Durante
muchos años te has sentido contento y animado. Has sido muy concienzudo en el
trabajo y te has preocupado por tu familia, haciendo muchas cosas en común con
los demás. Has tenido muy pocas dolencias físicas. Pero, ahora, algo ha
cambiado. Ves que te comportas de modo diferente. La gente que te conocen te
dicen: "No eres el mismo. ¿Qué te pasa?.
Encuentras
difícil levantarte de la cama por la mañana; si tienes algunas
responsabilidades con respecto a otros miembros de la familia no tomas mucho
interés en ellas. Te has vuelto indeciso y aun olvidadizo. Parece que cuesta
concentrarte. No tienes ganas de reír, la comida parece haber perdido el sabor,
y la actividad sexual no tiene atractivo. Es como si te estuvieras encerrando
dentro de ti mismo, no te gusta que los familiares o los amigos te digan nada;
y no quieres hablar por teléfono ni asistir a reuniones de carácter social, que
antes te gustaban tanto. Empiezas a cortar el contacto con los demás.
Es posible
que tengas dificultades para dormirte, o bien te despiertas por la noche y te
vas revolviendo por la cama hasta que amanece, molestado por pensamientos
sombríos y negativos. O bien te pasas durmiendo 16 horas al día, o te duermes
durante el día con frecuencia. No importa lo que duermas, siempre te sientes
agotado. Tus ideas parecen sombrías. Es como si no hubiera manera de salir de
las presentes circunstancias. tienes la impresión que nadie se interesa por ti
y tú tampoco te interesas en nadie. Todo pensamiento animado y positivo ha
desaparecido. Es como si hubiera una nube negra encima de tu cabeza y te
estuviera siguiendo por todas partes. Es posible que hayas notado algunos cambios
físicos. Tienes molestias o dolores vagos; puedes creer que tienes alguna
enfermedad seria.
Hay muchas
otras indicaciones, pero si estás experimentando los síntomas descritos (o los
has experimentado alguna vez), puedes tener idea de que estás (o estabas)
deprimido. Si nunca has experimentado ninguna depresión (y esto es más bien
raro) recuerda que la depresión es penosa para el que la experimenta y, a
veces, también para los que rodean a la persona afligida por ella.
No está
solo, lea las siguientes estadísticas ofrecidas por el Colorado Health
Net:
Algún tipo
de depresión afecta a más de 1.5 millones de chilenos cada año
Más de 1 en
cada 5 chilenos padecerán de alguna depresión durante su vida.
Casi un
tercio de todos los casos no son tratados.
La
depresión puede afectar a cualquier persona, aunque las mujeres son afectadas
el doble que los hombres.
La
depresión afecta a la mayoría en un punto u otro de la vida. Nadie es inmune a
ella. Algunos la experimentarán sólo en una forma liviana, mientras que otros
se hunden en la desesperación. Aún la Biblia refleja en algunos de sus Salmos
profundos sentimientos aflictivos que experimentaron sus autores:
"Cercano
está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de
espíritu."(Salmo 34)
"Oh
Señor, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti. Llegue mi oración
a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor. Porque mi alma está saturada de
males, y mi vida está al borde de la tumba. Soy contado entre los que
descienden al sepulcro; soy como hombre sin fuerza, abandonado entre los
muertos, como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, se quienes no te
acuerdas ya, y que fueron arrebatados de tu mano." (Salmo 88:1-5).
Los
escritores de tiempos antiguos describían la depresión como melancolía. La
primera descripción clínica de la melancolía fue hecha por Hipócrates en el
siglo IV a.C. Hipócrates se refirió también a los ciclos similares de la manía
y la depresión. (Jellife, 1921).
Areteo, un
médico que vivió en el siglo II d.C., describe al paciente melancólico como:
"triste, abatido, sin sueño...Adelgaza por su estado de agitación y
pérdida de sueño reparador...En un estado más adelantado se quejan de mil
fruslerías y desean la muerte."
Plutarco,
en el siglo II d.C., presenta una descripción particularmente vívida y
detallada de la melancolía:
El enfermo
parece un hombre a quien odian y persiguen los dioses con ira. El el futuro le
espera mucho peor; no se atreve a emplear ningún medio para evitar o remediar
el mal para que no se halle que está luchando contra los dioses. El médico, el
amigo que quiere consolar son ahuyentados. "Dejadme - dice el desgraciado
-, soy un impío, maldito, odiado por los dioses, sufro el castigo que me
corresponde." Se sienta solo, aparte, envielto en saco o harapos. De vez
en cuando se agita, medio desnudo, en el suelo, confesando un crimen u otro. Ha
comido o bebido algo que no debía. Ha hecho algo que el Ser Divino desaprueba.
Los festivales en honor de los dioses no le producen ningún placer sino mas
bien temor. (citado por Zillborg, 1941.)
La
depresión puede afectar a todo el mundo, los dos sexos, todas las edades, ricos
y pobres. El hecho de que una persona este triunfando en la vida no le protege
contra las posibilidades de una depresión. Ni tampoco hay tipos especiales más
propensos a la depresión que otros. Los artistas, las estrellas de cine, los
políticos, gente con cargos públicos, actividades creativas y delicadas,
celebridades, gente ambiciosa, son las personas que presentan más propensión a
la depresión que otros. Pero estas personas son más visibles que otros, y si la depresión se
presenta en ellos, todo el mundo parece enterarse.
Otro tipo
de persona que puede ser un poco más propenso a la depresión que otros, es el
que no ha experimentado sino éxitos desde la infancia. El que nunca ha
experimentado la derrota puede hundirse al primer contratiempo.
¿Son las
mujeres más propensas a la depresión que los hombres? Las mujeres son tratadas
por depresión dos o tres veces más frecuentemente que los hombres. Pero, esta
evidencia se basa en visitas clínicas, y nuestra sociedad, de un modo
tradicional, facilita que las mujeres admitan debilidades y problemas y busquen
ayuda, mientras que insiste en que los hombres deben mantenerse estables y
hacer buena cara al mal tiempo. Por desgracia, en nuestra cultura, a los
hombres se les enseña a no admitir debilidad y no revelar sus sentimientos interiores.
Es interesante notar que el número de alcohólicos masculinos es superior al de
las mujeres; y que el porcentaje de suicidios es tres veces más alto en los
hombres que en las mujeres. Los hombres resuelven sus depresiones de modo
distinto que las mujeres. [ir a "Como vencer la
depresión"]
Vamos a
examinar en detalle en qué consiste el estar deprimido. A continuación, diez de
las características más comunes de la depresión:
1. La
persona experimenta un sentimiento general de que no hay esperanza, no hay
interés en el futuro, hay tristeza y apatía. Es un sentimiento de abatimiento
general.
2. Cuando
una persona está deprimida pierde la perspectiva. La vida, el empleo, la
familia, todo se ve distinto cuando se está deprimido. Un enfermo dijo:
"Hay una diferencia real entre estar preocupado o afligido y estar
deprimido. Cuando mi esposa y yo tenemos alguna discusión, lo siento, no me
gusta, pero es parte de la vida. Hacemos la paces muy pronto. Puede que me preocupe,
pero cuando voy a la cama puedo dormir, y todavía estoy animado. Pero cuando
estoy deprimido es algo distinto. Duele todo el cuerpo, es como si estuviera
enfermo físicamente. No puedo dormir cuando voy a la cama por la noche, y no
puedo dormir en toda la noche. Aun cuando a veces tengo ánimos, este cambio de
humor esta sobre mí casi cada día. Me hace ver distintas todas las cosas. Si
tengo un altercado con mi conyugue, el matrimonio me parece sin futuro. Si tengo
un problema en el negocio, al que normalmente reaccionaria con algo de tensión
y contrariedad, pero que resolvería pronto y de modo apropiado, me siento un
fracaso y un mal negociante, y estoy luchando con la confianza en mí mismo en vez
de hacerlo con los problemas que tengo delante."
3. La
persona deprimida experimenta cambios en sus actividades físicas: comida,
sueño, sexo. El interés sexual desaparece y algunos hombres son, en este
período, impotentes. Esto refuerza su sentimiento de fuerza de valor. Una
disminución del interés sexual debe llamar la atención sobre la posibilidad de
una depresión. Algunos pierden interés en la comida, mientras otros comen en
cantidades exageradas. Algunos se pasan el día durmiendo; otros no pueden dormir.
4. Hay una
pérdida general de estimación propia. La persona se siente menos segura de sí
misma y pone en duda su valor personal. La confianza propia está en un punto
muy bajo.
5. Hay una
tendencia a evitar a los demás debido a un temor sin fundamento de ser
rechazado. Por desgracia, el comportamiento de una persona deprimida puede dar
lugar a algo de rechazo por parte de los otros. La persona deprimida suprime
sus actividades predilectas, no contesta por teléfono si le han dejado recado,
busca maneras de evitar hablar o ver a los otros.
6. Hay el
deseo de escapar de los problemas y aun de la misma vida. Hay ideas de marchar
de casa y escaparse, así como de evitar a los otros. Las ideas suicidas están
presentes debido a la sensación de que la vida carece de valor o futuro.
7. Una
persona deprimida es hipersensible a los que otros dicen o hacen. Puede
interpretar mal las acciones o comentarios y se vuelve irritable debido a su
percepción falsa de estas cosas. Con frecuencia llora fácilmente debido a estas
falsas interpretaciones.
8. La
persona tiene dificultades en controlar sus emociones, especialmente la ira. La
ira puede ser dirigida contra uno mismo o contra otros. La ira contra uno mismo
está basada en los sentimientos de falta de valor y una falta de conocimiento
de cómo resolver la situación.
9. El
sentimiento de culpa está presente con ocasión de la depresión. Esta culpa
puede ser real o imaginaria. Con frecuencia los sentimientos de culpa proceden
de la idea de ser responsable del malestar de los otros o haber hecho algo mal.
10. Con frecuencia
la depresión lleva a un estado de dependencia de otras personas. Esto refuerza
el sentimiento de invalidez; entonces la persona se irrita ante su inutilidad.
Cuando se
piensa en la depresión, es importante distinguir entre las varias formas de
ella. Una cosa tan simple como no comer o no dormir como se debe y no reposar
suficiente, pude ser causa de depresión. La persona que no come regularmente y
duerme suficientes horas, puede hallarse deprimido porque está engañando a su
cuerpo en cuanto al alimento y al descanso que necesita para funcionar
propiamente. Los estudiantes del "college" (universidad), con frecuencia
sufren de este tipo de depresión. El remedio es simple y evidente; comer bien y
descansar lo suficiente.
Las
reacciones a ciertas drogas pueden afectar el humor o disposición de una
persona. La medicación administrada para corregir un disturbio físico, puede
causar un cambio químico en el cuerpo que da lugar a un humor abatido. Todas
las drogas o fármacos afectan el cuerpo y la mente en alguna forma. Si una
medicina da lugar en el cerebro o en el sistema nervioso a una condición
tóxica, puede resultar de ello una depresión extrema. Si una persona toma
sedantes o tranquilizantes durante un largo periodo de tiempo, puede ser un
candidato a una depresión tóxica. Los síntomas son apatía, indiferencia y
dificultad para concentrarse. A veces, la persona se da cuenta de pensamientos
raros e ilógicos que interfieren con su juicio sensato normal. En muchos casos
de depresión y toxicidad por fármacos, la situación se clara cuando se deja de
ingerirlos. Si una persona está tomando alguna clase de medicación, recetada
por el médico o no, y se siente deprimida, debe ir a ver a su médico y
consultar el caso. El médico puede determinar los efectos secundarios de la
medicina y determinar si se debe cambiar la dosis o la medicación. Es
imprudente tomar medicación por cuenta propia.
Hay muchas
causas físicas de la depresión. Infecciones del cerebro o del sistema nervioso,
infecciones del cuerpo generalizadas, hepatitis e hipoglicemia son causas de
depresión. Trastornos hormonales, hipotiroidismo, hipertiroidismo,
irregularidades hormonales ováricas y un desequilibrio de las secreciones de las
glándulas suprarrenales o la pituitaria pueden procurarla. Generalmente hay
otros síntomas y alteraciones en el cuerpo, concomitantes con el trastorno
depresivo en estos casos.
La ira
reprimida hacia dentro puede conducir a la depresión. De hecho, la ira reprimida
es interpretada comúnmente como un sinónimo de depresión. Este tipo de ira ha
sido desviada desde su fuente original a la propia persona. Como escribió
William Blake en "El arbol envenenado":
Estaba
airado contra mi amigo;
Le mostré
mi ira, y desapareció.
Estaba
airado con mi enemigo;
No se lo
dije y la ira creció.
La
depresión reactiva, generalmente llamada pena depresiva, sigue inmediatamente a
la pérdida de una persona amada, un empleo o alguna oportunidad importante. La
intesidad de este tipo de depresión es mayor inmediatamente después de la
perdida y va disminuyendo al pasar el tiempo. Durante este período, las
funciones usuales de la persona en la vida se hallan deterioradas, pero todavía
operan dentro de límites normales. Hay un sentimiento de vacío debido a la
pérdida. En general, sin embargo, los sentimientos sobre uno mismo y la
estimación propia no se alteran. Esperamos este tipo de pena depresiva cuando
una persona pierde un familiar o un amigo. La pena es importante por su
contribución a que la persona recobre su capacidad de funcionamiento normal.
Jesucristo mismo experimentó sentimientos de este tipo cuando estaba en el
jardín de Getsemaní: "Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo,
comenzó a entristecerse y a sentir gran angustia. Entonces les dijo: mi alma
está abrumada de una tristeza mortal; quédense aquí, y velen conmigo..."
(Mateo 26:37, 38).
Otro tipo
importante de depresión es endógeno o bioquímico, engendrado interiormente. Es
causado por un trastorno del sistema químico del organismo. La depresión
resulta cuando el cerebro y parte del sistema nervioso deja de funcionar
debidamente
La causa principal
Cualesquiera
que sean los muchos factores que causan depresión en una persona, tales como el
cansancio físico, medicinas, enfermedades del sistema nervioso, perdida de un
familiar, desajustes bioquímicos, etc., existe un punto crucial y el más
importante que afecta a todo ser humano en cada aspecto de su vida incluyendo
la depresión. Este punto crucial es la necesidad de que Dios habite en el
corazón del hombre por medio de Jesucristo. La Biblia nos enseña que los seres
humanos somos "tri-partitas", es decir, fuimos creados cuerpo, alma y
espíritu. Cuando nos referimos al corazón, estamos hablando del espíritu de la
persona. En el alma está la identidad, las emociones, los sentimientos, la
voluntad. El espíritu es la parte del hombre que se conecta directamente con
Dios y se comunica con El por medio de la oración, adoración y alabanza. Cuando
Dios habita en el corazón del hombre, todo su ser, alma cuerpo y espíritu,
pueden tener una relación con el Creador.
Si queremos
vencer la depresión, el primer paso a tomar antes de ir a un médico, o antes de
ir a un psicólogo, es establecer esa conexión con Dios por medio del sacrificio
hecho por Jesucristo para que nuestra vida sea transformada. Cuán maravillo es
saber que eres muy importante para alguien que realmente se interesa por
nosotros. Saber que un ser supremo puso sus ojos sobre mí. Aunque tu padre y tu
madre te hallan rechazado y tu familia te haya dicho: "¡no sirves para
nada, no vales un centavo"!, Dios te amó tanto que te dio la vida y dio a
su propio Hijo para que pudieras vivir con esperanza en el mañana y del futuro.
Ese que te dio
la vida te dice: "yo he venido para que tengas vida y vida en
abundancia." Hoy se abre una puerta de salida a tu desesperación y a tu
depresión. Ahora mismo mientras lees estas palabras, está entrando un rayito de
esperanza a tu corazón. Esa luz es Jesús el Salvador, quien dijo: "He aquí
yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré
a él y cenaré con él, y él conmigo." Aunque Jesús murió, la noticia
más maravillosa de aquel tiempo fue que al tercer día resucitó. Su tumba está vacía.
El venció la muerte para darte vida, venció el pecado para que pudieras
acercarte a Dios. El llevó tu depresión, tristeza, tu dolor, tu angustia, tu desesperación
y las clavó en la cruz para darte paz, esperanza, la vida eterna, una razón
para vivir.
Él no te
ofrece religión. Es más, Jesús llamó a los religiosos de su época hipócritas,
porque sabía que la religión ni salva ni puede cambiar al ser humano. Solo lo
que él te pide es que lo invites a venir a tu vida y corazón y el cambiará las circunstancias,
borrará tus pecados, te dará esperanza para vivir, podrás realmente
experimentar el verdadero amor y la paz que hasta ahora no has tenido. Una paz
que sobrepasa todo entendimiento humano.
Quizás tu
pienses que los escritores de esta página son unos fanáticos, o están locos,
pero no es así, sino que hablamos por experiencia propia. Hemos vivido en
nuestra propia carne la desesperación de no tener salida, de sentir un vacío y
una angustia tan grande en el alma que el suicidio parecía la única solución.
Sin embargo, el día que Jesús llegó a nuestras vidas, él no nos mandó a
cambiar, solo dijo: "ven tal y como eres y yo me encargaré de lo demás.
El pastor no es un psicólogo, no obstante, se le
busca para dar consejo como si lo fuera. No es un consejero por vocación, pero
se supone que ayude en este campo. No es un consejero en asuntos educativos,
pero con frecuencia los jóvenes vienen a él con problemas de sus estudios.
Tampoco es un psiquiatra; pero algunas veces confronta profundos problemas de
personas que necesitan atención de un psiquiatra, y por esto, debe conocer las manifestaciones
de estos problemas para que pueda aconsejarlos inteligentemente.
Sobre todas las cosas, tendrá que saber aconsejar a
personas con problemas religiosos, y por lo tanto debe ser un perito en este
campo hasta donde le sea posible.”[1]
LA NECESIDAD DE UN PASTOR CONSEJERO
“Esta es una
edad compleja. Es una edad de crisis y tensión en que la industria y la
maquinaria aprietan a los individuos dentro de su engranaje confrontándolos con
problemas de varios grados y magnitud. Decisiones
forzosas son la regla más bien que la excepción y estas decisiones causan
profundas implicaciones interpersonales. El hombre moderno no puede vivir
aislado. Esto quiere decir que sus acciones y reacciones, más que en ningún
otro tiempo en la historia, afectan las acciones y reacciones de sus prójimos.
Un gran número de personas se tambalea ante el impacto de “la vida” y sus miles
de problemas; sienten la necesidad de ayuda y consejo. Claro que no todos ellos
buscarán el consejo del ministro, pero muchos sí lo harán. Es por esto que el
pastor debe esforzarse en ser un consejero competente que pueda satisfacer las
necesidades de las personas que acuden a él con sus problemas.
El consejo pastoral es tan viejo como el
ministerio. Holman dijo: La curación
de las almas—el cuidado espiritual de los miembros de una congregación—es una
función antigua de la iglesia cristiana y del ministro. Quizás el mayor aspecto
fundamental de la labor ministerial haya sido siempre su trabajo con
individuos miembros de su congregación. En contacto personal íntimo con su
pueblo, el pastor ha procurado ayudar al tentado, renovar espiritualmente al derrotado,
asegurar al penitente de su perdón, confortar al preocupado, dirigir al
perplejo, dar valor al enfermo y afligido, y en una multitud de maneras, ver
cómo enfrentarse con las necesidades puramente particulares de los que
componen su congregación.
Siempre ha sido la labor del pastor funcionar como
mediador entre el hombre y sus problemas. El escritor Wood dice que no es
cuestión de si el ministro ha de aconsejar o no, sino qué tan bien lo hará.
Dice que el 87 por ciento de los laicos creen que la técnica en aconsejar ha de
ser parte de la preparación del ministro.”[2]
¿QUE ES EL CONSEJO PASTORAL?
“El consejero
pastoral es muy diferente de otros tipos de dirección terapéutica, pues incluye
una dimensión religiosa. “El propósito del consejo espiritual es traer a
personas de ambos sexos dentro de una sana relación con Dios, y dirigirlos
dentro de una vida abundante.” “Salvar,” en griego quiere decir sanar o hacer
completo; por lo tanto, salvación es salud, racionalidad, libertad de todo
desperfecto o mancha que deforme la personalidad humana y que impida la amistad
con Dios.
El elemento de cambio en nuestra sociedad tiene sus
implicaciones para el consejo pastoral. El cambio no es un fenómeno nuevo;
siempre ha estado presente. Por siglos los filósofos se han estado preguntando,
“¿Qué, en medio de todo cambio, no cambia?” La respuesta es, “nada”. Heráclito,
hace siglos, dijo: “Uno no puede pararse en el mismo río dos veces”. Con esto,
quiso afirmar la vieja idea del cambio. Todas las sociedades pasadas han tenido
que hacer frente a los cambios, pero la nuestra está pasando por cambios más
rápidos y complejos que nunca. Goldstein se permite observar que los líderes
sociales serán instrumentos para afectar las formas de adaptación que la sociedad
necesita tener al afrontar el cambio. Esto quiere decir que el pastor consejero
que sirve como líder social, tiene que estar equipado para servir a las
familias de su iglesia como un consejero sabio bajo las complicadas condiciones
causadas por los cambios tan rápidos. Hulme dice: “Las características de
nuestra era que llevan a las personas a buscar la sombra protectora del
aislamiento, también originan disturbios emocionales que les obligan a buscar
un consejero.
Muchos que confrontan este complejo mundo carecen de
preparación para resolver los problemas que resultan de esta complejidad. Los
que tienen una orientación religiosa van con su pastor en busca de ayuda. Esto
hace que se vuelva una labor del ministro, el ayudarles a adoptar una actitud
saludable y adecuada hacia la vida. Es necesario desarrollar dentro de ellos la
fortaleza humana que, junto con los recursos divinos, los prepare para
enfrentarse con las demandas de un mundo altamente complejo. Esto quiere decir,
que la función de la relación del consejero será doble:
(1)
“fortalecer el ego, el yo, o las funciones conscientes de la persona a
través de las cuales se obtienen los procesos de integración y madurez” (la
dimensión humana)
(2) “apropiar los recursos espirituales que Dios
da” (la dimensión divina).
El pastor consejero tendrá que recordar que las
heridas emocionales que el individuo ha sufrido han venido a través de
relaciones incorrectas con personas emocionalmente significativas. Estas
heridas quizá puedan ser curadas por otra persona quien, también sea
emocionalmente significativa. En muchos casos, será el pastor quien ayudará con
su ministerio de consejo a estos individuos lastimados. “Con frecuencia las
personas que vienen a consultar un ministro han perdido la fe en ellos mismos,
tanto como en Dios, y en sus semejantes”. El ministro tendrá que ayudar a
reconstruir esa confianza para obtener una más clara perspectiva.
El aconsejar por el pastor y la psiquiatría se
parecen, pero no son sinónimos. La psiquiatría, aunque no se opone necesariamente
al aspecto religioso, no depende de él para su diagnosis o tratamiento. El
consejo pastoral, por el otro lado, se basa fundamentalmente sobre una
perspectiva e interpretación religiosa. Conscientemente trata de desarrollar en
el individuo una relación con Dios que le dé acceso a los recursos espirituales
que brotan de Él.”[3]
Bonelli caracteriza la
tarea del pastor de esta manera:
El ministro que conduce a hombres y mujeres hasta
un contacto vivo con Dios, que les enseña cómo usar su Biblia para desarrollo
espiritual, cómo meditar, cómo orar, cómo desarrollar una fuerte y radiante fe,
contribuirá un estimable servicio a las mentes y cuerpos de sus feligreses y
también a sus espíritus.
Una verdadera situación de consejería no existe
necesariamente cuando el pastor y un feligrés se ponen a conversar juntos.
Aconsejar no es solamente un intercambio de palabras. Es menester que haya una
necesidad de la que se dé cuenta el que busca consejo y que se dé también
cuenta de que necesita ayuda para la solución del problema que le preocupa.
Hiltner escribe:
Una verdadera situación de consejería existe cuando
el feligrés reconoce que algo anda mal, y siente que esto de algún modo tiene
que ver con él y está convencido de que alguna persona profesionista pueda tal vez
ayudarle, no dándole la respuesta sino ayudándole a esclarecerla él mismo.
Así pues, aconsejar es una relación interpersonal
en la que el pastor y el feligrés se concentran en aclarar los sentimientos y
problemas de este último, relación en que los dos comprenden que es esto lo que
se empeñan en lograr. Y será necesario que el ministro ayude a quien busca su
ayuda a vencer sus conflictos y tensiones internas, ayudándole a hablar de sus
problemas a fin de que sean examinados críticamente. Cuando esto se ha logrado,
ya hay una verdadera situación de consejo pastoral.
REQUISITOS PERSONALES
“Stolz dice, “La personalidad del pastor mismo es
de primera importancia en su trabajo. Para un buen servicio pastoral, la
madurez y una perspectiva saludable de la vida son esenciales”. El indica que
cuando un ciego guía a otro ciego, los resultados son desastrosos para ambos.
Mientras más maduro emocionalmente sea el pastor,
mayor será su facultad de entender y aceptar lo que sus feligreses le expresan.
Si él no está bajo presión por la vida, y si puede comunicar su madurez y
saludable modo de ver a sus feligreses, ellos lo buscarán para que les ayude a
resolver sus problemas. Bonneil dijo que ningún pastor podía adecuadamente
ministrar a las más profundas necesidades del corazón humano si no ha
aprendido a tratar efectivamente con las suyas.
En un sentido, la marca de su propia adaptación
será su capacidad de atraer a su gente. Esto se obtendrá con su propia vida, no
solamente invitando a la gente a venir a él con sus necesidades: “Una persona
no puede comunicar los más profundos e íntimos aspectos de su vida a otra, a
menos de que tenga un sentido de seguridad, confianza y fe en ella.” Esto es
absolutamente esencial si el consejo ha de llevarse a cabo. Las personas
acudirán al pastor sólo si confían en él y si ven en él la madurez que
desearían ellos.
De primera importancia en evaluar las cualidades
personales del pastor es una consideración de su capacidad de entenderse él
mismo—sus actitudes, sus móviles, y su carácter. Sócrates expresó: “Conócete a
ti mismo”. Este debe ser el objetivo de cada pastor. Sin este conocimiento
propio las cualidades y capacidades del pastor serán de muy poco valor. Hiltner
dice:
Es de gran importancia conocer a su hermano, su
inmensa realidad e individualidad única. Pero tal vez sepamos todo lo que se
puede saber de la membrecía y todavía no hayamos podido establecer una
relación ideal para el consejo… He llegado a pensar que aprender cuáles son
nuestras actitudes en aconsejar es el más útil, pero más importante es el aspecto
de nuestra labor pastoral”[4]
FILOSOFIA Y VALORES DEL CONSEJO
“En 1955, Cribbin hizo un estudio minucioso de doscientos
libros de texto y artículos para aprender el lugar de la filosofía y los
valores de esta clase de aconsejar. Lo que sigue es un resumen de los
principios filosóficos que él descubrió en su investigación:
1. Aconsejar se basa en el reconocimiento de la dignidad
y valor del individuo y su derecho a una ayuda personal en tiempos de
necesidad.
2. El aconsejar se centra en el individuo, y está
al tanto del mayor desarrollo de la persona total y una completa realización de
sus potencialidades para fines individuales y sociales.
3. El aconsejar es un proceso continuo, con orden
entre sus fases y formas educativas.
4. Aconsejar tiene una responsabilidad ante la
sociedad como también en los individuos.
5. El consejero debe respetar el derecho de cada
persona para aceptar o rechazar la ayuda.
6. La actividad está orientada a la cooperación, no
a la compulsión.
7. El aconsejar implica asistencia dada a personas
para que hagan decisiones, planes e interpretaciones sabias y decisiones y
ajustes en las situaciones críticas de la vida.
8. El aconsejar demanda un conocimiento comprensivo
de la persona en su cultura local, con la ayuda de cada técnica científica
posible que esté a nuestro alcance.
9. El aconsejar debe confiarse sólo a los que están
naturalmente dotados para la tarea y tienen la preparación y la experiencia
necesarias.
10. El énfasis de la consejería debe estar en
ayudar al individuo a darse cuenta y actualizar lo mejor de él, esto es para
solucionar problemas, ya sean problemas de él mismo, o del medio donde este se
desenvuelve.
11. El aconsejar debe evaluarse continuamente en
forma espiritual y científica por lo que se refiere a su mejor efectividad.”[5]
ACONSEJAR PARA LOGRAR UN CAMBIO
“El propósito final de aconsejar es efectuar un
cambio en el aconsejado. Lo que sigue son algunos cambios específicos que el
pastor ayudará a sus feligreses a obtener:
1. Reducción de ansiedad. Esto hace que la
persona redirija su energía hacia la solución de su problema inmediato, en
lugar de usarla para alimentar su ansiedad.
2. Lograr una mayor objetividad. El
aconsejar sirve para disminuir la subjetividad a través de la clarificación del
problema y un entendimiento de la relación del aconsejado hacia este problema.
3. Un adelanto en motivación. Esto resulta
cuando uno principia a ver que hay base para una verdadera esperanza de que su
problema puede ser resuelto.
4. La capacidad de realizar pruebas de estado
emocional. Esto se logrará cuando uno aprende el por qué de el
qué que le causa el problema.
5. Una capacidad creciente para evaluar y
confrontar la culpa. Esto resulta cuando uno aprende a examinar la validez
de su culpa (no todos los sentidos de culpa son válidos), y trata con ellos de
un modo constructivo tanto en la dimensión humana, como en la divina.
6. Un creciente concepto de él mismo. Esto
se obtiene efectuando una relación más cercana entre la percepción de sí mismo
y sus experiencias propias.
7. Una creciente destreza en sus relaciones
interpersonales. Esto se efectúa de dos modos: (1) Una experiencia franca
con el pastor y en su relación de aconsejar; y (2) experimentando franqueza con
otras personas en las situaciones de su vida cotidiana.
8. Una creciente capacidad para trabajar, para
amar, y para ser. Estos resultados se obtienen cuando la persona aprende a
dirigir sus energías e intereses, partiendo de una inútil subjetividad hacia
una liberadora objetividad.
9. Una creciente confianza al enfrentarse al
futuro. Esto resulta cuando uno tiene la experiencia del “dulce sabor de la
victoria” en tratar con un problema serio, lo cual le da la creencia de que
puede, con la ayuda de Dios, resolver los problemas que vengan en el futuro.
10. Un mejor concepto de Dios y un mayor
entendimiento de su amoroso carácter. Esto resulta cuando el pastor ayuda
a su feligrés a aceptar verdaderamente al Dios de la Biblia y a descartar, si
la tiene, una opinión de Dios basada en sus propios sentimientos.
11. Una creciente semejanza a Cristo en actitud
y comportamiento. Esto se obtiene cuando uno aprende a practicar los
preceptos de nuestro Señor tanto en la dimensión personal como en la
interpersonal.
12. Una capacidad creciente para expresar la fe
cristiana en el servicio. Esto se efectúa aprendiendo a entender que somos
salvos para servir a otros.”[6]
Los Límites del consejo Pastoral
“La función de
consejero del pastor es completamente vieja o completamente nueva depende de la
mirada de cada uno de nosotros. Es vieja en el sentido de que siempre ha habido
intermediarios entre el hombre y sus problemas. Esto quiere decir que siempre
ha habido personas que han actuado como consejeros de personas que se
enfrentan a problemas serios.
A veces estos consejeros se ofrecían ellos mismos,
en ocasiones eran designados por otros, en virtud de su posición o edad, como
en el caso de videntes, sabios, reyes magos, o profetas. Así era
particularmente en el mundo oriental. Cuando uno estudia la historia bíblica
puede ver qué lugar tan prominente se le daba al que actuaba como consejero en
el pensamiento y la vida de los judíos. El Antiguo Testamento, particularmente
el libro de los Proverbios, hace muchas referencias al consejo. Históricamente,
el aconsejar ha sido visto más como una función que como una profesión. El
aconsejar se ve más bien como un producto de otra profesión, como del psicólogo
de nuestro tiempo.
Aconsejar es una función nueva en el sentido de que
como disciplina profesional separada principió a resaltar en este siglo.
Históricamente estaba relacionada con tres cosas:
(1) El surgimiento de la psicología de factor y tendencia;
(2) El desarrollo de la psicología motivacional;
(3) El
surgimiento de la enseñanza vocacional, que data desde la publicación del libro
de Frank Parson titulado “Escogiendo una Vocación” (Choosing a Vocation). El
movimiento moderno de aconsejamiento principió cuando este libro fue publicado
a principios de esta centuria.
Ha habido un continuo cambio de énfasis, de problemas
a personas en el movimiento consejero. En esa forma la meta de esta actividad
ha venido a ser que el individuo haga los ajustes necesarios en su vida. Se
cree que es la persona quien necesita ayuda y no el problema lo que necesita
resolverse.
Aconsejar quiere decir muchas cosas diferentes para
muchas personas. Actualmente, el término “consejero” ha sido motivo de mucho
abuso. No se sorprenda descubrir que hay personas que sirven como consejeros
en otras actividades, que son los llamados managers en la actualidad”[7].
RECOMENDAR, ACONSEJAR Y PSICOTERAPIA
El consejo pastoral abarca dos extremos: el de recomendar
y el de una psicoterapia a fondo. El consejo pastoral no es recomendar, porque
recomendar intenta primordialmente resolver el problema en forma superficial.
Tampoco se puede decir que el consejo pastoral es una psicoterapia a fondo,
porque ésta busca hacer cambios de orden mayor en la estructura de la
personalidad. Entre estos dos extremos: el de recomendación y de psicoterapia a
fondo, se hace el trabajo de consejo pastoral. El consejo pastoral puede
caracterizarse por los siguientes elementos:
1. Es una interacción espiritual-psicológica entre
el pastor y el feligrés, los métodos y propósitos de los cuales, tal como se ha
notado, yacen entre dos extremos: el de recomendar y el de la psicoterapia a
fondo.
2. Los recipientes del consejo son consultantes o
feligreses.
3. El aconsejar se hace con personas normales o a
quienes se cree normales.
4. El consejo se hace con personas normales que
están frustradas con frecuencia, frente al medio que los rodea.
5. Su propósito es lograr un auto-entendimiento a
luz de la potencia de la persona y requiere la modificación de actitudes y
conducta.
6. Le da más énfasis al presente y a lo consciente
que al pasado y al inconsciente.
7. Se hace dentro de un contexto cristiano y sus
metas son enteramente cristianas.
Puesto que los límites del consejo pastoral se
determinan por estas siete características, es muy importante que se examinen
más de cerca. Al hacerlo, sabremos qué es el consejo pastoral y cómo se
distingue de otros métodos de ayuda personal. Esto nos provee los límites
dentro de los cuales opera.
1. El consejo pastoral es una interacción psicológica
y espiritual entre el pastor y el feligrés con el propósito de resolver las
dificultades de éste. Esto quizás se extienda desde la dificultad en
enfrentarse con el problema de la vida en general, hasta la dificultad en
enfrentarse con un problema particular. Este encuentro espiritual-psicológico
puede formalizarse; esto es, puede arreglarse anticipadamente en un tiempo
definido y en un lugar especial para la situación de consejo. Pero también
puede ser informal, o sea, se puede establecer una relación de ayuda con el feligrés
cuando el pastor está en contacto con él en algún otro tipo de relación y la
situación de consejo resulta de ello. Puede iniciarse simplemente cuando el
feligrés dice, “de paso, pastor, hay algo que me ha estado preocupando y
quisiera hablar con usted acerca de ello”. No importa cómo se principie el
contacto, sea formal o informalmente. Lo esencial es que cada uno se dé cuenta
de su papel en esta relación.
Esta interacción espiritual y psicológica quizá
requiera varias sesiones o quizás sólo requiera una sola conversación. El
pastor sabio sabe que los problemas serios no se resolverán en una sola sesión.
Por tanto, ayudará a su feligrés a ver la necesidad de continuar recibiendo
consejo hasta que el problema esté adecuadamente resuelto. Esto no quiere decir
que los problemas grandes no se puedan resolver en una sesión. Sin embargo, en
la mayoría de los casos, esto no es posible. Tanto el pastor como el feligrés
desearán pero no esperarán una solución rápida.
Como ya se ha dicho, la interacción psicológica-espiritual
no es ni una mera recomendación ni una psicoterapia a fondo. La primera se hace
generalmente con un mínimo de encuentro personal o interpersonal. Es más bien
unidireccional entre la persona que aconseja y la persona que recibe el consejo.
Esto hace a un lado el valor de una profunda interacción interpersonal. Y ésta
es de vital importancia para la continuación de una relación válida y de ayuda.
La psicoterapia a fondo trata de hacer cambios mayores en el individuo a través
de una larga y ardua reestructuración de la personalidad. Solamente personas
con una intensa preparación, gran técnica y mucha experiencia, están
capacitadas para hacer esta clase de terapia. La mayoría de los pastores no lo
están.
2. Los recipientes del consejo pastoral se conocen
como consultantes o feligreses. Los que buscan ayuda de un consejero
profesional o psicólogo se llaman clientes. A las personas que van con un
psiquiatra se les llama pacientes. Aunque estas distinciones no parezcan
importantes, de hecho lo son. Un cliente es el que emplea los servicios de un
profesionista y usualmente paga una cantidad por estos servicios. El término
“paciente” ubica la relación de ayuda dentro de un marco de referencia médica.
Como el pastor no es ni un consejero profesional, ni un médico, no es propio
que llame a sus feligreses clientes o pacientes.
3. El consejo pastoral se hace con gentes normales.
El término normal, cuando se relaciona a la personalidad, es muy difícil de
definir. Unos piensan que es imposible definirla. Otros niegan que exista una
persona verdaderamente normal. Esta posición resulta de la idea muy extendida
por cierto, de que la diferencia entre la salud mental y una enfermedad mental
no es cuestión de clase, sino de grado. Esta teoría sostiene que hay vestigios
de enfermedad en la persona mentalmente sana y vestigios de salud en la persona
mentalmente enferma.
Cuando le pidieron a un psiquiatra que describiera
una persona normal, contestó: “No puedo, nunca me he encontrado con una”. No
obstante, este libro asegura que las personas normales sí existen.
Sin intentar definir adecuadamente la normalidad,
haremos un intento de describirla. Una persona normal es aquella que tiene
suficiente contacto con la realidad para enfrentarse, en un grado razonablemente
adecuado, con los más grandes aspectos de su vida. Puede trabajar, jugar,
comer, dormir, estudiar, manejar su automóvil y conversar de tal manera que
mantenga su vida en orden. Aunque algunas veces se halle frustrado, no está
desintegrado. Sus amigos no lo consideran raro, extraño, o peligroso. El pastor
puede ayudar a personas “normales” en tanto que ellas confrontan los problemas
en su vida. Por otro lado, no puede ayudar inmediata o indirectamente a
personas “anormales”. Estas son personas que han perdido o están perdiendo
contacto con la realidad, quienes se están comportando en una forma extraña, y
que son un peligro para ellos mismos y para otros. Estas personas necesitan ser
recomendadas a una clínica de psicología o a un psiquiatra.
4. El consejo pastoral se hace con personas
normales que están frustradas. La frustración es un bloque o interferencia de
una necesidad o meta por causa de una barrera u obstrucción. La frustración es
frecuente e inevitable. Una vida sin frustraciones es inconcebible, porque las
necesidades básicas del hombre frecuentemente quedan insatisfechas y sus metas
son bloqueadas. Por lo tanto, la frustración se presenta en varios grados en
cada persona. No es cosa de si la frustración ocurrirá; sino cuán grande será.
La frustración crea un gran dolor emocional y hace que uno pierda su
objetividad. Uno se pierde en sus problemas. No ve con claridad el modo de
salir de ellos, es por esto que busca ayuda. La frustración está presente en un
grado intenso en la mayoría de las personas que buscan consejo pastoral.
5. El consejo pastoral busca un auto-entendimiento
a la luz de la potencialidad de la persona y requiere una modificación de
actitudes y conducta. Las actitudes y la conducta son los dos campos en que el
pastor trabaja.
6. En el consejo pastoral se le da más énfasis al
presente y al consciente que al pasado y al inconsciente. En este aspecto el
consejo pastoral difiere mucho del psicoanálisis. El psicoanalista trata en su
mayor parte con las experiencias pasadas de la persona y sus impulsos
inconscientes. Cree que la persona puede ser entendida solamente en términos de
su pasado y que el pensamiento consciente y conducta de uno se determinan por
fuerzas inconscientes. El pastor no tiene la preparación, técnica y experiencia
para hacer esta clase de trabajo. Por eso debe concentrar su énfasis sobre el
presente y el consciente. Estas son dos dimensiones con las que él cuenta
inmediatamente, y son las dos áreas en las que él está capacitado para
trabajar. Este dominio está dentro del cuadro de la tradición cristiana y de
la teología cristiana.
El pastor consejero sabe que su consejo debe tener
una dimensión divina. Sabe muy bien que el hombre es un ser espiritual cuyas
necesidades espirituales sólo pueden ser atendidas por Dios. El pastor
consejero considera al hombre en su relación con Dios y ve al hombre en
términos de valores eternos. Trata de traer al hombre dentro de una verdadera
relación con Dios. El pastor tiene una meta primordial y es que su feligrés,
por sus consejos, llegue a un mejor entendimiento de la fe cristiana, y “a la
medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
[1] Hamilton, James D., El ministerio del
pastor consejero, Casa Nazarena de Publicaciones, 1979, wesley.nuu.edu
[2] PRINCIPIOS BIBLICOS DEL ARTE DE ACONSEJARL. J. Crabb, Crabb, L. J., Principios
Bíblicos del Arte de Aconsejar, graciasoberana.com
[3] PRINCIPIOS BIBLICOS DEL ARTE DE ACONSEJARL. J. Crabb, Crabb, L. J., Principios
Bíblicos del Arte de Aconsejar, graciasoberana.com
[4] Hamilton, James D., El ministerio del
pastor consejero, Casa Nazarena de Publicaciones, 1979, wesley.nuu.edu
[5] Hamilton, James D., El ministerio del
pastor consejero, Casa Nazarena de Publicaciones, 1979, wesley.nuu.edu
James D., El ministerio del pastor consejero, Casa Nazarena de
Publicaciones, 1979, wesley.nuu.edu
Crabb, L. J., Principios Bíblicos del Arte de Aconsejar, graciasoberana.com
James D., El ministerio del
pastor consejero, Casa Nazarena de Publicaciones, 1979, wesley.nuu.edu
Crabb, L. J., Principios Bíblicos del Arte de Aconsejar, graciasoberana.com
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