domingo, 29 de julio de 2012

El justo y los pecadores

SALMO 1:1-6
Por. Lic. Pr. Guillermo Sebastian Olivera, Argentina
Introducción
El carácter y condición, y el destino presente y futuro, de los piadosos y de los impíos se describen y se contrastan, enseñando que la verdadera piedad es la fuente de la felicidad final, y el pecado, la de la miseria. Como tal es el resumen de todo el libro, este Salmo, haya sido puesto así de propósito o no, forma un prefacio muy propio. Meditar en la palabra de Dios es discernir con nosotros mismos acerca de las grandes cosas en ella contenidas, con una íntima aplicación de la mente y concentración en el pensar. Debemos referirnos constantemente a la palabra de Dios como regla de nuestras acciones, y fuente de nuestro consuelo; y hemos de tenerla en nuestros pensamientos noche y día. Con este propósito no hay momento que no sea oportuno.
Desarrollo
Este salmo, pórtico al salterio, contrapone dos modos de ser y de proceder. El justo es dichoso porque hace de la instrucción divina, convertida ya en Ley, su tarea. La Ley es como un caudal de agua perenne, vivifica todo y confiere al hombre justo una vitalidad como la de un vegetal que no se marchita Así como todo lo que produce el árbol llega a su sazón, la vida del justo tendrá éxito, porque Dios custodia o se ocupa del camino de los justos . Los malvados son «pecadores» y «arrogantes». Se mofan del Nombre divino y desprecian su instrucción y su Ley. Por muy organizados que parezcan –en «reunión», «camino» y «sesión»–, Dios disolverá sus organizaciones cuando ejerza como juez, y los malvados se convertirán en paja a merced del viento. Quien ora con este salmo, buscando la auténtica felicidad, sabe que unidos al Señor daremos mucho fruto.
Meditar en la palabra de Dios es discurrir con nosotros mismos acerca de las grandes cosas en ella contenidas, con una íntima aplicación de la mente y concentración en el pensar. Debemos referirnos constantemente a la palabra de Dios como regla de nuestras acciones, y fuente de nuestro consuelo; y hemos de tenerla en nuestros pensamientos noche y día. Con este propósito no hay momento que no sea oportuno.
Conclusión
Este Salmo sirve de introducción a todo el libro de los Salmos y prepara al lector para que esté alerta de los falsos adoradores, haciendo un contraste entre dos caminos: el camino bienaventurado de los justos y el camino de condenación de los impíos No hay otro camino. En forma alternada, describe a los impíos y a los justos y contrasta a los dos, usando dos símiles y dos destinos. El justo es bienaventurado, porque ha escogido tener una relación vital y victoriosa con Dios, relación que se manifiesta por medio de la fe y la obediencia a los mandamientos del SEÑOR recibiendo abundantes bendiciones. El impío, sin embargo, por el camino que ha escogido, no se sostendrá en el juicio, y no podrá resistir la ira de Dios cuando El separe a los justos de los impíos. Ahora somos nosotros los que debemos decidir en camino estamos, Dios conoce nuestro corazón y nuestro andar, entonces la invitación es a sincerarnos en la presencia del Señor y que siempre estemos transitando por la huella de los justos, pues es en esa instancia donde está, nuestra verdadera delicia.

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