Los Hechos de los
Apóstoles
Rev. Pieter J. Den
Admirant: pastor misionero que trabajó Los Hechos de los Apóstoles por años en
Chile
Hechos 1
1. (1,1-5) Este pasaje es el prólogo del libro de
los "Hechos"; además, entre muchas otras cosas, nos dice lo siguiente:
a. El evangelio (el primer libro de Lucas) es el
principio de los sucesos y enseñanzas de Jesús. Los Hechos son la continuación
de estos acontecimientos y enseñanza de Jesús, pero ahora por vía de los
apóstoles; mas, en realidad, es el mismo Cristo exaltado quien continúa su
obra.
b. Lo que Jesús "comenzó a hacer", se
refiere a los milagros, a la enseñanza y a la predicación. El evangelio del
reino de Dios es un evangelio integral, que busca el bienestar de nosotros en
todos los aspectos.
c. El Señor entrega mandamientos a sus apóstoles.
Él ordena la predicación en todo el mundo (lea también Lucas 24,47). Para
convencerlos de este mandato, Jesús constantemente habla con ellos sobre esta
gran tarea.
d. Jesús se aparece en reiteradas ocasiones a sus
discípulos para darles la seguridad de que Él verdaderamente ha resucitado.
e. Les da la orden de no dejar la capital religiosa
del país, Jerusalén; pues allí recibirán la promesa del Padre, el bautismo del
Espíritu Santo, según Juan el Bautista había profetizado (Lc. 3,16)
f. "El bautismo del Espíritu Santo",
significa: recibir, en gran plenitud, el Espíritu del Señor exaltado, que
testifica de Jesús y los fortalece para cumplir su misión: predicar el
evangelio en todo el mundo. Esta tarea tiene que ser cumplida en primer lugar
por los apóstoles y luego por toda la iglesia.
* Recibimos una gran tarea, mas también una linda
promesa: El Señor mismo cumple su mandamiento por medio de nosotros, pero sólo
como instrumentos del Espíritu Santo.
2. (1,6-11) Esta porción escritural nos habla de la
ascensión del Señor; aquí están contenidas las últimas palabras de promesa y
mandamientos dadas por el Señor. Él es exaltado con el fin de cumplir sus
promesas y seguir con su misión "desde arriba", dando a sus apóstoles
su Espíritu para lograrlo.
Los discípulos están muy inquietos por el futuro,
por tal razón preguntan: "Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este
tiempo?" La respuesta de Jesús no tiene el fin de negar un rol futuro de
Israel en el plan de Dios, pero sí quiere corregir el concepto que ellos tienen
acerca del reino de Dios. Jesús destaca tres cosas:
a. Sólo Dios determina el tiempo en el que sus
planes y consejos eternos tendrán su pleno cumplimiento. Por tanto no debe ser
preocupación de los discípulos.
b. Los discípulos no deben concentrar sus
pensamientos únicamente en Israel, ya que desde ahora la salvación se extiende
a todo el mundo.
c. Los discípulos deben por ende dedicarse a esta
tarea. A fin de que fijen sus ojos en esta labor, Jesús repite la promesa de la
capacitación por el Espíritu Santo. En esta promesa está incluída la labor de
los discípulos: anunciar la gloria de Jesús al mundo entero.
Así los discípulos reciben la promesa del Espíritu
Santo y el poder para ser testigos en todo el mundo. En otras palabras: la
venida y el derramamiento del Espíritu Santo, significan, entonces, la capacitación
de la iglesia para cumplir la tarea de testimoniar con eficacia de la obra
salvífica de Jesús. Esta capacitación consiste en el poder de Dios y en la
presencia del Cristo exaltado en los corazones de los suyos.
La labor de los apóstoles -la predicación del reino
de Dios en la persona de Jesucristo- abarca tres áreas geográficas:
1. En Jerusalén: Dios comienza por su pueblo
(Hechos 2-7).
2. En toda Judea y Samaria: Samaria es un tanto
gentil, lo cual marca la transición de la predicación también a los gentiles
(Hechos c.8-9).
3. En lo último de la tierra: La predicación ha de
extenderse a todas las naciones (Hechos c.11- 28).
Este programa de la predicación expansiva, es
descrita magistralmente por Lucas en este libro (véase introducción). La
predicación es convincente (por la obra regeneradora del Espíritu Santo) e
irrefutable; los discípulos fueron testigos oculares, que afirmaron con fuerza
que Jesús verdaderamente vivía, que Él había resucitado y sido exaltado por el
Padre.
"Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos,
fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos". La nube
indica en la Biblia algo de la gloria de Dios (la shekinah en el AT, que
acompañaba al pueblo de Israel), pero es además una referencia a las palabras
de Jesús, que declaraban que Él volvería en una nube con gran poder y gloria
(Lucas 21,27). Entonces, su separación es temporal; será así, hasta que la
tarea esté cumplida. Los discípulos, al ver que Jesús asciende a los cielos,
siguen pensando en Él, y, aún, no se convencen de esta separación. Todo este
sentir por parte de los apóstoles, es cortado abruptamente por dos ángeles,
quienes se aparecen para corregir los pensamientos de los discípulos. El
mensaje de estos ángeles es como una última nota de su Señor que desaparecía de
sus ojos; los discípulos debían aunar esfuerzos en la tarea que tienen por
delante en esta tierra, sabiendo que su Señor pronto regresaría de la misma
manera en que se había ido.
* Debemos cumplir, a
través del poder del Espíritu Santo, nuestra tarea en todo el mundo, hasta que
Cristo venga.
3. (1,12-14) Los discípulos volvieron a Jerusalén.
En esta sencilla frase se enfatiza la obediencia de los discípulos hacia
Jesús. Aguardan en la ciudad el cumplimiento de la promesa de Jesús. Lucas dice
en su evangelio, que los discípulos regresaron gozosos a Jerusalén (Lc.24,52).
La promesa les da una esperanza viva, les asegura que el Señor va a cumplir su
palabra. Esta esperanza, sin embargo, promueve una perseverante oración y ruego
en unidad. La oración motiva el anhelo del cumplimiento de la promesa y une a
los creyentes en un deseo común. La comunión de los santos tiene su origen en
el hecho de que todos proceden del mismo Dios,
Sirven al mismo Salvador y son
Guiados por el mismo Espíritu;
además
Confían en la misma promesa y
Ejecutan la misma tarea. Esta
perseverante unidad en la oración, no sólo involucraba a los once discípulos,
sino a muchos más, de entre los cuales se cuenta la participación de las
mujeres que amaban al Señor y la familia de Jesús. Para los judíos no era una
común que las mujeres también participaran en sus reuniones de oraciones,
¡pero la fe une al hombre y a la mujer en dirección a Cristo!
* Dios trino nos une en
la fe, en la oración y en la esperanza de su promesa. ¿Oramos en comunión,
pidiendo que el Espíritu obre en nosotros para la extensión del Reino de Dios?
4. (1,15-26) En este pasaje encontramos a la
primera iglesia, completando el número de los apóstoles. Lucas menciona que
estaban reunidos en el aposento alto 120 hermanos. En la tradición de los
judíos, 120 personas era el mínimo requerido para formar una nueva comunidad.
El número 120 también es un múltiplo de 12, así que este grupo representa el
nuevo pueblo de Dios, incluyendo las 12 tribus de Israel y las naciones.
La esperanza en el derramamiento del Espíritu Santo
por medio de la oración, incluía también la organización del cuerpo de Cristo,
la iglesia, para que cuando el Espíritu viniera
Todos los apóstoles pudieran
cumplir su tarea. Ahora, por la muerte de Judas, los apóstoles entienden que
hay un lugar apostólico vacante.
Pedro ve en la muerte de Judas el cumplimiento de
las Escrituras (Salmo 69,25 y 109,8). Los Salmos hablan del sufrimiento de los
justos, lo cual encuentra su clímax en la vida de Jesús hasta su muerte. Ahora,
sin embargo, las Escrituras también deben cumplirse en cuanto a las palabras:
"Tome otro su oficio". Jesús había escogido a 12 discípulos; aquellos
serán los primeros en predicar acerca del Salvador, el Rey.
Pedro menciona ante la asamblea de hermanos dos
requisitos para ser apóstol:
a. Debe ser una persona en calidad de testigo
ocular, desde el principio (el bautismo de Juan) hasta la ascensión del Señor.
b. Una persona que testifique acerca de la resurrección
de Jesús.
Este último requisito nos dice lo importante que
era la resurrección de Jesús, ya que a través de ella Él mostró que su
pretensión de ser Hijo de Dios era la más absoluta verdad.
Los hermanos allí reunidos designan a dos
candidatos. Dios mismo elige a uno: Matías. Sólo el Señor conoce el corazón
para saber quién es la persona más adecuada para cumplir su tarea.
* La oración incluye
nuestra preocupación por una buena organización de la iglesia para cumplir la
tarea de entregar el evangelio.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. El Señor no ha concluido
su obra en esta tierra; Él continúa obrando por medio de su Espíritu en los
creyentes.
Lucas, el escritor de Hechos, se refiere a la obra
de Jesús como lo que Él comenzó a hacer y a enseñar. Sin duda alguna, la obra
salvífica de Jesús es única y realizada una vez para siempre; pero la enseñanza
y la práctica de la Palabra de Dios sigue siendo una realidad por medio de los
creyentes que han recibido en el Espíritu Santo.
1b. El bautismo del
Espíritu Santo no es el resultado de una búsqueda espiritual, sino el
cumplimiento de la promesa del Padre.
Es necesario aclarar este aspecto para no hacer del
bautismo del Espíritu una mera experiencia mística, que se alcanza luego de un
proceso de búsqueda espiritual intensa. El Señor Jesús prohibió a sus
discípulos irse de Jerusalén hasta que recibieran la promesa del Padre; así que
ellos obedecieron al mandato del Señor, quedándose en Jerusalén. En el libro de
los Hechos ser bautizados con el Espíritu Santo es una realidad que tiene que
ver con la capacitación que el creyente recibe para predicar con eficacia el
evangelio.
(Compare también la síntesis aplicativa del cap. 2,
punto 1).
2a. La iglesia no debe
esperar ver en forma inmediata la realización plena del reino de Dios sobre
esta tierra; esto es algo que compete al designio de Dios.
Los discípulos de Jesús preguntan si la
restauración de Israel como cabeza de las naciones sería muy pronto una
realidad visible. Jesús no rechaza la pregunta, mas bien Jesús orienta a sus
discípulos para que miren cuál es el propósito de Dios para el tiempo presente.
Es verdad que el gobierno del Señor ya ha comenzado, pero éste, durante el
actual tiempo, se extiende primeramente a los corazones de los seres humanos.
2b. La iglesia recibe
poder por medio del Espíritu Santo para testificar con seguridad y eficacia de
la verdad de Jesús.
El poder que Jesús ofrece a través de su Espíritu,
nada tiene que ver con ejecuciones sobrenaturales como algunos creen; es más
bien la capacitación para predicar con plena convicción de la vida y obra de Jesús.
Además, es el Espíritu Santo quien mediante su poder hace posible que la
predicación del evangelio halle fe en los corazones. Sin la presencia del
Espíritu nadie se convertiría verdaderamente a Dios, ni tampoco sería posible
el nuevo nacimiento ni la santificación de vida.
2c. La partida de Jesús
al cielo, de ninguna manera es un desconsuelo; ella inaugura el tiempo de
predicación hasta cuando Jesús regrese.
El que Jesús fuese desapareciendo de la vista de
sus discípulos, debió haber significado para ellos un momento de mucha
tristeza, pero son los ángeles quienes enfatizan que la partida de Jesús trae
también su regreso. La iglesia aunque no vea a Jesús en forma física, sí tiene
su presencia por medio del Espíritu Santo. Mas llegará el momento cuando Jesús
retorne de la misma manera en que se fue al cielo; lo hará en gloria y
majestad, siendo visible para todos.
3a. La esperanza de
saber que Dios cumplirá su Palabra debe unirnos en una oración perseverante y
humilde.
Luego de la ascensión de Jesús, los discípulos se
dirigen a Jerusalén en obediencia al mandato del Señor. De todos los reunidos,
se nos dice que "perseveraban unánimes en oración y ruego". Es
notable ver que aunque el bautismo del Espíritu Santo es una promesa, no
obstante, ella estimula el compañerismo de los creyentes. Podemos decir que los
creyentes no se unen en oración para recibir el bautismo del Espíritu, sino más
bien porque recibirán el bautismo del Espíritu Santo.
3b. La plenitud del
Espíritu sobre los creyentes no anula en absoluto la organización de la
iglesia.
Es un grave error decir que la iglesia no necesita
organización, puesto que ella sólo tiene una cabeza que es Cristo. Esto es
verdad, pero la espiritualidad de los creyentes también abarca ese aspecto que
tiene que ver con el gobierno de la iglesia. El Espíritu se podrá mover más
efectivamente allí en donde existen roles plenamente establecidos para cada
hermano.
Hechos 2
La fiesta de Pentecostés
Lucas habla en este capítulo de la fiesta de
Pentecostés. ¿Cuál es su significado? La palabra Pentecostés significa
literalmente, "el quincuagésimo", es decir, el quincuagésimo día
después de Pascua. Pentecostés tiene varios significados:
a. Es la fiesta del
cumplimiento de la promesa del Señor acerca de su venida a nuestra tierra. Pentecostés
es la tercera venida de Dios. Primeramente en la creación, luego en la venida
de su Hijo, y ahora en su venida por el Espíritu Santo. Así Dios mismo viene
para morar en su pueblo.
b. Es la fiesta de la
cosecha. Así como la Pascua está relacionada con la cosecha, así también
Pentecostés. La Pascua describe el principio de la cosecha; el Pentecostés, el
final de ella. Ahora se inaugura la cosecha de todos los pueblos; los tres mil
convertidos en este día son la prueba y principio de esto.
c. Como la Pascua está
relacionada con un hecho de la historia de Israel, el éxodo de Egipto, así el
Pentecostés en la tradición judía intertestamentaria está relacionado con la
entrega de las leyes en el monte Sinaí. Por lo tanto, las señales que acompañan
la venida del Espíritu Santo hay que entenderlas, en primer lugar, como una
manifestación de la presencia de Dios, tal como ocurrió en el monte Sinaí. En
Hebreos 12,18 se menciona también el fuego y la tempestad como señales que
acompañaron a la revelación de Dios. Dios mismo era quien venía.
d. Pentecostés es también
la celebración del pacto en el monte Sinaí, la venida del reino de Dios, no
solamente en medio de Israel, sino en toda la tierra. Las señales también
quieren hablarnos del poder de Dios (el estruendo como de un viento fuerte),
que va a conquistar esta tierra; y el fuego, nos habla de la obra purificadora
del Espíritu Santo en este mundo por medio de la predicación. Por esta razón
oímos también hablar en otras lenguas, para que todos conozcan las maravillas
del Señor.
* Pentecostés es la
tercera venida de Dios; es la venida del Espíritu Santo sobre la iglesia de
Jesucristo, para establecer el reino de gracia y obediencia.
1. (2,1-12) En el día de Pentecostés todos están
reunidos, probablemente en el aposento alto que se menciona en 1,13. `Todos' se
refiere a los mencionados en 1,13 o a los 120 de 1,15. Por lo menos, los 12
deben haber estado incluidos en este grupo de creyentes. Todos están juntos,
pues la promesa de Jesús ha despertado la misma esperanza en ellos. Tres veces
Lucas emplea, de una u otra forma, una palabra que significa llenar o cumplir:
"Cuando llegó el día de Pentecostés...(v.1)"; "y de
repente vino un estruendo recio...el cual
Llenó toda la
casa...(v.2)"; "y fueron todos
Llenos del Espíritu Santo
(v.4)". Dios actúa cumpliendo su promesa y haciendo que su iglesia sea
capacitada para cumplir su tarea.
La llegada del Espíritu Santo se manifiesta
mediante viento y llamas como de fuego. El Espíritu llegó de pronto en señales
que muestran la presencia de Dios en medio de su pueblo. Toda la casa se llena
de un viento recio, y llamas se asentaron sobre cada uno de ellos, siendo así,
todos llenos con el Espíritu Santo. La característica de la venida del Espíritu
es hacer que aquellas personas comiencen a hablar en otras lenguas. Esta señal
tiene dos sentidos: el Espíritu glorifica a Cristo; por eso leemos en el v.11,
que hablan de las maravillas de Dios (lo que Dios hizo a través de Jesucristo);
por otro lado se refiere al comienzo del cumplimiento de la gran comisión.
Hablar en otras lenguas, entonces, significa que el evangelio se predicará a
todas las naciones.
Las señales provocan la atención de la gente en
Jerusalén. Eso es también lo que Dios quiere: su ofensiva va a empezar para
conquistar toda la tierra. Esta ofensiva comienza, según el v.5, con el pueblo
judío, el pueblo de Dios. Empero, ellos representan, al mismo tiempo, todas la
naciones del mundo, como nos muestran también los versículos 9 y 10. Comenzando
en el oeste, Lucas nos enumera los lugares de procedencia de la gente: del
oeste por Asia Menor hasta Africa del Norte. También Lucas habla sobre varones
piadosos que no son judíos, pero que ingresaron a la fe judía; ellos serán los
primeros gentiles que van a aceptar al Salvador y Rey Jesús.
Lo que llama enormemente la atención de la gente,
es que hombres tan sencillos hablen en el idioma de cada uno de ellos. Aquí
estamos ante un milagro, el hablar en otras lenguas. Lo más probable es que
este hablar en lenguas no sea el mismo don de lenguas que Pablo menciona en 1
de Corintios c.14, lenguas que se presentan como ininteligibles, es decir sin
comprensión. Aunque este hablar en lenguas no es predicación sino alabanza,
igual muestra que Dios quiere hablar a todos. Ellos hablan acerca de las
maravillas del Señor, los hechos de Dios relativos a la salvación por la
muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús.
* El Espíritu Santo trae
unión; el orgullo, como en Babel, (Gén. 11 confusión.
2. (2,13-36) El hablar en éxtasis del espíritu
causa también burla. Pedro responde a esta burla con una predicación sobre Joel
2, 28-32. Lo que está sucediendo no es ebriedad, sino el cumplimiento de la
promesa dada por el profeta Joel. Dios realiza su promesa. El sermón que Pedro
hablara en el día de Pentecostés, no se refiere tanto al Espíritu Santo mismo,
sino a la obra del Señor Jesús, quien hizo milagros, murió, resucitó, ascendió
y derramó el Espíritu Santo. Pedro habla de:
- la vida y del ministerio de Jesús (22)
- de su muerte (23)
- de su resurrección (24-32)
- de su exaltación (33-36)
Los puntos más destacados de la predicación de
Pedro son:
a. Desde el principio de su vida Jesús tuvo la
aprobación de su Padre, lo cual sus milagros (nótese que Lucas emplea 3
palabras diferentes para ello) claramente atestiguaban.
b. Sin embargo, no sólo en la vida de Jesús su veía
la manos de Dios (22: "que Dios hizo por medio de él"), también en
todos los aspectos de su ministerio se hizo visible el actuar de Dios (23:
"entregado por el determinado y anticipado conocimiento de Dios"; 24:
"al cual Dios levantó"; 32: "A este Jesús resucitó Dios";
33: "exaltado por la diestra de Dios"; 36: "Dios le ha hecho
Señor y Cristo"). La razón por la cual Pedro hace tanto hincapié en esto,
es para mostrar la terrible equivocación del pueblo de Israel, pues en general
pensaba que Dios estaba en contra de Jesús.
c. Su resurrección fue la
clara prueba de que Dios actuó por medio de Él, incluso cuando Jesús fue
crucificado. La muerte no pudo retener a Jesús en la tumba.
d. Lo que sucedió con Jesús
esta apoyado por el testimonio de las Escrituras. Pedro muestra estas cosas a
la luz de los Salmos 16 y 110, que profetizan de la resurrección y la
exaltación del Hijo de David, el Mesías (vv.25-31 y 33-35). No hay entonces base
alguna para seguir persistiendo en incredulidad.
e. Lo que sucede ahora, el
derramamiento del Espíritu Santo, es el cumplimiento de la promesa dada a Jesús
como recompensa a su obra.
f. Pedro termina su predicación con una fuerte
acusación hacia su pueblo y una firme afirmación de la aprobación de la obra de
Jesús: "A este Jesús a quienes vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho
(= declarado) Señor y Cristo (Mesías)".
* Dios actuó por medio
de Jesucristo y lo hizo Señor y Cristo. Toda nuestra salvación depende de Él.
¿Le damos la reverencia debida?
3. (2,37-47) El `resultado' es grande: el Espíritu
hace que las palabras de Pedro sean muy eficaces. Muchos creen enteramente a lo
que Pedro (Dios mismo) ha dicho; se sienten muy culpables (la palabra original
presupone un fuerte dolor en el corazón) y le preguntan a los apóstoles qué han
de hacer. Ahora Pedro puede explicarles el evangelio. ¡Lo que fue un error
gravísimo (la crucifixión) es el camino que conduce a la salvación! La muerte
de Jesús es la base del perdón de los pecados. A través de la conversión (en
primer lugar, cambiar de pensamiento acerca de Jesús) recibirán una doble
bendición: el perdón y el Espíritu Santo, por quien reciben el conocimiento
completo del verdadero significado de la persona y obra de Jesucristo.
No sólo para ellos es la promesa; lo es también
para sus hijos y para todos los que están lejos (los gentiles), para todos los
que serán llamados por el Señor. El Espíritu obró tan fuertemente en aquel día,
que se añadieron tres mil personas. Esta primera iglesia de Cristo tuvo las
siguientes características:
a. Era una comunidad que
quería aprender.
Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles
(2,42).
b. Era una comunidad que
mostraba amor.
La comunión ejercitada por el amor (4,32); posesión
común (2,44); la comida común (2,42), y muy probablemente por la santa cena
frecuente (2,46) y por la oración común (2,47). Era una comunión tanto con Dios
como con los demás.
c. Era una comunidad
atractiva y evangelizadora.
El versículo 43 habla del temor que los de afuera
tenían y el 47 del favor por la vida de la primera iglesia que se caracterizaba
por la alegría y la santidad. La predicación de los apóstoles y la vida
atractiva de la iglesia fue el motivo de crecimiento.
Dios bendijo esta iglesia añadiendo cada día nuevos
creyentes.
* ¿Cuál es la
característica de su iglesia? ¿Somos una iglesia, simplemente para estar
orgullosos?
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. El bautismo del
Espíritu Santo (1,5) no es una `segunda bendición' después de la conversión,
sino el privilegio de todos los creyentes (ver v.38).
No olvidemos que el Espíritu no había sido
derramado, lo cual, cuando ocurre, obedece a un momento específico de la
historia.
Este bautismo es el don de Cristo para toda su Iglesia
a fin de que ésta sea llena del poder y tenga la convicción para predicar la
Palabra del Señor sin miedo (Hechos 4,31). Incluye también el gozo en el Señor
(Hechos 13,51). Por medio del Espíritu Santo, el Señor Jesucristo está presente
en la iglesia y en cada creyente. Él compensa la ausencia de Jesús.
1b. Pentecostés es el
cumplimiento de la promesa del Señor; es el comienzo de una gran cosecha de
almas, e inaugura el obrar de Dios en la vida de los creyentes.
El día de Pentecostés tiene un significado
fundamental para la iglesia; en ese día ella fue capacitada por el Espíritu
para ser testigo de la muerte y resurrección de Jesús. En Pentecostés, Dios
cumplió su promesa de su eterno morar en los hombres. Ahora la ley no sería
escrita en tablas de piedra, sino en el corazón. Desde ese día el Señor ha
comenzado la gran cosecha de redimidos por su sangre, la que concluirá cuando
el retorne a la tierra.
1c. El milagro de hablar
en lenguas en el día de Pentecostés tiene su propósito: hablar de las maravillas
de Dios.
El viento y el fuego son manifestaciones
sorprendentes que nos hablan de la presencia casi tangible de Dios en medio de
su pueblo. Esta presencia descendió sobre los creyentes quienes fueron llenos
del Espíritu Santo, comenzando a hablar todos en otras lenguas conforme el
Espíritu les daba que hablasen. Notamos que las lenguas sirven aquí como un
instrumento para proclamar las maravillas de Dios (lo que Él hizo por medio de
Jesucristo, sus hechos salvíficos); son lenguas inteligibles (se pueden
entender) para los oyentes. Pero este milagro, por maravilloso que sea, no
ocupa el lugar de la predicación. Sólo la exposición de la Palabra de Dios
llevará a los hombres a la fe en Jesucristo.
a. El Espíritu da luz y
sabiduría para poder comprender las Escrituras, y prueba que Jesús, pese a su
muerte, es el Mesías e Hijo de Dios.
Esto se hizo claramente manifiesto en Pentecostés,
cuando Pedro alza su voz y comienza a anunciar a Jesús como el Mesías, delante
de quien todos deben postrarse, porque Él es el Señor. Fue el Espíritu Santo
que hizo que Pedro recibiera la iluminación para poder interpretar las
Escrituras y el cumplimiento de ellas en la persona de Jesús, el Cristo.
Nosotros también recibimos la ayuda del Espíritu Santo para llegar a tener un
conocimiento más pleno de la persona y obra de Jesús.
2b. El mismo Jesús
rechazado y crucificado por los hombres, es el mismo que Dios ha exaltado como
Señor y Cristo.
Antes de que Pedro comenzase a predicar, la idea de
la muerte de Jesús era tan sólo el fin de un hombre cualquiera; pero ahora, las
palabras de Pedro (que son las palabras del Espíritu Santo) confrontan a la
gente con un grave delito: ellos crucificaron al Cristo. Sin embargo, la
crucifixión no fue el término de Jesús, sino el principio de su gloria como
Señor y Cristo. Él ahora está a la diestra de Dios el Padre, lugar desde donde
dirige los pasos de su iglesia, fortaleciéndola para predicar y soportar las
oposiciones que vendrán. Desde aquel lugar un día vendrá a buscar lo que es
suyo: su iglesia.
3a. El Espíritu Santo
convence a los oyentes de pecado, sobre todo el de incredulidad en relación a
Jesús.
Por otro lado, obra la fe en los corazones para
aceptar verdaderamente la salvación. Es por esta razón que Jesús les mandó que
esperasen la promesa del Padre, ya que sin ella sería imposible la conversión
de las personas.
3b. El Espíritu da vida
nueva a la iglesia, para ser una iglesia viva, llena de comunión, oración y
voluntad para escuchar la palabra de Dios.
Él efectúa la extensión de la iglesia por la
predicación y un estilo de vida completamente nuevo. Estas son dos cosas que
nunca debieran divorciarse en nuestra identidad cristiana. La predicación sin
un estilo de vida que la apoye no puede producir frutos para la gloria de Dios.
Una iglesia es atrayente cuando ella practica lo que predica, y vive en el gozo
de Jesús muerto y resucitado.
Hechos 3
1. (3,1-10) El milagro
"Muchas maravillas y señales eran hechas por
los apóstoles", dice el cap. 2,43. El presente pasaje nos muestra un
ejemplo de estas maravillas. Es notable apreciar cuán importante es el nombre
de Jesús en este relato: nueve veces se menciona su nombre. Decir, "en el
nombre de Jesús" es hablar de la misma actuación del Señor Jesucristo
entre los hombres, en su manifestación y poder.
Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, a
las tres de la tarde. La primera iglesia mantenía en un principio las horas de
la oración estipuladas dentro de la liturgia judía. Pedro y Juan pasan cerca de
un hombre que desde su nacimiento era cojo; a éste ponían cada día a la puerta
del templo que se llamaba `la Hermosa', probablemente la puerta Nicanor, que
conducía al templo por el atrio de las mujeres. Este inválido todos los días
estaba pidiendo limosnas. Cuando Pedro y Juan pasaron cerca de él, éste les
pidió limosnas, mas los apóstoles le pidieron que los mirara. Esta palabra es
importante, porque la esperanza, a estas alturas, era algo que le faltaba a
este hombre. Dios, a través de sus siervos, quiere despertar la esperanza para
que la gente espere grandes cosas de Él. Ahora el enfermo les miró atentamente,
esperando algo de ellos. Pedro y Juan, ya sea por pobreza o por obediencia a la
palabra de Jesús (Lc. 9,3), no llevan dinero. Pero tienen algo más: pueden
sanar, mas no por su propio poder, sino por el poder de Jesús. Usando las
mismas palabras que Jesús empleaba, Pedro dice: "Levántate y anda".
Son palabras dichas con autoridad, la autoridad del Hijo de Dios.
Inmediatamente, el enfermo se levantó y saltó. El resultado de esta sanidad fue
la alabanza al Señor.
* El Señor Jesús sanó al
enfermo para obrar en el pueblo y así ser glorificado.
2. (3,11-26) La
predicación
Después del milagro, el hombre que ha sido sanado
aparece en el templo, y muchos de los del pueblo se asombraron porque reconocieron
que éste era el que se sentaba a pedir limosna. Aquí Pedro aprovecha la
oportunidad para explicar al pueblo que no fue él quien le sanó, sino Jesús el
Mesías. Su aclaración se transforma en una predicación y aplicación de la
palabra de Dios. Analizando el mensaje de Pedro notamos lo siguiente:
a. El comienza refiriéndose al Dios del pacto con
Israel: el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de la historia de la
salvación. Este mismo Dios actúa en Jesucristo. En otras palabras: el Dios de
los patriarcas no está en contra de Jesús, sino todo lo contrario: Él está
obrando por medio de Jesús, ya que Él glorificó a su Hijo (a través de la
resurrección y la ascensión).
b. Pedro muestra, con mucha elocuencia, el
contraste entre lo que hizo el pueblo y la acción de Dios: el pueblo entregó y
negó a Jesús delante de Pilato. El rol de Pilato aquí es positivo, no porque no
haya cometido un gran error, sino porque él dijo claramente que Jesús era
inocente. Este fue el gran pecado del pueblo: matar al Justo y al Santo; esto
significa que sacrificó a Jesús quien era completamente dedicado a la voluntad
de su Padre. Por ende, era una decisión completamente equivocada, ya que se dio
preferencia al que quitó la vida (Barrabás) negando al Autor de la vida, ¡al que
quiere dar vida eterna!
c. Pedro repite el contraste: Dios lo resucitó.
Significa que el pueblo, pensando servir a Dios, actuó no solamente contra
Jesús, sino también contra Dios. Los apóstoles están seguros de lo que dicen,
puesto que son testigos oculares de la resurrección de Jesús.
d. Por el poder de Él, este enfermo recibió una
sanidad total. Esto es una expresión de la voluntad del Señor: la restauración
completa del hombre. Esta sanidad es por la fe, mientras que la fe, a su vez,
es obrada por Jesús. Esto implica que la fe es un don del mismo Dios, y no una
obra del hombre. Por eso la fe verdadera es una fe firme, ya que viene del
Espíritu.
e. Ahora empieza una aplicación más directa.
Generosamente Pedro dice que Israel cometió su pecado por ignorancia, aunque
tal ignorancia no lo exime de culpabilidad, puesto que los profetas ya
mencionaban lo que el Mesías tenía que sufrir; sufrimiento provocado por el
mismo pueblo (véase por ejemplo Isaías 53,3).
f. Por lo tanto, Israel debe arrepentirse, es decir:
operar un cambio completo en su mente acerca de Jesús; deben abandonar el falso
pensamiento que tenían de un Jesús que engañaba a la gente y creer que Él es
verdaderamente el Mesías, su Salvador. Pedro también hace uso de la palabra
"convertirse". Esta palabra tiene un matiz de diferencia con la
palabra arrepentirse: la conversión es un movimiento, es volverse al Dios vivo,
abandonando el camino malo. Por medio de este arrepentimiento y esta conversión
el pueblo recibirá el perdón de Jesucristo.
g. Así (arrepintiéndose de sus pecados) vendrán
tiempos de refrigerio. Es mejor pensar en el último tiempo, cuando el Señor
Jesús regrese, y no en un milenio (período de 1000 años). Tiempos de refrigerio
son tiempos de alivio, cuando concluyan los momentos de sufrimiento y pecado.
El versículo 21 nos dice que fue necesario que el cielo (Dios) recibiera a
Jesús. La palabra "necesario" (tal como en los evangelios, comp.
Lucas 24,46) apunta al plan y la voluntad de Dios, a fin de que exista la
oportunidad para Israel y los gentiles de convertirse al Señor. Este período
dura hasta que vengan los tiempos en los cuales empieza la restauración de toda
la creación: el nuevo cielo y la nueva tierra.
h. Pedro apela, con palabras de Moisés, a la
conciencia del pueblo. Moisés en Deuteronomio 18 habló acerca del profeta que
vendrá, el Mesías. Es muy necesario escuchar y obedecer a este profeta, pues de
lo contrario la persona que no lo haga será desarraigada del pueblo israelita.
Al aplicar estas palabras a Jesús, Pedro advierte al pueblo para que no
continúe rechazando a Jesús. Así que no sólo Moisés, sino también todos los
profetas hablaron acerca de Él.
i. Pedro apela también al pacto de Dios con Israel.
La promesa (cumplida por Jesús) está destinada, en primer lugar, para ellos.
Las bendiciones son para todas la generaciones, pero primeramente para Israel.
Jesús resucitó para bendecirles. Esta bendición consiste en convertir al pueblo
de su maldad, restaurando así la relación con Dios.
En esta predicación encontramos las mismas
características contenidas en la predicación de Pentecostés, con la salvedad
que Pedro ahora da más énfasis al pacto de Dios con Israel, con el propósito de
apelar fuertemente a la responsabilidad de la nación frente a su Dios.
* Pertenecer al pueblo
de Dios, el pueblo del pacto, implica una gran responsabilidad.
¿Cuánto más como
creyentes de los gentiles, injertados en el olivo Israel?
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Usando como
instrumentos a sus apóstoles, Jesús hizo un milagro, mostrando de esta manera
la grandeza de su reino, a fin de despertar la fe en su persona.
a. Los milagros manifiestan el poder del Cristo
exaltado. Él revela su poder para la extensión de su reino.
b. Por medio de los milagros se pone en evidencia
algo del mismo reino: la restauración completa del hombre.
c. Los milagros deben ser seguidos por la
predicación del evangelio. Pedro utiliza este milagro para predicar el
evangelio. La meta no es el milagro en sí, sino despertar la fe en Jesús como
Mesías y Señor exaltado.
Conocida es la historia de Tomas de Aquino y el
papa Inocentius II. El papa contó mucho dinero y dijo: "No podemos decir:
no tengo plata ni oro", a lo que Tomás respondió: "Sí, pero tampoco
podemos decir: Levántate y anda". Es la soberanía de Dios la que nos da
señales de su reino. Para nosotros es importante vivir siempre llenos del
Espíritu Santo.
2a. Siempre tenemos que
respetar el orden de "la historia de la salvación".
Israel es el primer pueblo llamado por Dios para
compartir las bendiciones de Abraham; después lo son los creyentes entre los
gentiles. Una muestra de respeto por este orden se evidencia en la constante
oración por el pueblo del pacto: Israel.
2b. La salud física es
muy importante, no obstante, la mayor bendición es la salvación.
Ella es gratuita, conseguida por la obra vicaria de
Jesucristo. Por otra parte, Dios pide que nos convirtamos de nuestra maldad, y
así vivir en armonía con Él a través del perdón de los pecados.
2c. La conversión es
tanto un mandato (v.19), como un don del Señor Jesucristo por medio su Espíritu
(v.26).
Dios apela a nuestra responsabilidad para que
podamos responder a su exigencia. Por otro lado, Él conoce la corrupción de
nuestro corazón que nos conduce por el mal camino. En su infinita gracia, Él
mismo quiere obrar lo que nos demanda. Esto, en el fondo, aumenta nuestra
responsabilidad. Si no nos convertimos, no es culpa de Dios. ¿Le hemos
suplicado que obre en nuestras vidas?
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