¡Entonces yo
oiré desde los cielos!
Pr Lic. Guillermo Sebastián Olivera
7:14 Si se humillare mi pueblo, sobre el cual
mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus
malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y
sanaré su tierra.
INTRODUCCIÓN
Dios hoy nos está haciendo un llamado de atención
pues el mundo está cayendo en total irreverencia y descuido absoluto en cuanto
a su vida espiritual y que mas decir de la lejanía total cada día más evidente
de Dios y de sus preceptos, leyes, mandatos y enseñanzas.
Lo primero que Dios nos pide aquí es HUMILLARNOS.
Palabra esta que esta de manera evidente y perceptible ante nuestros ojos que
escasea y en gran manera, el corazón del hombre.
Que significa esta palabra humillarnos el
diccionario dice lo siguiente:
Postrar, bajar, inclinar una parte del cuerpo, como
la cabeza o la rodilla, en señal de sumisión o respeto, abatir el orgullo.
Ahora la palabra humillación viene del hebreo khaunna que significa
doblar rodillas que es khaunna , humildad; El Señor nos pide
hoy que nos HUMILLEMOS delante de él, dice claramente si mi pueblo se humillare,
y a veces pienso yo que lo dice con tristeza a causa de la necedad del hombre,
en la definición al final nos habla de abatir el orgullo, y que mas diciente
mis hermanos que el Señor tenga que recordarnos quiénes somos y de dónde
venimos, de donde nos rescato y lo que ha hecho con nosotros.
DESARROLLO
Para comenzar desarrollar mejor este tema,
dirijámonos al evangelio según Santiago en el capítulo 4 y versículo 10: Humillaos
delante de Dios y el os exaltara.
Esta exhortación es para nosotros su pueblo porque
se está dirigiendo a este, no a otro. Ahora continuando con este pasaje que al
apóstol Santiago nos comparte, lo primero que Dios nos pide es que nos
humillemos., que como dice la definición anteriormente leída bajemos nuestra
cabeza, llevemos nuestro ego a lo mas ínfimo. Doblemos rodilla delante de Él.
¿Cómo
puede acercarse a Dios? Santiago nos da cinco maneras: (1) Sométanse a Dios
(4.7). Ríndase a su autoridad y voluntad, y entregue su vida a Él y a su
control, y esté deseoso de seguirlo. (2) Resista al diablo (4.7). No
permita que Satanás lo seduzca y tiente. (3) Limpiad las manos... purificad
vuestros corazones (es decir, lleve una vida pura) (4.8). Límpiese del
pecado; sustituya sus deseos de pecar por los deseos de experimentar la pureza
de Dios. (4) Afligíos, y lamentad, y llorad con sincero pesar por sus
pecados (4.9). No tenga temor de expresar profunda tristeza de corazón por lo
que usted ha hecho. (5) Humillaos delante del Señor, y El lo pondrá en
alto.
Humillarnos
significa reconocer que nuestro valor viene solo de Dios. Ser humilde implica
el actuar con su poder de acuerdo con su guía, no con nuestros propios
esfuerzos. Aunque no merecemos su favor, El nos ama y nos da valor y dignidad a
pesar de nuestros defectos humanos.
Este
es probablemente el versículo mejor conocido y más amado de 2 Crónicas (7:14).
En el relato de la segunda manifestación del Señor a Salomón de (1Reyes 9:3 Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tú
ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has
edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis
ojos y mi corazón todos los días), no se
menciona esta promesa. Este versículo, posiblemente más que ningún otro
de la Escritura, expone los requisitos para que Israel reciba las bendiciones
de Dios. Debió poseer una significación especial para sus destinatarios
originales, quienes habían comprobado la veracidad de lo que Dios comunicaba a
Salomón. Un doble requisito y un triple resultado se ofrecen al pueblo escogido
por Dios (sobre el cual mi nombre es invocado). Si se humillare mi pueblo
(dando la espalda al pecado) y buscaren mi rostro en oración, el Señor
escuchará, perdonará y sanará. Dios lleva a cabo sus propósitos soberanos en
concierto con las oraciones de sus hijos.
CONCLUSION
Dios nos pide hoy, CONVERTIRNOS, por eso nos dice en el pasaje que nos
motiva hoy nuestra lectura “y se convirtieren de sus malos caminos”, queridos
lectores nos estamos yendo por el camino equivocado, estamos caminando en el
sentido contrario de lo que debe ser nuestra verdadera conversión; mira una
definición de convertirse o convertir: es
arrepentirse devolverse de nuestros malos caminos, no seguir en la situación en
la que estamos.
Ahora,
en el Antiguo Testamento está directamente
relacionada con el hebreo “sub”, el duodécimo verbo de uso más frecuente, que
significa volver atrás, devolver o retornar. También se asocia con el hebreo
“niham”, que significa estar triste o lamentar, lo que quiere el Señor es que
tu cambies, vuelvas, no te quedes en el camino equivocado, y yendo más adentro en el significado del original en
hebreo, volver atrás, pero ojo mi hermano no estoy diciendo que vuelvas a tu
vieja condición, lo que quiero decirte aquí es que retomes el camino que te
lleva a la bendición, retoma las cosas buenas, no sé si te ha pasado que vas
por el campo y caminas largo rato y te das cuenta que vas por el camino
equivocado, ¿acaso sigues esa senda equivocada para perderte y quizás
enfrentarte a lo malo? Más bien creo yo, que tú te regresas y buscas el camino
que te lleva a donde te dirigías, por eso mi hermano hoy te invito, porque aun
es tiempo, porque si Dios te esta recordando que estas en el camino equivocado,
regrésate y toma el camino de la salvación, de la bendición, no continúes por
el camino que te lleva a la muerte.
Dios
contestó con cuatro condiciones para el perdón a Salomón: (1) humillarse y
admitir los pecados, (2) orar a Dios pidiendo perdón, (3) buscar a Dios
continuamente y (4) volverse de los malos hábitos. El verdadero arrepentimiento
es algo más que palabras, es un cambio de conducta. Ya sea que pequemos
individualmente, como grupo, o como nación, el seguir estos pasos nos llevará
al perdón. Dios responderá sus oraciones sinceras.
DIOS TE BENDIGA Y PROTEJA SIEMPRE
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