades éticas que se derivan de Él para sus criaturas. Por consiguiente, en este tema, analizaremos sucintamente las connotaciones éticas y morales responsabilidad del hombre por su creación, posición y libertad. El paradigma de este artículo, surge de un estudio personal, sobre el tema. Sobre la responsabilidad ética del cristiano, hemos tomado ideas de los siguientes autores: Arias, 1998; Bluthaedt, Sfe; Giles, 1998; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989; Nonine, 1997; entre otros.

Estas implicaciones aunque son exigidas por Dios a todos los hombres, no están capacitados para cumplirlas por el pecado. No obstante, es nuestro deber como creyentes, presentar los desafíos morales de Dios a su creación. Cuando Adán y Eva pecaron, quedaron imposibilitados de satisfacer la justicia y santidad de Dios. Es a partir de la redención que los elegidos llamados eficazmente, pueden nuevamente tener una relación plena de amor, fidelidad y libertad con el Redentor. Y los capacita para cumplir su voluntad que es buena, agradable y perfecta. En este sentido, solo los redimidos han sido recreados para cumplir con su responsabilidad ética. Sin embargo, los reprobados, serán juzgados por no obedecer las demandas eternas pese a no poder hacerlo, sin hacer a Dios injusto.

 

3.1. POR LA CREACIÓN

La Biblia afirma con claridad que el ser humano es producto de la actividad creadora de Dios. En Génesis se registra que todo hombre o mujer, tiene dos elementos constitutivos, uno material y otro inmaterial. En este sentido, estamos hablando de la dimensión espiritual (Gén 2:7). Al relatar la creación de este, manifiesta que fue hecho a la imagen del Creador (Gén. 1:26). Por lo que esta dotado de las facultades comunicables de Dios en su vida y responsabilidad. Al tener la imagen divina como parte integral, debe responder a sus desafíos éticos con tal consecuencia, como la expresión humana de la misericordiosa obra artística. No puede más que manifestar con su vida y conducta, la imagen del Señor.

Por consiguiente, todo hombre a diferencia de los demás seres creados tiene un sentido ético y moral, único. En este sentido, toda persona tiene un código moral y de comportamiento, escrito en su conciencia. El cual rige sus acciones y determina su apreciación de sí mismo, del prójimo, las cosas creadas y Dios. Desde el principio de la Biblia, vemos como la ética de Dios escrita y manifestada claramente al hombre, se percibe por prohibiciones, normas, principios y unos lineamientos claros y precisos sobre lo que es bueno o malo. La ética cristiana, toma como fundamento la revelación de Dios en sí mismo, en su palabra y en sus criaturas. En la Biblia, encontramos las dimensiones éticas y morales que se demandan de los seres creados para satisfacer la justicia divina y sus demandas.

La imagen y la semejanza de Dios en el hombre hacen referencia a los atributos de la personalidad, los cuales son intelecto, voluntad y sensibilidad. El intelecto de las personas, refleja la gracia del Creador con la criatura, al darle la capacidad de razonar, crear, avanzar y enriquecer la vida. No obstante, esta inteligencia, ha sido mal usada. Debe emplearse para agradar al Creador, servir al prójimo, cuidar la naturaleza, vivir en armonía. Por medio de ella, se toman decisiones morales de alto significado.

Por medio de la voluntad, dada por Dios, el hombre puede decidir libremente, lo que hace. La voluntad humana de los primeros padres, salidos de la mano de Dios, tiene los principios éticos del Creador. Es perfecta, santa, justa y encaminada a la gloria de Dios. Esta facultad implica autonomía, responsabilidad en la toma de decisiones, sabiduría, seguridad y sentido de misión, en la vida. Además, su fin es sujetarse al plan del Señor.

Otra facultad constitutiva del ser humano, en su creación, es la sensibilidad. La imagen de Dios en él, indica la capacidad de sentir y expresar libremente sus emociones. Amar y ser amado, servir y ser servido, la solidaridad, ira, dolor, esperanza y gozo; son algunas de las manifestaciones emotivas de las personas. Capacidad estética, admiración y placer, valoración y amistad, realización y felicidad; son exteriorizadas por hombres y mujeres. Además, implica una identificación con dimensiones personales y facultades del Creador.

Ser creados a su imagen y semejanza nos hace beneficiarios de múltiples privilegios en su creación que nos diferencian de la naturaleza y los seres vivos. Demanda, una alta responsabilidad moral, diseñada por el arquitecto soberano, de nuestra vida. Recordemos, que al ser creados, se nos escribió la ley moral en nuestros corazones y se asignó la conciencia como la juez de nuestra vida. No tenemos excusa, en razón de salir de sus preciosas manos, con su imagen y semejanza grabada en nuestra constitución.

 

 

 

   3.2. POR LA POSICIÓN

El hombre no solo posee la imagen y semejanza del Creador. También, fue puesto en un lugar especial y con funciones específicas y de gobierno, a diferencia de los demás seres creados. Una de ella es su capacidad y responsabilidad de señorear, es decir, ser señor de la creación (Gén. 1:28). Claro esta, que su gobierno, por ser la expresión del gobierno soberano de Dios, es justo, sabio y para la gloria de Dios.

También, fue puesto como administrador y mayordomo (Gén. 1:28). Esta función de dominio y control sobre los elementos creados, implica la capacidad de hacerlo con la convicción de que es para la gloria de Dios. También, que no puede hacer nada de lo cual no deba dar cuenta. En este sentido, debe ejercer su administración, con la agenda divina en sus manos, siguiendo sus pisadas y sujetándose voluntaria y gozosamente a todos los lineamientos santos, rectos y buenos del Señor.

Es de anotar, que antes de establecer la posición y delegar su responsabilidad a la primera pareja, reciben su bendición (Gén. 1:28). Podemos afirmar, que la bendición dada a Adán y Eva asegura la capacitación divina para cumplir con las demandas santas del Creador. La bendición de un Dios bueno, a sus hijos rectos y perfectos para gobernar una naturaleza buena y ordenada, es determinante. Adán y Eva, no podían hacer nada que no se les hubiera ordenado y capacitado. Estas implicaciones morales afectan su ser y orientan su conducta. A partir de esto, podemos hablar de moralidad de los actos humanos.

Algo interesante, es que la responsabilidad ética y funcional de Adán y Eva, esta garantizada por la bendición divina. También, estas tareas son para la pareja. Ambos son responsables delante del Creador del sometimiento a la voluntad de Dios y del desarrollo de sus funciones. Nada era por separado o para fines personales. Todo era un perfecto y completo plan de vida, esperanza y realización (Gén. 1:27-30). La posición es de gobernadores, administradores y señores en la hermosa y buena creación de Dios. ¿Qué riesgos habrá en una función así? ¿No tienen el éxito asegurado? Sin embargo, recordemos, que la realización del hombre y la mujer, esta en hacer la voluntad de Dios y seguir al pie de la letra, movidos por su gracia, las demandas explicitas de su propósito.

 

   3.3. POR LA LIBERTAD

Otro aspecto de la imagen de Dios en el hombre es su libertad, libre albedrío ó responsabilidad. Indica la capacidad de observar las varias posibilidades y tomar una decisión. Tiene que ver, con la capacidad dada por Dios, para tomar la alternativa que a juicio de su razón, considere acertada o más adecuada para la situación particular. Afirmamos que por el acto de la creación, el hombre fue hecho totalmente responsable, capaz y sabio para tomar sus propias decisiones (Gén. 1:26-27). Ante un Dios soberano, los hombres fuimos creados libres del pecado.

El ser humano, fue capacitado para tomar decisiones con relación a su comportamiento, vida y bienestar, guiados por el código ético constitutivo del acto de creación. Sin el pecado, estas normas éticas de libertad y responsabilidad, glorifican al Dios vivo, rinden culto a su soberanía y traen felicidad y armonía a la humanidad. Es imperativo, decir, que la libertad responsable dada al hombre, tiene límites, en razón de que no hay libertad completa y verdadera, sin límites (Gén. 2:15-17).

No obstante, nuestros primeros padres, tuvieron una libertad responsable buena, dada por Dios a sus criaturas. Esta es evidencia de la gracia de Dios en su vida y de la imagen del Creador en su creación. En este sentido, el pecado dañó la hermosa responsabilidad del hombre. Por tanto, no existe la libertad moral o de voluntad, simplemente el hombre es libre solo para pecar y pecar. Aún así, es completamente responsable, ante su Soberano Creador. El evangelio de Cristo trae una esperanza ética y espiritual de recreación de sus hijos. Les ubica en la libertad verdadera y completa en Cristo Jesús para vivir para su gloria. Quienes han sido regenerados, han recuperado por la gracia divina su libertad para servir, y vivir solo para la gloria de Dios. Han pasado de muerte a vida y libertados de la esclavitud del pecado y del dominio de la muerte. Esa es la verdadera y real esperanza de vida. A partir de allí, su responsabilidad ética y moral es posible cumplirla, por cuanto, somos capacitados espiritualmente para cumplir sus designios, sin Cristo, estamos muertos; nuestra inmoralidad nos condena (Rm. 3:10-23).

 

4. CONDICIÓN CAÍDA DEL HOMBRE

Después de considerar los aspectos éticos de Dios, basados en su naturaleza, atributos, nombres, y la creación del hombre, consideraremos su condición caída. Es indudable, que por el pecado, Adán y Eva, quedaron muertos en pecados, esclavos y excluidos de los beneficios en su relación con Dios. Al ser Adán, el representante legal o cabeza federal de la humanidad, su desobediencia fue imputada a toda su posteridad. Por lo tanto, desde Adán, todos somos pecadores. Esto trae a los seres humanos, los animales y seres vivos una serie de consecuencias permanentes, las cuales son trágicas y terriblemente angustiantes.

En este sentido, analizaremos las consecuencias éticas y espirituales imputadas por el pecado de Adán. Algunas de ellas, son su incapacidad, maldad y rebeldía total. Para cada uno de esos ejes, presento evidencias bíblicas, las cuales, dan sustento, firmeza y respuesta a esa doctrina. Damos por sentado, que ninguna persona disfruta de la verdad bíblica de la incapacidad total, a menos que esta regenerada por Cristo y se ajuste al evangelio. Sobre la condición caída del hombre, hemos tomado ideas de reflexión de los siguientes autores: Galán, 1992; Giles, 1998; Iserte, 1981; Montgomery, 1999; Owen, 2001; entre otros.

 

   4.1. SU INCAPACIDAD TOTAL

La caída de Adán causó la pérdida de todo poder espiritual para contribuir a la salvación. Su pecado infectó todas las partes del ser humano y lo esclavizó. Esta doctrina trata mayormente la cuestión del libre albedrío. La total incapacidad humana muestra que la voluntad del pecador es incapaz de escoger a Cristo y producir fe salvadora. Tampoco, esta capacitado para hacer alguna cosa para alcanzar la salvación, a menos que la gracia de Dios le alcance. Su incapacidad total, no inhabilita al hombre para realizar bienes relativos, no conducentes a su salvación (Is. 64:6). Esta doctrina es muy ofensiva, pero bíblica. Además, significa que el pecado está en todas partes, y domina todo el ser humano. Adán fue hecho a imagen de Dios, bueno en gran manera; al pecar, sufrió, junto a su familia las consecuencias a todo nivel (Gén. 5:3; 6:5; Sal. 51:5; Rm. 3:23, 11-12;  5:12).

El género humano por el pecado quedó totalmente inhabilitado moralmente para hacer lo bueno. Aunque hace cosas buenas, según nosotros, su motivación es incorrecta. Egoísmo, orgullo, falsa piedad, altruismo, son algunas motivaciones que mueven a las personas a hacer algo considerado “bueno”. Sin embargo, estas acciones no son aceptadas delante de Dios, en razón de su incapacidad espiritual. En este sentido, ningún hombre, esta capacitado, para hacer cosas moral y éticamente aceptadas, a menos que este en Cristo.

Su pecado, afecta directamente su vida moral, por ser un acto moral e infracción de la ley. Además, por pasar la barrera de lo bueno, legal aceptable y permitido. En consecuencia, al pecar, hay unas terribles consecuencias morales en la humanidad. Sus valores cambian, sus conceptos se desvían y sus acciones se pervierten de forma definitiva y fatal para su propia convivencia, y las relaciones consigo mismo, su prójimo, la naturaleza y con Dios.

Ninguna persona, por sí misma, puede obrar bien. No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Todos se desviaron (Rm. 3:9-20). Por el contrario, la descripción de acciones, esta llena de implicaciones amorales y anti éticas, destructivas de sí mismos y de sus con ciudadanos. En razón de estar separadas de Dios y totalmente incapaces para hacer el bien. Recordemos que Dios como sumo bien, es el autor del bien, lo define y lo establece como norma para acceder al reino; El hombre no puede entender el bien (Is. 59:9-10;  29:18;  42:16-17; Job 32:8; 1 Cor. 2:14; 2 Cor. 3:14; Jn. 8:43-44).

No obstante, el pecado inhabilita a todo hombre y mujer para ajustarse a estas normas de una alta y perfecta justicia y rectitud. Por tanto, todo lo que hace una persona sin Cristo, es abominable, aborrecible y desechado ante sus ojos (PVs. 6:16-19). Porque son acciones de idolatría, rebeldía y de un corazón no redimido. El ser humano, no puede hacer el bien, ni siquiera lo desea, porque su mente y corazón están corrompidos (Jn. 6:65).

 

    4.2. SU DEPRABACION TOTAL

El problema del hombre no es solo a nivel moral. Lo es también de su conciencia y corazón. Su vida esta totalmente llena de maldad, astucia y malicia pecaminosa. Sus órganos están vendidos al pecado, hacen por naturaleza, todo lo que es de pecado, y son objeto de la ira santa de Dios. Como consecuencia de su total maldad, Dios no quiere que todos entiendan y sean salvos (Is. 6:9-10; Mc. 4:12; Jn. 12:40; Job 12:24-25). Esa restricción del Señor al dar la comprensión a unos y a otros no, es un acto de justicia plena y perfecta para los reprobados y de misericordia y gracia para los redimidos.

Por tanto, Dios da entendimiento a quien él quiere, y así lo salva (Sal. 119:34, 125, 144; Lc. 24:45). Es nuestra responsabilidad orar y pedir al Señor entendimiento y gracia para hacer el bien y vivir para Él (Ef. 1:16-19; 1 Jn. 5:20). Esto en razón, de no poder hacer el bien por la esclavitud del pecado, su separación de Dios y su total incapacidad para hacer el bien (Rm. 8:7-8; 11:17; Mt. 7:17-18; Jn. 15:5).

Una de las principales funciones del evangelio es presentar a los pecadores su miserable condición caída. Al hacerlo, nuestra maldad y pecado es iluminado y puesto en evidencia, de tal forma que nos sentimos sucios, avergonzados y desnudos delante de su ojo escrutador. Cuando sucede este, debemos llenarnos de alegría, porque el Espíritu Santo, nos esta mostrando lo indignos, malos y perdidos que estamos. Es allí, donde vemos brillar con más fuerza la radiante senda que conduce a Cristo y somos conducidos a Él por pura gracia.

Nuestra maldad total contrasta fuertemente con la suficiencia, santidad y bondad de Dios. Su eterno amor, su perfecta justicia, su rectitud de carácter y acciones, actúan en contravía con las acciones sucias, malas y corruptas de las personas. En este sentido, el hombre no es un ser neutro a nivel moral. Es esclavo, muerto e incapacitado para hacer lo bueno. A pesar de esta verdad, Cristo es la esperanza para el desahuciado pecador. Sólo por su muerte redentora y su decreto eterno, podemos ser redimidos, posicionados y restaurados en todo nuestro ser para responder a sus demandas morales. Su código moral y de conducta, es nuevamente recreado en nuestro ser, y su Espíritu nos capacita por completo para hacer su voluntad y deleitarnos en sus sabios consejos.

 

   4.3. SU REBELDÍA TOTAL

A nivel moral, el hombre esta, como consecuencia de la caída, en total enemistad con el Creador. Es decir, esta en rebeldía flagrante. Su soberbia, altivez y orgullo, salen a flote, para rivalizar con los preceptos, enseñanzas y decisiones sabias, justas y buenas del Señor. Por tanto, viven en frustración, desasosiego, agresión y conformismo. La Biblia ratifica, que desde Adán, todos son enemigos del Señor. Dicha enemistad se manifiesta en la violación abierta y descarada de los mandamientos de la ley moral.

Podemos decir, que a raíz de la desobediencia, donde el ser humano, queda esclavizado y muerto moralmente, hay una violación permanente y consiente de sus mandatos. Se relativiza cínicamente los valores morales del género humano, se cuestionan y se alteran. Por tal razón, el Señor quiso dejarlos por escrito, para que sean testimonio vivo y visible de su voluntad y santidad. Además, como norma de conducta para los llamados sus hijos.

Esta gran verdad de nuestra total rebeldía para con Dios, hiere nuestro orgullo. También es motivo de desesperanza y frustración. Totalmente incapaces, malos y rebeldes. Sin embargo, donde abundó el pecado, se manifiesta con mayor fuerza su misericordia. El Señor revierte esta condición para sus elegidos, poniendo su propia vida en rescate por muchos. Opera justicia perfecta a favor de los pecadores eficazmente llamados y les redime sin nada más que su propia, real y eficaz obra de salvación (Rm. 3:20, 28; 4:6; 9:11,32; 11:6; Gál. 2:16; 3:10; Ef. 1:4; 2:9; Tt. 3:5).

Una vez, él justifica a los suyos, les capacita por su Santo Espíritu para hacer obras que le agradan, las cuales prepara para nosotros desde la eternidad (Mt. 7:16-20; Rm. 8:13-14; 8:29; Ef. 4:13 y Fil. 2:13; Ef. 2:10; Tt. 2:14; Stgo. 2:17-18)). Es decir, ningún ser humano, sin la intervención soberana de Dios, esta apto para hacer buenas obras. Las que la sociedad acepta como buenas obras morales y sociales, son una caricatura de las exigidas por el Señor. En razón, de provenir de un corazón corrupto y una motivación equivocada.

Por esa realidad, la justicia perfecta para los hombres y mujeres proviene solamente del cielo. Además, esta acompañada de la fe salvadora para creer en la obra de Cristo y someterse a sus designios. No puede ningún hombre, por su pecado y rebeldía total, producir fe de sí mismo, para aceptar, entender y agradar a Dios. Ella es un regalo de su misericordia para sus elegidos (Stgo. 2:19; Jn. 1:13; 6:37, 44; 10:25-29; Mt. 16:17; 1 Cor. 2:11-13; 2 Cor. 5:17-19; Ef. 2:8-9). Maravillosa obra, siendo incapaces de hacer cosas buenas, Él mismo por su Espíritu nos ha capacitado. Siendo totalmente malos, Él mismo nos ha llenado de bondad y rectitud moral, para agradarle. Siendo sus enemigos, nos ha reconciliado por su gracia y nos ha constituido, hijos, amigos y redimidos. Esta nueva posición define nuevos elementos éticos y moralmente nuevos para andar en su presencia.


5. ÉTICA PERSONAL

Después de haber visto la condición del Hombre, en qué estado se encuentra. En este capítulo hablaremos en cuanto a la vida personal del creyente, por lo tanto la vida de cada persona debe reflejar el carácter de Jesús. Él es nuestro ejemplo de lo que es un carácter que agrada a Dios. Refleja una persona sana emocional y espiritualmente. ¿Cómo debe ser la conducta del cristiano para poder vencer las presiones  de nuestros días y para ser un ejemplo en la iglesia y la sociedad que nos rodea? Consideremos algunos de los aspectos más importantes y prácticos (Las siguientes ideas han sido nutridas por la lectura de los siguientes autores: Azzati, 1992; Bluthaedt, Sfe.; Bridges, 2000; Galán, 1992; Giles, 1998; Iserte, 1981; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989; Mills, 1987; Nonine, 1997; Nyenhuis, 1981; Padilla, 1998; Palomares, 1992; Ridenour, 1975; Trull, 1989; Vila, 1985; Wiersbe, 1988; Autores varios, 1990; entre otros).

 

5.1. SU CONSAGRACION

Uno de los mas principales que el cristiano debe tomar importancia es nuestra consagración, a traves de nuestra vida en espíritu, palabra, y oración.

 

5.1.1. VIDA EN EL ESPÍRITU

El carácter del creyente debe estar caracterizado por el fruto del Espíritu Santo por que el que es del espíritu Espíritu es. Si estamos llenos de Dios, si Él es el Señor de nuestra vida, también debe serlo de nuestra forma de ser y relacionarnos.

Debemos demostrar esos frutos que están registrados en Gal.5: 22-23.

Como cristianos debemos esforzarnos para vivir de acuerdo a sus mandamientos (1 Tm. 4:15-16; 6:11-14; Tt. 2:7-8). Dios demanda que sus siervos como hijos de Dios, sean esforzados y diligentes en servirle a Él y defender la doctrina (Mt. 9:37; 2 Cor. 11:27-28)

Un hombre lleno del Espíritu de Dios se somete a la escritura. Procura vivir una vida limpia. Su conducta es ejemplar, porque nace de un corazón henchido del evangelio. Evidencia el fruto del nuevo carácter, descrito en la escritura. Vive la realidad de las bienaventuranzas. Es obediente, fiel, honrado y solidario. Los valores que marcan su vida son los del evangelio. Su ejemplo de vida es Jesús. No es un religioso, ni tiene apariencia de piedad. Es un autentico seguidor de Jesús y sus mandamientos. Se esfuerza con la gracia de Dios a servir, amar y aplicar las verdades espiturales. Sirve por amor a Dios y no para sí mismo. Debemos orar que Dios nos llene de su Espíritu y verdad para su gloria.

 

5.1.2    VIDA EN LA PALABRA

Jesús fue quien dijo: “Separados de mí, nada podéis hacer” (Jn. 15:5). Por tanto, todo cristiano debe guiarse en su vida, solo por las normas del evangelio. Quien no se somete a estas verdades de fe no es un verdadero hijo de Dios.

Esto implica, escudriñar las escrituras, obedecerlas y honrarla con su ejemplo de vida. Cuando nos acercamos a los principios bíblicos, nos damos cuenta lo rebeldes que somos y lo incapaces de obedecerlos. Además, se pone en evidencia, nuestro mal carácter y lo vulnerables a las tentaciones. Solo por la gracia de Dios, podemos reconocer la verdad de la escritura, apegarnos a ella y seguir humildemente sus preceptos. Debemos reconocer que la verdad revelada es suficiente para nuestro crecimiento y gozo. Sus mandamientos no son gravosos, si no vida, esperanza y expresión de amor y protección del Señor para sus hijos.

 

5.1.3.   VIDA DE ORACIÓN

Hemos aprendido diferentes aspectos de la vida en cristo. En esta sesión estudiaremos acerca de una vida de oración. Con mucha frecuencia la Biblia habla de esto (1 Tes. 5:17; Lc. 21:36; Fil. 4:6). La palabra de Dios nos manda orar; lo cual indica la importancia de obedecer. Dios nos pide que le sigamos en oración, porque Él sabe que no podemos vivir sin su vida y dirección. Algunas de las razones por las que debemos orar siempre son: para mantener una vida limpia, comunión con el señor y los hermanos.

En este sentido, la oración es el medio usado por Dios para mostrarnos lo que somos, llevarnos a reconocer los errores y pedir perdón. Jesús nos mando a orar constantemente (Mt. 26:41). La oración nos permite estar unidos a Él; recibir santidad y limpieza para la mente y corazón (Jn. 15:5). Cuando oramos Dios nos bendice y responde (Sal. 91:15). Sin embargo, no debemos usar la oración como un amuleto. Si no como un medio de gracia para depender del Señor, su poder y su gracia derramada hacia nosotros. Jesús mismo nos dio ejemplo de una vida dedicada a la oración; debemos seguir su ejemplo (Mc. 1:35).

La vida limpia dada por Dios a través del conocimiento de la palabra y la vida de oración, no es para nosotros mismos, si no para vivir para Dios. Como resultado, seremos fructíferos y útiles en sus manos (Jn. 15:5).

La oración cumple un fin ético en el creyente: mostrarle su pecaminosidad y la gracia abundante del Señor a su favor. También, lo ubica en la impotencia e incapacidad para servir y agradar al Señor y le revela que solamente unidos a Él, hay vida y esperanza para su abatido corazón. Además, lo humilla y convence que no puede sin su ayuda y dirección. En este sentido, lo ubica en el bien supremo; Dios.

Por eso los creyentes deben dar gracias en la oración (Fil. 1:3-4; Rm. 1:8,21; Sal. 107:8). Cuando oran deben llegar con gratitud a su presencia. Esto es posible, al reconocer que todo lo que hemos recibido es de Dios y nos lo ha otorgado por su gran misericordia. Al aceptar que nada es nuestro, nuestro corazón se llena de gratitud y adoración. Es decir, reconoce la fuente inagotable de vida. Esa es una postura éticamente correcta de todo hijo de Dios. Las acciones de gracias deben ser por todo, en especial por su salvación y amor inmerecido (1 Cor. 15:57; 1 Tm. 1:12; Ef. 5:20; 1 Tes. 5:18). Además, debemos dar gracias cuando pasamos por pruebas, porque son moralmente buenas y planeadas para el bien de sus hijos (Stgo. 1:2-3, 6; Jn. 11:41;). Toda oración debe hacerse con fe. También la fe es un don de Dios, para dirigirnos a su santo trono con la confianza de ser oídos (Mt. 15:28; 17:20; Mc. 9:23; 11:24; Lc. 17:5; Stgo. 5:15). Debemos orar siempre, creyendo que Él es nuestro Dios, Señor y Salvador. La oración debemos hacerla según los principios éticos y morales descritos en la escritura; de lo contrario, es rechazada.

Los cristianos como hijos de Dios debemos invertir mucho tiempo en oración a solas y diariamente. En ella debe presentar propósitos específicos y detallados; personales, familiares y eclesiales para ser respondidas (Mc. 10:51). La oración específica fortalece la fe, porque conocemos la respuesta y la agradecemos al recibirla (Hc. 10:2; Hab. 2:1-2).

También debemos orar en grupo; para estimulamos a la fe y al amor reciproco (Mt. 18:19). Somos convocados a honrar al Señor y someternos a sus designios (1 Cr. 29:10-11; 16:35-36; 1:13-14; Hc. 4:24, 27,31). Los primeros cristianos oraban juntos y pedían la dirección de Dios para tomar decisiones (Hc. 13:2; 20:36-38). Juntos debemos reconocer que las autoridades civiles son puestas por Dios, orar por ellas y someternos a las leyes establecidas (1 Tm. 2:1-2). Al orar en grupos o en hogares podemos pedir por necesidades espirituales y materiales (Hc. 20:18-20; Lc. 12:6-7; Fil. 4:19; 1 Pd. 5:7-9; Jn. 17:15). Recordemos: “La oración eficaz del justo puede mucho” (Stgo. 5:16).

 

5.2. SU VOCABULARIO

Hemos hablado de consagración a Dios en nuestras vidas diarias en esta sección hablaremos de cuan importante es nuestro vocabulario. Jesucristo dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca” Lucas 6:43-45. El habla es una facultad de nuestro espíritu. Con ella expresamos nuestras relaciones, sentimientos, ideas, deseos, pensamientos, etc. Aun más, el modo y el tono con que hablamos normalmente reflejan nuestro estado de ánimo, el estado interior, (decimos normalmente, porque a veces solemos hablar fingidamente.)

Ya que le habla es nuestra expresión mas esencial, la mayoría de los pecados los cometemos por la boca. Y muchos otros son acompañados por una expresión verbal.

El decaimiento moral y espiritual de la presente generación se hace muy evidente por la corriente forma de hablar. El vocabulario utilizado hoy en día, tanto por hombres como por mujeres, ya sea niños o ancianos, es un síntoma inconfundible del deterioro de las buenas costumbres y de la pureza de espíritu.

Al mismo tiempo es un testimonio elocuente de lo que impera en el interior de los hombres: la insolencia, la irreverencia, la agresividad, el pesimismo, la derrota, la liviandad, la ironía, la vanidad, la vacuidad, la morbosidad, etc.

La Biblia nos denuncia a dejar toda cosa terrenal o el viejo hombre. Col. 3:8-9

Consideremos algunos de los pecados más comunes que cometemos con la boca, y de los cuales debemos arrepentirnos, desechándolos definitivamente de nuestro vocabulario.

Blasfemias, insultos, malas palabras, groserías, Col.3:8, ya sea contra Dios, contra nuestro prójimo o simplemente proferirla sin dirigirla sin a alguien en particular. San Pablo dice en 1 de Cort.s 5:11 que el maldiciente debe ser cortado de la comunión de la Iglesia.

Conversaciones, cuentos y chistes obscenos; palabras deshonestas. Ef. 5:3-4 “Ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los santos”.  Fi. 4:8.

Ofensas, expresiones hirientes, palabras ásperas, griteríos. St. 3:2-12; Mt. 5:22; Colo. 3:8. “Si alguno no ofende en palabras, este es varón perfecto”.

Cargadas, cachadas, burlas, escarnio, sarcasmos. Sal. 1:1. La “cargada” es una expresión muy generalizada en nuestro medio; son pocos los que tienen conocimiento de que debe ser desechada del pueblo de Dios. La cargada es dañina, no fluye del Espíritu Santo, sino que es obra de la carne, pues no brota del amor para con la persona que estoy cargando.

 

 5.2.1. HABLAR DE UNA MANERA NUEVA

Si de la abundancia del corazón habla la boca, tener un nuevo corazón significa también tener un nuevo vocabulario. “ El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo buenoLc. 6:45.

Al convertirnos Cristo no solo cambia el con tenido de nuestras conversaciones, sino el modo de conversar: el espíritu de nuestras conversaciones, su intención, su acento, su tono, etc.

Hay cuatro principios ético-cristianos que deben regir en todas nuestras conversaciones:

 

TODO LO QUE DIGAMOS DEBE SER PARA EDIFICACIÓN.

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. Ef. 4:29.

TODA CONVERSACIÓN DEBE SER HECHA EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS.

“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo, en le nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de El”. Colo. 3:17.

TODO LO QUE DIGAMOS DEBE SER CON GRACIA.

“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis como responder a cada uno”. Colo. 4:16.

LA NOTA DOMINANTE DE NUESTRAS CONVERSACIONES HA DE SER SIEMPRE LA FE.

“Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón, OH Jehová, roca mía, y redentor mío. Sal. 19:14.

5.2.2. SU HONESTIDAD:

Es una de las cualidades que debe tener todo  cristiano. Lo asociamos con integridad, confiabilidad, sinceridad y honradez. Pablo escribe de la honestidad (1 Tm. 3:8). Dios espera, y la gente también, que seamos sinceros en toda nuestra manera de ser y obrar.

El cristiano debe ser auténtico y no tratar de aparentar lo que no es, o lo que no tiene. No debe tratar de hacer creer a los demás, que hace o puede hacer lo que no es verdad. La honestidad nos permite vivir libremente, o relacionarnos con todos sin tener que representar una realidad que no es la nuestra. Además, tiene que ver con el concepto de nuestra realidad. Implica estar en paz con Dios y descansar en su gracia para progresar. El apóstol Pablo nunca olvidó que fue perseguidor, ni oculto esa terrible verdad, pero lo hizo con motivo de gratitud y fue motivado a servir más y mejor. No debemos imitar a otros. Dios nos hizo distintos y nos necesita como somos, perfeccionados con su poder.

 

5.2.3. SU DEBER PARA CONSIGO MISMO

 

5.2.3.1. AMARSE ASI MISMO

El verdadero amor es el que quiere el verdadero bien, y todo ser aspira a poseer el verdadero bien donde se encuentra su felicidad. Por lo tanto el cristiano no puede menos que desear para si el verdadero bien, puesto que, al poseer un ser limitado y relativo que tiene que hacerse existencialmente, ha de tender hacia la perfección final. Desear este bien es amarse a si mismo de verdad. La Biblia dice que Jesucristo se amo a si mismo al escoger el oprobio de la cruz por el gozo que tenia por delante. Hb. 12:2; Is. 53:11; Fi. 2:9-11. Por otra parte, el propio yo como personalidad irrepetible fue creado por Dios con amor. Si Dios ama a mi persona, ¿porque yo voy a odiarme?.

Pero hay otro sentido en que hemos de negar nuestro yo y odiar nuestra vida, y ese es el que se expone en Lc. 9:23-24. Por el pecado, nuestro "ego" = "yo" tiende a regirse por sus propios planes, a buscar su comodidad (carnalidad). Ahora bien, la salvación del hombre consiste en que, renunciando a sus propios criterios y planes, acepte el plan de Dios y se someta a el, recibiendo por obediencia de Fe el regalo de la gracia, y entregando todo su ser a Cristo para que lo santifique, lo consagre y lo guarde para la vida eterna. En ese sentido es preciso negar el yo, o sea, decirle NO al "ego" que pretende ser automático en el modo de buscar la propia salvación y la propia felicidad.

El cristiano debe aceptarse a si mismo como es por que Dios nos hizo así; respetarse a si mismo u así será respetado por los demás; desarrollar sus facultades y ejecutar sus dones sin complejos, no solo en lo celestial, sino también en lo profesional, tengas un verdadero sentido de la competencia y de la responsabilidad, pues es un creyente y su conducta ha de ser de testimonio.

Ha de evitar todo lo perjudicial para su espíritu, para su alma, o para su cuerpo, pero es legitimo el recreo honesto, las diversiones que relajan la tensión e instruyen, los "hobbies" que ayudan a desarrollar la capacidad artística o literaria y sobre todo, procurar alimentar su espíritu con la oración, la meditación y el estudio de la palabra de Dios.

 

5.4. SU DOMINIO A LA TENTACION

Como creyente que quiere agradar a Dios, es importante que conozcamos de que manera nuestra santidad puede verse arruinada por no saber como rebasar la tentación.

El pasaje que usaremos es el que se encuentra en Gn.4:1-9. En él veremos los diferentes pasos que van desde la tentación misma a la consumación del pecado. Aunque en este caso el pecado, además del asesinato, es la envidia, la forma en que actúa la tentación es común a cualquier otro caso.

Existe una acción desencadenante: El sacrificio presentado por los dos hermanos y la diferencia en la aceptación por parte de Dios. Esta situación desencadenante puede ser presentada de diferentes formas; un viejo sueño, la bendición que tanto pedimos y no llega, una actitud que no nos gusto de parte de un hermano, una mujer que nos provoca, o tal vez no, pero quisiéramos que si, alguien que nos cuenta algún chisme, un impuesto que aumento 100%, etc.

"...Decayó su semblante": esta actitud es perfectamente adaptable a lo que siente la carne, cuando el alma ya tomó una decisión por Cristo. Claro que a quien le sucede esto es porque todavía no comprendió la bendición de poder vivir en santidad.

Una de las actitudes más difíciles para adaptarse a ella, es al de ser esencialmente positivo: lo que hoy no tengo, mañana Dios me lo dará. Con una visión así, seguramente la mano de Dios se moverá con más rapidez. En el caso de Caín, el solo pudo ver el agrado de Dios para con su hermano, cosa que no sucedió con el, y esto le impidió razonar con claridad, lo que lo hubiera llevado a esforzarse en presentar lo mejor en el próximo sacrificio.

Si lo que hoy estoy haciendo no esta con toda la bendición de Dios, y lo de mi hermano si, debo entender que mi próxima tarea la debo hacer con mas oración, y talvez, mas esfuerzo.

"...si lo hicieres bien..." la tentación no es exclusiva propiedad de los inconversos; los creyentes la sufrirán mas que ellos, por el hecho de ser propiedad de Dios.

 

5.4.1. ASTUCIA DEL DIABLO

Mt. 4:3 "Y llegándose a él, el tentador". El esta continuamente tratando de inducir a los hombres a pecar, y nadie se escapa de sus tentaciones. Hablo del "tentador" Satanás.

A este respecto debemos mencionar algo de astucia y malignidad de Satanás. Génesis 3:1: Satanás se transforma en un ángel de luz. 2Cor. 11:14: Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Esta fase de su trabajo se encuentra bien ilustrada en la tentación de Cristo. Mt. 4:1-11, él simulo que podía ayudar la fe de Cristo, que podía estimular su confianza en el poder divino y proporcionarle un incentivo para el culto. Las escrituras hablan de las acechanzas o métodos del diablo. Ef. 6:11-12, Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

La "antigua serpiente" es más peligrosa que un "león rugiente".

La astucia de Satanás se deja ver al tentar a los hombres en su momento de debilidad. (Mt. 4:1-11; Lc. 22:40-46). Después de los grandes éxitos. (Jn. 6:15). Incitando a hacer uso de las cosas buenas de una manera mala. (Mt. 4:1-11). Engañando a sus seguidores con señales y maravillas. (2Ts. 2:9-10)

 

 

HAY QUE RESISTIR LA TENTACIÓN

1 Pedro 5:8-9 Enseña que debemos "resistir firmes en la fe", sometiéndonos a Dios (Rom. 6:17-23) y vistiéndonos de toda la armadura de Dios.(Ef. 6:10-20)

 

EL PRINCIPIO DE LA TENTACIÓN EN LA TIERRA

La Biblia nos dice que en el tiempo de Adán, todo lo creado era bueno, no había ferocidad en los animales, no había demasiado frío, ni calor el hombre tenia todas las circunstancias favorables para ser feliz y llevar una vida de obediencia a Dios.

No conocían la maldad o el pecado.

No tenían enfermedades.

Tenían dominio sobre la naturaleza.

Vivian felices.

Había relación perfecta con Dios

En medio de este ambiente tan bendecido, apareció el archienemigo de todo lo que es de Dios, Satanás. Su nombre no aparece en el texto de génesis, peor la revelación dad por la Biblia, que fue el que apareció corporalmente en forma de una "Serpiente". Satanás se apareció a Eva, ofreciéndole algo que fue terminantemente prohibido por Dios. En 1 Jn. 2:16; tenemos la lección, que toda tentación en el mundo encierra tres categorías:

Los deseos de la carne- Lo que satisface los apetitos o deseos carnales.

Los deseos de los ojos- Lo que satisface la vista.

La vanagloria de la vida- Lo que satisface el orgullo propio.

 

 

En la tentación de la mujer, el tentador empleo toda las forma de tentaciones.

LOS DESEOS DE LA CARNE

Ella vio que el árbol era bueno para comer (Gn. 3:6a). Aunque ella podía comer de todos los árboles del huerto, era de ese que ella deseaba probar.

 

LOS DESEOS DE LOS OJOS

Era agradable a los ojos (Gn. 3:6b). El contemplar las cosas prohibidas solo sirve para alimentar el deseo desenfrenado.

LA VANAGLORIA DE LA VIDA

El árbol era codiciable para alcanzar sabiduría (Gn. 3:6c). La ambición sin control y contraria a la voluntad de Dios, siempre termina en catástrofe.

Aparte de estos tres aspectos de la tentación había:

El poner en dudas lo que Dios había dicho.

Con la declaración del Tentador que no había castigo, al decir, "no morirás".

La idea de que Dios no les cuidaba bien, les engañaba, y prohibía lo que era verdaderamente para su bien.

Seamos sobrios frente a las artimañazas de satanás, la Biblia dice resistid al diablo y el huirá de vosotros.

LA ETICA SOCIAL DEL CREYENTE

Este tema es uno de los mas importantes  en la vida del creyente, ya que hemos hablado ya de los mas importantes temas en adelante, especialmente la relación de un creyente con su Dios. También es importante saber de cómo un creyente debe conducirse es su vida social. Este tema es muy importante por que es el campo donde uno se enfrenta a muchas circunstancias de la vida. Por tanto en este tema hablaremos de sujeción, creo que en primer lugar debemos aprender a sujetarnos de la palabra de Dios, así aprenderemos como sujetarnos a la autoridades, la familia, las leyes del estado y otros.

 

LAS AUTORIDADES

En todas las áreas de nuestra vida encontramos que siempre hay alguien a quien debemos sujetarnos; esto nos crea un gran conflicto interior ya que nuestra propia naturaleza se hace difícil aceptar que alguien nos mande. La Psicología dice que todo ser humano vive buscando limites, y desde sus primeros años, intenta ver hasta donde le esta permitido llegar en sus caprichos.

En el creyente se da esta costumbre de buscar límites; tratamos de hacer las cosas lo mejor posible, hasta a veces creemos que nos sujetamos a la voluntad de Dios.

Dentro del tema de la sujeción tenemos tres áreas o ámbitos que vamos a desarrollar:

 

SUJECIÓN EN LA FAMILIA.

Esta es la célula primaria de la sociedad; lo que aquí se llegue a formar es lo que luego la sociedad va a recibir. Por esto es muy importante lo que la familia cristiana pueda dar a sus hijos.

Para que la sujeción sea bien desarrollada, por así decirlo, es necesario que el ejemplo sea claro, y no se contradiga con la palabra escrita en la Biblia. Por ejemplo: si un padre es dominado por la madre, difícilmente una hija llegara a comprender lo que dicen los discipulados sobre la actitud que debe tener ella respecto de su marido el día que lo tenga, creándose un conflicto interior que hasta puede alejarla de Dios.

Es por estas cosa que la responsabilidad de los padres se amplia al ser creyentes. ¿Cómo voy a intentar enseñar lo que no estoy dispuesto a vivir? ¿Cómo pedir a un hijo que después se sujete a su maestro, jefe, pastor, o lo que es peor a nosotros mismos?

Nunca debemos olvidar que la sujeción no es una cuestión de violencia, más bien tiene que ver con el amor y el respeto mutuo.

 

SUJECIÓN EN LA SOCIEDAD.

Todo ser humano debe desarrollar su vida dentro de la sociedad, esta tiene sus propios códigos de acuerdo a las regiones, sus costumbres, y sus autoridades. Dios también se ocupa que estas autoridades sean respetadas por los creyentes, Romanos 13:1-7, deja perfectamente claro que es Dios quien le permite llegar a gobernar.

El hombre es el menor componente de la sociedad. Menor, pero el más importante, pues toda la vida social es producida por El y para El y gira al rededor de El. Este concepto presenta al hombre como "un ser esencialmente social y político".

La sociedad posee una estructura muy compleja. A parte de la base física (el territorio) ella necesita para existir, de los seres humanos. Es de fundamental importancia que estos seres humanos estén identificados entre si, a través de una serie de factores. Por ejemplo: idioma y religión son los factores más importantes en el proceso de interacción mutua. Aunque existan variedades de religiones, es importante que exista un denominador común, que caracterice los llamados "ideales simbólicos de una sociedad".

Las normas y valores éticos y morales, son otros componentes de la estructura de una sociedad que tiene la misión de garantizar la sobre vivencia física y psíquica de los miembros de la sociedad.

Podemos resumir este concepto diciendo que: "Sociedad es un conjunto de seres humanos, organizados en grupos sociales, que viven en un proceso de interrelación e independencia y que presentan características particulares diversas, que son reconocidas por un todo general que las identifica.

 

6.2. EL TRABAJO

Se trabaja para lograr un fin que no es el trabajo mismo. El trabajo es nada más que un medio para alcanzar un objetivo deseado.

Existen caracteres que distinguen al trabajo como una actividad sistemática. Estos caracteres son los siguientes:

La persecución de un fin. Todo trabajo sea físico o mental, se propone lograr un objetivo que puede ser de utilidad material o espiritual, o bien persigue un simple placer ulterior. Así se explica que una persona puede mantenerse mucho tiempo en un trabajo penoso y aburrido, con solo pensar y representarse el resultado final del esfuerzo. La realización de un trabajo implica por consiguiente, un estado bastante avanzado del desarrollo de la voluntad.

La búsqueda de los medios Siendo el trabajo una actividad sistemática, no se da libre a las energías como en el juego, sino que se trata de coordinar todos los esfuerzos, de modo que conduzcan a obtener el objetivo perseguido.

La planificación. No basta la búsqueda de los elementos para obtener el fin deseado. Es menester ordenar esos elementos, que son medios, de acuerdo con un plan preestablecido y utilizarlos sucesivamente, eliminando los esfuerzos inútiles que restan energía y retardan el éxito. La planificación consiste en la ordenación y la utilización conveniente de los medios conducentes al logro de un fin.

Control de los resultados. Como todo plan se compone de etapas, es preciso controlar y verificar cada uno de los resultados parciales del trabajo, con la representación de la finalidad total que se persigue.

La superación de los obstáculos. Cada plan se realiza por etapas sucesivas, que son otros tantos pasos que conducen al fin buscado. No es posible llegar al la etapa final sin haber vencido las diversas dificultades que estos pasos sucesivos. Detenerse en cada uno de ellos, sin salvar y sin superar sus dificultades, significa un verdadero fracaso.

 

7. ETICA CIUDADANA

 

 LAS DOS CIUDADANIAS DEL CREYENTE

El cristiano tiene dos ciudadanías: la del cielo, Filipenses 3:20, donde esta registrado el padrón de la vida del Cordero, y donde está reservado un estupendo apartamento. Juan 14:2-3. "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo no lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomare a mi mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis". Y la de la tierra, puesto que en el mundo. Juan 17:11-18. Y debe obedecer las leyes justas de las autoridades del mundo. Romanos 13:1-8. Esta doble ciudadanía exige que el cristiano piense en sus valores cívicos y se esfuerce por cumplirlos.

 

7.3.  SISTEMAS POLITICOS

En todos los sistemas políticos siempre hay algo que afecta el terreno ético en el que nos movemos:

Los creyentes pueden y deben acatar y obedecer, en todo lo que no sea en contra de su conciencia de cristiano, a las autoridades de cualquier sistema político. Están en el derecho y en el deber de promover pacíficamente un estado de cosas en que mejor se salvaguarden la verdad, la justicia y la libertad. En principio diríamos que el mejor sistema político es la democracia pura, pero no se olvide que tanto la democracia, como la libertad, hay que merecerlas. El cristiano tiene derecho a mantener y expresar sus opiniones políticas, pero nunca debe entrar en la palestra política como creyente, sino como ciudadano; de lo contrario, introduce en la Fe que es un factor de unidad, un elemento de división. Esto afecta especialmente a los ministros del Señor o lideres de movimientos religiosos.

 

 DEBERES SIVICOS DEL CREYENTE

Según el Nuevo Testamento, podemos decir que:

El creyente debe esmerarse en obediencia y sumisión a las autoridades y a las leyes, no solo por temor al castigo, sino en conciencia. Romano 13:1-5 "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridades sino se parte de Dios. Y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para si mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de conciencia."

El creyente debe esmerarse en pagar puntualmente tasas, tributos, contribuciones e impuestos.

El creyente debe a las autoridades, no solo sumisión y obediencia, sino también honor y respeto. 1 Pedro 2:13-17. Por causa del señor someteos a toda institución humana, ya sea rey, como a superior, y a los gobernantes, como por el enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que haces bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.

 

8. LA ETICA DE LA MAYORDOMIA

Esta parte del estudio también es primordial para un creyente, puesto que la Ética demanda orden y cuidado, también aprenderemos como administrar los bienes que Dios nos  a dado, el tiempo en el cual vivimos, y otros.

La palabra "mayordomía", del griego ""Oikonomo", literalmente significa "ecónomo" esto es alguien que asume la dirección de la casa, o administrador, o alguien encargado de algo que le fue confiado por otro.

Todo lo que somos o Los cristianos deben reconocer que: tenemos procede de Dios. 1 Corintios 4:7.

La vida que tenemos nos fue dada (confiada) por Dios. Juan 33:4.

Nuestro sostén viene del Altísimo. Salmos 145:15.

Todo lo que tenemos debe servir para su gloria. Proverbios 3:9-10

Como mayordomos, un día tendremos que presentar cuentas. Romanos 14:12.

Dios aborrece al mayordomo infiel. Lucas 16:12.

 

 

8.1. MAYORDOMÍA DE LOS BIENES FINANCIEROS

El uso del dinero pone a prueba de modo forma particular, la habilidad y la fidelidad del administrador.

Un administrador da cuentas al dueño de todo lo que pasa por sus manos. Hageo 2:8.

Como mayordomos debemos reconocer que Dios nos dio el dinero para que usásemos lo necesario para nuestras necesidades y aplicar para la extensión de su Reino. Mateo 6:31-33.

Somos socios en los negocios de Dios (no debemos olvidarnos que en una sociedad, una parte pertenece al socio.)

Una verdad olvidad....., simplemente no la aceptamos. Mateo 6:19-21.

Debemos ser sabios en nuestras compras. El dinero es apenas un medio de cambio. Por determinadas horas de trabajo recibimos unos papeles o monedas que podemos cambiar por el fruto del trabajo de otras personas. Tenemos que calcular si lo que compramos vale o no las horas de trabajo que estamos invirtiendo en su precio. No gastes el sueldo de una semana en una comida.

Evite las deudas. Romanos 13:8..

Cuidado con los préstamos. Ellos parecen una salida para problemas mayores aún. Proverbios 22:7.

Practique la economía. Esto es, compre sabiamente. La economía es sacar provecho de todo. Juan 6:12.

 

8.2. LA MAYORDOMÍA DE LOS DIEZMOS Y LAS OFRENDAS

Hay aquellos que hablan de "DAR", el diezmo, mientras que la Biblia habla de "PAGAR" el diezmo. Que pasa cuando pagamos el diezmo.

Descubrimos el gozo se ser socios de Dios. 1 Corintios 29:14.

Descubrimos el gozo de dar. Hechos 20:35.

Desarrollamos un espíritu generoso, librándonos del egoísmo, de la avaricia... 1 Timoteo 6:10.

Tenemos la oportunidad de hacer un tesoro eterno. Mateo 5:6-20.

Fortalece nuestra Fe. Mateo 6:33.

Usted participa según sus condiciones. 1 Corintios 1:2; 2 Corintios 9:7.

 

8.3. MAYORDOMÍA DEL TIEMPO

El mayordomo cristiano administra su tiempo. Efesios 5:15-16.

Un mayordomo cristiano planea y aprovecha su tiempo. Juan 9:4.

Cuando pagas el diezmo estas pagando parte del tiempo que el te dio y dedicaste al trabajo.

El tiempo que pertenece a Dios, a El debe ser dado.

El tiempo que pertenece a la familia NO debe ser ocupado por otra cosa.

Pida sabiduría para saber usa el tiempo que El le da. Salmos 90:12.

Sea equilibrado en el trabajo. No permita que le sea su señor, ni que ocupe el lugar que le pertenece a otras actividades de su vida.

 

8.4. LA MAYORDOMÍA DE LOS TALENTOS

En la parábola de Mateo 25:14-18, se habla de dinero, mas Dios nos ha confiado otros talentos o dones.

El hecho de no tener talentos iguales a otras personas, no es motivo para ser inoperantes. Romanos 12:12-19-22-23.

Todos tenemos talentos. Efesios 2:10.

 

9. ÉTICA FAMILIAR

Sin lugar a dudas el hogar es el lugar central donde el hombre cristiano se desenvuelve. No es un espacio anexo, si no el centro donde vive y concreta su fe en el Señor

 (Williamson, pp. 28, 33) (Las siguientes ideas, han sido nutridas por la lectura de estos autores: Azzati, 1992; Bluthaedt, Sfe.; Bridges, 2000; Galán, 1992; Giles, 1998; Iserte, 1981; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989; Mills, 1987; Nonine, 1997; Nyenhuis, 1981; Padilla, 1998; Palomares, 1992; Ridenour, 1975; Trull, 1989; Vila, 1985; Wiersbe, 1988; Autores varios, 1990; entre otros).

 

 

 

9.1. LA RELACION EN EL MATRIMONIO

Con relación al matrimonio, debemos mencionar que Dios creó a la mujer, porque no era bueno que el hombre estuviera solo, y para servirle de ayuda idónea. Con esta valiosa compañera es posible cumplir los propósitos del Creador (Gén. 2: 18-24). Los principios de compañía y ayuda idónea son valiosos en la comprensión del matrimonio cristiano. En este sentido, la esposa debe ayudar, comprender, complementar y acompañar a su esposo en todo.

Sometimiento mutuo, es uno de los aspectos en las relaciones familiares del creyente. Pablo nos dice: “Someteos unos a otros en el temor de Dios” (Ef. 5:21). Dicho sometimiento solo es posible si somos llenos del Espíritu de Dios, de lo contrario, es una gran ofensa a nuestros razonamientos y actitudes soberbias e insubordinadas. “…antes bien sed llenos del Espíritu, hablando … con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor … dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Ef. 5:18-20). Esta actitud ética no es impuesta por el otro sino un compromiso voluntario impulsado por el amor al Señor y a la otra persona.

En este sentido, la esposa debe sujetarse al esposo, como al Señor (Ef. 5:23). No implica sumisión o esclavitud sin derecho a tener opinión o a realizarse como persona.

 

Por su parte, el esposo no debe imponer su liderazgo como un tirano. Debe ganarse la lealtad de su esposa, como Cristo ganó la de la iglesia. Ella debe por amor sumarse en un proyecto de vida junto a su esposo y estar dispuesta a trabajar junto a él; (Tt. 2:4-5). Se realizará como mujer y cristiana en la medida que obedece al Señor haciendo su parte en el ministerio que Dios les encomendó. El esposo debe ayudar a su esposa para que ella se realice como mujer y como cristiana. Debe complementarla, darle las oportunidades para que desarrolle sus tareas de acuerdo con sus dones. En razón, de que es la cabeza, puesta por Dios, según le plació establecer el orden de autoridad. “Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Ef. 5:23). Como cabeza no esta llamado a ser tirano, jefe o caudillo.

 

No es posible la sujeción recíproca, si no hay amor (Lc. 1:38). Este es la clave del matrimonio. Sólo quien es amado por Dios y lleno del Espíritu Santo, se someterá con gozo al otro y estará dispuesto a deponer su posición por la del otro, cuando eso es lo mejor para la familia. Todo principio que rige el matrimonio se fundamenta en el amor que Cristo derramó sobre sus hijos. Dicho amor genera en los creyentes comprensión, respeto, ayuda mutua, compañerismo, fidelidad veracidad y el deseo a agradar a Dios, sirviendo a su pareja. El amor se debe expresar con palabras y acciones. No debe perderse el respeto romántico del matrimonio. Debemos cultivarlo para que cada día se enriquezca. El amor matrimonial debe tener las características del amor de Dios (1 Cor. 13:4-7).

 

   9.2. RELACION EN LA SEXUALIDAD

El disfrute correcto de la vida sexual constituye un tema donde surgen muchos problemas. Los tabúes, traumas, mala formación, presiones de la sociedad hedonista, tentaciones motivadas por nuestra carnalidad y la lucha espiritual constituyen la base de problemas y desajustes en la pareja que afectan el ministerio. Pablo habla sobre el sexo en el matrimonio (1 Cor. 7:1-6). Lo hace después de hablar de la fornicación, o adulterio y de mostrarnos que el creyente pertenece a Dios y es templo del Espíritu Santo; por tanto no debe pecar. Hay varios pecados sexuales en los que estamos tentados a caer. Adulterio, fornicación, lascivia, concupiscencia, homosexualismo, violación, pornografía, lujuria, orgías, entre otras.

Para protegernos Dios estableció el matrimonio. El cual debe ser hermoso, santo, honroso y puro (1 Tes. 4:3-4). La vida matrimonial debe estar limpia de lascivia, complejos, malos conceptos y comprometidos en hacer feliz a la otra persona. Pablo nos habla de no negarnos el uno al otro. La felicidad sexual consiste en estar de acuerdo en lo que le agrada a la pareja y actuar con gozo delante de Dios, quien instituyó el matrimonio. La vida sexual compartida correctamente permite a la pareja sentirse realizada y fortalecida interiormente para no desear buscar en otros lo que Dios les dio en el matrimonio (Can. 4:9-10). Por el contrario, la frustración sexual es una avenida para la tentación y destruye.

 

El sexo es un don de Dios, que nos permite la identidad hombre mujer. El sexo no es malo en sí, no es pecaminoso ni perverso. Dios nos dio ese regalo junto con la capacidad de amar y expresar nuestros sentimientos con palabras y acciones. Fue dado para ser disfrutado dentro del matrimonio. Uno de los problemas contemporáneos es su uso como recurso de venta y medio de placer, sin responsabilidad.

 

Todo cristiano como hijo de Dios que siente algún atractivo por alguna persona del sexo opuesto debe ponerse en guardia y tomar las medidas necesarias para no caer. No hacerlo, lo hará vulnerable y pecará. La situación se complica cuando el pastor no tiene una esposa que lo comprenda, apoye, valore y satisfaga sexualmente.

Todo pecado comienza con nuestros pensamientos. Evite sentimientos de cariño y actitudes que le hagan enamorar o sentirse bien con otra mujer. Cuando descubra esos sentimientos rompa todo vínculo afectivo con esa persona.

Toda persona creyente el  Señor debemos estar atento a todo tipo de tentación y si nos presenta debemos tomas estos pasos.

La primera clave es no dar lugar para caer ni en la mente, ni en las posibilidades, la segunda es huir. Como José salió del lugar para evitar que el asedio se transformara en pecado, usted debe huir; sea valiente y salga (Gén. 39:1-20). Para ello debemos tener un concepto claro de la santidad en todas las áreas de la vida cristiana. José dijo: “…y cómo pecaría contra Dios”; salió y venció.

Si se encuentra en tentación, usted debe orar al Señor y hablar con su esposa haya o no caído en el pecado y pedirle ayuda. Este paso aunque difícil es fundamental. Deben analizar juntos las motivaciones de la tentación, evaluar la marcha del matrimonio, las frustraciones, desencuentros, alegrías, planes, etc., de cada uno de los cónyuges. Deben resolver lo que no funciona, pedirse perdón y establecer dinámicas reales de ayuda para vencer la tentación.

Además, debe hablar sinceramente con la persona que le atrae, y mostrarle el peligro o pecado que cometieron y dar pasos concretos para romper esa situación. Si es casada es conveniente hablar con el esposo. Si hubo adulterio, deben confesarlo a la iglesia y recibir la disciplina correspondiente. Es vital reiterar que si usted se siente atraído por una mujer debe terminar con toda situación que siga alimentando esos sentimientos. Si está aconsejándola, debe trasferirla a otra persona, especialmente del mismo sexo.

Después del dialogo que mencionamos antes, comience de nuevo a enamorar a su esposa, a buscar todas las oportunidades para disfrutar, enriquecer y estabilizar su matrimonio. Dios les dará su gracia para restaurar el vínculo de unidad y amor. Esta experiencia dolorosa les dará autoridad para ayudar a otros que estén en ese mismo camino de tentación.

Los creyentes que están pasando por el camino de tentación sexual deben recurrir a Dios y pedir ayuda a su pastor o un hermano maduro para que le ayude salir de esa tentación.

 

9.3. RELACION CON LOS HIJOS

Con relación a los hijos, deben ser el fruto del amor responsable de los padres (Sal. 127:4). Como esposos deben planificar su llegada al hogar y brindarles un ambiente de amor, aceptación, alegría y seguridad. Los principios éticos de nuestra responsabilidad comienzan con un sincero amor; el cual debemos declarar y demostrar con nuestras palabras y actitudes.

El rol de los hijos es amor, obediencia y respeto a sus padres y cooperación con la misión encomendada a ellos, de la cual son parte (Ef. 6:1-3).

El creyente debe cuidar su propia familia. Y dar un buen ejemplo sobre su cuidado y protección. Además debe enseñarlos a obedecer, porque es el mandato divino (Ef. 6:4). Y educarlos con amor y paciencia; guiarlos a hacer lo que sus padres les dicen (1 Tm. 3:4). El castigo, es parte de la disciplina, pero ha de ser con amor, no con enojo (1 Tes. 2:7). Deben saber lo que han de hacer, para ser librados de problemas (PVs. 13:24; 1 Sm. 3:13). Elí no impidió que sus hijos hicieran lo malo. No les enseñó a obedecer.

 

9.3.1. DEBERS DE LOS PADRES HACIA LOS HIJOS

Los deberes de los progenitores pueden ser los siguientes.

Alentar y estimular. Ef.6:4 Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor.   Son acciones que denuncian la mala costumbre de muchos padres y madres de castigar sin juicio y sin medida a sus hijos; hay veces esto se hace delante de personas ajenas a la familia, como si en todo sean malos, traviesos holgazanes, y sin provecho. Es triste que aya muchos niños que nunca oyen de labios de sus padres de una sola frase de aliento, de estimulo, de alabanza.

Colo.3:21 Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen. La consecuencia de un trato muy mal a los hijos trae desaliento, se desaniman, se acomplejan. Cuando pasan todas estas cosas trae muchos peligros para el hijo. La correcta actitud que el padre debe tomas frente a sus hijos es esta. 1. animar, hacer algo mejor, 2. Aplicar castigos que sean verdaderos correctivos, 3. No discutir ni pelearse delante de los hijos, 4. Cuidar de que no queden sin el afecto y la atención que necesitan.

Educar sabiamente a los hijos. Ef.6:4. …edúquenlos con la disciplina y amonestación… Esto indica un cuidado constante y sacrificado en la crianza de los hijos; así lo mismo con una educación a base de corrección.

La educación de los hijos es sumamente importante para estos días, hay algunas observaciones que el rumbo de los hijos a tomado un nuevo significado: los hijos dirigen a los padres. Se aumentó  muy notablemente entre los jóvenes la drogadicción, el libertinaje sexual y la delincuencia, etc. Todo esto por que sea dejado de influir los valores en todo lugar.

En la gran mayoría de las iglesias Evangélicas se han olvidado de los hijos de cuan importantes son ellos para Dios, pienso que en las iglesias debería a ver escuela para los padres, por que muchos padres no saben como conducir a sus hijos en disciplina y obediencia. Veo que se ha perdido mucho los valores en todo aspecto y esto ha afectado a la iglesia en gran parte en donde no hay respeto el uno al otro.

Es tiempo de cambiar  y volver a la palabra de Dios y esto lo lograremos impartiendo y sembrando buenos valores biblicos a los hijo, así obtendremos una generación nueva y con un pensamiento diferente.

Conducir en el camino del Señor. Dt.6:6-7. Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Este pasaje es muy explicito para todos los padres de familia que deben conducir al hijo hablándoles de la palabra de Dios en todo tiempo. El padre deberá guiar a su hijo con mucha cautela a Dios a su hijo así como Loida  nieto de Timoteo y su mamá Loida. 2Tim. 1:5. Porque me acuerdo de la fe sincera que tienes. Primero la tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de que también tú la tienes.

           

10. LA ETICA DE LA LEY DE DIOS

Este tema es extraído y resumido del libro el creyente y la ley moral de Dios. Por: Tomás Montgomery Dios.

Es necesario empezar haciendo algunas preguntas; ¿Para qué sirven los Diez Mandamientos? ¿Por qué debemos estudiarlos? ¿Cuál es el propósito de los Diez Mandamientos? Al contestar estas preguntas debemos guardar en mente, los dos errores básicos con respecto a los mandamientos:

 

Primero, el error consistente en el legalismo, es decir la idea de que la salvación se obtiene por medio de la obediencia a la ley, que la justificación es por obras. Segundo, el error de aquellos que creen que la salvación de gracia por medio de la fe anula o acaba con la ley (los mandamientos).

Cuando hablamos de los Diez Mandamientos, estamos hablando de la “ley moral” y no de la ley ceremonial o civil. Sin lugar a dudas, la ley de Dios en sus aspectos ceremoniales y civiles ha sido anulada bajo el Nuevo Testamento por la obra de Cristo. La ley moral (los Diez Mandamientos) es de valor permanente porque es un reflejo de la santidad de Dios y la norma para definir el pecado bajo ambos testamentos. Las leyes ceremoniales (los sacrificios, las ceremonias, los ritos, el sacerdocio, etc.) del Antiguo Testamento apuntaban hacia la persona y la obra de Cristo y encontraron su cumplimiento y consumación en el. Vea Col.2 y las epístolas de Gal. y Hb.). También las leyes civiles que gobernaban al pueblo de Israel como una teocracia y como una sociedad sacralista fueron abolidas por el establecimiento del Nuevo Pacto.

 

 

 

10.1. ¿PARA QUÉ SIRVEN LOS DIEZ MANDAMIENTOS?

En primer lugar, no sirven para salvarnos.

 Este es el error más común respecto de los Diez Mandamientos. El mundo religioso está lleno de personas que creen que pueden salvarse guardando estos preceptos. La Biblia dice lo contrario y afirma que nadie será salvo guardando los diez mandamientos. Romanos 3:20. Gál. 3:10-11, Gál. 2:16.

Entonces, la ley fue dada no para salvarnos sino para convencernos de nuestros pecados y mostrarnos nuestra necesidad de Cristo. Gál. 3:24.

Segundo, los Diez Mandamientos son las reglas o normas de justicia tanto para los creyentes como para los incrédulos.

Los Diez Mandamientos tienen valor permanente para los creyentes y para los incrédulos. Son un reflejo de la naturaleza y el carácter de Dios, es decir; un reflejo de la santidad divina.

Al hacer la pregunta ¿En dónde podemos encontrar las normas y reglas de la santidad?, la Escritura contesta diciéndonos que las encontramos sintetizadas en la ley. Esto es lo que afirma el apóstol Pablo cuando dice: Rom. 7:12.

Tercero, los Diez Mandamientos sirven para conducirnos a la manifestación práctica del amor.

¿Cómo se manifiesta el amor? En Rom.13:10 Pablo no dice que el amor anula la ley, sino que la cumple. 1 Jn. 5:3 dice: 2 Jn. 6 dice:

Entonces, el amor no ha reemplazado ni quitado la ley, sino que nos guía a cumplirla. El amor y los mandamientos van juntos. El amor es el motivo para obedecer mientras que los mandamientos guían y dirigen dicho amor.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” ¿Qué significa esto? Significa que debemos guardar los seis mandamientos que gobiernan la relación entre nosotros y nuestro prójimo. Entonces, los Diez Mandamientos no son simplemente prohibiciones, sino también mandamientos positivos.

Cuarto, los Diez Mandamientos sirven como un manual y una guía para nuestra adoración y conducta.

 Los primeros cuatro mandamientos nos enseñan la diferencia entre la adoración verdadera y la adoración falsa. Por ejemplo en el primer mandamiento tenemos “el objeto de la adoración”; en el segundo “los medios de la adoración”; en el tercero “la manera de la adoración” y en el cuarto mandamiento tenemos el “tiempo de la adoración”. Estos mandamientos tratan con nuestra reverencia y nuestro respeto por la persona, la autoridad y la gloria de Dios. Entonces, nuestra actitud respecto a estos cuatro preceptos es un reflejo de nuestra actitud hacia Dios.

 

10.2. PRINCIPIOS BÁSICOS QUE GOBIERNAN LA INTERPRETACIÓN DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS:

 

1. El primer principio para entender e interpretar correctamente estos mandamientos es que, no debemos fijarnos solamente la letra de la ley.

2. El segundo principio para entender e interpretar correctamente la ley es el hecho de que cada uno de estos mandamientos trata con un grupo de pecados.

3. El tercer principio para entender e interpretar correctamente los Diez Mandamientos es que no son simplemente prohibiciones, porque exigen no solo que dejemos ciertos vicios sino que también pongamos en práctica ciertas virtudes.

4. El cuarto principio de interpretación es que, un entendimiento correcto de estos preceptos nos conduce a una manifestación. Práctica de lo que es el amor. Lo que Dios quiere de nosotros es que le amemos a El y también a nuestro prójimo; es por esto que los preceptos morales de la ley no son un fin en sí mismos.

 

 

10.3. ENSEÑANZAS DE LOS MANDAMIENTOS

 

10.3.1. EL PRIMER MANDAMIENTO

“No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Ex. 20:3

Empezamos con la frase “dioses ajenos” u otros dioses. En este mandamiento Dios exige que El sea el único objeto de nuestra adoración. Exige que reconozcamos su soberanía y su señorío sobre nosotros. Esto implica que no tengamos ningún ídolo en nuestras vidas.

 

10.3.2. EL SEGUNDO MANDAMIENTO

Ex. 20:4-6

El segundo mandamiento prohíbe la adoración del Dios verdadero en una manera falsa y prohíbe también la fabricación de imágenes.

Imágenes: En esta prohibición están incluidos los ídolos, imágenes y muñecos de oro, plata, yeso, etc. que se encuentran en los templos católicos. Este mandamiento trata con la adoración de Dios a través de las imágenes. El texto dice: “No te inclinarás. Ante ellas, ni las honrarás”. Es importante señalar que este mandamiento no prohíbe el arte, la pintura o la escultura, sino que prohíbe el uso de imágenes religiosas en la adoración de Dios. Is. 40:18; Hab. 2:18

 

10.3.3. EL TERCER MANDAMIENTO

 Ex. 20:7

Ya hemos visto que en los primeros dos mandamientos, Dios prohíbe la adoración de dioses ajenos y también prohíbe que le adoremos a través de imágenes o ídolos. En este tercer mandamiento nos enseña que no le podemos adorar en forma insincera o hipócrita. Es tan inútil adorar al Dios verdadero con insinceridad como adorar a un Dios falso. El propósito principal del tercer mandamiento es el de enseñarnos cómo adorar a Dios en forma verdadera, inteligente, viva y real. Los diez mandamientos son como un manual de adoración y conducta para los creyentes. Sin lugar a dudas este mandamiento prohíbe el uso del nombre de Dios en forma profana, pero va más allá de prohibir la blasfemia. Este mandamiento tiene mucho que ver con el cómo debemos adorar a Dios. Nos enseña cómo mantener una conciencia de la presencia de Dios en nuestras vidas y en nuestra adoración.

No tomarás:

La palabra traducida como tomar (no tomarás), significa levantar, pronunciar o exaltar, y se refiere al uso del nombre de Dios en forma religiosa en la adoración privada o en el culto público. (Aún en la lectura de la Biblia o al cantar un himno). Entonces, en forma directa este precepto se refiere a nuestros actos de adoración. No obstante, incluye el mal uso de su nombre en la vida diaria o cotidiana, y no solo en nuestras oraciones privadas sino también en nuestro hablar cotidiano.

 

10.3.4. EL CUARTO MANDAMIENTO

 Ex. 20:8-11.

En el primer mandamiento tenemos el objeto de la adoración, en el segundo los medios de la adoración, en el tercero la manera de la adoración y en este cuarto precepto, tenemos el tiempo de la adoración. La importancia del tiempo:

En este cuarto mandamiento tenemos un día señalado en que los hombres deben dejar a un lado todas sus actividades y responsabilidades normales para buscar a Dios. Dios nos ha concedido seis días en la semana para cumplir con nuestras obligaciones y ocuparnos de nuestros intereses legítimos. Un solo día de la semana ha sido señalado como un tiempo especial dedicado a la adoración del Señor. En otras palabras, el Señor ha reclamado un día como suyo, aunque la realidad es que todos los días son suyos.

El apóstol Pablo nos exhorta en Efesios 5 a redimir el tiempo porque los días son malos. Se refiere a la necesidad de aprovechar bien el tiempo y de obtener el máximo provecho de cada oportunidad. Cada creyente sincero debe aprender la importancia de tener cuidado en el uso de su tiempo. Cada día se necesita tiempo para orar, estudiar la Biblia y estar en comunión con Dios.

 

10.3.5. EL QUINTO MANDAMIENTO

Ex. 20:12

Con este quinto mandamiento comenzamos el estudio de la última parte del decálogo la cual trata con la relación del hombre y su prójimo. Debemos guardar en mente que el amor es el elemento esencial para poner en práctica estos mandamientos. Estos preceptos morales no son simplemente prohibiciones, sino que nos conducen a la manifestación práctica del amor. Cristo dijo en Mateo 22, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, y en estos seis mandamientos encontramos el significado de este precepto.

El amor verdadero no es algo teórico o sentimental. No es simplemente una emoción sino que es algo muy práctico que nos conduce a dar de nosotros mismos. El amor bíblico no busca lo suyo sino el bienestar de otros y nos conduce a lo que Cristo dijo en Mt. 7:12.

El significado del quinto mandamiento: Es importante señalar que la segunda parte del decálogo comienza con la relación familiar. Comienza con la relación entre los hijos y sus padres. Aunque aquí tenemos solo la relación familiar, más adelante veremos que este mandamiento abarca todas nuestras relaciones y aún la sumisión a todas las autoridades humanas que Dios ha puesto sobre nosotros.

La palabra “honrar” quiere decir respetar, reverenciar y obedecer. La palabra hebrea incluye la idea de valorar, apreciar, estimar, y otros. Entonces, este mandamiento significa en primer lugar que los hijos deben obedecer a sus padres. Porque los padres representan la autoridad de Dios para ellos. Por supuesto los padres no son Dios pero funcionan como mayordomos de Dios desde el nacimiento hasta que los hijos se convierten en adultos.

 

Segundo, provisión. Aquí tenemos en mente la responsabilidad de cuidar a nuestros padres cuando ya son ancianos.

Tercero, consideración. Esto significa que debemos tomar tiempo para estar con nuestros padres especialmente en los días festivos, cumpleaños, aniversarios, etcétera. La mejor forma de honrar a nuestros padres es buscando su salvación, buscando su bienestar espiritual, orando por ellos y tratando de serles un ejemplo de la verdad del evangelio.

 

10.3.6. EL SEXTO MANDAMIENTO

“No matarás.” Éx. 20:13

Este sexto mandamiento prohíbe el homicidio en tres sentidos; primero, prohíbe el homicidio en sentido físico, segundo en sentido personal y tercero en sentido espiritual.

El homicidio físico:

En primer lugar, cualquier persona puede entender que este mandamiento significa que uno no puede matar a su prójimo. La prohibición respecto al homicidio queda bien clara para todos. Pero al mismo tiempo, es necesario reconocer y contestar algunas preguntas que inevitablemente surgen en relación con esta prohibición.

Entonces, respecto al homicidio físico podemos concluir lo siguiente:

1. Este mandamiento prohíbe que matemos a menos que sea en defensa propia.

2. Cuando el gobierno ejecuta la pena de muerte, no comete el homicidio; antes bien cumple con la justicia divina.

3. Si el gobierno no ejecuta a los criminales dignos de muerte, entonces se hace culpable de los crímenes subsiguientes que sean cometidos por éstos.

 

El homicidio en sentido “personal”:

La distinción entre el homicidio físico y el homicidio personal es que el uno trata con la muerte del cuerpo físico, y el otro con el intento de matar o terminar con el valor, la reputación, el nombre y la estimación de otra persona.  Mt. 5:21-22

 

Entonces, cuando hablamos mal de otros guardando rencor, resentimiento, amarguras o envidiándoles, etcétera, debemos reconocer nuestro pecado tal como es, un homicidio. Dios lo toma así y por lo tanto no deberíamos tratar de excusarnos, justificarnos o disculparnos sino arrepentirnos.

 

El homicidio espiritual:

Ahora hemos llegado a una consideración del homicidio en sentido espiritual. No debemos matar en sentido físico, ni en sentido personal y tampoco en sentido espiritual. Juan 8:44 se refiere a satanás como él que ha sido homicida desde el principio.

En la caída Adán y Eva murieron espiritualmente y el diablo fue culpable de su homicidio. El homicidio espiritual resulta en la. Perdición eterna; es la forma más grave de violar el sexto mandamiento. La vida del hombre es sagrada porque el hombre posee un alma eterna que vivirá para siempre en el cielo o en el infierno. Por lo tanto, no hay nada que podamos comparar con el valor del alma. Cristo dijo que poseer el mundo entero no podría recompensar al hombre por la pérdida de su alma Mar.8:36-37.

 

10.3.7. EL SÉPTIMO MANDAMIENTO

“No cometerás adulterio.” Ex. 20:14

Este mandamiento nos enseña a guardar la santidad del matrimonio y de la vida sexual.

Tres realidades fundamentales sobre la sexualidad humana:

1. Nuestra sexualidad, incluyendo nuestra capacidad para el placer sexual, se origina en Dios y no en el diablo. Gén.1:27

2. El Dios que nos creó con nuestra sexualidad es el único que tiene el derecho de regular sus funciones legítimas y específicas.

3. El Dios que creó nuestra sexualidad generalmente tiene el propósito de que sea consumada gozosamente en deliciosa autoentrega dentro de los límites del matrimonio. Pablo presenta esto abundantemente claro en 1 Cor. 7:3 Prov.5:18-19,  Hbr. 13:4.

Dijimos también “generalmente”, porque algunas veces Prv. 6:32-33 Hbr.13.4 y 1 Cor.6.9.Vea 1 Cor.6:9-11. Más

4. Debemos tener la convicción de que nuestro cuerpo, incluyendo nuestras capacidades sexuales, existen para el servicio del Señor. 1 Cor. 6:13

5. Debemos tener la convicción de que nuestra unión con Cristo incluye nuestro cuerpo y que no es cancelada ni suspendida en una experiencia sexual ilícita. 1 Cor. 6:15.

6. Debemos tener la convicción de que no existe la actividad sexual casual y sin compromiso. (1 Cor. 6:16-17

7. Debemos tener la convicción de que la impureza sexual es una forma única de autodestrucción. 1 Cor.

6:18.

 

10.3.8. EL OCTAVO MANDAMIENTO

“No hurtarás.” Ex. 20:15

“El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.” Ef. 4:28

El significado de este mandamiento:

Este precepto significa en primer lugar que dejemos de robar. Segundo que trabajemos y en tercer lugar que demos de nosotros mismos y de nuestros recursos para ayudar a otros.

 

En forma muy clara este mandamiento significa que no debemos tomar en forma injusta lo que pertenece a otros. Podemos recibir lo que otros nos ofrecen voluntariamente como un regalo (como una ayuda en tiempos de necesidad), pero no podemos quitarles sus posesiones, ni tampoco a fuerzas o por engaño, lo que no nos pertenece. La base del octavo mandamiento es el derecho de propiedad.

Aunque hay muchas formas para robar, la raíz de este pecado es la codicia y la injusticia. El décimo mandamiento (no codiciarás) es la base del octavo (no robarás). Casi siempre el robo es motivado por la codicia y el apóstol Pablo dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males. 1 Tim.6:10.

Las formas del robo:

 2 Ts. 3:8; 2 Ts. 3:10-11. La mayoría de las formas de robar son métodos para recibir lo que no nos corresponde, como el apóstol lo dice “sin trabajar”, “de balde” o “gratis”.

El lado positivo de mandamiento:

“El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.” Ef.4:28 Según el apóstol Pablo, el lado positivo de este mandamiento es que debemos dar de nosotros mismos para beneficiar a otros. El dar es lo opuesto de robar. Pablo dijo: Hch. 20:35.

A fin de cuentas, este mandamiento significa lo que Cristo dijo: en cada área de nuestras vidas debemos esforzarnos para que seamos caracterizados por el dar, es decir por el amor verdadero. Este mandamiento alcanza a nuestros tratos con otras personas, a nuestra familia, a nuestro matrimonio y especialmente a nuestro trato con la iglesia. Dejemos de robar y comencemos a dar.

 

10.3.9. EL NOVENO MANDAMIENTO

“No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.” Éx.20:16

“Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo.” Ef.4:25. Mentirosos por todas partes:

Vivimos en un mundo lleno de mentiras, vivimos en medio de un pueblo adicto a la práctica de decir, escuchar y creer mentiras. La falta de veracidad y de honestidad es un problema que cada día va en aumento. ¡Qué difícil es encontrar a una persona que cumpla su palabra! ¡Qué difícil es encontrar a alguien en quien podamos confiar!

¿Cuántos problemas en nuestro mundo moderno se deben a la falta de veracidad y honestidad? ¿No es cierto que la gran mayoría de los problemas gubernamentales tengan que ver con este asunto? No sería difícil mostrar lo mismo tocante a los problemas económicos, los problemas familiares y los problemas matrimoniales.

El noveno mandamiento incluye toda clase de mentiras, incluso el engaño, el fraude, el testimonio falso, la calumnia, los chismes, las adulaciones y los falsos halagos, las medias verdades, las insinuaciones que crean malas sospechas, el silencio premeditado o conspiración de silencio, las mentiras llamadas piadosas, las exageraciones, etcétera. Como se puede ver, hay muchísimas formas para quebrantar este precepto moral. El punto es que frecuentemente hay algo que no es cierto, que no es verdadero en lo que decimos a otras personas, a nosotros mismos o aún a Dios. Las mentiras destruyen:

Primero debemos decir que las mentiras destruyen el carácter de uno mismo.

En segundo lugar, las mentiras destruyen las relaciones entre los seres humanos.

En tercer lugar, las mentiras destruyen la iglesia.

En cuarto lugar, las mentiras destruyen el alma. Apo.21:8

 

Tres elementos involucrados en la mentira:

1. Al mentir estamos ofendiendo a Dios.

2. Cada mentira es una traición de la confianza humana.

3. La persona misma que miente es afectada.

 

Los métodos que el diablo usa para que nos acostumbremos a mentir:

1. A satanás le gusta usar la táctica de la exageración.

2. Otro método usado por el diablo es la así llamada “mentira piadosa”.

3. Otro método usado por el diablo para acostumbrarnos a mentir es la tendencia de no cumplir con nuestra palabra.

Entonces, el lado positivo de este mandamiento significa mucho más que el mero hecho de decir la verdad. Debemos ser personas caracterizadas por la veracidad en nuestro hablar en nuestros compromisos y en nuestras promesas. Las “buenas intenciones” no son suficientes a menos que las pongamos verdaderamente en práctica. Debemos desarrollar la madurez espiritual que nos conduzca a ser siempre honestos con Dios, con nosotros mismos y con nuestro prójimo.

 

10.3.10. EL DÉCIMO MANDAMIENTO

“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” Ex. 20:17

El significado de la palabra codiciar:

La palabra codiciar significa simplemente desear con un deseo muy intenso, muy fuerte. La palabra puede ser usada tanto en sentido bueno como malo. En el Nuevo Testamento esta palabra es traducida generalmente al español como avaricia y aquellos que son caracterizados por ella se les llama ávaros. Entonces, en este estudio usaremos las palabras avaro, avaricia y codicia como términos sinónimos.

Hay ciertas cosas que deberíamos desear o codiciar. Podemos desear cosas buenas y lícitas. Además, cada persona tiene el derecho de poseer bienes, de adquirir posesiones, de usarlas, y otros. El derecho de la propiedad privada se establece en el octavo mandamiento que prohíbe el robo. Entonces, este décimo mandamiento no se refiere a una prohibición de poseer bienes sino que da por sentado que todos los hombres poseen bienes y cosas materiales de este mundo.

El décimo mandamiento usa la palabra codiciar en sentido negativo; se refiere a un mal estado mental. La codicia mencionada aquí es un deseo excesivo, un anhelo profundo y un afán por las cosas de este mundo que pone de manifiesto que hemos puesto nuestros corazones y afectos en ellas. El deseo de tener y poseer las cosas de este mundo llega a convertirse en la codicia o la avaricia cuando nuestras mentes y pensamientos comienzan a ser controlados por sueños despiertos y deseos mundanos. La codicia consiste en el acto de fijar nuestras mentes y corazones en las cosas materiales o en los beneficios temporales y comodidades que nos ofrecen.

 

Los efectos inevitables y los peligros de la codicia:

1. Los resultados en la vida del creyente son un conflicto entre lo material y lo espiritual. La codicia siempre tiende a disminuir y a debilitar la vida espiritual del creyente.

2. Siempre hay un peligro espiritual en cuanto a las cosas terrenales y especialmente en los tesoros terrenales.

3. La codicia nos convierte en idólatras porque reduce todas las cosas al nivel más bajo de existencia, es decir al nivel animal.

4. La codicia muy pronto se convierte en un tipo de adicción.

Los síntomas de la codicia:

La codicia no es siempre un pecado visible; frecuentemente es un pecado oculto o encubierto. Es un pecado que se esconde detrás de varios pretextos y excusas que parecen ser razonables. En 1 Tes.2:5 el apóstol Pablo dijo: “Nunca usamos de palabras lisonjeras, ni encubrimos avaricia (codicia)”.

1. Casi siempre la codicia viene a nosotros “disfrazada”.

2. Nuestros pensamientos son otro síntoma de este pecado. Si la mayoría de nuestros pensamientos se centran en las cosas de este mundo, entonces somos culpables de este pecado. La persona codiciosa ha perdido el control de las prioridades correctas en sus pensamientos.

3. Otro síntoma de la codicia o la avaricia es cuando estamos dispuestos a hacer cualquier sacrificio y a pagar cualquier precio para obtener las cosas codiciadas, pero no estamos dispuestos a sacrificar nada para el Señor.

4. El cuarto síntoma de la codicia es lo que tenemos en Ex. 20:17: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” ¿Por qué nos da aquí una lista de todas las cosas que no debemos codiciar? Porque la codicia siempre nos conduce a fijarnos, no en el bienestar de nuestro prójimo, sino en sus pertenencias, sus ventajas y sus beneficios.

5. El quinto síntoma de la codicia es la ingratitud. La codicia nos hace descontentos e ingratos.

6. Podemos resumir los síntomas de la codicia en los siguientes puntos:

a. Primero, si el amor al dinero, a las posesiones ha llegado a ser la fuerza dominante de nuestras vidas y un factor motivante en nosotros, entonces somos codiciosos.

b. Segundo, si estas cosas (dinero, status y posesiones) son consideradas como esenciales para nuestra felicidad, y son las únicas cosas que nos emocionan y animan nuestra vida, y las consideramos como la única solución a nuestros problemas, entonces somos codiciosos.

c. Tercero, si buscamos mejorar nuestra posición y nuestras posesiones a expensas de nuestro servicio cristiano, entonces somos codiciosos.

d. Cuarto, si los ascensos (promociones) y la autorrealización personal son buscados con el fin de exaltarnos a nosotros mismos e incrementar nuestra autoestima, entonces somos codiciosos.

e. Quinto, si el deseo de las ganancias terrenales se ha apoderado de nuestro corazón, de tal modo que siempre nos hace falta algo nuevo o algo más, entonces somos codiciosos.

 

10.4. ¿HOY ESTAMOS LIBRES ED ELA LEY MORAL DE DIOS

 

Si alguien fuera a alegar que no estamos “libres” de la voluntad de Dios en términos generales sino solo de la ley moral, es decir de los diez mandamientos, contesto que los diez mandamientos son un resumen de la voluntad de Dios para la vida del hombre y que cada parte de la Biblia está en armonía con esta ley moral. Los que quieren alegar que estamos libres de los diez mandamientos deberían alegar que estamos libres de cualquier estatuto bíblico y de la obligación de someternos a cualquier verdad de la Biblia. No podemos cortar la ley moral de la Biblia y ponerla a un lado mientras que el resto de ella permanece vigente.

Si la objeción es que el uso de la palabra “ley”, o “mandamiento” implica servidumbre, contesto que la obediencia a la ley es la verdadera libertad; la obediencia perfecta al mandamiento perfecto es la libertad perfecta. Siempre cuando a uno no le gusta la obligación de guardar la ley es evidente que no le gusta algo de la rigidez de esa ley. Esto a su vez indica la ignorancia del evangelio, es decir cierta ignorancia de la redención de la maldición de la ley o ignorancia de la justicia que nos es imputada. Cuando creemos en Cristo. Estoy persuadido de lo siguiente: cuando hay una resistencia a la aplicación de la ley moral como nuestra regla de vida, hay resistencia a la perfecta conformidad a la voluntad de Dios. Aún mas, hay incredulidad respecto al evangelio y la falta de una conciencia del perdón perfecto el cual la creencia en el evangelio nos trae. En donde hay una conciencia plena de perdón, no debe existir temor de la ley ni resistencia a la aplicación más amplia de sus estatutos. En el antinomianismo, sea práctico o teológico, siempre hay algún error, en cuanto a la ley y en cuanto al evangelio.

Últimamente, ¿por qué levantar una objeción en contra del uso de las palabras: ley, mandamiento y obediencia? ¿No habla el apóstol de “la ley del espíritu de vida” Rom.8:2. ¿No dice Juan: “Este es su mandamiento, que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo”? 1 Jn.3:23 ¿No dice que “el mandamiento nuevo” es solo una repetición del “mandamiento antiguo que habéis oído desde el principio” 1 Jn.2:7. ¿Y no habla también de “la obediencia para justicia” Rom.6:16 y también de “la obediencia de la fe”? Rom.1:5

 

CONCLUCION

Como hemos visto en todo el estudio de cuan importante es la ética cristiana para nuestros días. Por lo tanto hoy en nuestras iglesias debemos ejercitar esta labor, por que Dios nos creo como un ser Ético.

En su definición la ética ha sido una conducta, esto indicaría que el cristiano deberá llevar una vida en orden su vida en todo aspecto, viviendo en una vida santa, con una vida renovada así mostrar una conducta irreprensible.

 

 

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