Todo
el evangelio se centra en este versículo. El amor de Dios no es estático ni
egoísta, sino que se extiende y atrae a otros a sí. Dios establece aquí el
verdadero molde del amor, la base de toda relación de amor. Si uno ama a
alguien profundamente, está dispuesto a darle amor a cualquier precio. Dios
pagó, con la vida de su Hijo, el más alto precio que se puede pagar. Jesús
aceptó nuestro castigo, pagó el precio de nuestros pecados, y luego nos ofreció
una nueva vida que nos compró con su muerte. Cuando predicamos el evangelio a
otros, nuestro amor debe de ser como el suyo, y estar dispuestos a renunciar a
nuestra comodidad y seguridad para que otros reciban el amor de Dios como
nosotros.
El amor que Dios ha mostrado hacia tu persona es infinitamente inmenso e incomprensible, porque "aunque nosotros todavía éramos pecadores, Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros." Romanos 5:8 (TLA)
Recuerda lo que dijo Jesús: "Dios amó tanto
a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que
todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16
"El verdadero amor no consiste en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que
nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio." 1 Juan 4.10
Por eso el apóstol Pablo escribió: "Yo
estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida, ni la
muerte, ni los ángeles, ni los espíritus, ni lo presente, ni lo futuro, ni los
poderes del cielo, ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada,
absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por
medio de nuestro Señor Jesucristo" Romanos 8:38-39
Mar 12:30,33 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el
principal mandamiento.
Entonces el escriba le
dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de
él;
Y el amarle con todo el
corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas,
y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y
sacrificios.
Las leyes de Dios no son
onerosas ni en número ni en detalle. Todas pueden reducirse a dos reglas
simples para la vida: amar a Dios y amar al prójimo. Estos mandamientos vienen
del Antiguo Testamento . Cuando amamos a Dios
por entero y nos interesamos en nuestro prójimo como nos interesamos en
nosotros mismos, cumplimos el propósito de los Diez Mandamientos y de las demás
leyes del Antiguo Testamento. De acuerdo con Jesús, estas dos reglas resumen
toda la Ley de Dios. Dejemos que regulen nuestros pensamientos, nuestras decisiones
y nuestras acciones. Cuando no estemos seguros sobre qué hacer, preguntémonos
cuál curso de acción demuestra mejor el amor a Dios y el amor al prójimo.
Este hombre captó el
propósito de la Ley de Dios como a menudo se enfatiza en el Antiguo Testamento:
el amor sincero es mejor que el cumplimiento externo y que la verdadera
obediencia proviene del amor. Debido a que todo el Antiguo Testamento nos guía
a Cristo, el próximo paso fue la fe en Jesús mismo y ese era el más difícil.
En respuesta a tan grande amor, Jesús nos pide que
amemos a Dios con todo nuestro ser: "Ámalo
con todo tu corazón; es decir, con todo lo que piensas, con todo lo que eres y
con todo lo que vales". Y el segundo mandamiento en importancia es: "Ama
a tu prójimo como te amas a ti mismo". Ningún otro mandamiento es más
importante que estos dos. Debemos amar a Dios con todo nuestro ser, y amar a
los demás como nos amamos a nosotros mismos. Estos mandamientos son más
importantes que cumplir todos los ritos y deberes religiosos." Marcos
12.30-33
El apóstol Juan escribió lo siguiente: "Hijos
míos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos los unos a los
otros. Nadie ha visto nunca a Dios, pero si nos amamos unos a otros, Dios vive
en nosotros y también su amor estará en nosotros." 1 Juan 4:10-12
"Amados hijos míos, debemos amarnos unos a
otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y
conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor." 1 Juan 4:7-8
Como dice una canción muy popular: "el amor de
Dios es maravilloso". Lo disfrutamos día a día al leer Su Palabra, al
tener intimidad con Él y al conocerlo más. Pero hay algo que muchas veces
olvidamos, Guillermo: compartir el amor que nos fue regalado.
Termino con las palabras de Jesús: "Y esto
es lo que les mando: que se amen unos a otros, así como yo los amo a ustedes.
Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos. Ustedes son mis
amigos, si hacen lo que les mando. Esto les ordeno: Que se amen unos a
otros." Juan 15:12-14; 17
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