YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVÁ
PASTOR GUILLERMO SEBASTIAN OLIVERA
Josué 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros
padres, cuando estuvieron al otro lado
del río, o a los dioses de los amorreos
en cuya tierra habitáis; pero yo y mi
casa serviremos a Jehová.
INTRODUCCIÓN
Al
declararse definitivamente del lado del Señor, Josué de nuevo demostró su
calidad de líder espiritual. No importa lo que otros hubieran decidido, Josué
tuvo que hacer un compromiso con Dios y estaba dispuesto a dar el ejemplo de
vivir de acuerdo con esa decisión. La manera en que vivimos les demuestra a los
demás la seriedad de nuestro compromiso para servir a Dios.
La conquista de Canaán ha terminado. Las tierras han sido repartidas a
cada tribu. El tiempo del anciano Josué para entrar en la próxima “tierra prometida” ha llegado.
La satisfacción de haber cumplido con la
tarea debería ser parte de las emociones del líder que condujo a Israel
a la tierra que “fluye leche y miel”.
Siquen fue el sitio de la gran asamblea.
DESARROLLO
En aquel lugar Josué pronunciará algo así como su “proclama final”. Él,
quien había hecho de la lectura de la ley su meditación y guía, también conocía
muy bien su historia. En presencia de los ancianos, príncipes, jueces y
oficiales, les recordó cómo comenzó todo y de dónde había venido Israel,
siempre sostenido por las promesas de Dios. En el gran repaso de la historia
hizo mención a los patriarcas escogidos por Dios para hacer esto posible. Josué
les recuerda que hasta ese momento, la gracia de Dios ha sido real en toda esta
larga travesía. Note todos los verbos que él usa para describir la actuación de
Dios: Yo te tomé, traje, di, envié, destruí, saqué, introduje y libré. Y
después que ha finalizado este largo recordatorio, les increpa a definirse
sobre el Dios a quien deben adorar y seguir. La tendencia de Israel no había
cambiado mucho. Con frecuencia eran dados a seguir otros dioses. El versículo
14, que precede al gran texto donde Josué hablará de su más grande decisión, es
el corazón de todo su discurso. Usted puede notar tres grandes imperativos que
ponen al pueblo a definirse sobre su fidelidad: temed, servidle y quitad. Este
último tuvo que ser muy enfático. “La procesión”, como se dice en nuestros
pueblos, “se lleva por dentro”. Es
interesante cómo el pueblo se compromete frente a este discurso, una y otra
vez, a seguir a Dios y su pacto, sabiendo que muy pronto estarían quebrantando
lo prometido.
CONCLUSIÓN
Y en medio de este discurso de despedida Josué pone en sus corazones el
legado más grande que ellos deberían recordar. Fue como si al final dijera,
‘bueno, yo no se si ustedes cumplirán con la promesa de seguir a Dios, pero lo
que soy yo, junto con mi familia, ya hemos resuelto que sólo a él seguiremos’.
Y es así como deben venir las resoluciones en la vida de un creyente. Frente a
un mundo que cada día escoge sus propios dioses para servirle, hemos de tomar
la decisión de Josué 24:15. ¿Qué encontramos en esta decisión? ¿Por qué esta
decisión es tan importante para la familia y la iglesia?
. De modo que no tuvo reparos en decir “yo y mi casa serviremos a
Jehová”. Esta es la más grande decisión que debiéramos tener los hombres de
este tiempo. El mundo sería mejor si en cada familia existieran hombres con
resoluciones al estilo Josué. Pero para que esto ocurra se requiere de una
formación previa. Josué dijo esto porque
contaba con una familia que le seguía. No se nos dice mucho de su esposa e
hijos, pero sabemos que todos servían al Señor considerando su resolución. ¿Qué
diremos nosotros hoy día frente a una decisión que tiene esta prioridad? ¿Tendremos la autoridad de decir yo y mi
casa serviremos al Señor?
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