CAPÍTULO
III
LOS
PROBLEMAS DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO.
Introducción
al módulo.
Los cristianos del siglo XXI, que
damos por sentadas las grandes doctrinas de la fe, no siempre somos conscientes
de la larga lucha por la que tuvieron que pasar nuestros antepasados en los
caminos del Señor, para dejarnos la herencia maravillosa de nuestra doctrina y
vida cristianas. El pensamiento y la práctica de la Iglesia fue madurando con
el correr del tiempo, a medida que los creyentes fueron desplegando y formulando
gradualmente la doctrina del Nuevo Testamento, conforme comprendían la
revelación divina en su Palabra y la aplicaban a sus circunstancias históricas.
El desarrollo del pensamiento cristiano y su expresión doctrinal fue un largo
proceso lógico-cronológico. Fue un proceso lógico pues las doctrinas se fueron
desarrollando las unas a partir de las otras, y este proceso es cronológico,
puesto que esto ocurrió a lo largo del tiempo.
En el deseo de predicar y vivir su
fe en un lenguaje claro y comprensible, la Iglesia se vio forzada a definirse
en torno a diversos problemas, y para ello, tuvo que reflexionar sobre su fe.
Fuerzas hostiles, que la atacaron desde afuera, y filosofías sutiles, que la
minaron desde adentro, obligaron a los cristianos a defender lo que entendían
era la ortodoxia doctrinal y ética.
Esto se dio ya desde una etapa bien temprana de su historia, incluso antes de
que el Nuevo Testamento se hubiese terminado de componer o se hubiese cerrado
el canon de las Escrituras.
El ideal cristiano de una iglesia
inclusiva y una, pronto se vio amenazado por las fuerzas disolventes de la
división. La misma noche en que Jesús oró por la unidad de su iglesia los
discípulos estuvieron discutiendo sobre quién de ellos sería el primero, y uno
de los doce se retiró para traicionar al Maestro. Aun en la primera generación
de cristianos, la Iglesia se vio desgarrada por las disensiones. Los documentos
neotestamentarios ofrecen numerosos testimonios de esta desgracia. Antes de
terminar el primer siglo ya eran numerosos los motivos de discordia y las
ocasiones de división, que echaban por tierra con el ideal de una Iglesia
unida. El historiador contemporáneo Latourette, en su historia del cristianismo
señala con referencia a este fracaso de la Iglesia por concretar el ideal de su
unidad:
En este
contraste entre lo ideal y lo real en la iglesia, tenemos otro ejemplo de
las aparentes paradojas que son tan familiares en las enseñanzas de Jesús
y en el Nuevo Testamento en general. Es el de establecer la perfección
como la meta hacia la cual los cristianos deben esforzarse, meta para
ellos mismos y para todos los hombres, parangonada por el franco
reconocimiento del grado al cual el cumplimiento deja de llegar a la meta.
(Latourette, Kenneth Scott, Historia
|
En esta lección procuraremos considerar algunos de los
problemas más importantes a los que el cristianismo de los
primeros siglos tuvo que
confrontar.
A. El problema de las Escrituras: Marción y el Nuevo Testamento
Los primeros cristianos fueron
judíos, y por supuesto, su Biblia era el Antiguo Testamento en la versión de
los Sesenta o Septuaginta (LXX).
Para mediados del segundo siglo la situación había cambiado. Ahora la mayoría
de los cristianos era gentil, y bien los más educados leían el Antiguo
Testamento en griego, comenzaban a leer otros libros. Las cartas de Pablo se
leían en las iglesias caseras (1 Ts. 5.27), y se pasaban de una congregación a
otra (Col. 4.16), hasta que llegaron a ser consideradas como "Escritura"
(2 P. 3.16). Los evangelios, también llamados "Memorias de los
apóstoles", eran leídos como "Escritura" junto con los
"Profetas". También se leían otros escritos cristianos, como las
cartas de Clemente de Roma a los Corintios, la Epístola de Bernabé, las Epístolas
de Ignacio, El Pastor de Hermas, la Epístola de Policarpo a los Filipenses, la
Didaché o Doctrina de los Doce Apóstoles.
Todos estos escritos fueron
producidos por los "Padres Apostólicos", es decir, personas que se
suponían tuvieron un contacto más o menos directo con los apóstoles. En su gran
mayoría reflejan un cristianismo puro. En el período posterior a los apóstoles
las iglesias tuvieron que decidir cuáles de todos estos escritos iban a ser
incluidos en su lista ("canon") de libros sagrados. La tarea no fue
fácil.
1.
Marción y su herejía: Uno de los que intervino
en esta selección fue Marción (c. 160 d.C.), un comerciante rico que llegó a
Roma en el año 140, y que es conocido como hereje. ¿Qué hizo para merecer este
título? Era un gran admirador de Pablo (según él, el único que entendió la
enseñanza de Jesús), pero tenía dificultades para aceptar el Antiguo
Testamento, ya que pensaba contradecía las Escrituras cristianas (especialmente
a Pablo). Pero fue todavía más allá: se consideraba el único intérprete de los
escritos paulinos. Según él, Pablo había liberado a los cristianos de la Ley de
Moisés, de las Escrituras judías y del Dios de esas Escrituras, un Dios que
gobierna sobre el mundo material que creó con todas sus imperfecciones, y que no
actúa por otro motivo que no sea la justicia. Para Marción éste no es el Dios
de los cristianos. El Dios verdadero está en los cielos, es espíritu puro y
sólo actúa por amor. Por predicar estas enseñanzas, el obispo de Roma excomulgó
a Marción y éste reunió a sus seguidores y se estableció en la ciudad capital,
desde donde esparció su doctrina a Galia, Africa y Mesopotamia.
Habiendo
"liberado" a sus seguidores de las Escrituras judías, Marción compuso
su propia "Biblia", que
incluía: 10 epístolas paulinas (excluía
1 y 2 Timoteo y Tito), y un solo evangelio (Lucas), pero corregido a su gusto.
Tertuliano dice de él: "Marción
enseña la Biblia no con su pluma, sino con su cortaplumas, cortando todo lo que
no concuerda con sus propias
ideas." Las iglesias marcionitas persistieron durante 150 años más.
2. Respuestas del
cristianismo a las enseñanzas de Marción: Frente al desafío de Marción, las iglesias tuvieron que
decidir cuáles libros debían ser incluidos en las Escrituras cristianas y
cuáles no. La condición establecida para incluir un libro en la lista era que
su autor debía ser un apóstol, ya sea en forma directa o indirecta (como en el
caso de Marcos y Lucas). De los 27
libros actuales en el Nuevo Testamento, sólo se incluían 24, ya que 2° Pedro, Hebreos y Santiago eran
discutidos. La fijación del canon (del gr., "regla" o "lista" de libros) comenzó en
occidente, pero su influencia se esparció por todas partes.
Una inscripción china que registra el arribo
del cristianismo a este país en el año 635, dice: "Las Escrituras han quedado establecidas en veintisiete libros." De
un extremo al otro mundo, todos los cristianos reconocían un solo canon
neotestamentario hacia fines de este período. En razón de esta cristalización
temprana del canon, los cristianos se libraron de tener en su Biblia escritos
de poco valor o libros heréticos y dañinos. En definitiva, Marción hizo más
bien que daño al desarrollo del cristianismo.
B.
El problema del credo: los gnósticos y la Regla de fe.
Así como Marción procuró separar al
cristianismo de sus orígenes judíos, en el segundo siglo hubo otros que
quisieron liberarlo de sus "pequeños comienzos". Querían relacionar
al cristianismo con las ideas corrientes de aquel entonces sobre el mundo, los
seres humanos y Dios. Estas ideas provenían de la filosofía griega, de las
religiones orientales (hinduísmo, budismo, zoroastrismo), e incluso de
prácticas como la astrología y la magia. Este movimiento se denominó gnosticismo,
porque sus seguidores decían que poseían un conocimiento especial de Dios y del
mundo que los demás no tenían (del gr. gnosis,
"conocimiento"). Sus ideas principales eran:
1.
El mundo está hecho
de materia, que es mala, y está gobernado desde los siete planetas por poderes
que no son buenos. A su vez, el mundo y los planetas son gobernados por el
Creador (el Jehová del Antiguo Testamento), un dios inferior, que cometió su
mayor error al crear a los seres humanos.
2.
Los hombres están
compuestos de cuerpo y mente, pero en algunos hay también una chispa de espíritu,
que está encarcelado en el cuerpo material.
3.
Dios, el verdadero Dios, es espíritu puro, y vive con otros seres
espirituales en un reino de espíritu y luz, lejos de nuestro oscuro mundo
material. Jesús, que es inferior a Dios, es enviado por éste al mundo para
liberar a los espíritus encarcelados. Jesús parecía tener un cuerpo material y
necesidades materiales, pero esto sólo eran apariencias ya que también es
espíritu puro. Por eso, no podía sufrir ni morir. Jesús salva trayendo el
conocimiento del reino espiritual y de cómo retornar a él. Esto incluye
contraseñas mágicas, que después de la muerte permiten a los espíritus de las
personas llegar hasta el alejado reino espiritual donde está Dios, pasando sin
peligro de las amenazas de los poderes planetarios y del Creador.
Por supuesto, este conocimiento no
era para todos sino sólo para los "espirituales", es decir, aquellos
que habían recibido la gnosis o "conocimiento". Por eso se
autotitulaban "gnósticos".
Frente a la atractiva enseñanza de
los gnósticos, los cristianos se vieron forzados a definir con claridad su
propia fe. El Nuevo Testamento mismo presenta la reacción cristiana ante la
amenaza de la herejía gnóstica (1 Co. 2.6; Col. 2.8-10; 1 Jn. 1.1-3; 2.22;
4.2-3; Ap. 2.6, 15). Antes de ser bautizado, todo creyente debía repetir ante
la congregación una confesión de fe,
que resumía algunas de las verdades centrales de la doctrina cristiana (1 Co.
12.3; Ro. 10.9; 1 Jn. 4.15). Según Tertuliano, este credo básico era la Regla de fe o Símbolo de la fe como también se
lo llamaba.
La regla de la fe precisamente es una, sola,
inmutable e incambiable, con la cual se cree: En Dios único y omnipotente,
creador del mundo; y en Jesucristo, que nació de la Virgen María, fue
crucificado bajo Poncio Pilato, resucitado al tercer día de entre los
muertos, que subió resucitado a los cielos, que está sentado ahora a la
diestra de Dios Padre, que ha de volver a juzgar a vivos y muertos; y que
han de resucitar todos, buenos y malos, para asistir en el juicio
final."
Tertuliano,
De Velandis Virginibus, 1.
|
Ireneo (130-200 d.C.), otro padre apostólico, registró una confesión similar:
La
Iglesia... ha recibido de los Apóstoles y de sus discípilos, esta fe:
En un
Dios, el Padre todopoderoso, que hizo los cielos y la tierra, los mares y
todas las cosas que en ellos hay; y en Cristo Jesús, el Hijo de Dios, que
se encarnó para nuestra salvación, en su nacimiento de una virgen, en su
pasión, resurrección de los muertos, ascensión al cielo, y en su futura
manifestación en gloria; ... y en el Espíritu Santo.
|
El gnosticismo también obligó a los
cristianos a formular la doctrina cristiana en forma sistemática, destacándose
en esta tarea Clemente de Alejandría (150-216) y Orígenes (185-254). Este
último escribió comentarios bíblicos, compiló textos de las Escrituras en
varios idiomas, defendió la fe cristiana de los ataques intelectuales del
paganismo, produjo diversos escritos devocionales y preparó la primer teología
sistemática.
Otra influencia del gnosticismo fue
que puso en movimiento ideas y métodos de argumentación que tuvieron gran
repercusión sobre el cristianismo. Según ellos, su autoridad provenía de un
conocimiento secreto que les había sido transmitido por tradición. En respuesta
a esto, los cristianos afirmaban que también ellos tenían una tradición dada
por Jesús a sus apóstoles y transmitida por éstos a sus seguidores. De esta
manera el movimiento gnóstico llevó a una veneración de la tradición, que llegó
a valorarse tanto como la misma palabra de Dios en cuestiones de fe y práctica.
Esto fue de influencia negativa al cristianismo.
Finalmente, el énfasis gnóstico
sobre la pecaminosidad de la materia y la indignidad del cuerpo preparó el
camino para el ascetismo y el
monasticismo dentro del cristianismo.
LOS PADRES DE
LA IGLESIA
|
||
Siglo
I (años c. 95 – 150 d.C).
Padres
apostólicos: Llevan este nombre los autores
de los escritos cristianos más antiguos. Se creía que sus autores tuvieron
contacto directo con los apóstoles.
Los propósitos: Los propósitos
de estos escritos tenían que ver con la “edificación
de la iglesia primitiva.”
|
||
IGLESIA DEL
OESTE
|
IGLESIA DEL
ESTE
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|
EDIFICACIÓN DEL CRISTIANISMO
|
Clemente de Roma: escribió a los corintios exhortando a
guardar la paz y evitar las divisiones
|
Policarpo de Esmirna: escribió a los filipenses. Este documento
da a conocer cómo los cristianos entendían el martirio.
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|
Epístola de Bernabé: es una exhortación para seguir el camino de
la vida.
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|
Epístola de Diogneto: es una bella defensa del cristianismo
frente a las acusaciones que eran como objeto.
|
||
Papias de Hierápolis: fue un obispo que se dedicaba a recopilar
“dichos del Señor” que circulaban en su época.
|
||
El Pastor de Hermas: es una serie de visiones, parábolas y
mandamientos que tratan acerca de la firmeza de la fe...
|
||
Didaché: doctrina o enseñanza de los doce apóstoles, un manual de cómo seguir
la vida cristiana y respecto a la comunión y bautismo cristiano.
|
Los siguientes recuadros nos
ayudarán a mantener una idea global
respecto a las diferentes épocas, énfasis y respuestas ofrecidas a los
problemas del cristianismo por los padres de la iglesia:
LOS PADRES DE
LA IGLESIA
|
||
Siglo II
(años 120-220 d.C.)
Apologistas: Término
que designa a cierto número de escritores, quienes pertenecieron a un período
histórico en que la iglesia estaba
enfrentando una hostilidad que iba en aumento en cada aspecto de la vida
pública. La persona de Cristo era la dificultad mayor que enfrentaban frente
a los paganos. Sus características fueron:
·
Fueron hombres convertidos del paganismo al cristianismo.
·
Confrontaban las persecuciones externas al cristianismo.
·
Utilizaban básicamente los escritos del Antiguo Testamento para su
apología.
·
Defendían o expresaban la fe cristiana.
·
Utilizaban literatura apologética o dialógica.
Los propósitos: Los propósitos de estos escritos tenían que ver básicamente con la “defensa
al cristianismo.”
|
||
IGLESIA DEL
OESTE
|
IGLESIA DEL
ESTE
|
|
EXPLICACIÓN
DEL CRISTIANISMO
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Tertuliano de
Cartago: sus obras escritas revelan la
preocupación y apologías cristianas del momento que refutaban a las herejías
gnósticas.
|
Aristides de
Atenas: escribió tratados apologéticos
en las cuales demuestra que los
cristianos tienen el entendimiento más completo de la naturaleza de Dios.
|
|
Justino
Mártir: argumentaba en una de sus
apologías que la enseñanza de Cristo y de los profetas es ella la sola
verdadera y más antigua de todos los escritos. Además, el cristianismo era la
revelación suprema de la verdad, porque Cristo era la encarnación de la
plenitud.
|
|
Taciano: en su “Discurso a los griegos”
escribió una apología sin tolerancia a las culturas griegas. Taciano, a diferencia de Justino, sentía escarnio y
desdén por la filosofía griega.
|
||
Atenágoras: refutaba las calumnias y en
nombre de los cristianos reclamaba los derechos como ciudadanos iguales.
|
||
Teófilo: en su obra “Apología” trató de
demostrar la superioridad de la
revelación cristiana sobre la mitología pagana.
|
LOS
PADRES DE LA IGLESIA
|
|||
Siglo
III (años 180-250 d.C.)
Polemistas:
Término que designa a los
escritores o escuelas cristianas de este período quienes luchaban contra las
falsas doctrinas. Sus características fueron:
·
Eran hombres provenientes y criados en una cultura
cristiana.
·
Confrontaban las herejías internas.
·
Utilizaban básicamente el Nuevo Testamento.
·
Atacaban las ideas y doctrinas heréticas.
·
Utilizaban literatura polémica o
controversial.
Propósitos:
luchar contra falsas
doctrinas
|
|||
ESCUELA
DE ROMA
|
ESCUELA
DE ALEJANDRIA
|
ESCUELA
DE ANTIOQUIA
|
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REFUTACIÓN DE FALSAS DOCTRINAS
|
Énfasis: acercamiento práctico
|
Énfasis: acercamiento alegórico-especulativo
|
Énfasis: acercamiento histórico – gramatical
|
Irineo versus gnósticos: I. Dedicó
cinco libros a la detención y contradicción de la falsamente llamada ciencia
(gnosis).
|
Panteno: mantenía una metodología de
interpretación alegórica. Conocido como el jefe de la Escuela de Alejandría.
|
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|
Tertuliano vs. Praxeas:escribió varias
apologías, contra los herejes, Marción, pero su trabajo contra P. Es la más
avanzada exposición de la doctrina Trinitaria.
|
Clemente de
Alejandría: afirmaba que la fe en Cristo da
a los hombres la verdadera gnosis, que conduce a la libertad del pecado, la
justicia e inmortalidad
|
|
|
Cipriano y episcopado: su rígida
correlación entre la iglesia y el episcopado constituyen un duro legado de pensamiento y acción religiosa.
|
Orígenes: fue un eficaz apologista.
Formuló una declaración sistemática de fe y comentarios de la Biblia. La más
conocida es – Hexapla: edición del A.T. Otra obra De Principüs: obra de
teología sistemática.
|
|
LOS
PADRES DE LA IGLESIA
|
|
Siglo IV (años 325-460 d.C.)
Teólogos: Se designa
a los Padres de la Iglesia, orientales y occidentales, quienes sentaron las
bases de la teología cristiana.
El propósito: A diferencia de otros períodos, los
teólogos “trataban de establecer la
sana doctrina.”
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|
DEFINICIÓN DE LA DOCTRINA
CRISTIANA
|
Jerónimo: traductor de la Biblia al
Latín (lengua común de entonces), en este sentido esta traducción se denomina
“la Vulgata”. La misma se llevó a cabo para remediar la confusión de textos
bíblicos latinos reinantes. Su versión también es importante por ser el
modelo de traducir a partir de lenguas originales.
|
Crisóstomo: predicador que se distinguía
por sus sermones bíblicos que valieron el nombre de “boca de oro”. Fue el más
distinguido de los predicadores de la patrística griega por su aplicación
moral, espiritual de exégesis literal. Su estilo sencillo, era directo, íntegro
y seria enseñanza sobre las costumbres cristianas.
|
|
Atanasio: fue defensor máximo de la ortodoxia
cristiana, frente al arrianismo (los arrianos enseñaban que Cristo era un ser
subordinado, inferior a Dios Padre). Atanasio
en su doctrina “homoousios”
afirmaba que las Escrituras enseñan la eterna calidad de Hijo del
Logos, en la creación, redención de la humanidad por Dios en Cristo.
|
|
Basilio de Cesarea: contribuyó al cristianismo incipiente en
varias maneras: a) introdujo el sistema de vida en comunidad a los ascetas
del momento; b) aplicaba el Evangelio a las necesidades sociales de su
pueblo; c) sostuvo la doctrina nicena, en contra de las ideas arrianas.
|
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Ambrosio de Milán: fue obispo de Milán,
se destacó como maestro y predicador: de la fe, el Espíritu Santo y el
magisterio para refutar la herejía.
|
|
Teodoro de Mopsuestia: exegeta y teólogo de Antioquía, conocido
por su teología más bíblica y menos filosófica. Su contribución creativa fue
a la cristología y defensa de la divinidad del Espíritu Santo en refutación
del apolinarismo.
|
|
Agustín de Hipona: teólogo, el más
grande de los Padres latinos y su influencia eclipsó no sólo los mil años
siguientes, sino en todas las épocas a partir de entonces. Entres sus obras
escritas se destaca: “la Ciudad de Dios”, una especie de interpretación
teológica en forma escatológica, a través de las enmarañadas fortunas
terrenales de dos ciudades, ambas originadas por amores en conflicto.
|
C. El problema
de la ética: Montano, Novaciano y Donato.
Hubo tres movimientos en los
primeros siglos, que si bien fueron diferentes, guardan cierta relación. Se
caracterizaron por su lucha contra el aflojamiento de las pautas éticas y por
su insistencia en un ministerio moralmente calificado. Los tres movimientos se
opusieron a que personas que habían negado su fe o entregado sus Biblias
durante la persecución pudiesen recibir o administrar los sacramentos. Los creadores y líderes de estos movimientos fueron:
1.
Montano: Hacia el año 156, este recién convertido de Frigia (Asia Menor),
estando en trance recibió varios mensajes del Señor, entre los cuales uno decía
que Cristo volvería pronto y reinaría en la Nueva Jerusalén (Ap. 21.2), que se
establecería en Pepusa, un pueblo de aquel país. Pronto se le unieron dos
profetizas -Priscila y Maximilia- que también pasaban por trances y eran
"inspiradas". Para algunos, estaban poseídos por el demonio; para
muchos, eran verdaderos cristianos al estilo de los del primer siglo; para Eusebio,
eran falsos profetas.
Sus
enseñanzas se centraban en torno a dos puntos fundamentales:
a)
Enfasis sobre el Espíritu
Santo y los dones carismáticos. Se acusaba a Montano de pretender ser el
Espíritu Santo y que sus palabras tenían el mismo valor que las de la Biblia.
En realidad, había un fuerte énfasis sobre el don de profecía. Esto era
demasiado para el cristianismo ya institucionalizado de aquel entonces.
b)
Enfasis sobre la conducta.
Eran muy estrictos en la disciplina, los ayunos y las ofrendas. No se
comprometían con el paganismo ni escapaban a la persecución. Su creencia en el
inmediato retorno de Cristo los llevó a separarse del mundo y a buscar el
sufrimiento como camino de perfeccionamiento y a prohibir el casamiento.
Fue el alto código moral de los
montanistas lo que provocó la oposición de muchos, pero atrajo a Tertuliano en
el 207 y lo ganó para este movimiento. A pesar de la persecución y el rechazo,
el montanismo continuó su obra en oriente hasta mucho después de la aceptación
del cristianismo por parte del gobierno imperial. Su influencia sobre el
cristianismo tuvo una vigencia todavía mayor:
a)
Ejerció una influencia
purificadora, especialmente sobre el clero.
b)
Distinguió por primera vez
entre pecados mortales (que no tienen perdón) y pecados veniales (que pueden
ser perdonados).
c)
Preparó el camino para el
movimiento monástico al insistir en la separación del mundo y una vida
ascética.
2.
Novaciano (- ¿ 270 d.C.): Fue un destacado teólogo de Roma, que en el año 251
se opuso a la designación de Cornelio como obispo de esta ciudad, por
considerarlo indigno de tal puesto ya que favorecía la restauración de los que
habían huído de la persecución, entregado las Escrituras o negado su fe. La
posición opositora de Novaciano se fue tornando cada vez más rígida, hasta que
comenzó un cisma que se prolongó hasta el siglo VII. Los novacianos fundaron
iglesias disidentes y estrictas en casi todo el Imperio, especialmente en el
norte de Africa y en Asia Menor, donde se le unieron muchos montanistas.
3.
Donato el Grande (- ¿ c. 355): Fue elegido obispo de Cartago en el año 313 por un
partido estricto que acusaba al obispo anterior, Cecilio, de haber sido
ordenado por alguien que no estaba en condiciones de hacerlo, dado que bajo la
persecución de Diocleciano había entregado las Escrituras para ser quemadas.
Los donatistas enseñaban que si un obispo, por cualquier razón, era indigno o
había sido ordenado por alguien que lo era, su ministerio carecía de validez y
los sacramentos perdían su efecto salvador y de gracia si él los administraba.
Además, creían que ellos representaban la verdadera sucesión episcopal, y por
lo tanto, eran los únicos que estaban en condiciones de administrar los
sacramentos con efectividad.
D.
El problema de la eclesiología: Clemente, Ignacio y Cipriano.
Desde un período muy temprano surgieron las
distinciones entre las iglesias y sus sedes episcopales. Pero los factores que contribuyeron a la
supremacía del obispado de Roma pueden considerarse a través de los siguientes conceptos:
1.
Una supuesta fundamentación
bíblica: Las pretensiones del obispo de Roma
descansaban sobre la afirmación de que Pedro había recibido autoridad sobre
toda la Iglesia de parte de Jesús mismo. En base a Mt. 16.17-19, se argumentaba
que Pedro tenía el primado, i.e. el primer lugar, entre todos los obispos
cristianos, por ser la roca sobre la cual el Señor edificaba su Iglesia. Este
argumento fue sostenido por primera vez por León I, quien bien puede ser
considerado como el primer papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
2.
El argumento de la
sucesión apostólica: La enseñanza de que los
apóstoles transmitieron su autoridad a sus sucesores llevó a la conclusión de
que la autoridad suprema de Pedro había sido perpetuada en los obispos de Roma,
que lo sucedieron en su ministerio allí.
3.
El martirio de Pedro y
Pablo en Roma: Con el surgimiento de la veneración de los
mártires, Roma ganó un prestigio especial como el lugar de las muertes de dos
de los apóstoles principales. La persecución bajo Nerón dio también a la
iglesia romana un lugar prominente en virtud de los sufrimientos padecidos por
los cristianos en aquella ciudad.
4.
La población de Roma: Como capital del Imperio Romano, la ciudad contaba con una muy
numerosa población. El número de cristianos era también importante, especialmente
hacia mediados del siglo V. El peso demográfico de Roma contribuyó a la
exaltación del obispo de esa ciudad.
5.
La capital imperial: Después del Edicto de Milán (313 d.C.), los emperadores buscaron el
consejo de los obispos de Roma, especialmente en cuestiones de carácter
religioso. Con el traslado de la capital imperial a Constantinopla, la iglesia
de Roma y su obispo quedaron como los únicos factores de poder y de ordena
social, lo cual aumentó su prestigio e influencia.
6.
Idioma y cultura: El mundo occidental de habla y cultura latina, conducido por el
obispo de Roma, resultó ser mucho más pragmático y eficiente que el mundo
oriental de cultura griega. Los intrincados dilemas teológicos que enredaban a
la iglesia en el este de habla griega, no entretuvieron a los teólogos latinos.
El latín no era tan sutil como el griego para expresar significados precisos, y
los líderes occidentales se ocuparon más de cuestiones prácticas que
especulativas.
7.
Ubicación geográfica: De las cinco sedes patriarcales (Constantinopla, Jerusalén,
Antioquía, Alejandría y Roma), sólo Roma estaba en la mitad occidental del
Imperio Romano. De este modo, el obispo de Roma pudo ejercer su autoridad, sin
competencias, sobre un territorio mayor que el de cualquier otro patriarca.
8.
Alcance misionero: Los obispos de Roma, como Gregorio I, tuvieron un interés misionero
mucho más profundo que otros patriarcas. En general, alentaron trabajos
misioneros exitosos entre las tribus bárbaras del norte, que por entonces
admiraban todo lo que fuese romano. Los patriarcas orientales fueron mucho
menos exitosos en materia evangelística y misionera. No lograron penetrar con
el testimonio cristiano el mundo persa, y más tarde, el mundo musulmán.
9.
Las invasiones bárbaras: El colapso del Imperio Romano de occidente bajo las invasiones
bárbaras dejó a la iglesia como la principal fuerza integradora de la sociedad,
tanto dentro del Imperio como entre los bárbaros cristianizados (arrianos).
10. La conquista del Islam: Con el
surgimiento del Islam y las invasiones árabes en el siglo VII, se perdieron los
territorios que controlaban las otras sedes episcopales. Antioquía, Jerusalén y
Alejandría quedaron bajo el islamismo, y Constantinopla padeció una permanente
presión y amenaza. Al no tener otras sedes que le hicieran competencia, el
obispo de Roma incrementó su autoridad y prestigio.
La sucesión apostólica fue un
proceso de desarrollo y no un hecho puntual. Este proceso de centralización institucional y de
autoridad espiritual en la figura del obispo fue lento pero persistente. Poco a
poco, los dones y ministerios que habían estado en manos de todos los
creyentes, se fueron concentrando con exclusividad en los obispos. Estos se
fueron constituyendo también en depositarios de la doctrina, la correcta
interpretación de la Biblia, el ejercicio de los carismas, la administración de
los sacramentos y el poder eclesiástico. Varios factores ayudaron a este
proceso, entre ellos, el surgimiento de las herejías, las divisiones internas,
las persecuciones y la decadencia de las estructuras políticas y sociales
dentro del Imperio Romano. No obstante, se trató de un lento proceso, que se
fue desarrollando a lo largo de los siglos y no siempre de la misma manera y
debido a las mismas razones.
En el Nuevo Testamento mismo es
posible detectar el comienzo de este proceso de institucionalización. Temprano durante el
segundo siglo, en Ignacio de Antioquía (c. 50 - 115), podemos ver la distinción
entre ancianos y obispos. Cada congregación era gobernada por un ministerio a
la cabeza del cual estaba el obispo, seguido por los ancianos y los diáconos.
Más tarde en el siglo II, Ireneo de Lyón y Tertuliano de Cartago dan testimonio
del ministerio de obispos diocesanos, gobernando sobre regiones que más o menos
se correspondían con las diócesis del Imperio Romano. Estos obispos eran
sobrevedores sobre un grupo de congregaciones en un área geográfica
determinada. A su vez, se los consideraba como los legítimos sucesores de los
apóstoles, con todo lo que ello implicaba en términos de autoridad.
Para mediados del siglo III, el
monoepiscopado estaba bien establecido y era el eje de la realidad
institucional de la iglesia. Nadie como Cipriano de Cartago (c. 195-258 d.C.) ayudó
más a fortalecer este concepto. Para este tiempo ya estaba también fijada la
idea del sacerdocio y el culto como sacrificio.
E. El problema de las controversias teológicas: los
grandes concilios.
La necesidad de reflexionar sobre su
fe fue impuesta sobre los cristianos por la oposición pagana externa y las
filosofías que internamente querían minarla. Esta batalla comenzó bien
temprano. El cristianismo comenzó con el testimonio de Jesús como el Hijo de
Dios, y la deidad de Cristo fue la base de su fe. Pero esta creencia tenía
implicaciones que debían ser explicadas y defendidas. Mientras Jesús estaba
presente en la carne con sus discípulos, éstos lo consideraron una gran
personalidad, con cualidades extraordinarias. Marcos presenta a un hombre fuera
de serie ¿”Quién es éste?", Mc. 4.41). Pero luego de la resurrección ese
hombre admirable se transformó para los discípulos en el Hijo de Dios.
Por eso, la predicación de la
iglesia primitiva fue una predicación de la resurrección, y sobre esta doctrina
se fundó el cristianismo. La doctrina cristiana más temprana surgió como un
intento por explicar la experiencia de los primeros discípulos con el Cristo
resucitado.
1.
Las primeras
controversias: Durante el período de los
comienzos del cristianismo (hasta el año 100), la literatura del canon del
Nuevo Testamento todavía no estaba organizada. Las iglesias utilizaban el
Antiguo Testamento y con él fundamentaban sus creencias. De todos modos, las
iglesias crecían sin mayores problemas doctrinales y conservaban con pureza la
enseñanza apostólica. Pablo fue quien más hizo por establecer la creencia
cristiana según debía ser enseñada (i.e., "doctrina"). La
formulación doctrinal fue parte de su vida activa y el corazón de su tarea
misionera. Las doctrinas capitales de su predicación, en el orden en que las
enseñaba, fueron: a) hay un solo Dios verdadero (1 Ts. 1.9; Hch. 14.15); b)
Jesús es el Hijo de Dios (1 Ts. 1.10), que resucitó y es el Salvador.
2.
Los problemas doctrinales:
Fue en torno a la segunda doctrina donde se
presentaron los primeros problemas. La primera cristología (doctrina de Cristo) era mesiánica, es decir, Jesús era
el Mesías de las esperanzas judías. Pero pronto se planteó el problema de
interpretación entre el Cristo que los discípulos conocieron en su vida
terrenal y el Cristo resucitado y ascendido. No era difícil pensar en un Cristo
sufriente, pero ese Cristo había sido glorificado en la resurrección. La
cristología de Pablo resuelve esta oposición combinando conceptos hebreos y
gentiles, y en sus cartas el apóstol habla del siervo sufriente y exaltado.
3.
Otro problema doctrinal: Otro problema fue el de los judaizantes que insistían en que los
cristianos debían guardar toda la Ley de Moisés. En respuesta a éstos, Pablo
escribió Gálatas y Romanos, donde expone acerca de Jesús y de cómo salva,
desarrollando la doctrina de la salvación por gracia mediante la fe. Ante dudas
respecto a la vida después de la muerte, Pablo escribió 1 Corintios, donde
considera el tema de la resurrección del cuerpo.
4.
Las herejías o partidos: A partir del segundo siglo aparecen las primeras herejías ("partidos") entre las que se pueden mencionar
las siguientes:
a)
Ebionitas (herejía judía), que fueron continuadores de los judaizantes.
Confesaban a Jesús como el Mesías, incluso algunos como el más grande de los
profetas, pero no reconocían su divinidad y exigían la observancia estricta de
la Ley. Esta herejía continuó por largo tiempo ya que Jerónimo (c. 340-420)a
comienzos del siglo V habla de ellos.
b)
Docetistas (herejía gentil), que aparecieron a fines del período
neotestamentario. Consideraban a Dios como remoto y no interesado en el mundo.
Si Jesús estaba identificado con Dios, entonces no sufrió en la cruz, porque
Dios no puede sufrir. Además, no tuvo hambre, no se enojó, ni puede haber
tenido un cuerpo, porque la materia es imperfecta. Para ellos el Jesús humano
era como un fantasma. No podían pensar de otra manera ya que partían del
concepto griego de Dios como trascendente e impasible, un Dios remoto y
demasiado puro como para contaminarse con el mundo material e imperfecto. Juan
los ataca por su negación del cuerpo de Jesús (2 Jn. 7.1 Jn. 1.1-3; 4.1-3).
Jerónimo dice: "La sangre de Cristo todavía estaba fresca en Judea, cuando
ya se decía que su cuerpo era un fantasma."
c)
Adopcionistas, que quisieron resolver el problema de la relación de Cristo con el
Padre, para evitar lo que les parecía era politeísmo (creencia en varios
dioses) y afirmar la unidad de Dios. Para ellos, sólo podía haber un solo ser
Supremo. Por eso, se los llamó "monarquianos". Hubo dos tipos de
monarquianos:
d)
Dinamistas o adopcionistas,
que enseñaban que Jesús fue un poder o una emanación de Dios, un hombre tan
bueno que Dios lo "adoptó" como su Hijo en una forma especial.
e)
Modalistas o sabelianos,
que enseñaban que las tres personas de la Trinidad no son tres existencias o
personalidades separadas, sino sólo tres modos de la existencia de una sola
personalidad divina. Sabelio () - c. 265) enseñó en Roma en el tercer siglo y gozó de amplia
popularidad. Según él, Dios desempeñó tres papeles en la historia: primero como
Padre Creador, que se reveló en las Escrituras judías; segundo, como Hijo, que
se reveló en el Jesús histórico; y, tercero, como Espíritu Santo, que es la
forma en que ahora debe ser adorado.
5.
La controversia arriana: Con la conversión de
Constantino muchos paganos se bautizaron sin ser verdaderamente convertidos, y
con ellos penetró en la Iglesia la idea pagana de Dios, que llevó a la primer
herejía seria: el arrianismo. Arrio (256-336) era un presbítero en Alejandría,
que tuvo una discusión con el obispo Alejandro () - 328) en el año
318, por causa de un sermón que éste último predicó sobre la divinidad de
Cristo, es decir, cómo podemos creer en un solo Dios y aceptar la divinidad de
Cristo. Arrio replicó diciendo que sólo Dios el Padre es eterno y verdadero.
Padre e Hijo no pueden ser iguales porque "hijo" significa que tuvo
un comienzo, es decir, hubo un momento cuando Cristo no existió. Los paganos
creían en semidioses y Arrio pensó que facilitaría la comprensión de la fe
cristiana enseñando que Dios es Dios, uno y único, y que Cristo no es ni Dios
ni hombre, sino alguien en el medio.
Arrio fue excomulgado y la
Iglesia se dividió porque la enseñanza arriana tuvo una rápida difusión. En el
año 324, Constantino, que temía ver quebrantada la unidad del cristianismo y de
su Imperio por causa de este problema doctrinal, quiso intervenir. Lo hizo
enviando a Osio (c.257-358), obispo de Córdoba, para arreglar la disputa, pero
éste fracasó; y el emperador, por recomendación suya, convocó a un concilio
general, que se reunió en Nicea en el
año 325. Trescientos dieciocho obispos se reunieron. Atanasio (296-372),
diácono del obispo de Alejandría, jugó un papel principal al definir que Cristo
es una esencia con el Padre. El arrianismo fue condenado, pero la controversia
no terminó. A veces los arrianos parecían ganar. Atanasio fue exiliado varias
veces de Alejandría, pero su posición finalmente tuvo éxito en occidente. El
Credo de Nicea niega el viejo concepto griego o gnóstico de Dios y establece la
creencia correcta en las tres personas de la Trinidad, centrando la atención
sobre la relación del Padre y el Hijo: Cristo es totalmente divino, de la misma
esencia del Padre.
Creo
en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas
las cosas, visibles e invisibles.
Y
creo en un Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, engendrado del Padre
antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios del
verdadero Dios, engendrado, no hecho, consubstancial al Padre, por quien
todas las cosas fueron hechas; quien por nosotros, los hombres, y por
nuestra salvación descendió del cielo, se encarnó por obra del Espíritu
Santo en la virgen María, y fue hecho hombre; fue también crucificado por
nosotros bajo el poder de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado; resucitó
al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo; está sentado a la
diestra del Padre y volverá nuevamente en gloria para juzgar a los vivos y
a los muertos; cuyo reino no tendrá fin.
Y
creo en el Espíritu Santo, Señor y Vivificador, quien procede del Padre y
del Hijo; quien es adorado y glorificado juntamente con el Padre y el
Hijo; quien habló por los profetas.
Creo
en una santa Iglesia Cristiana y Apostólica. Confieso un Bautismo para la
remisión de los pecados; y espero la resurrección de los muertos y la vida
en el mundo venidero. Amén.
|
EL CREDO NICENO (325
D.C.)
|
6.
La controversia sobre la
persona de Cristo: las tres escuelas:
El primer problema había sido cómo tres personas podían ser un Dios. Ahora, a
comienzos del siglo V, se discutía cómo dos naturalezas (divina y humana)
podían estar en Cristo. Había tres puntos de vista:
a)
La escuela de Antioquía: enfatizaba la realidad de la naturaleza humana y olvidaba la
divinidad de Cristo. En razón de una fuerte influencia judía, mantenía
separadas las dos naturalezas. Un destacado representante de esta escuela de
pensamiento fue Nestorio () - c. 451), que fue monje y presbítero en Antioquía y luego obispo de
Constantinopla en el año 428. Sus enemigos lo acusaron de herejía y fue
excomulgado en el Concilio de Efeso (431), porque se opuso al culto a María y
rechazó el título "Madre de Dios" como irreverente. Según él había
que separar las naturalezas: una era la naturaleza del ser humano que nació de
María, y otra la del ser divino que habitaba en él. Sus seguidores enseñaron
que en Cristo un hombre y Dios se unieron sin mezclarse, y que Cristo era
realmente dos personas: una divina y otra humana.
b)
La escuela de Alejandría: enfatizaba la divinidad de Cristo minimizando su humanidad. Uno de
los exponentes de esta línea de interpretación fue Apolinario (392),
obispo de Laodicea (360), que era sirio de nacimiento pero alejandrino de
pensamiento. Fue un hombre abnegado, estudioso y reputado como un gran erudito.
Comenzó su reflexión con la divinidad perfecta y completa de Cristo, señalando
que sólo Dios puede salvar al mundo. Si Cristo es el Salvador, entonces debe
ser divino por necesidad. Su error vino cuando quiso especificar el modo preciso
de la encarnación y afirmó que en la personalidad de Cristo no hay un espíritu
o mente humana, porque el lugar del espíritu en Cristo fue ocupado por el
Logos. Así, según él, Cristo fue Logos, cuerpo y alma. El Logos vivía una vida
divina en la carne humana. Apolinario fue condenado por varios concilios,
especialmente en el de Constantinopla, en el año 381.
Otro exponente de la
escuela alejandrina fue Eutiques (378-454), un monje anciano e ignorante
que enseñó una cristología apolinarista. Sostenía que la naturaleza humana en
Cristo había sido absorbida por la naturaleza divina, de manera tal que el
cuerpo mismo de Cristo no fue de la misma esencia que el nuestro, sino que fue
un cuerpo divino. Según él, Cristo tuvo dos naturalezas antes de la encarnación
y una sola después. Fue condenado por el Concilio de Calcedonia en el año 451,
el más grande de todos los concilios, porque terminó con la controversia
cristológica.
c)
La escuela de Roma: enfatizaba los aspectos prácticos de la vida cristiana. Los teólogos
latinos no comenzaron con la vida interior de Dios, sino con la vida humana,
pensando del ser humano como una persona pecadora y necesitada de salvación, y
preguntándose cómo podía ser perdonada. El énfasis en occidente estaba puesto
sobre el pecado y la gracia. El ser humano está ante Dios como un deudor que no
puede pagar; Cristo viene al mundo y paga la deuda. Por ser Dios, puede actuar
como mediador; por ser hombre, puede pagar la deuda; por ser tanto Dios como
hombre, puede ser el Salvador. Desde Tertuliano de Cartago hasta Agustín de
Hipona (354-430), los cristianos occidentales pensaban así. Este concepto fue
presentado por León I (390-461), obispo de Roma, a través de una carta suya
conocida como el "Tomo", que fue leída en el Concilio de Calcedonia.
La carta entusiasmó a los obispos asistentes, que se pusieron de pie y
gritaron: "(Pedro ha hablado!" Influido por esta carta, el concilio aprobó la
"Definición de Calcedonia" que, dejando de lado el cómo de la
cuestión, afirmó las dos naturalezas de Cristo (divina y humana). La Definición
no resolvió el ministerio, pero sí lo definió y aclaró, estableciendo en forma
definitiva la comprensión doble de la naturaleza de Cristo.
En el presente
recuadro el podemos sintetizar los
diferentes y grandes concilios universales, sus fechas, participantes
prominentes y resultados para el cristianismo:
CONCILIOS “UNIVERSALES” ECUMÉNICOS
|
||||
Lugar
|
Fecha
|
Emperador
|
Participantes
|
Resultados
|
Nicea
|
325
|
Constantino
|
Arrio
Eusebio de Nicomedia
Eusebio de Cesarea
Osio
Atanasio
|
Declaró al Hijo homoousios (coigual,
consubstancial y coeterno) con el Padre. Condeno a Arrio, redactó la forma
original del Credo de Nicea.
|
Constantinopla
|
381
|
Teodosio
|
Melecio de Antioquía
Gregorio Naciceno
Gregorio de Niza
|
Confirmó los resultados del concilio de Nicea.
Produjo un credo de Nicea revisado.
Terminó la controversia trinitaria.
Afirmó la deidad del Espíritu Santo.
Condenó al apolinarianismo.
|
Efeso
|
431
|
Teodosio II
|
Cirilo
Nestorio
|
Declaró herético al nestorianismo.
Aceptó por implicación la cristología alejandrina.
Caondenó a Pelagio.
|
Calcedonia
|
451
|
Marciano
|
León I
Dióscoro
Eutiques
|
Declaró las dos naturalezas de Cristo, sin mezcla,
sin cambio, indivisibles e inseparables.
Condenó al eutiquianismo.
|
Constantinopla
|
553
|
Justiniano
|
Eutiquio
|
Condenó los “Tres Capítulos” para ganar el apoyo
de los monofisitas.
Afirmó la interpretación de Cirilo de la
“Definición de Calcedonia.”
|
Constantinopla
|
680 –681
|
Constantino IV
|
|
Rechazó el monotelismo.
Condenó al papa Honorio (m. 638) como hereje.
|
Nicea
|
787
|
Constantino IV
|
|
Declaró como legítima la veneración de ínconos y
estatuas.
|
7.
La controversia pelagiana:
Agustín de Hipona versus Pelagio: Pelagio fue un monje británico muy hábil e
instruido, que se estableció en Roma hacia el año 400 y que fue seguido en sus
ideas por Celeste y Juliano. Las enseñanzas más importantes del pelagianismo
fueron:
a)
Afirmaban
que el hombre se reconcilia con Dios haciendo uso de su capacidad natural de
escoger entre el bien y el mal. Tiene poder para hacer lo bueno, decían, de
otro modo Dios no le hubiese dado la Ley para que la cumpliese. Además, no hay
nada en el hombre que lo lleve a pecar y es posible que pueda llevar una vida
sin pecado.
b)
Rechazaban el pecado
original o la inclinación pecaminosa transmitida de padres a hijos, señalando
que la caída de Adán no afectó su posteridad. Para ellos, la muerte no es una
consecuencia del pecado, sino una necesidad del organismo, y el bautismo
infantil es innecesario y la gracia divina también.
c)
Explicaban la
universalidad del pecado señalando a la naturaleza sensual, que si bien es
totalmente inocente en sí misma, es la ocasión para la tentación y el pecado.
No tuvieron un concepto de la unidad ética de la raza humana y del individuo.
d)
No creían en una gracia
divina real; no concebían la gracia como una influencia divina en el hombre.
Era una iluminación de la razón del hombre que le permitía descubrir la
voluntad de Dios de tal manera que en su propio poder podía escoger y actuar
convenientemente.
El antagonista de Pelagio fue Agustín
de Hipona, quien después de haber pasado por el maniqueísmo, el
escepticismo y el neoplatonismo tuvo una profunda experiencia de conversión
cristiana. Sus enseñanzas más importantes fueron:
a)
El hombre original era
justo, sin pecado y libre, pero podía usar su libertad en la dirección
equivocada, es decir, no podía no pecar y no morir.
b)
La caída de Adán, por su orgullo,
significó la pérdida de la libertad y pureza original. Su voluntad se tornó
mala, la mente se hizo carnal, perdió el control propio y en consecuencia la
ayuda divina.
c)
El pecado de Adán fue el
pecado de toda la raza humana. Los niños están incluidos en esta condición de
pecado y sólo se salvan si son bautizados.
d)
La restauración del hombre
pecador viene sólo por la gracia, que es absolutamente necesaria. Esta gracia
comienza con el bautismo, que quita el pecado original. La transformación
resulta de la influencia divina sobrenatural sobre la voluntad.
e)
La gracia es irresistible
y predestinadora, porque cambia el corazón del hombre para que escoja con
libertad las cosas espirituales. El hombre se convierte no porque quiere, sino
que quiere porque se convierte. Además, Dios concede a los predestinados para
la salvación el don de la perseverancia. El creyente puede caer, pero no
permanentemente, porque la gracia de Dios es irresistible.
El pelagianismo fue rechazado en el
año 412 en el Sínodo de Cartago, que excomulgó a Celeste; y luego, en el
Concilio de Efeso en el año 431. Pero esto no significó la aceptación del
agustinianismo. Lo que más se rechazaba en Agustín era su concepto de la
predestinación.
F. El problema de la mundanalidad: el movimiento
monástico.
El monasticismo, en general, puede ser considerado
como un movimiento que comenzó como protesta contra la mundanalidad imperante
en la Iglesia en los tiempos de prosperidad y tranquilidad. A mediados del
siglo tercero, algunos hombres, en Egipto y Siria, comenzaron a "abandonar
el mundo" y a vivir como ermitaños cristianos.
1.
Antonio: El movimiento se inició en Egipto con Antonio, que en el año
285, siendo muy joven, se fue al desierto a vivir solo. Con el tiempo se fueron
agregando otros, pero viviendo solos, con Antonio como padre espiritual. Cuando
el cristianismo triunfó en el Imperio Romano en el año 312, el movimiento
recibió un ímpetu extraordinario. La Iglesia ya no era perseguida y ser
cristiano ahora no sólo era más seguro sino que también estaba de moda. La
Iglesia misma se habías "mundanalizado" y muchos no eran otra cosa
que cristianos nominales. En reacción contra esta situación, algunos de los
cristianos más sinceros siguieron el camino opuesto, yéndose a la soledad del
desierto para vivir su vida cristiana. Estos "monjes del desierto" en
sus cuevas o chozas iban preparando el camino para el monasticismo posterior
donde los monjes vivían en una comunidad bajo el gobierno de un abad y
obedeciendo una regla determinada.
2.
Pacomio: Otro conocido monje egipcio fue Pacomio.
Siendo joven fue forzado a ingresar en el ejército romano. Los cristianos lo
ayudaron y al quedar libre pidió el bautismo. A él se le debe la organización
de las primeras comunidades de monjes o cenobitas (hombres "que comparten
una vida común"). Pacomio dejó una regla con instrucciones para la vida en
el monasterio. Diez años después de su muerte había diez monasterios en varias
partes de Egipto.
3.
Basilio de Cesarea: En Egipto los monjes fueron personas simples, de lengua cóptica y de
poca educación. Pero en Asia Menor tenían una mejor preparación. Uno de los
monjes más famosos de esta región fue Basilio
de Cesarea, de familia respetable de Capadocia, si bien consideraba que el
trabajo manual debía acompañar a la oración. Basilio creía que la vida en
comunidad era lo mejor y asoció la vida monacal con el servicio a los
necesitados. Su regla, formulada en el año 360, influyó mucho en los
monasterios griegos hasta el día de hoy.
4.
Efraín: En Siria el monje más famoso fue Efraín, un gran escritor.
Escribió sobre la Biblia, la doctrina, la vida cristiana y, sobre todo, es muy
conocido por sus poemas e himnos, todo esto en idioma siriaco. Algo digno de
destacar de los monjes sirios es que fueron extraordinarios misioneros. Fueron
los que llevaron adelante la expansión oriental del cristianismo, ya que fueron
monjes persas los que llegaron a China en el año 635.
5
Jerónimo: En el occidente
latino el monje más destacado fue Jerónimo, un hombre bien preparado,
que después de una seria enfermedad, tuvo una visión en la que se vio condenado
por Dios por ser más perseguidor de Cicerón que de Cristo. Entonces, abandonó
todo para hacerse monje, primero en el desierto egipcio, y desde el año 368 en
Belén. Algunas personas que pertenecían a la aristocracia romana lo siguieron,
entre ellas una mujer llamada Paula, que dirigió un monasterio para mujeres en
Palestina. Con su pluma elocuente, Jerónimo atacó la mundanalidad del clero
romano, y él mismo renunció a los honores y altos cargos eclesiásticos
prefiriendo una vida austera. Después del saqueo de Roma por los godos en el
año 410, muchos más se le unieron desesperanzados del mundo. En Belén, Jerónimo
trabajó en una cueva cercana a la del nacimiento de Jesús. Allí se dedicó a la
erudición y tradujo el Antiguo Testamento del hebreo al latín, y revisó la
versión latina del Nuevo Testamento. Esta Biblia latina es la Vulgata (que es
la versión en el idioma "vulgar"), que desde el Concilio de Trento
(1545-1563) ha sido la versión oficial de la Iglesia Católica Romana. Se puede
decir que Jerónimo, junto con Agustín, fueron los constructores del
cristianismo latino.
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