Pr Lic. Guillermo
Sebastián Olivera
Isaías 40:31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.
INTRODUCCIÓN
Levantarán las alas.
Más bien: “Echarán nuevo plumaje como águilas”; como si dijera: se renovarán a
sí mismos; la cláusula paralela “tendrán nuevas fuerzas” confirma este sentido.
Se creía que el águila cambiaba su plumaje en la vejez, y con ello renovaba su
fuerza. Sin embargo, la “Versión
Reina-Valera está respaldada por gradación descendente: levantarán,
correrán, caminarán. El hijo de Dios que en todas las situaciones ora y
espera “es fuerte en el Señor”
Isaías
describe el poder de Dios para crear, su provisión y su presencia para ayudar.
Dios es omnipotente y todopoderoso; pero aun así, cuida de cada uno de nosotros
en forma personal. Ninguna persona ni cosa puede compararse a Dios (40.25).
Definimos a Dios lo mejor que podemos con nuestro conocimiento y lenguaje
escasos, pero solo limitamos nuestro entendimiento de El y su poder cuando lo
comparamos con lo que experimentamos en la tierra. ¿Cuál es su concepto de
Dios, sobre todo como se reveló en su Hijo, Jesucristo? No limite la obra de
Dios en su vida al subestimarlo.
Aun
la gente más fuerte se cansa por momentos, pero el poder y la fuerza de Dios
nunca disminuyen. Nunca está demasiado cansado ni ocupado para ayudarnos o
escucharnos. Su fuerza es nuestra fuente de fortaleza. Cuando sienta que todo
en la vida lo aplasta y no pueda dar un paso más, recuerde que puede clamar a
Dios para que renueve su fuerza.
DESARROLLO
Esperar
en Jehová es saber que su fuerza prometida nos ayuda a levantarnos por encima
de las confusiones y dificultades de la vida. Significa también confiar en
Dios. Esto nos ayuda a estar preparados para cuando El nos hable. Entonces
seremos pacientes cuando nos pida que esperemos el cumplimiento de las promesas
que se encuentran en su Palabra.
Esperar consume, esperar irrita, esperar desgasta, esperar desespera,
esperar angustia nuestra vida. Pero, esperando es la manera en que Dios nos
dará sus promesas. Durante esta etapa de mi vida esperé nuevas fuerzas, en
estos momento me sentía frágil, parecía que la fortaleza que Dios había
prometido no llegaría a mi vida. En estos momentos, que era además, el comienzo
del ministerio en otro país como misionero y becario mi fortaleza había sido
mermada. Aquello que me impulsaba ya no lo tenía conmigo. Pero fue en este
momento dónde encontré mi verdadera fortaleza pues no sabía que era capaz.
Decidí esperar en Él de manera activa.
En la etapa que me sentía más débil físicamente Él me permitió ir a nuevos retos, me llevo a escribir mas que
nunca, en mi debilidad fue cuando mas predique y escribi devocionales, todos
los días me llegaban mail, agradeciéndome por la palabra enviada, daba gracias
a dios por cada una de estas notas, que recibía, creé mi pagina solo hay vida
en Jesús y comencé a predicar en iglesias que jamás me imaginé, ubicadas en
distintas villas del gran Buenos Aires, fue cuando mas planifique mis clases,
para entregar lo mejor de mí a los estudiantes de los seminarios donde enseñaba.
Si hubiera esperado de manera pasiva hasta que Dios me bendijera con más
fortaleza física para avanzar, tal vez no hubiera obtenido los mismos logros.
Pues hubiera confiado en mí y no en la verdadera fortaleza, mi Dios. Al poco
tiempo, Dios depositó en mí abundante fortaleza física. Fuerza
con la que siento que puedo volar, que corro y no me canso, que camino y no me
fatigo. Pero para recibirle tuve que esperar y hacer primeramente de Dios mi
fortaleza.
CONCLUSIÓN
Si esperas en Dios el jamás te
defraudará. Si confías en Él, Él lo hará (Salmos 37:5). Sin importar que
situación estés pasando, sin importar que la fuerza escasea en tu vida, avanza
y has de Dios tu fortaleza. Pues en el camino de la fe
se avanza y luego se ve el camino.
David
nos llama a deleitarnos en el Señor y a entregarle todo lo que tenemos y
hacemos ("tu camino"). Pero, ¿cómo hacemos esto? Deléitate
significa experimentar gran placer y gozarse en la presencia de alguien. Esto
sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa persona. Por lo tanto, para
deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor. El conocimiento de su gran
amor por nosotros nos dará deleite.
Encomienda significa confiarle todo al Señor: vida,
familia, trabajo y posesiones, para su control y dirección. Encomendarnos al
Señor significa confiar y creer que El
cuidará de nosotros mejor de lo que nosotros pudiéramos hacerlo. Deberíamos
estar dispuestos a esperar con paciencia, para que El haga lo que es mejor para
nosotros.
Recuerda que cuando eres más
débil es cuando eres más fuerte (2 Corintios 12:10), pues ahí Dios es tu
fortaleza. Espera en Dios por nuevas fuerzas y seguramente les recibirás. Pero
espera de una manera activa, avanzando y confiando en Dios.
Cuando
nuestras habilidades son sobresalientes o nuestros recursos son considerables,
somos tentados a realizar la obra de Dios a nuestra manera, y eso conduce al
orgullo. Cuando estamos conscientes de nuestra debilidad y permitimos que Dios
nos llene con su poder, entonces llegamos a ser mucho más fuertes de lo que
pudimos haber sido jamás dependiendo de nosotros mismos. Dios no pretende que
nosotros seamos débiles, pasivos o ineptos, la vida provee suficientes
impedimentos y problemas sin que los busquemos. Cuando estos obstáculos vienen,
debemos depender de Dios. Sólo la labor que se cumple en su poder nos hace
efectivos para El y tiene valor perdurable. AMÉN
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