2. CARÁCTER
ÉTICO DE DIOS
2.1. SU NATURALEZA
2.2.
SUS ATRIBUTOS
2.3.
SUS NOMBRES
3. CREADOS CON RESPONSABILIDAD ÉTICA
3.1. POR LA CREACIÓN
3.2.
POR LA POSICIÓN
3.3. POR LA LIBERTAD
4. CONDICIÓN CAÍDA DEL HOMBRE
4.1. SU
INCAPACIDAD TOTAL
4.2. SU
DEPRABACION TOTAL
4.3. SU REBELDÍA
TOTAL
5. ÉTICA PERSONAL
5.1. SU
CONSAGRACION
5.1.2. VIDA EN EL ESPÍRITU
5.1.3. VIDA EN LA PALABRA
5.1.3. VIDA DE ORACIÓN
5.2. SU VOCABULARIO
5.2.1. HABLAR DE UNA
MANERA NUEVA
5.2.2. SU HONESTIDAD:
5.3. SU DEBER PARA CONSIGO MISMO
5.3.1. AMARSE ASI MISMO
5.4. SU DOMINIO A LA TENTACION
5.4.1. ASTUCIA DEL DIABLO
5.4.2. QUE RESISTIR LA TENTACIÓN
6. LA ETICA SOCIAL DEL CREYENTE
6.1
LAS AUTORIDADES
6.1.1.
SUJESIÓN A LA FAMILIA
6.1.2.
SUJECIÓN EN LA SOCIEDAD
6.2. EL TRABAJO
6.2.1.
LA PERSECUCIÓN
DE UN FIN
6.2.2.
LA BÚSQUEDA DE LOS MEDIOS
6.2.3.
LA
PALNINFICACION
6.2.4.
CONTROL DE RESULTADOS
6.2.5.
LA SUPERACION DE LOS OBTACULOS
7. ETICA CIUDADANA
7.1. LAS DOS CIUDADANIAS DEL
CREYENTE
7.2. SISTEMAS POLITICOS
7.3.
DEBERES SIVICOS DEL CRYENTE
8. LA ETICA DE LA MAYORDOMIA
8.1. MAYORDOMÍA DE LOS BIENES FINANCIEROS
8.2. LA MAYORDOMÍA DE LOS
DIEZMOS Y LAS OFRENDAS
8.3. MAYORDOMÍA DEL TIEMPO
8.4. LA MAYORDOMÍA DE LOS
TALENTOS
9.
ÉTICA FAMILIAR
9.1. RELACION
EN EL MATRIMONIO
9.2. RELACION EN LA SEXUALIDAD
9.3. RELACION
CON LOS HIJOS
10.
LA ETICA DE LEY
10.1. PARA QUE SIRVEN LOS 10
MANDAMIENTOS.
10.2. PRINCIPIOS BASICOS DE LA INTERPRETACION
10.3.ENSEÑANZAS DE LOS 10
MANDAMIENTOS
10.4.¿HOY ESTAMOS LIBRES DE LA LEY MORAL DE DIOS?
INTRODUCCIÓN
Hoy vivimos en una sociedad que relativiza cada vez más los principios
y valores éticos y morales. Por consiguiente, se hace necesario identificar a
la luz de la Biblia ,
cuales son las demandas a este nivel que la escritura hace a los creyentes. No
podemos recurrir para esta caracterización a otras fuentes que no sea la verdad
revelada. Por eso en este tema, se presentan algunas importantes dimensiones y
desafíos de la ética cristiana, la cual servirá para todos los creyentes
quienes servimos al Dios Altísimo.
La intención es que los cristianos conozcan, confronten y cambien las
dinámicas de vida personal, familiar que no se ajustan a la norma bíblica.
También, que se capaciten para servir a otros en lo referente al tema. Y ser
hallados delante de Dios, como un obrero aprobado, fieles e idóneo de su
servicio (2 Tm. 2:2). Por ser este un tema de carácter práctico, ahondaremos en
aspectos bíblicos, los cuales dinamicen
nuestro servicio a Dios y nos ubiquen en un mayor compromiso de vida y fe en su
obra.
La finalidad de la ética cristiana es glorificar a Dios (Rm. 11:36, 1
Cor. 10:31, Ap. 4:11, Sal. 89:11-15). Gozarnos en Él, por su gracia derramada
en nuestro corazón (Sal. 73:25-26; 16:9-11; 43:4; Is. 61:10, 65:18; Jn. 15:11;
16:21-24; 17:13; Rm. 15:13; 1 Jn 5:13). Además, debemos orar pidiendo su
dirección y someter nuestra vida a su servicio y alabanza (Job 38:41; Is.
55:8-9; Dn. 4:35; Rm. 9:20; 11:36; Col. 1:16).
Como hoy vivimos en tiempos donde la iglesia cada ves mas se está mundanal
izándose y los cristianos se están olvidando de los mandatos que están
registradas en la Biblia ,
hoy en el servicio a Dios ya no hay temor ni mucho menos orden, si la relación
con Dios está así entonces la vida del creyente estará peor, Por lo tanto es
tiempo de volvernos a la palabra de Dios y servir con una ética cristocéntrica;
Dios, es un Dios de orden ético. En este material está dirigido a todos los
hijos que servimos a un solo Dios soberano.
1. DEFINICIONES DE LA ÉTICAS
Para dar inicio a este tema de ética cristiana, es necesario hacer
algunas definiciones. Al puntualizarlas, nos será más fácil, identificar el
terreno en el que nos vamos a mover y las pretensiones y desafíos a los que
somos llamados por el Señor. Como hombres y mujeres de Dios.
En este sentido, presento algunas definiciones de los conceptos éticos
y morales que intervienen en nuestro quehacer diario y los cuales son objeto de
estudio en este tema. Las definiciones dadas, son tomadas de los autores que
hablan de la Ética Cristiana, tales como: Azzati,
1992; Bluthaedt, Sfe; Galán, 1992; Iserte, 1981; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989;
Montgomery, 1999; Nyenhuis, 1981; Padilla, 1998; Palomares, 1992; Stob, 1982;
Trull, 1989; entre otros. En cada una de ellas, identifico las razones por
la que se presentan como norma de conducta. Además, la importancia de
conocerlas, y su implicación moral. Invito a considerarlas en detalle, porque
son variables o fuentes a tener en cuenta en todo el tema.
DEFINICIONES
Ética: “Parte de la filosofía que trata de la moral y de las
obligaciones del hombre, en otras palabras, “es la ciencia de la conducta”. Implica el conocimiento del bien
y del mal en la conducta humana. Conjunto de normas que regulan el
comportamiento desde el punto de vista del bien”. “De modo que la función de la
ética consiste en juzgar nuestros actos de conducta y señalarnos lo que debemos
hacer, en este sentido, afecta nuestros actos y costumbres cotidianas, lo que
hacemos y lo que dejamos de hacer” (Nonine,
1997, p. 1).
La ética viene a ser en código de reglas o principios morales que rigen la conducta,
considerando las acciones de los seres humanos con referencia a su justicia o injusticia, a su tendencia al
bien o a su tendencia al mal. Así decimos que la ética es normativa, porque
busca un ideal o norma, según el cual se pueden formular las reglas y leyes de la conducta. Ética cristiana,
1994, P2
Moral: “Ciencia que enseña las reglas que deben seguirse para hacer el
bien y evitar el mal” (Ibíb). Tiene que ver con las costumbres morales que se
definen en una sociedad específica para el desarrollo social. La ética tiene
que ver con lo que somos y la moral con lo que hacemos. La una es expresión de
la otra. Sin una buena ética, es imposible ejercer la moral. Ya que ésta última
se somete al escrutinio de la sociedad o la cultura.
Principios: Aspectos de vida y de conducta que se consideran como los primeros de
una cosa. Dícese de los aspectos de conducta que la sociedad privilegia como
primeros, básicos o fundamentales para determinada cosa. Al hablar de los
principios morales, hacemos referencia a los aspectos sobresalientes, soporte
de todo un sistema moral.
Valores: Lo que vale una persona o cosa. Es decir, el valor moral o ético de
una acción o comportamiento. Cuando hablamos de valores hacemos referencia a
bienes morales que se aplican y viven en sociedad. Son las normas, ideales o
principios que en cada cultura o sociedad se privilegian como de especial
valor. Al tener valores definidos, es posible identificar con claridad, las
contrariedades al obrar en contra de éstos. Los valores hacen hincapié en la
conducta externa y visible de los principios morales identificados en el
interior. En razón, de que los valores morales son la guía para determinar la
conducta.
La necesidad e importancia del estudio de este tema se debe
fundamentalmente a dos grandes problemas: el relativismo moral imperante en
nuestra sociedad, el cual la esta destruyendo y la infiltración de dicho
relativismo en nuestras iglesias de hoy.
Es preocupante como muchos de los pecados, que señalamos en el pasado
como denigrantes de nuestra sociedad y gobernantes, hoy los encontramos en
algunas congregaciones. Se ha perdido la sensibilidad espiritual, no nos
horrorizamos frente al pecado. Se ha perdido el temor a Dios y a pecar y se
vive un cristianismo mundano y pecaminoso. A la iglesia contemporánea y a la
sociedad, la están destruyendo muchos pecados morales. Algunos de ellos son:
orgullo y ostentación; abuso de poder; mentira; pecados sexuales; mal uso del
dinero; exitismo, activismo, sincretismo, rasismo, egoísmo, etc.
2. CARÁCTER ÉTICO DE DIOS
Para identificar los aspectos éticos de la humanidad, es necesario
identificar lo relacionado al Dios a quien servimos. Sólo a partir de su
conocimiento, propósitos, voluntad, carácter y naturaleza, nos es posible
entender la alta exigencia moral que nos demanda. Además, podemos articular
nuestra incapacidad con su elevada norma ética y moral. Por esto debemos
hacernos varias preguntas: ¿Cómo es el Dios a quien servimos? ¿Cuál es su
naturaleza y atributos? ¿Qué caracteriza al Dios de la Biblia con otros falsos
dioses? ¿En qué se diferencia? ¿Qué principios éticos son determinantes e
inherentes a su naturaleza de ser supremo? Estas preguntas nos permiten
reflexionar sobre sus aspectos éticos y morales. Las siguientes reflexiones han
sido analizadas y tomadas esencialmente de autores como: Bridges, 1995, 2000; Esguerda, 1983; Lloyd Jones, 2000; Owen, 1999,
2001; Sheehan, 1998; Vries, 2003; Confesión de fe de Westminster; entre
otros.
2.1. SU NATURALEZA
Desde Génesis 1:1, se nos presenta un Dios creador, de orden y
sustentador absoluto de todo (1 Cr. 29:11-12). Sus cualidades o perfecciones
reflejan su naturaleza suprema. Sólo Él, delega funciones a cada elemento de la
naturaleza para satisfacer sus propósitos eternos y fieles (Sal. 115:3; 135:6).
Crea al hombre y la mujer y les delega funciones específicas y trascendentales.
Demanda de ellos obediencia, sujeción, honor y respeto a sus lineamientos.
Su soberanía y control único de las cosas creadas, son base legítima
para una moralidad sólida; (Sal. 2; 17:5 ; 103:19).
La soberana naturaleza de Dios hace que todas las cosas salidas de su
mano sean buenas (Is. 46:10; Hb. 13:20-21; Stgo.1:18. Reiteradas veces dice el texto
bíblico en Génesis y vio Dios que era bueno. Ese carácter ético de las cosas
creadas, consideradas buenas, son originadas de un Dios bueno y excelente en su
naturaleza y misión.
Un Dios bueno, garantiza la fidelidad, bondad y santidad de sus
promesas. Por ser bueno, convoca a su creación a ser buena, justa y recta (Is. 6:3 ; Ex. 20:1 -17).
La naturaleza de Dios esta llena de soberanía, bondad, santidad y
justicia. Todos ellos, son elementos morales que tienen una incidencia directa
en sus decisiones y propósitos; y marcan un profundo desafío a sus hijos. De
ahí, que la meta no es inferior a estos valores de su naturaleza. Mientras
otros dioses son falsos, el nuestro es creador, sustentador y gobernador de
todo. Su carácter es perfecto, sus palabras puras, moralmente buenas y sin
engaño. Ante esa verdad, debemos reconocer nuestra total corrupción y falta de
moralidad.
SUS ATRIBUTOS
El carácter ético de Dios con relación a sus atributos, se expresa en
su veracidad o fidelidad, misericordia y bondad e inmutabilidad. Los atributos
tienen que ver con sus perfecciones o constitución.
Al usar los términos veracidad o fidelidad, hablamos de las relaciones
morales de Dios con sus criaturas, en especial con los redimidos. Es veraz, por
ser verdadero Dios, en oposición a lo falso o ficticio. Él es la verdad
exactamente manifestada, sin engaño ni posibilidad de mentira. Siendo
verdadero, es a la vez fiel y no hay falsedad en ninguna de sus promesas. Su
palabra permanece para siempre (Sal. 117:2; Gén. 17:7; Rm. 3:1-4; 9:6-8; Hb.
6:13).
La misericordia bondadosa de Dios es un gran misterio de su esencia
moral (Ex. 33:19; 34:6-7; Rm. 9:15-16:23; 5:10). Con estos atributos hacemos
referencia a los seres vivos de su creación (Sal. 104:14; 135:6; 22:28; Job
12:23). La misericordia de Dios siempre es impulsada por amor. Este principio
eterno en su naturaleza, le inclina a buscar el bien temporal y eterno del
pecador (Sal. 103:6; 23:6; 32; 51; 62:12). Con relación al pecado, el amor es
la gracia de compasión. Estas virtudes inmerecidas son ejecutadas soberana y
libremente por el eferente (2 Tm. 1:9; Co 5:16-17; Is. 54:4-10; Mq. 7:18-20;
Tt. 3:5-7).
Unida a las anteriores verdades esta su inmutabilidad (Hb. 6:17 -19). Ella nos
advierte la permanencia eterna de sus planes y propósitos (Is. 46:10; 14:27 ; Ef. 1:11 ). Para el
creyente, es maravilloso saber que Dios no cambia en su esencia, naturaleza,
propósitos y palabra. En este sentido, todas sus promesas son seguras y
perennes.
SUS NOMBRES
La Biblia presenta varios nombres
con relación al único y verdadero Dios. Todos muestran su carácter, y
manifiestan sus cualidades específicas y propias. Su ética con relación a sus
nombres, se expresa en su fuerza creadora; su razón de ser; su señorío; su
poder: el Shadai. Las dimensiones éticas de los nombres de Dios nos permiten
esperar confiadamente en Él. Además, sirven de base al justo por garantizar su
vida y esperanza Aún en las adversidades
Con relación a Elohim: es la palabra en hebreo
que se utiliza en los primeros capítulos de Génesis para referirse al Dios de
la creación. A quien con el poder de su palabra creo todas las cosas. Elohim significa “poder” o “fuerza”.
Representa el poder y el propósito de Dios de cumplir lo que ha
prometido. Elohim, al ver lo creado,
lo considera bueno (Gén. 1:10 ,12).
Su nombre indica su grandeza, majestuosidad y poder en la creación y en las
actividades diarias.
Una implicación ética de este nombre tiene que ver con la belleza
estética y de servicio de la creación. La bondad de la naturaleza, su orden,
funcionalidad y grandeza; revelan su natural poder y fortaleza.
Con relación a Jehová: indica existencia. Él es el Gran Yo Soy (Ex. 3:14 ). También hace
referencia este nombre a su rectitud de carácter. Razón por la cual puede
exigir vidas rectas y derechas a sus seguidores. Su esencia recta y justa hace
que castigue al hombre por su pecado (Gén. 3:24 ).También derrama juicio sobre pueblos y
naciones insubordinados a su gobierno (Gén. 7:17 -23; 19:13 -24). Jehová es celoso por su pueblo, lo
ama y se entristece cuando peca (Jue. 10:16 ). Una implicación ética del nombre
Jehová, es su rectitud y justicia. Además, por el pecado y sus consecuencias
sobre la humanidad, Él en su decreto eterno, se relaciona con su pueblo para
expresar su justicia redentora.
Su nombre tiene que ver con “Salvador” (Job 19:25 ). Representa el carácter de
Dios y su misión eficaz, cumplida a favor de sus hijos, motivo de gozo, alegría
y fuerza para el creyente (Lc. 1:46 -47). No importa si se pierde todo lo material con tal
de tener su gracia y justicia.
Con relación a El Shadai: “El
Todo - poderoso” (Gén. 17:1; 35:11; Jos. 7:8; Is. 6:8; 8:7). Su nombre indica
fuerza, poder y capacidad para sostener y suplir todas las necesidades de sus
hijos.
ADONAI
Este nombre o título de Dios está en plural y denota una pluralidad de
personas en la divinidad. Este nombre es traducido como Señor en la Versión King James, y
sirve para expresar la relación que existe entre un dueño o patrón y un
esclavo. Cuando es usado como posesivo es un reconocimiento de propiedad y
autoridad de Dios. La esclavitud es una bendición cuando Dios es el Dueño y
Señor. Los esclavos comprados tenían protección y privilegios de los cuales no
disfrutaban los esclavos alquilados. El esclavo comprado podía ser circuncidado
y se le permitía comer la pascua (Ex.12:44).
En el Antiguo Testamento aparece esta palabra en singular (ADON) más de
doscientas veces y es aplicada a los hombres; siendo traducida en varias
maneras señor, amo, dueño. En el Antiguo Testamento este nombre para Dios aparece
por primera vez en conexión con Abraham; él fue el primer hombre que se dirigió
a Dios como ADONAI. Abraham mismo como propietario de esclavos también
reconoció a Dios como su amo y dueño. Cuando Abraham había regresado de la
victoria sobre los reyes y había rescatado a Lot, el rey de Sodoma quiso
recompensarlo, pero él rehusó la recompensa. Y “después de estas cosas la
palabra del Señor (Jehová) vino a Abraham en visión diciendo: No temas Abraham,
Yo soy tú escudo, y tú galardón será sobremanera grande” (Gén.15:1). Y Abraham
respondió “Señor Dios” (Adonai Jehová). Es decir, aquel que poseía esclavos se
reconocía a sí mismo como el esclavo de Dios.
LOS TITULOS DE JEHOVÁ
Con frecuencia el nombre de Jehová es usado junto con otros nombres,
para resaltar algún aspecto del carácter del Dios verdadero, al satisfacer las
necesidades de su pueblo. Hay catorce de estos títulos de Jehová en el Antiguo
Testamento.
JEHOVAH-HOSEENU, “Jehová nuestro Hacedor” (Sal. 95:6).
JEHOVAH-JIREH, “Jehová proveerá” (Gén. 22:14).
JEHOVAH-ROPHECA, “Yo soy Jehová tu sanador” (Ex.15:26).
JEHOVAH-NISSI, “Jehová es mi estandarte” (Ex.17:15).
JEHOVAH-M’KADDESH, “Yo soy Jehová que os santifico” (Ex. 31:13; Lev.
20:8).
JEHOVAH-ELOHEENU, “Jehová nuestro Dios” (Sal. 99:5, 8, 9).
JEHOVAH-ELOHEKA, “Yo soy Jehová tu Dios” (Ex. 20:2, 5, 7).
JEHOVAH-ELOHAY, “Jehová mi Dios” (Zac.14:5).
JEHOVAH-SHALOM, “Jehová es Dios” (Jueces 6:24).
JEHOVAH-TSEBAHOTH, “Jehová de los ejércitos” (1Sam.1:3; Rom. 9:29; CTG.
5:4).
JEHOVAH-ROHI, “Jehová es mi pastor” (Sal. 23:1)
JEHOVAH-HELEYON, “Jehová el altísimo” (Sal.7:17; 47:2; 97:9).
JEHOVAH-TSIDKEENU, “Jehová, justicia nuestra” (Jer. 23:6; 33:16).
JEHOVAH-SHAMMAH, “Jehová está allí” o “Jehová allí” (Ez. 48:35).
Los nombres Adonai y los títulos de Jehová as sido tomado del libro
Doctrina de Dios por CLAUDE DUVAL COLE.
3. CREADOS CON
RESPONSABILIDAD ÉTICA
Por nuestra condición de seres humanos, tenemos una profunda
responsabilidad ética. Derivada de la majestuosa obra creadora de Dios. Después
de conocer un poco, las implicaciones éticas de Dios, relacionadas con su
naturaleza, perfecciones y nombres, debemos considerar las verdades éticas que
se derivan de Él para sus criaturas. Por consiguiente, en este tema,
analizaremos sucintamente las connotaciones éticas y morales responsabilidad
del hombre por su creación, posición y libertad. El paradigma de este artículo,
surge de un estudio personal, sobre el tema. Sobre la responsabilidad ética del
cristiano, hemos tomado ideas de los siguientes autores: Arias, 1998; Bluthaedt, Sfe; Giles, 1998; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989;
Nonine, 1997; entre otros.
Estas implicaciones aunque son exigidas por Dios a todos los hombres,
no están capacitados para cumplirlas por el pecado. No obstante, es nuestro
deber como creyentes, presentar los desafíos morales de Dios a su creación.
Cuando Adán y Eva pecaron, quedaron imposibilitados de satisfacer la justicia y
santidad de Dios. Es a partir de la redención que los elegidos llamados
eficazmente, pueden nuevamente tener una relación plena de amor, fidelidad y
libertad con el Redentor. Y los capacita para cumplir su voluntad que es buena,
agradable y perfecta. En este sentido, solo los redimidos han sido recreados
para cumplir con su responsabilidad ética. Sin embargo, los reprobados, serán
juzgados por no obedecer las demandas eternas pese a no poder hacerlo, sin
hacer a Dios injusto.
3.1. POR LA CREACIÓN
La Biblia afirma con claridad que el ser humano es producto de la
actividad creadora de Dios. En Génesis se registra que todo hombre o mujer,
tiene dos elementos constitutivos, uno material y otro inmaterial. En este
sentido, estamos hablando de la dimensión espiritual (Gén 2:7 ). Al relatar la creación de
este, manifiesta que fue hecho a la imagen del Creador (Gén. 1:26 ). Por lo que esta
dotado de las facultades comunicables de Dios en su vida y responsabilidad. Al
tener la imagen divina como parte integral, debe responder a sus desafíos
éticos con tal consecuencia, como la expresión humana de la misericordiosa obra
artística. No puede más que manifestar con su vida y conducta, la imagen del
Señor.
Por consiguiente, todo hombre a diferencia de los demás seres creados
tiene un sentido ético y moral, único. En este sentido, toda persona tiene un
código moral y de comportamiento, escrito en su conciencia. El cual rige sus
acciones y determina su apreciación de sí mismo, del prójimo, las cosas creadas
y Dios. Desde el principio de la Biblia, vemos como la ética de Dios escrita y
manifestada claramente al hombre, se percibe por prohibiciones, normas,
principios y unos lineamientos claros y precisos sobre lo que es bueno o malo.
La ética cristiana, toma como fundamento la revelación de Dios en sí mismo, en
su palabra y en sus criaturas. En la Biblia, encontramos las dimensiones éticas
y morales que se demandan de los seres creados para satisfacer la justicia
divina y sus demandas.
La imagen y la semejanza de Dios en el hombre hacen referencia a los
atributos de la personalidad, los cuales son intelecto, voluntad y
sensibilidad. El intelecto de las personas, refleja la gracia del Creador con
la criatura, al darle la capacidad de razonar, crear, avanzar y enriquecer la
vida. No obstante, esta inteligencia, ha sido mal usada. Debe emplearse para
agradar al Creador, servir al prójimo, cuidar la naturaleza, vivir en armonía.
Por medio de ella, se toman decisiones morales de alto significado.
Por medio de la voluntad, dada por Dios, el hombre puede decidir
libremente, lo que hace. La voluntad humana de los primeros padres, salidos de
la mano de Dios, tiene los principios éticos del Creador. Es perfecta, santa,
justa y encaminada a la gloria de Dios. Esta facultad implica autonomía,
responsabilidad en la toma de decisiones, sabiduría, seguridad y sentido de
misión, en la vida. Además, su fin es sujetarse al plan del Señor.
Otra facultad constitutiva del ser humano, en su creación, es la
sensibilidad. La imagen de Dios en él, indica la capacidad de sentir y expresar
libremente sus emociones. Amar y ser amado, servir y ser servido, la
solidaridad, ira, dolor, esperanza y gozo; son algunas de las manifestaciones
emotivas de las personas. Capacidad estética, admiración y placer, valoración y
amistad, realización y felicidad; son exteriorizadas por hombres y mujeres.
Además, implica una identificación con dimensiones personales y facultades del
Creador.
Ser creados a su imagen y semejanza nos hace beneficiarios de múltiples
privilegios en su creación que nos diferencian de la naturaleza y los seres
vivos. Demanda, una alta responsabilidad moral, diseñada por el arquitecto
soberano, de nuestra vida. Recordemos, que al ser creados, se nos escribió la
ley moral en nuestros corazones y se asignó la conciencia como la juez de
nuestra vida. No tenemos excusa, en razón de salir de sus preciosas manos, con
su imagen y semejanza grabada en nuestra constitución.
3.2. POR LA POSICIÓN
El hombre no solo posee la imagen y semejanza del Creador. También, fue
puesto en un lugar especial y con funciones específicas y de gobierno, a
diferencia de los demás seres creados. Una de ella es su capacidad y
responsabilidad de señorear, es decir, ser señor de la creación (Gén. 1:28 ). Claro esta, que
su gobierno, por ser la expresión del gobierno soberano de Dios, es justo,
sabio y para la gloria de Dios.
También, fue puesto como administrador y mayordomo (Gén. 1:28 ). Esta función de
dominio y control sobre los elementos creados, implica la capacidad de hacerlo
con la convicción de que es para la gloria de Dios. También, que no puede hacer
nada de lo cual no deba dar cuenta. En este sentido, debe ejercer su
administración, con la agenda divina en sus manos, siguiendo sus pisadas y
sujetándose voluntaria y gozosamente a todos los lineamientos santos, rectos y
buenos del Señor.
Es de anotar, que antes de establecer la posición y delegar su
responsabilidad a la primera pareja, reciben su bendición (Gén. 1:28 ). Podemos afirmar,
que la bendición dada a Adán y Eva asegura la capacitación divina para cumplir
con las demandas santas del Creador. La bendición de un Dios bueno, a sus hijos
rectos y perfectos para gobernar una naturaleza buena y ordenada, es
determinante. Adán y Eva, no podían hacer nada que no se les hubiera ordenado y
capacitado. Estas implicaciones morales afectan su ser y orientan su conducta.
A partir de esto, podemos hablar de moralidad de los actos humanos.
Algo interesante, es que la responsabilidad ética y funcional de Adán y
Eva, esta garantizada por la bendición divina. También, estas tareas son para
la pareja. Ambos son responsables delante del Creador del sometimiento a la
voluntad de Dios y del desarrollo de sus funciones. Nada era por separado o
para fines personales. Todo era un perfecto y completo plan de vida, esperanza
y realización (Gén. 1:27 -30).
La posición es de gobernadores, administradores y señores en la hermosa y buena
creación de Dios. ¿Qué riesgos habrá en una función así? ¿No tienen el éxito
asegurado? Sin embargo, recordemos, que la realización del hombre y la mujer,
esta en hacer la voluntad de Dios y seguir al pie de la letra, movidos por su
gracia, las demandas explicitas de su propósito.
3.3. POR LA LIBERTAD
Otro aspecto de la imagen de Dios en el hombre es su libertad, libre
albedrío ó responsabilidad. Indica la capacidad de observar las varias
posibilidades y tomar una decisión. Tiene que ver, con la capacidad dada por
Dios, para tomar la alternativa que a juicio de su razón, considere acertada o
más adecuada para la situación particular. Afirmamos que por el acto de la
creación, el hombre fue hecho totalmente responsable, capaz y sabio para tomar sus
propias decisiones (Gén. 1:26 -27).
Ante un Dios soberano, los hombres fuimos creados libres del pecado.
El ser humano, fue capacitado para tomar decisiones con relación a su
comportamiento, vida y bienestar, guiados por el código ético constitutivo del
acto de creación. Sin el pecado, estas normas éticas de libertad y
responsabilidad, glorifican al Dios vivo, rinden culto a su soberanía y traen
felicidad y armonía a la humanidad. Es imperativo, decir, que la libertad
responsable dada al hombre, tiene límites, en razón de que no hay libertad
completa y verdadera, sin límites (Gén. 2:15 -17).
No obstante, nuestros primeros padres, tuvieron una libertad
responsable buena, dada por Dios a sus criaturas. Esta es evidencia de la
gracia de Dios en su vida y de la imagen del Creador en su creación. En este
sentido, el pecado dañó la hermosa responsabilidad del hombre. Por tanto, no
existe la libertad moral o de voluntad, simplemente el hombre es libre solo
para pecar y pecar. Aún así, es completamente responsable, ante su Soberano
Creador. El evangelio de Cristo trae una esperanza ética y espiritual de
recreación de sus hijos. Les ubica en la libertad verdadera y completa en
Cristo Jesús para vivir para su gloria. Quienes han sido regenerados, han
recuperado por la gracia divina su libertad para servir, y vivir solo para la
gloria de Dios. Han pasado de muerte a vida y libertados de la esclavitud del
pecado y del dominio de la muerte. Esa es la verdadera y real esperanza de
vida. A partir de allí, su responsabilidad ética y moral es posible cumplirla,
por cuanto, somos capacitados espiritualmente para cumplir sus designios, sin
Cristo, estamos muertos; nuestra inmoralidad nos condena (Rm. 3:10 -23).
4. CONDICIÓN CAÍDA DEL HOMBRE
Después de considerar los aspectos éticos de Dios, basados en su
naturaleza, atributos, nombres, y la creación del hombre, consideraremos su
condición caída. Es indudable, que por el pecado, Adán y Eva, quedaron muertos
en pecados, esclavos y excluidos de los beneficios en su relación con Dios. Al
ser Adán, el representante legal o cabeza federal de la humanidad, su
desobediencia fue imputada a toda su posteridad. Por lo tanto, desde Adán,
todos somos pecadores. Esto trae a los seres humanos, los animales y seres
vivos una serie de consecuencias permanentes, las cuales son trágicas y
terriblemente angustiantes.
En este sentido, analizaremos las consecuencias éticas y espirituales
imputadas por el pecado de Adán. Algunas de ellas, son su incapacidad, maldad y
rebeldía total. Para cada uno de esos ejes, presento evidencias bíblicas, las
cuales, dan sustento, firmeza y respuesta a esa doctrina. Damos por sentado,
que ninguna persona disfruta de la verdad bíblica de la incapacidad total, a
menos que esta regenerada por Cristo y se ajuste al evangelio. Sobre la
condición caída del hombre, hemos tomado ideas de reflexión de los siguientes
autores: Galán, 1992; Giles, 1998;
Iserte, 1981; Montgomery, 1999; Owen, 2001; entre otros.
4.1. SU INCAPACIDAD TOTAL
La caída de Adán causó la pérdida de todo poder espiritual para
contribuir a la salvación. Su pecado infectó todas las partes del ser humano y
lo esclavizó. Esta doctrina trata mayormente la cuestión del libre albedrío. La
total incapacidad humana muestra que la voluntad del pecador es incapaz de escoger
a Cristo y producir fe salvadora. Tampoco, esta capacitado para hacer alguna
cosa para alcanzar la salvación, a menos que la gracia de Dios le alcance. Su
incapacidad total, no inhabilita al hombre para realizar bienes relativos, no
conducentes a su salvación (Is. 64:6). Esta doctrina es muy ofensiva, pero
bíblica. Además, significa que el pecado está en todas partes, y domina todo el
ser humano. Adán fue hecho a imagen de Dios, bueno en gran manera; al pecar,
sufrió, junto a su familia las consecuencias a todo nivel (Gén. 5:3 ; 6:5 ; Sal. 51:5; Rm. 3:23 , 11-12; 5:12 ).
El género humano por el pecado quedó totalmente inhabilitado moralmente
para hacer lo bueno. Aunque hace cosas buenas, según nosotros, su motivación es
incorrecta. Egoísmo, orgullo, falsa piedad, altruismo, son algunas motivaciones
que mueven a las personas a hacer algo considerado “bueno”. Sin embargo, estas
acciones no son aceptadas delante de Dios, en razón de su incapacidad
espiritual. En este sentido, ningún hombre, esta capacitado, para hacer cosas
moral y éticamente aceptadas, a menos que este en Cristo.
Su pecado, afecta directamente su vida moral, por ser un acto moral e
infracción de la ley. Además, por pasar la barrera de lo bueno, legal aceptable
y permitido. En consecuencia, al pecar, hay unas terribles consecuencias
morales en la humanidad. Sus valores cambian, sus conceptos se desvían y sus
acciones se pervierten de forma definitiva y fatal para su propia convivencia,
y las relaciones consigo mismo, su prójimo, la naturaleza y con Dios.
Ninguna persona, por sí misma, puede obrar bien. No hay quien haga lo
bueno, no hay ni siquiera uno. Todos se desviaron (Rm. 3:9 -20). Por el contrario, la
descripción de acciones, esta llena de implicaciones amorales y anti éticas,
destructivas de sí mismos y de sus con ciudadanos. En razón de estar separadas
de Dios y totalmente incapaces para hacer el bien. Recordemos que Dios como
sumo bien, es el autor del bien, lo define y lo establece como norma para
acceder al reino; El hombre no puede entender el bien (Is. 59:9-10; 29:18;
42:16-17; Job 32:8; 1 Cor. 2:14 ; 2 Cor. 3:14 ; Jn. 8:43 -44).
No obstante, el pecado inhabilita a todo hombre y mujer para ajustarse
a estas normas de una alta y perfecta justicia y rectitud. Por tanto, todo lo
que hace una persona sin Cristo, es abominable, aborrecible y desechado ante
sus ojos (PVs. 6:16-19). Porque son acciones de idolatría, rebeldía y de un
corazón no redimido. El ser humano, no puede hacer el bien, ni siquiera lo
desea, porque su mente y corazón están corrompidos (Jn. 6:65).
4.2. SU DEPRABACION TOTAL
El problema del hombre no es solo a nivel moral. Lo es también de su
conciencia y corazón. Su vida esta totalmente llena de maldad, astucia y
malicia pecaminosa. Sus órganos están vendidos al pecado, hacen por naturaleza,
todo lo que es de pecado, y son objeto de la ira santa de Dios. Como
consecuencia de su total maldad, Dios no quiere que todos entiendan y sean
salvos (Is. 6:9 -10;
Mc. 4:12 ; Jn.
12:40 ; Job 12:24 -25). Esa
restricción del Señor al dar la comprensión a unos y a otros no, es un acto de
justicia plena y perfecta para los reprobados y de misericordia y gracia para
los redimidos.
Por tanto, Dios da entendimiento a quien él quiere, y así lo salva
(Sal. 119:34, 125, 144; Lc. 24:45 ).
Es nuestra responsabilidad orar y pedir al Señor entendimiento y gracia para
hacer el bien y vivir para Él (Ef. 1:16 -19; 1 Jn. 5:20 ). Esto en razón, de no poder hacer el bien por la
esclavitud del pecado, su separación de Dios y su total incapacidad para hacer
el bien (Rm. 8:7 -8;
11:17 ; Mt. 7:17 -18; Jn. 15:5 ).
Una de las principales funciones del evangelio es presentar a los
pecadores su miserable condición caída. Al hacerlo, nuestra maldad y pecado es
iluminado y puesto en evidencia, de tal forma que nos sentimos sucios,
avergonzados y desnudos delante de su ojo escrutador. Cuando sucede este,
debemos llenarnos de alegría, porque el Espíritu Santo, nos esta mostrando lo
indignos, malos y perdidos que estamos. Es allí, donde vemos brillar con más
fuerza la radiante senda que conduce a Cristo y somos conducidos a Él por pura
gracia.
Nuestra maldad total contrasta fuertemente con la suficiencia, santidad
y bondad de Dios. Su eterno amor, su perfecta justicia, su rectitud de carácter
y acciones, actúan en contravía con las acciones sucias, malas y corruptas de
las personas. En este sentido, el hombre no es un ser neutro a nivel moral. Es
esclavo, muerto e incapacitado para hacer lo bueno. A pesar de esta verdad,
Cristo es la esperanza para el desahuciado pecador. Sólo por su muerte
redentora y su decreto eterno, podemos ser redimidos, posicionados y
restaurados en todo nuestro ser para responder a sus demandas morales. Su
código moral y de conducta, es nuevamente recreado en nuestro ser, y su
Espíritu nos capacita por completo para hacer su voluntad y deleitarnos en sus
sabios consejos.
4.3. SU REBELDÍA TOTAL
A nivel moral, el hombre esta, como consecuencia de la caída, en total
enemistad con el Creador. Es decir, esta en rebeldía flagrante. Su soberbia,
altivez y orgullo, salen a flote, para rivalizar con los preceptos, enseñanzas
y decisiones sabias, justas y buenas del Señor. Por tanto, viven en
frustración, desasosiego, agresión y conformismo. La Biblia ratifica, que desde
Adán, todos son enemigos del Señor. Dicha enemistad se manifiesta en la
violación abierta y descarada de los mandamientos de la ley moral.
Podemos decir, que a raíz de la desobediencia, donde el ser humano,
queda esclavizado y muerto moralmente, hay una violación permanente y consiente
de sus mandatos. Se relativiza cínicamente los valores morales del género
humano, se cuestionan y se alteran. Por tal razón, el Señor quiso dejarlos por
escrito, para que sean testimonio vivo y visible de su voluntad y santidad.
Además, como norma de conducta para los llamados sus hijos.
Esta gran verdad de nuestra total rebeldía para con Dios, hiere nuestro
orgullo. También es motivo de desesperanza y frustración. Totalmente incapaces,
malos y rebeldes. Sin embargo, donde abundó el pecado, se manifiesta con mayor
fuerza su misericordia. El Señor revierte esta condición para sus elegidos,
poniendo su propia vida en rescate por muchos. Opera justicia perfecta a favor
de los pecadores eficazmente llamados y les redime sin nada más que su propia,
real y eficaz obra de salvación (Rm. 3:20 , 28; 4:6 ; 9:11 ,32;
11:6 ; Gál. 2:16 ; 3:10 ; Ef. 1:4 ; 2:9 ; Tt. 3:5 ).
Una vez, él justifica a los suyos, les capacita por su Santo Espíritu
para hacer obras que le agradan, las cuales prepara para nosotros desde la
eternidad (Mt. 7:16 -20;
Rm. 8:13 -14; 8:29 ; Ef. 4:13 y Fil. 2:13 ; Ef. 2:10 ; Tt. 2:14 ; Stgo. 2:17 -18)). Es decir,
ningún ser humano, sin la intervención soberana de Dios, esta apto para hacer
buenas obras. Las que la sociedad acepta como buenas obras morales y
sociales, son una caricatura de las exigidas por el Señor. En razón, de
provenir de un corazón corrupto y una motivación equivocada.
Por esa realidad, la justicia
perfecta para los hombres y mujeres proviene solamente del cielo. Además, esta
acompañada de la fe salvadora para creer en la obra de Cristo y someterse a sus
designios. No puede ningún hombre, por su pecado y rebeldía total, producir fe
de sí mismo, para aceptar, entender y agradar a Dios. Ella es un regalo de su
misericordia para sus elegidos (Stgo. 2:19 ; Jn. 1:13 ; 6:37 ,
44; 10:25 -29;
Mt. 16:17 ; 1
Cor. 2:11 -13;
2 Cor. 5:17 -19;
Ef. 2:8 -9).
Maravillosa obra, siendo incapaces de hacer cosas buenas, Él mismo por su
Espíritu nos ha capacitado. Siendo totalmente malos, Él mismo nos ha
llenado de bondad y rectitud moral, para agradarle. Siendo sus enemigos, nos
ha reconciliado por su gracia y nos ha constituido, hijos, amigos y redimidos.
Esta nueva posición define nuevos elementos éticos y moralmente nuevos para
andar en su presencia.
5. ÉTICA PERSONAL
Después de haber visto la condición del Hombre, en qué estado se
encuentra. En este capítulo hablaremos en cuanto a la vida personal del creyente,
por lo tanto la vida de cada persona debe reflejar el carácter de Jesús. Él es
nuestro ejemplo de lo que es un carácter que agrada a Dios. Refleja una persona
sana emocional y espiritualmente. ¿Cómo debe ser la conducta del cristiano para
poder vencer las presiones de nuestros
días y para ser un ejemplo en la iglesia y la sociedad que nos rodea?
Consideremos algunos de los aspectos más importantes y prácticos (Las
siguientes ideas han sido nutridas por la lectura de los siguientes autores: Azzati, 1992; Bluthaedt, Sfe.; Bridges,
2000; Galán, 1992; Giles, 1998; Iserte, 1981; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989;
Mills, 1987; Nonine, 1997; Nyenhuis, 1981; Padilla, 1998; Palomares, 1992;
Ridenour, 1975; Trull, 1989; Vila, 1985; Wiersbe, 1988; Autores varios, 1990;
entre otros).
5.1. SU CONSAGRACION
Uno de los mas principales que el cristiano debe tomar importancia es
nuestra consagración, a traves de nuestra vida en espíritu, palabra, y oración.
5.1.1. VIDA EN EL ESPÍRITU
El carácter del creyente debe estar caracterizado por el fruto del
Espíritu Santo por que el que es del espíritu Espíritu es. Si estamos llenos de
Dios, si Él es el Señor de nuestra vida, también debe serlo de nuestra forma de
ser y relacionarnos.
Debemos demostrar esos frutos que están registrados en Gal.5: 22-23.
Como cristianos debemos esforzarnos para vivir de acuerdo a sus
mandamientos (1 Tm. 4:15-16; 6:11-14; Tt. 2:7-8). Dios demanda que sus siervos
como hijos de Dios, sean esforzados y diligentes en servirle a Él y defender la
doctrina (Mt. 9:37; 2 Cor. 11:27-28)
Un hombre lleno del Espíritu de Dios se somete a la escritura. Procura
vivir una vida limpia. Su conducta es ejemplar, porque nace de un corazón
henchido del evangelio. Evidencia el fruto del nuevo carácter, descrito en la
escritura. Vive la realidad de las bienaventuranzas. Es obediente, fiel,
honrado y solidario. Los valores que marcan su vida son los del evangelio. Su
ejemplo de vida es Jesús. No es un religioso, ni tiene apariencia de piedad. Es
un autentico seguidor de Jesús y sus mandamientos. Se esfuerza con la gracia de
Dios a servir, amar y aplicar las verdades espiturales. Sirve por amor a Dios y
no para sí mismo. Debemos orar que Dios nos llene de su Espíritu y verdad para
su gloria.
5.1.2 VIDA EN LA PALABRA
Jesús fue quien dijo: “Separados de mí, nada podéis hacer” (Jn. 15:5 ). Por tanto, todo cristiano
debe guiarse en su vida, solo por las normas del evangelio. Quien no se somete
a estas verdades de fe no es un verdadero hijo de Dios.
Esto implica, escudriñar las escrituras, obedecerlas y honrarla con su
ejemplo de vida. Cuando nos acercamos a los principios bíblicos, nos damos
cuenta lo rebeldes que somos y lo incapaces de obedecerlos. Además, se pone en
evidencia, nuestro mal carácter y lo vulnerables a las tentaciones. Solo por la
gracia de Dios, podemos reconocer la verdad de la escritura, apegarnos a ella y
seguir humildemente sus preceptos. Debemos reconocer que la verdad revelada es
suficiente para nuestro crecimiento y gozo. Sus mandamientos no son gravosos,
si no vida, esperanza y expresión de amor y protección del Señor para sus
hijos.
5.1.3. VIDA DE ORACIÓN
Hemos aprendido diferentes aspectos de la vida en cristo. En esta
sesión estudiaremos acerca de una vida de oración. Con mucha frecuencia la
Biblia habla de esto (1 Tes. 5:17 ; Lc. 21:36 ; Fil. 4:6 ). La palabra de Dios nos manda orar; lo cual indica la
importancia de obedecer. Dios nos pide que le sigamos en oración, porque Él
sabe que no podemos vivir sin su vida y dirección. Algunas de las razones por
las que debemos orar siempre son: para mantener una vida limpia, comunión con
el señor y los hermanos.
En este sentido, la oración es el medio usado por Dios para mostrarnos
lo que somos, llevarnos a reconocer los errores y pedir perdón. Jesús nos mando
a orar constantemente (Mt. 26:41). La oración nos permite estar unidos a Él;
recibir santidad y limpieza para la mente y corazón (Jn. 15:5 ). Cuando oramos Dios nos
bendice y responde (Sal. 91:15). Sin embargo, no debemos usar la oración como
un amuleto. Si no como un medio de gracia para depender del Señor, su poder y
su gracia derramada hacia nosotros. Jesús mismo nos dio ejemplo de una vida
dedicada a la oración; debemos seguir su ejemplo (Mc. 1:35 ).
La vida limpia dada por Dios a través del conocimiento de la palabra y
la vida de oración, no es para nosotros mismos, si no para vivir para Dios.
Como resultado, seremos fructíferos y útiles en sus manos (Jn. 15:5 ).
La oración cumple un fin ético en el creyente: mostrarle su
pecaminosidad y la gracia abundante del Señor a su favor. También, lo ubica en
la impotencia e incapacidad para servir y agradar al Señor y le revela que
solamente unidos a Él, hay vida y esperanza para su abatido corazón. Además, lo
humilla y convence que no puede sin su ayuda y dirección. En este sentido, lo
ubica en el bien supremo; Dios.
Por eso los creyentes deben dar gracias en la oración (Fil. 1:3-4; Rm.
1:8,21; Sal. 107:8). Cuando oran deben llegar con gratitud a su presencia. Esto
es posible, al reconocer que todo lo que hemos recibido es de Dios y nos lo ha
otorgado por su gran misericordia. Al aceptar que nada es nuestro, nuestro
corazón se llena de gratitud y adoración. Es decir, reconoce la fuente
inagotable de vida. Esa es una postura éticamente correcta de todo hijo de
Dios. Las acciones de gracias deben ser por todo, en especial por su salvación
y amor inmerecido (1 Cor. 15:57; 1 Tm. 1:12; Ef. 5:20; 1 Tes. 5:18). Además,
debemos dar gracias cuando pasamos por pruebas, porque son moralmente buenas y
planeadas para el bien de sus hijos (Stgo. 1:2-3, 6; Jn. 11:41;). Toda oración
debe hacerse con fe. También la fe es un don de Dios, para dirigirnos a su
santo trono con la confianza de ser oídos (Mt. 15:28; 17:20; Mc. 9:23; 11:24;
Lc. 17:5; Stgo. 5:15). Debemos orar siempre, creyendo que Él es nuestro Dios,
Señor y Salvador. La oración debemos hacerla según los principios éticos y
morales descritos en la escritura; de lo contrario, es rechazada.
Los cristianos como hijos de Dios debemos invertir mucho tiempo en
oración a solas y diariamente. En ella debe presentar propósitos específicos y
detallados; personales, familiares y eclesiales para ser respondidas (Mc. 10:51 ). La oración
específica fortalece la fe, porque conocemos la respuesta y la agradecemos al
recibirla (Hc. 10:2 ;
Hab. 2:1 -2).
También debemos orar en grupo; para estimulamos a la fe y al amor
reciproco (Mt. 18:19). Somos convocados a honrar al Señor y someternos a sus
designios (1 Cr. 29:10-11; 16:35-36; 1:13-14; Hc. 4:24, 27,31). Los primeros
cristianos oraban juntos y pedían la dirección de Dios para tomar decisiones
(Hc. 13:2; 20:36-38). Juntos debemos reconocer que las autoridades civiles son
puestas por Dios, orar por ellas y someternos a las leyes establecidas (1 Tm.
2:1-2). Al orar en grupos o en hogares podemos pedir por necesidades
espirituales y materiales (Hc. 20:18-20; Lc. 12:6-7; Fil. 4:19; 1 Pd. 5:7-9;
Jn. 17:15). Recordemos: “La oración
eficaz del justo puede mucho” (Stgo. 5:16).
5.2. SU VOCABULARIO
Hemos hablado de consagración a Dios en nuestras vidas diarias en esta
sección hablaremos de cuan importante es nuestro vocabulario. Jesucristo dijo: “De
la abundancia del corazón habla la boca” Lucas 6:43-45. El
habla es una facultad de nuestro espíritu. Con ella expresamos nuestras
relaciones, sentimientos, ideas, deseos, pensamientos, etc. Aun más, el modo y
el tono con que hablamos normalmente reflejan nuestro estado de ánimo, el estado interior, (decimos normalmente,
porque a veces solemos hablar fingidamente.)
Ya que le habla es nuestra expresión mas esencial, la mayoría de los
pecados los cometemos por la boca. Y muchos otros son acompañados por una
expresión verbal.
El decaimiento moral y espiritual de la presente
generación se hace muy evidente por la corriente forma de hablar. El
vocabulario utilizado hoy en día, tanto por hombres como por mujeres, ya sea niños o ancianos, es un síntoma
inconfundible del deterioro de las buenas costumbres y de la pureza de
espíritu.
Al mismo tiempo es un testimonio elocuente de lo que impera en el
interior de los hombres: la insolencia, la irreverencia, la agresividad, el
pesimismo, la derrota, la liviandad, la ironía, la vanidad, la vacuidad, la
morbosidad, etc.
La Biblia nos denuncia a dejar toda cosa terrenal o el viejo hombre. Col.
3:8-9
Consideremos algunos de los pecados más comunes que cometemos con la
boca, y de los cuales debemos arrepentirnos, desechándolos definitivamente de
nuestro vocabulario.
Blasfemias, insultos, malas palabras, groserías, Col.3:8, ya sea contra
Dios, contra nuestro prójimo o simplemente proferirla sin dirigirla sin a
alguien en particular. San Pablo dice en 1 de Cort.s 5:11 que el maldiciente
debe ser cortado de la comunión de la Iglesia.
Conversaciones, cuentos y chistes obscenos; palabras deshonestas. Ef.
5:3-4 “Ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los santos”. Fi. 4:8.
Ofensas, expresiones hirientes, palabras ásperas, griteríos. St.
3:2-12; Mt. 5:22; Colo. 3:8. “Si alguno no ofende en palabras, este es varón
perfecto”.
Cargadas, cachadas, burlas, escarnio, sarcasmos. Sal. 1:1. La “cargada”
es una expresión muy generalizada en nuestro medio; son pocos los que tienen conocimiento de que debe ser desechada del
pueblo de Dios. La cargada es dañina, no fluye del Espíritu Santo, sino que es obra de la
carne, pues no brota del amor para con la persona que estoy cargando.
5.2.1. HABLAR DE UNA MANERA NUEVA
Si de la abundancia del corazón habla la boca, tener un nuevo corazón
significa también tener un nuevo vocabulario. “ El hombre bueno, del buen tesoro de su
corazón saca lo bueno” Lc. 6:45.
Al convertirnos Cristo no solo cambia el con tenido de nuestras
conversaciones, sino el modo de conversar: el espíritu de nuestras
conversaciones, su intención, su acento, su tono, etc.
Hay cuatro principios ético-cristianos que deben regir
en todas nuestras conversaciones:
TODO LO QUE DIGAMOS DEBE SER PARA EDIFICACIÓN.
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea
buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. Ef.
4:29.
TODA CONVERSACIÓN DEBE SER HECHA EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS.
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo, en le nombre
del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de El”. Colo. 3:17.
TODO LO QUE DIGAMOS DEBE SER CON GRACIA.
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que
sepáis como responder a cada uno”. Colo. 4:16.
LA NOTA DOMINANTE DE NUESTRAS CONVERSACIONES HA DE SER SIEMPRE LA FE.
“Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón, OH
Jehová, roca mía, y redentor mío. Sal. 19:14.
5.2.2. SU HONESTIDAD:
Es una de las cualidades que debe tener todo cristiano. Lo asociamos con integridad,
confiabilidad, sinceridad y honradez. Pablo escribe de la honestidad (1 Tm.
3:8). Dios espera, y la gente también, que seamos sinceros en toda nuestra
manera de ser y obrar.
El cristiano debe ser auténtico y no tratar de aparentar lo que no es,
o lo que no tiene. No debe tratar de hacer creer a los demás, que hace o puede
hacer lo que no es verdad. La honestidad nos permite vivir libremente, o
relacionarnos con todos sin tener que representar una realidad que no es la
nuestra. Además, tiene que ver con el concepto de nuestra realidad. Implica
estar en paz con Dios y descansar en su gracia para progresar. El apóstol Pablo
nunca olvidó que fue perseguidor, ni oculto esa terrible verdad, pero lo hizo
con motivo de gratitud y fue motivado a servir más y mejor. No debemos imitar a
otros. Dios nos hizo distintos y nos necesita como somos, perfeccionados con su
poder.
5.2.3. SU DEBER PARA CONSIGO MISMO
5.2.3.1. AMARSE ASI MISMO
El verdadero amor es el que quiere el verdadero bien, y todo ser aspira
a poseer el verdadero bien donde se encuentra su felicidad. Por lo tanto el
cristiano no puede menos que desear para si el verdadero bien, puesto que, al
poseer un ser limitado y relativo que tiene que hacerse existencialmente, ha de
tender hacia la perfección final. Desear este bien es amarse a si mismo de
verdad. La Biblia dice que Jesucristo se amo a si mismo al escoger el oprobio
de la cruz por el gozo que tenia por delante. Hb. 12:2; Is. 53:11; Fi. 2:9-11.
Por otra parte, el propio yo como personalidad irrepetible fue creado por
Dios con amor. Si Dios ama a mi persona, ¿porque yo voy a odiarme?.
Pero hay otro sentido en que hemos de negar nuestro yo y odiar nuestra
vida, y ese es el que se expone en Lc. 9:23-24. Por el pecado, nuestro "ego" = "yo" tiende
a regirse por sus propios planes, a buscar su comodidad (carnalidad). Ahora
bien, la salvación del hombre consiste en que, renunciando a sus propios
criterios y planes, acepte el plan de Dios y se someta a el, recibiendo por
obediencia de Fe el regalo de la gracia, y entregando todo su ser a Cristo para
que lo santifique, lo consagre y lo guarde para la vida eterna. En ese sentido
es preciso negar el yo, o sea, decirle NO
al "ego" que pretende ser
automático en el modo de buscar la propia salvación y la propia felicidad.
El cristiano debe aceptarse a si mismo como es por que Dios nos hizo
así; respetarse a si mismo u así será respetado por los demás; desarrollar sus
facultades y ejecutar sus dones sin complejos, no solo en lo celestial, sino
también en lo profesional, tengas un verdadero sentido de la competencia y de la responsabilidad, pues
es un creyente y su conducta ha de ser de testimonio.
Ha de evitar todo lo perjudicial para su espíritu, para su alma, o para su cuerpo, pero es legitimo el
recreo honesto, las diversiones que relajan la tensión e instruyen, los
"hobbies" que ayudan a desarrollar la capacidad artística o literaria
y sobre todo, procurar alimentar su espíritu con la oración, la meditación y el
estudio de la palabra de Dios.
5.4. SU DOMINIO A LA TENTACION
Como creyente que quiere agradar a Dios, es importante que conozcamos
de que manera nuestra santidad puede verse arruinada por no saber como rebasar
la tentación.
El pasaje que usaremos es el que se encuentra en Gn.4:1-9. En él
veremos los diferentes pasos que van desde la tentación misma a la consumación
del pecado. Aunque en este caso el pecado, además del asesinato, es la envidia,
la forma en que actúa la tentación es común a cualquier otro caso.
Existe una acción desencadenante: El sacrificio
presentado por los dos hermanos y la diferencia en la aceptación por parte de
Dios. Esta situación desencadenante puede ser presentada de diferentes formas;
un viejo sueño, la bendición que tanto pedimos y no llega, una actitud que no nos gusto de parte de un
hermano, una mujer que nos provoca, o tal vez no, pero
quisiéramos que si, alguien que nos cuenta algún chisme, un impuesto que aumento 100%, etc.
"...Decayó su semblante": esta actitud es perfectamente
adaptable a lo que siente la carne, cuando el alma ya tomó una decisión por
Cristo. Claro que a quien le sucede esto es porque todavía no comprendió la
bendición de poder vivir en santidad.
Una de las actitudes más difíciles para adaptarse a
ella, es al de ser esencialmente positivo: lo que hoy no tengo, mañana Dios me
lo dará. Con una visión así, seguramente la mano de Dios se moverá con más
rapidez. En el caso de Caín, el solo pudo ver el agrado de Dios para con su
hermano, cosa que no sucedió con el, y esto le impidió razonar con claridad, lo
que lo hubiera llevado a esforzarse en presentar lo mejor en el próximo
sacrificio.
Si lo que hoy estoy haciendo no esta con toda la bendición de Dios, y
lo de mi hermano si, debo entender que mi próxima tarea la debo hacer con mas
oración, y talvez, mas esfuerzo.
"...si lo hicieres bien..." la tentación no es exclusiva propiedad de los inconversos; los creyentes
la sufrirán mas que ellos, por el hecho de ser propiedad de Dios.
5.4.1. ASTUCIA DEL DIABLO
Mt. 4:3 "Y llegándose a él, el tentador". El esta continuamente
tratando de inducir a los hombres a pecar, y nadie se escapa de sus
tentaciones. Hablo del "tentador" Satanás.
A este respecto debemos mencionar algo de astucia y malignidad de
Satanás. Génesis 3:1: Satanás se transforma en un ángel de luz. 2Cor. 11:14: Y no es maravilla, porque
el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Esta fase de su trabajo se encuentra bien ilustrada en la
tentación de Cristo. Mt. 4:1-11, él simulo que podía ayudar la fe de Cristo,
que podía estimular su confianza en el poder divino y proporcionarle un
incentivo para el culto. Las escrituras hablan de las acechanzas o métodos del diablo. Ef. 6:11-12, Vestíos de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas
del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
La "antigua serpiente" es más peligrosa que un "león
rugiente".
La astucia de Satanás se deja ver al tentar a los hombres en su momento
de debilidad. (Mt. 4:1-11; Lc. 22:40-46). Después de los grandes éxitos. (Jn.
6:15). Incitando a hacer uso de las cosas buenas de una manera mala. (Mt.
4:1-11). Engañando a sus seguidores con señales y maravillas. (2Ts. 2:9-10)
HAY QUE RESISTIR LA TENTACIÓN
1 Pedro 5:8-9 Enseña que debemos "resistir firmes en la fe",
sometiéndonos a Dios (Rom. 6:17-23) y vistiéndonos de toda la armadura de
Dios.(Ef. 6:10-20)
EL PRINCIPIO DE LA TENTACIÓN
EN LA TIERRA
La Biblia nos dice que en el tiempo de Adán, todo lo creado era bueno,
no había ferocidad en los animales, no había demasiado frío, ni calor
el hombre tenia todas las circunstancias favorables para ser feliz y llevar una
vida de obediencia a Dios.
No conocían la maldad o el pecado.
No tenían enfermedades.
Tenían dominio sobre la naturaleza.
Vivian felices.
Había relación perfecta con Dios
En medio de este ambiente tan bendecido, apareció el
archienemigo de todo lo que es de Dios, Satanás. Su nombre no aparece en el texto de génesis, peor la revelación dad
por la Biblia, que fue el que apareció corporalmente en forma de una
"Serpiente". Satanás se apareció a Eva, ofreciéndole algo que fue
terminantemente prohibido por Dios. En 1 Jn. 2:16; tenemos la lección, que toda
tentación en el mundo encierra tres categorías:
Los deseos de la carne- Lo que satisface los apetitos o deseos
carnales.
Los deseos de los ojos- Lo que satisface la vista.
La vanagloria de la vida- Lo que satisface el orgullo propio.
LOS DESEOS DE LA CARNE
Ella vio que el árbol era bueno para comer (Gn. 3:6a). Aunque ella
podía comer de todos los árboles del huerto, era de ese que ella
deseaba probar.
LOS DESEOS DE LOS OJOS
Era agradable a los ojos (Gn. 3:6b). El contemplar las cosas prohibidas
solo sirve para alimentar el deseo desenfrenado.
LA VANAGLORIA DE LA VIDA
El árbol era codiciable para alcanzar sabiduría (Gn. 3:6c). La ambición
sin control y contraria a la voluntad de Dios,
siempre termina en catástrofe.
Aparte de estos tres aspectos de la tentación había:
El poner en dudas lo que Dios había dicho.
Con la declaración del Tentador que no había castigo, al decir,
"no morirás".
La idea de que Dios no les cuidaba bien, les engañaba, y prohibía lo
que era verdaderamente para su bien.
Seamos sobrios frente a las artimañazas de satanás, la Biblia dice
resistid al diablo y el huirá de vosotros.
LA ETICA SOCIAL DEL CREYENTE
Este tema es uno de los mas importantes
en la vida del creyente, ya que hemos hablado ya de los mas importantes
temas en adelante, especialmente la relación de un creyente con su Dios.
También es importante saber de cómo un creyente debe conducirse es su vida
social. Este tema es muy importante por que es el campo donde uno se enfrenta a
muchas circunstancias de la vida. Por tanto en este tema hablaremos de
sujeción, creo que en primer lugar debemos aprender a sujetarnos de la palabra
de Dios, así aprenderemos como sujetarnos a la autoridades, la familia, las
leyes del estado y otros.
LAS AUTORIDADES
En todas las áreas de nuestra vida encontramos que siempre hay alguien
a quien debemos sujetarnos; esto nos crea un gran conflicto interior ya que nuestra propia naturaleza se hace difícil aceptar que
alguien nos mande. La Psicología dice que todo ser humano vive
buscando limites, y desde sus primeros años, intenta ver hasta donde le esta
permitido llegar en sus caprichos.
En el creyente se da esta costumbre de buscar límites; tratamos de
hacer las cosas lo mejor posible, hasta a veces creemos que nos sujetamos a la
voluntad de Dios.
Dentro del tema de la sujeción tenemos tres áreas o ámbitos que vamos a
desarrollar:
SUJECIÓN EN LA FAMILIA.
Esta es la célula primaria de la sociedad; lo que
aquí se llegue a formar es lo que luego la sociedad va a recibir. Por esto es
muy importante lo que la familia cristiana pueda dar a sus hijos.
Para que la sujeción sea bien desarrollada, por así decirlo, es
necesario que el ejemplo sea claro, y no se contradiga con la palabra escrita
en la Biblia. Por ejemplo: si un padre es dominado por la madre, difícilmente
una hija llegara a comprender lo que dicen los discipulados sobre la actitud que debe tener ella respecto de su
marido el día que lo tenga, creándose un conflicto interior que hasta puede
alejarla de Dios.
Es por estas cosa que la responsabilidad de los padres se amplia al
ser creyentes. ¿Cómo voy a intentar enseñar lo que no estoy dispuesto a vivir?
¿Cómo pedir a un hijo que después se sujete a su maestro, jefe, pastor, o lo
que es peor a nosotros mismos?
Nunca debemos olvidar que la sujeción no es una cuestión de violencia, más bien tiene que ver con el amor y el respeto mutuo.
SUJECIÓN EN LA SOCIEDAD.
Todo ser humano debe desarrollar su vida dentro de la sociedad, esta
tiene sus propios códigos de acuerdo a las regiones, sus costumbres, y sus
autoridades. Dios también se ocupa que estas autoridades sean respetadas por
los creyentes, Romanos 13:1-7, deja perfectamente claro que es Dios quien le
permite llegar a gobernar.
El hombre es el menor componente de la sociedad. Menor, pero el más
importante, pues toda la vida social es producida por El y para El y gira al
rededor de El. Este concepto presenta al hombre como "un
ser esencialmente social y político".
La sociedad posee una estructura muy compleja. A parte de la base
física (el territorio) ella necesita para
existir, de los seres humanos. Es de fundamental importancia que estos seres
humanos estén identificados entre si, a través de una serie de factores. Por
ejemplo: idioma y religión son los factores más importantes
en el proceso de interacción mutua. Aunque existan
variedades de religiones, es importante que exista un
denominador común, que caracterice los llamados "ideales simbólicos de una
sociedad".
Las normas y valores éticos y morales, son otros componentes de la estructura
de una sociedad que tiene la misión de garantizar la sobre vivencia física y psíquica de los miembros de
la sociedad.
Podemos resumir este concepto diciendo que: "Sociedad es un
conjunto de seres humanos, organizados en grupos sociales, que viven en un proceso de
interrelación e independencia y que presentan
características particulares diversas, que son reconocidas por un todo general
que las identifica.
6.2. EL TRABAJO
Se trabaja para lograr un fin que no es el trabajo mismo. El trabajo es
nada más que un medio para alcanzar un objetivo deseado.
Existen caracteres que distinguen al trabajo como una actividad
sistemática. Estos caracteres son los siguientes:
La persecución de un fin. Todo trabajo sea físico o mental, se propone lograr un objetivo que
puede ser de utilidad material o espiritual, o bien
persigue un simple placer ulterior. Así se explica que una persona puede
mantenerse mucho tiempo en un trabajo penoso y aburrido, con solo pensar y
representarse el resultado final del esfuerzo. La realización de un trabajo
implica por consiguiente, un estado bastante avanzado del desarrollo de la
voluntad.
La búsqueda de los medios Siendo el trabajo una actividad sistemática, no se da libre a las
energías como en el juego, sino que se trata de coordinar todos
los esfuerzos, de modo que conduzcan a obtener el objetivo perseguido.
La planificación. No basta la búsqueda de los elementos para obtener el fin deseado. Es
menester ordenar esos elementos, que son medios, de acuerdo con un plan
preestablecido y utilizarlos sucesivamente, eliminando los esfuerzos inútiles
que restan energía y retardan el éxito. La planificación consiste en la
ordenación y la utilización conveniente de los medios conducentes al logro de
un fin.
Control de los resultados. Como todo plan se compone de etapas, es preciso controlar y verificar
cada uno de los resultados parciales del trabajo, con la representación de la
finalidad total que se persigue.
La superación de los
obstáculos. Cada plan se realiza por etapas sucesivas,
que son otros tantos pasos que conducen al fin buscado. No es posible llegar al
la etapa final sin haber vencido las diversas dificultades que estos pasos
sucesivos. Detenerse en cada uno de ellos, sin salvar y sin superar sus
dificultades, significa un verdadero fracaso.
7. ETICA CIUDADANA
LAS DOS CIUDADANIAS DEL CREYENTE
El cristiano tiene dos ciudadanías: la del cielo, Filipenses 3:20,
donde esta registrado el padrón de la vida del Cordero, y donde está reservado
un estupendo apartamento. Juan 14:2-3. "En la casa de mi Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo no lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar
para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomare
a mi mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis". Y la de la tierra, puesto que en el mundo. Juan
17:11-18. Y debe obedecer las leyes justas de las autoridades del mundo.
Romanos 13:1-8. Esta doble ciudadanía exige que el cristiano piense en
sus valores cívicos y se esfuerce por cumplirlos.
7.3. SISTEMAS POLITICOS
En todos los sistemas políticos siempre hay algo que
afecta el terreno ético en el que nos movemos:
Los creyentes pueden y deben acatar y obedecer, en todo lo que no sea
en contra de su conciencia de cristiano, a las autoridades
de cualquier sistema político. Están en el derecho y en
el deber de promover pacíficamente un estado de cosas en que mejor se
salvaguarden la verdad, la justicia y la libertad. En principio
diríamos que el mejor sistema político es la democracia pura, pero no se olvide que
tanto la democracia, como la libertad, hay que merecerlas. El cristiano tiene
derecho a mantener y expresar sus opiniones políticas, pero nunca debe entrar en la
palestra política como creyente, sino como ciudadano; de lo contrario,
introduce en la Fe
que es un factor de unidad, un elemento de división. Esto afecta especialmente
a los ministros del Señor o lideres de movimientos religiosos.
DEBERES SIVICOS DEL CREYENTE
Según el Nuevo Testamento, podemos decir que:
El creyente debe esmerarse en obediencia y sumisión a las autoridades y
a las leyes, no solo por temor al castigo, sino en conciencia. Romano 13:1-5
"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridades sino se parte de Dios. Y las que hay, por Dios han sido
establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por
Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para si mismos. Porque
los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo.
¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de
ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si
haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de
Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario
estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de
conciencia."
El creyente debe a las autoridades, no solo sumisión y obediencia, sino
también honor y respeto. 1 Pedro 2:13-17. Por causa del señor someteos a toda
institución humana, ya sea rey, como a superior, y a los gobernantes, como por
el enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que haces bien.
Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la
ignorancia de los insensatos; como libres, pero no como los que tienen la
libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. Honrad a
todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.
8. LA ETICA DE LA MAYORDOMIA
Esta parte del estudio también es primordial para un creyente, puesto
que la Ética demanda orden y cuidado, también aprenderemos como administrar los
bienes que Dios nos a dado, el tiempo en
el cual vivimos, y otros.
La palabra "mayordomía", del griego
""Oikonomo", literalmente significa "ecónomo" esto es
alguien que asume la dirección de la casa, o administrador, o alguien encargado de algo
que le fue confiado por otro.
Todo lo que somos o Los cristianos deben reconocer que: tenemos procede
de Dios. 1 Corintios 4:7.
La vida que tenemos nos fue dada (confiada) por Dios. Juan 33:4.
Nuestro sostén viene del Altísimo. Salmos 145:15.
Todo lo que tenemos debe servir para su gloria. Proverbios 3:9-10
Como mayordomos, un día tendremos que presentar cuentas. Romanos 14:12.
Dios aborrece al mayordomo infiel. Lucas 16:12.
8.1. MAYORDOMÍA DE LOS BIENES
FINANCIEROS
El uso del dinero pone a prueba de modo forma
particular, la habilidad y la fidelidad del administrador.
Un administrador da cuentas al dueño de todo lo que pasa por sus manos.
Hageo 2:8.
Como mayordomos debemos reconocer que Dios nos dio el dinero para que usásemos lo necesario
para nuestras necesidades y aplicar para la extensión de su Reino. Mateo
6:31-33.
Somos socios en los negocios de Dios (no debemos olvidarnos que
en una sociedad, una parte pertenece al socio.)
Una verdad olvidad....., simplemente no la aceptamos. Mateo 6:19-21.
Debemos ser sabios en nuestras compras. El dinero es apenas un medio de cambio. Por determinadas horas de trabajo recibimos unos papeles o monedas
que podemos cambiar por el fruto del trabajo de otras personas. Tenemos que
calcular si lo que compramos vale o no las horas de trabajo que estamos
invirtiendo en su precio. No gastes el sueldo de una semana
en una comida.
Evite las deudas. Romanos 13:8..
Cuidado con los préstamos. Ellos parecen una salida para problemas mayores aún. Proverbios 22:7.
Practique la economía. Esto es, compre sabiamente. La
economía es sacar provecho de todo. Juan 6:12.
8.2. LA MAYORDOMÍA DE LOS
DIEZMOS Y LAS OFRENDAS
Hay aquellos que hablan de "DAR",
el diezmo, mientras que la Biblia habla de "PAGAR" el diezmo. Que pasa cuando pagamos el diezmo.
Descubrimos el gozo se ser socios de Dios. 1 Corintios 29:14.
Descubrimos el gozo de dar. Hechos 20:35.
Desarrollamos un espíritu generoso, librándonos del egoísmo, de la
avaricia... 1 Timoteo 6:10.
Tenemos la oportunidad de hacer un tesoro eterno. Mateo 5:6-20.
Fortalece nuestra Fe. Mateo 6:33.
Usted participa según sus condiciones. 1 Corintios 1:2; 2 Corintios
9:7.
8.3. MAYORDOMÍA DEL TIEMPO
El mayordomo cristiano administra su tiempo. Efesios 5:15-16.
Un mayordomo cristiano planea y aprovecha su tiempo. Juan 9:4.
Cuando pagas el diezmo estas pagando parte del tiempo que el te dio y
dedicaste al trabajo.
El tiempo que pertenece a Dios, a El debe ser dado.
El tiempo que pertenece a la familia NO debe ser ocupado por otra cosa.
Pida sabiduría para saber usa el tiempo que El le da. Salmos 90:12.
Sea equilibrado en el trabajo. No permita que le sea su señor,
ni que ocupe el lugar que le pertenece a otras actividades de su vida.
8.4. LA MAYORDOMÍA DE LOS
TALENTOS
En la parábola de Mateo 25:14-18, se habla de dinero, mas Dios nos ha
confiado otros talentos o dones.
El hecho de no tener talentos iguales a otras personas, no es motivo
para ser inoperantes. Romanos 12:12-19-22-23.
Todos tenemos talentos. Efesios 2:10.
9. ÉTICA FAMILIAR
Sin lugar a dudas el hogar es el lugar central donde el hombre cristiano
se desenvuelve. No es un espacio anexo, si no el centro donde vive y concreta
su fe en el Señor
(Williamson, pp. 28, 33) (Las
siguientes ideas, han sido nutridas por la lectura de estos autores: Azzati, 1992; Bluthaedt, Sfe.; Bridges,
2000; Galán, 1992; Giles, 1998; Iserte, 1981; Knudson, Sfe.; Lacueva, 1989;
Mills, 1987; Nonine, 1997; Nyenhuis, 1981; Padilla, 1998; Palomares, 1992;
Ridenour, 1975; Trull, 1989; Vila, 1985; Wiersbe, 1988; Autores varios, 1990;
entre otros).
9.1. LA RELACION EN EL
MATRIMONIO
Con relación al matrimonio, debemos mencionar que Dios creó a la mujer,
porque no era bueno que el hombre estuviera solo, y para servirle de ayuda
idónea. Con esta valiosa compañera es posible cumplir los propósitos del
Creador (Gén. 2: 18-24). Los principios de compañía y ayuda idónea son valiosos
en la comprensión del matrimonio cristiano. En este sentido, la esposa debe
ayudar, comprender, complementar y acompañar a su esposo en todo.
Sometimiento mutuo, es uno de los aspectos en las relaciones familiares
del creyente. Pablo nos dice: “Someteos
unos a otros en el temor de Dios” (Ef. 5:21 ). Dicho sometimiento solo es posible si
somos llenos del Espíritu de Dios, de lo contrario, es una gran ofensa a
nuestros razonamientos y actitudes soberbias e insubordinadas. “…antes bien sed llenos del Espíritu, hablando
… con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor
… dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo” (Ef. 5:18 -20). Esta actitud ética no es impuesta por el otro
sino un compromiso voluntario impulsado por el amor al Señor y a la otra
persona.
En este sentido, la esposa debe sujetarse al esposo, como al Señor (Ef.
5:23 ). No
implica sumisión o esclavitud sin derecho a tener opinión o a realizarse como
persona.
Por su parte, el esposo no debe imponer su liderazgo como un tirano.
Debe ganarse la lealtad de su esposa, como Cristo ganó la de la iglesia. Ella
debe por amor sumarse en un proyecto de vida junto a su esposo y estar
dispuesta a trabajar junto a él; (Tt. 2:4-5). Se realizará como mujer y
cristiana en la medida que obedece al Señor haciendo su parte en el ministerio
que Dios les encomendó. El esposo debe ayudar a su esposa para que ella se
realice como mujer y como cristiana. Debe complementarla, darle las
oportunidades para que desarrolle sus tareas de acuerdo con sus dones. En
razón, de que es la cabeza, puesta por Dios, según le plació establecer el
orden de autoridad. “Porque el marido es
cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su
cuerpo, y él es su Salvador” (Ef. 5:23). Como cabeza no esta llamado a ser
tirano, jefe o caudillo.
No es posible la sujeción recíproca, si no hay amor (Lc. 1:38 ). Este es la clave
del matrimonio. Sólo quien es amado por Dios y lleno del Espíritu Santo, se
someterá con gozo al otro y estará dispuesto a deponer su posición por la del
otro, cuando eso es lo mejor para la familia. Todo principio que rige el
matrimonio se fundamenta en el amor que Cristo derramó sobre sus hijos. Dicho
amor genera en los creyentes comprensión, respeto, ayuda mutua, compañerismo,
fidelidad veracidad y el deseo a agradar a Dios, sirviendo a su pareja. El amor
se debe expresar con palabras y acciones. No debe perderse el respeto romántico
del matrimonio. Debemos cultivarlo para que cada día se enriquezca. El amor
matrimonial debe tener las características del amor de Dios (1 Cor. 13:4 -7).
9.2. RELACION EN LA SEXUALIDAD
El disfrute correcto de la vida sexual constituye un tema donde surgen
muchos problemas. Los tabúes, traumas, mala formación, presiones de la sociedad
hedonista, tentaciones motivadas por nuestra carnalidad y la lucha espiritual
constituyen la base de problemas y desajustes en la pareja que afectan el
ministerio. Pablo habla sobre el sexo en el matrimonio (1 Cor. 7:1 -6). Lo hace después
de hablar de la fornicación, o adulterio y de mostrarnos que el creyente
pertenece a Dios y es templo del Espíritu Santo; por tanto no debe pecar. Hay
varios pecados sexuales en los que estamos tentados a caer. Adulterio,
fornicación, lascivia, concupiscencia, homosexualismo, violación, pornografía,
lujuria, orgías, entre otras.
Para protegernos Dios estableció el matrimonio. El cual debe ser
hermoso, santo, honroso y puro (1 Tes. 4:3 -4). La vida matrimonial debe estar limpia de lascivia,
complejos, malos conceptos y comprometidos en hacer feliz a la otra persona.
Pablo nos habla de no negarnos el uno al otro. La felicidad sexual consiste en
estar de acuerdo en lo que le agrada a la pareja y actuar con gozo delante de
Dios, quien instituyó el matrimonio. La vida sexual compartida correctamente
permite a la pareja sentirse realizada y fortalecida interiormente para no
desear buscar en otros lo que Dios les dio en el matrimonio (Can. 4:9 -10). Por el
contrario, la frustración sexual es una avenida para la tentación y destruye.
El sexo es un don de Dios, que nos permite la identidad hombre mujer.
El sexo no es malo en sí, no es pecaminoso ni perverso. Dios nos dio ese regalo
junto con la capacidad de amar y expresar nuestros sentimientos con palabras y
acciones. Fue dado para ser disfrutado dentro del matrimonio. Uno de los
problemas contemporáneos es su uso como recurso de venta y medio de placer, sin
responsabilidad.
Todo cristiano como hijo de Dios que siente algún atractivo por alguna
persona del sexo opuesto debe ponerse en guardia y tomar las medidas necesarias
para no caer. No hacerlo, lo hará vulnerable y pecará. La situación se complica
cuando el pastor no tiene una esposa que lo comprenda, apoye, valore y
satisfaga sexualmente.
Todo pecado comienza con nuestros pensamientos. Evite sentimientos de
cariño y actitudes que le hagan enamorar o sentirse bien con otra mujer. Cuando
descubra esos sentimientos rompa todo vínculo afectivo con esa persona.
Toda persona creyente el Señor
debemos estar atento a todo tipo de tentación y si nos presenta debemos tomas
estos pasos.
La primera clave es no dar lugar para caer ni en la mente, ni en las
posibilidades, la segunda es huir. Como José salió del lugar para evitar que el
asedio se transformara en pecado, usted debe huir; sea valiente y salga (Gén.
39:1-20). Para ello debemos tener un concepto claro de la santidad en todas las
áreas de la vida cristiana. José dijo: “…y
cómo pecaría contra Dios”; salió y venció.
Si se encuentra en tentación, usted debe orar al Señor y hablar con su
esposa haya o no caído en el pecado y pedirle ayuda. Este paso aunque difícil
es fundamental. Deben analizar juntos las motivaciones de la tentación, evaluar
la marcha del matrimonio, las frustraciones, desencuentros, alegrías, planes,
etc., de cada uno de los cónyuges. Deben resolver lo que no funciona, pedirse
perdón y establecer dinámicas reales de ayuda para vencer la tentación.
Además, debe hablar sinceramente con la persona que le atrae, y
mostrarle el peligro o pecado que cometieron y dar pasos concretos para romper
esa situación. Si es casada es conveniente hablar con el esposo. Si hubo
adulterio, deben confesarlo a la iglesia y recibir la disciplina
correspondiente. Es vital reiterar que si usted se siente atraído por una mujer
debe terminar con toda situación que siga alimentando esos sentimientos. Si
está aconsejándola, debe trasferirla a otra persona, especialmente del mismo
sexo.
Después del dialogo que mencionamos antes, comience de nuevo a enamorar
a su esposa, a buscar todas las oportunidades para disfrutar, enriquecer y
estabilizar su matrimonio. Dios les dará su gracia para restaurar el vínculo de
unidad y amor. Esta experiencia dolorosa les dará autoridad para ayudar a otros
que estén en ese mismo camino de tentación.
Los creyentes que están pasando por el camino de tentación sexual deben
recurrir a Dios y pedir ayuda a su pastor o un hermano maduro para que le ayude
salir de esa tentación.
9.3. RELACION CON LOS HIJOS
Con relación a los hijos, deben ser el fruto del amor responsable de
los padres (Sal. 127:4). Como esposos deben planificar su llegada al hogar y
brindarles un ambiente de amor, aceptación, alegría y seguridad. Los principios
éticos de nuestra responsabilidad comienzan con un sincero amor; el cual
debemos declarar y demostrar con nuestras palabras y actitudes.
El rol de los hijos es amor, obediencia y respeto a sus padres y cooperación
con la misión encomendada a ellos, de la cual son parte (Ef. 6:1 -3).
El creyente debe cuidar su propia familia. Y dar un buen ejemplo sobre
su cuidado y protección. Además debe enseñarlos a obedecer, porque es el
mandato divino (Ef. 6:4). Y educarlos con amor y paciencia; guiarlos a hacer lo
que sus padres les dicen (1 Tm. 3:4). El castigo, es parte de la disciplina,
pero ha de ser con amor, no con enojo (1 Tes. 2:7). Deben saber lo que han de
hacer, para ser librados de problemas (PVs. 13:24; 1 Sm. 3:13). Elí no impidió
que sus hijos hicieran lo malo. No les enseñó a obedecer.
9.3.1. DEBERS DE LOS PADRES
HACIA LOS HIJOS
Los deberes de los progenitores pueden ser los siguientes.
Alentar y estimular. Ef.6:4 Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos,
sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el
Señor. Son acciones que denuncian la mala costumbre
de muchos padres y madres de castigar sin juicio y sin medida a sus hijos; hay
veces esto se hace delante de personas ajenas a la familia, como si en todo
sean malos, traviesos holgazanes, y sin provecho. Es triste que aya muchos
niños que nunca oyen de labios de sus padres de una sola frase de aliento, de
estimulo, de alabanza.
Colo.3:21 Padres, no hagan enojar a sus
hijos, para que no se desanimen. La consecuencia de
un trato muy mal a los hijos trae desaliento, se desaniman, se acomplejan.
Cuando pasan todas estas cosas trae muchos peligros para el hijo. La correcta
actitud que el padre debe tomas frente a sus hijos es esta. 1. animar, hacer
algo mejor, 2. Aplicar castigos que sean verdaderos correctivos, 3. No discutir
ni pelearse delante de los hijos, 4. Cuidar de que no queden sin el afecto y la
atención que necesitan.
Educar sabiamente a los hijos. Ef.6:4. …edúquenlos con la disciplina y amonestación… Esto indica un
cuidado constante y sacrificado en la crianza de los hijos; así lo mismo con
una educación a base de corrección.
La educación de los hijos es sumamente importante para estos días, hay
algunas observaciones que el rumbo de los hijos a tomado un nuevo significado:
los hijos dirigen a los padres. Se aumentó
muy notablemente entre los jóvenes la drogadicción, el libertinaje
sexual y la delincuencia, etc. Todo esto por que sea dejado de influir los
valores en todo lugar.
En la gran mayoría de las iglesias Evangélicas se han olvidado de los
hijos de cuan importantes son ellos para Dios, pienso que en las iglesias
debería a ver escuela para los padres, por que muchos padres no saben como
conducir a sus hijos en disciplina y obediencia. Veo que se ha perdido mucho
los valores en todo aspecto y esto ha afectado a la iglesia en gran parte en
donde no hay respeto el uno al otro.
Es tiempo de cambiar y volver a
la palabra de Dios y esto lo lograremos impartiendo y sembrando buenos valores
biblicos a los hijo, así obtendremos una generación nueva y con un pensamiento
diferente.
Conducir en el camino del
Señor. Dt.6:6-7. Grábate
en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, y enséñaselas
continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el
camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes.
Este pasaje es muy explicito para todos los padres de familia que deben
conducir al hijo hablándoles de la palabra de Dios en todo tiempo. El padre
deberá guiar a su hijo con mucha cautela a Dios a su hijo así como Loida nieto de Timoteo y su mamá Loida. 2Tim. 1:5.
Porque me acuerdo de la fe sincera que tienes. Primero la tuvieron tu
abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de que también tú la tienes.
10. LA ETICA DE LA LEY DE
DIOS
Este tema es extraído y resumido del libro el creyente y la ley moral
de Dios. Por: Tomás Montgomery Dios.
Es necesario empezar haciendo algunas preguntas; ¿Para qué sirven los
Diez Mandamientos? ¿Por qué debemos estudiarlos? ¿Cuál es el propósito de los
Diez Mandamientos? Al contestar estas preguntas debemos guardar en mente, los
dos errores básicos con respecto a los mandamientos:
Primero, el error consistente en el legalismo, es decir la idea de que
la salvación se obtiene por medio de la obediencia a la ley, que la
justificación es por obras. Segundo, el error de aquellos que creen que la
salvación de gracia por medio de la fe anula o acaba con la ley (los
mandamientos).
Cuando hablamos de los Diez Mandamientos, estamos hablando de la “ley
moral” y no de la ley ceremonial o civil. Sin lugar a dudas, la ley de Dios en
sus aspectos ceremoniales y civiles ha sido anulada bajo el Nuevo Testamento
por la obra de Cristo. La ley moral (los Diez Mandamientos) es de valor
permanente porque es un reflejo de la santidad de Dios y la norma para definir
el pecado bajo ambos testamentos. Las leyes ceremoniales (los sacrificios, las
ceremonias, los ritos, el sacerdocio, etc.) del Antiguo Testamento apuntaban
hacia la persona y la obra de Cristo y encontraron su cumplimiento y
consumación en el. Vea Col.2 y las epístolas de Gal. y Hb.). También las leyes
civiles que gobernaban al pueblo de Israel como una teocracia y como una
sociedad sacralista fueron abolidas por el establecimiento del Nuevo Pacto.
10.1. ¿PARA QUÉ SIRVEN LOS
DIEZ MANDAMIENTOS?
En primer lugar, no sirven para salvarnos.
Este es el error más común
respecto de los Diez Mandamientos. El mundo religioso está lleno de personas
que creen que pueden salvarse guardando estos preceptos. La Biblia dice lo contrario y
afirma que nadie será salvo guardando los diez mandamientos. Romanos
3:20. Gál. 3:10-11, Gál. 2:16.
Entonces, la ley fue dada no para salvarnos sino para convencernos de
nuestros pecados y mostrarnos nuestra necesidad de Cristo. Gál. 3:24.
Segundo, los Diez Mandamientos son las reglas o normas de justicia
tanto para los creyentes como para los incrédulos.
Los Diez Mandamientos tienen valor permanente para los creyentes y para
los incrédulos. Son un reflejo de la naturaleza y el carácter de Dios, es
decir; un reflejo de la santidad divina.
Al hacer la pregunta ¿En dónde podemos encontrar las normas y reglas de
la santidad?, la Escritura
contesta diciéndonos que las encontramos sintetizadas en la ley. Esto es lo que
afirma el apóstol Pablo cuando dice: Rom. 7:12.
Tercero, los Diez Mandamientos sirven para conducirnos a la
manifestación práctica del amor.
¿Cómo se manifiesta el amor? En Rom.13:10 Pablo no dice que el amor
anula la ley, sino que la cumple. 1 Jn. 5:3 dice: 2 Jn. 6 dice:
Entonces, el amor no ha reemplazado ni quitado la ley, sino que nos
guía a cumplirla. El amor y los mandamientos van juntos. El amor es el motivo
para obedecer mientras que los mandamientos guían y dirigen dicho amor.
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” ¿Qué
significa esto? Significa que debemos guardar los seis mandamientos que
gobiernan la relación entre nosotros y nuestro prójimo. Entonces, los Diez
Mandamientos no son simplemente prohibiciones, sino también mandamientos
positivos.
Cuarto, los Diez Mandamientos sirven como un manual y una guía para
nuestra adoración y conducta.
Los primeros cuatro mandamientos
nos enseñan la diferencia entre la adoración verdadera y la adoración falsa.
Por ejemplo en el primer mandamiento tenemos “el objeto de la adoración”; en el
segundo “los medios de la adoración”; en el tercero “la manera de la adoración”
y en el cuarto mandamiento tenemos el “tiempo de la adoración”. Estos
mandamientos tratan con nuestra reverencia y nuestro respeto por la persona, la
autoridad y la gloria de Dios. Entonces, nuestra actitud respecto a estos
cuatro preceptos es un reflejo de nuestra actitud hacia Dios.
10.2. PRINCIPIOS BÁSICOS QUE
GOBIERNAN LA INTERPRETACIÓN DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS:
1. El primer principio para entender e interpretar correctamente estos
mandamientos es que, no debemos fijarnos solamente la letra de la ley.
2. El segundo principio para entender e interpretar correctamente la
ley es el hecho de que cada uno de estos mandamientos trata con un grupo de pecados.
3. El tercer principio para entender e interpretar correctamente los
Diez Mandamientos es que no son simplemente prohibiciones, porque exigen no
solo que dejemos ciertos vicios sino que también pongamos en práctica ciertas
virtudes.
4. El cuarto principio de interpretación es que, un entendimiento
correcto de estos preceptos nos conduce a una manifestación. Práctica de lo que
es el amor. Lo que Dios quiere de nosotros es que le amemos a El y también a
nuestro prójimo; es por esto que los preceptos morales de la ley no son un fin
en sí mismos.
10.3. ENSEÑANZAS DE LOS
MANDAMIENTOS
10.3.1. EL PRIMER MANDAMIENTO
“No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Ex.
20:3
Empezamos con la frase “dioses ajenos” u otros dioses. En este
mandamiento Dios exige que El sea el único objeto de nuestra adoración. Exige
que reconozcamos su soberanía y su señorío sobre nosotros. Esto implica que no
tengamos ningún ídolo en nuestras vidas.
10.3.2. EL SEGUNDO
MANDAMIENTO
Ex. 20:4-6
El segundo mandamiento prohíbe la adoración del Dios verdadero en una
manera falsa y prohíbe también la fabricación de imágenes.
Imágenes: En esta prohibición están incluidos los ídolos, imágenes y
muñecos de oro, plata, yeso, etc. que se encuentran en los templos católicos.
Este mandamiento trata con la adoración de Dios a través de las imágenes. El
texto dice: “No te inclinarás. Ante ellas, ni las honrarás”. Es
importante señalar que este mandamiento no prohíbe el arte, la pintura o la
escultura, sino que prohíbe el uso de imágenes religiosas en la adoración de
Dios. Is. 40:18; Hab. 2:18
10.3.3. EL TERCER MANDAMIENTO
Ex. 20:7
Ya hemos visto que en los primeros dos mandamientos, Dios prohíbe la
adoración de dioses ajenos y también prohíbe que le adoremos a través de
imágenes o ídolos. En este tercer mandamiento nos enseña que no le podemos
adorar en forma insincera o hipócrita. Es tan inútil adorar al Dios verdadero
con insinceridad como adorar a un Dios falso. El propósito principal del tercer
mandamiento es el de enseñarnos cómo adorar a Dios en forma verdadera,
inteligente, viva y real. Los diez mandamientos son como un manual de adoración
y conducta para los creyentes. Sin lugar a dudas este mandamiento prohíbe el
uso del nombre de Dios en forma profana, pero va más allá de prohibir la blasfemia.
Este mandamiento tiene mucho que ver con el cómo debemos adorar a Dios. Nos
enseña cómo mantener una conciencia de la presencia de Dios en nuestras vidas y
en nuestra adoración.
No tomarás:
La palabra traducida como tomar (no tomarás), significa levantar,
pronunciar o exaltar, y se refiere al uso del nombre de Dios en forma religiosa
en la adoración privada o en el culto público. (Aún en la lectura de la Biblia
o al cantar un himno). Entonces, en forma directa este precepto se refiere a
nuestros actos de adoración. No obstante, incluye el mal uso de su nombre en la
vida diaria o cotidiana, y no solo en nuestras oraciones privadas sino también
en nuestro hablar cotidiano.
10.3.4. EL CUARTO MANDAMIENTO
Ex.
20:8-11.
En el primer mandamiento tenemos el objeto de la adoración, en el
segundo los medios de la adoración, en el tercero la manera de la adoración y
en este cuarto precepto, tenemos el tiempo de la adoración. La importancia del
tiempo:
En este cuarto mandamiento tenemos un día señalado en que los hombres
deben dejar a un lado todas sus actividades y responsabilidades normales para
buscar a Dios. Dios nos ha concedido seis días en la semana para cumplir con
nuestras obligaciones y ocuparnos de nuestros intereses legítimos. Un solo día
de la semana ha sido señalado como un tiempo especial dedicado a la adoración
del Señor. En otras palabras, el Señor ha reclamado un día como suyo, aunque la
realidad es que todos los días son suyos.
El apóstol Pablo nos exhorta en Efesios 5 a redimir el tiempo porque
los días son malos. Se refiere a la necesidad de aprovechar bien el tiempo y de
obtener el máximo provecho de cada oportunidad. Cada creyente sincero debe
aprender la importancia de tener cuidado en el uso de su tiempo. Cada día se
necesita tiempo para orar, estudiar la Biblia y estar en comunión con Dios.
10.3.5. EL QUINTO MANDAMIENTO
Ex. 20:12
Con este quinto mandamiento comenzamos el estudio de la última parte
del decálogo la cual trata con la relación del hombre y su prójimo. Debemos
guardar en mente que el amor es el elemento esencial para poner en práctica
estos mandamientos. Estos preceptos morales no son simplemente prohibiciones,
sino que nos conducen a la manifestación práctica del amor. Cristo dijo en
Mateo 22, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, y en estos seis
mandamientos encontramos el significado de este precepto.
El amor verdadero no es algo teórico o sentimental. No es simplemente
una emoción sino que es algo muy práctico que nos conduce a dar de nosotros
mismos. El amor bíblico no busca lo suyo sino el bienestar de otros y nos conduce
a lo que Cristo dijo en Mt. 7:12.
El significado del quinto mandamiento: Es importante señalar que la
segunda parte del decálogo comienza con la relación familiar. Comienza con la
relación entre los hijos y sus padres. Aunque aquí tenemos solo la relación
familiar, más adelante veremos que este mandamiento abarca todas nuestras
relaciones y aún la sumisión a todas las autoridades humanas que Dios ha puesto
sobre nosotros.
La palabra “honrar” quiere decir respetar, reverenciar y obedecer. La
palabra hebrea incluye la idea de valorar, apreciar, estimar, y otros.
Entonces, este mandamiento significa en primer lugar que los hijos deben
obedecer a sus padres. Porque los padres representan la autoridad de Dios para
ellos. Por supuesto los padres no son Dios pero funcionan como mayordomos de
Dios desde el nacimiento hasta que los hijos se convierten en adultos.
Segundo, provisión. Aquí tenemos en mente la
responsabilidad de cuidar a nuestros padres cuando ya son ancianos.
Tercero, consideración. Esto significa que
debemos tomar tiempo para estar con nuestros padres especialmente en los días
festivos, cumpleaños, aniversarios, etcétera. La mejor forma de honrar a
nuestros padres es buscando su salvación, buscando su bienestar espiritual,
orando por ellos y tratando de serles un ejemplo de la verdad del evangelio.
10.3.6. EL SEXTO MANDAMIENTO
“No matarás.” Éx. 20:13
Este sexto mandamiento prohíbe el homicidio en tres sentidos; primero,
prohíbe el homicidio en sentido físico, segundo en sentido personal y tercero
en sentido espiritual.
El homicidio físico:
En primer lugar, cualquier persona puede entender que este mandamiento
significa que uno no puede matar a su prójimo. La prohibición respecto al
homicidio queda bien clara para todos. Pero al mismo tiempo, es necesario
reconocer y contestar algunas preguntas que inevitablemente surgen en relación
con esta prohibición.
Entonces, respecto al homicidio físico podemos concluir lo siguiente:
1. Este mandamiento prohíbe que matemos a menos que sea en defensa
propia.
2. Cuando el gobierno ejecuta la pena de muerte, no comete el
homicidio; antes bien cumple con la justicia divina.
3. Si el gobierno no ejecuta a los criminales dignos de muerte,
entonces se hace culpable de los crímenes subsiguientes que sean cometidos por
éstos.
El homicidio en sentido “personal”:
La distinción entre el homicidio físico y el homicidio personal es que
el uno trata con la muerte del cuerpo físico, y el otro con el intento de matar
o terminar con el valor, la reputación, el nombre y la estimación de otra
persona. Mt. 5:21-22
Entonces, cuando hablamos mal de otros guardando rencor, resentimiento,
amarguras o envidiándoles, etcétera, debemos reconocer nuestro pecado tal como
es, un homicidio. Dios lo toma así y por lo tanto no deberíamos tratar de
excusarnos, justificarnos o disculparnos sino arrepentirnos.
El homicidio espiritual:
Ahora hemos llegado a una consideración del homicidio en sentido
espiritual. No debemos matar en sentido físico, ni en sentido personal y
tampoco en sentido espiritual. Juan 8:44 se refiere a satanás como él que ha
sido homicida desde el principio.
En la caída Adán y Eva murieron espiritualmente y el diablo fue
culpable de su homicidio. El homicidio espiritual resulta en la. Perdición
eterna; es la forma más grave de violar el sexto mandamiento. La vida del
hombre es sagrada porque el hombre posee un alma eterna que vivirá para siempre
en el cielo o en el infierno. Por lo tanto, no hay nada que podamos comparar
con el valor del alma. Cristo dijo que poseer el mundo entero no podría
recompensar al hombre por la pérdida de su alma Mar.8:36-37.
10.3.7. EL SÉPTIMO
MANDAMIENTO
“No cometerás adulterio.” Ex. 20:14
Este mandamiento nos enseña a guardar la santidad del matrimonio y de
la vida sexual.
Tres realidades fundamentales sobre la sexualidad humana:
1. Nuestra sexualidad, incluyendo nuestra capacidad para el placer
sexual, se origina en Dios y no en el diablo. Gén.1:27
2. El Dios que nos creó con nuestra sexualidad es el único que tiene el
derecho de regular sus funciones legítimas y específicas.
3. El Dios que creó nuestra sexualidad generalmente tiene el propósito
de que sea consumada gozosamente en deliciosa autoentrega dentro de los límites
del matrimonio. Pablo presenta esto abundantemente claro en 1 Cor. 7:3
Prov.5:18-19, Hbr. 13:4.
Dijimos también “generalmente”, porque algunas veces Prv. 6:32-33 Hbr.13.4
y 1 Cor.6.9.Vea 1 Cor.6:9-11. Más
4. Debemos tener la convicción de que nuestro cuerpo, incluyendo
nuestras capacidades sexuales, existen para el servicio del Señor. 1 Cor. 6:13
5. Debemos tener la convicción de que nuestra unión con Cristo incluye
nuestro cuerpo y que no es cancelada ni suspendida en una experiencia sexual
ilícita. 1 Cor. 6:15.
6. Debemos tener la convicción de que no existe la actividad sexual
casual y sin compromiso. (1 Cor. 6:16-17
7. Debemos tener la convicción de que la impureza sexual es una forma
única de autodestrucción. 1 Cor.
6:18.
10.3.8. EL OCTAVO MANDAMIENTO
“No hurtarás.” Ex. 20:15
“El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo
que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.” Ef. 4:28
El significado de este mandamiento:
Este precepto significa en primer lugar que dejemos de robar. Segundo
que trabajemos y en tercer lugar que demos de nosotros mismos y de nuestros
recursos para ayudar a otros.
En forma muy clara este mandamiento significa que no debemos tomar en
forma injusta lo que pertenece a otros. Podemos recibir lo que otros nos ofrecen
voluntariamente como un regalo (como una ayuda en tiempos de necesidad), pero
no podemos quitarles sus posesiones, ni tampoco a fuerzas o por engaño, lo que
no nos pertenece. La base del octavo mandamiento es el derecho de propiedad.
Aunque hay muchas formas para robar, la raíz de este pecado es la
codicia y la injusticia. El décimo mandamiento (no codiciarás) es la base del
octavo (no robarás). Casi siempre el robo es motivado por la codicia y el
apóstol Pablo dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males. 1
Tim.6:10.
Las formas del robo:
2 Ts.
3:8; 2 Ts. 3:10-11. La mayoría de las formas de robar son métodos para recibir
lo que no nos corresponde, como el apóstol lo dice “sin trabajar”, “de balde” o
“gratis”.
El lado positivo de mandamiento:
“El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo
que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.” Ef.4:28 Según el apóstol Pablo, el lado positivo de este mandamiento es
que debemos dar de nosotros mismos para beneficiar a otros. El dar es lo
opuesto de robar. Pablo dijo: Hch. 20:35.
A fin de cuentas, este mandamiento significa lo que Cristo dijo: en
cada área de nuestras vidas debemos esforzarnos para que seamos caracterizados
por el dar, es decir por el amor verdadero. Este mandamiento alcanza a nuestros
tratos con otras personas, a nuestra familia, a nuestro matrimonio y
especialmente a nuestro trato con la iglesia. Dejemos de robar y comencemos a
dar.
10.3.9. EL NOVENO MANDAMIENTO
“No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.” Éx.20:16
“Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su
prójimo.” Ef.4:25. Mentirosos por todas partes:
Vivimos en un mundo lleno de mentiras, vivimos en medio de un pueblo
adicto a la práctica de decir, escuchar y creer mentiras. La falta de veracidad
y de honestidad es un problema que cada día va en aumento. ¡Qué difícil es
encontrar a una persona que cumpla su palabra! ¡Qué difícil es encontrar a
alguien en quien podamos confiar!
¿Cuántos problemas en nuestro mundo moderno se deben a la falta de
veracidad y honestidad? ¿No es cierto que la gran mayoría de los problemas
gubernamentales tengan que ver con este asunto? No sería difícil mostrar lo
mismo tocante a los problemas económicos, los problemas familiares y los problemas
matrimoniales.
El noveno mandamiento incluye toda clase de mentiras, incluso el
engaño, el fraude, el testimonio falso, la calumnia, los chismes, las
adulaciones y los falsos halagos, las medias verdades, las insinuaciones que
crean malas sospechas, el silencio premeditado o conspiración de silencio, las
mentiras llamadas piadosas, las exageraciones, etcétera. Como se puede ver, hay
muchísimas formas para quebrantar este precepto moral. El punto es que
frecuentemente hay algo que no es cierto, que no es verdadero en lo que decimos
a otras personas, a nosotros mismos o aún a Dios. Las mentiras destruyen:
Primero debemos decir que las mentiras destruyen el carácter de uno
mismo.
En segundo lugar, las mentiras destruyen las relaciones entre los seres
humanos.
En tercer lugar, las mentiras destruyen la iglesia.
En cuarto lugar, las mentiras destruyen el alma. Apo.21:8
Tres elementos involucrados
en la mentira:
1. Al mentir estamos ofendiendo a Dios.
2. Cada mentira es una traición de la confianza humana.
3. La persona misma que miente es afectada.
Los métodos que el diablo usa
para que nos acostumbremos a mentir:
1. A satanás le gusta usar la táctica de la exageración.
2. Otro método usado por el diablo es la así llamada “mentira piadosa”.
3. Otro método usado por el diablo para acostumbrarnos a mentir es la
tendencia de no cumplir con nuestra palabra.
Entonces, el lado positivo de este mandamiento significa mucho más que
el mero hecho de decir la verdad. Debemos ser personas caracterizadas por la
veracidad en nuestro hablar en nuestros compromisos y en nuestras promesas. Las
“buenas intenciones” no son suficientes a menos que las pongamos verdaderamente
en práctica. Debemos desarrollar la madurez espiritual que nos conduzca a ser
siempre honestos con Dios, con nosotros mismos y con nuestro prójimo.
10.3.10. EL DÉCIMO
MANDAMIENTO
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de
tu prójimo.” Ex. 20:17
El significado de la palabra codiciar:
La palabra codiciar significa simplemente desear con un deseo muy
intenso, muy fuerte. La palabra puede ser usada tanto en sentido bueno como
malo. En el Nuevo Testamento esta palabra es traducida generalmente al español
como avaricia y aquellos que son caracterizados por ella se les llama ávaros.
Entonces, en este estudio usaremos las palabras avaro, avaricia y codicia como
términos sinónimos.
Hay ciertas cosas que deberíamos desear o codiciar. Podemos desear
cosas buenas y lícitas. Además, cada persona tiene el derecho de poseer bienes,
de adquirir posesiones, de usarlas, y otros. El derecho de la propiedad privada
se establece en el octavo mandamiento que prohíbe el robo. Entonces, este
décimo mandamiento no se refiere a una prohibición de poseer bienes sino que da
por sentado que todos los hombres poseen bienes y cosas materiales de este
mundo.
El décimo mandamiento usa la palabra codiciar en sentido negativo; se
refiere a un mal estado mental. La codicia mencionada aquí es un deseo
excesivo, un anhelo profundo y un afán por las cosas de este mundo que pone de
manifiesto que hemos puesto nuestros corazones y afectos en ellas. El deseo de
tener y poseer las cosas de este mundo llega a convertirse en la codicia o la avaricia
cuando nuestras mentes y pensamientos comienzan a ser controlados por sueños
despiertos y deseos mundanos. La codicia consiste en el acto de fijar nuestras
mentes y corazones en las cosas materiales o en los beneficios temporales y
comodidades que nos ofrecen.
Los efectos inevitables y los
peligros de la codicia:
1. Los resultados en la vida del creyente son un conflicto entre lo
material y lo espiritual. La codicia siempre tiende a disminuir y a debilitar
la vida espiritual del creyente.
2. Siempre hay un peligro espiritual en cuanto a las cosas terrenales y
especialmente en los tesoros terrenales.
3. La codicia nos convierte en idólatras porque reduce todas las cosas
al nivel más bajo de existencia, es decir al nivel animal.
4. La codicia muy pronto se convierte en un tipo de adicción.
Los síntomas de la codicia:
La codicia no es siempre un pecado visible; frecuentemente es un pecado
oculto o encubierto. Es un pecado que se esconde detrás de varios pretextos y
excusas que parecen ser razonables. En 1 Tes.2:5 el apóstol Pablo dijo: “Nunca
usamos de palabras lisonjeras, ni encubrimos avaricia (codicia)”.
1. Casi siempre la codicia viene a nosotros “disfrazada”.
2. Nuestros pensamientos son otro síntoma de este pecado. Si la mayoría
de nuestros pensamientos se centran en las cosas de este mundo, entonces somos
culpables de este pecado. La persona codiciosa ha perdido el control de las
prioridades correctas en sus pensamientos.
3. Otro síntoma de la codicia o la avaricia es cuando estamos dispuestos
a hacer cualquier sacrificio y a pagar cualquier precio para obtener las cosas
codiciadas, pero no estamos dispuestos a sacrificar nada para el Señor.
4. El cuarto síntoma de la codicia es lo que tenemos en Ex. 20:17: “No
codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su
siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” ¿Por
qué nos da aquí una lista de todas las cosas que no debemos codiciar?
Porque la codicia siempre nos conduce a fijarnos, no en el bienestar de nuestro
prójimo, sino en sus pertenencias, sus ventajas y sus beneficios.
5. El quinto síntoma de la codicia es la ingratitud. La codicia nos
hace descontentos e ingratos.
6. Podemos resumir los síntomas de la codicia en los siguientes puntos:
a. Primero, si el amor al dinero, a las posesiones ha llegado a ser la
fuerza dominante de nuestras vidas y un factor motivante en nosotros, entonces
somos codiciosos.
b. Segundo, si estas cosas (dinero, status y posesiones) son
consideradas como esenciales para nuestra felicidad, y son las únicas cosas que
nos emocionan y animan nuestra vida, y las consideramos como la única solución
a nuestros problemas, entonces somos codiciosos.
c. Tercero, si buscamos mejorar nuestra posición y nuestras posesiones
a expensas de nuestro servicio cristiano, entonces somos codiciosos.
d. Cuarto, si los ascensos (promociones) y la autorrealización personal
son buscados con el fin de exaltarnos a nosotros mismos e incrementar nuestra
autoestima, entonces somos codiciosos.
e. Quinto, si el deseo de las ganancias terrenales se ha apoderado de
nuestro corazón, de tal modo que siempre nos hace falta algo nuevo o algo más,
entonces somos codiciosos.
10.4. ¿HOY ESTAMOS LIBRES ED
ELA LEY MORAL DE DIOS
Si alguien fuera a alegar que no estamos “libres” de la voluntad de
Dios en términos generales sino solo de la ley moral, es decir de los diez
mandamientos, contesto que los diez mandamientos son un resumen de la voluntad
de Dios para la vida del hombre y que cada parte de la Biblia está en armonía con
esta ley moral. Los que quieren alegar que estamos libres de los diez mandamientos
deberían alegar que estamos libres de cualquier estatuto bíblico y de la
obligación de someternos a cualquier verdad de la Biblia. No podemos
cortar la ley moral de la Biblia y ponerla a un lado mientras que el resto de
ella permanece vigente.
Si la objeción es que el uso de la palabra “ley”, o “mandamiento”
implica servidumbre, contesto que la obediencia a la ley es la verdadera
libertad; la obediencia perfecta al mandamiento perfecto es la libertad
perfecta. Siempre cuando a uno no le gusta la obligación de guardar la ley es
evidente que no le gusta algo de la rigidez de esa ley. Esto a su vez indica la
ignorancia del evangelio, es decir cierta ignorancia de la redención de la
maldición de la ley o ignorancia de la justicia que nos es imputada. Cuando
creemos en Cristo. Estoy persuadido de lo siguiente: cuando hay una resistencia
a la aplicación de la ley moral como nuestra regla de vida, hay resistencia a
la perfecta conformidad a la voluntad de Dios. Aún mas, hay incredulidad
respecto al evangelio y la falta de una conciencia del perdón perfecto el cual
la creencia en el evangelio nos trae. En donde hay una conciencia plena de
perdón, no debe existir temor de la ley ni resistencia a la aplicación más
amplia de sus estatutos. En el antinomianismo, sea práctico o teológico,
siempre hay algún error, en cuanto a la ley y en cuanto al evangelio.
Últimamente, ¿por qué levantar una objeción en contra del uso de las
palabras: ley, mandamiento y obediencia? ¿No habla el apóstol de “la ley del
espíritu de vida” Rom.8:2. ¿No dice Juan: “Este es su mandamiento, que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo”? 1 Jn.3:23 ¿No dice que “el
mandamiento nuevo” es solo una repetición del “mandamiento antiguo que
habéis oído desde el principio” 1 Jn.2:7. ¿Y no habla también de “la
obediencia para justicia” Rom.6:16 y también de “la obediencia de la
fe”? Rom.1:5
CONCLUCION
Como hemos visto en todo el estudio de cuan importante es la ética
cristiana para nuestros días. Por lo tanto hoy en nuestras iglesias debemos
ejercitar esta labor, por que Dios nos creo como un ser Ético.
En su definición la ética ha sido una conducta, esto indicaría que el
cristiano deberá llevar una vida en orden su vida en todo aspecto, viviendo en
una vida santa, con una vida renovada así mostrar una conducta irreprensible.
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