sábado, 21 de abril de 2012

¿SIEMPRE ESTÁ DIOS A NUESTRO LADO MIENTRAS SUFRIMOS?


                                                                         Buenos aires, 10 de abril 2012

 ¿SIEMPRE ESTÁ DIOS A NUESTRO LADO MIENTRAS SUFRIMOS?

 Pr Lic. Guillermo Sebastián Olivera

 Éxodo 2:23 -25 Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.
Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.

 INTRODUCCION

Esta es la pregunta que golpea nuestra  mente mientras transitamos o pasamos por el oscuro e interminable valle de la aflicción. Por cuanto el mundo ha sido nuestro  escenario de dolor, no han sido pocas las veces que he tenido en la mente, o en el silencio de mi corazón o aun en voz audible, he realizado este desesperado reclamo. Para muchos es inconcebible el “silencio” de Dios frente al clamor humano, para mí también lo ha sido en este tiempo de aflicción. Hay personas que han asumido una actitud de rebeldía pasiva o activa, dando lugar al endurecimiento del corazón, porque no ven ninguna actuación divina para detener el sufrimiento y calmar el dolor. Pero, ¿es esto del todo cierto? ¿Es Dios indiferente a nuestra condición de dolor, dificultad y miseria? ¿Le importa a Él si sufro o no? La manera cómo Dios se ha movido en la historia, buscando al hombre en su condición perdida hasta llenarlo con sus bienes eternos, nos muestra cuánto le importa a Dios el dolor humano.

¿Dios está conmigo en mi dolor? ¿Está conmigo en mi aflicción? ¿Está conmigo en mi necesidad?  ¿Dónde está Dios mientras sufro? Está con siempre conmigo; nunca me ha dejado.  Por otro lado, si comparo  mi sufrimiento con el de Él, tengo que concluir que  nadie ha sufrido más que nuestro Padre celestial. Ninguno ha pagado un mayor precio por enfrentar el pecado como lo ha hecho Dios. Nadie se ha entristecido más  por el dolor de una raza descarriada como nuestro Dios. ¿Quién puede comparar el sufrimiento con Aquel que pagó por nuestro pecado en el cuerpo crucificado de su propio Hijo? ¡Alguien puede explicar eso! Nadie ha sufrido más que Aquel que, cuando abrió los brazos y murió, nos mostró cuánto nos amaba. ¿Dónde está Dios cuando sufrimos? Está allí, donde siempre ha estado. Es verdad que a veces pareciera que Él se desentendiera del sufrimiento, o incluso que lo permitiera, como se ve en el caso de Job y del apóstol Pablo, pero de acuerdo a los resultados, esa es la manera como Dios trabaja en el carácter  y cómo puede usar el sufrimiento para bendecirnos más abundantemente.  De modo, pues, que  el sufrimiento no le es  indiferente. En el presente pasaje tenemos a un Dios que se hace presente cuando su pueblo está pasando por la más dura prueba de esclavitud. Hay una serie de verbos que nos muestran la actividad de Dios para indicarnos dónde está Él mientras su pueblo sufre.

La continua preocupación de Dios (2:23-25)

Aunque no conociéramos la historia de Moisés; podríamos sospechar que algo importante esta por suceder. Éxodo 2:23- 25 provee evidencias para esta afirmación. En lo profundo de su opresión, los israelitas gemían y clamaban a Dios por ayuda. Los versículos 24 y 25 describen las acciones de Dios: Dios oyó; El recordó; Dios los miró; Dios conoció su condición. Éxodo 2:23-25 muestra el contraste entre la profunda necesidad de los israelitas y la profunda preocupación de Dios por su pueblo. Precisamente cuando las cosas se miraban muy mal para los hebreos y toda esperanza parecía perdida, algo estaba por suceder. Dios iba a intervenir a favor de su pueblo.

 Conclusión

No importa que sea lo que estemos careciendo o sufriendo en estos momentos, como hijos de Dios, tenemos la seguridad de que Dios está obrando en medio de nuestras más grandes tormentas. Así como Dios no se había olvidado del pueblo hebreo en su cautiverio en Egipto, Dios tampoco se ha olvidado de nosotros. Cuando menos lo esperemos, Dios se manifestará en nuestras más difíciles situaciones para darnos la victoria. Sin embargo, en medio del sufrimiento y la necesidad, Dios nos está preparando para servirle mejor. El pueblo de Dios tiene que tomar decisiones en respuesta a su llamado. Dios llamó a Moisés para un ministerio único, pero Dios preparó a Moisés para ese ministerio en formas extraordinarias. Sin embargo, Moisés tuvo que decidirse por el llamado de Dios, y disponerse a recibir la preparación de Dios. Al final, Moisés tuvo que moverse a través de las puertas abiertas de oportunidad que estaban delante de él. Lo mismo sucede para nosotros hoy en día, Dios abre puertas de oportunidad, pero también tenemos que movernos a través de ellas.

No hay comentarios: