Los Hechos de los
Apóstoles
Rev. Pieter J. Den
Admirant: pastor misionero que trabajó Los Hechos de los Apóstoles por años en
Chile
Hechos 9
El capítulo 9 trata principalmente de la conversión
y el llamado del apóstol Pablo; no podemos aislar la conversión de su llamado.
Lucas relata la historia de la conversión de Pablo para mostrar un nuevo paso
en los `Hechos del Espíritu Santo'. Pablo es el apóstol de los gentiles.
Después de Samaria, el evangelio extiende sus brazos lentamente hacia los
gentiles; al primero que abraza es al eunuco de Sudán, luego a Cornelio. Así se
realiza también en Antioquía y posteriormente, por la obra misionera de Pablo,
toma un ritmo acelerado. La historia de la conversión y llamamiento de Pablo
adquiere una posición clave en el libro de los Hechos.
1. (9,1-22). Saulo (su nombre arameo) despliega un
empeño inmenso para destruir la iglesia, él desea detener su avance; pero lo
que no sabe éste, es que Jesús ya lo ha reclutado en la eternidad para hacerlo
instrumento suyo. Pablo, que se oponía tenazmente al evangelio de la gracia,
ahora es convertido en un predicador de pura gracia, debido a la poderosa
intervención del Señor. Saulo alimentaba su existencia respirando amenazas y
muerte en contra de los discípulos del Señor; en su ciego afán pide cartas del
sumo sacerdote para las sinagogas de Damasco, recibiendo la autoridad de actuar
a nombre del sanedrín. Tan grande es su odio contra el evangelio que va
realizar `un viaje anti-misionero'; su propósito será captar vidas para
traerlas a Jerusalén en calidad de criminales, allí serían juzgadas; su deseo
último es destruir a los que creen en Cristo. Lucas habla de hombres y mujeres
de este `camino', indicando de esta manera el nuevo estilo de vivir, en
estrecha comunión con el Señor.
El Señor, sin embargo, sale al encuentro del
enemigo. De pronto, cerca de la ciudad Damasco, Pablo es rodeado por un
resplandor de luz del cielo, es la santa luz del Señor. Evidentemente también
vería en aquella luz la figura imponente del Señor Jesucristo. Tal es el
impacto, que Saulo cae a tierra, y tendido en el suelo oye una voz que le dice:
"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Lo que Pablo está haciendo, no
lo hace en contra de un grupo de personas que defienden sus ideales; no, es
contra Jesús mismo. Las persecuciones de los creyentes directamente afectan al
Señor, pues Él es la cabeza de su iglesia. Saulo tiene un encuentro con Jesús,
pero no con el Jesús muerto (según era la propaganda de los líderes judíos),
sino con el Jesús resucitado y glorificado por el Padre. Nuestro Señor muestra
a Saulo que él no está persiguiendo a personas comunes, está persiguiéndolo a
Él; de una sola vez desenmascara a Saulo, ¡su empeño por el Señor no da la
impresión de ser su enemigo!, pero sí lo es: "Dura cosa te es dar coces
contra el aguijón." Esta metáfora es tomada de animales de carga o de tiro
que son levantados con un palo con punta flúida de acero contra la cual dan
patadas. Así de vano es oponerse contra Jesús. Ahora ante la gloria del Señor
se desvanece por completo la furia de Saulo; tembloroso y lleno de temor
pregunta a Jesús: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" Por primera vez,
Saulo no sabe qué hacer. El Señor exaltado es ahora su motivo principal. Saulo
tiene que levantarse y entrar en la ciudad de Damasco. Las órdenes de los sumos
sacerdotes son cambiadas por las de Jesús. Este encuentro de Saulo con Jesús
fue tan personal, que los demás viajeros, acompañantes de Pablo, sólo oyeron
algo, pero no vieron nada. Saulo levantándose no puede ver nada, pues se
encuentra ciego. Este hecho sume en la debilidad y desamparo a Saulo. En su
ceguera descubrió quién era en realidad ante el Señor. Durante tres días estuvo
sin ver, además no comió ni bebió nada. Se desprende del v.11 que él estaba
ayunando para concentrarse totalmente en la oración. Por primera vez Saulo
estaba orando en dirección a Jesús. Sus oraciones antes no podían agradar al
Señor, pues faltaba en ellas la humildad y el conocimiento de la gracia del
Señor.
Al final de estos tres días el Señor obra a través
de uno de sus siervos obedientes: Ananías. Las palabras de éste, "Heme
aquí, Señor" lo demuestran claramente. Pero ahora, al enterarse que debe
buscar a Saulo, el perseguidor implacable, se asusta demasiado en un principio
se opone bastante contra el mandato de Cristo, pero luego que la situación es
aclarada por el Señor obedece inmediatamente. Saulo, el perseguidor, parece ser
el instrumento escogido por Dios para llevar el nombre del Señor Jesús a los
gentiles, reyes y los hijos de Israel. Es una misión muy amplia la que el
Señor, de pura gracia, concede a este hombre. Este servicio no es un empleo
honorífico, sino una tarea en donde habrá mucho sufrimiento por el nombre de
Jesús.
Ananías llega a la casa donde Saulo se encuentra y
pone sobre él las manos; estas manos son utilizadas por el Señor para darle a
Saulo la vista y el Espíritu Santo. Esa es la vida cristiana `normal': ser
lleno del Espíritu, algo necesario para servir al Señor. En seguida unas
escamas cayeron de los ojos de Saulo y éste fue sanado. Ya no vive en la
oscuridad, sino en la luz de Jesús. Fue bautizado, indicando con ello la purificación
de sus pecados y su integración en la iglesia del Señor, la misma que está
compuesta de hombres que en otro tiempo él quería matar. En seguida el
perseguidor de Cristo se convierte en un predicador de Cristo. Tan convencido
está de la verdad de Cristo que no puede callarla; ahora la predica con gran
fervor. Todos quienes oyen esto se asombran, no sabiendo lo que ha sucedido. La
predicación de Saulo tiene un sólo tema (véase 1 Cor.1,23): Cristo. Pablo no va
a predicar de su experiencia, sino de Cristo mismo.
* Contra Cristo se
oponía Pablo, mas a Cristo encontró, y sólo a Él predicó. ¿Si hemos tenido un
encuentro con el Señor, es nuestro mensaje cristo-céntrico?
2. (9,23-31) Resulta casi irónico observar que
Saulo estuviera sometido a la misma hostilidad que él anteriormente infligía a
otros. Los judíos resuelven matarle. Por esta razón huye, siendo ayudado por
los creyentes, quienes durante la noche le bajaron por el muro en una canasta.
Lucas no menciona el período que Saulo estuvo en Arabia, sobre lo cual el mismo
apóstol habla en Gal. 1,17.
Una vez llegado a Jerusalén, Saulo encuentra que
hay desconfianza hacia su persona de parte de los cristianos de ese lugar.
Aparentemente los apóstoles no conocían en detalle los hechos acaecidos con
Saulo en su camino a Damasco. Es muy probable que tengan miedo de ser engañados
por Saulo, pensando que éste sólo fingía una conversión con el propósito de
encarcelarlos después. Es Bernabé, un hombre de mucho amor, quien introduce a
Saulo entre los apóstoles. ¿Es que acaso conocía mejor los hechos? ¿O tenía más
confianza en lo que se decía con respecto a Saulo? ¿Estaba más abierto a lo que
el Señor puede obrar? Al final, Saulo es aceptado en el círculo de los
apóstoles. Cuando comienza a predicar a los griegos, también surge la
resistencia contra su predicación; al igual que en Damasco, en Jerusalén
también desean matarlo. Nuevamente, Saulo se ve obligado a huir; sin embargo,
Lucas termina este pasaje con un sumario lleno de gozo y esperanza. Los ataques
satánicos no podían impedir la paz interna de la iglesia, ni la edificación de
ella. Hubo otro poder más poderoso, el del Espíritu Santo, quien trajo consuelo
en medio de la aflicciones, produciendo un temor reverente hacia el Señor. El
versículo 31 dice literalmente: "Las iglesias andando en el temor del
Señor y en las consolaciones del Espíritu Santo, se acrecentaban". Las
consolaciones tienen que ver tanto con la paz interior en medio de aflicciones,
como con la aplicación de la obra del Señor Jesucristo en la vida de los
creyentes. La verdadera consolación es conocer la gracia y el perdón de Dios.
Nótese que en este versículo, Lucas relaciona el crecimiento de la iglesia con
la reverencia y comunión que ésta tenía con el Señor.
* Las persecuciones
llegaron para destruir a la iglesia, empero lo único que lograron fue hacerla
crecer aún más en número, pero sobre todo en temor por el Señor.
3. (9,32-43) Lucas no aboca su interés en lo que
sucede con cada uno de los apóstoles, sino que vuelca su atención al progreso
del evangelio. En el presente pasaje prepara la historia con respecto a una
nueva etapa en la predicación del evangelio a los gentiles (Hechos 10). Aquí
también la extensión del reino de Dios es el tema principal; los versículos 35
y 42 así lo muestran: muchas almas se convierten al Señor.
Vemos a Pedro oficiando como inspector de las
iglesias, pero con el propósito de fortalecer la fe de los nuevos creyentes
(santos). A través del poder de Dios y del Señor Jesús (véase el v.34:
"Eneas, Jesucristo te sana", y el v.40: "Pedro se puso de
rodillas y oró") Eneas es sanado y Tabita (cuyo nombre en arameo es
Dorcas= Gacela) es resucitada. Ella era una mujer llena de buenas obras; estas
obras eran señales de la nueva vida obrada en ella por el Espíritu Santo; ésta
ejercía un servicio práctico al Señor, sirviendo a sus hermanas en la fe. La
resurrección de Tabita fue el eco de la propia resurrección de Cristo. Ambas
intervenciones milagrosas del Señor (Tabita y Eneas) trajeron la conversión de
muchas personas (comp. vv.35 y 42). Todo lo que Dios hace, tiene como propósito
el crecimiento de su reino. Pedro se quedó muchos días en Jope en la casa de un
cierto Simón, curtidor. Se consideraba este empleo de curtidor como algo
despreciable, que hacía impura a la persona. De esta manera Lucas prepara la
historia del capítulo diez, una historia bajo el gobierno de Dios.
* A través de
innumerables signos Dios quiso fortalecer a su iglesia en el poder de la
resurrección de Jesús; así ella creció. ¡Anhelemos el obrar del Señor en nuestros
días!
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. Perseguir a la
iglesia es enfrentarse en lucha directa con Jesús mismo.
Impulsado por su empeño religioso, Saulo se dirige
a Damasco en su afán de encarcelar a todos los del "Camino". Pero, su
viaje es cortado abruptamente; Jesucristo mismo, en su resplandor de gloria,
aparece a Saulo, diciéndole: "¿Por qué me persigues?" ¡Qué errado
estaba Saulo!, creía perseguir a un grupo de fanáticos, pero lo que estaba
haciendo era nada menos que perseguir a Jesucristo. Es una fuente de gran
consolación saber que Jesús se identifica plenamente con su iglesia.
1b. Una verdadera
conversión debe llevarnos a reconocer el señorío de Cristo sobre nuestras
vidas.
Sólo en la soberanía de Dios puede ocurrir lo que
pasó con Saulo en su conversión. Este hombre que vino para apresar, al final se
vió apresado por el Señor para ser su siervo. Lo cierto es que tarde o temprano
una verdadera conversión desembocará en una comprensión más profunda de la
persona de Jesús y hacia una vida que sólo concibe la dicha bajo el dominio del
Señor en fe y en obediencia. "¿Qué quieres que yo haga?", debe ser la
interrogante que debe nacer en todo verdadero creyente ante la majestad de
Dios. Además, en la conversión uno se ve como realmente es: un pecador sin
méritos.
1c. Una de las
evidencias de un hombre lleno del Espíritu Santo es su deseo de conducir a
otros hacia una encuentro personal con Jesús.
Saulo fue lleno del Espíritu (v.17) y en seguida se
entregó por entero a la predicación de Cristo. Lamentablemente muchos entienden
el ser llenos del Espíritu Santo tan sólo como una `experiencia' personal. El
libro de Hechos siempre acompaña el bautismo del Espíritu Santo con un genuino
cambio de vida y un anhelo por predicar la Palabra de Dios a otros.
1d. La predicación
siempre ha de ser cristocéntrica.
No debe estar enfocada en la experiencia del
hombre, por muy hermosa que sea, sino en la obra salvífica de nuestro Señor
Jesucristo. Nuestra experiencia de conversión proclama los hechos redentivos de
Dios en nuestras vidas, pero nunca debe tomar el lugar de la predicación. Puede
ser edificante hablar de nuestra experiencia en la fe, pero sólo la predicación
de Cristo conduce a ella.
2a. Como predicadores
del evangelio no debemos exponernos innecesariamente en peligros que atentan
contra nuestra integridad física.
Vemos en el libro de Hechos que los creyentes
tuvieron que sufrir y algunos hasta morir por la causa de Cristo, pero también
nos enseña que si al creyente (como a Pablo) le era posible evitar el peligro,
lo hacía. Evitar el peligro no significa falta de valentía, sino la oportunidad
para seguir sirviendo a Dios en otros lugares.
2b. El verdadero
crecimiento de la iglesia se basa en el temor del Señor.
Hoy en día se habla mucho acerca de cuáles son los
mejores métodos para hacer crecer numéricamente a una iglesia local, y la
verdad que muchos de ellos parecen ser muy efectivos. Pero el gran peligro de
todo esto es que podemos concentrarnos sólo en los métodos, olvidando el patrón
bíblico de crecimiento que regía en la primera iglesia. De ella se nos dice que
andaba en el temor del Señor, y de esta manera crecía, pero fortalecida en el
Espíritu Santo. Si queremos ver una iglesia realmente saludable, entonces
debemos entregarnos al temor de Dios, contemplando su grandeza, santidad y
misericordia. Una iglesia así, tendrá fuerza de atracción.
3. Las curaciones y
milagros son señales soberanas de la presencia de Jesús; pero al mismo tiempo
demandan fe y conversión al Señor.
Tanto Eneas como Dorcas fueron tocados por el poder
de Dios, Uno fue sanado y la otra resucitada de los muertos. Pero en ambos
vemos que la intervención sobrenatural y soberana de Dios llevó a los hombres a
creer en Cristo (vv.35 y 42). ¿Se aprovechan las intervenciones milagrosas para
conducir a los hombres a Cristo, o para anunciarse como ministros de éxito?
Hechos 10
1. (10,1-16) En los capítulos 10 y 11 oímos de una
nueva etapa de la obra del Espíritu Santo. El evangelio es predicado a los
gentiles. En el capítulo ocho se nos informó de la conversión del funcionario
etíope, una conversión que, casi diríamos, era una excepción. Ahora leemos que
los gentiles en general reciben la palabra de Dios. Sin embargo, para la
realización de esta nueva etapa fue necesaria una intervención más especial de
parte del Espíritu para eliminar los prejuicios relativos a la predicación del
evangelio a los gentiles.
En Hechos 10 vemos cómo Dios obra tanto en Pedro
como en Cornelio. Este último era un `centurión', un jefe del ejército romano
que estaba a cargo de 100 soldados. Este hombre era parte de una `compañía'
formada por setecientos militares. La compañía de este relato se llamaba `la
Italiana', ya que la componían romanos puestos en libertad. El centurión
Cornelio se encontraba en Cesarea, una ciudad romana del mar mediterráneo,
construída por Herodes el grande. Este centurión era un hombre piadoso y
temeroso de Dios, puesto que se había convertido a la fe judía, reconociendo al
Dios de Israel.
[2] Éste
no sólo se convirtió a la fe judía, sino que además tenía respeto verdadero por
Dios, guardando sus mandamientos y haciendo el bien. Su piedad no se reveló
sólo a través de limosnas, también se dio a conocer mediante sus oraciones
diarias, según los tiempos fijados para la oración en la liturgia judía. Toda
su familia vivía bajo la influencia de la fe. Esta expresión de reverencia es
notable teniendo presente que se trata de un gentil.
Estando en sus oraciones a la hora novena, a las
tres de la tarde, un ángel de Dios se le aparece a través de una visión; la
presencia de este ángel sobrecoge de temor a Cornelio; sus palabras, "¿qué
es, Señor?", expresan su reverencia. La respuesta: "Tus oraciones y
tus limosnas han subido para memoria delante de Dios", indican que al
Señor le agradó el amor que este hombre profesaba a Él como a su prójimo. El
ángel le da la orden de enviar hombres a Jope para ir en busca de Simón Pedro.
El centurión, acostumbrado a dar órdenes, ahora es él quien de inmediato
obedece al mandato del ángel, esperando las bendiciones del Señor por medio de
la visita del todavía desconocido Pedro. Envía a dos de sus criados y a un
devoto soldado quien también creía en Dios.
El plan de Dios es maravilloso y tiene lugar a la
hora que corresponde. Cuando los siervos del centurión se acercaban a la ciudad
de Jope, Pedro había subido a la azotea para orar. Es notable la cantidad de
veces que Lucas resalta la importancia de la oración. Dios utiliza la oración
no sólo como instrumento para comunicarle cosas a Él, sino también como
mecanismo para revelar su santa voluntad (véase también 1,14; 2,42; 4,24 y 31;
6,4 y 6; 9,10 y 11; 12,12; 13,2 y 3). Al orar Pedro, Dios le revela algo a
través de un éxtasis, que no era una visión pero que de igual manera era un
asunto sobrenatural. Pedro puede observar algo como un gran lienzo,
descendiendo desde el cielo, el cual bajado a tierra mostraba estar lleno de
animales ceremonialmente inmundos. Pedro escucha una voz celestial que le da la
orden de levantarse, matar y comer de estos animales. Pedro no puede aceptar
esta orden, pues de hacerlo infringía el mandamiento de Dios estipulado en
Levítico 11 y Deuteronomio 14. Pero la voz celestial se lo ordena nuevamente,
ya que Dios ha destruído los muros de separación. Es decir, el pueblo de Dios
desde ahora puede servirle a Él con madurez y en libertad. A la vez, Dios
muestra que ha derribado el muro de separación entre su pueblo y los gentiles:
el evangelio está destinado también a ellos. De este modo, el Señor prepara el
corazón de Pedro para que esté dispuesto a predicar el evangelio en la casa de
Cornelio. Aunque los discípulos habían recibido de Cristo la orden de predicar
el evangelio a todas las naciones (Mateo 28), la disposición para hacerlo debía
crecer para ponerla en práctica. Dios tuvo que quitar muchos prejuicios (por
ejemplo la de entrar en la casa de un gentil), y por eso se repite la misma
cosa tres veces (v.16), a fin de que sea notorio para Pedro por qué camino debe
andar.
* Es necesario que
adoremos la providencia de Dios y su amor por todo el mundo. Su corazón es
mucho más grande que el nuestro.
2. (10,17-48) Es por la providencia divina que
cuando Pedro se pregunta cuál será el significado de la visión, que precisamente
en ese mismo momento vienen los hombres enviados por Cornelio a buscarle. Al
pensar en el significado de la visión, el Espíritu le ordena ir con los
hombres. Pedro no recibe una explicación directa de la visión, pero sí se le da
a conocer su significado a través de una orden práctica. Los hombres a su vez
le cuentan que están en aquel lugar debido a que un ángel habló con Cornelio;
le cuentan que este hombre es temeroso de Dios y con un buen testimonio en toda
la nación de los judíos, para así granjearse el respeto de Pedro el apóstol de
los judíos. Pedro convencido de que la mano del Señor guía todos estos
acontecimientos, los recibe y hospeda; él está resuelto a obedecer a la
dirección de Dios. Al día siguiente, Pedro se fue con ellos acompañado por 6
hermanos de Jope (según Hechos 11,12); estos hermanos serán testigos de las
maravillas del Señor en la casa de Cornelio. Mientras tanto, Cornelio había
preparado su casa e invitado a parientes y amigos íntimos a estar con él y
escuchar las palabras de Pedro. Cuando Pedro llegó a Cesarea, Cornelio le
recibe casi con adoración divina, la que Pedro rechaza inmediatamente. Pedro
encuentra un buen grupo de gente para dirigir el primer `culto familiar' en la
casa de un gentil. Explica que lo que ahora sucede es poco común para un judío,
pero que Dios mismo le ha mostrado que el muro invisible entre judíos y
gentiles fue quitado y que por lo tanto debió obedecer al llamado de Dios sin
replicar. El apóstol pregunta el motivo por el cual le han hecho venir. Las
palabras de Pedro están llenas de respeto y muestran su convicción de que ha
llegado una nueva etapa e iniciado una nueva hermandad. Cornelio cuenta lo que
ha ocurrido, diciendo que él tuvo una visión, que fue en respuesta a sus
oraciones y limosnas. Ahora él tiene altas expectativas de lo que Pedro va a
decir, porque se da cuenta que todos se encuentran en un momento santo, delante
del Señor, para oír las enseñanzas sagradas de la boca de uno de sus siervos.
Reconoce la autoridad de Pedro, pues sabe que éste es el vocero de la Palabra
de Dios.
Pedro se asombra de la forma en la que Dios actúa;
ahora entiende lo que significa que no haya acepción de personas para Él. Estas
palabras se aplican también a los gentiles y no sólo al pueblo de Israel. Para
Dios no hay preferencia: su elección depende de su pura gracia y no de los
méritos de Israel. Ahora, Pedro comienza a predicar. En su predicación nos
enteramos de los siguientes puntos:
1. Dios ha enviado el mensaje de la Palabra a la
casa de Israel para anunciar paz a través de la salvación en Jesucristo. Sus
mensajes fueron enviados primeramente al pueblo de su pacto. Esto, empero, no
significa que Dios olvida a los demás. Por el contrario, Jesús es el Señor de
todos. Su obra salvífica tiene significado para todo el mundo. Judíos y
gentiles pueden recibir la salvación a través de Él.
2. Pedro relata lo que históricamente sucedió con
Jesús: el bautismo por Juan, el ungimiento con el Espíritu Santo y poder, y su
actuar, haciendo el bien y sanando a la gente, liberando a los endemoniados.
Los apóstoles eran testigos oculares de todo lo que había acontecido con Jesús,
hasta su muerte en la cruz. Empero, para evitar un malentendido todo deben
saber que Dios levantó a Jesús de la muerte, quien se reveló posteriormente a
sus discípulos en su resurrección, no a todos, sino únicamente a los testigos
más íntimos.
3. Pedro menciona que el contenido de la
predicación fue ordenado por Cristo mismo: Dios ha establecido que Jesús sea el
Juez de vivos y de muertos. Por otro lado, también es el Salvador de los
pecados de todos aquellos que ahora mismo ponen su confianza en Él.
La predicación de Pedro, entonces, se concentra en
la obra salvadora de Cristo y en la necesidad de creer en Él; el Salvador es
también el Juez. Mediante esta predicación, Dios obró grandemente, de tal
manera que el Espíritu Santo cayó sobre todos los oyentes. De ninguna manera
nadie podía impedir el agua para el bautismo.
* Dios es en Jesucristo
un Dios de salvación para todos los que depositan su fe en Él.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. Es Dios quien
prepara el corazón de los hombres para recibir el mensaje del evangelio.
Cornelio era un gentil, que compartía la fe de la
esperanza de los judíos. Éste abundaba en muchas limosnas; era piadoso y temeroso
de Dios. Este pasaje nos enseña dos cosas: (1) Es Dios quien soberanamente fija
sus ojos en Cornelio; (2) la vida piadosa alcanza su propósito sólo por medio
del conocimiento de Cristo. No existe duda que Dios miró la vida de piedad de
Cornelio, mas no olvidemos (para no caer en salvación por obras) que desde un
principio era el plan del Señor llevar el evangelio a los gentiles. Así que
Dios mismo estaba tomando la iniciativa en el cumplimiento de su mandato.
1b. Tal vez pensemos que
somos más misericordiosos que Dios.
Es todo lo contrario: es Dios quien nos convence de
su inmenso amor hacia aquellos en quienes nunca hemos pensado. Si existen
todavía grupos no alcanzados (extranjeros dentro nuestro país, o tribus poco
conocidas), busquemos el rostro del Señor para que Él nos muestre la forma en
que podemos actuar. Él es quien abre la puerta de la predicación a los
gentiles. A los creyentes judíos les costó entender que los gentiles también
podían ser partícipes de la gracia del Señor. Por esta razón Dios interviene a
través de una visión para mostrarle a Pedro que la categoría de inmundo que los
judíos tenían para referirse a los gentiles era inconsecuente con el plan
salvífico de Dios en Jesús. Fue el Señor quien rompió con el prejuicio, y Él
mismo nos dice hoy que aun las personas que consideramos no dignas de Dios
pueden llegar a ser sus hijos. Seamos sensibles al Señor, y esperemos ser
dirigidos por Él en la proclamación del evangelio a personas que se hallan
preparadas por el Espíritu Santo.
2a. Los ministros del
Señor por ningún motivo pueden permitir la reverencia divina de los hombres
hacia ellos.
Al parecer Cornelio seguía influenciado por su
cultura pagana que rinde adoración a los hombres. Tal era su expectación de la
venida de Pedro que al verlo corrió a recibirle, y llegando a él se postró a
sus pies para adorarlo. Cornelio tenía mucho que aprender del camino de
salvación. Es Pedro quien le vuelve a la realidad, diciéndole que él (Pedro) es
tan sólo un hombre como todos. La actitud de Cornelio se la puede encontrar en
ciertos sectores religiosos en donde la figura del pastor es elevada a alturas
casi divinas; lo más triste de todo esto es que hay quienes se aprovechan de
esta ignorancia para abusar de la buena voluntad de la gente, que nunca pondrá
en tela de su juicio lo que el `ungido de Dios' dice.
2b. Cornelio expresó la
actitud que siempre debemos tener cuando escuchamos la Palabra de Dios.
Este gentil es un ejemplo de una actitud muy
reverente hacia la Palabra de Dios. Es probable que nosotros por estar tan
acostumbrados a escuchar la Palabra de Dios mostremos muy poca reverencia hacia
ella. ¡Cambiemos de inmediato esta actitud irreverente!
2c. El mensaje del
evangelio debe ser claro; mostrar a los hombres que Jesús es el Señor y que sólo
en Él hay perdón de pecados.
El libro de los Hechos nos entrega mucha
información acerca de la predicación que realizaba la primera iglesia. En su
proclama era totalmente cristo-céntrica, llamando a la gente al
arrepentimiento. Por ejemplo en el sermón de Pedro en casa de Cornelio tenemos
un modelo para predicar el evangelio; en él encontramos lo siguiente:
a. Dios actúa primeramente en Israel, con su
mensaje de paz por medio de Jesús.
b. Dios capacitó a Jesús para traer restauración de
vida.
c. Los hombres al final le matan en la cruz del
Calvario.
d. Dios levantó de los muertos a Jesús al tercer
día.
e. La resurrección de Jesús es un hecho histórico
innegable.
f. Dios ha constituído a Jesús como Juez de vivos y
de muertos.
g. Sólo por medio de Jesús se recibe el perdón de
pecados.
2d. Notemos la estrecha
relación entre la predicación del evangelio y la obra del Espíritu Santo.
Su obra mayor es conceder la fe en Jesús.
Mientras las personas en casa de Cornelio
escuchaban la Palabra de Dios, el Espíritu Santo obró en sus vidas. Dios
concede el mismo don a los gentiles como a los judíos.
Hechos 11
1. (11,1-18) En este pasaje vemos cómo Pedro se
justifica ante los hermanos de Jerusalén por haber entrado en la casa de un
gentil. Los judíos pensaban que tal proceder implicaba una contaminación para
su vida, ya que tal comunión con los gentiles estaba prohibida, a menos que
ellos se hayan circuncidado y aceptado la ley de Dios. Lo que Pedro ha hecho
tiene consecuencias: ¿dónde queda ahora la separación entre los judíos, el
pueblo de Dios y los gentiles? Este pasaje hace evidente la transición del
evangelio a los gentiles; y nos dice además que el evangelio no hace ninguna
diferencia entre judíos y gentiles. La muerte y resurrección de Jesús están
destinadas para ambos. Costó mucho que la iglesia primitiva entendiera la
manera en que Dios estaba extendiendo su reino.
En la aclaración de los hechos por parte de Pedro
se destaca dos cosas importantes:
a. Pedro simplemente cedió ante las fuerzas
superiores de Dios. El Señor intervino en su vida y le convenció de lo que
debía hacer. Esto se esclarece aún más, sabiendo que al mismo tiempo Dios obró
en Cornelio. Pedro no actuó por su propia iniciativa, sino por orden de Dios.
b. Pedro no pudo actuar de otra manera, ya que el
mismo Dios derramó su Espíritu sobre la casa de Cornelio. ¿Quién pudiera
entonces negarse a bautizar con agua a aquellos que habían sido bautizados con
el Espíritu Santo?
Del relato de Pedro dos cosas nos llaman la
atención:
1. Nos enteramos mediante la defensa de Pedro, que
el ángel había dicho algo más a Cornelio de lo que leemos en el cap. 10: que
Pedro hablaría palabras por las cuales ellos serían salvos. Es por tanto la
Palabra de Dios la que nos salva. Esto significa que el evangelio nos revela el
amor de Dios, que es amor salvador para aquellos que creen.
2. El Espíritu Santo no vino después de un tiempo,
como ocurrió en Samaria, sino inmediatamente, durante el sermón de Pedro.
Tampoco vino a través de la imposición de las manos, sino escuchando la
Palabra, sin la intervención de nadie, es decir: en forma soberana.
Podemos decir que el que los gentiles hayan
recibido el Espíritu Santo en la misma forma que lo recibieron los creyentes en
Pentecostés en Hechos 2 (comp. 10,44.47) no significa que sea una repetición de
Pentecostés, sino una extensión. Lo que ocurrió en la casa de Cornelio es el
cumplimiento de la promesa de Hechos 1,5. Ahora Pedro concluye diciendo que si
Dios obra en los gentiles tan visible y notablemente, nadie puede impedir sobre
ellos el bautismo de agua. Si Dios ha dado la gracia interior, ¿quién podría
negar la señal exterior de su gracia? A través de esta explicación la oposición
inicial se convierte en adoración a Dios. La iglesia primitiva no pudo negar la
obra de Dios y la grandeza de su gracia: la conversión estaba destinada también
para los gentiles.
* La obra de Dios no
tiene límites. No son los hombres, en primer lugar, los que tienen el deseo de
entregar el evangelio, sino Dios mismo.
2. (11,19-24) El libro de los Hechos habla de la
extensión del evangelio (según 1,8). Lucas, en cada ocasión, agrega un elemento
nuevo. Hay un caminar en dirección a los gentiles, pero éste comienza
lentamente: primeramente una persona (el eunuco, Hechos 8); luego una casa
(de Cornelio). En ambos casos el evangelio es predicado por orden expresa de
Dios. En este pasaje por primera vez oímos que el evangelio es predicado
voluntariamente a los gentiles. Lo que sucede aquí es la base de la obra
misionera de Pablo y Bernabé (el cap. 13).
El versículo 19 vuelve a 8,4. Nuevamente oímos que
la persecución fue el instrumento por el cual el evangelio fue predicado fuera
de los límites de Jerusalén, pero ahora en regiones aún más lejanas: Fenicia,
Chipre y Antioquía. Fenicia es una región más al norte de Cesarea; Chipre, una
isla en el mar Mediterráneo. Un activo comercio subsistía entre Fenicia y
Chipre. Antioquía (que no hay que confundir con la Antioquía del cap. 13,14) se
hallaba cerca del extremo nordeste del mar Mediterráneo. En ella había una
colonia grande de judíos, y muchos prosélitos (gentiles convertidos a la
religión judía).
En primera instancia el evangelio es predicado sólo
a los judíos, pero más tarde, una vez que los llegados al lugar se hubieron
acostumbrados a vivir entre los gentiles, es predicado más específicamente a
los griegos. Nótese que éstos no eran apóstoles, sino sólo
"voluntarios" que predicaban en el nombre del Señor. Aunque fue su
propia iniciativa, la verdad es que la mano del Señor estaba con ellos. En
otras palabras: nadie puede oponerse a lo que ellos estaban haciendo. Por medio
de la predicación de estos hermanos muchos se convirtieron realmente al Señor.
Como en Hechos 8,14 y 11,1, la Iglesia madre se
entera de lo que ha sucedido en Antioquía y envía a uno de sus representantes
para que lo averigüe. En su sabiduría comisionan a Bernabé para esta tarea.
Este hermano era natural de esta región (era de Chipre), y, por lo tanto,
disponía de ciertas condiciones apropiadas para la misión encomendada. Empero,
lo más importante es que Bernabé era un varón "bueno, lleno del Espíritu
Santo y de fe" (v.24). El juicio de Bernabé no se basó en una comprensión
humana, sino en fundamentos bíblicos. Esto se ve claramente en el v.23, en
donde se nos dice que Bernabé vio la gracia del Señor, es decir: la obra del
Espíritu Santo en la vida de los recién convertidos, lo cual nació de la gracia
y bondad de Dios. Por tanto el criterio para juzgar algo siempre ha de ser
conforme a la obra de Dios, o sea: si la mano de Dios es visible en la conversión
de los gentiles, aunque existan diferencias en la forma de expresar su fe (por
ejemplo, sin mantener las leyes rituales del pueblo judío). Bernabé se recocijó
al ver que los nuevos convertidos andaban según la nueva vida impartida por el
Espíritu de Cristo. Ahora les exhorta "a que con propósito de corazón
permanezcan fieles al Señor". Literalmente el texto dice: "quedarse
con el Señor", es decir, no abandonar la fe, sino perseverar en ella; no
rechazar al Señor, sino serle fiel con una decisión firme que nace del corazón,
que dice: "Mi corazón te elige a tí, porque tú me elegiste a mí". Una
gran multitud fue agregada al Señor (véase con respecto a esta expresión Hechos
2,47). La obra misionera tiene dos aspectos trascendentales: primeramente guiar
a los hombres a Cristo y luego discipularlos.
* Confiar en el Señor es
el primer paso en la fe, serle fieles es el segundo. Regocijémonos al ver la
obra del Señor en otros creyentes. Exhortémoslos a ser fieles.
3. (11,25-30) Lo que Lucas nos menciona en estos versículos
es el comienzo del nuevo contacto que hubo entre Bernabé y Pablo, contacto que
unifica a estos hermanos en la obra misionera. Bernabé fue en busca de Pablo,
ya que necesitaba de él para que le ayudara en Antioquía, pues se da cuenta de
que hubo un gran despliegue de evangelismo que necesitaba de cuidado en aquella
ciudad. De modo que durante un año trabajaron juntos, enseñando a muchos. En
esta ciudad por primera vez llaman a los seguidores de Cristo `cristianos'. No
es necesario discutir si esta designación fue utilizada como término peyorativo
o como nombre honorífico, aunque precisamente fue en este último sentido que se
usó en la iglesia posterior. A pesar de que podríamos decir que los no
creyentes usaron este término no en sentido honorífico, lo cierto es que se
dieron cuenta de que aquellas personas estaban llenas de Cristo a quien
predicaban (los creyentes judíos en tanto fueron llamados `nazarenos'). Tanto
sus vidas como sus palabras reflejaban a Cristo. Ahora, después de Bernabé,
descienden unos profetas de Jerusalén a Antioquía. Los profetas en el N.T son
personas que dan exhortaciones o palabras de sabiduría inspiradas por el
Espíritu Santo, y de vez en cuando también predecían eventos futuros. Uno de
ellos, Agabo, predice una gran hambruna en todo la tierra (es decir, en todo el
Imperio Romano). La naciente iglesia de Antioquía responde a esta profecía al
enviar socorro (consistente en dinero) a la iglesia de Jerusalén, mostrando así
el amor que tenía por la iglesia madre. Los encargados de hacer llegar esta
ayuda económica son Bernabé y Saulo. Esta fue la segunda visita de Pablo a
Jerusalén después de su conversión. Finalmente el donativo es entregado a los
ancianos de Jerusalén. Aquí nada se dice de los apóstoles. Probablemente ya no
vivían en Jerusalén a raíz de los peligros que allí habían experimentado.
* ¿Puede el mundo ver
reflejado en nosotros al Señor Jesucristo?
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. La salvación de los
pecadores debe llevarnos a adorar a Dios por su gran misericordia.
Una vez que Pedro volvió a Jerusalén tuvo que verse
enfrentado a diversas críticas por haber entrado en la casa de un gentil,
haciéndose impuro (según la ley judía). Pero antes que los ánimos se
enardecieran, Pedro comienza a relatar lo sucedido, y cómo la mano de Dios
estaba en todo este asunto. Luego de terminadas sus palabras, los que estaban
allí comienzan a glorificar al Señor por haber concedido arrepentimiento para
vida (eterna) también a los gentiles. Esto es gracia , favor inmerecido. La
verdad es que nadie merece la salvación, ella nace únicamente de la voluntad de
Dios; lo que justamente merecemos por nuestros pecados es la muerte eterna.
Pero Dios mostró su amor enviándonos a su Hijo, y luego a su Espíritu Santo
para concedernos el arrepentimiento que conduce a la vida eterna.
1b. No esperemos una
experiencia idéntica a las que sucedieron en el libro de Hechos, ya que por
ejemplo lo sucedido en casa de Cornelio es más una extensión de Pentecostés
que una repetición.
Es muy probable que creyentes sinceros anhelen las
mismas experiencias que vivieron los hermanos de la primera iglesia en
Pentecostés. Mas consideremos que Pentecostés fue el cumplimiento de la promesa
de Dios, cumplimiento irrepetible en la historia. Pero esto no nos debe desalentar,
al contrario, debe hacer que busquemos en forma más correcta la llenura del
Espíritu Santo, pidiendo que Él obre en nuestras vidas un cambio real para la
gloria de Dios.
2a. La persecución de la
iglesia sirvió para la extensión y progreso del evangelio.
Los problemas por los que tuvieron que pasar los
hermanos de la primera iglesia no ocurrieron como algo que escapaba al control
de las manos de Dios. La persecución que comenzó con la muerte de Esteban, no
logró su objetivo: destruir a la iglesia; al contrario, facilitó un mayor
incremento de ella. Y aunque en un principio los creyentes sólo predicaban a un
grupo específico (los judíos), sin embargo, hubieron algunos que comenzaron a
predicar a los gentiles. De estos últimos se nos dice que la mano del Señor
estaba con ellos, haciendo que muchos se convirtieran a Cristo. Así que
aprovechemos todas las instancias y situaciones para predicar el evangelio,
esta es la voluntad del Señor y traerá su bendición.
2b. Siempre hay que
juzgar la vida cristiana en base al corazón de la fe: el amor por Dios y la fe
en la obra salvadora de Cristo.
De acuerdo a su nacionalidad, los cristianos pueden
tener diferentes costumbres, sin embargo, todos tienen el mismo corazón: un
corazón donde mora Cristo y su Espíritu.
2c. Es necesario cuidar
a los nuevos creyentes para que permanezcan fieles al Señor.
Es muy común en algunos círculos cristianos
conformarse sólo con una profesión de fe inicial, sin lograr concretar ninguna
relación madura en los nuevos creyentes, la cual ha de estar basada en la
Palabra de Dios. Es necesario (además es un mandato de Cristo), luego de la
conversión, un discipulado que produzca en los creyentes raíces profundas y
firmes en la fe en Jesucristo.
3a. Reconocer el don de
Dios (en cuanto a los ministerios de la iglesia dados por Cristo) en otros
hermanos beneficiará notablemente el crecimiento espiritual y numérico de la
iglesia.
Las noticias de la obra de Dios en Antioquía
llegaron a Jerusalén. Desde allí fue enviado Bernabé para consolidar el trabajo
evangelístico realizado por los creyentes. Posteriormente Bernabé va a Tarso a
buscar a Saulo, con el que estuvieron todo un año enseñando la doctrina de
Cristo. Hoy en día es de mucha importancia que reconozcamos los dones
ministeriales que Jesús ha dado a la iglesia para la edificación de ella.
3b. El cristiano es un
espejo en el que otros pueden ver la imagen y carácter de Cristo.
Es insostenible una confesión de fe sin una
práctica de vida que avale dicha confesión. Los cristianos son personas que con
su actuar y hablar dejan en claro que pertenecen a Jesús; además muestran un
estilo de vida admirado por los que le rodean; ser cristianos es ser luz en
este mundo de tinieblas.
Hechos 12
Este capítulo muestra que las persecuciones no se
han detenido, ellas continúan. La oposición esta vez no surge del sector
religioso, del sanedrín (como en los capítulos 4 y 5), sino del político, de
Herodes Agripa. No obstante, el progreso del evangelio sigue su curso. La
iglesia crece contra toda oposición. El asunto es que tal oposición se
transforma en una persecución que obliga a los apóstoles a dejar su propio
lugar de residencia, y por tanto se ven forzados a elegir un domicilio más
seguro, lejos de la tan peligrosa capital. Sin pretenderlo, o quererlo, los adversarios
del reino de Dios una vez más ayudan a la extensión del reino. El campo de
trabajo es trasladado, y así también extendido.
En segundo lugar, se nos informa de la liberación
de Pedro de la cárcel. Esto es motivo para promover un nuevo entusiasmo y avivamiento
para toda la iglesia de Judea, por lo que la confianza es fortalecida. No
obstante, por otro lado, nos enteramos también de la muerte de Jacobo. De esta
manera Lucas nos esboza una imagen realista: la historia de la iglesia
primitiva no es una serie continua de milagros. Dios realiza grandes maravillas
-como lo fue la liberación de Pedro- sin embargo, la mano de Dios también se
halla presente en un hecho tan penoso como lo fue la decapitación de Jacobo. El
apóstol mantiene la firme convicción de su fe en Jesucristo a través de la
muerte. Jacobo llegó a asemejarse a su Señor resucitado, él fue bautizado con
el bautismo con que Jesús fue bautizado (ver Mateo 22,22s.), aunque, el
bautismo de Jesús tuvo un significado único y salvador.
1. (12,1-19) Herodes Agripa
[3] , de
acuerdo a su política, busca agradar a los judíos asesinando a Jacobo, para
luego seguir con su empresa de aniquilamiento a fin de ver cuál es la reacción
del pueblo. Al darse cuenta que la mayoría del pueblo está de su lado procede a
otra acción. Ahora le toca el turno al apóstol Pedro; la estrategia de este rey
es casi militar, pues piensa que la eliminación de los líderes ocasionaría el
derrumbamiento del movimiento y la desaparición total de los seguidores de
Jesús.
Estando próxima la fiesta de la Pascua, Herodes
ordena encarcelar a Pedro, sujetándolo a una rigurosa guardia. La historia
contiene ciertos rasgos humorísticos; uno de ellos es que la guardia es tan
buena y fuerte que la liberación, humanamente hablando, es imposible. Dios, sin
embargo, se burla de esta demostración de poder terrenal. Porque Él es el Dios
que "quebranta las puertas de bronce, y desmenuza los cerrojos de hierro"
(Salmo 107,16).
La noche antes de la ejecución, Dios envía a uno de
sus ángeles para rescatar a Pedro. En la celda no solamente están durmiendo los
soldados (cuatro, dos más que lo normal), sino también Pedro. Esto, ¿no indica
la tranquilidad de su fe en Dios? En todo caso, Pedro está durmiendo, en tanto
que la iglesia se halla velando en oraciones. Parte de ella se encuentra en la
casa de María, la madre de Juan Marcos. Dios está obrando. Respondiendo a las
oraciones intensas, manda a uno de sus siervos para que libere a Pedro. El
ángel golpea (así dice literalmente el texto griego) a Pedro con el codo para
despertarle y luego, después que las cadenas le cayeron, le guía; juntos pasan
las puertas cerradas, las que se abren por sí mismas. A Pedro, este milagro divino
le parece tan irreal que simplemente piensa que está soñando. Pero después que
el ángel le ha guiado a una calle más alejada, y al sentir el frío nocturno,
vuelve en sí, dándose cuenta de que Dios le había salvado verdaderamente.
Habiendo reflexionado por un momento, decide ir a casa de María. Aparentemente,
ella era una persona de mucha influencia dentro de la iglesia de Jerusalén; su
casa siempre estaba a disposición de la hermandad. Ahora encontramos otro rasgo
humorístico: la iglesia que está orando por un milagro divino no lo cree cuando
éste tiene lugar. Lucas nos hace ver cuán humana es la reacción de la iglesia
ante la liberación de Pedro. A pesar de que se cree en un Dios grande, parece
difícil creer en las maravillas del Señor. Solamente una sierva llamada Rode
reconoce la voz de Pedro y cree en el milagro. La iglesia todavía no puede
aceptar este hecho milagroso y busca una explicación racional para él:
"¡Es su ángel!". ¿Se expresa en esta palabras la fe judía de que toda
persona tiene su propio ángel protector? Al parecer eso creían. De todos modos,
es innegable que el Señor utiliza a los ángeles para cuidar y proteger a sus
hijos. Los hermanos creen que Rode ha perdido el juicio; los hechos, sin
embargo, muestran lo contrario. Al abrir la puerta y ver a Pedro quedan
atónitos. Para bajar los ánimos, Pedro hace señales con su mano; los gritos
sólo pueden poner en peligro su libertad. Pedro cuenta lo que ha sucedido y
pide que estos acontecimientos sean relatados a Jacobo. Este era el hermano de Jesús,
quien luego que los apóstoles tuvieron que salir de Jerusalén, asumió el
liderazgo de la iglesia en aquel lugar. Pedro se retira a un lugar desconocido,
que probablemente estaba ubicado fuera de Palestina (ver Gálatas 2,11).
Al día siguiente la expectación es grande; una
información sobre los hechos acaecidos es imposible; los soldados que habían
custodiado a Pedro son hallados culpables según el derecho romano, y por tanto
responsables de lo sucedido, siendo condenados a muerte inapelable.
* Tanto en la vida como
en la muerte Dios protege a su iglesia. Todo tiene que contribuir a la meta de
Dios: la venida y la extensión de su reino.
2. (12,20-23) Dios es un Dios de justicia. Él, en
su majestad real, castiga la soberbia del rey Herodes; el rey terreno pretende
aceptar la gloria que sólo pertenece al Rey invisible y todopoderoso. De esta
manera, él que quería eliminar a la iglesia, es castigado con la muerte. Dios
venga el asesinato de uno de sus hijos y siervos. Además, el Señor no da su
honra a otro (Isaías 48,11).
El porqué de la muerte de Herodes lo encontramos en
un discurso que él dirigió a una delegación de Tiro y Sidón, ciudades que se
habían rebelado contra la autoridad de Herodes. Este discurso impresionó tanto
al pueblo, que éste comenzó a ovacionar y gritar: "¡Voz de Dios, y no de
hombre!" A través de un ángel, Dios castiga la arrogancia de Herodes; la
vida de este rey concluía penosamente: "...y expiró comido por
gusanos". No se sabe a ciencia cierta cuál fue la enfermedad que atacó a
este hombre, en todo caso esto muestra cuán repentina fue su muerte; una muerte
que manifiesta la intervención directa de Dios en la historia.
* Dios no permite que el
hombre reciba gloria divina; Él castiga la auto-elevación, ya sea por medio de
un golpe inmediato o reservando el castigo para el último día.
3. (12,24,25) Lucas pone fin a este segmento, y lo
hace nuevamente con un versículo que habla del crecimiento de la iglesia, o
mejor dicho: de la palabra (ver 6,7; 13,49; 19,20). La iglesia crece en la
medida en que la Palabra de Dios crece, es decir: su influencia es cada día
mayor en la sociedad. A pesar de la oposición y la persecución el crecimiento
de la iglesia nunca se detiene. El poder de la palabra se ve claramente en el
aumento del número de los miembros de la iglesia. Podemos traer a la memoria lo
que Pablo dice en Romanos 1,16: "Porque no me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación". Dios no sólo guarda y mantiene a
su iglesia, sino que además promueve su crecimiento. La muerte de un apóstol no
puede impedir el progreso del evangelio. Esto se nos muestra también en el
último versículo del capítulo, el cual menciona que Bernabé y Saulo volvieron a
Antioquía luego de haber cumplido su tarea (entregar el apoyo económico enviado
por la iglesia de Antioquía a la iglesia madre de Jerusalén). Aparentemente, no
hay nada especial en este versículo, sin embargo, el capítulo 13 nos muestra
que este regreso fue el principio del primer viaje misionero de Saulo y
Bernabé.
* El crecimiento de la
iglesia no depende en primer lugar de nuestro empeño y esfuerzo, sino de la
Palabra de Dios. ¿Estamos viviendo y predicando esta palabra?
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. Nada es imposible
para Dios.
Las puertas más gruesas y las cadenas más pesadas
no son impedimento para que Dios intervenga manifestando su poder divino. Pero,
aunque parezca contradictorio, este es el mismo Dios que permite la muerte de
Jacobo. No podemos explicar el porqué de su intervención en la vida del uno y
no en la del otro. Sólo podemos decir que también la muerte de Jacobo ha
servido a su propósito: la extensión de su reino. De esta manera la salida de
los apóstoles de Jerusalén significó una extensión de la obra en otros lugares.
1b. Aun en medio de los
peligros podemos sentir seguridad, pues es Dios quien nos acompaña a través de
ellos.
Por un momento la actitud de Pedro, quien ante la
muerte se halla durmiendo, nos parece un tanto extraña para lo que sería
nuestra costumbre en momentos de gran dificultad: orar sin parar. Pero el modo
en que Pedro se comporta, tan tranquilamente delante de sus verdugos, nos habla
de la confianza que debe existir en Dios. Los apóstoles sí creían en la
soberanía y gobierno absoluto de Dios sobre todas las situaciones, y sabían que
nada le podía tomar por sorpresa a Él. Si estamos enfrentados a alguna
dificultad en la vida, meditemos en los siguientes pasajes de la Palabra de
Dios: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú Jehová, me
haces vivir confiado" (Salmo 4,8). "Aunque ande en valle de sombra de
muerte, no temeré mal alguno, porque tú (Jehová) estarás conmigo" (Salmo
23,4).
1c. A menudo pretendemos
tener confianza en el poder de Dios; empero, si Él responde poderosamente, no
lo podemos creer.
Mientras Pedro está en la cárcel, la iglesia ora
por un milagro; Dios responde en forma milagrosa, pero tal intervención
gloriosa cuando ocurre no es creída por los hermanos. ¿No actuamos así también
nosotros en muchas oportunidades? Muchas veces podemos orar por grandes cosas,
pero en el fondo creer que su realización es imposible. Si rogamos al Señor por
alguna situación específica, esperemos entonces recibir una respuesta, aun
cuando ésta sobrepase todo lo concebible.
2. Dios es celoso en
cuanto a su honra; aborrece la auto-elevación.
El rey Herodes, en su orgullo, acepta la adoración
que sólo Dios debe recibir. En aquel mismo instante es juzgado por Dios, quien
por medio de un ángel ejecuta su juicio sobre él. La muerte de Herodes también
nos hace pensar que Dios interviene soberanamente, castigando a aquellos que se
levantan en contra de su pueblo. Aunque a veces los enemigos de la iglesia no
reciben su castigo en esta vida, sí lo encontrarán después.
Concerniente a la presunción y orgullo de Herodes,
podemos decir que todavía la encontramos, y en enormes proporciones, en el
mundo, de parte de gente que se enaltece a sí misma. Lamentablemente, también
dentro del círculo de creyentes hallamos muchas veces la misma actitud. Cada
ministro que trabaja para el Señor, corre este mismo peligro; si esto es así
con nosotros, confesemos nuestros pecados al Señor y busquemos la humildad.
3. Es evidente que Dios
permite y quiere el crecimiento de su iglesia; esto ha sido así desde los
inicios de ella, y lo seguirá siendo hasta el día de la segunda venida de
Jesús.
Hallamos que en varias partes del mundo la iglesia
disminuye grandemente. Sin embargo, el Señor añade cada día a la iglesia a los
que han de ser salvos. No es necesario trabajar en forma espasmódica si al
parecer perdemos terreno. Lo único que Dios nos pide, es fielmente anunciar el
evangelio con plena certidumbre que su Palabra "no volverá a Él vacía,
sino que hará lo que Él quiere".
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