LOS ORÍGENES Y AVANCES DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO
A partir de las referencias
leídas, el alumno podrá encontrar material suficiente para una comprensión de
la historia global del movimiento cristiano. Al mismo tiempo, debemos reconocer la amplitud de
conceptos que abundan sobre esta disciplina. En este sentido, seguiremos un
criterio temático arreglando el material de la unidad bajo las siguientes
lecciones:
·
Lección
1: El cristianismo y el Imperio Romano.
·
Lección
2: El cristianismo más allá del Imperio Romano.
·
Lección
3: Los problemas del cristianismo primitivo.
El CRISTIANISMO Y El IMPERIO ROMANO.
Introducción.
Todo el Nuevo Testamento señala el
hecho del esparcimiento del cristianismo por todo el mundo como una meta que
debe cumplirse en la historia. Cada uno de los cuatro Evangelios termina con un
claro mandato, dado por Jesús, en este sentido (Mt. 28.19; Mr. 16.15; Lc.
24.47; Jn. 20.21). El libro de los Hechos de los Apóstoles tiene como propósito
narrar los acontecimientos de ese programa desde el comienzo en Jerusalén
"hasta lo último de la tierra". El resto de la literatura del Nuevo
Testamento consiste en cartas de los misioneros a las jóvenes iglesias del
mundo mediterráneo con cuya fundación estaban relacionados.
Por estos documentos sabemos que los
primeros cristianos estaban firmemente convencidos de que su religión era las
"buenas nuevas" para todos los hombres (Jn. 3.16; Lc. 24.47).
Es posible que ante esta pretensión muchos de los que oían su prédica se hayan
reído. ¿Qué valor o influencia podía tener una secta judía nacida en un rincón
tan oscuro del mundo como era Palestina?
A.
El lugar y el tiempo.
¿Tenían razón los antiguos cuando
consideraban a Palestina como un rincón del mundo? Para muchos de los antiguos
el cristianismo nació en una tierra insignificante. Un territorio pequeño y
marginal (240 por 120 kms). Celso decía:[1]
Si Dios despertara de un largo sueño y quisiera salvar a todos los
seres humanos, ¿piensas que iría a una esquina del mundo? .... Sólo un
escritor cómico diría que el Hijo de Dios fue enviado a los judíos.
|
Pero, si observamos un mapa, inmediatamente se hace
evidente que Palestina no está en un rincón sino en el centro mismo del
mundo y no hay otro territorio mejor ubicado respecto a los cinco continentes.
Podemos decir en este sentido, que
la expansión de la fe cristiana, comenzó
a partir de un país estratégicamente ubicado.
Por un lado, esta posición
estratégica de Palestina, significó una verdadera desgracia para sus
habitantes, desde la antigüedad hasta el presente. El país está encajado como
un estrecho paso entre los territorios donde se desarrollaron algunas de las
más grandes civilizaciones de la antigüedad: el Delta del río Nilo y las
cuencas de los ríos Tigris y Eúfrates. Fue, entonces, inevitable que las sucesivas
potencias rivales en estas dos áreas se propusieran adueñarse de este corredor
estratégico y procurarán conservarlo para sí. De este modo, el pequeño país se
vio condenado a ser víctima constante de las guerras entre estos grandes
dominios. Esta situación configura el trasfondo histórico de todo el Antiguo
Testamento. Pero no sólo Asia y África compitieron por Palestina, sino que
pronto se unió también Europa. El primer monarca europeo en dominar esta tierra
fue Alejandro Magno, de Macedonia (c. 330 a. de J.C.), y luego vinieron los
romanos (63 a. de J.C.). Esta era la situación cuando se inició el período del
Nuevo Testamento: Asia, África y Europa rodeaban a Palestina, que era como un
estrecho corredor entre ellas.
Por otro lado, Palestina fue algo
más que el escenario de los conflictos bélicos de los imperios de la
antigüedad. Por sobre todas las cosas, fue la tierra en que nació Jesús, el
Salvador del mundo. Fue el lugar del nacimiento del cristianismo, y en esto su
posición central adquiere una nueva importancia. Es cierto que Palestina fue el
embudo por el que pasaron las potencias de tres continentes, pero fue también
el punto de partida ideal para que el cristianismo penetrara en esos tres
continentes. Jesús había dicho: "Id...a todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén" (Lc. 24.47), y "desde Jerusalén...hasta lo último de
la tierra" (Hch. 1.8). Basta con observar En un mapa que para notar cuán
sabiamente escogió Dios a esta tierra para la realización de sus planes
redentores y para la difusión de su luz por todo el mundo.
Sin embargo, no sólo el lugar
era importante, sino también el tiempo. Palestina es central
geográficamente, y también históricamente. La historia del pueblo hebreo, según
se nos refiere en el Antiguo Testamento, da testimonio de esta verdad. Caldeos,
egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos, representantes de
tres continentes, invadieron sucesivamente esta tierra y escribieron su
historia. En el desarrollo de esa historia, Dios escogió el tiempo más propicio
para el advenimiento del Salvador. "Jesús vino...predicando el evangelio
del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido" (Mr. 1.14, 15).
Pablo usa una frase similar: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley..." (Gá. 4.4).
Ambas declaraciones indican que Dios preparó las cosas y que la preparación fue
completa.
B. Los Factores que
contribuyeron a la expansión del cristianismo.
Los cristianos que vivían en el
tiempo del primer avance rápido del cristianismo (hasta el año 250) y que
habían desempeñado un papel importante en ese avance, veían que Dios había
preparado las cosas de tres maneras:
1.
La contribución romana: Las comunicaciones romanas (por tierra y por mar), que se
extendían desde Inglaterra hasta China, fueron uno de los aspectos
sobresalientes de su contribución. En todo el mundo del Mediterráneo las
carreteras, la paz, la ley y el orden romanos animaban a la gente a viajar,
tanto por motivos de negocios como por placer, con una libertad y comodidad que
fue desconocida hasta los tiempos modernos. Los barcos en este período cruzaban
el Mediterráneo desde Gibraltar hasta Roma en siete días, y desde Roma a Alejandría
en dieciocho. El periplo hacia el lejano oriente comenzaba con un viaje hasta
el Nilo, y desde allí se iba hasta la costa occidental del Mar Rojo, para
continuar luego por vía marítima. Sin estas comunicaciones los viajes
misioneros de Pablo y otros cristianos hubiesen sido imposibles.
Además de las comunicaciones, el imperio romano contribuyó en
otras fases para la expanción del cristianismo. El
presente recuadro nos presenta una síntesis de todos los beneficios
proporcionados por el imperio al cristianismo:
BENEFICIOS
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IMPLICANCIAS PARA El CRISTIANISMO
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PAX
(Paz)
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La
paz del imperio garantizaba estabilidad y difusión de ideas.
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LEX
(Ley)
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La
ley daba seguridad a través del
derecho romano. Existía un sólo código legal que otorgaba un amplio margen de
uniformidad del imperio.
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VIA
(Comunicaciones)
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La
paz y la ley romana animaban a utilizar las diferentes vías de comunicación.
Animaban a la gente a viajar, tanto por negocios como por placer.
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REX
(Gobierno)
|
El
gobierno centralizado en Roma ofrecía cierta libertad, orden y comodidad,
cosa desconocida hasta los tiempos modernos.
Era una unidad política.
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2.
La contribución griega: Una de las contribuciones más notables del mundo griego era su
idioma. El idioma griego, que
era entendido y hablado por casi todo el mundo conocido del primer siglo. Los
hombres que recibieron la Gran Comisión eran judíos. Su idioma natal era el
arameo, pero hablaban también el griego. El griego era el idioma más utilizado
en el Mediterráneo oriental. Las Escrituras que usaron los primeros cristianos
estaban escritas en griego (la Septuaginta o Versión de los Setenta, LXX) y sus
escritos fueron redactados en este idioma, de modo que los documentos que luego
se reunieron para formar el Nuevo Testamento no necesitaron traducción. Esto
facilitó enormemente el trabajo evangelístico de los primeros creyentes y la
clara difusión de sus ideas. El griego es un idioma sumamente adecuado para
expresar con exactitud y con una riqueza que no tiene igual en otros idiomas
del mundo, las verdades contenidas en el Nuevo Testamento.
Además
del idioma, los griegos contribuyeron con su pensamiento, que magnificaba el
valor del espíritu humano y ponía gran énfasis sobre la verdad espiritual y
moral.
Por otro lado, la
filosofía y la cultura griega tuvo una gran influencia en la formación del
pensamiento occidental. Después de estudiar a los pensadores griegos muchos
abandonaban las religiones paganas y las supersticiones, y estaban preparados
para recibir una religión superior, como es el cristianismo. El amor por la
verdad llevó a muchos a encontrarse con el Dios verdadero. Respecto a la contribución de la filosofía,
Clemente de Alejandría decía[2]:
Dios
es la causa de todas las cosas. De algunas en forma directa, y de otras
indirectamente. Él es la causa del Antiguo y Nuevo Testamento. Él es la
causa indirecta de la filosofía griega. Quizás podemos decir que Dios les
dio la filosofía a los griegos hasta que El Señor pudiese llamar a los
griegos. Porque así como la ley educó a los hebreos (Gál.
|
El presente recuadro nos ayuda a mantener una
síntesis más global de la contribución griega al cristianismo:
BENEFICIOS
|
IMPLICANCIAS
PARA El CRISTIANISMO
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IDIOMA
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El
idioma griego (koine = común) era
entendido y hablado en casi todo el mundo mediterráneo. Era el más utilizado
en el comercio, cultura y también utilizado por los discípulos en el lenguaje
del N.T. Muy adecuado para trasmitir ideas.
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ESPÍRITU
|
El
espíritu griego magnificaba El valor humano proporcionándole visión,
protagonismo y emprendimiento de nuevas ideas.
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FILOSOFÍA
|
La
filosofía con su amor a la verdad preparó a muchos para el encuentro con un
Dios verdadero.
|
CULTURA
|
La
cultura promovió el arte, literatura, símbolos y valores.
|
3.
La contribución hebrea: La preparación más grande para la venida de Cristo fue la
religión hebrea. La fe y la vida del pueblo de Dios proveyó el trasfondo
inmediato para el advenimiento de Cristo y de todos sus discípulos, y aportó
instituciones como las sinagogas y el trabajo de los escribas, que fueron de
suma importancia en el primer siglo de vida del cristianismo. Al principio, el
cristianismo fue considerado como una secta del judaísmo, aunque nunca lo fue.
La Diáspora o
dispersión de los judíos había llevado a las sinagogas (gr. "casa de
reunión") a establecerse desde España hasta la India. Estrabón en su
geografía decía:[3]
Los judíos han ido a toda ciudad, y es difícil encontrar un lugar
sobre la tierra que no los haya admitido y caído bajo su
control.
|
En las sinagogas se
predicaba el monoteísmo ético y el concepto de un Dios personal. Esto atrajo a
muchos gentiles insatisfechos con la religión pagana politeísta. En muchos
casos, durante los primeros años, el núcleo de las nuevas congregaciones
cristianas estuvo constituido por los prosélitos y adherentes de las sinagogas.
Muchos de los elementos de la adoración en las sinagogas, tales como oraciones,
la lectura bíblica, exposición de las Escrituras y alabanza, prepararon el
camino para la adoración cristiana y fueron su primer modelo. Las sinagogas
fueron también los primeros centros de predicación cristiana. Pablo comenzaba
su tarea misionera en una ciudad visitando la sinagoga local y dando testimonio
de su fe en Cristo (ver Hch. 13.5, 14; 14.1; 17.1-3, 10; 18.4; etc.). A continuación
síntesis global de los elementos de la contribución hebrea al cristianismo
primitivo:
BENEFICIOS
|
IMPLICANCIAS PARA El CRISTIANISMO
|
MONOTEISMO ETICO
|
La religión hebrea fue una de las preparaciones
más grandes para la venida de Cristo. La
fe en un Dios personal y moral atraía a muchos gentiles insatisfechos
del paganismo politeísta.
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ESCRITURAS
|
Las Escrituras hebreas señalaban a Cristo y el
cumplimiento del Antiguo Pacto.
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DIASPORA
|
La dispersión de los judíos estableció una red de sinagogas en casi todo el mundo.
Las mismas constituyeron los primeros lugares de reunión para los cristianos.
|
SINAGOGAS
|
Las sinagogas constituyeron un modelo de comunidad de enseñanza y culto de adoración
a Dios.
|
Fue a través de Pablo que se abrió
la puerta del cristianismo a los gentiles. Pocos misioneros tuvieron alguna vez
tantas ventajas como tuvo Pablo. El oficial romano que lo arrestó después del
alboroto en Jerusalén (Hch. 21.33) debe haber pensado en tres Pablo en vez de
uno. El apóstol era un verdadero prototipo de su época. Primero, Pablo
le habló al oficial en griego, y le dijo que era de Tarso, una ciudad que tenía
una universidad griega (Hch. 21.37-39). Segundo, Pablo apaciguó a la
multitud hablándoles en su propia "lengua hebrea", i.e., aramea (Hch.
21.40 - 22.2), refiriéndoles de su educación hebrea en Jerusalén. Y, tercero,
aterrorizó al tribuno (que había permitido que sus soldados lo trataran
rudamente), cuando le dijo que pertenecía a una familia que tenía el privilegio
de la ciudadanía romana (Hch. 22.25-29). Pablo pertenecía a estas tres esferas
o mundos: era griego, hebreo y romano.
A pesar de la apertura del
cristianismo a los gentiles, los cristianos conservaron las Escrituras judías.
También afirmaban que todas las promesas concernientes al pueblo escogido de
Dios se habían cumplido en la Iglesia cristiana, el Nuevo Israel. Podemos
decir, entonces, que el cristianismo fue el cumplimiento del judaísmo, pero fue
más allá del judaísmo. No permaneció como una secta judía, sino que se
transformó en una fe nueva y fresca. Es esencial la comprensión del judaísmo
para un entendimiento cabal del cristianismo, pero el judaísmo no explica al
cristianismo. El cristianismo se levantó sobre los cimientos del judaísmo, pero
fue radicalmente diferente. En esta diferencia está el secreto de su vitalidad
y de su historia extraordinaria.
C.
El surgimiento de la iglesia.
Durante los dos primeros siglos
después de Cristo, los cristianos no tuvieron edificios eclesiásticos, en razón
de que no podían poseer propiedades por no tener una posición legal en el
Imperio Romano. Las congregaciones cristianas se reunían en casas de familia
donde desarrollaban su vida como comunidad de fe. Tres grandes acontecimientos
en la historia del cristianismo neotestamentario ocurrieron en una casa
de Jerusalén: la última cena de Jesús con
sus discípulos (Mr. 14.12-26); las
apariciones del Jesús resucitado a los apóstoles (Jn. 20.14-29); y la venida del Espíritu Santo (Hch. 2). Posiblemente era la casa
de Juan Marcos, el futuro autor del evangelio que lleva su nombre.
En el Nuevo
Testamento se mencionan muchas "casas" en las que se reunía la
iglesia primitiva, y se dan los nombres de sus dueños: en Filipos (Hch. 16.40);
en Corinto (Hch. 18.7); en Roma (Ro. 16.5, 14, 15); en Efeso (1 Co. 16.19); en
Laodicea (Col. 4.15); en Colosas (Fil. 1 y 2). Estas iglesias caseras fueron
características del período neotestamentario y hasta el segundo siglo. Los
primeros cristianos se sentían felices de reunirse en sus propias casas. Los
paganos tenían templos; los judíos, sinagogas; pero los cristianos eran algo
nuevos e ilegales, no tenían reconocimiento oficial y eran sospechosos. La
única propiedad privada de las primeras iglesias fueron las tumbas, y allí se
reunían, especialmente en tiempos de persecución. Fueron estas iglesias
"caseras" o sin templo (Ro. 16.5) las que expandieron el cristianismo
por todo el mundo romano y más allá también.
La vida y el ministerio de estas
iglesias eran muy simples. Lo más importante era la predicación, la Cena del
Señor y el Bautismo.
Predicación
|
Bautismo
|
Cena
Del Señor
|
No se hacía lo mismo en todas
partes, ni todo lo que se hacía estaba bien hecho. Generalmente, cuando llegaba
el momento de la Eucaristía ("acción de gracias") o Cena del Señor,
se invitaba a los que no eran bautizados a retirarse, porque ésta era sólo
"para aquellos que habían sido bautizados en el nombre del Señor" (Didaché).
El bautismo se practicó primero en
ríos, porque el agua "viva" (i.e., corriente) parecía más apropiada
que el agua "muerta" (i.e., estancada), para este acto tan simbólico.
Durante algún tiempo se instruía a los catecúmenos en cuanto a la fe y conducta
de un cristiano. Luego de ayunar y orar estaban listos para el bautismo, que
simbolizaba su abandono del paganismo por el cristianismo. El Nuevo Testamento
exhorta diciendo, "despojaos del viejo hombre" y "vestíos de
nuevo hombre" (Ef. 4.22-24; Col. 3.9, 10; etc.); también habla de los
creyentes como "muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús"
(Ro. 6.11). El bautismo simboliza todo esto en forma muy real. Los cristianos
primitivos se desnudaban totalmente antes de entrar al agua, y luego se vestían
con ropas nuevas, limpias y blancas. Generalmente, se los sumergía
completamente en el agua. El acto comenzaba con una solemne confesión de fe por
parte del catecúmeno y terminaba con la bienvenida que se le daba a la
comunidad de los creyentes y su participación en la Cena del Señor. Muy
temprano se introdujo la práctica de la aspersión o rociamiento, derramando
agua sobre la cabeza tres veces. A medida que el cristianismo se esparció a
países de climas más rigurosos esta práctica se fue haciendo cada vez más
común.
Hasta el siglo IV, el día del Señor
se observaba en algún momento entre el atardecer del sábado y la hora de
iniciar la jornada de trabajo, el domingo por la mañana. Para los cristianos
primitivos el domingo ("Día del Señor") ocupó el lugar del Sabbath
judío (Hch. 20.7; 1 Co. 16.2; Ap. 1.10).
D. La iglesia y su misión.
El comienzo del cristianismo fue muy
humilde: apenas 120 personas en una casa de Jerusalén. Realmente un comienzo
pequeño. Para el año 240, Orígenes decía que las profecías del Antiguo
Testamento se estaban cumpliendo y que el cristianismo se estaba transformando
en una religión mundial: "Con
la venida de Cristo, la tierra de Bretaña acepta la creencia en el único Dios.
Así también los moros de África. Así también todo el globo. Ahora hay iglesias
en las fronteras del mundo, y toda la tierra grita de gozo al Dios de
Israel."
1.
¿Cómo ocurrió este
extraordinario avance? ¿Quiénes fueron sus protagonistas? El libro de los
Hechos de los Apóstoles nos presenta a los primeros en asumir la
responsabilidad de llegar con el evangelio "hasta lo último de la
tierra". Lucas, el primer historiador cristiano y autor de Hechos,
describe los primeros pasos del avance del cristianismo siguiendo el bosquejo
trazado por Jesús antes de ascender a los cielos (Hch. 1.8). El cuadro que
sigue resume las tres etapas principales del ministerio o misión de los
apóstoles, según Hechos. Cuando consideramos al libro de los Hechos de los
Apóstoles en su totalidad podemos ver estas tres etapas no sólo como
movimientos de un área a otra, sino como una ampliación del alcance misionero.
El hecho más grande que narra el libro de los Hechos fue la misión a los
gentiles, encarada por el apóstol Pablo, porque esto cambió los destinos del
cristianismo, que se transformó de esta manera en una religión verdaderamente
universal o mundial. Pablo fue el instrumento que el Señor utilizó para dirigir
a la Iglesia hacia esta orientación universal de su servicio y ministerio, que
es tan característica y propia del cristianismo.
2.
Otros misioneros: Además de los apóstoles hubo muchos otros que llevaron adelante esta
misión: obispos (o pastores), evangelistas y misioneros itinerantes. Quienes
más hicieron por la rápida expansión de la fe cristiana fueron los innumerables
creyentes anónimos que viajaban predicando y estableciendo nuevas iglesias
adonde iban. La inmensa mayoría nos es desconocida, si bien a algunos pocos los
conocemos por nombre (p. ej., Aquila y Priscila, Hechos 18).
3.
La organización de la
iglesia: La organización era muy simple. No había una
jerarquía eclesiástica sino sólo dos oficiales: pastor (obispo, presbítero o
anciano) y diáconos. Cada comunidad era autónoma, libre y con una autoridad
local centrada en la voluntad de la asamblea. No había distinción alguna entre
clérigos y laicos, sino que cada creyente se sentía responsable por el
testimonio y el servicio cristianos. Muchos de estos testigos predicaron más
con la calidad de sus vidas transformadas, que con la profundidad de su
teología. Algunos sufrieron por confesar a Cristo como Salvador y Señor (se los
llamó "confesores"); otros murieron por hacerlo (se los llamó
"mártires", del gr. Martures = testigos).
4.
Naturaleza de los
cristianos: La gran masa de cristianos en los primeros
dos siglos estaba constituida por esclavos. En el Imperio Romano casi todo el
trabajo, el especializado y el más duro, era hecho por esclavos. El famoso
historiador inglés Eduardo Gibbon indica que había 60 millones, lo que puede
ser una exageración, aunque refleja el alcance de este problema social. Pablo
dice: "Mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según
la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de
que nadie se jacte en su presencia" (1 Co. 1.26-29). Si bien algunos
cristianos pertenecían a las clases más privilegiadas e incluso algunos pocos
eran funcionarios de gobierno o de muy buena posición económica social, la gran
mayoría eran esclavos o gente de condición muy humilde. El cristianismo no
intentó abolir la esclavitud. El mundo antiguo no podía concebir una sociedad
sin esclavos. Pero los cristianos negaron firmemente que la distinción entre
esclavo y libre tuviera importancia para Dios (Gá. 3.28).
E La
oposición al cristianismo.
1.
La oposición en tiempos
neotestamentarios: El Nuevo Testamento
refleja la cambiante situación de los cristianos en el Imperio Romano, desde el
tiempo de Pablo hasta el final del primer siglo.
a)
En la carta a los Romanos
el apóstol se muestra leal al Imperio y lo considera un "agente de
Dios", y exhorta a los creyentes para que sean buenos ciudadanos (Ro.
13:1-7).
b)
Inseguridad
para los cristianos: El mismo Imperio en poco tiempo se constituyó en el
enemigo más grande del cristianismo en este período, llegando a amenazar su
propia existencia (Apoc. 13). La carta de los Hebreos manifiesta esta gran
inseguridad (Heb. 13:24). Esta carta fue escrita en momentos de peligro: sangre
derramada (12:4); diversos padecimientos (10:32:33); pérdida de propiedades
(10:34); prisiones y cosas peores (13:3,13-14).
c)
El Nuevo
Testamento termina mostrando a un Imperio Romano hostil hacia los cristianos.
El mensaje de Apocalipsis se encarga de describir esto, en códigos y claves:
Roma es la bestia con siete cabezas (Apoc. 13:1,4,8), la ramera (Apoc. 17:3-6);
los siete emperadores desde Nerón hasta Domiciano (Apoc. 17:10). La bestia es
atribuida al emperador; “Mujer” es la ciudad: Roma viene del gr. Rhome, fuerte, y es femenino. Nombres de
blasfemia es la adoración al emperador.
d)
El cristianismo y
judaísmo: El cristianismo había comenzado dentro del judaísmo. En el tiempo de
Pablo, los cristianos y los judíos no eran molestados mayormente por las autoridades. El mismo apóstol Pablo,
con su prédica y ministerio, dejó bien en claro que el cristianismo no era una
secta del judaísmo. Por otro lado, la iglesia creció rápidamente, y los nuevos
convertidos eran en su mayoría gentil. El
mismo Nuevo Testamento señala que muchas veces los judíos denunciaban
por diversas razones a los cristianos.
En el imperio Romano nadie quería a los judíos,
pero mucho menos querían a los cristianos, que ganaban nuevos
convertidos a expensas de las religiones antiguas y tradicionales. Se los
consideraba una verdadera amenaza para
la sociedad. La guerra de los judíos contra Roma entre el 66 y el 70 acentuó la diferencia entre éstos
y los cristianos, al no querer participar los segundos en el levantamiento de
aquellos.
2.
Las tres clases de
oposiciones al cristianismo: Los cristianos no eran
malos vecinos, ni súbditos desleales ni sediciosos, pero cuando un pueblo odia
a una minoría y la considera peligrosa, entonces imagina lo peor de esa
minoría. La oposición, pues, fue triple:
a)
Oposición popular: Los
cristianos se sentían obligados a separarse de muchas cosas que en la sociedad
pagana eran costumbres aceptadas, y por esto se los consideraba excéntricos.
Esto generó en el pueblo muchos prejuicios:
1)
Eran sospechosos: Sus
reuniones nocturnas eran sospechosas, su amor fraternal eran vistos como
borracheras y orgía sexual, inmoralidad, incesto entre “hermanos” y “hermanas”.
La adoración, sacramentos y disciplina eran mal interpretados:
Decíase que eran caníbales y que devoraban a las criaturas de meses.
Esta historia surgió porque celebraban en secreto la Santa Cena. Los paganos
no sabían qué ocurría en estas reuniones secretas, pero oían que comían a
alguien. Jesús había declarado en la Ultima Cena: “este pan es mi cuerpo, “ este vino es mi sangre.” Entonces,
decían los paganos, los cristianos deben comer y beber carne y sangre
humanas. (Roland Bainton, 20).
|
2)
Eran considerados
absurdos: Por rechazar el politeísmo prevaleciente y la idolatría los
cristianos eran acusados de ateísmo (se pensaba que no tenían religión alguna
por no participar de la religión tradicional o de los cultos orientales).
Minuncio Félix registra el rumor que escuchó el pagano de su historia:
Oigo que, persuadidos por alguna convicción
absurda, ellos adoran la cabeza de un asno, la más baja de todas las
criaturas.
|
3)
Atribuidos a males: Los
paganos atribuían a los cristianos todas las calamidades y catástrofes
indicando que éstas venían por abandonar a los dioses ancestrales por el Dios
cristiano. La ética cristiana ponía a los creyentes en conflicto con la ética
pagana imperante y los hacía tan diferentes, que se los consideraba extraños o
locos. Además, los cristianos rehusaban a hacer libaciones y ofrendas en honor
al emperador o a participar en otras prácticas del culto pagano oficial, y esto
agravaba su situación, aun cuando algunos oficiales querían mostrarse clementes
para con ellos.
b)
La oposición intelectual:
Poco a poco, lo intelectuales investigaron al cristianismo, leyeron sus
escrituras y lo refutaron con vigor. Dos escritores más conocidos fueron: Celso
(S. II) y Porfirio (S. III). ¿De qué acusaban a los cristianos?
1)
De ser ignorantes y unos
pobres arrogantes: Decían que los cristianos se aprovechaban de los más pobres
e ignorantes para hacer su cosecha de adeptos, tomando ventaja de su
credulidad. Luciano[4], contra los cristianos decía:
Los pobres infelices se han convencido, antes que
nada, de que van a ser inmortales y a vivir por siempre, y como
consecuencia de esto, desprecian la muerte e incluso voluntariamente se
entregan como prisioneros, la mayoría de ellos....
Luciano, De morte Peregrini,
13.
|
2)
De ser malos ciudadanos:
Los cristianos no participaban de la adoración de la ciudad ni del imperio, no
reconocían las costumbres ancestrales; rechazaban las magistraturas y el
servicio militar. Además, no estaban interesados en las cuestiones políticas o
en el bienestar del imperio.
3)
De sostener una doctrina
irracional: Para muchos intelectuales la encarnación de Cristo no tenía
sentido. Un Dios perfecto e inmutable, no puede rebajarse y ser un pequeño
bebé, además, ¿por qué ocurrió tan tarde? Porfirio decía:
“Incluso suponiendo que algunos griegos fueron lo suficientemente
estúpidos como para pensar que los dioses moran en estatuas, esto sería un
concepto más puro que aceptar que lo divino ha descendido al vientre de la
Virgen María, que llegó a transformarse
en un embrión, que después de su nacimiento El fue envuelto en
pañales, manchado con sangre, bilis, y peor....
Porfirio, Contra los cristianos
|
Además, la resurrección del
cuerpo era una mentira monstruosa. Según Porfirio, el Antiguo y el Nuevo
Testamentos eran una trama de historias crueles de tipo antropomórfico: había
contradicción entre un Dios pacífico de
los evangelios y el Dios guerrero del Antiguo Pacto; los relatos de la pasión
se contradecían entre si. Por otro lado, las ceremonias cristianas eran
inmorales: el bautismo alentaba el vicio al declarar perdonados todos los
pecados y la eucaristía era un acto de canibalismo aun interpretada de manera
alegórica.
c)
La oposición oficial: Oficialmente
el cristianismo fue perseguido porque el Imperio Romano temía a las
asociaciones secretas que podían asumir un carácter político y a las nuevas
religiones no reconocidas por el Estado. Una descripción más específica de la
oposición oficial, nos permite ver que
existían varias razones por las cuales el gobierno romano podía desatar una persecución a los cristianos:
1)
El concepto romano de
religión: Para los romanos la religión era una cuestión política. El estado
controlaba a los dioses conocidos y desconocidos, e intentaba predecir al
futuro. En este sentido, la religión era un mecanismo de control social.
Además, el mismo gobierno romano pretendía ser divino, en la persona del
emperador: los emperadores se consideraban “poderes” de los que dependían las
vidas humanas. El Imperio Romano temía a las asociaciones secretas que podían
asumir un carácter político y a las nuevas religiones no reconocidas por el
Estado. Los cristianos se rehusaban a realizar libaciones y ofrendas en honor
al emperador. Esto agravaba la situación, aun cuando algunos oficiales querían
mostrarse clementes para con ellos.
2)
El desarrollo de las
persecuciones: La primer persecución local seria ocurrió como consecuencia del
incendio de Roma, perpetrado por el emperador Nerón en el año 64. Los
cristianos fueron acusados del siniestro y miles murieron martirizados, como
señala Tácito, "para satisfacer la crueldad de un hombre", Nerón.
Pero esta persecución no se esparció más allá de Roma.
Bajo el gobierno de
Domiciano (81-96), se dio una segunda persecución dirigida contra toda persona
que no adorara la imagen del emperador. El Coliseo de Roma, inmenso estadio con
capacidad para más de 50.000 personas, había sido terminado para este tiempo y
miles de cristianos derramaron allí su sangre por testificar de su fe. Es
posible que el libro de Apocalipsis se refiera a estas circunstancias.
Tertuliano[5] se refería a esta persecución, cuando decía:
Segando nos sembráis: más somos cuanto derramáis
más sangre; que la sangre de los cristianos es semilla. Muchos hay entre
vosotros que exhortan a la tolerancia del dolor y de la muerte.... Más no
han hallado tantos discípulos estas palabras como han enseñado los
cristianos con sus obras.
Tertuliano, Apología,
50.
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Desde mediados del tercer siglo en
adelante la oposición se hizo más severa, al transformarse en persecuciones
generales y organizadas para el exterminio. La razón era que se acusaba a los
cristianos de sedición. El emperador Decio quería restaurar la gloria de Roma y
la religión tradicional. En 250 decretó que los cristianos en todo el Imperio
debían abandonar su fe o morir. Su sucesor, Valeriano, continuó con esta
política dejando casi sin líderes a la iglesia, ya que procuró terminar con el
clero cristiano. Lejos de aniquilar al cristianismo, estos martirios masivos lo
arraigaron todavía más y ayudaron a su mayor difusión.
La persecución final se dio durante
el reinado del emperador Diocleciano, que en 303 ordenó la destrucción de
templos, la quema de Biblias y otros libros cristianos, la liquidación de la
adoración cristiana y el arresto del clero. Al año siguiente su consigna fue:
sacrificar a los ídolos a morir. A pesar de estar muy difundido y haber
permeado hondamente la sociedad pagana, el cristianismo corrió un serio peligro
en esta época. Afortunadamente, el gobierno fracasó en sus intentos. El rigor
de estas persecuciones llevó a la devoción a las reliquias de los mártires y
dio lugar a un verdadero culto del martirio. Muchos fanáticos buscaban el
martirio para la obtención de una gloria mayor. Otros, no pudiendo resistir la
tortura, negaron su fe, entregaron las Escrituras para ser quemadas o hicieron
arreglos con el perseguidor. Los obispos ganaron un prestigio extraordinario en
razón de que sus cabezas eran más valiosas para los perseguidores que la de los
laicos. Pero la persecución tuvo también un efecto purificador. No era fácil
ser cristiano en circunstancias tan difíciles.
F. El primer emperador pro-cristiano.
Habiendo fracasado en
destruirlo, el Estado romano bajo el emperador Constantino, reconoció al
cristianismo como religión lícita. La victoria de Constantino contra sus
opositores por la corona imperial en 312 fue el punto decisivo del futuro del
cristianismo en occidente. El cristianismo, que hasta entonces había sido la
religión de una minoría perseguida, pasó a ser casi la religión del Estado.
Eusebio, obispo de Cesarea[6], dice que Constantino mismo contaba haber visto, antes de la batalla
decisiva, una cruz resplandeciente en el cielo y sobre ella las palabras:
"Con este signo vencerás" (Hoc Signo Vinces).
Convencido del poder del Dios de los cristianos, se hizo hacer un nuevo
estandarte en el que aparecían la cruz y las dos primeras letras del nombre
"Cristo" en griego:
Con este estandarte al frente de sus
tropas, Constantino venció a Magencio, y con él pretendió salvar a su imperio
de la decadencia en que se encontraba. La decisión de Constantino fue más
política que religiosa. Su necesidad mayor era lograr la unidad del Imperio, y
con gran acierto vio en la fe cristiana la suficiente vitalidad y fuerza como
para lograrlo. La lealtad política al emperador unida a la lealtad religiosa a
una fe como el cristianismo podían resultar en la salvación de su Imperio.
El cambio fue tremendo. De la noche
a la mañana los cristianos se vieron honrados, tenidos en consideración,
respetados, consultados y hasta obsequiados por los altos oficiales del Imperio
y el emperador mismo. Cuando llegó a
concluir la victoria definitiva, el cristianismo se convirtió en la
religión que más gozaba de sus favores en el Imperio Romano. Las monedas de
este tiempo atestiguan el cambio: las nuevas monedas paganas (la loba y Rómulo
y Remo) pasaron a llevar también el
monograma de Cristo: (gráfico de monedas romanas).
Además, en el año 314, ordenó que los obispos cristianos se dirigieran
al sínodo de Arlés, utilizando los medios de transporte oficial, sin costo
alguno. Un poco más tarde, en Mayo de 325, muchos obispos viajaron al concilio de Nicea a expensas del tesoro
nacional.
Eusebio describe
a Constantino agradecido al Dios de los cristianos por la victoria que había
encontrado en sus conquistas:
“¡Cuán maravilloso es el poder de Cristo, que
llamó a hombres oscuros y sin educación de su oficio de pescadores, y les
hizo legisladores y maestros de la humanidad! Os haré pescadores de hombres, dijo Cristo, ¡y qué bien ha cumplido El la promesa!
Dio
poder a los apóstoles, de modo que lo que recibieron pudiera traducirse a
todos los idiomas, civilizados y bárbaros; y pudiera ser leído y ponderado
por todas las naciones y la enseñanza pudiera ser recibida como la
revelación de Dios...
Eusebio, Oración de alabanza de Constantino, 17.
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Si bien es dudoso que Constantino
haya sido un cristiano auténtico, concedió muchos favores al cristianismo:
1.
Terminó con las persecuciones
generales con el Edicto de Milán, del año 313.
2.
Destruyó los templos
paganos.
3.
Incorporó a cristianos
como funcionarios de su gobierno
4.
Eximió a los cristianos
del servicio militar.
5.
Eximió de impuestos a las
iglesias.
6.
Hizo del día domingo un
feriado civil.
En el año 325 hizo una exhortación
general para que todo el pueblo se hiciera cristiano. Eusebio da evidencias de
esto tomando en cuenta una de las cartas de Constantino que dice:
“Mucha gente se está uniendo a la iglesia en la ciudad que es llamada
por mi nombre (Constantinopla). El número de iglesias debe ser aumentado.
Te pido que ordenes cincuenta copias de las Sagradas Escrituras, escritas
legiblemente por copistas hábiles... tan pronto como sea posible.
Tienes
autorización para usar dos carros del gobierno para traerme los libros a
efectos de verlos. Envía a uno de tus diáconos con ellos, y yo pagaré por
ellos generosamente. Dios te guarde, querido hermano.
Eusebio, Vida de Constantino,
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Esta decisión influyó grandemente en
Teodosio, quien en el 378 colocó al cristianismo como religión oficial
del Imperio Romano.
El período de las persecuciones y la
oposición estatal había pasado, pero la Iglesia tuvo que enfrentar otros
peligros: la mundanalidad, el mal uso del poder y el relajamiento de las pautas
morales. Paulatinamente la Iglesia en occidente se fue institucionalizando como
Iglesia del Imperio. El cristianismo se insertó en la sociedad de una manera
tal que, con todos los cambios que siguieron, jamás se vio seriamente amenazado
en occidente, hasta los tiempos modernos. Esto abrió las puertas a
extraordinarias oportunidades, pero también a numerosísimos problemas,
fundamentalmente el de la autenticidad de la fe de enormes multitudes cuyas
conversiones frecuentemente eran sólo nominales.
[3] Estrabon
(S. I a.C.). Geógrafo griego. Una de sus obras denominada Geografía, contiene gran abundancia de datos históricos y
geográficos. Es considerada la mejor
obra de la antigüedad.
[5] Tertuliano
(c. 160-220 d.C.), moralista, apologista y teólogo cristiano. La historia lo
reconoce por sus escritos. Muchas son contraversiales y revelan una
preocupación inicial con la apologética y las costumbres cristianas.
[6] Eusebio
de Cesarea (c. 265-339), reconocido como “Padre de la Historia de la Iglesia.”
Resultó ser la voz eclesiástica y espiritual de la era constaniana. Entre sus
obras, se destaca Historia Eclesiástica, la más importante
historia de los tiempos antiguos, de valor incalculable por sus riquezas de
materiales.
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