El evangelio según Mateo
Comentario
exegético y homilético
Rev. Pieter J. Den Admirant: pastor misionero que trabajó por años en Chile
Rev. Pieter J. Den Admirant: pastor misionero que trabajó por años en Chile
Este libro fue editado y
distribuido por Fundación En la Calle Recta.
(Más información en su sitio de web: http://www.enlacallerecta.es/ )
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En cooperación con la
Liga Misionera Reformada en la Iglesia Reformada en Holanda
El evangelio según Mateo
1. Su carácter y
propósito
El evangelio según Mateo
tiene un carácter judío. Esto se desprende del hecho de que en este evangelio
se suponen muchas cosas de la vida judía como si estas fueran conocidas por los
receptores. Notable es, por ejemplo la manera en la que Mateo habla en 26,17 de
la fiesta de los panes sin levadura, sin explicación alguna; mientras que Lucas
y Marcos lo aclaran en sus respectivos escritos ( Marcos 14 , 12 y Lucas 22 , 7
, "cuando sacrificaban el cordero de la pascua").
En el primer libro de la
historia eclesiástica, Eusebio menciona que Papías dijo que Mateo juntó (o
escribió) los oráculos en el idioma hebreo y cada uno los interpretaba lo mejor
que podía. Parece que `hebreo' en este contexto significa `arameo', la lengua
popular de los judíos de esa época. Ireneo, uno de los `Padres' de la Iglesia
afirma que Mateo publicó un evangelio escrito para los hebreos en su propio
dialecto. Orígenes, otro Padre eclesiástico, agrega que Mateo lo publicó para
aquellos del judaísmo que llegaron a creer, escribiéndolo en caracteres
hebreos.
Una apología de la fe en
Jesucristo. Hay eruditos que piensan que el evangelio según
Mateo sigue las normas de una apología primitiva. Puede ser así, aunque es
difícil determinar con exactitud quienes eran los primeros lectores. Lo más
probable es que fueran cristianos dentro de los judíos, para ser ayudados
cuando se les acusaba de apostasía de la fe judía. Les da más información
acerca de los acontecimientos de Jesús para que los judíos-cristianos pudieran
responder a las acusaciones de sus hermanos judíos. Parecería que el propósito
que llevó al evangelista a incluir la genealogía fue demostrar que Jesús,
aunque nació de una virgen, era, no obstante, descendiente legal de la
simiente de Abraham e hijo de la casa real de David; y según el material que
contiene 1,18-25, responder a la calumnia de que Jesús era hijo ilegítimo de
María, y defender la acción de José. La historia subsiguiente de la huída a
Egipto es una respuesta a la pregunta de los judíos sobre la razón por la cual
Jesús, conocido como Jesús de Nazaret, que nació en Belén, había pasado buena
parte de su vida en Nazaret.
Asimismo, el relato
sobre la resurrección de Jesús es de un carácter apologético. La narración de
la guardia especial y el sellado de la tumba (27,62-67); el fracaso de estas
medidas (28,2-4); y el soborno de los guardias para que hicieran circular la
versión, que todavía era corriente en el día de los evangelistas, de que los
discípulos de Jesús habían acudido durante la noche y habían robado el cuerpo
(28,11-15), tenían el propósito de descartar toda posibilidad de que el cuerpo
de Jesús pudiera haber sido quitado de la tumba, excepto por medios
sobrenaturales.
Una invitación para los
judíos. Por otro lado Mateo, al contar las palabras de
Jesús, invita a su pueblo a creer en Él como el Mesías verdadero. Lo hace en
varias maneras. Primeramente, al referirse más que los demás evangelistas a las
profecías del AT, mostrando que ellas se cumplen en el ministerio del Señor
Jesús.
En segundo lugar, llama
a su pueblo a la fe en Jesucristo al contar historias de gentiles que le dan su
creencia más que el propio pueblo del Mesías, Israel. Podemos pensar en Mateo 2
, 1-12 , en donde el relato de los Magos nos brinda un ejemplo que avergüenza a
los judíos, puesto que fueron extranjeros quienes buscaban adorar al Mesías, en
tanto que Israel y sus líderes no hacen nada ni se ponen en movimiento para
hacerlo. Otro ejemplo es el centurión romano ( Mateo 8 , 5-13 ); su fe en Jesús
es una enseñanza tremenda para el pueblo de Israel. Jesús inmediatamente
advierte a su pueblo concerniente al castigo eterno para los incrédulos. A
través de esta advertencia Mateo invita a su pueblo a entregarse a Jesucristo.
En tercer lugar, Mateo
menciona las palabras de Jesús en donde se destaca que Él fue enviado, en
primer lugar, a las ovejas perdidas de la casa de Israel (15,24). Fue a estas
mismas ovejas perdidas que envió a sus apóstoles a proclamar la llegada del
Reino (10,6). A la vez, Mateo da a conocer las palabras de Jesús de que la viña
(el reino de Dios) será quitada de los líderes de Israel y que será dada a
gente que produzca los frutos de este reino (21,33-46). La advertencia es una
invitación urgente para abandonar la incredulidad y para creer en el Mesías de
Israel.
Para resumir el
propósito del evangelio según Mateo, podemos decir que:
1. Mateo escribe su
evangelio para fortalecer la fe de los judíos-cristianos
2. Mateo escribe su
evangelio para ayudar a los primeros lectores contra las acusaciones de los
judíos
3. Mateo advierte a su
pueblo contra la incredulidad y les invita a la fe en su propio Mesías
Posiblemente, este
evangelio fue escrito poco tiempo después de la caída de Jerusalén (en el año
70 d.C.). En aquel tiempo, el pueblo judío tenía que reorganizarse y repensar
en la base de su fe. En este momento tan crítico, Mateo se dirigía a su pueblo
con un llamado firme para orientarlo al mensaje de su Mesías, Jesucristo.
2. La estructura del
evangelio según Mateo
El evangelio de Mateo
tiene una estructura clara. Podemos discernir cinco partes o libros. Cada uno
de estos libros termina con las mismas palabras, "Cuando Jesús dijo estas
palabras", o expresiones similares.
1. Prólogo: 1 y 2 : el
relato del nacimiento de Jesús
2. Primer libro :
3,1-4,25 : materia narradora
5,1-7,27 : primera
agrupación de las palabras de Jesús
7,28,29 : fórmula
cerrada
3. Segundo libro :
8,1-9,35 : materia narradora
9,36-10,42 : segunda
agrupación de las palabras de Jesús
11,1 : fórmula cerrada
4. Tercer libro :
11,2-12,50 : materia narradora y discusiones
13,1-52 : tercera
agrupación de palabras de Jesús y
fórmula cerrada
5. Cuarto libro :
13,54-17,27 : materia narradora y discusiones
18,1-35 : cuarta
agrupación de las palabras de Jesús
19,1 : fórmula cerrada
6. Quinto libro :
19,2-22,46 : materia narradora y discusiones
23,1-25,46 : quinta
agrupación de las palabras de Jesús
26,1-2 : fórmula cerrada
7. Epílogo : 26,3-28,20 : el
relato de la muerte y la resurrección de Jesús
El evangelio de Mateo
tiene entonces una estructura hermosa. Cada libro manifiesta un aspecto del
reino de Dios:
* La primera agrupación
de palabras de Jesús habla acerca de la ley del reino mesiánico
* La segunda acerca de
la proclamación del reino mesiánico
* La tercera acerca del
carácter del reino mesiánico
* La cuarta acerca de la
comunión dentro del reino mesiánico
* La quinta acerca de la
consumación del reino mesiánico.
Es obvio que Mateo nos
llama a someternos ante el Rey de los judíos y las naciones, nuestro Señor
Jesucristo
Mateo 1
1. (1,1) Mateo comienza
su evangelio con una expresión un tanto curiosa: "libro de génesis",
que significa: libro de generación o de origen. Esta expresión la podemos
encontrar también en el libro Génesis capítulos 2 , 4 y 5 , 1 . Estos capítulos
hacen alusión al origen del cielo, de la tierra y de la humanidad; la creación
de la buena tierra y del hombre hecho a semejanza de Dios. Pero a la vez nos
enteramos del gran cambio sufrido a causa del pecado y la maldad del hombre.
Ahora, en cambio, recibimos un libro que trata de la renovación del cielo y de
la tierra por la obra del Señor Jesucristo. Así los lectores, por medio de este
libro, conocerán a Jesús. Mateo agrega que Él es el Hijo de David y de Abraham.
Empieza con David para mostrar claramente que Jesús es el hijo prometido de
David, el Mesías. También es el Hijo de Abraham, pues en Él se cumplen las
promesas dadas a Abraham ("Serán benditas en ti todas las familias de la
tierra", Gén. 12 , 3b ). La bendición real para Israel y todo el mundo es
posible sólo a partir de Jesucristo.
* Jesucristo es el único
camino para recibir las bendiciones de Dios: su gracia y la esperanza de una
creación totalmente nueva.
2. (1,2-17) En el árbol
genealógico de nuestro Señor, Mateo nos muestra que Jesús verdaderamente es el
Hijo de David, pues así lo evidencia su línea genealógica. El camino de Abraham
hasta Jesús es un camino largo (tres veces 14 generaciones), de esta forma se
produce un tríptico de la historia: de Abraham hasta David, de David hasta el
exilio babilónico, del exilio hasta Jesús. Con Abraham comienza la historia de
la promesa, con David la de la realeza, y con el exilio empieza el trasfondo de
la historia: el castigo de Israel por sus pecados. En los versículos 16 y 17
Mateo declara con gran énfasis: "Jesús, llamado el Cristo". El pensamiento
principal de esta genealogía es que Jesús es el Mesías, el cumplimiento de la
promesa hecha a Abraham y David. Su venida fue muy necesaria porque la historia
se había atascado, debido al juicio sobre los pecados. Esta necesidad es
evidente a causa de que ya han pasado tres veces un período igual. En el
primero la historia avanzó desde un príncipe pastor hasta un rey; en el
segundo, un período de gloria hasta el juicio. En el último período la casa de
David no podía restablecerse.
La división de tres
veces en 14 generaciones no tiene como objetivo proporcionar exactamente tres
veces 14 nombres. Se tratan de períodos casi iguales. No tenemos que especular
acerca del número 14. Hay intérpretes que creen que el número 14 es una alusión
al nombre de David, cuyo nombre en hebreo tiene el valor del número 14. Tampoco
es necesario dividir el número 14 en 2 veces 7, para así obtener 6 períodos de
7, suponiendo de este modo que Jesús va a cumplir el séptimo período: el
cumplimiento de todas las promesas de Dios. Podríamos decir que estas
interpretaciones son más bien un tanto rebuscadas. Jesús tenía que venir porque
la historia del pueblo de Israel muestra claramente que necesitamos salvación.
Por otro lado hay
algunos versículos que dan una impresión digregante. En el versículo 3 aparece
el nombre de Tamar. Ella no figura aquí como prototipo de una mujer mala. Hay
otra razón: se aborda sobre todo el pecado de Judá. Él, a pesar de su pecado
con Tamar, fue elegido para ser patriarca de David. Por esta razón, su elección
clama por la gracia de Dios. En el versículo 5 apreciamos una segunda
digresión: Rahab y Rut. Ambos nombres son de mujeres extranjeras. Los judíos se
enorgullecían de su elección como nación. Pero estos dos nombres muestran que
Dios también incorpora extranjeros a su pueblo. La elección siempre depende de
la gracia, no de nuestros méritos. En el versículo 6 encontramos una tercera
digresión. En primer lugar leemos que Isaí engendró al rey David. Mateo
emplea explícitamente la palabra `rey', pues, aunque Saúl era rey igual, David
fue el rey a quien Dios había prometido un futuro glorioso. En segundo lugar
sigue una página negra de la historia de David: "David engendró a Salomón
de la que fue mujer de Urías". Este pasaje de la Biblia se refiere al
pecado de David: la muerte de Urías y el adulterio con su mujer. La promesa de
Dios a David tiene su base sólo en su gracia.
En los versículos 8-9
llama la atención que Mateo omita tres nombres: Acaz, Joás y Amasías. Lo
particular en estos casos es que los tres fueron muertos por una conspiración,
así como en los tres hubo alejamiento del servicio de Dios. En la intimidad
histórica de la casa de David se halla la herida del pecado muy abierta. El
exilio no aparece sin anunciarse, finalmente llega.
* Cuán bueno y lleno de
gracia es nuestro Dios, que envió a su Hijo en un tiempo tan difícil a un
pueblo sumido en el pecado: el pecado de alejarse siempre más de Dios.
3. (1,18-25) En esta
porción escritural, Mateo se refiere al nacimiento de Jesús en términos de un
acontecimiento divino: mediante el Espíritu Santo. Pero debemos decir que en
cuanto a la reacción de José ante el embarazo de María ("quiso dejarla
secretamente") existen, desde los tiempos de la iglesia primitiva, dos
interpretaciones. La primera interpretación dice que José no tenía ningún
conocimiento de la obra del Espíritu Santo en el embarazo de María, y que él,
siendo un hombre `justo' (es decir: fiel a la ley de Dios), quiso separarse
pensando que su novia, María, había cometido adulterio. Sin embargo, por amor
hacia ella quiso hacerlo en secreto a fin de evitar que fuese avergonzada en
público. Aunque esta sea una interpretación muy plausible, es raro suponer que
José no supiera nada de la aparición del ángel a María. Una segunda interpretación
nos dice que José sí tenía conocimiento del embarazo sobrenatural de su esposa;
esto es posible desprender del versículo 18 en donde dice: "se halló que
había concebido del Espíritu Santo". Ahora bien, ¿es a caso este versículo
una información posterior de Mateo, o quiere dar a entender que José y aun los
familiares más cercanos conocían de este hecho asombroso? Según esta
interpretación, José quería separarse para respetar el misterio del Espíritu
Santo en María, siendo `justo' quería liberar a María del vínculo que la unía a
él, pues de ninguna manera quería interponerse en las cosas del Señor. Así que
para evitar el escándalo de un divorcio con testigos, optó por dejarla
`secretamente', es decir, en silencio, lo cual le perjudicaba a él como persona.
En base a esta interpretación entendemos mejor el hecho de que el ángel le
diga: "no temas recibir a María, porque lo que en ella es engendrado del
Espíritu Santo es". Si José hubiera pensado en un embarazo por adulterio,
él no hubiera temido recibir a María, sino que simplemente la hubiese
rechazado. Mas cualquiera que sea la interpretación correcta (personalmente me
inclino por la segunda), lo importante es la tarea que el ángel encomienda a
José: dar nombre al hijo de María, ya que su nombre indica el propósito de toda
su vida: conceder la salvación, trayendo el perdón de los pecados sobre su
pueblo.
En el versículo 21, José
recibe la orden de dar nombre al Hijo de María. Su nombre será Jesús, el cual
significa: el Señor salva. Este nombre fue poco usado en la generación de
David. Es por esto que el niño recibirá el nombre Jesús, pues Él salvará a su
pueblo de sus pecados. Con Él, al fin, la promesa de Dios se cumplirá. Su
venida está dirigida a llevar la culpa, el saldo negativo de sus antepasados.
Para obedecer al ángel, fue necesaria la confianza en estas palabras. ¡El Hijo
de María cumplirá una tarea muy grande! `Su pueblo', dice el ángel, indicando
que Israel será el primer beneficiado en el plan salvífico. En su gracia
electiva, Dios quiere salvar a su propio pueblo. Por su gracia infinita,
nosotros los gentiles, si creemos en Él, podemos vivir por el mismo perdón.
`Los pecados' son tan diversos que ninguno de ellos hace imposible el perdón
que Dios nos ofrece.
Todo esto ocurrió como
cumplimiento de la promesa de Isaías 7 , 14 . En los días de Acaz había mucho
temor debido a la amenaza de guerra. El incrédulo rey Acaz, que no muestra
confianza en Dios, teme en gran manera el peligro que se avecina y rechaza
pedir alguna señal. Entonces, Dios mismo da una señal al pueblo de Israel. Una
virgen (en el hebreo es una palabra que literalmente significa una muchacha de
edad casadera, alguien que nunca ha tenido un hijo) concebirá y dará a luz un
hijo y llamará su nombre Emanuel (un nombre que nos habla de la presencia
divina en un tiempo lleno de temor y miedo). Emanuel significa: Dios con
nosotros. Esta promesa encuentra su cumplimiento en el Hijo de María, el Hijo
de Dios. Su nombre no solamente indica la presencia del Señor, sino que Él es
Dios mismo, presente en esta tierra para brindarnos salvación y perdón.
José obedece al mandato
del ángel. No `conocerá' a María hasta que ella dé a luz a su hijo primogénito.
Esto implica que después tuvo comunión matrimonial con María. Jesús tuvo
hermanos y hermanas según la información que hallamos en el evangelio. Era
verdaderamente hombre, pero hombre y Dios mismo, con una tarea inmensa: morir,
darnos perdón, y cumplir la promesa de ser Emanuel, Dios con nosotros. En
Jesucristo, Dios está con nosotros; Él perdona los pecados y acepta a quien
busca la salvación en su Hijo.
* ¿Qué significa para
usted: Dios con nosotros? ¿Cuál es el secreto de estas palabra
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Toda nuestra
esperanza debe estar dirigida hacia el Señor Jesús. Él es
el cumplimiento de la promesa dada a David (ver 2 Sam.7 , 10-17 ), promesa tan
esperada por los piadosos de Israel; asimismo es el cumplimiento de lo
prometido a Abraham (ver Gén.12 , 1-7 ; comp. con Gál.3 , 16 ). En un mundo que
se pierde en un mar de incertidumbres y dudas, Jesucristo es el único puerto
seguro en donde anclar. La venida de Jesús es la prueba irrefutable de que Dios
ha cumplido sus promesas, y es base confiable para creer que seguirá
cumpliéndolas hasta la llegada de su reino de forma definitiva.
2a. La historia de
Israel muestra claramente que el mundo necesita de salvación. Desde
sus inicios el pueblo de Israel supo lo que era ser tratado con amor por un
Dios tan misericordioso como Jehová. En su entrañable afecto el Señor continuamente
estaba llamando al pueblo al arrepentimiento cuando éste se extraviaba del
pacto. Al final la infidelidad de Israel llegó a tal grado que fue necesario el
exilio, éste llegó inevitablemente. A partir de aquel entonces, el pueblo judío
nunca ha podido restablecerse. Sólo lograrán su restauración final cuando
reconozcan a Jesús, su Mesías. Podemos agregar los pecados de nuestro propio
país durante los siglos y además nuestros propios fracasos. La historia
colectiva e individual de un país muestra claramente que necesitamos del
Salvador Jesús.
2b. El nacimiento de
Jesús da a conocer cuán grande es la misericordia de Dios que mandó a su Hijo a
un pueblo y a un mundo preso por el pecado. A pesar de los
continuos fracasos de su pueblo Israel, Dios no los abandonó a su suerte, pues
su alianza de misericordia lo ataba a Él. Cuando vino el tiempo determinado por
el Señor, la segunda persona de la trinidad intervino personalmente en la
historia haciéndose hombre. Jesús dio a conocer cuán inmenso es el amor de Dios
por una humanidad caída. De la misma manera el Señor extiende sus brazos a todo
un mundo que con sus continuos fracasos necesita de auxilio. Confiemos en el
Señor pues Él nunca nos abandonará en nuestros actos fallidos; Él intervendrá
en nuestra existencia.
2c. La genealogía de
Jesús revela que la elección de Dios no es hecha en base a los méritos, sino a
su gracia, por el puro afecto de su voluntad. Uno esperaría encontrar
en el árbol genealógico de un rey terrenal una descendencia muy llena de
cualidades, personas de gran estirpe. Esto no fue así con Jesús, claramente
vemos cómo en su descendencia encontramos a personas no muy dignas según los
parámetros de nuestra sociedad. Sin embargo, la gracia de Dios se alza por
encima de todo lo que podamos ser. Recordemos que nuestra permanencia en el
reino de Dios no es producto de nuestros méritos, sino de la gracia electiva de
nuestro Señor. Si una persona piensa que es tan mala que Dios no la puede
aceptar como su hijo, digámosle que su pecado, por grande que sea, se pierde en
el océano de la gracia y amor de Dios.
3a. El nombre de Jesús
es una predicación de la disposición de Dios a perdonarnos. Jesús significa: el
Señor salva. El nombre de Jesús fue una orden que vino del
cielo mismo. Su nombre es la luz que saca a los hombres de las tinieblas, es la
llave que abre las cárceles de opresión por el pecado. El nombre de Jesús es el
resumen de toda su vida; durante todo el tiempo que anduvo sobre esta tierra
hizo el bien, liberando a los cautivos por el diablo, y al final de su vida
entregó el sacrificio perfecto para acercar a los hombres a Dios y salvarlos de
la condenación eterna. En Jesús, Dios está dispuesto a perdonar a todo hombre
que se acerque humillado ante el trono de su gracia. ¡No existe nombre tan lleno
de significado como el nombre de Jesús! ¿Tiene significado alguno para usted?.
3b. En Jesucristo Dios
mismo se acercaba al hombre. Él es el cumplimiento de
la promesa de Isaías 7 : "Emanuel, Dios con nosotros". Esta
afirmación echa por tierra toda hueca filosofía que concibe a Dios como alejado
totalmente de sus criaturas, sin interés alguno por lo que le sucede al hombre.
Desde el comienzo, Dios nunca ha dejado al ser humano, y en Jesucristo esto lo
afirmó de una vez para siempre. Jamás creamos que estamos solos en esta vida,
el Señor está con nosotros.
Mateo 2
1. (2,1-12) En el
capítulo 2 , Mateo menciona algunos acontecimientos del principio de la vida
de Jesús, que es el Rey de Israel. Su venida, sin embargo, se extiende como
gracia de Dios para el mundo entero, pues Él es la luz para las naciones. Mateo
escribe su evangelio para los judíos a fin de que ellos también conozcan a este
Rey y puedan aprender de los gentiles que Él merece nuestra adoración. Los
magos que buscan y adoran a Jesús son un ejemplo vergonzante para los judíos.
Los magos no ahorran esfuerzos para llegar a la casa de Jesús; en cambio los
judíos, con sus líderes a la cabeza, no se ponen en movimiento.
Muchas personas
especulan con respecto a los magos. Es curioso que Mateo no dé ninguna
información adicional en cuanto a éstos. No contesta ninguna pregunta: ¿de
dónde vinieron? ¿tuvieron contacto con los judíos? Ellos llegaron de la niebla
del oriente. Existen muchas especulaciones concerniente a la estrella. Había en
el año 7 a.C. un conjunto de Júpiter y Saturno en la señal de los Piscis.
Júpiter era conocido como la estrella del soberano del mundo; la constitución
de los piscis, por la señal del fin del mundo; y el planeta Saturno, por la
estrella de Palestina. Esto podría significar que en el año 7 a.C. nacería el
soberano del fin del tiempo. Sin embargo, no sabemos exactamente cómo
interpretaron los magos los fenómenos astrológicos.
Herodes, al oír la
pregunta de los magos, se asusta. Este rey era conocido por su crueldad, sin
embargo, su miedo es una mezcla de ira y temor. La consternación del pueblo se
debe al temor por las posibles medidas que Herodes pudiera tomar. Este convoca
al sanedrín (todos los sacerdotes y escribas). Ellos deben conocer este asunto
y por lo tanto tener una respuesta a la pregunta: "¿dónde había de nacer
el Cristo?" Ellos conocen perfectamente la respuesta: en Belén, conforme a
la profecía de Miqueas. Lo extraño de todo esto es que sea Herodes el que dé
más importancia a la consulta de los magos que el mismo sanedrín. El miedo de
Herodes se debe a la inseguridad que la pregunta de los magos le causó; estaba
temeroso, pues en Israel no podía haber lugar para otro rey, sino sólo para él.
En tanto, para los líderes religiosos, este asunto no les sobresalta, pues para
ellos el Mesías no podía nacer en forma inadvertida; además de todo, es ilógico
que los gentiles conozcan de su Mesías y ellos no. Es también inaceptable la
creencia en un Mesías tan humilde; conocen la profecía de Miqueas, pero no la
entienden, pese a que la profecía habla de las circunstancias humildes del
Enviado. El que Dios eligiera a una insignificante Belén en vez de la
importante Jerusalén, les era de gran tropiezo. Belén, como lugar de nacimiento
del Mesías, simboliza: sólo cuando la casa de David esté reducida a la posición
insignificante de antes, vendrá el Salvador. El sanedrín esperaba a un Mesías
glorioso, no a un Mesías humilde. Por lo tanto, los magos viajan solos a Belén.
Herodes les entrega instrucciones secretas para volver. Simula que tiene
grandes deseos de honrar al niño recién nacido.
En su viaje a Belén, los
magos vuelven a ver con sorpresa la estrella y al verla se alegran mucho. Para
ellos la estrella es la prueba de que el desinterés de Jerusalén es inoportuno.
Dios mismo, a través de la estrella, les indica el camino a su Hijo. Sin
embargo, la estrella no es más que un medio auxiliar; la Palabra siempre es el
medio necesario para conocer el camino hacia Dios.
Al entrar en la casa,
los magos vieron al niño y a su madre. Es el primer momento después del
nacimiento: la madre está muy cerca del niño. Postrándose ellos adoran a
Jesús, y como muestra de su adoración le presentan regios regalos, digno de su
realeza. Esta adoración es una promesa del futuro: Jesús recibirá adoración de
gente de todas las naciones. Aunque el pueblo entero (todavía) no acepta a su
Mesías, Jesús, no obstante, la llegada de los magos demuestra que Él nunca
estará sin súbditos que le honren.
Los magos, por
intervención del cielo, no vuelven a Herodes. Dios les avisa por revelación en
sueños que no vuelvan a este rey. Ellos no estarán dispuestos a colaborar para
que se ejecute una muerte prematura de Jesús. En obediencia a Dios regresan por
otro camino.
* Israel conocía el
camino, pero no se puso en movimiento; en cambio los gentiles sí lo hicieron,
pero necesitaban las Escrituras de Israel. ¿Nosotros, que conocemos las
Escrituras, adoramos al Rey Jesús?
2. (2,13-15) Debido a
que los magos no vuelven a Herodes, éste dominado por su temor e inseguridad
tomó medidas terribles. Dios, sin embargo, guía la vida de su Hijo con mucho
cuidado: advierte a José en sueños para huir a Egipto. Jesús es un Rey en
humillación. Es muy significativo el que Jesús tenga que huir a Egipto con
sus padres. Egipto no era el país más cercano, pero existe en esta orden una
intención divina. Mateo nos habla de esto al citar las Escrituras: "De
Egipto llamé a mi Hijo". Estas palabras en Oseas 11 indican el éxodo del
hijo de Dios (Israel) de Egipto. En aquel tiempo Israel era semejante a un
niño, cuidado por el Señor. Cuando Israel era joven rompió la relación con
Dios. Por lo tanto el Señor le devuelve al lugar de donde vino: a Egipto. Sin
embargo, Dios lo deja volver del exilio de Egipto y Asiria, porque Él es el
santo ( Os.11 , 9 ), es decir, incomparable en su amor. Si Mateo aplica estas
palabras a Jesús, es para mostrar que Él debe rehacer la historia de Israel
desde su principio. Asimismo, debe estar en Egipto, pero con la diferencia que
sólo Él obedecerá a su Padre. De esta manera es capaz de librarnos de la
esclavitud, de una vida alejada de Dios.
* El Señor Jesús, al
rehacer la historia pecaminosa de Israel, reconcilia la culpa de Israel (y del
mundo), y pone un nuevo fundamento bajo el pacto de Dios con nosotros.
3. (2,16-18) Herodes,
como nuevo faraón, quiere matar a todos los niños de Belén menores de dos años
con el fin de quitar del camino a su `competidor', Jesús. Herodes era conocido
por su crueldad. Esta es una historia triste, sin embargo, Mateo relaciona este
hecho con Jeremías 31 . Hay que notar que Mateo no usa las palabra `para que',
sino, `entonces'. El asesinato de los niños no era necesario para cumplir las
Escrituras, pero sí podemos decir: desde las Escrituras recibimos luz sobre el
asesinato de los niños. En Jeremías 31 , 15 el profeta oye a Raquel (a las
madres de Israel personificadas por la matriarca Raquel) llorar en Ramá, el
lugar de donde los niños de Israel fueron llevados en exilio. ¡Qué errible fue
el asesinato de estos niños! Sin embargo, Jeremías profetiza que hay una nueva
esperanza: los niños volverán; Dios pondrá fin al castigo. Hay esperanza para
el pueblo de Dios en el cautiverio; inclusive ahora, sufriendo la crueldad de
Herodes.
* El sufrimiento que
durante los siglos el pueblo de Dios tiene que padecer por la fe en el Señor
Jesús no es la última realidad. Por medio de Él hay nuevo futuro: la vida sin
sufrimiento, sin muerte, aparecerá cuando Jesús venga.
4. (2,19-23) Después de
la muerte de Herodes, José recibe la señal de Dios para regresar a su país.
Para José es seguro que Jesús tiene una gran tarea como rey y sacerdote en
Jerusalén. A pesar de esto, él siente temor cuando se dirige allá, porque
Arquelao, quien ahora reinaba en aquel lugar, era en muchos aspectos la réplica
de su cruel padre. ¿Fue una equivocación del cielo? No, ya que él recibió un
nuevo aviso en sueños, para no ir a Jerusalén. Por eso decide ir a la región de
Galilea, a un lugar aislado llamado Nazaret. Así se cumple lo que fue dicho por
los profetas. En el versículo 23 es curioso el plural `los profetas'. No hay
ninguna profecía que llame al Mesías Nazareno. Solamente podemos pensar en la
palabrahebrea nezer ( Isaías 11 , 1 ) que significa `vara', vástago, retoño.
Así es el Mesías: su principio parece insignificante. La palabra Nazareno
apunta a la misma dirección. Sonaba en los oídos de los habitantes de Jerusalén
como dialecto, con acento vulgar. En la Nazaret, despreciable para los
hombres, Jesús se crió. No había otro camino para el Hijo de Dios.
* El camino de Jesús era
humillarse: hacerse pequeño, para llevar nuestra culpa ( Is. 53 ).
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a.Mateo exhorta a los
judíos a que se arrodillen y se sometan ante su Rey Jesús. Los
magos, que no conocían casi nada de la Palabra, son al mismo tiempo un ejemplo
vergonzoso y estimulante. Lo mismo se puede aplicar a nosotros. El conocimiento
de la Palabra de Dios y de la obra de Jesucristo aumenta nuestra
responsabilidad, por lo que debemos poner fe en Jesús y rendirle adoración
verdadera.
1b. A pesar del
conocimiento acerca del Mesías que tenían los principales sacerdotes, no
hicieron nada para guiar a los magos a Belén. Es interesante seguir
el desarrollo de la historia de los magos; en un principio Dios les mostró su
estrella, pero cuando llegaron a Jerusalén ella desapareció, puesto que ahora
era labor de los judíos conducir a estos hombres al Mesías, al lugar de su
nacimiento. Pero no lo hicieron. Este es también el peligro en que podemos caer
los creyentes, especialmente los que tenemos un encuentro a diario con las
Escrituras. Esto no quiere decir que estudiar la Biblia sea erróneo, al
contrario, es indispensable para ser siervos útiles. El asunto es que podemos
conocer mucho acerca de la obra salvífica de Cristo y no tener interés en
conducir a las personas hacia Él. Pidamos al Señor que nos libre de caer en una
actitud tan llena de insensibilidad espiritual.
2. La obra de Jesús,
desde el principio, es salvadora. Jesucristo estaba
rehaciendo la historia de Israel al ir al lugar en donde su pueblo estuvo en
otro tiempo en esclavitud. En Oseas el niño que salió de Egipto fue un
desobediente (ver Os.11 , 1-2 ), pero Jesús toma el lugar de Israel para
cambiar su historia de fracasos. Así también Él rehace nuestra historia llena
de fracasos. Llega hasta el origen de nuestra esclavitud, para liberarnos de
todos los vínculos con el pecado y a la vez para restaurar la relación con Dios
que nosotros mismos hemos quebrantado.
3a. La llegada del
Mesías promete liberación del sufrimiento; pero a la vez este sufrimiento se
hace real por causa de Cristo, y además aumenta. Sin
embargo, dicho sufrimiento, no es la última realidad. Ella consiste en el
consuelo de que las lágrimas de los hijos de Dios serán enjugadas ( Apocalipsis
21 , 4 ).
3b. Todo empeño por
hacer desaparecer a Jesús es en vano. La Biblia muestra cómo
siempre se ha buscado terminar con el pueblo de Dios, y hasta con el Mesías
mismo, pero todo intento ha sido frustrado por Dios. El rey Herodes temió la
competencia de un nuevo rey, y quiso sacarlo, según él, de la escena política,
pero no pudo. La vida del creyente suele ser una vida de muchas luchas, en las
cuales el diablo intenta acabar con su existencia. Aunque no podemos decir que
a todo cristiano se le presentará un ángel dándole a conocer los peligros que
vendrán, sí podemos asegurar por la palabra de Dios que el Señor estará con
nosotros en todo tiempo, pues todo está bajo su control.
4. La humillación del
Señor Jesús no empezó al final de su vida, sino al principio de ella. Inmediatamente
después de su nacimiento, Jesús no recibió honor de su propio pueblo; por el
contrario, fue amenazado de muerte por el rey Herodes, por lo que tuvo que huir
a Egipto; no pudiendo luego volver a Jerusalén, sino a Galilea, al pueblito de
Nazaret. Era Rey, pero un rey incógnito. Nuestro Señor sufrió esta humillación
voluntariamente por su gran amor, para cubrir nuestra culpa y hacernos
partícipes en su gloria. Ese es el gran propósito del Señor para Israel y para
las naciones. Por eso se predica el evangelio tanto a los judíos como a los
gentiles.
Mateo 3
1. (3,1-12) Luego de
relatarnos algunos acontecimientos concernientes al nacimiento de Jesús, Mateo
nos introduce a Juan el Bautista, cuyo ministerio consiste en la predicación de
la cercanía del reino de Dios y la necesidad de la conversión. Él es el
precursor del Rey que merece toda obediencia: Jesús. El Antiguo Testamento nos
habla de Dios que viene como Rey. Esta promesa será ahora cumplida en Jesús. Y
para cuando el Rey y su reino hayan llegado, tenemos que
estar preparados. Esta preparación se llama "conversión". Conversión
significa un cambio de mentalidad, de razonamiento. Asimismo implica un cambio
de actitud y de vida entera.
Juan aparece
como profeta que predica y bautiza en el valle desierto del Jordán, cerca del
mar Muerto. Conforme a la esperanza de los judíos, el tiempo de la salvación
comenzaría en el desierto. Juan es un hombre del desierto que consume alimentos
del desierto; allí recibió su formación espiritual, en la tranquilidad. Juan se
parece mucho al profeta Elías, incluso en su apariencia. Cómo él, coloca al
pueblo en la disyuntiva. Al mismo tiempo su ministerio se parece al ministerio
mencionado en Isaías 40 : preparar el camino del Señor: eliminar los obstáculos
en las vidas del pueblo antes de que Jesús, el Rey, venga. Estos obstáculos son
los pecados. Juan es una voz que en el nombre del Señor nos ordena cambiar
nuestras vidas. Nótese que es precisamente Isaías 40 que inaugura lo que se
llama "el libro de la consolación". Dios aparece con su salvación y
dice: "Ved aquí al Dios vuestro" ( v.9 ). La predicación de Juan, que
nos parece bastante dura, tiene como objetivo preparar al pueblo para la intervención
redentora de Dios.
Mucha
gente viene para escuchar el mensaje de Juan, quedando muy impresionada por sus
palabras. Y cuando las palabras de Juan llegan a sus corazones, confiesan sus
pecados y son bautizados. Pero también acude gente con otras intenciones: los
fariseos y saduceos que vienen por curiosidad. A ellos, Juan se dirige con un
fuerte ataque y un mensaje muy amenazador. Estos se parecen a una clase muy
especial de víboras (cp. Mateo 12 , 34 y 23 , 33 ). Al igual que serpientes que
salen de sus nidos cuando se avecina el peligro; asimismo ellos creen que les
será posible huir de la ira de Dios. En este sentido se culpa a los líderes de
Israel, ya que confían en su propia religiosidad, mientras que por su actitud
mucha gente rehusa creer en Jesús como el Mesías. El que está satisfecho con su
propia vida no está dispuesto a cambiarla. El que se pregunta ¿qué cambio
necesito?, está pensando peligrosamente, ya que esta actitud recibirá la
condenación del Señor por falta de frutos que son dignos de Él y que corresponden
al arrepentimiento. El hacha está preparada para cortar todo árbol que no lleva
fruto.
Tampoco
podemos confiar en nuestro origen religioso y recurrir a la descendencia y
promesas hechas a Abraham. Tenemos que ser hijos espirituales de Abraham. Dios
no necesita específicamente de los judíos, pues tiene el poder de crear un
pueblo para sí, "aun de estas piedras". En el arameo las palabras
`piedras' e `hijos' difieren sólo en una letra. Las piedras no pueden
convertirse en hijos, pero por un milagro de la gracia de Dios será posible.
¿No contienen las palabras de Juan una alusión a la conversión de gentiles?
Juan no quiere negar que es una bendición ser hijos de la alianza. Pero no
significa por eso que somos automáticamente hijos de Dios. Todos necesitan una
conversión genuina y sincera.
Juan
conoce su lugar en el plan de Dios; él no es el Mesías mismo, solamente es su
precursor. Él sólo bautiza con agua, mientras que Jesús bautizará con el
Espíritu Santo y con fuego. Él nos dará en gran plenitud de su Espíritu; la
vida nueva por medio del Espíritu Santo como el Señor había profetizado en
Ezequiel 36 , 25 . El Espíritu Santo nos lleva a una relación íntima con el
Padre y Jesucristo, el Rey, y hacia su obediencia, pues esa es su obra. Jesús
también bautizará con fuego. Si no le reconocemos y obedecemos como nuestro
Rey, recibiremos el fuego de su castigo. Con una imagen tomada de la vida del
campo, Juan ilustra el futuro juicio purificador de Jesús.
* La
llegada del Rey (Jesús) y del reino de Dios merece la mejor preparación de
nuestra parte. La mejor preparación es la conversión y la obediencia.
2.
(3,13-17) En el pasaje que estudiamos ahora, Mateo nos habla del bautismo de
Jesús. En este bautismo, Jesús se hace igual a los pecadores: Él llevará la culpa
de estos. Después de su bautismo, Él recibe el Espíritu Santo, y de esta manera
es capacitado para poder ejercer su trabajo como Rey, Sacerdote y Profeta.
Siendo Rey tiene que luchar en primer lugar por su trono. Pero después de su
cruz, su resurrección y su ascensión, Él podrá (y ya lo hace) bautizarnos con
su Espíritu, llenarnos con su vida. Por lo tanto, su bautismo es importantísimo,
ya que muestra su gran amor: "Yo recibo el bautismo como si fuera pecador
(en un sentido `soy' pecador reemplazando el lugar de ustedes) y les doy la
seguridad de que mi vida será manifestada en las suyas".
Al
descender el Espíritu como paloma y al venir sobre Jesús, se escucha una voz
celestial que proclama que Jesús es su Hijo amado, en quien Dios tiene
complacencia (esta palabra es una referencia a Isaías 42 , al Siervo de
Jehová). Dios mismo indica que Jesús no sólo es el Mesías, sino también el
Siervo. Aunque este Siervo va por un camino no comprensible para todos (pues es
el camino que lleva al sufrimiento, la cruz y la tumba), es el camino que
agrada a Dios.
* El
bautismo de Jesús en el agua y con el Espíritu es una doble promesa para los
suyos:
a.
Jesús se hace igual a nosotros en favor de nosotros, y
b. Él
está dispuesto a comunicarnos la vida en el Espíritu.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1a. El
reino de Dios es el justo dominio de Dios sobre su pueblo y toda la tierra.
La
llegada de este reino en Jesucristo obliga a un cambio radical e inmediato: la
conversión.
1b. La
conversión consiste en:
I. Un
cambio de mentalidad en cuanto a nuestra forma de pensar. Esto comienza por una auto-crítica, en la cual nos
hacemos la pregunta si nuestra vida está de acuerdo con la voluntad de Dios,
pues Él merece una vida santa, dirigida a su gloria. El arrepentimiento es
entonces el principio de la conversión. El arrepentimiento no es simplemente un
lamentar o un remordimiento; es un cambio total en los pensamientos y actos, de
modo que se deja la desobediencia para servir a Dios en fe y fidelidad.
II. Un
cambio de actitud. No
basta con decir palabras bonitas, promesas maravillosas, ya que Dios busca los
frutos. Por eso se necesita una vida verdaderamente consagrada a Dios y a su
voluntad (= una vida de amor sincero y genuino como Jesús enseña en el sermón
del monte).
1c.
Toda predicación profética tiene el objetivo de quitar los obstáculos que
prohiben el servicio sincero a Dios. Por lo tanto la predicación es la proclamación de
las buenas nuevas, es la manera de señalar los pecados que estorban la entrada
de los hombres en el reino de Dios. Los pecados tienen un espectro amplio:
pecados de injusticia, dureza, auto-satisfacción, incredulidad, falta de
consagración a Dios, etcétera.
1d.
Nuestro origen religioso no es garantía de salvación para nosotros. Todos debemos pasar por la puerta del
arrepentimiento y la recepción de Jesús como nuestro único Salvador.
1e. Si
tarda la conversión, la ira de Dios no tardará. El arrepentimiento y la conversión son muy
urgentes.
1f. La
conversión no es cosa que la persona misma deba llevar a cabo. Es el Espíritu Santo quien nos introduce en una
estrecha relación de amistad con Dios y con su Hijo Jesucristo. Es el mismo
Espíritu el que desarrolla el cambio que necesitamos.
2a. En
el bautismo, Jesús se hace pecador en lugar nuestro. Posterior a su bautismo, Jesús es capacitado para
su ministerio; aquí vemos incluída la promesa de que Él quiere otorgarnos su
Espíritu.
2b.
Jesús es el único Hijo amado de Dios. Esta expresión nos habla de la relación íntima
existente entre Él y el Padre. Lo que Jesús va a hacer, aunque no agrade a los
hombres, agrada a Dios. La obra de Jesús es ir por el camino del Siervo de
Dios, consolar a los quebrantados de corazón, a los oprimidos y cargar con los
pecados del mundo.
Mateo
4
1.
(4,1-11) Tan pronto como el Espíritu Santo descendió sobre Jesús, éste le llevó
al desierto para ser tentado por el diablo. Puede resultar paradójica esta
`cooperación' entre el Espíritu y el diablo, sin embargo, hay diferentes
motivos. Jesús no puede cumplir toda justicia (ver Mateo 3 , 15 ) sin que esté
resistente a las tentaciones del diablo. Él debe rehacer el camino de Adán, el
cual cayó en el pecado de desobediencia y falta de amor a Dios. Ahora Jesús,
por medio de la obediencia y amor al Padre, construirá el camino hacia la
presencia de Dios.
La
intención del diablo es provocar a Jesús en su calidad de Rey. El diablo sabe
que Jesús viene a luchar y a vencerlo; sabe además que el camino hacia este
triunfo es por la cruz. Él quiere distraer a Jesús de este camino. Por lo
tanto, le desafía a abusar de su poder real. Quiere evitar que Jesús llegue a
la cruz. El enemigo desea que Jesús sea Rey sin ser el Siervo que lleva la
culpa de los suyos.
Jesús
ayunó 40 días en el desierto y por eso tiene hambre. El diablo siempre busca
una oportunidad propicia para lanzar sus malévolos ataques. Los 40 días nos
hacen pensar en Moisés que ayunó 40 días antes de recibir la ley de Dios; en
Elías que estuvo en el desierto 40 días sin comer; y en el pueblo de Israel que
estuvo 40 años en el desierto. Jesús es más que Moisés, al dar al pueblo la ley
de Dios como Él la había pretendido ( Mateo 5-7 ). Él es más que Elías, que
casi perdió su confianza en el Señor. Jesús reconcilia la culpa de su pueblo,
que ofendió a Dios durante 40 años. ¡Pero, no hay triunfo sin lucha!
Las
tres tentaciones nos llevan a considerar la realeza de Jesús. En la primera
tentación el diablo no quiere hacer dudar a Jesús de su relación filial única
con Dios, sino que quiere provocar a Jesús para que use su poder. La palabra
`si' en el v.3 significa: "Tu eres Hijo de Dios, ¿verdad? Utiliza tu
autoridad y tu poder como Rey". "¿Por qué tienes hambre? Dí a estas
piedras que se conviertan en pan". El diablo quiere que Jesús abandone su
estado de obediencia dependiente del Padre. Jesús responde con palabras de
Deuteronomio 8 , 3 . Allá Moisés advierte al pueblo que una vez que se hallen
en el país prometido no deben pensar en sus propios esfuerzos, sino en el poder
de Dios. En el desierto Israel ha sido testigo de cómo Dios alimentó a su
pueblo por su `Palabra', por el Maná que Él dio a través de su palabra
poderosa. De este modo Jesús quiso estar totalmente dependiente de su Padre. Él
puede darle a su tiempo lo que Jesús, como Hijo, necesita.
En la
segunda tentación el diablo le llevó al templo de Jerusalén. No sabemos cómo,
¿tal vez en una visión? Lo que el enemigo hace ahora, es probar la confianza
que Jesús mostró en la primera tentación. La dice a Jesús: "Muestra tu
confianza como Hijo lanzándote abajo", porque la Escritura dice: "Él
mandará a sus ángeles acerca de tí, en sus manos te sostendrán, para que no
tropieces con tu pie en piedra". El diablo hace algo muy peligroso:
apegarse -al igual que lo hizo Jesús- a las Escrituras. Sin embargo, el uso que
hace de la Palabra no refleja la intención de las Escrituras. Al contrario,
abusa de ellas. Jesús responde nuevamente valiéndose de las Escrituras (
Deuteronomio 6 , 16 ), dejando ver el motivo verdadero de ellas. Confiar en
Dios es bueno, pero provocarle a través del abuso de sus promesas, como muchas
veces ha hecho el pueblo de Israel, es un grave pecado.
En la
tercera tentación el diablo se quita su máscara. Explícitamente pide adoración
para él por parte de Jesús, y a cambio le concederá todos los reinos del mundo.
El peligro es que Jesús puede recibir el poder sin luchar, sin cruz, en un solo
momento. Y es verdad: el diablo, por así decirlo, tiene el dominio sobre todos
los reinos de este mundo. Jesús, sin embargo, vino para recuperar este mundo
del poder del diablo, pero no sin la cruz. Ahora el Señor muestra su poder al
decir al diablo que se vaya. El diablo obedece. Nuevamente Jesús menciona
palabras de Deuteronomio (6,13): "Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo
servirás". La confianza en su Padre no le avergonzó: ahora, después del
primer triunfo, vienen los ángeles para servirle.
* El
Señor Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebr
4, 15). Él puede ayudarnos a triunfar.
2. (4,12-25)
Luego de la tentación, Jesús va a actuar en público. Esto coincide con la
prisión de Juan; el turno de Jesús para comenzar su ministerio ha llegado. Él
vuelve a Galilea, no sólo porque allí existían menos peligros de ser apresado,
sino también porque es la voluntad de Dios, conforme a las Escrituras, empezar
en Galilea. Se domicilia en Capernaum. Esta región es importante: Galilea es el
territorio que ocuparon las tribus de Zabulón y Neftalí antiguamente. Mateo
pone la atención en el último versículo de Isaías 8 y los primeros del capítulo
9 . El exilio comenzó allí, en el norte de Israel, en la región de las tribus
de Zabulón y de Neftalí. La salvación, sin embargo, tendrá también su inicio
allí: "El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz..." La luz que
brillaría es la luz del "niño que nos es nacido, el hijo que nos es dado,
cuyo nombre es: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de
paz", el Mesías, Jesús ( Isaías 9 , 6 ).
Al
empezar el Señor su predicación repite las mismas palabras que usó Juan. Hay
una sola diferencia: ahora es el Rey mismo quien nos habla del mensaje de
arrepentimiento. El arrepentimiento ahora es mucho más necesario y urgente
porque el Rey ya llegó. La única reacción adecuada ante Jesucristo es confesar los
pecados y depositar confianza plena en Él.
Luego,
Jesús llama a sus primeros discípulos. En contraste con los rabinos, Jesús
elige a sus propios discípulos, en tanto que los discípulos de los rabinos
elegían a su maestro. Es la gracia de Dios, su elección, poder pertenecer a los
seguidores de Jesús (Véase Juan 15 , 16 ). Como Rey e Hijo de Dios, Jesús tiene
poder: los primeros discípulos, Pedro, Andrés y después Jacobo y Juan, le
obedecen y le siguen, abandonando su trabajo como pescadores. Reciben una promesa
y otra tarea: "os haré pescadores de hombres". Ellos llamarán a los
pecadores al arrepentimiento con el mismo poder con el cual Jesús les llamó a
ellos. Asimismo por medio de su Espíritu los discípulos recibirán frutos de su
gran tarea.
Mientras
que Juan predicó en un solo lugar, Jesús recorrió toda Galilea. Él está
buscando al pueblo con todo el amor de su corazón. Su actividad consiste en
enseñar, predicar y sanar a los enfermos de todo tipo de enfermedad, incluso a
los endemoniados. Juan solamente anunció el reino de Dios; Jesús trae y hace
visible el poder del reino mediante las sanaciones. Jesús tiene tanto poder que
aun las enfermedades se someten a Él. El diablo y su destrucción tienen que
desaparecer. Pero Jesús no sólo trae sanidad; además acompaña las curaciones
con la predicación. Además, sólo podemos entrar en el reino de Dios
arrepintiéndonos y caminando en pos de Jesús. Mucha gente le sigue de todas las
partes del país para ver la luz brillando en las tinieblas. Después del juicio
viene la gracia inmerecida de Dios.
* Al
predicar y sanar las enfermedades, Jesús nos revela la salvación del reino de
Dios: la recuperación de la vida humana entera, es decir, la salvación del alma
y del cuerpo.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1a. Para
Jesús las tentaciones fueron reales y difíciles, ya que era Dios y hombre al
mismo tiempo. Pero
gracias a Dios, a diferencia de Adán, Él luchó y triunfó sobre el diablo, sin
ceder ni un ápice a sus engañosas demandas. Voluntariamente eligió el camino hacia
la cruz. Por lo tanto Él está dispuesto a perdonarnos si nosotros no nos hemos
mantenido firmes. Él puede hacer que triunfemos sobre las tentaciones. Así lo
atestigua Pablo en 1 Cor. 10 , 13 : "Fiel es Dios, que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar". De modo que podemos pedir
la ayuda de Dios, y su presencia en nuestra lucha, con los ojos fijos en el
Señor Jesús, quien por amor a su Padre luchó y venció por nosotros.
1b. En
la tentación de Jesús en el desierto, nuestro Señor nos revela tres formas para
vencer la tentación:
a.
Creer que Dios a su tiempo nos dará lo que necesitamos. Satanás trató de inducir a Jesús a que usara su
poder para satisfacer sus necesidades físicas. En el fondo quería sujetar a
Cristo bajo sus órdenes. El maligno siempre anda en busca del momento oportuno
para lanzar sus ataques, mas no hagamos caso a sus demandas tan sutiles, sino
que confiemos en Dios, que aun en el desierto pudo alimentar a su pueblo.
b.
Confiar en Dios, pero nunca tentarlo usando sus propias promesas. Al ver la sujeción de Jesús a las Escrituras, el
diablo buscó tentarle usando la propia Escritura ("El diablo con la Biblia
bajo el brazo"). Apelando a una promesa específica de protección, quiso
que Jesús viviera la experiencia de tal promesa. Lo que el enemigo hacía era
tentar a Dios. Este es un aspecto que necesita mucha atención en la iglesia del
Señor, ¿pues no tentamos muchas veces a Dios, exigiendo innecesariamente el
cumplimiento de algunas promesas para nuestras vidas? Caemos en este error
cuando por ejemplo exigimos a Dios sanidad, teniendo las condiciones para ir al
médico.
c.
Reconocer que Dios es el único digno de adoración. Satanás quiso hacer que el trabajo de Jesús fuese
más fácil, sin mucho sufrimiento. Es como si le hubiera dicho: "¿Para qué
la cruz, si en estos momentos te puedo entregar todos los dominios de la
tierra?". Satanás actúa con nosotros de la misma forma. Nos ofrece un
paraíso en esta tierra, el cual se puede obtener fácilmente. No obstante, esto
obliga a la adoración de otros dioses. Es aquí en donde podemos discernir
claramente la intención del maligno, y afirmar nuestros votos de fidelidad y
adoración al único y sabio Dios. Satanás puede ofrecer mucho, pero aceptar su
ofrecimiento es la ruina total.
2a. La
salvación comienza por donde empezó el pecado y el cautiverio. Es por esta razón que el inicio del ministerio de
Jesús se realiza en Galilea. Jesús cumple todas las antiguas promesas. Él es la
luz que brilla en las tinieblas. Esto significa que la iglesia del Señor igual
puede comenzar su ministerio en lugares oscuros. No hay por qué evitar las
cárceles, sectores donde viven personas marginadas, centros de prostitución y drogadicción.
Allí puede brillar la luz del evangelio acompañada por actos de misericordia.
2b.
Jesús es quien elige a sus discípulos.Es de pura gracia el poder pertenecer al
Maestro, nuestro Señor Jesucristo. Los seguidores de Jesús reciben una tarea y promesa
tremenda: "Os haré pescadores de hombres". La iglesia que busca a los
hombres para llevarlos a Jesús, refleja la búsqueda de Dios mismo. Jesús
recorrió toda Galilea en busca de todos.
2c. El
ministerio terrenal de Jesús fue un ministerio integral. Esto se ve claramente en su ministerio que
consistía en enseñar, predicar y sanar. La salvación envuelve al hombre en su
totalidad, busca realizarlo. No podemos confinar la salvación a una esfera de
la vida, como por ejemplo solamente hablar de la salvación del alma. Si Dios ha
de salvar al hombre, lo salvará por entero. Aprendamos del ministerio de Jesús
y busquemos para la gloria de Dios llegar a los problemas espirituales, físicos
y emocionales de una persona.
Ahora,
para recibir la salvación hay una sola condición: arrepentirse. Debemos
confesar y dejar los pecados para que de ahora en adelante seamos integrados al
pueblo del Mesías.
Mateo
5
1. El
sermón de la montaña
Mateo
4 , 23 nos dice que Jesús estaba enseñando, predicando y sanando toda enfermedad.
Es inevitable la reacción. De todas partes la gente viene para escucharle y
recibir sus bendiciones. Ahora Jesús toma la iniciativa y se adelanta a las
multitudes para llevarlas a un monte como Moisés llevó al pueblo de Israel al
monte de Sinaí, donde recibieron los mandamientos del Señor. En un monte cerca
del mar de Tiberias, Jesús proclama al pueblo de Israel sus promesas y sus
mandamientos para entrar en su reino.
"Abriendo
su boca": estas palabras solemnes declaran la gran importancia de lo que
Jesús está a punto de decir. Él habla con autoridad, buscando a discípulos que
quieran obedecerle. El sermón del monte no es una campaña evangelística en
donde los hombres pueden entrar o salir libremente sin compromiso. Jesús habla
con autoridad divina. No podemos separar este sermón de su persona. Él
muestra en su propia vida el gran amor de su Padre por los pecadores. Por lo
tanto, Él nos pide un reflejo de este amor a quienes quieran entrar en su
reino. Sin embargo, cuando separamos sus mandamientos de su persona, nos quedan
solamente mandamientos difíciles. Pero cuando hemos sido tocados por su amor,
nuestra vida cambia por completo.
2.(5,1-12)
Las bienaventuranzas
En las
bienaventuranzas se define qué tipo de gente es feliz. En el fondo se trata de un
solo tipo, pero con diferentes características. Al mismo tiempo oímos en qué
consiste la felicidad de estas personas: ellos reciben el reino de Dios. Cada
bienaventuranza brinda una descripción de este reino.
Bienaventurados
los pobres en espíritu . En
las bienaventuranzas escuchamos el eco del Antiguo Testamento, sobre todo de
Isaías 61 . Allí, el pueblo de Israel se encuentra en el cautiverio por su
propia culpa. No tenía nada, pero su esperanza seguía dirigida hacia Dios. Por
medio de la predicación de Juan el Bautista muchos se sienten espiritualmente
pobres, semejantes `mendigos' (así dice la palabra griega). No tienen poder
espiritual ni una vida justa, libre de culpa. Además de esto hay gran cantidad
de ellos que sufren realmente pobreza por la injusticia. Son comparables con
los afligidos de los Salmos (ver Salmo 72) y el pueblo humilde y pobre de
Sofonías 3 , 12 . Necesitan todo lo que Dios puede darles. A aquellos
pertenece el reino de Dios.
* Dios
busca a un pueblo que espera todo de Él, sin confianza en sí mismo.
Bienaventurados
los que lloran. Todos
los que lloran, dice Isaías 61 , recibirán consolación. Allí se refiere al
pueblo que se siente infeliz, porque está en un país extranjero, sin la
experiencia de la bondad de Dios, aunque la anhelan grandemente. Aquí Jesús
piensa en aquellos que lloran por sus pecados y porque en este mundo aún reinan
tantos poderes satánicos. Sin embargo, son justamente ellos los que recibirán
consolación.
* Dios
establecerá su reino de perdón y consuelo. Es una nueva época en que Dios es el
único Rey. Todo poder destructivo se acabará por completo.
Bienaventurados
los mansos. Jesús
no piensa en una cualidad del carácter humano. Los mansos son aquellos que no
se vengan, que no usan la violencia. Esto lo hacen porque confían en el Señor
para librarlos y ayudarlos. Saben que a Dios pertenece la venganza y que Él
cuida nuestros derechos. Jesús les dice: los insolentes no llevan la mejor
parte del mundo, sino aquellos que tienen su esperanza en Él.
* Los
mansos pueden sufrir injusticia, sabiendo que Dios les mostrará su justicia.
Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia. Son aquellos que en un mundo lleno de injusticia
(también en su propia vida), anhelan un mundo justo, en el que Dios recibe sus
derechos, y el prójimo un trato justo.
* En
el reino de Dios hay perdón, vida santa, y un mundo limpio de cualquier
injusticia.
Bienaventurados
los misericordiosos. Son
los que conocen la misericordia del Señor con respecto a su vida: su perdón,
interés, ayuda, y por ende tienen misericordia por los demás. Su vida es un
reflejo de la misericordia del Señor.
* Los
misericordiosos pueden contar con la misericordia del Señor en su reino. Ellos
recibirán amor abundante.
Bienaventurados
los de limpio corazón. Los
fariseos daban mucho énfasis a la pureza exterior. Para el Señor cuenta como
prioridad principal la pureza interior, la del corazón. El principio de un
corazón limpio está en la confesión de nuestras impurezas como oró David en
Salmo 51,10 "crea en mí, oh Dios, un corazón limpio". Si el corazón
de una persona cambia y es puro en sus relaciones con los demás, siendo una
persona honrada y fiel en sus palabras, entonces ella recibe la promesa de ver
a Dios. Los pecados nos impiden la entrada a la presencia del Señor.
*
Todos los que tienen un corazón limpio pueden experimentar la presencia del
Señor ahora, y en su reino le verán cara a cara (cp. 1 Juan 3 , 2 y 3 ).
Bienaventurados
los pacificadores. Dios
se llama "Dios de paz" y sus ángeles anunciaron paz en la tierra. Los
verdaderos creyentes que son pacificadores, son los que conocen el poder de la
reconciliación. Por lo tanto ellos desean una vida llena de paz, que influencie
también el ambiente que les rodea. Aquellos serán llamados hijos de Dios.
* Los
pacificadores reflejan la paz del Señor; y en su reino, Él les dará el honor de
ser llamados sus hijos, puesto que han reflejado su paz y su gran amor.
Bienaventurados
los que padecen persecución por causa de la justicia y por causa de Jesús
mismo. Cuando
una persona refleja la bondad de Dios, corre el peligro de ser rechazada por
los demás. Aquel que quiere pertenecer al Señor, debe contar con muchas
dificultades. Las tinieblas odian la luz, asimismo odian a los hijos de la luz;
sobre todo cuando hacemos observar a los demás lo que significa la voluntad de
Dios en nuestra vida. A aquellos que no quieren cambiar sus vidas, se irritan
con las palabras del Señor.
*
Aquel que vive para la gloria del Señor Jesús puede gozarse, porque el
sufrimiento por Jesús muestra que él es hijo de Dios y heredero de su reino.
3.
(5,13-16) Ser sal, luz y una ciudad visible
Las
palabras de Jesús tienen su punto de partida en el pueblo de Israel. Este
pueblo había recibido el llamado de Dios para ser de bendición a todo el mundo.
Jesús habla sobre sal y luz. Ambos existen no para sí mismos, sino para otras
cosas. La sal sazona la comida y la preserva de corrupción; la luz está para
alumbrar el ambiente y permitir que nos veamos los unos a los otros. Israel
tiene el llamado para dirigir a los pueblos hacia el Señor. Pero si la sal
pierde su sabor, (literalmente: queda desabrida) no sirve para nada. Cuando
Israel (incluyendo a la iglesia) se hace tan necio que no escucha las palabras
de Jesús, entonces pierde su significado como pueblo de Dios. La sal "no
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres". Esta expresión denota la exclusión del reino de Dios. En forma
positiva, Jesús menciona el llamado de Israel para ser luz del mundo. Él
exhorta a su pueblo para que éste brille con su luz por medio de buenas obras.
Estas buenas obras pertenecen a una vida, en la cual el amor abundante de Dios
reina. Esta es la clase de vida que será bendecida. Pese a que el creyente debe
contar con sufrimiento, habrá gente que glorificará al Señor por el cambio que
ha notado en la vida de aquellos que pertenecen a Dios. La vida de los
seguidores de Jesús es como una ciudad ubicada en una montaña que no puede
quedar invisible a la gente.
* Se
advierte el sabor salado, la luz, la ciudad ubicada en una montaña. ¿El mundo
de alrededor observa por nuestro estilo de vida que somos hijos de Dios?
4.
(5,17-20) Cristo cumple la ley de Dios
Antes
de que Jesús dé a conocer sus mandamientos, Él aclara que no vino para anular o
abrogar los mandamientos de Dios, los cuales podemos hallar en la ley y en los
profetas. Su doctrina cabe perfectamente en la enseñanza de las Escrituras. Él
no abroga ni una jota ni una tilde. La jota es la palabra más pequeña, y la
tilde es nada más que un ganchito. Es como decir que se pone atención incluso a
las comas y a los puntos. Jesús vino para cumplir la ley. Significa que Jesús
penetra hasta el sentido más profundo de ella, y también la mantiene completamente
hasta sufrir el castigo de Dios por nuestras infracciones de la ley. De este
modo, Él cumple la ley de los sacrificios. Por eso es seguro que el reino
prometido vendrá. Es posible que la gente a veces piense que sus mandamientos
son muy pequeños: ser manso, mostrar misericordia, etcétera; pero a los ojos de
Jesús justamente estos mandamientos son importantes. Si los menospreciamos,
entonces nos hacemos menospreciables en el reino de Dios.
Nuestra
justicia ha de estar por encima de la de los escribas y fariseos. De no ser
así, no podemos entrar en su reino. El pueblo de Israel recibió muchos
mandamientos a través de la enseñanza de ellos. Pero nuestra justicia tiene que
ser mayor. Esto no significa que Jesús nos entregará mandamientos más
difíciles, sino que Él nos da la interpretación de la ley: el amor abundante.
De acuerdo a la enseñanza de los líderes de Israel, uno tenía que obedecer
muchas reglas; pero al centrar su vida sobre esto solamente, dejaba lo más
importante: mostrar amor verdadero. Desde ahora, Jesús va a concretizar en que
consiste el amor abundante.
* El
Señor no está satisfecho con una justicia externa, sino con un amor interno y
abundante, tal como Él lo enseñó por medio de sus palabras y en su propia vida.
5.
(5,21-26) Cómo tratar a nuestro prójimo
Jesús
nos concede ejemplos de un mal tratamiento de la ley, y, además, nos
proporciona su propia interpretación de las intenciones de Dios. A los antiguos
les fue dicho: "no matarás". En una interpretación falsa de este
mandamiento, no escuchamos nada sobre el trato a nuestro prójimo. Solamente se
interpreta como "no debemos matar". Los intérpretes de la ley
pensaban que era suficiente con decir: "cualquiera, que matare será culpable
de juicio". En Israel, mucha gente tomó estas palabras literalmente:
"No importa la manera en que tratemos a los demás, siempre y cuando no
matemos a nadie". Para Jesús este mandamiento incluye mucho más. En él
está impreso el amor por nuestro prójimo. Cada persona que se enoja contra su
hermano debe ser procesada. La persona que dice 'necio' a su hermano tiene que
justificarse ante la sesión del tribunal de Dios, y la persona que dice 'fatuo'
a su prójimo es digna del infierno. Las multitudes chocan fuertemente con las
palabras de Jesús, pues ellas nos muestran cómo Dios toma muy a pecho un trato
sin amor. Vociferar duele, daña el alma de nuestro hermano. Por lo tanto, Jesús
nos exige amor en nuestros tratos.
También
si nos acordamos que nuestro hermano tiene algo contra nosotros, aunque estemos
trayendo una ofrenda al altar, es necesario, en primer lugar, reconciliarnos
con él antes de que vayamos al templo a adorar a Dios. Nosotros podemos decir:
"lo pasado está en el saco", pero Dios nos pide reconciliación con
nuestro hermano. Luego podremos acudir a Dios para pedir su perdón. Aprendamos
esto, porque de otra manera Jesús dice que nuestro prójimo se transforma en
querellante. Y el juez a quien él nos entrega, es el juez más alto, Dios mismo.
* El tiempo
del amor perfecto se acerca, por tanto hemos de ejercitar este amor. El que
cree que el cielo está cerca, aprenda en esta tierra a tratar bien a su
prójimo.
6.
(5,27-32) La fidelidad
Los
Israelitas conocían la ley que dice: "no cometerás adulterio".
Muchos tomaron estas palabras sólo en forma literal, diciendo: "No tengas
trato sexual con otra mujer". Pero esta consideración interpretativa no
ponía atención al sentido más profundo de estas palabras. Dios nos pide una
relación dentro del matrimonio basada en el amor y la fidelidad. Por lo tanto,
este mandamiento comprende más. Por otro lado abarca no romper el propio
matrimonio simplemente por mirar con malos deseos a una mujer, pues con ello
también se comete adulterio. Jesús advierte sobre el uso solamente formal de
la ley, sin llegar a la profundidad de los mandamientos. El matrimonio tiene
que ser un reflejo del amor de Dios para con nosotros. Su fidelidad es
perfecta. Cuando Jesús nos habla sobre sacar el ojo y cortar la mano (en el
caso de que ellos nos den ocasión de caer en pecado), de nuevo Él nos confronta
diciéndonos con gran esfuerzo: no te acerques al pecado.
En el
versículo 31 Jesús habla sobre la ley del divorcio (Véase Deuteronomio 24 , 1-4
). El gran error que los judíos cometían era el pensamiento: Moisés habla sobre
la carta del divorcio, por eso es posible divorciarse. Había un rabino que
dijo: "Si encuentras a una mujer que es más bonita que tu propia mujer,
eso es una razón para divorciarse". "No", dice el Señor,
"solamente cuando el matrimonio está disuelto de hecho (por fornicación
cometida por la mujer) es posible disolver realmente el matrimonio. Pero si el
hombre rompe el matrimonio sin que exista esta razón, hace que la persona que
se casa con su mujer cometa el pecado de adulterio". Porque a los ojos del
Señor existe solamente el primer pacto matrimonial.
Contra
la negligencia en el matrimonio está la responsabilidad. Tenemos que ir hasta
el final, porque el amor del Señor nos tiene tomados completamente. Algunos
aplican a su matrimonio el dicho: "Tanto va el cántaro al agua, que al
final...". Sin embargo,
* la
fidelidad del matrimonio no permite el quiebre.
7.
(5,33-37) Sinceridad
"No
perjurarás". Los judíos conocían este mandamiento; empero para evitar
problemas con juramentos, distinguían entre los juramentos obligatorios y los
voluntarios. A cada momento juraban, por ejemplo, por el cielo, por la tierra,
por el templo o por su cabeza. Para ellos, estos juramentos no tenían mucho
valor, puesto que no estaban usando el nombre de Dios. Sin embargo, Jesús dice:
todo pertenece a Dios. Por lo tanto, también estos juramentos son hechos en su
nombre. Jesús nos pide un corazón limpio, de tal modo que cuando nuestra boca
dice "sí", debemos intentar que sea un sí, y "no" cuando
sea un no. Cada palabra que hablamos, la expresamos en la presencia de Dios.
* En
nuestro tiempo mucha gente dice: "quizá", e intenta en realidad
decir un no. Dios exige sinceridad completa, porque Él nos habla solamente la
verdad en sus promesas y advertencias.
8.
(5,38-42) Vuélvele también la otra
Las
palabras: "ojo por ojo, y diente por diente", eran muy conocidas para
los israelitas. Notemos que estas palabras eran una medida para reducir la
vendetta, la venganza sin límites. Sin embargo, los Israelitas pensaron que
esta ley les permitía vengarse, como si fuera un mandamiento: "ustedes
tienen que pagar con la misma moneda". "No", dice Jesús,
"no resistáis al que es malo". Hay terrenos en que es mejor no
resistir en demasía. Sobre todo cuando se trata del Maligno: Satanás. Él hace
uso de la gente que se opone a los creyentes. En este sentido no debemos resistir,
sino que tenemos la obligación de sufrir: estar dispuesto a recibir la bofetada
completa; dejar la ropa al que la pide; llevar una carga por dos millas;
aceptar el hurto. Repito una vez más: se trata de aceptar el sufrimiento por la
causa de Cristo. Esperemos la liberación no del juez terrenal, sino del reino
de Dios que está por llegar. Podemos vencer el mal solamente con el bien, es
decir: actuando con amor. De esta manera satanás pierde la lucha, por lo tanto
no es necesario entonces resistir. Por supuesto hay situaciones en que tenemos
que luchar, por ejemplo contra la maldad, o en el caso de que un niño insulte a
sus padres hay que oponerse fuertemente a sus insultos, aunque es verdad que
aun en estas circunstancias debemos buscar la reconciliación.
* Si
sufrimos ataques de gente que es inspirada por satanás, no hagamos justicia por
nuestra propia mano, sino que esperemos la liberación de arriba.
9.
(5,43-48) Amor para con todos
"Oísteis
que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo". La
primera parte es un mandamiento de Dios, mientras que la última parte fue
agregada por los maestros de Israel. Ahora se ha revelado una nueva época, un
tiempo lleno del amor de Dios en Jesús. Entonces podemos enfrentar el odio con
amor. Innecesario es decir que el amor hacia el enemigo no es una emoción, una
profunda simpatía; es un acto de la voluntad: no responder con odio a aquellos
que nos odian, sino orar por ellos, amarles con el amor de Dios en Cristo. Es
un amor sin excepción, porque Dios hace salir su sol sobre malos y buenos.
Nosotros hemos de reflejar este amor, pero esto significa que debemos ser
perfectos como nuestro Padre, quien es perfecto en amor. Es decir, debemos
amar con paciencia y sin discriminación, al igual como Dios entrega sus
bondades (sol y lluvia) sobre justos e injustos. El trasfondo de su amor está
en su paciencia. El tiempo de su juicio viene; ahora estamos en el tiempo del
arrepentimiento y de la conversión.
Este
amor debe ser sin excepción alguna y sobrepasar lo que la gente considera lo
normal. Aquellos que no conocen al Señor (como los paganos), igual demuestran
tener amor por sus propios amigos. Los discípulos de Jesús, no obstante, deben
tener amor por todos.
* Los
creyentes tienen que tener un amor abundante, como el amor abundante de Dios.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1.
Jesús traza el camino de la vida del discípulo dentro del reino de Dios. Muy semejante a Moisés que entregó las leyes de
Dios a un pueblo que nacía en el desierto, así también Jesucristo daba a
conocer a un nuevo pueblo las normas que han de caracterizar la vida de
aquellos que obedecieron a su llamado. Ahora Jesús reune a un nuevo pueblo
formado en una nueva alianza, en donde sus miembros han de pasar por el nuevo
nacimiento obrado por el Espíritu Santo. Jesús no es un maestro judío más, con
una serie de órdenes que por su radicalidad se convertirían en legalismos; no,
Él es el Señor que establece a su pueblo y lo sitúa bajo ciertos parámetros de
vida que no es otra cosa que "fe vivida". En el fondo, el Sermón del
Monte es promesa para ser cumplida en los creyentes que han recibido el
Espíritu de Cristo.
2a.
Las bienaventuranzas contienen las promesas del Señor Jesús y además nos
enseñan quiénes son los que pueden entrar en su reino. Nos piden un auto-análisis de cómo somos en
realidad. Por otra parte contienen una consolación tremenda para los verdaderos
creyentes. Jesús felicita a los que:
- son
pobres en el sentido que dependen totalmente de Dios en cuanto al perdón de sus
pecados, una vida nueva y una tierra donde hay justicia;
- se
sienten tristes por su propia imperfección y la maldad en esta tierra;
- son
mansos, puesto que saben actuar con la paciencia de Dios;
-
tienen una profunda hambre de la justicia; desean que ellos mismos y el mundo
entero obedezcan a Dios y actúen con amor hacia el prójimo;
- son
misericordiosos, pues han descubierto la inmensa misericordia de Dios que hace
salir su sol sobre malos y buenos, y están reflejando algo de esta
misericordia;
- son
limpios de corazón; son sinceros ante Dios y conscientes de su impureza. En su
vida diaria no se satisfacen con un mero cumplimiento externo de los
mandamientos de Dios, sino que comprenden que sólo el amor abundante es lo que
Dios espera de ellos;
- son
pacificadores: la paz de Dios reina en sus vidas y tiene un impacto en su
relación con los demás;
-
sufren por la justicia y por la causa de Jesús. No niegan a Cristo por un
posible sufrimiento, sino que le siguen fielmente.
Para
ellos es el reino de Dios, su amor paternal y la presencia de Dios, cara a
cara.
2b. El
Sermón del Monte nos presenta la descripción de la propia vida de Jesús. Todo lo que se nos pide como discípulos de Jesús
tiene su cumplimiento en Él. Por tanto, podemos decir que la persona, Jesús
mismo, que nos manda vivir una vida tan elevada, es a la vez nuestro modelo
como nuestra fuente. Podemos cumplir con las demandas de Jesús, pensando que
cumplirlas no es producto de nuestras fuerzas carnales, sino la obra del
Espíritu Santo en nuestras vidas.
3. En
el sermón del monte, Jesús destaca la necesidad de un amor abundante. De esta forma podemos mostrar buenas obras; esto no
tiene nada que ver con una demostración de nuestra propia bondad. Hacer buenas
obras, es reflejar la bondad del Padre. Así somos sal, luz y una ciudad
asentada sobre un monte, bien visible; en conclusión: personas con una vida
atractiva. Por esta razón nuestra justicia debe ser mayor que la de los
escribas y los fariseos, es decir, no basta con una justicia externa que no
proviene de un corazón nuevo.
4.
Jesús nos da ejemplos de la nueva obediencia, tocando temas conflictivos como
por ejemplo: el trato con los hermanos, adulterio y divorcio, juramentos y amor
hacia los enemigos. En
todos estos ejemplos nos advierte contra una observancia de la ley según la
letra de ella, pasando por alto su espíritu, es decir, el doble mandato de amor
a Dios y al prójimo. Este amor debe sobrepasar lo que la gente considera como
normal, pues el amor de Dios sobrepasa todas nuestras medidas. Es obvio que
nadie es capaz de vivir conforme a esta norma si no fuera por el poder del
Espíritu Santo quien nos abre los ojos para conocer el amor de Cristo. Nunca
olvidemos: el Señor Jesús es tanto el modelo del verdadero amor como nuestro
Sustituto ante el Padre si hemos fracasado.
Mateo
6
1.
(6,1-18) No como los actores
a.
(6,1-4) En
Mateo 6 , 1-18 se habla de la fe como un elemento personal. Para mucha gente la
fe era (y es todavía) una representación teatral. Los hipócritas son actores;
ellos representan una obra cuando muestran caridad , oran y ayunan. Lo hacen
para que la gente vea su piedad. No se debe buscar el elogio de los demás, ni
tampoco tener la costumbre de anunciar sus propias obras con bombos y
platillos. Si así lo hacemos, ya tenemos nuestra recompensa: la admiración de
los demás. No obstante, la izquierda no debe saber lo que hace la derecha. No
se deben frotar las manos por orgullo, felicitándonos por lo que hemos hecho. Busquemos
la recompensa del Padre, quien se goza de lo que hacemos en lo secreto, es
decir: sin buscar la admiración de los hombres.
*
Ayudar en cualquier sentido, debe ser motivado por el amor y no con el fin de
buscar la admiración de los hombres.
b.
(6,5-15) Lo
anterior es igualmente aplicable a la oración. Era costumbre de algunas
personas orar especialmente en público, en las sinagogas y en las esquinas de
las calles; por ejemplo, a la hora de la ofrenda en la mañana o en la tarde
ciertas personas se las arreglaban para estar en el mercado, lugar propicio,
para ser vistos por otros. Así ellos tienen su recompensa. Contrariamente,
cuando oramos tenemos que ir al aposento, el que antiguamente era un cuarto de
provisiones o una bodega. De este modo se hace visible si tenemos una vida de
oración. Sólo así recibimos recompensa de Dios. Por lo tanto, la oración tiene
que ser dirigida a Dios. Nuestra oración tiene que ser caracterizada por la
confianza, la cual toma cuerpo en una oración específica y de corazón. No somos
escuchados por la verbosidad en la oración como hacen los gentiles. Ellos
tienen que informar a los dioses de su situación y ablandarlos. No se dirigen a
sus dioses en plena confianza, puesto que deben persuadirlos por medio de
palabras. Jesús no está diciendo que no podamos orar durante un tiempo
prolongado, sino que lo podemos hacer en pocas palabras, porque Dios está al
tanto de nuestras necesidades y dispuesto a suplirlas.
* La
oración es comunión con Dios, nunca debe ser una demostración de religiosidad.
El
Señor nos da en su enseñanza el modelo de una oración centrada en la gloria de
Dios. En este ejemplo se hace claro que es importante tener en cuenta la honra
de Dios. La oración de Jesús empieza con una súplica triple respecto a la
venida del reino de Dios. La súplica es que la honra de Dios inunde esta
tierra. En este reino el nombre de Dios es santificado, y se hace su voluntad.
En la segunda parte de esta oración rogamos para que podamos llegar a este
reino: que recibamos lo suficiente para el camino. Que recibamos perdón de
nuestros pecados y que Dios nos guarde del Maligno (satanás), pues cuando él
quiere apartarnos del buen camino, necesitamos la ayuda de Dios mismo. La
oración termina en la doxología. Rogamos la venida de su reino, porque Dios es
grande y majestuoso.
En el
versículo 15 Jesús subraya que es imposible entrar en el reino de Dios sin
perdonar a nuestro prójimo. Cuando tratamos duramente a los demás, la oración
pierde su significado. El perdón humano es la prueba de conocer el secreto del
perdón de Dios.
* Un
trato duro con los demás es la prueba de no conocer el secreto del perdón de
Dios.
c.
(6,16-18) El
último ejemplo trata del ayuno. Este era un medio auxiliar del arrepentimiento
y un apoyo a la oración para una mayor concentración. Por esta razón, el ayuno
no debe ser utilizado como medio para expresar una aparente piedad,
caracterizada por una cara demacrada. Las limosnas, la oración y el ayuno deben
tener la calidad de autenticidad en vez de una demostración de piedad, que al
fin de cuentas es sólo hipocresía.
* La
sinceridad busca la recompensa de Dios y no la de los hombres.
2.
(6,19-24) Ojo y corazón dirigidos a los tesoros en el cielo
La
advertencia para no coleccionar tesoros en la tierra, donde la polilla y el
desgaste los corrompen, se relaciona con lo que Jesús dijo sobre la recompensa
de los hombres o de Dios. Es mucho mejor acumular tesoros en el cielo, donde no
hay polilla, desgaste, ni robos. Nuestro corazón está en aquello que tratamos
de conseguir; él debe dirigirse al Padre y a su gloria eterna. Jesús habla
sobre el significado del ojo. El ojo no es solamente el órgano por medio del
cual podemos ver, sino que es como una lámpara. Los ojos miran y el cuerpo los
sigue. Nuestros ojos determinan lo que vamos a hacer. Podemos tener un ojo malo
que nos incita al mal y luego, como consecuencia lógica, seguir el mal. Si
nuestro ojo es bueno (sincero), es decir, dirigido sólo al Padre y su reino,
nuestro cuerpo lógicamente le seguirá. Si la luz dentro de nosotros es
tinieblas (porque no vemos al Padre y su luz) entonces estamos viviendo completamente
en las tinieblas. Al igual que un esclavo que sólo puede servir a un solo
patrón, así nosotros hemos de servir a un solo Señor, sea Dios o el dios del
dinero y las riquezas.
*
Pongamos a Dios en el sitio que le corresponde: el primer lugar.
3.
(6,25-34) Busca primero el reino de Dios
Ahora
Jesús habla sobre nuestra búsqueda del reino de Dios sin condiciones. El
contraste en los versículos siguientes no es el de estar preocupados o
despreocupados por comida, bebida o ropa. El contraste es el estar ocupados en
la comida, bebida y ropa o el buscar el reino de Dios y su justicia.
Jesús nos enseña que nuestra primera prioridad debe ser una vida que agrade a
Dios.
El versículo
25 nos exhorta a cuidarnos bien. Pero esto implica que debemos poner atención
en algo más que el comer, beber y vestirse. Porque el alma es más que la
comida y el cuerpo más que la ropa. El ejemplo de las aves nos enseña que Dios,
sin nuestra (pre)ocupación, puede darnos lo que necesitamos. A partir de esto
recibimos un estímulo para buscar primeramente el reino de Dios.
Antiguamente
se consideraba la estatura de un hombre en 4 codos. No podemos alcanzar un codo
por nuestras propias fuerzas, pues Dios nos da el crecimiento. Por eso tenemos
que buscarle a Él. Las flores no se afanan, sin embargo, son más hermosas que
la ropa de Salomón. Así los creyentes recibirán en el reino una prenda
preciosa. Tenemos que creer esto, y no permitir que la incredulidad, producto
de las preocupaciones, entre en nuestro corazón. Nuestra primera prioridad ha
de ser la vida que honre a Dios, pues Él conoce nuestras necesidades.
Ya que
el reino de Dios se acerca, entonces, primeramente, tenemos que buscarlo. Las
demás cosas las recibiremos cuando haya llegado su reino. "Y su
justicia". Para entrar en el reino es menester manifestar una vida
conforme a las demandas de este reino. Esta justicia consiste en la vida del
amor abundante (cp. 5) y la vida religiosa sincera (6,1-18). Buscar esta vida
es la (pre)ocupación que agrada a Dios.
Del
versículo 34 podemos dar la siguiente traducción: "no estén ocupados con
el día de mañana, pues mañana cuidará por sí mismo. Cada día tiene su propia
maldad". Del mañana somos cuidados (por Dios). Pero si buscamos el reino
de Dios, llevaremos las dos manos ocupadas luchando contra la maldad y buscando
la justicia de Dios.
* La
primera ocupación de los creyentes, debe ser: buscar una vida conforme al
estilo del reino de Dios: abundancia en nuestro amor y sinceridad en nuestra
religión.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1a. No
esperemos recompensa de nadie más que de Dios. La fe es una cosa personal (no significa que sea
individual, ya que es también un elemento divino que vivimos en comunión con
otros hermanos). Lo importante no son los pensamientos de los hombres acerca de
nosotros, sino los del Señor. Lamentablemente vivimos en un mundo en donde
muchas personas son enzalzadas por sus actos de generosidad, hasta se les hace
merecedores del cielo. Un corazón rendido al Señor nunca buscará los aplausos
de los hombres, al contrario, buscará la manera de ser lo más incógnito que le
sea posible; aun nuestra mano izquierda no debe estar al tanto de lo que hace
la derecha. Ayudemos a otros según la norma de Dios, pues allí en donde el ojo
humano no ve, el Señor sí lo hace. Que no sea nuestro aporte un montaje
teatral.
1b. La
oración tampoco debe ser una demostración de la propia justicia de uno para ser
honrado por los hombres. La
oración es comunión con Dios; para ella se requiere de un lugar tranquilo.
"Uno es simplemente lo que es frente a Dios, nada más ni nada menos".
La
oración no se basa en la abundancia de palabras que buscan impresionar a Dios.
La oración ruega sinceridad y confianza. Debe ser orientada primeramente hacia
la gloria de Dios y no perderse en nuestras necesidades. Jesús no pasa por alto
nuestras necesidades, sino que las pone en el orden que corresponde. Nunca
oremos pensando que estamos delante de un Dios mezquino e ignorante de lo que
nos acontece; pero tampoco hagamos como algunos que atrevidamente se creen con
derecho de exigirle al Señor, como si el deber de Dios fuese satisfacer todas
nuestras demandas. Oremos con humildad, teniendo presente la grandeza de Dios,
y nuestra humana condición.
1c. La
sinceridad de la oración se muestra a través del perdón que nosotros ofrecemos
a los demás en respuesta al perdón que recibimos de Dios por nuestras culpas. Jesús no enseñó que el perdón de Dios está
condicionado al perdón que nosotros brindamos a alguien que nos ha ofendido,
como si dijera: "Dios te perdona, cuando tú perdones". Lo que nuestro
Señor quiso dar a entender es que el estar dispuesto a perdonar es signo de una
persona que ha experimentado profundamente el perdón de Dios en su vida; pero
el que no está dispuesto a hacerlo, muestra claramente que su corazón se haya
envuelto en dureza y que por tanto es insensible al perdón de Dios. Una
verdadera relación con Dios da como fruto un espíritu perdonador. El que piensa
estar en una buena relación con Dios y no perdona a un hermano, se equivoca; ya
que Dios no puede tener paz con él.
1d.
Hacer del ayuno un instrumento para ganarse la fama de piadoso es engañar a los
demás, pero nunca a Dios. Es
una verdadera pena el que el ayuno, en muchos sectores eclesiásticos, haya
perdido su significado y real intención. Lo que es peor, muchos al hacerlo
creen estar en una condición de espiritualidad muy superior a la de otros
hermanos. El ayuno tiene otro objetivo: no es un despliegue de piedad, sino
ayuda para concentrarse más en la oración.
2.
Pongamos a Dios en el lugar que le corresponde, esto es, en el primer lugar. En un mundo que día a día está bombardeando a los
hombres con una filosofía de materialismo, el creyente está llamado a acumular
tesoros que redunden para la gloria de Dios. Los tesoros del reino de Dios son
más abundantes que los de esta tierra, y además indestructibles. Nuestro
corazón únicamente puede estar en un sólo lugar: o está en las cosas de Dios
que permanecen, o en las riquezas que se pierden. Nuestro estilo de vivir
manifiesta en donde se haya puesto nuestro interés.
3.
Dios garantiza suplir todas nuestras necesidades cuando nos ocupamos en buscar
su reino y su justicia. Nuestra
primera pre-ocupación debe ser la vida tal y como Dios la quiere, es decir, una
vida sincera y llena de amor. El afán y la ansiedad son características
infaltables de la gente que no conoce al Señor Jesús. El no tener lo que uno
desea enfrenta a los hombres a un futuro incierto. Buscar el reino de Dios es:
a.
Preocuparse por llevar una vida agradable a los ojos de Dios.
b.
Confiar que Él se preocupa por lo otro: suplir todas nuestras necesidades.
Mateo
7
1.
(7,1-6) No juzguéis
En
esta porción, Jesús no prohibe emitir un juicio sobre algo, sino que censura la
actitud en que se lleva a cabo dicho juicio, es decir, de manera altiva y sin
amor. Debemos estar preocupados de saber cómo estamos nosotros ante el juicio
de Dios. El versículo 2 nos enseña lo que es mejor: que nosotros mismos
intentemos escapar del juicio de Dios, en vez de condenar a otros; pues la
norma que utilicemos condenando a otros, Dios la utilizará para condenarnos a
nosotros.
En el
versículo 3 "paja y viga" indican algo malo. Cuando queremos juzgar
la paja (el mal) en la vida del otro, debemos eliminar la viga, es decir, la
irritación sobre el mal del otro. Quien desea ver mejoras en otro, no ha de
hacerlo con un ojo (= juicio) condenatorio, sino con un corazón benévolo. La
forma en que tratamos a nuestro prójimo muestra hasta qué nivel hemos
progresado en la vida conforme al estilo del reino de Dios.
El
versículo 6, por otro lado, nos hace ver que al predicar la palabra del reino
de Dios (Jesús se refiere a ella con las palabras `lo santo' y `las perlas')
necesitamos un poco de discriminación. Si la gente tiene una actitud de rechazo
o aun de blasfemia (aquella gente se llama en el v.6 `perros' y `cerdos',
aunque los judíos empleaban estas palabras para los gentiles), es mejor no
seguir dirigiéndose más a ellos.
* Sólo
Dios es juez; por tanto es conveniente que actuemos con prudencia, humildad y
amor. `Discriminemos' sólo en el caso de blasfemia, burla y rechazo persistente
e inconvertible.
2.
(7,7-12) Pedir por la obediencia
Cuando
Jesús habla de la oración, no debemos olvidar en qué contexto lo hace. Por todo
lo que nos ha adoctrinado, la pregunta surge indudablemente: ¿Es posible
alcanzar obediencia plena a los mandamientos del Señor habiendo tanta dureza en
nuestras vidas? Y: ¿cómo podemos alcanzar a los demás, si existe tanta
incredulidad? Necesitamos la oración, pero una que sea perseverante. Por eso
Jesús emplea tres verbos cada vez más fuertes (pedir, buscar, y golpear). La
promesa del Señor, sin embargo, nos afirma tres veces la seguridad de su
respuesta (recibir, hallar, y abrirse). Esta promesa triple muestra el
carácter bondadoso del Padre. Si nosotros somos personas malas y aun así damos
lo bueno a nuestros hijos, cuánto más el Padre en los cielos proporcionará
cosas buenas a los que se las pidan. Él nos da lo bueno: el don de su Espíritu
Santo para transformarnos conforme a sus intenciones (véase Lucas 11 , 13 ).
Nuestro Padre en su bondad está dispuesto a dar lo bueno a personas malas, por
lo tanto tenemos que tratarlas bien. A veces es más fácil dejar de hacer el mal
al prójimo que procurar el bien de éste. El Señor puede obrar en nuestra vida,
con amor abundante, por medio de la oración. La última frase de este pasaje es
muy parecida a la llamada "Regla de Oro" del rabino Hillel (más o
menos contemporáneo de Jesús): "Todo lo que a ti te perjudica, no se lo
hagas a otro; en esto consiste toda la Torá". Pero Jesús la transforma en
sentido positivo, para mostrar que el amor abundante es capaz de triunfar sobre
lo malo a través de una actitud basada en la misericordia de Dios.
* Para
recibir la obediencia que Dios nos pide y alcanzar a los incrédulos,
necesitamos una oración perseverante. La respuesta es segura, ya que Dios
otorgará su Espíritu.
3.
(7,13-23) Buscar el reino de Dios y al único Guía
La
entrada en el reino de Dios solamente será posible cuando lo hagamos por la
puerta angosta. La puerta es angosta, es decir: pide nuestra atención para
encontrarla. La figura de la puerta angosta y el camino estrecho indica la
enseñanza de Jesús que no se contenta con obediencia externa, sino sólo con el
amor abundante. Hacer lo que Él nos pide no es fácil, puesto que no concuerda
con la dureza de nuestro corazón.
En
cambio, hay otra puerta que es fácil de encontrar y otro camino que es cómodo
para circular por él. Pero cuidado, pues ambos nos llevan a la perdición
eterna. Esta figura nos indica la enseñanza de los líderes de Israel que se
satisface con una obligación externa. Pero si queremos andar en el camino de
Dios, siempre hay que buscar su voluntad. Sólo este camino conduce a la
salvación. Podemos pensar en un sendero por un barranco angosto, por el cual
necesitamos caminar con prudencia y cuidado. Quizá esta figura se refiera
también a la opresión de los creyentes. Pocos son los que la hallan (la vida
del reino), porque a muchos les gusta más una vida fácil y licenciosa.
Cuando
Jesús nos advierte de los falsos profetas, hay que pensar en aquellas personas
que dan buena impresión, pero cuyos frutos son malos. Significa que en sus
vidas faltan las obras hechas por la fe. Asimismo podemos decir que en la vida
de su rebaño no hay frutos. Parecen ovejas, pero son lobos. Estos profetas no
producen frutos en el rebaño. Los miembros de su iglesia no viven en amor
abundante, el cual ha de ser el distintivo de la nueva vida obrada por el
Espíritu Santo. En cambio, el resultado de los buenos profetas es la
obediencia de sus oidores, obediencia que aumenta por su predicación y sana
enseñanza.
No
toda persona que diga "Señor, Señor" (esta es una expresión del
reconocimiento de la autoridad y divinidad de Cristo), entrará en el reino de
Dios. Solamente entrarán aquellos que hacen su voluntad; la vida de los tales
ha sido tocada por el amor de Dios y en razón de ello dan buenos frutos. Lo que
hayamos hecho en esta tierra en el nombre de Jesús, no es tan importante a los
ojos del Señor si no está acompañado por una vida que manifieste los frutos del
reino. Sin santificación no tenemos acceso al reino de Dios. Como Juez supremo,
Jesús dirá: "nunca os conocí (como conocía a mis ovejas que escuchaban mi
voz y me obedecían), apartaos de mí, hacedores de maldad". Podemos
traducir: causadores de maldad, porque su predicación no tenía ninguna
influencia positiva.
* La
puerta del reino de Dios es estrecha, no porque Dios es exigente, sino porque
falta tanto en nosotros. Los falsos profetas nos muestran un camino más fácil,
pero malo.
4.
(7,24-29) El fundamento sólido
Resta
una sola solución: construir la casa de nuestra vida sobre Cristo y sus
palabras, lo cual es obedecer a sus mandamientos. Esto es realmente prudente,
ya que un día vendrán las `lluvias' de la condenación en el juicio de Dios. Sin
embargo, la persona que solamente oye sin obedecer es necia. No tiene en cuenta
que hay circunstancias muy peligrosas: el juicio final. Su casa no es firme y
por eso pierde su vida.
Ese
era el sermón de Jesús, El hijo de Dios, hablado con gran autoridad.
*
Bienaventurado el que oye y hace lo que Jesucristo dice. No en su propia
fuerza, sino por la fe, en unión con Cristo.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1.
Nunca debemos juzgar como si nosotros fuéramos Dios. Antes de dictar cualquier juicio o crítica ante un
pecado, siempre tenemos que pensar que nosotros mismos no somos perfectos.
Juzgar con un juicio arrogante es muy peligroso, pues Dios nos juzgará según la
misma norma con la cual nosotros juzguemos a condenemos a otros. Esta
advertencia no significa que los discípulos de Jesús deban tolerarlo todo, sin
poner nunca el dedo sobre la llaga del pecado. También es cierto que el momento
puede venir cuando uno deba tomar una seria determinación: cuando sea necesario
sacudir el polvo de nuestros pies ante alguien que insistentemente resiste a
Cristo, ya que el reino de Dios es algo demasiado santo para ser pisoteado.
2. Las
promesas de la oración están relacionadas con la vida conforme al estilo del
reino de Dios,y no podemos aplicarlas de forma general a cualquier situación. Para mostrar un amor abundante y alcanzar a los
incrédulos, necesitamos la oración. La dureza de nuestro corazón hace necesario
este ejercicio espiritual. Fácilmente podemos caer en el peligro de hipocresía
(piedad para obtener el elogio de la gente), o del enojo sin mayor razón, por
el cual Jesús ya nos advirtió en los primeros versículos de este capítulo. No
podemos vivir lo que Jesús nos manda en el Sermón del Monte por nuestros
propios esfuerzos. Es por esta razón que el Señor nos ordena y estimula a
perseverar en la oración. El Padre, quien es mucho mejor que nosotros, la
contestará, dándonos lo bueno, su Espíritu, el cual nos capacitará para hacer
más de lo común (pagar con la misma moneda): pagar con la moneda del reino de
Dios, que es su amor abundante.
3.
Hacer la voluntad de Dios es difícil, ya que debido a nuestra naturaleza
pecaminosa no queremos o no podemos someternos a ella. La marca de un falso profeta es que nunca estimula
a sus oyentes a vivir una vida que agrade a Dios, en amor abundante. Palabras
como arrepentimiento y confesión de pecados están totalmente excluídas de su
vocabulario religioso. Al parecer, suena más deleitoso para el oído escuchar
acerca de un camino fácil, que de uno que no lo es; pero la trampa está en que
este camino conduce a la tragedia eterna. En cambio el camino difícil (seguir
la senda de Jesús) nos lleva a la gloria eterna. Lo concluyente de la vida
cristiana no es usar el nombre de Jesús, o pretender ser sus representantes. Lo
decisivo es una vida obediente en comunión con Cristo. Con la ayuda del Señor,
y buscando su capacitación mediante la oración, el creyente puede ir por el
camino estrecho.
4.
Tenemos que ser prudentes y construir nuestra vida sobre Cristo y su enseñanza.
El juicio de Dios viene
sobre todo los habitantes de la tierra; este juicio revelará la base sobre la
cual construímos nuestra existencia. Es debido a esto que Jesús debe ser
nuestra roca de salvación, nuestro Maestro divino quien nos enseña el estilo de
vida en el reino de Dios. No es suficiente para los creyentes escuchar a Jesús,
sin practicar la nueva vida abundante como Él la quiere. Sólo esta vida es
perdurable; mientras que la otra vida, por muy bonita que parezca, será
destruida. Jesús nunca quiso decir que los creyentes deben practicar la nueva
vida a partir de sus propios esfuerzos. El secreto de la nueva vida es
simplemente ser hijo de Dios, conocer el amor de Jesús y reflejar este amor a
los demás. Una vida no fructífera es condenada a la eterna perdición.
Mateo
8
1.
(8,1-4) Jesús no sólo habla con autoridad, sino que actúa también con la misma
autoridad divina para hacer milagros. En los milagros, Jesús manifiesta un
aspecto de su reino. En Él se halla la abrogación de toda pena, dolor y
tristeza, causada por el pecado.
Lo que
llama la atención de todo esto, es que sea un leproso quien reconozca la autoridad
de Jesús. Este hombre cree en el poder de Jesús y lo muestra postrándose
delante de Él con gran reverencia; al mismo tiempo reconoce la soberana
voluntad de Jesús.
Para
los rabinos, sanar la leprosidad era tan difícil como resucitar a un muerto,
además era considerada castigo de Dios respecto a un pecado determinado.
Quienes sufrían de esta enfermedad tenían estrictamente prohibido acercarse a
la comunidad de Israel (esto era una señal visible de lo que merece la vida
pecaminosa: merecemos ser echados lejos de la comunión de Dios a causa de
nuestros pecados).
El
leproso se acerca a Jesús; el Salvador hace algo que es una clara demostración
de su obra en esta tierra: Él le toca; esto es algo muy prohibido por la ley de
Dios, porque la persona que tocaba a un leproso se hacía impura. Jesús, sin
embargo, saca toda la enfermedad, impureza y pecado hacia sí mismo, a fin de
llevarlos. Al mismo tiempo, cumple perfectamente la ley de Dios. Por eso el
leproso tiene que mostrarse delante de un sacerdote y presentar la ofrenda
conforme a la ley. Jesús le prohibe hablar de lo sucedido, ya que Él no busca
fama de curandero. El efecto de sus milagros debe ser la fe en la autoridad de
Jesús.
* Todo
lo que Jesús hace, muestra su autoridad divina. Él habla con autoridad y actúa
con autoridad. Los milagros son las fotos de cómo será la vida en su reino.
2.
(8,5-13) Mateo orienta su evangelio para los judíos. El segundo milagro que
Mateo nos relata consiste en la curación del hijo de un centurión gentil. Este
hombre es un ejemplo de los muchos gentiles que adelantan a los judíos en
cuanto a la fe con respecto a Jesús. Este centurión muestra en sus palabras un
espíritu muy humilde, al decir: "No soy digno de que entres bajo mi
techo" (muchos judíos habían olvidado que no tenían derecho a las bendiciones
del Señor). Por otro lado muestra una fe increíble al confesar que la palabra
de Jesús será suficiente.
Jesús
se asombró cuando oyó estas palabras. No había hallado una fe semejante en
Israel. Entonces habla del dolor que Él tiene, un dolor causado por la incredulidad
de muchos en su pueblo, en tanto que muchos gentiles creen en Él. La
incredulidad les acarreará un duro castigo: la ira de Dios, el vivir en las
tinieblas de afuera. Allá se llorará por causa de esta incredulidad. Estas
palabras son una seria advertencia para los judíos, y también lo es para
nosotros a fin de que no vivamos sin la fe y el amor por Jesús. El siervo del
centurión es una demostración viva de que Jesús es el único camino de gentiles
y judíos para entrar en el reino de Dios.
*
Muchos gentiles adelantan a los judíos en cuanto a su fe en Jesús. De igual
manera ahora es posible que gente recién convertida nos adelante con respecto a
su fe en Jesús.
3.
(8,14-17) Jesús en tercer lugar sana a la suegra de Pedro, la que estaba
aquejada por una fiebre. Jesús, al tocar su mano, hace que la fiebre la deje.
Aquí, solamente con tocar la mano fue suficiente; las palabras, al igual que en
los casos anteriores, no son necesarias ahora. Jesús tiene todo poder. La
suegra, luego de levantarse, se dispone para prestar un servicio a Jesús, y es
probable que le preparase una cena. Es muy importante que las bendiciones del
Señor nos lleven a una actitud de gratitud.
Jesús
no sólo sana enfermedades, también echa fuera con la palabra a los demonios.
Así tiene dominio sobre todas las enfermedades, que son la causa de todo tipo
de suplicios. El que tiene el poder sobre los demonios, abre la puerta a un
mundo totalmente libre de enfermedades y debilidades. De esta forma, Jesús
cumple las palabras de Isaías 53 . Él remueve las enfermedades; su humildad no
le impide intervenir con poder divino.
*
Jesús es el Siervo de Dios que quita el pecado, remueve las enfermedades y echa
fuera a los demonios. El Hijo de Dios se hizo Siervo, pero sigue actuando con
poder divino.
4.
(8,18-22) Los milagros de Jesús atraen a una gran concurrencia. Sin embargo,
Jesús elude a las multitudes, mandando pasar al otro lado de la laguna. Este
hecho despierta otras esperanzas: ¿qué va a hacer el Señor? ¡A lo mejor cosas
grandes! Por lo tanto, hay personas dentro de sus discípulos que quieren seguir
al Señor. Curiosamente la primera persona es un escriba. Es un privilegio que
justamente él quiera seguir a Jesús, no obstante, Jesús no vino para hacer
prosélitos; vino a buscar personas que tengan la disposición de seguirle en
todo. Sobre todo cuando su camino es una vía a través de la muerte. "El
Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza". Esto no significa que
el Señor no tiene alojamiento, sino que con estas palabras habla de los
sufrimientos y menosprecios que recibirá. El que quiere seguir a Jesús debe
aceptar el camino de Jesús, incluso, estar dispuesto a sufrir por Él.
En el
segundo caso, Jesús hace ver que seguirle a Él es una prioridad más urgente que
enterrar al propio padre. Hay una interpretación que dice que enterrar
significa cuidar a los padres hasta su muerte. Entonces las palabras de Jesús
piden a este hombre una decisión: ¿qué tiene prioridad en tu vida: seguirme a
mí, o a tus propios padres? Probablemente es mejor tomar estas palabras
literalmente. A primera vista es raro que Jesús exija tanto. Para los judíos
era una obligación el enterrar a sus propios padres. Es necesario que nos demos
cuenta del tiempo en que Jesús habla esto. Él habla como Hijo de Dios que pronto,
por medio de su muerte, triunfará y dará el rescate por nuestras vidas. Aquel
que quiere seguir al Señor tiene que creer en su gran poder. Jesús nos llama de
la muerte a la vida. Él es el Hijo de Adán que nos lleva a una tierra sin
cementerios. Al pasar Él por la muerte, sus discípulos reciben la vida. Para
mostrar esta fe, ellos deben seguir totalmente al Señor.
*
Seguir a Cristo es un compromiso total, sin reserva. Si los creyentes creemos
en su propósito amoroso para con nosotros estaremos en seguida dispuestos a
seguirlo.
5.
(8,23-27) Seguir a Jesús implica a veces pasar por situaciones muy peligrosas;
como por ejemplo, estar con Él en una gran tempestad. En esta tempestad se
manifiestan los poderes de la muerte que quieren destruir tanto a los discípulos
como al Salvador. Sin embargo, Jesús tiene todo el poder. En este relato vemos
una anticipación de la muerte y de la resurrección del Señor. Mateo nos cuenta
también del temor de los discípulos. El agua cubría amenazante la barca. Los
discípulos sienten que están en grandes apuros: hay una situación que no pueden
controlar. Cada vez que una situación escapa de nuestro control, existe el
peligro de incredulidad. Justamente es en este tiempo cuando hemos de confiar
en el poder y la protección del Señor, quien tiene el poder sobre la
naturaleza. Pero muchas veces no somos más que hombres de poca fe.
*
Confiar en el Señor Jesús no es una cosa ligera, es confiar en su triunfo sobre
poderes que nos atemorizan.
6.
(8,28-34) Al otro lado del lago, Jesús se encuentra con otra dificultad: dos
personajes endemoniados le bloquean el sendero. Pero desde el principio están
vencidos, pues tienen que capitular; es debido a esto que sienten temor y
ruegan. La forma en que hablan los demonios revela una mezcla de sumisión y
calumnia. Los demonios le preguntan a Jesús si pueden entrar en los cerdos, los
cuales son animales impuros para los judíos. Este acto significa vandalismo en
perjuicio de Jesús. No obstante, Él les permite hacerlo. Jesús se deshace de
los signos de la vida gentil. Debido a esta pérdida económica los habitantes de
la ciudad le piden a Jesús salir de la región. Aunque vieron su poder, no lo
quisieron recibir, ya que Él les perturbaba su calmada vida.
* Mucha
gente rechaza a un Salvador que echa a perder su manera de vivir. Quieren
servir a un Dios muerto en vez de a un Dios vivo que demanda una conversión
completa.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1.
Jesús demuestra mediante sus milagros que en su soberanía siempre está
inclinado a buscar la incorporación de los hombres al pueblo de Dios. Esto es lo que nos enseña el encuentro de Jesús con
un hombre leproso, para el que no había ninguna esperanza, y el que además
estaba lejos de la comunión con su pueblo. Así también hoy en día el Señor
sigue obrando para incorporar a las personas a su reino de gloria, y asimismo
continúa sanando de diferentes enfermedades.
Asimismo
podemos pensar en la petición del leproso, quien no pone en duda su sanidad,
sino que la sitúa bajo la soberanía de Jesús. Así que jamás olvidemos que al
dirigirnos a Dios en oración, nunca debemos hacerlo con arrogancia creyendo que
es el deber del Señor satisfacer nuestras necesidades, sino con un corazón
humilde que reconoce su soberanía.
2. Qué
pena es quedarse estancado en la vida cristiana y ver cómo otros avanzan con
pasos firmes en ella. Esto
es justamente lo que le sucedió a muchos del pueblo de Israel. Nuestro Señor
Jesucristo fue a recibir fe de ellos, pero en cambio encontró incredulidad. Lo
increíble es que un gentil, ajeno a los pactos de la promesa, reconoce la
autoridad de Jesús, y cree que su palabra es suficiente para que se cumplan las
cosas. Lo mismo puede y suele ocurrir en la iglesia; en ella vemos cómo muchas
veces los nuevos creyentes tienen más confianza en las promesas del Señor, que
aquellos que llevan años en la fila de la cristiandad. Pidamos a Dios para que
Él fortalezca nuestra confianza en su Palabra, y nos libre de la incredulidad.
¿Desea usted ser un inválido espiritual, mientras ve a otros correr la buena
carrera de la fe?
3.
Recibir algún beneficio de Jesús debe producir en nosotros un deseo de
servirle. La
suegra de Pedro, ante la sanidad que recibió de Jesús, tuvo como actitud de
agradecimiento el servirle a Él. El Señor espera que seamos hijos agradecidos,
que pongan sus talentos al servicio del reino de Dios. Seamos diligentes en
mostrar gratitud a Jesús; existen muchas maneras de hacerlo.
4.
Seguir a Jesús es un compromiso total, que demanda toda nuestra atención. En su camino hacia el Calvario nuestro Señor hizo
declaraciones sumamente radicales a los que querían seguirle. Jesucristo no
estaba ni está interesado en hacer prosélitos, sino que busca hacer discípulos
para su reino. Qué poco se enfatiza este aspecto en algunas predicaciones, en
las cuales se presenta a un Jesús que no hace demanda alguna a los que quieren
seguirle. Esto a la larga frustra, pues los hombres se dan cuenta de que servir
a Jesús no es una fiesta sin fin, ni una vida color de rosas, sino una decisión
firme y seria, sabiendo que el camino no resulta a veces fácil.
5.
Muchas veces cuando perdemos el control de las situaciones tendemos a perder la
fe y hundirnos en el mar de la desesperación. Esto fue lo que sucedió con los discípulos de
Jesús. Éstos, al ver que la situación se tornaba difícil y que el control se
les escapaba de las manos, comenzaron a alarmarse. En reiteradas ocasiones
nuestra confianza en el Señor es real en los buenos momentos; pero cuando éstos
faltan, de inmediato comenzamos a flaquear en la fe. Pidamos al Señor para que
Él nos conceda el ser fortalecidos en la fe en esos momentos difíciles de la
vida, que parecen van a terminar en un desastre. El Señor nunca nos dejará, ni
defraudará.
6.
Mucha gente no quiere seguir a Jesús, pues ello significa un cambio de vida, lo
cual no está dispuesta a aceptar. Jesucristo visitó una región alcanzada por la
influencia de los paganos. El cuidar cerdos (un animal inmundo para los judíos)
era uno de los medios lucrativos en esta región. La liberación de los
endemoniados no fue lo que llamó la atención de la gente, sino la gran pérdida
económica. Aceptar a Jesús en sus contornos era terminar con sus antiguas
prácticas de vida. De igual manera muchas personas no desean un encuentro con
Jesús, pues están comprometidos con actos pecaminosos que no están dispuestos a
dejar. Esto es en realidad rechazar conscientemente a Jesús, pues ni aun el
conocimiento de sus acciones salvíficas produce temor ni gratitud hacia Él. Sin
embargo, no tenemos que pensar en el costo y la posible pérdida por recibir a
Jesús, sino en lo que ganamos al hacerlo: su gracia, perdón y la vida en su
reino, en la presencia del Señor.
Mateo
9
1.
(9,1-8) Jesús regresa a su ciudad (Capernaum). En ella encontró fe, pero al
mismo tiempo oposición. No todos reconocen su autoridad divina, mas a pesar de
ello, la obra del Señor continúa. El escritor de este evangelio nos había
mostrado anteriormente que había poca fe en Israel, pero aquí encontramos un
buen ejemplo de confianza en el Señor. Cuatro hombres traen un paralítico a
Jesús. El texto dice literalmente: "lanzado en la cama",
aparentemente por causa de demonios. El corazón de Jesús se llena de alegría al
ver la confianza que estos hombres tienen en su poder amoroso. Él anima al
paralítico y perdona sus pecados. Hace primeramente esto, porque el poder de
los demonios procede de los pecados que los hombres tienen hacia Dios. Por eso
el Señor empieza con lo más importante: librar de la culpa. Así los demonios
tienen que soltar al paralítico. En este caso, el Señor muestra claramente lo
que necesitamos en primer lugar: perdón, es decir, una relación restablecida
con Dios.
Algunos
de los escribas, al no reconocer la autoridad de Jesús, se oponen a lo que Él
hizo. Lo llaman una blasfemia. Jesús dándose cuenta de sus pensamientos, les
pregunta qué es más fácil, perdonar o sanar. No tenemos que interpretar esta
pregunta como si Jesús quisiera decir que perdonar sería más fácil que sanar,
sino, que al revés: perdonar es mucho más difícil, porque esto pertenece sólo a
Dios, ya que ésta es su obra. Sin embargo, para mostrarles que tiene la
potestad de perdonar, es que realiza el milagro de curación. Con autoridad
divina sana al paralítico, el cual se levanta enseguida.
La
reacción de la multitud parece ser diferente. Alaban a Dios que entregó tal
potestad a los hombres. En realidad la gente no ve que Dios ha dado este poder
a un solo hombre: a Jesús quien es el Hijo de Dios, por cuyo sacrificio podemos
recibir el perdón total por nuestras culpas.
*
Jesús tiene la autoridad divina para perdonarnos. El perdón abre la puerta a la
curación de la vida en todos sus aspectos. El Salvador divino es a la vez el
Restaurador.
2.
(9,9-13) Jesús tiene poder sobre las enfermedades, sobre los demonios, sobre
los poderes de la naturaleza, sobre el pecado, pero también sobre el corazón
del hombre. Él quiere salvar al hombre en forma completa. Ahora recibimos un
ejemplo a través del llamado que Jesús hace a un publicano, quien sigue
inmediatamente a Jesús. Este es sin duda un gran milagro del Señor.
Aparentemente el publicano (Mateo) da una cena de despedida a sus amigos, y
hace esto en compañía de Jesús y sus discípulos. Para los fariseos, esto es
inadmisible; Jesús y sus seguidores, según ellos, se estaban contaminando
porque estaban sentados a la mesa con publicanos, personas pecadoras, que
ciertamente no guardaban las leyes de la purificación.
Frente
a la acusación de los fariseos, Jesús contesta que el médico justamente está
para servir a los enfermos. Indirectamente les reprocha que han abandonado su
propio oficio: ayudar a los desamparados en el sentido espiritual. Pero por
causa de su orgullo no se dan cuenta de que ellos mismos pertenecen a los
enfermos. De esta manera se resisten a la ayuda que el Señor quiere brindarles.
Apelando a Oseas 6 , 6 , Jesús aclara la intención real de Dios. Aunque el
sacrificio cultual sea muy importante, lo es mucho más la disposición de
nuestro corazón: ¿mora en él, la misericordia y el amor, o el odio y la
enemistad? Los fariseos tienen que aprender de Jesús la misericordia de Dios,
la cual se extiende a las necesidades de todos. Esa es su misión divina encomendada
por el Padre; por eso vino para llamar a los que verdaderamente lo necesitan y
lo reconocen, los `enfermos-pecadores'.
*
Jesús también tiene autoridad sobre el corazón humano, teniendo además poder
para cambiarlo. El único `requisito' para experimentarlo, es reconocer la
`enfermedad' que tenemos.
3.
(9,14-17) Debido a la actuación de Jesús en público, surgen preguntas de todas
partes. No solamente los fariseos y escribas tienen sus problemas, también los
discípulos de Juan. No todos entienden la autoridad con la que Jesús actúa. Por
eso le preguntan a Él, la razón por la cual sus discípulos no ayunan. El ayuno
era una señal de tristeza con respecto a los pecados. En esa época existía el
convencimiento de que el tiempo de la salvación, por causa de los pecados,
todavía no había llegado. Por lo tanto muchos ayunaban como señal del
arrepentimiento para que pronto llegara el tiempo de la salvación. Sin embargo,
no comprendían que el tiempo de la salvación ya había llegado con Jesús. Él es
el esposo; por medio de Él hay perdón de todos los pecados. Vendrían otros
tiempos, en que Jesús sería quitado. En aquel tiempo sus discípulos ayunarían
como signo de la esperanza del retorno del Señor.
Ya que
la venida del Señor ha llegado, y con Él un nuevo tiempo, las antiguas formas
de servir al Señor han caducado. Con dos ejemplos Jesús muestra la intención de
sus palabras. Nadie utiliza un pedazo de tela nueva para remendar ropa vieja.
Este pedazo solamente agrandaría la rotura. Tampoco se echa vino nuevo en vasijas
viejas, pues éstas se romperían y el vino se derramaría y se perderían las
vasijas. Esto significa: con la llegada de la salvación y del Salvador tenemos
que buscar otras formas de servir al Señor. El énfasis debe estar en la alegría
y no en una tristeza expresada en ayuno.
* La
llegada del esposo (Jesús) crea otras formas de servicio a Dios, con más
alegría.
4.
(9,18-26) Aunque existen muchos ejemplos de incredulidad, Mateo puede también
contarnos de gente con mucha fe. Uno de los líderes de la sinagoga se acerca a
Jesús y le suplica acudir a su casa, porque su hija acababa de morir; él confía
en que tan sólo un toque de Jesús puede volverla a la vida, pues está
convencido de que Jesús tiene poder sobre la muerte.
Mientras
tanto, había una mujer que sufría una tan grave enfermedad, que esta la hizo
impura. Ella tocó el borde del manto del Señor tan discretamente como le fue
posible. No sólo por timidez, sino además porque debido a su enfermedad le
estaba prohibido hacerlo. Cuando esta mujer toca al Señor -según las reglas
judías de limpieza- Él también fue hecho impuro. Pero Jesús se da cuenta de lo
que acaba de suceder; Él no está enojado por lo sucedido, sino que quiere darle
más. Nota en ella una fe verdadera y quiere concederle la oportunidad de un encuentro
completo con Él, para que la mujer reciba no sólo la salud, sino además la
salvación.
Al
llegar a la casa del hombre principal, ordena que todos los que lamentan la
muerte de la niña se aparten, porque dice que la niña está durmiendo. Aunque la
niña está muerta, para el Señor todopoderoso no hay mucha diferencia entre la
muerte y el sueño. Por eso levanta a la niña de su `sueño'. A causa de este
milagro, su fama se extendió por todo el lugar. A Jesús le pertenece todo
poder.
*
Encontramos dos ejemplos de fe en el poder de Jesús (v.18 y v.21) y un ejemplo
de incredulidad y burla (v.24). Pero es imposible frenar el poder de Cristo.
5.
(9,27-38) En este pasaje recibimos otro ejemplo del poder de Jesús al sanar a
dos ciegos. Pero también Mateo nos lleva a considerar la fe que el Señor nos
pide. Por esta causa, Jesús entra en la casa de los ciegos, para saber si lo
seguían y tenían esta fe. Para poder honrar a Dios, la confianza en Jesús es
indispensable. Además, entra en la casa, porque su deseo no es causar
sensación. Su gloria llegará, pero antes de ella, debe atravesar por el
sufrimiento y la muerte. El Señor muestra su poder de maneras diversas en sus
curaciones. Por un lado, para mostrar a la gente que a Él pertenece todo el
poder, y por otro lado para decirle como el adversario puede obrar por medio de
las enfermedades. Muchos de los enfermos fueron aquejados por los demonios; cuando
Jesús echa fuera a estos demonios, la multitud se maravilla por sus milagros.
Al mismo tiempo surge la oposición contra Jesús. Los fariseos dicen que Él echa
fuera a los demonios por el príncipe de los demonios.
* Para
poder honrar a Dios es necesario depositar nuestra fe en Jesús. Aquel que no se
somete a Él, siempre interpretará erróneamente su poder.
Predicando,
enseñando y sanando, Jesús se da cuenta de que hay muchas necesidades
corporales y espirituales. Lo que falta son obreros, pastores que cuiden las
ovejas con amor. Por este amor sería posible ganar a muchas almas. Por lo
tanto, viendo Jesús a las multitudes con misericordia, ordena a sus discípulos
orar por más obreros. La cosecha es grande, ¿pero cómo cosechar si no hay
obreros? Ello hace urgente la oración por más colaboradores.
*
Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1. Con
la venida de Jesús ha llegado una "nueva era". La autoridad de Jesús es tan grande que tiene el
derecho de perdonar los pecados. El perdón es el puente hacia el reino de Dios
y sus bendiciones. La curación del paralítico es la prueba de que el reino de
Dios ha llegado. El Rey llegó, y por medio de Él, Dios salva y perdona al
pueblo. Jesús empieza con el perdón, mostrando que el problema del hombre no
está localizado en sus miembros, sino en su existencia total.
De la
misma manera podemos decir que la pobreza, falta de trabajo, casas deficientes,
enfermedades, etcétera, son problemas graves, pero no los únicos. Nuestro
primer problema, y el que merece mayor atención es nuestra culpa frente a un
Dios santo, culpa que sólo puede ser perdonada en Jesús. Si la iglesia ayuda a
los marginados, no debe hacerlo enfocándose sólo en la satisfacción de una
ayuda económica o física, sino que ella debe tocar al mismo tiempo los pecados,
tanto los pecados personales como el de las estructuras; ejemplo: la
injusticia.
2a. El
Señor tiene poder para cambiar completamente la vida de cualquier persona . Si los paralíticos pueden pasar por el puente
del perdón, de igual manera lo pueden hacer los publicanos. El poder del Señor
no tiene límites.
No
obstante, los que son justos ante sus propios ojos se privan a sí mismos de
recibir las bendiciones del reino de Dios (9,12). ¿No podría ser esta la
actitud de muchos de nosotros, dentro de la iglesia? El pensar que gente como
nosotros no necesita de perdón es algo muy peligroso. Aunque confesemos con
palabras que sí lo necesitamos, nuestra actitud puede mostrar lo contrario. La
persona que pasa por alto su propia necesidad espiritual, fácilmente puede
alejarse del Señor Jesús. Esta puede ser una forma sutil de rechazarlo.
Esta
actitud tan cerrada puede llevar aun a la consideración de que la obra de Jesús
es diabólica. Es la última consecuencia del rechazo de Jesús, y esto es todavía
más grave (9,34).
2b.
Nótese, en este capítulo, el gran papel que cumple la fe en la vida cristiana (9, 2,22,28 y 29). La fe es condición absoluta para
recibir las bendiciones que pertenecen al reino de Dios. Por otro lado, no
olvidemos que el Señor quiere darnos algo más que la salud: una nueva relación
con Él. Dios está dispuesto a darnos más de lo que pensamos.
3. La
llegada de Jesús el Rey impide un ayuno triste como si nada hubiera pasado. Con el ayuno, los hombres expresaron su pobreza y
culpa anhelando su cercanía. Pero en Jesús la venida del reino es una realidad;
el Esposo de la boda está en medio nuestro. Por lo tanto, no es el tiempo para
entristecerse, sino para expresar la alegría. Se necesitan entonces nuevas
formas que muestren gran alegría por la presencia del Rey y su reino (9,15-17).
Aunque
nosotros podemos anhelar profundamente la irrupción final del reino de Dios
(mediante el retorno de Jesucristo), igual podemos en nuestros cultos expresar
nuestra gratitud creyendo que Jesús ya está y seguirá estando entre nosotros.
Por otra parte, nos conviene, dentro de la liturgia, tener momentos de
intercesión y súplica para pedir que el Señor venga pronto.
4. No
hay poder mayor que el de Cristo. Tan grande es su poder que no sólo fluyen
corrientes de poder que restauran vidas, además, a través de él, muestra su
triunfo sobre la muerte. Por eso pone fin a los rituales fúnebres en la casa de
Jairo. Por consiguiente, la fama de Jesús empezó a extenderse por todo el país
(ver los versículos 26,31 y 33). Sin embargo, Él prohibe esto. El Rey oculta su
propia gloria, ya que todavía es el Siervo. Para redimir a su pueblo debe
obedecer al Padre y acabar su vida en la cruz.
5. La
vida de Jesús era un empeño ininterrumpido en el servicio del reino de Dios. Pero el trabajo es incalculable. Hay mucho
sufrimiento físico y espiritual. El pueblo está cansado y necesita urgentemente
de pastores. Por lo tanto, Jesús abre los ojos de sus discípulos para que vean
la necesidad de obreros y oren por ellos. La situación no ha cambiado. Es
necesario que nos demos cuenta de la situación física, social y espiritual de
las personas. De esta manera Dios nos prepara para orar a fin de que sean
enviados más obreros, y para que nos incorporemos nosotros mismos al servicio
de Dios.
Mateo
10
1.
(10,1-15) Jesús manifiesta gran misericordia hacia las multitudes. Por eso
elige a sus colaboradores. El número doce simboliza a las 12 tribus de Israel.
Jesús ama a su pueblo, quiere reunirlos, por tanto hace partícipes a los
discípulos de su autoridad; ellos pueden hacer los mismos milagros, echar fuera
a los espíritus inmundos, sanar a los enfermos (toda enfermedad y toda
dolencia, sin restricciones). Jesús ejercita entonces su autoridad a través de
ellos. Además, la palabra apóstol indica esta autoridad, ya que en la Biblia el
apóstol (=el enviado) es el representante de Jesús. Con sus enviados, Él mismo
fue a la gente. La lista de los nombres de los apóstoles nos hace ver cómo
Jesús pudo unir a personas tan diferentes en sus intereses. Encontramos a
Mateo, el publicano, a Simón el cananista, quien a lo mejor era un hombre con
un trasfondo político de extrema. Si es así, Mateo y Simón habrían tenido
aspiraciones cien por ciento opuestas. Pero Jesús tiende un puente para que
todos sean uno en Él. Mateo menciona también el nombre de Judas Iscariote, el
que le entregaría. Jesús eligió a su propio traidor, sabiendo que su traición
encajaba en el plan de Dios.
Su
predicación y ministerio tienen que dirigirse en primer lugar a los Israelitas.
Jesús persevera en su amor hacia su pueblo, ya que es el pueblo de la alianza
de Dios, y respeta el orden que tiene Israel en el plan divino. Después de su
resurrección el evangelio estará destinado también para los gentiles; por ello
Mateo, quien escribe para los judíos, enfatiza el ministerio de Jesús
primeramente dirigido a su propio pueblo. Su predicación debe ser la misma que
llevó Jesús, pues los discípulos son enviados de Él; su mensaje ha de ser sobre
todo demostración del reino de Dios. Con esta predicación ellos han de
despertar la esperanza y la fe en el Rey: Jesús. Todos los milagros que han de
llevar a cabo deben señalarlo a Él. Los apóstoles deben, incluso, resucitar
muertos. Este mandato muestra claramente que los discípulos ejercen su
autoridad en nombre de Jesús. Nada proviene de ellos mismos. Así pueden mostrar
que los dones de este reino son gratis, de la mano de un Dios lleno de gracia.
Jesús
les da órdenes muy específicas a sus discípulos con respecto a:
- no
llevar dinero ni demasiada ropa, ya que pueden depender de las donaciones de
sus receptores;
- ver
quién es digno de recibir el mensaje y al mensajero; la persona que es digna lo
expresa a través de la fe en el mensaje;
- cómo
acercarse a la gente: ¡con paz!;
- cómo
actuar en caso de ser o no aceptados; sacudir el polvo de los pies en caso de
no aceptación, mostrando así, que esta casa en realidad no se distingue en nada
de la de los gentiles. Ciudades perversas como Sodoma y Gomorra sufrirán un
castigo menos severo que los mismos judíos incrédulos.
En
todas estas órdenes Jesús hace resaltar cuán importante es la misión de sus
discípulos: están actuando en su nombre en un tiempo muy especial: la irrupción
del reino de Dios. Por ende, su misión tiene la misma importancia que la de Él,
ya que son ni más ni menos que heraldos del Mesías.
*
Jesús concede una autoridad enorme y nos ordena predicar un evangelio de suma
trascendencia.
2.
(10, 16-25) Jesús habla claramente de los peligros a los que se exponen sus
discípulos al predicar el evangelio: ¿cómo enfrentar las persecuciones? Jesús
exhorta a sus discípulos a tener mucho cuidado, prudencia, pero a la vez deben
ser sencillos (=sinceros). Sin prudencia el discípulo puede sufrir persecuciones
que bien podría evitar. Sin ser sinceros perdemos la oportunidad de entregar el
evangelio, puesto que la gente no tendrá confianza en nosotros.
Jesús
previene a sus discípulos contra la gente: en primer lugar dentro del pueblo de
Israel (v.17), pero también de la gente en general (v.18). Hay mucho odio hacia
Dios, por lo que se puede contar con muchos peligros. Sin embargo, el Espíritu
de Dios en este tiempo hablará por medio de ellos. El mismo Espíritu que el
Padre hizo descender sobre Jesús para capacitarlo en su ministerio, será
enviado por Jesús para capacitar a los discípulos en cuanto al ministerio de
ellos. Con las palabras "el Espíritu de vuestro Padre", Jesús quiere
despertar la plena confianza en el cuidado de Dios.
El
evangelio provocará tanta oposición, que separará aun a las familias. Lo que
cuenta es perseverar (en el contexto de las palabras previas de Jesús debe
significar, perseverar aunque nos cueste la muerte) y seguir entregando el
evangelio. Así recibiremos la salvación. Al final estará el rey que viene: en
su resurrección, en su juicio de Jerusalén (70 d. de J.C.), y en su juicio
final. Es seguro que las persecuciones llegarán, porque lo mismo le ocurrió al
Maestro. Si al padre de familia (Jesús) le llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los
de su casa (sus discípulos)? Beelzebú significa dueño de la casa en la
comunidad de los demonios. En otras palabras: llaman a Jesús el jefe de los
demonios. Así tratarán también a los discípulos, como si fueran demonios.
*
Servir a Cristo puede tener un costo muy alto, pero la recompensa es mayor.
3.
(10,26-33) Los discípulos no deben temer a los hombres. Podría surgir alguna
calumnia (ser considerados instrumentos de Satanás) y la duda con respecto a la
predicación de ellos, puesto que el reino de Dios no viene de una manera
espectacular, sino más bien oculta. Pero en el juicio final Dios manifestará la
verdad de la predicación de su reino, el que también se dará a conocer por
medio de la predicación de los apóstoles. Lo que Jesús todavía dice en lo
oculto -que Él en primer lugar tenía que sufrir y morir, cosa que aún nadie
entiende plenamente- los apóstoles más adelante predicarán esto públicamente,
con autoridad y en el poder del Espíritu de Dios. Entonces la calumnia se
desenmascarará por la predicación y por el Espíritu Santo. Él les
justificará.
En
caso de que los discípulos tengan miedo, no deberán temer al diablo, ya que él
solamente puede matar el cuerpo. Deben temer a Dios, sabiendo que Él puede
destruir el cuerpo y también el alma en el infierno. Pase lo que pase, sus
vidas están en las manos de Dios. ¿Cuánto cuestan unos pajarillos? Casi nada,
pero si ellos caen muertos, eso no ocurre "sin el Padre", es decir,
sin su presencia divina. Pero los creyentes valen mucho más que los pajarillos.
Nunca son olvidados por el Padre.
*
Piense en la presencia del Padre cuando estamos sufriendo por el SeñorJesús.
El
sufrimiento por Jesús nunca debe llevarnos a que le neguemos. Tenemos su
promesa que "a cualquiera que le confiese (a Jesús) delante de los
hombres, Él también le confesará delante de su Padre". Sin embargo,
"a cualquiera que (por miedo) le negare delante de los hombres, el Señor
le negará delante de su Padre". El Salvador, que tanto sufre por los
suyos, nos pide estar dispuestos a aceptar el sufrimiento.
*
Piense en la promesa clara y la advertencia seria del Señor al confesar o
negarle a Él.
4.
(10,34-42) El Señor vino para crear una nueva unión, pero su venida también
trajo separación. Cada persona tiene que adoptar su posición frente a Jesús. En
este sentido el Señor no trae paz, sino la espada. La separación divide
familias. Los familiares de un creyente serán sus enemigos. En ese momento es
decisiva la pregunta por quién tenemos más amor: ¿Es acaso por nuestros
familiares, esposa o los hijos, o por Cristo?. No pertenecemos al Señor ni
somos digno de Él si hacemos una mala elección. Al pertenecer verdaderamente a
Jesús, se nos pide la disposición de tomar la cruz. Perder la vida por causa
del Señor, significa ganarla: obtener la vida eterna. Al revés, pretender
salvar la vida a expensas de Jesús significará perderla.
*
Piense en los costos de seguir a Jesús: lo que podemos perder o ganar.
Ser
apóstol (y para nosotros ser su iglesia, llamados a su servicio) significa que
Jesús mismo viene a la gente. Cada persona será recompensada si realiza una
buena acción a un apóstol y le ayuda; recibirán la recompensa de los profetas:
las riquezas del reino de Dios, para hoy y para el futuro.
*
Servir a Dios y a sus discípulos vale la pena.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1a. En
la iglesia de los gentiles nunca podemos olvidar el lugar que tiene Israel en
el pacto de Dios. El
Señor no olvida sus promesas hechas a su pueblo, y siempre ha pensado en su
restauración espiritual y nacional (comp. Rom. cap 9-11 ). En su ministerio
terrenal nuestro Señor enfocó primeramente su atención a esta nación, ya que
desde aquí comenzaría la salvación que abarcaría al mundo entero. Reflexionemos
sobre la infinita misericordia de Dios para con un pueblo que tantas veces le
rechazó y expresemos nuestro interés por Israel, orando e intercediendo a favor
de él.
1b.
Debemos tener en cuenta que la autoridad que Jesús otorgó a sus discípulos fue
en un momento preciso: la irrupción del reino de Dios. Israel debía conocer el tiempo de la visitación de
su Mesías, el que inauguraba el reino tan esperado por ellos. En su amor, Jesús
proclama a través de sus siervos que el reino de Dios ya está operando entre
los hombres, sanándoles, liberándoles de los demonios y, sobretodo,
perdonándoles sus pecados. Sin duda alguna fue una gran autoridad la que Jesús
delegó a sus apóstoles. La iglesia tiene la misma autoridad para predicar estas
buenas nuevas, aunque no significa que siempre le acompañarán las mismas
señales.
2.
Rechazar insistente y conscientemente a Jesús como Salvador finalmente
conducirá a la condenación. No
todos aceptaron a los enviados de Jesús, pues algunos no consideraban a Jesús
como Señor y Salvador de Israel. Este rechazo es siempre producto de un corazón
altivo, que no reconoce su pecado ante Dios. El peso del juicio será más
aplastante para ellos, que para los que nunca supieron del reino de Dios en la
persona de Jesucristo. Cuando se está en labores evangelísticas es importante
ver quiénes son las personas que muestran un verdadero interés por Cristo. Por
supuesto, el Espíritu Santo es quien despierta este interés. A veces cuesta
mucho tiempo. Sin embargo, no tenemos que desperdiciar demasiado tiempo en
aquellos que no muestran un espíritu abierto para el evangelio. Pero para esto
necesitamos sensibilidad espiritual a fin de no actuar apresuradamente.
3. La
predicación del evangelio siempre hallará resistencia de parte de un mundo que
no respeta la autoridad de Jesús. Llegará el día en que la humanidad entera se dará
cuenta de que el único mensaje verdadero era el mensaje de la cruz. Es por esta
razón que los creyentes no deben temer predicar abiertamente el evangelio, a
pesar de que éste sea menospreciado por la mentalidad moderna, o por el hombre
que no quiere ser desenmascarado en sus pecados. Si llegase el momento en que
predicar es peligroso para nuestra integridad física, el Señor nos pide que
confiemos en Él, pues toda situación la tiene absolutamente bajo su control.
4. El
Señor trajo tanto unión (3-4) como división (21 y 35-36). La causa de la división se encuentra en la persona
de Jesús y en el evangelio (22,24-25,34). Incluso hasta los familiares se
dividirán por causa de Cristo. A la gente no le agrada que seamos diferentes y
pongamos a Jesús siempre en el primer lugar de nuestras vidas.
Los
discípulos, sin embargo, recibieron la promesa de la ayuda del Espíritu Santo
(20), la salvación (22), la protección del Padre (29-31) y la intercesión de
Jesús (32). Por otro lado recibimos una advertencia: no negar a Jesús, ya que
eso es verdaderamente peligroso (cp. los vv. 28, 33 , 39 ): es quedarse solo en
el juicio de Dios, sin abogado para entrar a la vida eterna.
Mateo
11
1.
(11,1-6) Este capítulo está lleno de consuelo, y a la vez contiene algunas
advertencias. Aquí se nos informa de la duda de Juan el Bautista. Ninguna
persona era más grande que Juan. No había un predicador enviado por Jesús
mayor que él. Sin embargo, en este momento está dudando: "¿Eres tú aquel
que había de venir (el Mesías), o esperamos a otro?" Mientras Juan estaba
en la cárcel, privado de su libertad, comenzaría a pensar: "¿Por qué
estoy aquí? ¿La venida del Mesías, acaso, no implica que Él nos dará la
libertad, que va a juzgar y condenar toda la maldad? Su venida pone fin a este
mundo y viene el reino de Dios, ¿verdad? ¿Por que no sucede nada positivo
conmigo?" Juan hace algo importante: no va sólo a pensar y dudar, sino que
además manda sus discípulos a Jesús.
¿Cuál
es la respuesta de Jesús? Contesta de forma indirecta. No dice sí, ni no. Sólo
cuenta lo que todo el mundo ya sabe: sus milagros y la predicación. Así viene
el reino de Dios. En principio no con una fuerza tan grande que cambie todo el
mundo. No, el reino de Dios comienza lentamente, al principio con nada más que
algunas señales y la predicación, es decir, con el anuncio que el Señor va a
intervenir. Este evangelio, dice el v.5, es para los pobres; es decir, para
aquellos que en sus pecados y dificultades dependen enteramente del Señor. ¿No
es esta, una exhortación implícita para que Juan siga confiando en Jesús? Los
creyentes por tanto deben esperar, pero con una fe viva, la final intervención
gloriosa del Señor.
"Bienaventurado
es el que no halle tropiezo en mí". Significa: aunque la obra del Señor
tenga un principio pequeño, somos felices cuando estamos satisfechos con ella y
seguimos poniendo nuestra fe en Jesús.
*
Jesús es el verdadero Salvador, aun cuando no vemos mucho cambio en este mundo.
2.
(11,7-19) Una vez que los discípulos de Juan se retiraron, Jesús se dirige a
las multitudes que le rodeaban, por si tuviesen falsas opiniones acerca de
Juan. Con su predicación fuerte, y con su estancia en la cárcel y su duda, la
gente podría haber pensado que la persona de Juan era insignificante: un
escéptico, una caña sacudida por el viento. O que su intención era recibir
dinero por su trabajo para ser un hombre muy bien vestido, aunque el pueblo
reconoce que Juan en su ropa mostró una gran austeridad. ¿Cuál es entonces el
significado de Juan? Él era mucho más que un profeta, era el heraldo del
Mesías, el mensajero (como dice Malaquías) que anuncia la venida del ángel de
Jehová.
Sin
embargo, Jesús no sólo habla sobre Juan; también habla acerca de sí mismo.
Porque cuando la multitud no tiene pensamientos correctos acerca de Juan, es
porque tampoco piensa bien de Jesús, ya que sus vidas están estrechamente
relacionadas. Lo que dijo Juan acerca de Jesús era la verdad. Por lo tanto, lo
que Jesús nos ofrece es mucho más grande que lo ofrecido por Juan: Jesús nos da
el cumplimiento de las palabras de Juan; Él nos trae el reino de Dios. La
persona que ahora pertenece a este reino es mayor que Juan. Juan solamente era
el heraldo de este reino, pero los que ponen su fe en Cristo reciben la plena
bendición de este reino.
En
cuanto al versículo 12 hay varias posibilidades: podemos seguir la traducción
de Reina Valera, lo que significa que hay mucha gente que trata de violar el
reino de Dios, matando a Juan (como Herodes) y a Jesús (como lo quieren hacer
los líderes del pueblo judío). Otra posible traducción es: "el reino de
Dios se alcanza a la fuerza y solamente los esforzados entran en él". Es
decir: tenemos que luchar (contra la maldad y la incredulidad) para entrar en
el reino de Dios. Ambas posibilidades armonizan con el contexto. Entonces
tenemos que luchar para entrar en el reino, porque mucha gente lo rechaza.
Sin
embargo, lo que Juan dijo acerca de Jesús, era la verdad: todos los profetas
hasta Juan profetizaron acerca del Mesías, pero Juan es el Elías de quien habla
Malaquías; Juan era el precursor. Todos deben saber que ahora vivimos en el
tiempo más importante; tiempo en el cual viene el reino de Dios por medio de
Jesús. Desgraciadamente, mucha gente no quiere creerlo. Jesús compara la
generación de estos días con niños jugando en el mercado. Juegan a la boda y al
entierro, pero sus compañeros no quieren ni lo uno ni lo otro. Así es esta
generación. Cuando Juan vino, no le agradó su austeridad; cuando vino Jesús, no
le gustó que Él tuviera comunión con los pecadores. El pueblo quería tener un
Mesías conforme a sus propias ideas, y rechazó a Jesús. Sin embargo, los hijos
del Señor reconocieron la sabiduría de Dios. Por fe y por el nuevo nacimiento
podemos discernir que Jesús es verdaderamente el Mesías, el Salvador.
*
Vivimos en un tiempo muy importante: conocemos el evangelio que Jesús trajo.
¿Discernimos los tiempos y vivimos por fe en este evangelio?
3.
(11,20-24) Las muchas bendiciones aumentan nuestra responsabilidad ante el
Señor. En las ciudades Corazín, Betsaida y Capernaum Jesús mostró en gran
manera su poder, el poder del reino de Dios. No obstante esto, mucha gente no
respondió. A pesar de lo que Jesús hizo en medio de ellos, la incredulidad
seguía reinando en sus corazones. Hay que responder a sus milagros, a las
señales del reino de Dios.
Con
fuertes palabras Jesús les reprochó su incredulidad. Compara a estas ciudades
con aquellas gentiles que eran muy populares por su maldad, por ejemplo Tiro y
Sidón, que eran famosas por su orgullo. Según Isaías 23 serían afectadas por el
castigo de Dios. Para los judíos la maldad de Sodoma era proverbial. Sin embargo,
Jesús dice que "si en aquellas ciudades se hubieran hecho los milagros que
han sido hechos en vosotros, se habrían arrepentido en cilicio y en
ceniza" (como señales de arrepentimiento). Para los judíos estas eran
palabras dolorosas, pero al fin y al cabo expresaban la verdad. La gente que no
responde a la obra de Jesús recibe el castigo máximo.
*
Cuanto más bendiciones Dios nos concede, tanto mayor se hace nuestra
responsabilidad frente a Él.
4.
(11,25-30) En estos versículos, Jesús responde al rechazo de las ciudades
alabando a su Padre. Jesús llama a Dios "Padre". Esto no es nuevo,
pero sí el uso que Jesús hace de la palabra 'padre'. Él la usa como algo
propio, en su posición de Hijo legítimo del Padre. Además llama a su Padre
"Señor del cielo y de la tierra". El tema de Jesús es de importancia
mundial. Su Padre ha escondido para los sabios y entendidos el hecho de que su
Hijo fuera enviado para dar salvación. Los fariseos y los escribas se
consideraban eruditos en religión, pero carecían de humildad para escuchar a
Jesús. Por consiguiente, es un castigo de Dios el que ellos no puedan entender
quién es verdaderamente Jesús. Esto, velados para algunos, es relevado a los
niños, las personas que suficientemente pequeñas estaban dispuestas a escuchar
a Jesús y dejarse enseñar por Él. Ellos se reconocen sin méritos ante la buena
voluntad de Dios. "Todas las cosas (significa la plena salvación por medio
de Mí) me fueron entregadas por el Padre". Jesús puede decir esto porque
existe una relación única entre Él y su Padre. Nadie conoce al Hijo, sino el
Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo. Jesús muestra que nadie puede
llegar a conocer al Padre, a menos que el Hijo lo revele.
Las
últimas palabras de Jesús son una invitación para acudir a Él. Todos los que se
sienten cansados por las pesadas cargas de los fariseos, pueden descansar por
medio de Él, ya que Él cumple la ley por nosotros. El yugo de sus mandamientos
no es difícil, puesto que es su Espíritu el que nos capacita para cumplirlos.
*
Jesús nos pide solamente amor; amor que podemos aprender por medio de su gran
sacrificio hecho por nosotros.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1a. Si
tenemos dudas, acudamos directamente al Señor. Tal vez simpaticemos con la duda de Juan, pues
creemos que Dios tiene todo el poder para castigar la maldad y acabar con ella;
también para terminar con este mundo lleno de dificultades, de muerte, y de
enfermedades. ¿Por qué entonces el Señor no hace nada? ¿Cuando llegará su reino
en forma definitiva? ¿Vendrá alguna vez? Cuando nos encontramos en grandes
apuros, estas preguntas nos pueden afectar y molestar. Juan hace algo
importante: no sigue dudando; él manda sus discípulos a Jesús. Él nos llama a
la esperanza, una esperanza fundamentada en su propia persona. Lo que Juan el
Bautista aún no sabía, sí lo sabemos nosotros. Lo más importante ha ocurrido:
la resurrección del Señor Jesús; ella es la garantía del cielo nuevo y de la
tierra nueva.
1b.
Aunque no en la forma espectacular que algunos esperan, Jesús es el único y
suficiente Salvador de nuestras vidas. Para una gran cantidad de contemporáneos de Jesús,
les era difícil aceptar a un Mesías tan humilde como Él. Algunos esperaban la
consumación inmediata del reino de Dios. Para nosotros es un asunto de fe
seguir confiando en Jesús, pues vivimos en un mundo que prácticamente anonada
nuestros sentidos, queriendo desviarnos de una vida consagrada a Dios. El
tiempo llegará cuando todo ojo vea al Salvador en gloria y majestad; mientras
tanto esa gloria está oculta, y obrando casi imperceptiblemente en los
corazones, transformando al ser humano desde adentro. ¡No hay Salvador más
grande que Jesucristo!
2. El
evangelio nos hace un llamado para someternos a Jesús, reconociendo su persona
y su obra. La
gente se equivocó fácilmente en cuanto a la persona de Juan y el ministerio de
Jesús. Muchos no creían ni en el mensaje de Juan (para ellos era demasiado
serio) ni en el ministerio de Jesús (para ellos era demasiado flexible, cp. los
vv.16-19). Todavía mucha gente se equivoca en cuanto al mensaje de aquellas
iglesias que quieren predicar realmente a Jesús como el único camino de la
salvación. Tanto el mensaje como la iglesia son muchas veces extraños a los
ojos de aquellos que no conocen a Cristo. ¡Llamémolos a la fe!
3. El
ser hechos partícipes de las bendiciones del Señor aumenta nuestra
responsabilidad en el juicio venidero. Ciudades enteras gozaron por un tiempo del
ministerio de nuestro Señor Jesucristo; fueron ellas testigos de los milagros
que anunciaban que el reino de los cielos ya estaba iniciando, en la persona de
Jesús, su obra en el mundo. Pero a pesar de esto, Jesús no halló fe verdadera
hacia Él, sino únicamente incredulidad. Es posible que los mismos miembros de
una iglesia no se sometan al señorío de Cristo, y a través de una actitud fría
demuestren que no conocen a Jesús, el Señor. La gente que ha experimentado la
iluminación de la Palabra, las sanidades de Dios y luego se olvida de Jesús,
porque ya ha recibido lo que buscaba, se expone a un duro castigo, pues conociendo
el amor de Dios no hizo nada para rendirse en gratitud y adoración a Él.
4.
Gracias a Dios hay personas -a quienes les fue revelado el misterio de Jesús-
que depositaron su confianza en Él. Al recibir la exhortación de esperar todo de Él y
llevar su yugo, descubrirán que sirven a un buen Maestro, quien Él mismo llevó
nuestra carga.
Para
decirlo en palabras del escritor danés, S. Kierkegaard: "El Ayudador es la
ayuda".
Mateo
12
1.
(12,1-8) "En aquel tiempo", dice Mateo, es el momento en que Jesús
muestra su misericordia por los enfermos y los pecadores; es en este mismo
tiempo cuando Jesús es acusado. A pesar de su misericordia, Israel y sobre todo
sus líderes, se cierran ante Jesús.
En un
día de reposo el Maestro iba por los sembrados para predicar en todos los
lugares. Entonces sus discípulos tuvieron hambre, porque hacían con Jesús un
"viaje de servicio". Los fariseos acusaban a Jesús de ser el
responsable de avivar un mal comportamiento en sus discípulos. Jesús contesta
refiriéndose a David, quien como el ungido de Jehová entró al templo y comió,
junto con aquellos que estaban con él, del pan que solamente pertenecía a los
sacerdotes. Y ¿quién es Jesús? El hijo de David, el Ungido del Señor, el
Mesías. Con mayor razón entonces puede permitirse que las leyes de Dios se
apliquen en favor de Él y de quienes le ayudan en su misión como Mesías.
Además, Jesús pregunta: ¿qué hacen los sacerdotes en el templo el sábado? Igual
trabajan con sacrificios especiales para este día, pero ello agrada al Señor.
Sin embargo, Jesús es más que el templo, es Dios mismo. A los ojos del Señor el
sacrificio no es mayor que la misericordia. Por lo tanto, los discípulos pueden
`trabajar' ayudando a Jesús en su servicio de misericordia hacia las
multitudes. El Hijo del Hombre es Señor del sábado.
*
¿Estamos siempre trabajando al servicio de un Dios misericordioso, o tenemos un
corazón duro?
2.
(12,9-14) En primer lugar los fariseos le hicieron a Jesús una advertencia.
Ahora reunen evidencias para poder acusarle. Hacen la pregunta al Señor si está
permitido sanar a un enfermo en el día de reposo; según la tradición judía esto
es prohibido, a excepción de que existiese peligro de muerte. Sin embargo, en
este caso (un hombre con la mano seca) no se está bajo esta condición. Jesús
apela a una situación en la cual una persona tiene una sola oveja: está
permitido ayudar a la oveja durante el día de reposo para aliviar las
circunstancias del animal. (Jesús dice literalmente: agarrarla y levantarla,
nada más). El dueño actúa así. Los presentes deben saber que Él es el dueño de
esta persona. Por lo tanto, lo que hace Jesús no es un trabajo médico, sino
una demostración de la misericordia del dueño para con su `propiedad'. Si un
hombre es más que un animal, está permitido hacer el bien en los días de
reposo. Los fariseos no reconocen a Jesús como Señor e Hijo de Dios, por lo
tanto buscan argumentos para matarle.
* Al
Señor le gusta hacernos el bien y bendecirnos, ¿vivimos de su misericordia y
seguimos su ejemplo?
3.
(12,15-21) Sabiendo Jesús los planes de los fariseos, los elude; no
escondiéndose, porque continúa su trabajo en público, sino permaneciendo ajeno
a ellos. El Señor con el poder del león se porta al igual que un cordero manso
que no resiste. Está dispuesto a morir, pero a su debido tiempo. Mateo cita
detalladamente Isaías 42 para mostrar que la actitud del Señor concuerda con la
del Siervo de Jehová, ya que en éste se manifiesta tanto el poder de Dios como
una humilde actitud. De la misma manera encontramos en Jesús poder para sanar
(15), pero también humildad con la que soporta la resistencia de sus
adversarios. Aunque Él trae el juicio para todas las naciones, es decir: ellas
deben responder a la demostración del amor de Dios en Cristo para no llegar a
la perdición, sin embargo, el propósito de su primera venida no es destruir,
sino salvar. Él es manso, no ataca a sus adversarios (19). "La caña
cascada no quebrará, y el pabilo que humea no apagará". Estos símbolos
aluden a las personas en las cuales no podemos confiar. Una caña sirve para
apoyarse y el pabilo sirve para dar luz. Jesús no puede apoyarse en los
líderes; ellos no resplandecen luz. Sin embargo, el Señor no los echa de la
tierra. Tiene misericordia aun con ellos. Está dispuesto a morir también por
sus pecados. Su misericordia se extiende a ellos y aun más a todo el mundo, así
que también los gentiles pueden esperar en Él ( v.21 ).
*
Piense en la gran misericordia del Señor. Ahora vivimos en el tiempo de su
gracia, pero un día Él vendrá como Juez.
4.
(12,22-37) La sanación, que parecía imposible, ocurre: Jesús sana a una persona
que está endemoniada, ciega y muda. Esta era una curación única, puesto que
esta persona era inaccesible para cualquier tipo de tratamiento. Por medio de
esta curación la multitud se hace la pregunta si Jesús es el Hijo de David (el
Mesías). Los líderes del pueblo encuentran esto tan peligroso que reaccionan
agresivamente. La interpretación que ellos tienen de la curación es muy
diferente, y, a la vez, terrible: "Este echa fuera los demonios por medio
de Beelzebú, príncipe de los demonios". Así tratan de anular el efecto de
la curación de Jesús, pero Él rechaza este ataque, diciendo:
a.
cuando el endemoniado y Él que echa fuera el demonio pertenecen al mismo reino,
no hay peligros, porque éste está dividido, y por tanto destinado a
desaparecer.
b. si
sus propios hijos expulsan demonios, ¿por medio de quién los echan? La
respuesta es: por Jehová, quien tiene más poder que los demonios. Por tanto los
hijos de los fariseos serán sus jueces. Es decir, en el juicio, ellos los
condenarán, diciendo: ustedes sabían que solamente por el poder de Dios se
echan los demonios, ¿verdad? ¿Por qué no reconocieron entonces a Jesús?
c. Yo
no pertenezco al reino de Satanás, sino al reino de Dios."Si Yo por el
Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el
reino de Dios". Porque sólo muestro el poder de Dios sobre Satanás.
d.
Solamente es posible vencer al hombre fuerte atándolo primero. Yo até al
`hombre fuerte' (satanás).
e. Los
fariseos están en mi contra y dispersan al pueblo de Dios en vez de recogerlo.
f.
Todo pecado y blasfemia será perdonado, excepto aquel que se realiza en contra
del Espíritu.
Jesús
entiende por este pecado su propio rechazo, consciente y permanentemente, y
contra el testimonio del Espíritu Santo. Aparte de Jesús no hay perdón. La
incredulidad en relación a Jesús puede ser perdonada, pero no si uno persevera
en su resistencia a sabiendas.
*
Resistirse conscientemente al testimonio del Espíritu, que Jesús es nuestra
única esperanza, es cerrarse para el único camino por lo cual podemos adquirir
el perdón.
Los
fariseos deben pronunciarse sobre el resultado (el milagro de echar fuera el
demonio) de Jesús. Si el fruto de Jesús es bueno, también el árbol mismo
(Jesús) es bueno. O si ellos declaran que Jesús es malo, tienen que declarar
también que el fruto es malo: que este Israelita no ha sido liberado del
demonio. Pero ¿quién puede decir eso? Jesús condena esta generación que no le
reconoce. Este mal nace del corazón malo. Por nuestras palabras (con respecto a
Jesús, si le conocemos o no) seremos justificados o condenados en el juicio de
Dios.
5.
(12,38-42) Con tantas señales ejecutadas, aún los fariseos piden a Jesús una
señal de Dios para legitimarse. Con ello muestran su incredulidad e infidelidad
para con Dios. Pero no recibirán otra señal, sino la señal de Jonás: el juicio
de Dios. Y ellos se convirtieron. La señal para los fariseos también es el
juicio. Pero ellos no se han convertido. No hay otra señal, sino Jesús mismo.
De la manera en que Jonás fue salvado del vientre del gran pez, así Jesús lo
será de su muerte. Nadie puede deshacerse de Jesús, como Níneve no podía deshacerse
de Jonás. Y estos gentiles, al igual que la gente de Níneve y la reina del sur,
por su conversión y fe, son un ejemplo vergonzoso para los fariseos.
*
Nunca podemos desentendernos del Señor Jesús. ¡El viene!
6.
(12,43-50) Por medio de la predicación de Juan y Jesús mucha gente fue
`limpiada', confesando sus pecados. Pero es necesario que cada uno también sea
llenado con el Espíritu de Dios. Si una conversión no es seguida por una
consagración a Dios, de inmediato se abren las puertas a las influencias
demoníacas que pueden hacer que nuestro estado sea peor que antes. Así también,
es una empresa inútil tratar de vencer al maligno por medio de la religiosidad,
como pretendían hacer los fariseos. Sin una verdadera transformación en el
corazón del hombre, los poderes de Satanás pueden entrar con mayor fuerza que
antes. Esto fue lo que le sucedió a los fariseos y demás líderes religiosos,
pues al no querer reconocer a Jesús como su Mesías, permitieron la entrada de
una mayor influencia demoníaca en sus vidas, lo que a la larga les llevó a
cerrase totalmente a Jesús, matándolo en la cruz del Calvario.
*
¿Estamos llenos del Espíritu Santo? Sin el Espíritu somos una presa fácil para
satanás.
La
familia de Jesús no existe en sus familiares, sino en aquellos que hacen la
voluntad de Dios, es decir, que escuchan con fe las palabras de Jesús y las
obedecen.
*
¿Pertenecemos a la familia de Jesús?
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1-2.
La forma en que nos conducimos en la vida cristiana manifiesta si servimos a un
Dios misericordioso, o tenemos un corazón duro. Los fariseos tenían una actitud muy legalista
frente al sábado, el día de reposo. No aceptaban que Jesús como Hijo de Dios,
fuese el Señor del sábado. El legalismo pretende servir a Dios, pero en realidad
no lo hace, ya que adolece de lo más importante: amor y paciencia hacia el
prójimo. A veces el primer contacto que un nuevo creyente tiene con la iglesia
es con una serie de reglamentaciones que le prohiben esto y le exigen lo otro.
La solución para el legalismo no es una actitud más liberal, sino servir a Dios
con amor y sensibilidad. Como creyentes no actuemos en forma legalista con
nadie, menos con los que están entrando en el rebaño del buen pastor; no les
impongamos a ellos una vida estricta según tradiciones humanas, sino que
actuemos con paciencia y misericordia.
3.
Jesús también tuvo compasión de sus adversarios; tengamos paciencia con los que
rechazan el evangelio. ¡Qué
grande es la paciencia de Dios! A pesar del odio que sentían los líderes religiosos
hacia Jesús, Él estaba dispuesto a extender su perdón hacia ellos. Su paciencia
fue real hasta la hora de su muerte. El Señor ha permitido al mundo entero
experimentar un tiempo de gracia para conocer por medio de la fe y el
arrepentimiento la vida eterna. Pero no debemos olvidar que sin duda alguna el
juicio vendrá sobre todo habitante de este planeta; por eso preocupémonos
mientras tanto de la conversión de la gente.
4. El
tema del pecado contra el Espíritu Santo necesita mucha prudencia. Primeramente debemos situar la blasfemia contra el
Espíritu Santo dentro de su marco histórico. Para los fariseos, Jesús no está
lleno del Espíritu Santo, sino del espíritu de Satanás. Tan grave fue esta
acusación, que Jesús pronunció una de las palabras más fuertes que encontramos
en las Escrituras. A veces nos cuesta pensar que haya un pecado que no tenga
jamás perdón, pero es verdad. Por otro lado siempre ha habido creyentes que
tienen temor pensando que han cometido este pecado. Precisamente, es este temor
una señal de que no lo han cometido. Blasfemar contra el Espíritu Santo es
cerrarse herméticamente frente a la obra de Cristo, es no aceptar el testimonio
del Espíritu que nos dice que Jesús es el único camino a la salvación. Podemos
afirmar sin sombra de duda que todo verdadero creyente en Jesucristo jamás
cometerá este pecado imperdonable; el que anhelemos servir al Señor con
nuestras vidas corrobora esto.
5. El
Señor nos ha brindado suficientes señales para creer en Él. Muy vinculado con el pecado contra el Espíritu,
aunque no es lo mismo, es poner siempre en duda las pretensiones de Jesús. Esto
fue lo que hicieron algunas personas ante Jesús. Exigían de Él señales que
confirmaran su identidad mesiánica. Esto es nada más que incredulidad. Así
también en nuestro tiempo hay quienes pretenden exigir señales a Dios, con el
fin de autentificar lo que la Biblia dice. Los creyentes también podemos caer
en este error, cuando olvidándonos del gran sacrificio de Jesús por nuestros
pecados, le pedimos a Dios que nos dé una prueba de su amor. Para la gente que
insiste en ver señales antes de creer, le espera la ejecución del juicio pues
no ha creído en la señal de Jesús: su muerte y resurrección.
6. La
casa de nuestra vida no puede quedar vacía, debe estar ocupada por el Espíritu
Santo. Los
fariseos pretendían arreglar a una persona, sin hacer hincapié en una obra
interna realizada por Dios en los corazones. Al rechazar a Jesús hacían que las
vidas de sus adherentes llegasen a estar sin un dueño y expuestas al ataque del
enemigo. Quien en su religión no tiene una verdadera relación con Jesús, en
realidad está propenso a ser atacado duramente por poderes antagónicos, que lo
arrastrarán a una vida de mayor insensibilidad espiritual. De esta manera
podemos decir también que mucha gente fue liberada por la predicación de Juan y
el ministerio de Jesús (sobre todo las expulsiones de demonios), pero nunca
llegó a ser discípulo del Señor. Si una persona se convierte a Jesús debe saber
que una conversión a medias de nada vale, ya que de ahí en adelante debe
procurar una vida llena del Espíritu Santo, en estrecha relación con Jesús. Una
persona llena del Espíritu manifestará la voluntad de Dios; sólo así podemos
ser contados como miembros de la familia de Dios.
Mateo
13
1.
(13,1-9) En este capítulo Jesús muestra cómo llega el reino de Dios.
Recordemos que Juan el Bautista en el capítulo 11 preguntó si Jesús era
verdaderamente Él que había de venir o no. Además acabamos de leer en el
capítulo precedente de la gran resistencia hacia el Señor. Los fariseos dijeron
que Él obraba por medio del jefe de los demonios: Beelzebú. Ahora recibimos una
explicación más amplia, de cómo llega el reino. Su principio es muy pequeño. El
rey no viene en seguida con gloria y poder, sino que llega como un sembrador. Y
la tierra en que establece su reino es parecida a un campo; no hay nada
espectacular. En primer lugar el reino comienza con un campo vacío en donde la
semilla es tirada; luego esta crece, pero muchas de ellas no pueden
desarrollarse bien; esto se debe a que una parte es comida por las aves, otra
parte no tiene mucha tierra, y otra parte es ahogada por los espinos. Así es el
reino de Dios. Sin embargo, el reino ya está. El Rey recibe súbditos que dan
fruto para la gloria del rey: una vida llena de amor y consagrada a Él. Esta
parábola nos dice sobre todo como son los oyentes de la palabra de Jesús. Hay
muchos que, aunque parezcan mostrar interés, rechazan a Jesús y su mensaje.
*
¿Cómo es nuestra actitud hacia el Rey Jesús y sus palabras?
2.
(13,10-17) Los discípulos preguntan: ¿Por qué habla Jesús por medio de
parábolas? Jesús no responde directamente. Él tiene claro que sus discípulos
entienden los misterios de su reino, pues lo conocen a Él como el Rey. Pero las
multitudes no lo entienden, porque la mayoría no tiene fe en Él. Cuando
tenemos fe recibimos más entendimiento del reino de Dios. Si no poseemos una fe
verdadera, nuestra "fe en Dios" (sin amor por el Señor Jesús) es
falsa. En realidad, todas las señales y palabras de Jesús son malentendidas
por el pueblo. Por eso habla en parábolas. Ellos reciben una enseñanza que
concuerda con su incredulidad. Aquí se realiza lo mismo que sucedió en los días
de Isaías. Mirar, pero no ver en realidad; oír, pero no escuchar ni obedecer
realmente a las palabras de Dios. Así estas palabras quieren ser una
advertencia para que el pueblo no siga endurecido hacia Jesús y su reino.
En los
versículos 16 y 17 Jesús se refiere al conocimiento insuficiente de sus
discípulos. Ellos lo conocen a Él y a su reino, pero no saben cuán grandes son
los misterios que ven. Porque en Jesús se ha cumplido la esperanza de los
profetas. Por ende, ellos son entonces muy privilegiados al vivir en el tiempo
del cumplimiento de las promesas del Señor.
*
¿Cómo escuchamos, con fe o con un corazón incrédulo? Los creyentes deben saber
que podemos esperar mucho: la consumación del reino de Dios.
3.
(13,18-23) El mismo Señor explica la parábola del sembrador. Los discípulos,
aunque aman a Jesús, también tienen opiniones erróneas acerca del reino de
Dios. Todavía el reino no ha llegado en gloria, sino que se parece a un
sembrador que pierde muchas semillas en su labor. El reino está entre nosotros,
pero bajo la figura de un hombre pobre. Lo importante es, ¿cómo escuchan los
oyentes la enseñanza de Jesús? El que fue sembrado junto al camino es la
persona que no ve nada en la figura del reino (y del Rey). Escucha, pero no
hace nada con estas palabras. El que fue sembrado en pedregales, recibe la
palabra con gozo, sin embargo cuando vienen aflicciones o persecuciones,
rechaza la palabra acerca del reino y del Rey, porque no ha llegado a
comprender suficientemente las riquezas del reino. El que fue sembrado entre
los espinos, es el que oye y muestra interés, pero después de poco tiempo tiene
demasiadas preocupaciones a las cuales centra su interés, o se interesa más en
las riquezas de este mundo que en el reino de Dios.
Sin
embargo, hay una semilla que da fruto: el verdadero creyente que escucha y
entiende. El ve más: él descubre la mano de Dios y su amor manifestado en
Jesús. Tal descubrimiento le lleva a producir fruto. Cada creyente, de acuerdo
a sus propios dones y fe, producirá fruto.
* ¿Es
nuestra vida, una vida fructífera o hay otras cosas a las que le damos
prioridad sobre el reino de Dios?
4.
(13,24-30) La esperanza acerca del reino de Dios es la esperanza de un reino
de gloria, de poder y de pureza total. Mucha gente tropieza con un Jesús manso
que no lucha fuertemente contra sus adversarios, entre ellos sobre todo los
fariseos y escribas. Sin embargo, la gente tiene que saber que el reino todavía
no se manifestará de esta manera. El reino necesita tiempo. El Rey soporta la
resistencia de parte del diablo, que pone cizaña junto a la buena semilla. Hay
que dejarla crecer para que no se pierda la buena semilla. La separación espera
hasta la siega, el fin del mundo que aún no ha llegado. Aunque hay mucha
oposición, el reino de Jesús no retrocede. Es su voluntad el que todavía no
sean juzgados los malos.
*
Aunque el hombre tenga la impresión de que el mal prevalece, Jesús es Rey y
tiene todo bajo su control.
5.
(13,31-35) La irrupción del reino, en la venida de Cristo en la carne, parece
insignificante; sin embargo, así es el reino. Es semejante al grano de mostaza
sembrado en la tierra. El grano de mostaza es muy pequeño: ¡750 de estos granos
caben en un gramo! Así es el reino. Además el grano tiene que desaparecer en la
tierra, no obstante, cuando crece se hace un gran arbusto de dos a tres metros.
Eso es lo que pasa con el reino y el Rey. Al principio es pequeño, casi
desaparece cuando Jesús muere en la cruz, empero, llega a tener un gran
tamaño.
La
parábola de la levadura tiene el mismo significado. La levadura es pequeña, se
pierde en la masa, pero tiene una fuerza enorme, y logra cambiar toda la masa.
Así es el reino de Dios. Al principio es muy pequeño, pero tiene una influencia
enorme. ¡Al final es lo único que queda!
Mateo
se refiere al Salmo 78. Para salvar a su pueblo Dios escogió a un jovencito
llamado David. Por medio de él, Dios rescató a su pueblo. De la misma forma
pasa con Jesús; por medio de Él, una persona tan mansa, se produce la llegada
del reino. ¡El cordero es también el león!
*
Nunca dudemos de la manifestación total del reino de Dios.
6.
(13,36-43) Jesús también explica la parábola acerca del trigo y la cizaña para
que los discípulos sepan más acerca de la estructura del reino de Dios. En esta
parábola se hace referencia a la obra del maligno. Para Jesús es un camino de
sufrimiento, pero también de triunfo. Hay que esperar el momento de la cosecha,
en donde también tendrá lugar la gran separación. Los impíos recibirán un
castigo eterno, no obstante, los justos resplandecerán como el sol. Los hijos
del reino pueden ahora pensar: ¿dónde está el reino y dónde está el Rey? Pero
pronto ellos estarán en su reino para siempre. "El que tiene oídos para
oir, oiga". Es una advertencia para que respondamos a las palabras de
Jesús.
* La
separación final tendrá lugar. ¿Y nosotros, dónde quedaremos?
7.
(13,44-46) Las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran precio
tratan acerca del gran valor del reino de Dios. Cuando hemos contemplado
al Rey, su amor y su promesa eterna, queremos `vender' todo. Mucha gente no se
interesa en el reino de Dios, porque nunca han visto ni apreciado su gran
valor. Cada creyente verdadero está de acuerdo en que no hay un tesoro más
precioso que el reino de Dios.
*
¿Sabemos apreciar el reino de Dios en su justo valor?
8.
(13,47-50) La parábola de la red es muy semejante a la de la cizaña. La red es
la gran red barredora, que durante un tiempo está en el agua. Esto se refiere a
la predicación del evangelio por Jesús y los apóstoles. Aquí está la multitud
semejante a una red llena de peces. Jesús vino, sin embargo, para separar los
peces. La gran separación no viene de inmediato; ella tendrá lugar en la hora
de la consumación de su reino. Ahora es el tiempo de la gracia. Pero que
nadie se equivoque: los ángeles están listos para separar la pesca. El que
rechaza a Jesús, será echado al fuego, el lugar de remordimiento eterno con
respecto a su actitud de incredulidad frente a Jesús.
* Dios
quiere que su evangelio sea predicado a todos. Más adelante quedará claro quién
pertenece a su pueblo. Tenemos que usar esta oportunidad. Si no, el castigo
será terrible.
9.
(13,53-58) Tanto al final de Mateo 13 como en los capítulos 14 y 15 se
encuentran poderes que se confrontan: el poder de la fe y el de la incredulidad
acerca de Jesús y su reino. En Mateo 13 , Jesús se compara con un sembrador. En
este ejemplo se hace evidente que el reino de Dios se encuentra aún escondido.
Para la gente de su propio pueblo, Nazaret, Jesús es demasiado corriente para
ser Salvador del mundo. No creen que Dios pueda hacer algo maravilloso con un instrumento
tan humilde: el hijo de un carpintero conocido, de una familia conocida para
todos. La incredulidad resiste la obra del Señor en el corazón. Pero aquellas
personas que se cierran para el reino de Dios tampoco reciben las bendiciones
de este reino. Jesús no hace muchos milagros entre ellos.
* ¿Nos
causa incredulidad la figura humilde del reino de Dios, o conocemos su
misterio?
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1-3.
La venida y el progreso del reino de Dios es distinto de lo que la gente esperaba.
Ellos esperaban un
cambio dramático y drástico, ¿pero qué fue lo que vieron? Sólo una persona que
enseñaba y sanaba, nada más. Por lo tanto muchos tropiezan con Jesús. No era el
tipo de Mesías que esperaban. Jesús quiere mostrar que por el momento el reino
viene en forma oculta, como la semilla; mientras que Él, el Rey, se parece a un
sembrador. Un sembrador es un hombre dependiente. Debe dar tiempo al tiempo
para que la semilla crezca. Hay muchos factores en contra: los pájaros que se
comen la semilla, la tierra llena de piedras donde la semilla no puede echar
raíces, y, además, la semilla es ahogada por los espinos. De esta manera la
semilla repetidas veces se pierde, pero parte de ella logra el propósito dando
fruto. Así es el Rey del reino de Dios: se siembra la semilla, pero hay poderes
de incredulidad, superficialidad, preocupaciones y deseos terrenales que tratan
de anular su trabajo. Pero el Rey igual alcanza su objetivo: hay súbditos que
ponen su fe en Él y cuyas vidas dan el fruto de una fe genuina traducida en
obediencia completa a los mandamientos del Rey (el amor abundante como lo
encontramos en el sermón del monte).
4.6.8.
La parábola del trigo y la cizaña nos llaman a tener mucha paciencia y
confianza en Jesús, el cual tiene todo bajo su control. Ella elabora el tema de los poderes opuestos y el
anhelo profundo de los creyentes que el Rey ponga fin a los adversarios. Ellos
quieren que se haga lo que sólo se puede realizar en el tiempo de la cosecha:
separar el trigo de la cizaña y quemar lo último.
Como
ejemplo concreto, podemos pensar en los anabautistas de la época de la Reforma;
algunos de ellos tenían el deseo de formar una iglesia de puros convertidos,
sin la `cizaña' de personas inconversas. Pero también el separatismo de hoy en
día (el anhelo de tener una iglesia un poco mejor que las demás) puede ser una
aplicación de esta parábola. Tenemos que darnos cuenta que el Rey sigue siendo
el Sembrador. Los impíos tendrán su castigo, pero todavía no es el tiempo.
Ahora es el momento de la gracia de Dios. Mientras que la parábola del trigo y
la cizaña enfatiza el aspecto de tener paciencia hasta la cosecha, la parábola
de la red destaca la seguridad del juicio final. Tanto los discípulos de Jesús
como sus adversarios no deben equivocarse con respecto al reino de Dios.
5.7.
Nadie debe escandalizarse en cuanto al humilde origen del reino de Jesús. En cada parábola de Mateo 13 encontramos este
aspecto, pero sobre todo en las parábolas de la semilla de mostaza y la
levadura. Su principio es muy pequeño, pero en su irrupción final aparecerá muy
grande. Para poder valorar el reino de Dios (todavía en su forma de predicación
y enseñanza) es necesario descubrirlo como algo precioso, pues el reino de Dios
es hermoso. El Rey de este reino, quien a la vez nos reveló la abundancia del
amor de Dios, se llama Jesús.
9. La
visita de Jesús a Nazaret demuestra la verdad de sus parábolas. En el mismo pueblo donde Jesús creció, hay mucha
incredulidad. Mucha semilla se pierde y mucha gente se irrita con respecto al
origen pobre y humilde del rey Jesús. Era inadmisible para ellos que uno de sus
aldeanos pudiera ser el Mesías. Hoy en día este tipo de rechazo se esconde
detrás de un manto de aparente reconocimiento religioso. Algunos ven a Jesús
como el protector de los pobres y defensor de los desvalidos, pero piensan que
ellos como personas sin estos males no necesitan de Él. En conclusión alaban la
humildad del Señor, pero rechazan ser salvos por este humilde Salvador. Sólo
aquel que ha descubierto a través de la obra del Espíritu Santo cuán grande es
el amor de Dios, pone su fe en el Salvador. "Bienaventurado es el que no
halle tropiezo en Jesucristo".
Mateo
14
1.
(14,1-12) Esta narración no se entrega simplemente para dar a conocer la muerte
de Juan, sino que también nos muestra la realidad de la historia de resistencia
contra Jesús y su reino (Véase los vv.2 y 13 ). Con este fin Mateo cuenta este
relato. Herodes Antipas es dominado por la superstición y el temor al saber de
Jesús. El tenía también respeto y temor por Juan, quien a sus ojos era un gran
profeta. Sin embargo, no quería abandonar su pecado: su unión ilícita con la
esposa de su medio hermano Herodes Felipe. Juan hacía observar a Herodes esta
mala relación. Aunque Herodes respetaba a Juan, no abandonó su pecado. Escogió
una solución intermedia. Quería perdonar su vida por respeto y temor al pueblo,
y al mismo tiempo salirse con la suya de conservar a su 'esposa'. Herodes,
aunque tiene mucho poder, es prisionero de su propia esposa. Ella inventa una trama
astuta para poder matar a Juan. Tiene éxito en el cumpleaños de Herodes, cuando
su hija baila en presencia de mucha gente. Orgulloso de su hija Salomé, Herodes
le promete todo lo que ella desee. Salomé, incitada por su madre, le pide la
cabeza de Juan. Ese es el precio que Herodes tiene que pagar por su actitud tan
ambigua.
A
oídos de Jesús llegó la noticia de la muerte de Juan. Para Él, la muerte de
Juan es una referencia a su propia muerte. Lo que pasó con su siervo, sucederá
también con Él.
* En
el reino de Dios siempre se encuentran peligros. Sin embargo, Jesús triunfará.
2.
(14,13-21) Jesús se retira del lugar que ahora le amenaza, no obstante, las
multitudes le siguen. Él tiene tanto amor por ellos que les revela el poder de
su reino. En su misericordia sana a los enfermos. En su actuar siempre
presentó un ministerio integral, preocupándose por la persona como un todo:
cuerpo y alma, pues su reino incluye ambos aspectos: la sanidad física y
espiritual. Por lo tanto, no siente agrado al pedir a la gente que se vaya,
como proponen los discípulos. Para el Señor no es necesario, porque en su
reino hay plenitud. Con énfasis, Él dice: "Dadles vosotros de
comer". Los discípulos tienen que alimentar a las multitudes. Estas
palabras se refieren a la tarea futura de los discípulos. Ellos tendrán
siempre suficiente para "alimentar" a las multitudes. En la Palabra
de Dios, en el evangelio mismo, se encuentra una fuente abundante para las
multitudes.
Sin
embargo, los discípulos le preguntan a Jesús: "¿Cómo es posible hacer
esto, teniendo tan poco pan y peces?". Pero en las manos del Señor, bajo
su bendición, siempre hay más que suficiente. Sobran 12 cestas llenas, lo
suficiente para todo el pueblo de Israel. El evangelio es abundante para Israel
y para todo el mundo. Hay que repartir el evangelio entre las multitudes.
*
Aunque a veces parece poco lo que podemos repartir, el evangelio bajo la
bendición del Señor se hace copioso para las multitudes.
3. (14,22-33)
En la vida de Jesús encontramos dos aspectos muy importantes: siempre lo
hallamos entre las multitudes, para con quienes tiene gran misericordia, y
también lo podemos encontrar solo, en íntima comunión con su Padre por medio
de la oración. Solamente así el Señor puede cumplir su tarea. Jesús se aparta
no sólo de las multitudes, sino también de sus discípulos. Mientras tanto en
otra escena, sus discípulos están en el medio del mar enfrentados a una gran
tempestad. Apartado de Jesús hay poderes enormes que quieren destruir a los
seguidores del Señor, sin embargo, desde la montaña el Señor los cuida. Los
discípulos tienen que aprender que hay muchos anti-poderes contra el reino de
Dios, pero también que el poder de Jesús es mucho más fuerte.
Él se les
aparece andando sobre el mar. Los discípulos piensan que es un fantasma y no
que sea el Señor mismo. Así de débil es su fe en el reino de Dios, empero,
cuando Jesús se revela a ellos, su admiración y su ánimo no tienen límites.
Pedro quiere andar con Jesús sobre las aguas. Pero debe aprender que eso
solamente es posible cuando nunca apartamos nuestros ojos de Jesús. Jamás
podemos enfrentar los poderes con nuestro propio esfuerzo, sino sólo en el
poder del Señor, manteniendo la confianza en Él. A pesar de esto, Jesús también
ayuda a la gente de poca fe, pues siempre está extendida su mano hacia su
pueblo. Así los discípulos aprenden del gran poder de Jesús, el hijo de Dios.
Era una noche para no olvidar jamás. Para los discípulos una noche importantísima
con respecto al futuro. Ellos tropezarían muchas veces contra los poderes que
atacan el reino de Dios y la predicación del evangelio. Solamente con los ojos
puestos en el Señor podrán perseverar.
*
También en medio de las dificultades y la incredulidad podemos aprender a
conocer el gran poder de Jesús, el Rey.
4.
(14,34-36) El Señor viaja al otro lado del mar con el propósito de sanar a
muchos en Genesaret. La gente entiende que Jesús se dirige a todo el pueblo y
cree que Él tiene todo el poder para sanar. Hacen una "campaña de
publicidad" para que todos traigan los enfermos a Jesús. Tienen tanta fe
que creen que basta con tocar el borde de su manto para ser curados. La persona
que toca su borde, toca la vida misma. Aquí aparece el poder de la majestad de
Jesús. Herodes usó su poder para matar a Juan, y pensaba que en Jesús obraban
`poderes' de un Juan revivido. Sin embargo, en Jesús no obran `poderes', sino
que Él es el poder mismo de Dios. Los poderes del mundo matan y destruyen. El
poder de Dios, revelado en Jesús, salva, sana, y da vida. Así obró Jesús para
restaurar la vida de Israel.
*
Jesús es la vida misma. En todas las dificultades hay que acudir a Él.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1. El
pecado es un poder enorme, es parecido a un nudo que cada vez está más
apretado. Herodes
Antipas es confrontado con su pecado, y él sabe que está en un error. A pesar
de respetar a Juan, no está dispuesto a abandonar su vida licenciosa. Pensaba
mantenerse neutral, aunque eso es imposible ante Dios. Si no abandonamos
radicalmente el pecado, no podremos deshacernos nunca de él. El pecado nos
vuelve también tan embotados que tenemos temor por los demás, pero no por el
juicio de Dios. Solamente el Hijo de Dios nos libra de tal poder si nos
entregamos por completo en sus manos.
2. La
alimentación de los cinco mil es una anticipación del reino de Dios en su forma
final. Allí
hay suficiente para todos, "vida en abundancia", donde no hay hambre
ni sed. A la vez, este milagro nos habla de la futura tarea de los discípulos.
Ellos estarán a cargo de alimentar a las multitudes con la palabra del Señor.
Por lo tanto este milagro es una bendición para la multitud y abre una buena
perspectiva hacia el futuro para todos los que confían en Jesús. Sin embargo,
este milagro es sobre todo una enseñanza para los discípulos mismos, para que
sepan que en el ministerio de Jesús nunca estarán con las manos vacías.
El
evangelio bajo la bendición de Dios es como una fuente que nunca se seca. Tiene
gran poder, ya que es abundante para todos aquellos que creen en el Señor
Jesucristo.
3a.
Igual que Jesús necesitamos momentos para estar solos, pero en la presencia del
Padre. Él
necesitaba soledad con su Padre, para poder cumplir la tarea que tenía por
delante. De la misma manera debemos anhelar una comunión íntima con Dios, si
queremos cumplir con el trabajo que se nos ha encomendado en el reino de Dios.
3b. Si
nos sentimos abandonados por Dios, sigamos confiando en Él. Los discípulos se sentían como aquellos que son
lanzados de una gran altura (participar en el milagro de la alimentación de los
cinco mil) a lo más hondo del mar (literal y figuradamente). Parecía como si
Jesús los hubiese abandonado. Esta será también la experiencia en el ministerio
de servicio a Cristo. La iglesia, al repartir el evangelio a la multitud,
encontrará poderes satánicos que quieren destruirla (esto también incluye la
vida de los creyentes). Pero la iglesia puede confiar en Cristo, que nunca la
abandonará, sino que la protege y guarda. Los discípulos no esperaban al Señor,
pues creyeron que era un fantasma. Pero al saber que era Jesús, Pedro recobró
tanto ánimo que, luego de la orden de Jesús, fue al encuentro de Él. Pero tuvo
que aprender que sólo podía enfrentar las furiosas olas del mar teniendo la
mirada fija en Jesús. En el futuro, cuando haya muchos contra-poderes, deben
aprender a fijar los ojos en Jesús, el Rey.
Dios
utiliza las dificultades para hacernos madurar en la fe. El sufrimiento no dice
que tenemos un Dios despreocupado, al contrario, mediante ellos crece la
confianza en su poder y amor.
4. El
que `toca' a Jesús, mediante la fe, encontrará el poder que fluye de Él. Así lo entendió la gente que reconoció que en
Jesús la misericordia de Dios se extendía a un pueblo con grandes necesidades.
Mateo
15
1.
(15,1-20) a. En este pasaje encontramos un gran poder humano, que es la base en
la que se apoyan los fariseos para poder atacar a Jesús; este poder es la
tradición. Los discípulos del Señor cometen una infracción en contra de ella:
comer sin lavarse las manos de acuerdo a la tradición. Atacando a Jesús, los
fariseos muestran que les falta disposición de aceptar como Rey, al que es más
que Moisés. A su vez, Jesús se defiende de este ataque, lanzando una
declaración solemne y fuerte hacia ellos. Justamente son ellos mismos los que
desobedecen a Dios. Para los fariseos, la tradición y la interpretación
legalista de los mandamientos tiene más importancia que el verdadero
significado de los mandamientos del Señor.
La ley
de Dios dice claramente que tenemos que respetar y amar a los padres. Esto
incluye el cuidado de ellos. Sin embargo, los fariseos tienen su medio para
evitar esta ordenanza: cuando uno de ellos dice de sus cosas: "son del
Señor", entonces los padres pierden el acceso a dichas cosas, mientras que
el hijo en este caso podía mantener el usufructo de sus propiedades. Eso es
privar al mandamiento de su significado. Por otra parte, como está prohibido
por la ley hablar mal de sus padres, así contravienen la ley de Dios hablando
mal de Jesús. Él, como Rey de Israel, tiene mucha más autoridad que cualquier
padre en Israel. Entonces, toda obediencia a la tradición es nada más que
hipocresía, servicio de los labios en vez de servicio del corazón.
b.
Jesús llama a la multitud a perseverar escuchándolo a Él. Jesús indica lo que
significa pecado. Él pone la pureza del corazón por encima de la pureza ritual.
No es la forma de comer la comida lo que nos pone fuera de la comunión con Dios,
sino que es el pecado del corazón el que nos coloca en una misma línea con los
gentiles. Para los fariseos es algo inaceptable que se les diga que es una
hipocresía el criterio externo que ellos usaban como pueblo de Dios para
diferenciarse de los gentiles. Por tanto rechazan a Jesús. Los discípulos se
asustan del reproche hecho por los fariseos. Jesús explica que solamente el
Padre puede plantar la fe verdadera. Los fariseos no son una planta del Padre;
al contrario, aunque reciban confianza de parte del pueblo, a los ojos de
Jesús son ciegos. Los israelitas pensaban que ellos eran la luz del Señor en
este mundo, sobre todo sus líderes. Pero el gran dilema es que sus líderes son
ciegos, y esto debido a que no aceptaban la luz revelada en Jesús.
Pedro
pide al Señor una explicación. Aparentemente está perplejo de que los fariseos
reprochen al Señor con respecto a su actitud frente a la tradición. Pareciera
que Jesús en su respuesta no contesta a la pregunta de ellos, sino que explica
más sus dichos acerca de la tradición. Sin embargo, justamente esta explicación
sirve para mostrar que los fariseos son ciegos. Por lo tanto les pregunta si
ellos aún siguen sin entendimiento. Los discípulos todavía no se han
independizado de los fariseos y sus tradiciones. Ellos tenían que saber que no
pueden seguir a los líderes que por la tradición rechazan a Jesús. Debían saber
que comer sin las manos lavadas, no los hace impuros; sino que por el corazón
impuro toda la gente es pecadora frente a Dios y Jesús. El pecado más grande es
resistir a Jesús. Por lo tanto, el primer pecado que Él nombra es el de malos
pensamientos (refiriéndose implícitamente al deseo de matarle a Él).
* El
pecado está dentro de nuestro corazón. El más grande es rechazar al Señor
Jesús.
2.
(15,21-28) Jesús ahora se traslada a los alrededores de Tiro y Sidón. Es importante
notar que en Israel, Él tropezó con la incredulidad de sus líderes. Pero aquí,
en un país gentil, encuentra una fe admirable. Una mujer busca al Señor. La
palabra `cananea' muestra que ella está por su origen, fuera de la salvación.
No pertenece al pueblo de Israel, de modo que Mateo subraya que la salvación a
pesar de todo, está también destinada a los gentiles. El nombre "hijo de
David" significa que el rumor acerca de Jesús y sus milagros le han
llegado. Los discípulos quieren que Jesús intervenga en la sanidad de la hija
de esta mujer a fin de que la mujer deje de molestar y se vaya. Pero Jesús
muestra que no puede ayudarla, de acuerdo a la situación en la cual se encuentra
la historia de la salvación. Todavía la salvación está destinada solamente para
Israel. La palabra `perrillos' indica a los gentiles, para quienes la
salvación aún debe esperar de acuerdo al plan de Dios.
Sin
embargo, las palabras de esta mujer hacen que el Señor abra la puerta para
ella. Jesús no usa la palabra 'perro', sino el diminutivo perrillo o perrito.
Los perros iban siempre juntos en un gran grupo y eran como lobos. Pero los
perritos se alejaron del grupo y buscaban en los pueblitos algunos alimentos,
llegando a ser luego animales domésticos. De esta forma la mujer cree que Jesús
puede ayudarla, aunque no es más que un perrito buscando alimentos. Reconoce
que no tiene derecho a la bondad del Señor, sin embargo, apela a su gracia para
recibir `las migajas', los trocitos que se usaban para limpiarse los dedos. El
Señor se admira de esta fe tan grande y sana a su hija.
*
Aunque a veces pareciera que el Señor no nos escucha, y aunque no tenemos
derecho a su bondad, podemos apelar a sus migajas (su gracia inmerecida).
3.
(15,29-39) Cuando Jesús regresa a su propio país y recorre sus contornos, busca
la montaña donde muchas veces estuvo junto con sus discípulos y también a veces
con la multitud. Él toma asiento como maestro y las multitudes vienen para
escucharle; traen sus enfermos y los ponen a sus pies. Este es un acto de
sumisión y respeto. Es una `ofrenda' poco común. Pero desde esta ofrenda sube
el incienso de la confianza y de la esperanza. El Señor los sana. Son tantos y
tan diversos los milagros, que las multitudes glorifican al Dios de Israel y
reconocen que en Jesús, el Dios de Israel actúa y que los acepta en su gran
misericordia.
Jesús
quiere enviar a las multitudes a sus casas, puesto que es muy importante volver
a los suyos para que cuenten las maravillas del Señor, pero tampoco quiere
dejarlas sin comida. Su misericordia es grande. El Señor se preocupa por toda
la esfera de nuestra vida. La pregunta de los discípulos muestra (al igual que
Israel en el desierto bajo Moisés) lo profundo de su incredulidad. Olvidaron
lo que Jesús hizo en una situación similar. Ahora tienen 7 panes y algunos
peces. Jesús agradece al Padre lo que tiene, lo parte y lo da a sus discípulos.
Esta es otra referencia a la tarea futura de los discípulos, entregar el
evangelio de la gracia a las multitudes. Finalmente sobran 7 canastas llenas.
El número 7 es el número de la plenitud: en el reino de Dios hay suficiente
para entregar a Israel y a los gentiles.
*
Jesús nos alimenta, nos da esperanza para glorificar el nombre de su Padre.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1a. La
esencia del pecado es desobediencia a Dios, lo que trae falta de amor hacia Él
y el prójimo. Hábilmente
los líderes judíos evitan la realización de un mandamiento del decálogo,
"honrar a los padres", con otro que aparentemente muestra gran
consagración. Es increíble cómo a veces se puede llegar a anular la Palabra de
Dios con alguna tradición de hombres, o con la incorrecta utilización de la
Escritura. En conclusión, esto es abusar de la Palabra. En cuanto a esto
podemos pensar en un ejemplo práctico: un creyente que fielmente asiste al
templo, pero que un día es solicitado por sus padres para algún servicio,
rehusa hacerlo; pues dice que no puede faltar a una reunión, cuando la verdad
es que no quiere ayudar a sus padres.
1b. Es
bueno velar por nuestra conducta externa, pero ocupar el tiempo en ello nos
puede hacer olvidar que nuestro interior es pecaminoso. Los escribas y fariseos creen que debe existir una
diferencia externa entre el pueblo de Dios y los gentiles, y probablemente no
esté mal; pero daban tanto énfasis a este aspecto que olvidaron que ellos
mismos eran pecadores delante de Dios. El creyente debe vivir conforme a una
conducta que lo diferencie del mundo. Pero hacer hincapié en los `pecados' que
tienen que ver con el exterior, la forma de vestir, un vasito de vino,
etcétera, muy fácilmente puede conducir a la hipocresía, en el cual se pasa por
alto los pecados reales que interrumpen la relación y comunión con Dios.
1c. La
evidencia de la verdadera fe no se halla en nuestra religiosidad, sino en la
aceptación de Jesucristo, quien nos revela nuestra pecaminosa condición. Primeramente hemos de decir que la verdadera fe en
Jesús, el Salvador, es un regalo de Dios mismo (compare el v.13). Los
religiosos siempre tropiezan con un Jesús que denuncia, a pesar de los actos
piadosos, que el corazón es pecador. Estos hombres pensaban que sus quehaceres
religiosos eran señales de una genuina fe en Dios, mas al negar a Jesús como
Hijo de Dios estaban mostrando que sus actividades eran producto de la carne y
no de una relación viva con Dios. Aún, en nuestros días, existen muchos que
piensan que la religiosidad es una prueba de la fe verdadera, olvidando con
esto que el único que puede y quiere dar esta fe es Dios el Padre. Por tanto
hay que pedirla siempre a Él.
2.
Tenemos que respetar el orden de Dios en el plan de salvación: en primer lugar
Israel, después los gentiles.
Cuando Jesús actuó, el camino hacia los gentiles todavía no estaba abierto. Su
gracia es siempre algo maravilloso, sobre todo cuando nos damos cuenta de que
no tenemos el derecho a recibirla. Jesús se maravilla de la fe de la mujer cananea,
y exclama con alegría: "¡Oh mujer, cuán grande es tu fe!" El
Sembrador nota algo de la semilla que cae en buena tierra, ¡en terreno gentil!
Contra toda oposición, el reino de Dios vencerá al mundo. Sólo la fe abre la
puerta hacia el reino de Dios. Aunque esta historia es mucho más que un ejemplo
de fe, podemos decir que sí nos exhorta a seguir confiando en el Señor, aunque
pareciera que el cielo está cerrado y que Dios está `sordo'. Es la fe que se
sostiene de la bondad y promesa de Dios.
3a.
Con cierta regularidad la imposibilidad suele ocupar a veces nuestra mayor
atención. Esto
fue lo que ocurrió con los discípulos. También a nosotros en momentos de
escasez nos parece imposible que ciertas necesidades básicas puedan ser
atendidas por Dios. Mas cualquiera que sea la circunstancia, confiemos en el
Señor, quien multiplica lo poco para alimentar a muchos. Lo imposible no es
obstáculo para que el Señor manifieste su misericordia.
3b.
Aparentemente olvidamos pronto lo que Dios ha hecho antes. Los discípulos no presentan ninguna solución ante
la necesidad que Jesús les muestra, sino sólo una problemática. Esta no era la
primera vez que estaban en una situación similar (ver 14,13-21); se olvidaron
que Jesús seguía siendo el mismo ayer, hoy y por los siglos. ¿Pero a caso no
olvidamos nosotros también de lo que Dios ha hecho en el pasado, concentrando
nuestra atención en el problema del presente?
3c. La
segunda alimentación es para los discípulos un ejercicio relativo a su futura
tarea: alimentar a las multitudes con la Palabra de Dios. Los discípulos. Aunque piensen que son poca cosa,
ellos en las manos del Señor serán instrumentos para saciar con la Palabra al
hombre que tiene hambre de Dios. Así la iglesia, ella siempre puede contar que
tendrá lo suficiente para alimentar con la Palabra a las naciones.
Mateo
16
1.
(16,1-12) Los fariseos y saduceos, representantes de los partidos ortodoxos y
liberales, se unen para pedir a Jesús que les muestre una señal del cielo. Esto
no significa un milagro, sino una señal directamente de Dios como prueba de que
Él es verdaderamente lo que pretende ser. Jesús condena su incredulidad. Son
buenos para predecir el tiempo en base a las señales, pero son malos para
comprender quien es Jesús, y eso a pesar de las tantas señales que han
recibido. Pero no recibirán otra, sino la de Jonás (ver Mateo 12 , 38-42 ). La
señal de Jonás es el juicio. La llegada de esta señal significaría el fin de
los adversarios de Jesús.
Jesús
advierte a sus discípulos con respecto a la levadura de los fariseos y
saduceos, pero ellos no lo entienden. Piensan en la levadura para preparar
pan. Cometen esta equivocación a causa de que en este momento les falta el
alimento. Creen que Jesús les prohibe comprar la levadura de los fariseos y
saduceos o de sus discípulos, ya que Él quiere separarlos totalmente de ellos.
Pero Jesús no depende de ellos en cuanto al pan. ¿No era Él la persona que les
dio dos veces pan en abundancia? En realidad el Señor quiere decir que la enseñanza
de los fariseos y saduceos es una doctrina falsa. Además, su enseñanza
tiene una influencia negativa, ya que es en contra de su Persona. Ambos grupos
religiosos lo rechazan. Jesús les advierte que también en sus discípulos
encuentra poca confianza. Su observación acerca del pan revela su poca fe, por
lo tanto, la advertencia de Jesús no es inoportuna; pues es necesario que se
alejen lo que más puedan de la incredulidad de los líderes del pueblo de
Israel.
* La
incredulidad tiene una gran influencia; hay que alejarse de ella.
2.
(16,13-16) Jesús y sus discípulos se encuentran ahora en la región de Cesarea
de Filipo, cerca de las fuentes del río Jordán, fuera de Galilea. El Señor se
retira, porque prevee que el peligro se acerca. Aunque está dispuesto a sufrir,
todavía no es su tiempo. En esta situación pregunta a sus discípulos:
"¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?" Esta pregunta
no es un escalón a la siguiente pregunta de lo que los discípulos mismos
piensan, pues Jesús dice claramente quien es Él: el Hijo del Hombre, que
significa el Salvador y Rey, mandado por Dios. Tampoco quiere recabar informes
acerca de los pensamientos de la multitud. Es una conversación de enseñanza:
el Señor quiere mostrar a sus discípulos, si la multitud se da cuenta de quien
es Él. Delante de Israel está el príncipe con la vestimenta del hombre Adán.
¿El pueblo le reconoce como el Salvador prometido por Dios, o ve solamente la
vestimenta y no se da cuenta de su enseñanza divina y hechos divinos? La
respuesta es decepcionante. Son grandes hombres, pero todos tienen en común que
son precursores del Mesías. Los discípulos tienen que darse cuenta entonces de
la incredulidad reinante en Israel.
En el
versículo 15, Jesús pregunta a sus discípulos si ellos mismos se dan cuenta de
quién es Él. La respuesta de Pedro no es algo nuevo. Jesús lo ha dicho
repetidas veces antes. También el hecho de que ellos sigan a Jesús, ya es una
prueba de su fe. Pero lo especial de la respuesta es que ellos perseveran en su
fe y confianza en el Señor como el verdadero Hijo de Dios en un tiempo de tanta
incredulidad.
*
¿Perseveramos en nuestra confianza de que el Señor es el único Salvador?
3.
(16,17-19) En el versículo 17 Jesús recuerda aquel don divino que es la base de
la confesión de Pedro, la cual no fue de carne ni sangre, es decir, que ningún
hombre de su propio pueblo lo reveló a Pedro, sino el Padre en los cielos. Él
es quien da luz divina para conocer a Jesús, pues muchos de sus propios
parientes lo rechazan como el Hijo de Dios. Jesús añade ahora su propia promesa:
Él mismo garantiza el futuro de su iglesia. Promete a sus discípulos que ellos
serán la base de esta comunidad. No son aptos por sí mismos, sino por la gracia
del Padre. Él hizo que Pedro realmente pudiera llamarse `piedra' (siendo ya
éste su apodo); en esta roca (es la confesión de todos los discípulos,
de quienes Pedro solamente es una piedra) el Señor quiere construir el
porvenir de su iglesia. La Biblia llama a los apóstoles varias veces el
fundamento de la iglesia, porque su confesión -¡Jesús es el Cristo!- es un
fundamento bueno y eterno. Por esa razón no hay diferencia en llamar a Cristo o
a los apóstoles el fundamento. En realidad se trata de lo mismo (compare
Efesios 2 , 20 ).
Pedro,
como representante de los apóstoles (ver también Mateo 18 , 18 ), recibe las
llaves del reino del cielo. ¿Qué son las llaves? En el versículo 21 Jesús habla
acerca de sufrimiento, muerte y resurrección. El mismo evangelio de la obra
salvadora de Jesús es la llave por la cual el reino de Dios se abre (en caso de
fe) o se cierra (en caso de incredulidad). Los apóstoles abren y cierran, para
Israel y las naciones, las puertas del reino de Dios por medio de la
predicación. Por lo tanto, las llaves funcionan también ahora por medio del
evangelio de los apóstoles. Además, los apóstoles reciben la autoridad de atar
y desatar; esto significa, teniendo presente el uso del idioma rabínico,
"declarar lo que es prohibido y lo que es permitido". La vida de la
iglesia tiene desde ahora la norma de los apóstoles; esta norma es la enseñanza
de Jesús en vez de la tradición de los judíos.
* En
las escrituras de los apóstoles tenemos un testimonio fiel para creer en Jesús.
4.
(16,20-28) Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, como Pedro dijo. Los discípulos
no reciben permiso para proclamar que Jesús es el Mesías. Ya sabemos que Israel
no aceptó esta proclamación. Jesús quiere ir por el camino del sufrimiento.
Este sufrimiento tiene como ingrediente de gran dolor, el rechazo por parte del
pueblo israelita. Solamente sufriendo puede llevar la culpa de los súbditos del
reino y puede venir el reino de la gloria. Para Jesús es necesario ir a
Jerusalén, padecer mucho, ser muerto y resucitar. Esta necesidad es un apremio
divino, es la voluntad de Dios de que su Hijo muera por los pecadores. Así es
el plan de la salvación. Cristo adquiere su reino solamente por los caminos
profundos de su sufrimiento. Los discípulos no lo entienden. Pedro se opone
mucho contra lo que Jesús dice; él trata de quitar de la cabeza de su Maestro
este pensamiento. Así, sin saberlo, se pone al servicio de Satanás, quien trató
en el desierto de hacer igual cosa. Por lo tanto, el Señor dice ahora lo mismo
que dijo antes a Satanás: "¡quítate de delante de mí, Satanás!" La
piedra (Pedro) es ahora un tropiezo. Jesús reacciona emotivamente, porque las
palabras de Pedro son para Él una tentación del enemigo mismo, por la cual él
trata de hacerle caer. Él ha de ir por este camino, y también sus seguidores.
El que quiere pertenecer a Jesús debe negarse a sí mismo hasta la muerte,
porque sólo por medio de Él hay salvación.
Los
seres humanos quieren alcanzar mucho, sin embargo, aunque pueden ganar todo el
mundo, no pueden ganar la vida eterna. Esta vida se encuentra solamente en el
camino detrás de Jesús, aunque parece un camino sin salida. Sólo Él nos da la
vida por su muerte y resurrección. Después de este camino tan difícil, los
creyentes recibirán la gloria eterna. En la segunda venida de Jesús, todos
recibirán conforme a sus obras. `Obras' significa aquí la aceptación o el
rechazo de Jesús. Para los creyentes no hay muerte; aunque tienen que morir,
pasan en seguida a la gloria del Señor.
*
Perder la vida por causa de Jesús es ganarla, y salvarla (amándonos a nosotros
mismos) es perderla.
Síntesis
aplicativa de temas importantes
1. El
poder de la incredulidad es contagioso, y por ende es peligroso estar bajo su
influencia. Lo
más peligroso es que esta influencia negativa hacia Jesús no provenía del
populacho, sino de los mismos líderes religiosos de Israel. La enseñanza y
opinión de éstos tenía su peso dentro del pueblo, y de ahí la advertencia de
Jesús dada a sus discípulos. No alejarse de una influencia nociva para la fe,
en este caso la incredulidad hacia Jesús, es correr el peligro de dejarse
atrapar por ella. También hoy en día hay mucha incredulidad con respecto a
Jesús, aun en las iglesias. Un mensaje muy estricto y legalista puede poner una
barrera que impida depositar nuestra confianza en Jesús. Una teología liberal
puede restringir el significado de la enseñanza de Jesús y negar por completo
su persona y obra en la cruz.
2. La
imagen de Jesús es tan humilde, que algunos sólo hablan de Él como un gran
hombre, pero nunca como el Salvador de nuestras vidas. De esto tuvieron que darse cuenta los discípulos
del Señor, cuando éste los interrogó acerca del pensamiento que la gente tenía
en cuanto a su persona. Qué frustración fue para ellos comprobar que el pueblo
veía a Jesús no en términos del Mesías prometido, el Salvador, sino tan sólo
como un profeta que estaba en una misma línea con los del Antiguo Testamento.
También hoy hay muchos que consideran a Jesús como un maestro judío, quien nos
dio su interpretación de la ley; otros lo ven como el milagrero y sanador, o el
que solamente cura el alma, y no como Rey y Señor. Los creyentes, con sus
ministros a la cabeza, tienen la misión de predicar a Cristo tal como lo presenta
la Escritura y no según nuestra opinión o imaginación.
3a. La
verdadera iglesia confiesa, por obra de Dios, que sólo Jesús es el Cristo, el
Salvador del mundo.
¿Quién es Jesús? Es esta una pregunta emocionante a la que se vieron
confrontados los discípulos, pero la respuesta a esta interrogante no es
producto de nuestras capacidades mentales, sino de la intervención directa de
Dios en nuestras vidas. Uno podría felicitar a Pedro por confesar quién era
realmente Jesús, pero luego tendría que retractarse al ver que tal confesión es
una revelación del Padre. El conocimiento verdadero de Jesús exige la
intervención de Dios mismo. La iglesia está fundada sobre esta misma confesión.
Entonces la verdadera iglesia es formada por aquellos que por el testimonio del
Espíritu Santo obrando en sus corazones reconocen a Jesús como su único Señor y
Salvador.
3b. La
iglesia mediante la proclamación del evangelio, abre y cierra el reino para los
hombres. Hemos
visto que el testimonio de los apóstoles acerca de Jesús no es invención de
hombres, sino revelación del cielo. Este testimonio es la base de la iglesia.
Siendo este un testimonio del Padre, hemos de considerarlo fidedigno y poner
toda nuestra confianza en él. La iglesia predica a Cristo en el mundo, y en el
momento en que lo hace confronta al hombre con Dios mismo. La puerta del reino
se abre o se cierra según la respuesta del hombre frente a la demanda del
evangelio. Nuestro destino eterno tiene que ver con la reacción que tengamos
hacia la predicación del evangelio. En realidad las puertas de la salvación se
abren por la fe obraba por Dios, y se cierran por la propia fuerza de la
incredulidad.
4.
Seguir a Jesús es aceptar el modo en el que Él opera para llevar a cabo su plan
salvífico. Para
cumplir la voluntad del Padre, el sufrir y ser rechazado, es para Jesús una
realidad ineludiblemente necesaria. Pero para Pedro, que piensa en la gloria
inmediata del Mesías, es una locura. Según él, el plan de Dios puede
concretarse sin la necesidad del sufrimiento. Mas en el momento en el que se
opone al destino de Jesús, se hace aliado de Satanás. Nosotros también podemos
actuar en forma similar a Pedro cuando decimos que amamos a Cristo, pero no
damos valor a su sacrificio como el único medio de nuestra salvación. Nada podemos
ofrecer a Dios para salvar nuestra alma. La reconciliación de nuestros pecados
es por medio de la satisfacción que el Señor Jesús ha dado en su sacrificio en
la cruz. Es el único camino para ser salvos. La vida de todo el mundo depende
de (la relación con) Él. Por eso la oposición de Pedro contra el sufrimiento de
Jesús fue un acto satánico. El que sólo busca la realización personal en este
mundo, hallará condenación en el día del juicio.
Mateo
17
1.
(17,1-13) Pedro se había opuesto a la idea del sufrimiento de Jesús. Ahora
recibe la confirmación de la verdad de las palabras de Jesús por una voz del
cielo, del Padre mismo. Jesús lleva a sus discípulos más íntimos a una montaña
alta. Vemos aquí algunas alusiones a la celebración del pacto con Moisés: tres
discípulos (cp. Éxodo 24 , 1 ; seis días, cp. Éxodo 24 , 16 ), y el monte alto
que hace pensar en el Sinaí. Jesús se transfiguró; su rostro resplandeció como
el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Jesús recibe la gloria
que tendrá después de su resurrección. Aquí encontramos también su gloria
divina, una gloria mayor que la de Moisés (cuyo rostro resplandeció luego de
haber pasado un tiempo considerable con Dios). El rostro de Jesús resplandece
desde adentro y para siempre.
Moisés
y Elías se aparecieron, los dos grandes personajes del Antiguo Testamento,
representantes de la ley y los profetas, quienes velaban por el cumplimiento de
la Torá (ley). La reacción de Pedro es la de poner a Jesús en una misma línea
con Moisés y Elías: quiere hacer tres enramadas de ramas de árboles. La voz de
la nube de luz brillante deja en claro que Jesús es mucho más que Moisés y
Elías: Él es el Hijo amado. Los discípulos deben escucharlo, incluso cuando Él
habla acerca de su muerte. Por medio de esta voz, Dios declara también que
ahora su promesa acerca del profeta prometido ( Deuteronomio 18 , 15-19 ) está
cumplida. Los discípulos se dan cuenta de que la atmósfera que les rodea es
celestial, pues el Altísimo mismo está presente allí. Por eso tienen miedo y
angustia. Las palabras: "Levantaos, no temáis" no son las palabras de
la voz de la nube, sino de Jesús. Él mismo entonces habla con autoridad divina.
Por el camino del sufrimiento, incomprensible para Pedro, hay perdón y
reparación de la comunión con Dios. Este evangelio no es un error, sino la
voluntad de Dios. Solamente de esta manera podemos ser sus hijos. Cuando los
discípulos alzan los ojos, no ven a nadie, sólo a Jesús. Con Él tienen que
andar el camino. Sólo en Él hay salvación.
Descendiendo
del monte, los discípulos piensan acerca de lo que Jesús había dicho de la
resurrección. ¿No era necesario que primero viniera Elías? Esa era la esperanza
del pueblo de Israel. Elías repararía todo antes de la resurrección final.
Jesús afirma esta esperanza. Sin embargo, no hay que pensar en un futuro
lejano, sino en lo que muy pronto hará Jesús. Su camino oculto es la llave
hacia la resurrección. En cuanto a Elías, ya vino (en la persona de Juan el
Bautista). El pueblo de Israel no creía en él. Pero todo lo que él dijo va a
ser realidad por medio de Jesús.
* Con
el Señor Jesús nuestras esperanzas no resultan fallidas. Él camina por la senda
del Padre para recibir al final de ella la gloria eterna, la cual nos
entregará.
2.
(17,14-21) Después de la visión celestial, Jesús con sus 3 discípulos bajan a
la multitud. En medio de ella encuentran a un hombre desilusionado y a sus
discípulos que han fracasado en sanarle a su hijo. El padre ahora acude a Jesús
con su hijo muy enfermo, el que además era atormentado por poderes demoníacos.
El hombre, en su
petición, apela a la misericordia de Jesús y al mismo tiempo menciona la
ineficacia de los discípulos. Este fracaso conmueve mucho al Señor. Él denuncia
y condena la incredulidad de esta generación, con palabras duras: "¡Oh
generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta
cuándo os he de soportar?" Es la incredulidad de todos, tanto de los
discípulos como de la multitud. Su misericordia, sin embargo, es mayor que su
indignación. Con una sola palabra sana al enfermo. El error de los discípulos
fue que ellos habían confiado demasiado en su propio poder, como muestra su
pregunta: "¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?" En la palabra
nosotros, se evidencia la excesiva confianza que los discípulos se
tenían a sí mismos, como si ellos pudieran echar fuera al demonio. No habían
confiado plenamente en el poder de Jesús. Probablemente pensaron que podrían
sanarlo, ya que habían recibido su autoridad sobre enfermedades y demonios.
Jesús responde que son gente con poca fe. Él no habla acerca de la cantidad de
fe, sino acerca de su cualidad: un grano de mostaza (tan pequeña) sería
suficiente. Lo importante es la autenticidad de la fe. Con una fe verdadera se
pueden mover los montes hasta el mar, si perseveran en la oración y el ayuno
(como apoyo de la oración para concentrarse mejor).
* En el reino de Dios
podemos triunfar sobre los poderes satánicos, siempre y cuando confiemos
plenamente en el poder de Jesús y perseveremos en la oración.
3. (17,22-23) Estando en
Galilea, en un ambiente en el cual no parecía que Jesús tendría que morir, el
Señor repite su enseñanza con respecto a su muerte y resurrección. En el
capítulo 16 , Él había hablado acerca de la necesidad de su sufrimiento y de su
resurrección de entre los muertos. Ahora habla, según el original, de la seguridad
de su sufrimiento. Aunque Él también menciona su resurrección, sus discípulos
se entristecen mucho. Aparentemente no pueden cambiar lo que sucederá con
Jesús, además que colaboran con una actitud pasiva. Esto les ocasiona una gran
tristeza. Quizás se sienten ofendidos, a causa de que Jesús (según ellos) no
estima suficientemente el amor que ellos sienten por Él.
* Es cierto que Jesús
debe sufrir, morir y resucitar. Pero esta seguridad es paralela a la plena
realización del perdón y la vida eterna.
4. (17,24-27) Los
recaudadores de los impuestos del templo preguntan a Pedro si su maestro paga
el impuesto al templo o no. Era obligatorio cada año pagar dos dracmas (el
sueldo de dos días) de las personas de 20 años y más. Quizás es mejor no
entender la frase como una pregunta, sino como si estos recaudadores afirmaran
que Jesús no pagaba los impuestos. Esto explica bien el porqué Pedro solamente
dice `sí'. Jesús, como Hijo de Dios, sabe lo que pasó y pregunta a Pedro de
quiénes los reyes cobran el impuesto, de sus hijos o de los extraños. La
respuesta es obvia: de los extraños. Por supuesto la propia familia está
exenta.
El Hijo de Dios, que
pertenece a la familia de su Padre, está exento de pagar impuesto. Sin embargo,
para no ofenderlos (lit. Jesús dice: "para no dar ocasión de caer",
es decir: para no provocar incredulidad con respecto a su persona), Él los
pagará. Como Hijo de Dios no está obligado, pero voluntariamente se sujeta bajo
la ley. Así es su amor; El Hijo de Dios ha venido para servir.
El Señor ahora manda a
Pedro que vaya al mar a echar el anzuelo y sacar el primer pez. De este pez él
puede sacar un estatero, que es el doble de 2 dracmas, y así pagar por Jesús y
por él. De esta manera se manifiesta el objetivo del ministerio de Jesús:
servir para ganar el amor del pueblo y salvarlo.
* Aunque el Señor tenía
completa libertad, se subordina a las leyes con el fin de salvar.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. El que confía en la
palabra del Señor, aunque ésta resulte incomprensible, nunca será defraudado. Jesús
no se equivocó cuando hablaba de su camino hacia la cruz, pues era la voluntad
del Padre. Tres discípulos reciben el privilegio de ver algo de su gloria, para
que no se preocupen cuando Él les hable de su muerte. Ella es el paso necesario
hacia la gloria. La voz del Padre enfatiza que los discípulos pueden y deben
confiar en las palabras de Jesús. Si por ejemplo a nuestros ojos tarda mucho el
retorno del Señor, sigamos confiando en su promesa.
2. En el plano
espiritual sólo se vence confiando en el poder de Jesús. Los
poderes antagónicos que se lanzan en contra del evangelio sólo se vencen a
través de la fe. Después de la manifestación de su gloria, Jesús de inmediato
se ve confrontado a los contra-poderes. Pero Él los vence. El fracaso de los
discípulos en la expulsión de un demonio se debe a la excesiva confianza que
ellos se tenían. No hace mucho habían experimentado un gran poder para atacar
la obra de Satanás en los hombres (ver Mateo 10 , 1 ), pero olvidaron que ese
poder era efectivo en una continua relación con Jesús. Esto nos enseña que
ningún creyente tiene poder en sí mismo, sólo Dios puede otorgárselo.
3. En muchas
oportunidades nos centramos más en los sufrimientos que conducen a la gloria
eterna que a la gloria misma. Jesús ya les ha
revelado a sus discípulos la necesidad del sufrimiento, sufrimiento que culmina
en victoria sobre los poderes de la muerte. Pero aún sus vidas (la de los
discípulos) no han sido liberadas de las ataduras propias de la carne que
impide creer en la realización de lo imposible, y sólo pueden pensar en el
sufrimiento. Para nosotros se nos presenta una situación similar; estamos a la
espera de la consumación de todas las cosas, aguardando el día cuando nuestro
Señor glorioso regrese para hacernos su posesión eterna. Pero ese día de
triunfo total casi desaparece de nuestro horizonte, cuando nos dejamos abatir
por las circunstancias del presente. Bien valen aquí las palabras del apóstol
Pablo: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no
son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse"
( Rom.8 , 18 ). Por tanto no cerremos nuestros ojos a las promesas del
evangelio a causa de circunstancias desalentadoras, como lo es la oposición al
evangelio.
4. La libertad cristiana
es saber que dependemos sólo del juicio de Dios y no de la opinión del hombre. Esta
libertad no significa que los creyentes guarden distancias de los demás y hagan
lo que quieran. Al contrario, los creyentes a veces abandonan su libertad para
salvar al prójimo. La libertad cristiana puede solamente funcionar bien si
estamos llenos del amor salvador de Dios. Cristo Jesús abandonó su libertad
para `cautivarnos' con su amor. A pesar de ser Hijo de Dios, pagó, en un acto
voluntario, el impuesto del templo. Al final de su vida, también en un acto
voluntario, pagó un precio mucho más alto: su sangre preciosa para hacernos
libres de nuestros pecados.
Mateo 18
1. (18,1-14) En el
capítulo 17 , 25-26 Jesús había mostrado su libertad como Hijo de Dios. Para
los discípulos esto fue mejor que el anuncio de su sufrimiento. Entonces,
ellos preguntan quién será la persona más importante en el reino de este Hijo
del Rey. No es una pregunta con celo y egoísmo, más bien quieren defender los
patrimonios del reino de Dios, y por eso están interesados en el orden de este
reino.
La respuesta comienza
con una acción por parte de Jesús. Llama a un niño y lo pone en medio de sus
discípulos. Así lo ubica como punto de interés. No necesitamos hacer
consideraciones acerca de los niños: ellos son inocentes, dependientes,
confiados etcétera. El niño era en este tiempo nada más que un pequeño adulto.
En vez de concentrarse en las mayores posiciones, los discípulos tienen que
poner la atención en un niño que es menos que un adulto, y que en tal condición
se deja llamar y mandar. En el versículo 3 el Señor subraya que para entrar en
el reino de Dios es necesario ser como un niño. Los discípulos no tienen
que pensar en reinar, sino en responder al llamado para entrar en el reino de
la manera en que el niño se dejó llamar por Jesús. En vez de pensar en la
distribución de autoridad, los discípulos tienen que dar un paso atrás y
preocuparse de entrar en el reino. Esto les exige humildad. El que no se
considera como jefe, sino principiante en el reino de Dios, es grande. Pero
aprender a pensar así, requiere una conversión total y una forma de pensar muy
diferente.
Ellos no tienen que
concentrarse en grandes cosas, deben preocuparse por los niños, es decir, los
creyentes sencillos. Esta es la gran tarea dentro del reino de Dios (v.5). El
no preocuparse por los niños puede conllevar a que algunos de ellos caigan en
pecado. Jesús piensa en aquellos que tenían confianza en Él dentro de la
multitud. El Señor tiene gran amor por ellos, son las ovejas de su rebaño. La
persona que los haga tropezar, mejor sería para ella estar en el fondo del mar
con una piedra de molino de asno al cuello. En el juicio sobre este mundo
desaparecerá todo el que causa tropiezo a alguien, pues Dios va a condenar a
cada uno de los que hagan tropezar a la gente. El fin del mundo no puede venir
sin los tropiezos, pero, "¡ay de aquel hombre por quien viene el
tropiezo!"
En los versículos 8-9
Jesús advierte a los responsables del tropiezo a que rompan radicalmente con
el pecado y la tentación, porque el que hace caer a los demás, está bajo
amenaza de condenación. Por lo tanto, es necesario cortar la mano y sacar el
ojo. En Mateo 5 estas palabras se refieren al pecado sexual: aquí podemos
pensar en el uso autoritario de la mano y en ojos orgullosos que abandonan el
servir a `los pequeños', es decir, los creyentes humildes. Tal abandono se
refiere al menosprecio de los pequeños, lo cual Dios no dejará sin castigo, ya
que para Él esos pequeños son importantes, pues Él se comunica siempre con los
ángeles de éstos. Aunque no sabemos mucho acerca de los ángeles en relación a
los creyentes, pareciera ser que cada creyente tiene un ángel protector; así
que nunca podemos menospreciar a un `pequeño' sin tener que ver con sus ángeles
y con Dios mismo.
En el v.11 Jesús vuelve
al asunto de la importancia de entrar en su reino (ver v.2). Para esto vino el
Señor, para salvar a los que estaban perdidos. Para los discípulos esto
significa que no tienen que pensar en el lugar más importante de este reino,
sino en preocuparse por la salvación de los `pequeños'. En los versículos 12-14
Jesús utiliza el ejemplo del pastor que deja el rebaño para buscar la oveja
perdida. Esa es la voluntad del Padre, que no se pierda ninguno de los pequeños.
Los discípulos deben tener la misma actitud.
* Jesús vino para salvar
a sus pequeños que tienen confianza en Él. Los discípulos igual tienen que
preocuparse por estos pequeños creyentes (creyentes sencillos).
2. (18,15-20) El
pensamiento del pasaje anterior no termina en el versículo 14. También en los
versículos 15-20 se trata de la salvación del hermano que ha pecado. Los
discípulos no tienen que hacer tropezar a los creyentes, sino ganarlos,
incluso cuando éstos estén pecando. Los discípulos deben reprender, sin
orgullo, al hermano que pecó contra un discípulo. La humildad de los discípulos
no implica que deben pasar por alto todo lo que un hermano hace en contra de
ellos, porque el camino de Jesús es reprenderlo para ganarlo (15a). Si el hermano
no escucha, el discípulo tiene que volver, en una actitud de amor, con uno o
dos hermanos para que con estos testigos haga un mayor impacto en la vida del
hermano. Si no escucha, los discípulos lo dirán a la iglesia. La palabra
`iglesia' probablemente significa aquí: la reunión de los discípulos, en cambio
para nosotros: la reunión de la congregación. Si todavía no se convierte:
"Tenle por gentil y publicano". No son palabras de excomulgación. El
amor de Jesús sigue dirigiéndose a ellos y quiere decir simplemente que el
"hermano" no es verdaderamente un creyente, por lo tanto necesita un
tratamiento de evangelismo como todo gentil o publicano. "Atar y
desatar" significa (ver Mateo 16 , 19 ) que los discípulos pueden llevar
la doctrina de Jesús con autoridad. Se refiere tanto a sus promesas como a sus
mandamientos y amenazas. Cuando ellos declaran al pecador fuera de su reunión,
el Padre también los excluye de su reino. Estas palabras no se refieren
directamente a la iglesia de hoy, pero podemos decir que toda la iglesia está
envuelta en la disciplina de sus miembros. Siempre la disciplina es una cosa en
la que hay que poner mucho cuidado.
Muchas veces se leen los
versículos 19-20 aislados, como una promesa relativa a una reunión de la
iglesia con muy poca gente. Aunque es verdad que el Señor está presente en su
iglesia, independiente de la cantidad de creyentes, es mejor unir estos
versículos con los anteriores. La autoridad de los discípulos sobre los
hermanos que siguen en pecado no está limitada a la reunión de todos, sino que
también tiene valor cuando hay dos o tres que se reunen en el nombre de Jesús,
ya que Él prometió estar con los suyos, dándoles sabiduría para saber cómo
deben actuar.
* Siempre hay que pensar
en la salvación del hermano hasta el final.
3. (18,21-35) También
este pasaje hay que unirlo con el anterior. Pedro pregunta al Señor, después de
sus palabras acerca del hermano pecador, cuántas veces hay que perdonar. La
pregunta es, ¿siete veces?, es decir: ¿el máximo alcanzable? Jesús responde
setenta veces siete. Esto quiere decir 490, no el máximo alcanzable desde el
punto de vista del hombre, sino desde el punto de vista de Dios. En su
respuesta iguala a la venganza de Lamec ( Gén. 4 , 24 ), que quería condenar
setenta veces siete. Jesús muestra esto por medio de la parábola del rey que
quiso saldar cuentas con los siervos que administraban lo suyo. No se
trata de una deuda en general. El primer siervo tiene que pagar 10.000
talentos, (es parecido a un sueldo para 300.000 trabajadores durante un año).
Aparentemente, este siervo administraba los impuestos del rey en una región muy
grande. No pudiendo pagar, el rey ordena confiscar todas las posesiones del
siervo y le excluye de su reino. El siervo le pide un plazo, con el fin de que
su deuda sea transformada en un préstamo. A causa de que él administra sobre
una gran región, piensa que al subir los impuestos puede devolver lo adeudado.
Pero lo que hace el rey es increíble: perdona la deuda. Aparentemente sólo el
Rey celestial puede hacer una cosa como ésta, de quien el rey de esta parábola
es una figura. Mas lo que hace este siervo perdonado es realmente inconcebible,
ya que olvidándose de la misericordia que usó el rey para con él, actúa de
manera tirana con uno que le debía poco dinero, quien a la vez era su colega.
La persona que no tenía cuidado en las cosas del rey, es implacable acerca de
sus propias cosas. No ha aprendido nada de la misericordia del Rey. Ese fue su
gran pecado.
* El Padre no tiene
misericordia de nosotros, si no tratamos a la gente como la trata Él.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. En vez de pensar en
las posiciones que tendremos en la gloria venidera, pensemos si ahora estamos
siendo obedientes al llamado del Señor. Los discípulos
interrogan a Jesús, pero como respuesta reciben una que los ubica en calidad de
peregrinos que aún no han llegado a su destino. Ellos deben aprender de la
humildad de un niño, quien se deja llamar por Jesús para ponerse a disposición
de Él. Sólo así serán grandes en el reino de los cielos. Ahora deben centrar su
atención en el llamamiento y seguir a Jesús, confiando plenamente en Él. Para
nosotros también es de suma importancia fijarnos si realmente estamos
obedeciendo a la voz de Jesús, que nos invita a seguirle en un camino de
sufrimiento y servicio. Así que mejor que preocuparnos por reinar,
preocupémonos por entrar en el reino de Dios.
1b. Ser de obstáculo
para aquellos que humildemente siguen a Jesús, tendrá su retribución en el día
del juicio. Los pequeños son en este contexto aquellos que
obedecen a Jesús y le siguen; son creyentes sencillos que necesitan de mucha
atención. Hay que estar prestos a recibirlos, pues al hacerlo confirmamos
nuestra comunión con el Señor (ver v.5). Pero que duro será el trato para
aquellos que con su conducta han detenido el avance de estos sencillos
creyentes. Qué espada mortal es para los recién convertidos el mal proceder de
los que siendo líderes en la iglesia, o con años de membresía, se comportan
malamente. El Señor nos entregó un remedio radical para no ser causa de
tropiezo: cortar de raíz con todo pecado que escandalice la vida de un hermano
humilde. Es también esta una seria advertencia para aquellos que lideran dentro
de la iglesia; ellos están para servir, no para ser servidos; están para amar,
no para someter a caprichos; han de ser amables y no autoritarios.
1c. No servir a los
creyentes humildes es negarse a servir a Dios. Los
discípulos pueden llegar a considerarse tan importantes dentro del reino de
Dios que verán como indignos de ellos el preocuparse por los creyentes
indefensos, sin mucho status. De ahí la advertencia de Jesús para no
menospreciar a uno de estos pequeños que creen en Él. El seguir a Cristo
implica servir a los que a nuestros ojos no son dignos de ser servidos. Es
fácil caer en la jerarquía eclesial, y mirar a los creyentes según este patrón.
Los creyentes, en especial los líderes, son llamados a prestar atención a sus
hermanos que necesitan de continuo cuidado, al hacerlo se involucran en el
cuidado del Señor por la oveja perdida, se unen a la voluntad del Padre que no
quiere la perdición del creyente sino su salvación. Esto exige entrega máxima.
2. Nuestro amor hacia el
hermano que vive en pecado debe ser un amor restaurador. La
disciplina dentro de la iglesia debe ser hecha en amor, pues sólo el amor busca
la restauración del hermano en la comunión de los santos. Si no somos guiados
por la compasión de Cristo en la disciplina eclesiástica, no gastaremos
esfuerzos en la restauración, sino que empujaremos al hermano fuera de la
iglesia, y a la exposición de la vergüenza pública. Si un hermano que ha pecado
no responde con arrepentimiento después de repetidas advertencias, sólo
entonces llega el momento de no considerarlo más como hermano, sino como
alguien que necesita un tratamiento evangelístico. Los discípulos y la iglesia
deben buscar el consejo de Dios para saber cómo actuar en situaciones
difíciles, pues Jesús nos ha prometido su presencia y sabiduría.
3. El que realmente se
sabe perdonado por Dios, actuará con misericordia para con los demás. La
parábola de los dos deudores tiene su inicio en la pregunta de Pedro, de
cuántas veces hay que perdonar al hermano que peca contra nosotros. Nos parece
increíble constatar en esta parábola cómo a un hombre a quien se le ha
perdonado una gran deuda, no puede perdonar a otro que le debe una cantidad
ínfima. Pero, ¿no actuamos muchas veces igual que el hombre de esta parábola?,
¿estamos dispuestos a perdonar a otros, cualesquiera sean sus pecados en
nuestra contra?, ¿podemos igualar el pecado que alguien ha cometido en contra
nuestra, con el que hemos cometido contra Dios y del cual hemos sido
perdonados? Aunque es fuerte decirlo, pero quien rehusa perdonar, ha
menospreciado el perdón de Dios, o aún no lo conoce. Y quien menosprecia la
misericordia de Dios, es inmisericorde con su prójimo, hallándose sólo en
prisión de amargura. Aprendamos a perdonar por medio del único Rey
misericordioso, quien perdonó nuestras culpas que son miles de veces más graves
que las de nuestro prójimo hacia nosotros.
Mateo 19
1. (19,1-12). En este
capítulo Mateo nos relata el viaje de Jesús a Jerusalén; con esto, el último
período de Jesús había comenzado. Ahora el Maestro amplía el terreno de su
trabajo, trayendo sanidad a muchos de la multitud. Los fariseos vienen para
obstaculizar su avance, haciendo una pregunta capciosa. Le preguntan su opinión
acerca del divorcio, con el propósito de mostrar que hay competencia entre
Moisés y Jesús, y así comprometer al Señor y disminuir su autoridad. Los fariseos
apelan a Deut. 24 en donde Moisés habla sobre la carta de divorcio. Entre los
rabinos se discutía con respecto a la pregunta de cuáles eran los motivos
correctos para el divorcio. Jesús no se deja persuadir para añadir una opinión
más, sino que vuelve a la creación del hombre y al propósito del matrimonio, es
decir, una relación para toda la vida. Dios
juntó, y lo que Él
juntó, el hombre no puede separarlo. Los fariseos objetaron que Moisés dio una
carta de divorcio. Sin embargo, Moisés no introdujo esta carta, tampoco el
divorcio, pues el divorcio y la carta de divorcio ya existían. El reguló el
divorcio al introducir en él ciertas limitaciones. Pero queda el argumento de
que la carta de divorcio jugaba un papel importante en la ley de Moisés. Jesús
les explica indicando que la verdadera razón de la carta de divorcio y su
utilización fue la dureza del corazón del hombre, y no porque el separarse
fuese una buena opción. La ley muchas veces tiene que regular el mal ya
existente, pero eso es distinto a aprobar el mal. De modo que Jesús dice
que el acto que comete un hombre al repudiar a su esposa siempre es malo. Hay
una sola excepción: la fornicación. En este caso el matrimonio ya se rompió y
está disuelto. Si no existe esta cláusula de excepción, el divorcio seguido por
otro matrimonio significa adulterio.
Los discípulos
reaccionan diciendo que si no está permitido separarse, es mejor no casarse.
Jesús responde que sólo pueden aceptar sus palabras a quienes les es dado
hacerlo (es decir: de Dios como una gracia). Además, explica que hay por lo
menos tres razones para no casarse:
a. los que no pueden
casarse (porque desde el vientre de su madre vienen con problemas sexuales),
b. los que (según el
derecho rabínico) no tienen la autorización de casarse (los que son hombres
castrados)
c. otros que no quieren
casarse, porque prefieren entregarse totalmente a la causa de Dios.
Por una parte, Jesús
respeta mucho el matrimonio, pero por otra lo relativiza: para algunos es
posible no casarse a causa del reino de Dios. Para aquellos que no tienen esta
posibilidad, significa que por lo menos sus deseos pueden cambiar y que sus
deseos sexuales no son lo más importante. Por lo tanto el creyente recibe el
poder de perseverar en su matrimonio, porque la gracia del Señor le capacita.
* Para Dios la fidelidad
dentro del matrimonio es muy importante. Él nos capacita por su gracia para
permanecer fiel a nuestro cónyuge.
2. (19,13-15) En esta
ocasión los padres se dirigen con sus niños a Jesús para que Él pusiese sus
manos sobre ellos y orase por ellos. Era costumbre que los padres llevaran sus
niños a los rabinos, en la noche antes del gran día de la reconciliación, para
que orasen por ellos, a fin de que sus niños aprendieran en sus vidas la Torá
de Dios. Para los discípulos esto era algo insignificante, ya que pensaban que
el Señor tenía que hacer cosas de mayor trascendencia. Él es el Rey y por su
obra en medio del pueblo podría recibir la gloria de éste. Sin embargo, Jesús
piensa en forma muy diferente. El reino de Dios es sobre todo el reino de la
gracia y destinado para ser dado a aquellos que vienen para pedir su
bendición y su oración. Sobre todo en los niños, que no pueden hacer nada por
sí mismos, es claro que la gracia es cosa de recibir y no de merecer.
Por eso el Señor dice para quienes es el reino de Dios: para los niños que
solamente pueden recibir y para todos aquellos que frente a Dios tienen la
misma actitud, dándose cuenta que sólo dependen de Jesús y de la gracia de
Dios. Así el Señor puso sus manos sobre los niños bendiciéndoles.
* El sumo sacerdote fue
a la cruz para hacer posible lo que los niños y todos los que muestran la misma
actitud receptiva, no pueden hacer: satisfacer la justicia divina.
3. (19,16-30) Ahora se
acerca a Jesús un joven (la palabra griega indica a un joven de aproximadamente
25 años). Quiere saber cómo puede recibir la vida eterna. Este llama a Jesús:
"Maestro bueno". Reconoce a Jesús como rabino que puede enseñarle lo
concerniente al camino que conduce a la vida eterna. En su respuesta:
"¿Porqué me llamas bueno?", Jesús no quiere decir que Él no es bueno,
sino que lo hace para que el joven piense en lo que significa el sentido de
estas palabras. Sólo Dios puede enseñarnos con respecto a la vida eterna. La
pregunta es, si él quiere reconocer que en Jesús, Dios mismo está presente. El
joven tiene que saber que la vida eterna que está buscando sólo la puede hallar
en Jesús. Dios ha mostrado su voluntad mediante sus mandamientos. Debido a que
el joven preguntó lo que él tenía que hacer, el Señor menciona sobre
todo los mandamientos de la segunda tabla de la ley, que se caracterizan por la
palabra "hacer", pero como expresión del amor hacia Dios. El joven
responde que él los había guardado desde su juventud (12-13 años como un niño
responsable). A partir de este momento Jesús lo ama aún más, considerando sobre
todo que su respuesta era sincera y su amor por Él verdadero. Entonces, Jesús
le invita a seguirle. Esto es un llamamiento especial. Eran muchos los
creyentes, pero pocos podían tener el privilegio de seguir al Señor como sus
discípulos íntimos. Después de esta invitación, Jesús sigue con la orden de
vender todas las cosas para igualarse a Él en su pobreza, en su camino hacia la
cruz. Así tendrá un tesoro en el cielo. El punto importante es que este joven
no acepta al Señor, no quiere a un Mediador pobre y sufrido. No ha entendido
que sólo por su pobreza podemos ser ricos.
El joven se fue con
pena, ya que Jesús le hizo ver con qué intensidad estaba atado a las riquezas.
No es imposible que después de Pentecostés este joven llegase a pertenecer a
aquella iglesia en la cual muchos ricos vendieron todo. Por lo demás, Jesús
tenía que sufrir porque debía continuar su camino solo hacia la cruz.
Ahora Jesús muestra lo
difícil que es en general para los ricos entrar en el reino de los cielos. Sí,
es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que entrar un
rico en el reino de Dios. Muchas veces los camellos no entraban por las puertas
de las ciudades, que curiosamente llevaban el nombre agujas, sino que esperaban
delante de ellas. Por lo tanto: ¿cómo puede pasar un camello por el ojo de una
aguja? Los discípulos se asustan mucho de estas palabras. "¿Quién, pues,
podrá ser salvo?" Ellos reflexionan acerca de sí mismos comparándose con
este joven. Se dan cuenta de que el camino del hombre es un camino sin salida.
Jesús enseña que deben mirar hacia arriba, a Dios. Él puede hacer lo que nadie
puede: hacer que ricos y pobres sigan y sirvan a su Hijo, el Salvador.
Pedro recuerda que ellos
dejaron todo; por eso se pregunta: ¿qué pasará con ellos? El Señor les asegura
que seguirle a Él significa una recompensa inmensa. El reino vendrá; para ello
Jesús usa la palabra `regeneración', es decir: la restauración total del mundo.
En aquel tiempo, los discípulos juzgarán a las doce tribus de Israel, según la
fe o incredulidad que el pueblo haya adoptado ante Jesús. Aquella persona que
deja aquí todo, recibirá mucho más: la vida eterna. No obstante, Jesús nos
enseña a tener mucho cuidado: muchos primeros serán postreros, y postreros
primeros. Nunca tenemos que confiar en nosotros mismos sino en el Señor. Él
puede hacer de un discípulo primero, un postrero, y de un postrero como el
joven rico, un primero.
* ¿Estamos dispuestos a
dejar todo y seguir al Señor en su `pobreza'? Es solamente el poder del amor de
Dios que nos permite hacerlo.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Para Jesús el
matrimonio es una institución divina y por tanto santa. Jesús
para resistir un trato ligero del divorcio vuelve al principio, es decir, al
propósito de Dios con el matrimonio, el cual debe ser una unión para siempre.
Repudiar a la esposa, a causa de cualquier razón, no es de Dios. No tenemos que
leer el presente pasaje como si Jesús tratara este asunto en todos sus
aspectos, con todas sus dificultades con las que tropezamos a menudo también en
la iglesia. Hay más pasajes en la Escritura que tratan este asunto tan delicado
(por ejemplo 1 Corintios 7 ). Cuando Jesús menciona la fornicación como única
razón para divorciarse, es para contrarrestar un concepto ligero del
matrimonio, que finge basarse en la Escritura ( Deut. 24 ). Los oponentes de
Jesús abusan de una medida de urgencia (es decir, el divorcio permitido en
algunos casos) como si fuera una regla que puede aplicarse en cualquier
situación. ¡Que seamos fieles en el matrimonio como el Señor es fiel para con
su iglesia!
2. Al reino de Dios se
entra sólo con una actitud receptiva y dependiente de Dios. Si
somos importantes a nuestros ojos, el reino de Dios no está destinado para
nosotros. En la bendición de los niños, Jesús ilustró la gran verdad acerca de
la salvación: ella es dada como don y no como recompensa a algún mérito en
particular. Los niños vienen a Jesús para recibir la bendición sólo como un don
de gracia. Cuán errado es el concepto que el hombre tiene de la salvación, como
si ella fuese otorgada a los de conducta benévola o intachable. La salvación
del hombre no depende de la voluntad del hombre, sino de la buena voluntad de
Dios; su don salvífico visita nuestra miseria absoluta, y nos otorga lo que de
ninguna manera merecemos. Es por esta razón que ante el llamado de Dios sólo
nos resta obedecer y recibir, y de ahí en adelante vivir en plena dependencia y
obediencia a Dios.
3a. Muchas veces la
riqueza impide que alguien siga a Cristo. Cuando Jesús hizo su
llamado al joven rico, de inmediato quedó al descubierto cuán atado estaba este
joven a las riquezas; él no era poseedor de sus riquezas, sino el esclavo de
ellas. Seguir a Cristo implica la renuncia total de todo aquello que
obstaculiza mi caminar cristiano. La pregunta que nos confronta es, ¿estamos
dispuestos a abandonar todo aquello que amamos para ir en pos de Jesús? El
joven de esta historia no era un vividor, o licencioso, era una persona
aparentemente piadosa; entonces el asunto no es una vida desordenada a partir
de las riquezas, sino una vida esclavizada a otro que no es Jesucristo. Es
verdad que aquí fue el amor al dinero que impidió el seguimiento en un hombre,
pero hay más impedimentos; un impedimento es aquella cosa a la cual somos
atados, algo que para nosotros tiene mayor importancia que Jesús.
3b. Si la salvación
dependiese de la decisión voluntaria del hombre, entonces nadie sería salvo. No
importa la condición en la que se viva, sea rico o pobre, todos de igual manera
están imposibilitados para aceptar por propia decisión la salvación que Cristo
nos ofrece. A la pregunta de sus discípulos, "¿Quién, pues, podrá ser
salvo?", Jesús responde que esto es algo imposible para los hombres, pero
no para Dios. De aquí que entonces la propia declaración de Pedro, que ha
dejado todo para seguir a Jesús, se revele no como obra que nació de su
corazón, sino de Dios mismo. Si a veces pensamos que es difícil que los ricos
se conviertan al Señor, y así lo es, veamos en las palabras de Jesús
("para Dios todo es posible") un aliciente para orar en favor de la
salvación de ellos, y de todos aquellos que están esclavizados a este mundo.
3c. El Señor quiere, por
su gracia, recompensar nuestra obra. Aunque vivimos
solamente por la gracia del Señor, la Biblia aún habla de `recompensa'. Esto no
significa que nuestras obras -nuestro amor por el Señor y el dejar por Él todas
las cosas- tienen en sí algo meritorio, sino que por su gracia recompensa los frutos
que su propia obra en nosotros produce.
Mateo 20
1. (20,1-16) Al leer
este capítulo, no hemos de olvidar la estrecha relación que lo une al capítulo
anterior: "Porque el reino de Dios es semejante..." Como
Israel en general, también los discípulos podrían pensar que ellos tienen un
derecho especial a la salvación en el reino de Dios, sobre todo porque dejaron
todo por seguir a Jesús. Esta parábola muestra que Dios es libre y soberano.
No actúa en base de supuestos méritos sino de su bondad inmerecida. Este punto
es más importante que el hecho de que el Señor llame obreros a diferentes
horas. Jesús destaca la bondad de Dios, la cual no podemos verificar en base a
nuestro empeño para su reino.
Un hombre (indica a Dios
mismo) salió a contratar obreros para su viña. Los primeros empezaron a
trabajar desde la salida del sol (la primera hora, a las seis). El sueldo del
día será de un denario. El hombre llama a otros a la tercera hora (a las
nueve). No menciona cuanto será el sueldo, solamente dice: "Os daré lo que
sea justo". Hace lo mismo en las horas sexta y novena. También sale cerca
de la hora undécima. Es probable que se trate de los peores del mercado de
trabajo. La simpatía del hombre se hace evidente en el hecho de que le gusta
proveerles de mantención. Cuando llegó la noche, el señor de la viña mandó a
su mayordomo a pagar a todos el sueldo, empezando con los postreros. Mediante
estas palabras el punto de importancia ya se manifiesta: los postreros serán
los primeros. También los postreros reciben un denario, el sueldo completo.
Cuando los primeros recibieron lo mismo, murmuran llenos de celo ya que
pensaban que recibirían más.
En la respuesta del
señor de la viña encontramos cuatro verdades:
a. él queda amable (dice
`amigo'): de su lado deja la relación abierta;
b. él es justo, mantuvo
su palabra: "¿No conviniste conmigo en un denario?";
c. él es soberano: tuvo
la disposición libre de repartir lo suyo como a Él le parecía;
d. él es bueno:
demostró hacia los postreros una actitud de pura gracia inmerecida.
El reino de Dios es el
reino de la gracia, no uno en el cual el hombre mismo puede aplicarse sus
derechos. Solamente si nos permitimos vivir desde la bondad del Señor y por
ella dejamos todo, podemos ser perdonados por ser un postrero, es decir: una
persona que a sí mismo se coloca fuera del reino de Dios por no querer
solamente depender de la gracia de Dios. Sólo se puede entrar en el reino de
Dios confiando en la bondad de Dios. Hay manuscritos que agregan: "Muchos
son llamados, pocos son escogidos"; el Señor enfatiza que Dios llama a su
reino, pero que muchos se cierran al propósito que tiene el llamamiento: reconocer
la bondad de Dios. Entrar en el reino de Dios sólo depende de Dios (ver también
19,26). Por ello tenemos que ser escogidos para seguir el llamamiento y
gozarnos en la bondad del Señor.
* La bondad de Dios es
siempre inmerecida. Necesitamos darnos cuenta de esto para no ser un
'postrero'.
2. (20,17-19) En estos
versículos Jesús repite la enseñanza acerca de su muerte y resurrección. Jesús,
junto a sus discípulos, sube a Jerusalén (porque Jerusalén está situada más
alta). La palabra `subir' también es una palabra que significa "hacer el
ministerio en el santuario": eso es exactamente lo que Jesús va a hacer en
la cruz. Ahora el Señor menciona más detalles. Informa acerca de los datos
personales de aquellos que le entregarán: los principales del pueblo
(sacerdotes y escribas, la élite espiritual de Israel). También menciona el
carácter de su sufrimiento y de la muerte: ser escarnecido, azotado y
crucificado. El último punto indica cuán terrible será la muerte de Jesús: una
muerte en manos de los gentiles (sólo los romanos ejecutaban una sentencia tan
terrible a siervos y esclavos), que además expresa la condenación de parte de Dios.
Pero Él resucitará; el triunfo es cien por ciento seguro.
* Jesús conoce cada
detalle de su sufrimiento, pero no se vuelve atrás, pues sabe que al fin el
triunfo es seguro.
3. (20,20-28) A la luz
de los versículos anteriores es muy grave lo que sucede ahora. Jesús habló
acerca del camino de su sufrimiento, pero los discípulos luchan con respecto a
los mejores lugares en el reino de Dios. Mientras que el Señor se humilla, sus
discípulos se exaltan, no entendiendo el camino del Señor hacia la cruz ni el estilo
del reino: sufrir en vez de reinar. Aunque es la madre de Juan y Jacobo que
pide al Señor permitir que sus hijos se sienten en los lugares mejores, es sin
duda una expresión de ellos mismos, como lo deja ver el versículo 24:
"Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos".
El hecho de que los demás discípulos se enojaran tanto, significa que ellos
también tenían el mismo anhelo: tener el mejor lugar, honor y gloria. Jesús
responde indicándoles el camino que Él debe seguir. El vaso y el bautismo son
metáforas que señalan el peso de su sufrimiento. En el Antiguo Testamento el
vaso es muchas veces una expresión del sufrimiento por la ira de Dios. También
el bautismo es usado como figura para una lluvia de sufrimiento, juicio y
condenación (véase Génesis 6 , 17 ; Salmo 42,7 y Isaías 43 , 2 ). Jesús recién
había hablado acerca del contenido de este vaso (ser encarnecido, azotado y
crucificado). ¿Se puede beber este vaso y ser `bautizados' como Jesús? Juan y
Jacobo responden afirmativamente. Con esto prueban la sobrestimación que tenían
de sí mismos. Jesús no explica todo, porque no comprenden. Dice que ellos van
a beber (de) su vaso, es decir, los apóstoles no serán gobernadores en esta
tierra, sino ovejas para el matadero. Sin embargo, el reparto de los lugares
viene después. Referente a esta petición, Jesús no puede responder: no le
corresponde a Él conceder tal honor, sino al Padre. Será dado a aquellos para
quienes está preparado por el Padre. Es una cosa de destinación por parte de
Dios y no de la preocupación de los discípulos. Debido a que se despierta el
enojo en contra de los dos discípulos, Jesús los llama a todos, explicando que
todo es diferente en el reino de Dios. Lo importante no es oprimir, ni dominar
ni tampoco hacerse grande, sino servir. La única `competición' permitida es la
que tiene que ver con el servicio. Este es el estilo del reino de Dios, reinar
haciéndose siervo; como Jesús no vino para ser servido, sino para servir. Su
servicio era un servicio humilde y lleno de amor: servir con su muerte,
entregar su vida en rescate por muchos. El trasfondo histórico de la palabra
`rescate' se encuentra en Éxodo 21 , 30 en donde rescate es el precio pagado
por la vida confiscada. Así Jesús salva a muchos, al nuevo pueblo mesiánico,
muriendo por ellos y en lugar de ellos. Él entendió su ministerio como el
servicio del Siervo de Dios ( Isaías 53 ).
* El Señor Jesús sirvió
de una manera única, dando su vida por los suyos. Nuestro servicio puede ser
solamente un reflejo del suyo.
4. (20,29-34) El lugar
de Jericó fue el último trayecto antes de subir a Jerusalén. A partir de ahora
el viaje es dirigido inmediatamente a Jerusalén. Una gran multitud le sigue. No
parece que Él va a sufrir, viendo cuán grande es su séquito. Al principio de
esta última etapa Jesús enfatiza la actitud que es necesaria tener hacia Él.
La multitud piensa en gloria; Jesús en misericordia. La multitud no pone
atención en dos ciegos (Mateo, distinto de Marcos y Lucas, sabe que eran 2
ciegos), al contrario, les reprendió para que se callasen. Estos no videntes
ponen su esperanza solamente en Jesús. Unen al título mesiánico, Hijo de David,
una petición. Jesús se detiene, tanto para ayudar a los ciegos, como para
enseñar a la gente. La multitud piensa que tienen derecho ante Jesús, pero Él
les enseña que los que verdaderamente tienen derecho ante Él, son aquellos que
se arrepienten y suplican como un pueblo ciego que desea ver la luz, la luz de
Dios. Después de haber sanado a los ciegos, éstos le siguen. Así la curación
alcanza su meta: seguir a Jesús.
* A un Mesías humilde
corresponde un pueblo humilde.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. No tenemos derechos
propios que nos permitan la entrada al reino de Dios. La
parábola de los obreros en la viña nos hace ver que aun los discípulos, que han
hecho tanto por Jesús, dependen de la gracia de Dios. Ellos mismos necesitan
una advertencia para que no se enorgullezcan (pensando en sus derechos),
enojándose contra la bondad de Dios. De igual manera nos ponemos fuera del
reino de Dios y somos un `postrero', cuando no entendemos la soberana gracia de
Dios, pensando que Dios debe bendecirnos porque lo merecemos. Además aprendemos
a través de esta parábola cuán bueno es Dios para con la gente que no merece
nada.
1b. Reconocer la bondad
de Dios, es de suma importancia para llegar a conocernos como pecadores
inmerecedores de su gracia. La parábola de la viña
nos revela la amabilidad, la justicia, la bondad y la soberanía de Dios en el
llamamiento de los pecadores. Es justamente este último aspecto, el de la
soberanía, el que casi ha desaparecido de la predicación que se da en muchos
púlpitos, en los cuales se hace tanto hincapié en las decisiones del hombre,
que relegan la soberanía de Dios a un segundo plano. Cuando reconocemos la
bondad y misericordia de Dios despertamos a la realidad de nuestra verdadera
condición: somos pecadores inmerecedores del perdón de Dios, y no personas que
hay que alabar porque eligieron ser salvos (como si la salvación fuese asunto
de elección humana). Quien no reconoce la soberanía de Dios en la salvación de
los hombres tiende a ensalzar su propia voluntad humana. Además de todo, ¿de
qué otra manera podemos entender la frase "muchos son llamados, mas pocos
escogidos" sin atentar contra la voluntad soberana de Dios? Que el
Espíritu Santo nos abra los ojos para contemplar el "puro afecto de la
voluntad de Dios" en el plan de salvación.
2. Jesús no sufrirá
derrota alguna, sino que alcanzará el triunfo final y total. El
camino del sufrimiento no es un camino incierto y desconocido para Jesús. Él
conoce su final en esta tierra, pero no en sentido fatalista o tragedia
inevitable, sino como realización del plan de Dios. Jesús no sólo vislumbra el
sufrimiento, sino también a los que lo infringirán. Nada le acontecerá
inesperadamente. Todo esto es necesario, pues al final del camino se halla la
victoria. Sólo Jesús ve el sufrimiento como senda a la gloria, sólo Él ve a la
muerte como enemigo para ser vencido, ¿dónde?, en su resurrección. Alabemos a
nuestro Señor Jesucristo, quien a pesar del peso emocional que significó saber
los pormenores de su muerte (incluyendo la ira de Dios), no se amedrentó, pues
vio mucho más allá: nuestra libertad y salvación eterna.
3a. El orgullo no nos
permite mirar nuestras culpas y lo tan necesario que fue la muerte de Jesús. A los
discípulos les interesaba más su propia posición en el reino de Dios y el papel
que jugarían en la iglesia que la humillación de Cristo. Sin embargo,
necesitamos el servicio de Cristo, su sacrificio, para ser rescatados de
nuestros pecados. ¡Qué fácil puede llegar a ser para nosotros centrarnos sólo
en la victoria, y no el precio que se pagó por esta victoria! Nunca olvidemos
lo que le costó a Jesús nuestra salvación. Aunque bíblicamente conozcamos todos
los detalles del sufrimiento de nuestro Señor, nunca actuemos con indiferencia
ante ello; renovemos cada día nuestro agradecimiento por aquella preciosa
sangre que por nosotros fue derramada.
3b. El sacrificio de
Jesús es único, todo posible sacrificio nuestro es fruto del obrar de Dios en
nuestras vidas. La vida de los discípulos estaría marcada por el
sufrimiento, de esta manera se igualarían a su Señor. Pero de ninguna manera
significa que los sacrificios de millares de cristianos a lo largo de la
historia se asemejen en algo al de nuestro Salvador. El sacrificio de Cristo es
expiatorio y vicario. En su muerte Él carga con la ira de Dios sobre nuestros
pecados. Si en su gracia Dios nos permite el martirio, esto es sólo un destello
que sale del sol del Calvario.
4. Jesús nunca sucumbió
ante la tentación del elogio de la multitud. Siempre quiso mostrar
su misericordia. Para esto vino. Le da más alegría el que dos ciegos sanados le
sigan y le honren que una multitud que está deseosa de sensacionalismo. ¡Qué
contraria es la actitud de algunos que sólo buscan lo extraordinario para
aprovechar la oportunidad de propagandearse! El Señor nos dé humildad para no
buscar la admiración de los hombres, sino el honor y la gloria de Dios, siendo
fieles a nuestro llamamiento.
Mateo 21
1. (21,1-11) Jesús se
aproxima a la última etapa de su vida: voluntariamente se dirige a Jerusalén
para morir y resucitar. Su entrada a Jerusalén es más que una proclamación
solemne, o que una entrada festiva, es la entrada del Rey de paz que viene a
reconciliar a su pueblo con Dios.
No entra sin previo
aviso en la Jerusalén hostil; su entrada está programada. Él ingresa a la
ciudad en un pollino, que por ser un burrico fue acompañado por su madre. ¿Por
qué Jesús entra en un pollino? Mateo dice que es para cumplir la profecía de
Zacarías. Esta profecía habla de un rey que viene, quien es manso, un rey de
paz. La tradición judía atribuía esta profecía al Mesías. El hecho de que viene
en un asno, un animal de carga, es característico del rey. Zacarías 9 , 10 nos
dice: "Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y
los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío
será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra". Así viene
Jesús a Jerusalén, como el rey de paz. Su intención no es la guerra, sino la
paz por su sangre. Su entrada también es profética, una profecía de su segunda
venida como el Rey de paz eterna para todos aquellos que le reconocen.
La multitud aclamaba:
"¡Hosanna al Hijo de David (el Mesías)!" Hosanna significa
literalmente: salva. Aquí tiene el significado: salvación, una aclamación de
alabanza. "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" (Salmo
118,26). Son palabras que fueron usadas en la liturgia de la Pascua, y que
fueron relacionadas con el Mesías. "¡Hosanna en las alturas!" Con
estas palabras la multitud glorificó a Dios porque les había mandado al Mesías.
Empero la ciudad reacciona negativamente: ¿Quién es éste? La multitud responde:
"Este es Jesús el profeta (en el sentido del profeta prometido, el
Mesías), de Nazaret de Galilea". Con estas palabras se desvanece el
entusiasmo. Jerusalén menosprecia a Aquel que venía de Galilea.
* Jesús todavía esconde
su gloria. Él es el Rey manso, que quiere ganarnos para su reino con la palabra
de su paz.
2. (21,12-17) Jesús, en
su calidad de Hijo de Dios y con investidura real, entra en el al templo. Con
autoridad divina echa fuera a todos los que vendían y compraban en el templo.
Aquellas personas se encontraban en el atrio de los gentiles. Los saduceos
(sacerdotes) les habían dado permiso para negociar allí. Los cambistas eran las
personas que cambiaban dinero por la moneda escasa del templo que se necesitaba
para el sacrificio y el impuesto del templo. Las sillas deben haber sido los
andamios de los que vendían palomas; estas aves eran el sacrificio de los
pobres. Aquí existían muchos abusos, porque se cobraban precios abusivos a los
pobres. El Hijo de Dios viene a su templo, pero en vez de encontrar la casa de
su Padre, destinada para ser casa de oración para todos los pueblos, la halla
transformada en una cueva de ladrones por el abuso que estaban cometiendo en
ese lugar santo. Las palabras "cueva de ladrones" están tomadas de
Jeremías 7 , 11 , en donde aquellas palabras se encuentran en el contexto de
juicio y condena sobre pueblo y templo. El Mesías purificaría el templo (según
la esperanza judía), pero Jesús lo hace de forma inesperada. Pero no solamente
de forma negativa, sino también de forma positiva: Jesús revela su gloria en el
templo, sanando a los ciegos y cojos. Así se cumple la promesa de Isaías 35 .
Son las maravillas del Señor mismo, pero ejecutadas por Jesús las que suscitan
críticas. Los líderes religiosos no aceptan la autoridad de Jesús, pero ellos
son confrontados a esta autoridad por las palabras de los niños, que aclaman
"¡Hosanna al Hijo de David!" El único comentario de los líderes es:
"¿Oyes lo que éstos dicen?" Al usar la palabra `éstos', refiriéndose
a los niños, expresan menosprecio hacia su persona ¿Quiénes le llaman Hijo de
David? Ellos como sacerdotes y rabinos, no. Él depende de la farfulla de los
niños. Con palabras del Salmo 8, Jesús los reprende. Dios recibe alabanza de
los niños. Alaben también ellos, los líderes de Israel, a Él, a Jesús. Dios les
avergüenza por causa de que los niños cogen lo que ellos dejan. Ahora Jesús les
abandona, dejándoles por haberle rechazado.
* El dueño de la casa no
es bienvenido en su propia casa.
3. (21,18-22) A la
mañana siguiente, el Señor vuelve en su amor a Jerusalén. Durante el viaje
siente hambre, por lo que se dirige hacia una higuera para ver si en ella había
frutos. Al no encontrarlos, maldice a este árbol: ¡Este es el único milagro
destructivo de Jesús! ¿Es una señal de juicio para los líderes y el templo?
Seguro que simboliza su ira acerca de ellos. Pero al no hacer con ellos lo que
hizo con el árbol, manifiesta que su perdón hacia ellos es una enseñanza para
los discípulos: su sufrimiento no le hace un ser débil, sino que en su poder
soporta su padecimiento voluntariamente. También en sus palabras a los
discípulos el Señor dice algo positivo: aunque ellos también deben ir a una
cueva de ladrones, por la fe podrán trasladar montañas de resistencia. Tienen
que seguir al Salvador sufriente, pero al hacerlo, seguirán también al Todopoderoso.
* Por la fe podemos
trasladar montañas de resistencia.
4. (21,23-32) Una
delegación del sanedrín pregunta a Jesús por la procedencia de su autoridad.
Esto es un cambio de táctica, ya que antes dijeron que su autoridad venía de
Beelzebú. Jesús responde con una contra-pregunta: "El bautismo de Juan,
¿de dónde era? ¿Del cielo (ordenado por Dios), o de los hombres (ordenado por
hombres)?" El secreto de su autoridad es el mismo que el de Juan. De la
manera en que Juan fue enviado por Dios, así también Jesús. Sin embargo, Jesús
es mayor, ya que Él es el cumplimiento y la realización de la profecía de Juan.
El rechazo de Jesús por parte de los sacerdotes y ancianos es un progreso en el
endurecimiento. Por miedo al pueblo no pueden responder, así que el Señor
tampoco responde más, y pone en evidencia lo malo de su actitud. Haciendo uso
de una parábola, Jesús les quiere despertar y mostrar su endurecimiento. Esta
parábola es el ejemplo acerca de 2 hijos. Un padre pide a los dos trabajar en
su viña: el uno dice 'no' y lo hace (después del arrepentimiento), el otro dice
`sí' y no lo hace. ¿Quién de los dos hizo la voluntad del padre? La respuesta
no es difícil: el primero fue el que hizo la voluntad del Padre, responden los
fariseos. Esto es correcto, pero con estas palabras están cavando su propia
fosa. Para ellos es inaudito, sin embargo, es la verdad: los publicanos y las
rameras van delante de ellos al reino de Dios. Ellos representan al primer hijo
de esta parábola. Los publicanos y prostitutas creían en el mensaje de Juan
acerca del arrepentimiento, mientras que los líderes, pensando que estaban
haciendo la voluntad del Señor, no la cumplían.
* No es suficiente pensar
que hacemos la voluntad del Señor. Es necesario confesarle nuestros pecados
y obedecerle sin reservas.
5. (21,33-46) Jesús
narra otra parábola, pero del mismo tenor: los labradores malvados. Trata de un
hombre que plantó una viña. La viña en la Biblia a menudo es símbolo de Israel
(ver Isaías 5 ; Salmo 80). La arrendó a labradores. Los labradores, sin
embargo, se niegan a dar los frutos. Al contrario, matan a los siervos que son
enviados por el dueño de la viña; la actitud violenta de estos labradores llega
a su clímax cuando también dan muerte al hijo del dueño de esta propiedad. La
parábola es muy extraña. En la realidad ningún hombre actúa así. Por lo tanto,
esta parábola revela claramente cómo actúa Dios. Él hace lo que ningún hombre
jamás haría. Dios envió a Juan el Bautista y a su propio Hijo para recoger los
frutos de una verdadera conversión. Su amor es tan inmenso que va al extremo.
Pero, ¿qué hicieron los labradores? Dieron muerte a su Hijo. ¿Qué hará el dueño
de la viña a aquellos labradores?, pregunta Jesús. La respuesta no es difícil,
pero de nuevo los líderes cavan su propia fosa. Porque son ellos que no
aceptaron ni a Juan, ni al Hijo de Dios: Jesús. Con palabras del Salmo 118,
muestra que la piedra principal fue desechado por los edificadores (los líderes
del pueblo), pero Dios le hizo como piedra de cabeza. Por ello el reino de Dios
será quitado de aquellos líderes, y será dado a gente que produzca los frutos
de él. Esto no se aplica a Israel como nación, a quien le será quitado el reino
de Dios, sino a sus líderes. El pueblo recibirá nuevos líderes después de
Pentecostés (los apóstoles), para dar frutos a Dios de fe y obediencia. Pero
aquellos que rechazan al Hijo, se encontrarán con una piedra mortal que caerá
sobre ellos.
* Nuestra vida tiene que
dar el fruto del arrepentimiento y aceptación del Señor Jesús por la fe. Si no,
la palabra de Dios será quitada de nosotros.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Jesús no conquista el
mundo por medio de subyugación violenta, sino por el poder de su amor, de su
sacrificio y Espíritu. Jesús es Rey, pero un
rey de acuerdo a las Escrituras. Zacarías nos predica al Rey-Mesiánico como un
rey manso que es portador de paz. Jerusalén no esperaba a un Mesías como Jesús,
es por eso que preguntan: "¿Quién es éste?" Realmente la persona de
Jesús no encajaba dentro de sus concepciones mesiánicas. Pero detrás de este
humilde Mesías se oculta el poder más grande que existe en el universo. El
mundo puede ver lo que está delante de sus ojos, pero aquellos que han sido
tocados por el Espíritu Santo pueden contemplar al Rey Jesús en todo su
esplendor. Él está ahora conquistando los corazones de los hombres,
trasladándolos a su reino de gloria. Pero que nadie se equivoque, pues llegará
el día en que Jesús no entrará a la escena mundial sentado en un burrito, sino
como lo hace un guerrero que viene para triunfar y dar retribución a todos sus
enemigos (ver Apoc.19 , 11-16 ). Alabemos y adoremos a este príncipe de paz
mientras hay tiempo, y no cuestionemos su condición humilde.
2. El templo se
convirtió en cueva de ladrones, porque los hombres menospreciaron la santidad
de Dios. Jesús esperó encontrar el templo como casa
destinada a la verdadera comunión con Dios, ¿pero que halló?, sólo falsedad y
engaño. Encontró a hombres que aprovechaban la piedad como fuente de ganancias;
gente menospreciadora de la santidad y justicia de Dios. Cuando nos olvidamos
de la santidad de Dios, o tenemos un concepto errado de ella, nos acecha el
mismo peligro que encontró nuestro Señor en su templo. Dios nos libre de
corromper sus cosas sagradas, nos libre de atentar contra el culto de la
Palabra. Busquemos el reino de Cristo, pues sólo en su reino gobierna la
santidad, obediencia y sometimiento a Él. Dejémonos purificar por el Señor para
que todos juntos sirvamos a su propósito original: la verdadera reverencia
hacia Dios y la misericordia por nuestro prójimo.
3. Jesús realizó sólo un
milagro destructivo, lo hizo como una advertencia para los líderes del pueblo. Lo
que hizo con la higuera, todavía no lo hará con ellos. Este milagro muestra su
gran paciencia; además es una doble enseñanza para los discípulos:
a. De
ninguna manera el sufrimiento de Jesús es una demostración de impotencia.
b. De
igual manera ellos pueden afrontar la resistencia contra el evangelio por medio
de la fe.
4. Sería una verdadera
tragedia creer que hacemos la voluntad de Dios, y en el fondo no estar
haciéndola. Hacer la voluntad de Dios es en primer lugar
reconocer nuestras fallas y estar conscientes de nuestra necesidad de la obra
de Jesús. Los miembros del sanedrín ponen en duda la autoridad de Jesús. En dos
parábolas Él les hace ver que justamente ellos, los líderes, que debían hacer
la voluntad de Dios, no lo hicieron; esto se revela en el rechazo al Hijo de
Dios. Si ocupamos un cargo dentro de la iglesia, no nos equivoquemos al pensar
que tal oficio en sí es hacer la voluntad de Dios. Hacer la voluntad de Dios es
mucho más: es honrar a Cristo en nuestro ministerio. Si falta este aspecto,
falta todo.
5. Nadie puede jactarse
de pertenecer al pueblo de Dios, si no produce los frutos de este reino. Los
líderes judíos estaban convencidos de pertenecer al reino de Dios, ya que esto
les era lógico siendo ellos el pueblo de la alianza. Pero cuando vino el rey de
este reino no le reconocieron, al contrario, atentaron contra Él. Al rechazar a
Jesús dejaron al descubierto que no eran parte del reino de Dios, pues sólo
buscaban su propia gloria, y no la gloria de Dios que es honrar a su Hijo,
Jesús. Esta es una advertencia para nosotros, pues nuestra confianza de
pertenecer al reino de Dios no debe estar fundada sobre la base de una
membresía, o de años de servicio en la iglesia, sino en la obediencia plena a
Jesucristo.
Mateo 22
1. (22,1-14) Jesús
pronunció esta parábola cuando estaba disputando con los líderes del pueblo de
Israel. Ellos no solamente rechazan a Jesús, sino que rehusan también su
propia salvación. Ahora Jesús dice lo que significa rechazarle a Él.
"Respondiendo Jesús...El reino de los cielos es semejante a un rey que
hizo fiesta de bodas a su hijo". El rey buscó gente que participara en su
gozo. Por eso envió a sus siervos a llamar a los invitados: "He aquí, he
preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo
está dispuesto; venid a las bodas".
En primer lugar, la
invitación es para el pueblo de Israel y para sus líderes. Pero los líderes no
ven el valor de esta invitación; no se daban cuenta de que ellos eran tan
indignos de ser el pueblo de Dios como cualquier otra nación. Tampoco entendían
que Dios los había adoptado para ser su pueblo sólo a causa de su elección de
amor. Pensaban que tenían derecho al favor de Dios.
El rey envía sus
mensajeros para que conviden a los hombres a una hermosa celebración. Sin
embargo, lamentablemente la gente no pone atención a este mensaje tan especial.
"Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus
negocios". Su propios trabajos eran estimados como más importantes. Este
es el pecado de la indiferencia. Los propios quehaceres, para los
invitados de esta parábola son más importantes que la gracia que Dios les
invitaba a gustar.
Es cosa terrible
desatender la invitación de Dios. En la parábola Él condena a estas personas
ordenando que la ciudad en que ellos vivían fuese destruida y quemada. No es
bueno explicar que esto significa la caída de Jerusalén en el año 70 d.C., pues
olvidamos que es a los líderes de Israel a quienes Jesús condena y no al pueblo
entero.
Sin embargo, aunque
muchos rechazan la invitación, la fiesta tiene lugar. Ahora otras personas
reciben la invitación: "Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad
a las bodas a cuantos halléis". Podemos pensar en las rameras y los
publicanos, pero también se refiere a los creyentes de los gentiles. Cuando el
pueblo de Israel en general no acepta a Jesús ni a la gracia de Dios, entonces
Dios busca otro pueblo (sin olvidar al suyo) e invita a los buenos y a los
malos. Ellos también son invitados. Porque Dios les ama y les ofrece una vida
nueva.
Las bodas fueron llenas
de invitados. No obstante, cuando el rey entra para ver a los invitados, ve
allí a un hombre que no estaba vestido de boda, al cual le dijo:"Amigo,
¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas el enmudeció". Esta
persona aceptó la invitación, quiso participar en la fiesta, pero no se vistió
apropiadamente para las bodas. Esto muestra que él no tuvo respeto hacia el
rey; espiritualmente significa una vida sin cambio, sin sujeción a las normas
de Dios, sin una vida santa. Es decir: algunos quieren recibir todas las
bendiciones de Dios, pero no vivir conforme a su voluntad.
* Estamos invitados a la
fiesta de Dios, pero no podemos entrar a su reino sin estar preparados.
2. (22,15-22) El único
deseo de los líderes de Israel es hacer caer en una trampa a Jesús. Ahora son
los fariseos y los herodianos (normalmente enemigos entre ellos) que hacen una
pregunta acerca de pagar impuesto al emperador. Cualquiera que sea la respuesta
de Jesús, siempre pueden atacarle por sus palabras: o es traidor de su pueblo,
o entra en conflicto con el gobierno romano. En su respuesta Jesús reconoce el
derecho del emperador, pero pone el derecho de Dios por encima del derecho del
emperador: la moneda muestra la inscripción del emperador, pero nosotros somos
la imagen de Dios. A través de su respuesta Jesús les pone frente a una
demanda: "¿Dan ellos a Dios lo que se merece?" ¿Acaso lo que Él
merece, no es fe en su Hijo?
* ¿Está nuestra vida
reflejando la imagen de Dios?
3. (22,23-33) La trampa
siguiente es una pregunta acerca de la vida en el reino de Dios. Note que los
saduceos no creen en la resurrección, así que su pregunta es ridiculizar lo que
creen Jesús y los demás, sobre todo mediante un ejemplo tonto: una mujer que se
casa con siete hermanos, a causa del hecho de que todos fallecen. Los saduceos
se refieren a la ley del matrimonio del cuñado (Levirato, Deut. 25 ), por el
cual el hermano estaba obligado a casarse con la viuda sin hijos (para que el
nombre de su hermano viviera). En la respuesta de Jesús nos enteramos de dos
verdades:
a. La
vida de la resurrección es de un carácter totalmente diferente a la vida que
ahora experimentamos. No se puede negar la vida resurrecta, y esto a pesar de
que algunos quieran ponerla en tela de juicio con ejemplos tan disparatados
como el de los saduceos. En la vida de la resurrección seremos semejantes a los
ángeles que no se dan en matrimonio, pero sin perder nuestra identidad humana.
b. Jesús
mantiene la vida de la resurrección, refiriéndose a la revelación de Dios como
el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, como si vivieran ahora (esta es la verdad).
Jesús apela a los 5 libros de Moisés, porque eran la única fuente de fe para
los saduceos.
* Aunque no sabemos cómo
es la vida futura, la resurrección es completamente segura.
4. (22,34-40) De nuevo
los líderes (ahora son los fariseos) vienen con una pregunta capciosa, su fin
no es otro que tentar a Jesús. Uno de ellos hace una pregunta que guarda
relación con el mandamiento principal. Una mejor traducción de esta pregunta
es: ¿Cómo es el primer mandamiento? (en vez de ¿cuál?). Esta persona quiere
saber más acerca la opinión de Jesús con respecto al primer mandamiento. ¿No
significa esto que si Dios es uno, Jesús no tiene ningún derecho a abrogarse
autoridad divina? Jesús responde con las palabras de Deut. 6 , diciendo que es
verdad, hay un sólo Dios a quien tenemos que amar, a Él sólo y a Él total. No
hay ningún malentendido. Pero Jesús añade palabras de Levítico 19 :
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Ante este mandamiento los
líderes se hacen culpables. Jesús ama a todos, pero ellos sienten odio por Él.
Por lo tanto no cumplen la ley de Dios, porque el amor a Dios y al prójimo es
el fundamento de la ley.
* Nunca podemos separar
el amor a Dios del amor al prójimo; y al revés, el amor al prójimo del amor a
Dios.
5. (22,41-46) Ahora es
Jesús quien les hace una pregunta. ¿Cuál es la opinión de los fariseos
concerniente al Mesías? "¿De quién es hijo?" Ellos responden:
"de David". Jesús tiene la intención de mostrar que ellos solamente
saben de un Mesías que es de la misma línea que David. No saben nada de la
gloria celestial del Mesías. Jesús les muestra esta gloria refiriéndose al
Salmo 110, en el cual David mismo habla de la gloria elevada y celestial del
Mesías (como Señor y Dios mismo). De este modo el Señor aclara que su
pretensión de ser más que David no es contra la Escritura, sino que es
totalmente compatible con ella. Pero no la conocen ni la reconocen, porque son
ciegos ante las Escrituras.
* El Señor Jesús, a
pesar de su camino humilde que lo lleva hacia la cruz y el sepulcro, es el Hijo
de Dios, coronado con honra y gloria. ¿Le confesamos como tal?
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. Mucha gente no ve la
gracia de Dios como un gran privilegio. En continuación al
capítulo anterior, Jesús demuestra nuevamente que hasta los mismos líderes de
Israel rechazan la participación en el reino de Dios. Piensan que tienen todo
el derecho al favor de Dios. Esta actitud no se encuentra solamente en el
pueblo de Israel, sino también en la iglesia. Muchos no sienten gratitud por la
bondad de Dios, ni se sienten culpables ante Él. Es por esta razón que no
reciben verdaderamente a Jesús, ni se aprecia un cambio radical en sus vidas.
1b. Hay quienes sólo
quieren gustar de las bendiciones de Dios, pero no vivir de acuerdo a la
voluntad de Dios. Encontramos en la narración de la parábola de la
fiesta de bodas un hecho que nos llama la atención: un hombre que entra en la
fiesta, pero por no estar debidamente vestido es sacado fuera de ella. Algunos
rechazaron tajantemente la invitación de gozarse en el llamado de Dios, otros
la aceptaron, pero de una manera liviana, sin involucrar ningún cambio en sus
vidas. Muchas personas ven en el llamamiento del evangelio una oportunidad para
recibir bendiciones de Dios, pero no están pensando en que sus vidas deben
quedar rendidas al completo señorío de Cristo.
2-4. Es importante
analizar los motivos de nuestras discusiones teológicas. ¿Son sinceros o tienen
como objetivo hacer caer a alguien en una trampa? Los
líderes quieren atacar a Jesús para que cometa algún error. Pero Jesús no
sucumbe ante ningún engaño. En vez de defenderse, como ellos esperaban, les
responde con sabiduría divina:
- Si ellos pretenden una
preocupación acerca de los impuestos, deben preocuparse si están sirviendo a
Dios.
- Si encuentran que la
resurrección no encaja con sus pensamientos terrenales, muestran que no saben
nada de la vida futura, ni conocen las Escrituras.
- Si quieren saber cómo
es el mandamiento primero (más importante), para mostrar que Jesús no está
cumpliéndolo por hacerse Hijo de Dios, muestran que ellos mismos no cumplen la
ley de Dios por su odio hacia su prójimo, Jesús.
3. La incredulidad
siempre mostrará lo imposible que es el cumplimiento de la Palabra de Dios. Los
saduceos pretenden demostrar, según ellos, lo necio de creer en la resurrección
apelando a un absurdo caso hipotético. Jesús les revela que su incredulidad a
las cosas milagrosas surge de una ignorancia de la Escritura y del poder de
Dios. Así también existen en nuestros días personas, aun en el área de la
teología, que ponen en duda hechos milagrosos como la encarnación de Cristo, el
nacimiento virginal, la resurrección de Jesús, y la segunda venida de nuestro
Señor, por mencionar algunos. Tienen un sinnúmero de argumentos, aun
científicos, para negar lo sobrenatural de la Palabra. Pero con esto sólo
muestran cuán lejos están de conocer al Dios de la Escritura, a quien no
podemos encerrar en las leyes físicas hechas por Él.
4. Quien dice amar a
Dios, amará a su prójimo. Los fariseos pensaban
que con su religiosidad estaban demostrando un genuino amor por Dios. Para
ellos era totalmente razonable separar el amor a Dios, de una relación con el
prójimo. Esto es lo que a la larga produce la religiosidad; podemos ser
engañados creyendo que lo único que necesitamos es amar a Dios, pasando por
alto las relaciones con nuestros semejantes. Mas hacer esto es contradecir la
ley de Dios -como hacían los fariseos al odiar a Jesús- pues nuestro amor por
Dios es falso si no amamos a nuestro hermano. El hombre que ama a Dios,
reflejará ese amor a los que le rodean; de no ser así, todo es nada más que
hipocresía, vana religiosidad.
5. Las Escrituras
contienen la única respuesta verdadera. Jesús mantiene su
mesianidad y su ser Hijo de Dios teniendo como base la Escritura. Desde muy
antiguo, la iglesia se vio confrontada a grandes ataques doctrinales que
atentaban contra la deidad de nuestro Señor Jesucristo. Hoy, sectas como los
testigos de Jehová (por nombrar alguna), o la teología moderna son los
proponentes de un Jesús solamente humano o en el mejor de los casos un ser
inferior al Dios Padre. Es debido a todos estos ataques satánicos por lo que
debemos profundizar en nuestro conocimiento de las Escrituras, la cual nos
testimonia a viva voz la encarnación del Verbo eterno, Jesucristo.
Mateo 23
En general existen dos
interpretaciones con respecto a este capítulo: la primera dice que Jesús les
reprocha a los escribas y a los fariseos una contradicción entre sus palabras y
sus obras, entre sus palabras y el interior de ellos. El exterior está perfecto,
pero el interior es lo contrario. En este sentido son hipócritas. La segunda
interpretación no ve en primer lugar una diferencia entre el exterior y el
interior, sino que nos indica que el error principal es que aquellos hombres,
no obstante sus buenas obras, rechazan a Jesús. En este sentido son hipócritas:
parece que sirven al Señor, pero en realidad no lo hacen porque no aceptan al
Hijo de Dios: Jesús. Me adhiero a la segunda interpretación, entre otro, porque
Jesús en los capítulos anteriores siempre encontró la resistencia hacia su
persona en aquellos grupos. Otra posible razón (extrabíblica) para esta segunda
interpretación es que en las fuentes judías encontramos en general una imagen
positiva de los fariseos, sin mucha discrepancia entre sus palabras y sus
hechos.
1. (23,1-12) Jesús se
dirige a la multitud y a sus discípulos para advertirles de lo peligroso que
son los escribas y los fariseos. Se sientan en la cátedra de Moisés, pretenden
continuar su autoridad en la enseñanza. Su enseñanza no es mala, el pueblo tiene
que guardarla, pero cuidado con ellos: no hacen lo que dicen. Significa: que
pretenden servir a Dios, pero sus obras (rechazar a Jesús como Mesías) muestran
lo contrario. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los
hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. No significa que ellos no
hacen nada de sus propias palabras, sino que no quieren ayudar a la gente en la
que ponen estas cargas. Por eso hay un choque entre los líderes y Jesús, porque
Él no solamente ayuda, sino que además lleva las cargas, lleva la culpa hasta
la cruz. Pero esto no lo quieren aceptar. Sus propias obras no están dirigidas
a Dios, sino a los hombres para ser vistos por ellos. Sus filacterias
(cinturones con cajitas chicas que contenían palabras de Deut. 11 , 13-22 ; 6 ,
4-9 ; Ex 13 , 11-16 y 2-10 ) no cumplían su propósito original, que era
recordarse los mandamientos de Dios, sino ostentar por medio de ellos una gran
piedad. La misma actitud se hace evidente cuando eligen las primeras sillas en
las sinagogas. Se sienten halagados cuando en los mercados la gente les llama
rabí. Los discípulos de Cristo no tienen que llamarse así, adoptando una
actitud como la de los rabinos, porque tienen un solo Maestro: Jesús mismo y
sus seguidores, son todos -por medio de Él- hermanos. Lo mismo se aplica a
'padre' y `maestro'. Tienen un solo Padre en los cielos y un sólo Maestro.
Deben abstenerse del orgullo: él que es el mayor, debe ser el siervo de todos.
Dios enaltece al humilde, y humilla al que se enaltece.
* Nuestra relación con
Jesús determinará cómo Dios nos verá a nosotros.
2. (23,13-36) Jesús
repite 8 veces la frase: "Ay de vosotros". Estas palabras expresan su
espanto con respecto a la actitud de rechazo de los escribas y fariseos.
Indirectamente estas palabras contienen también una advertencia: perseverar en
esta condición de rechazo sólo conduce al juicio de Dios.
El primer `ay de
vosotros' (13) trata del no entrar (por parte de los líderes religiosos) y no
dejar entrar a la multitud en el reino de Dios, justamente por rechazar a
Jesús.
El segundo `ay de
vosotros' (14) habla de cómo los fariseos destruyen las casas de las viudas.
Aunque oran mucho (a sus propios ojos lo hacen sinceramente) son hipócritas,
porque arruinan las casas de aquéllas, porque poniéndose entre Dios y ellas
provocan un rechazo hacia Jesús, lo cual impide que ellas experimenten la
misericordia del Señor.
El tercer `ay de
vosotros' (15) condena la actividad de hacer prosélitos, porque no traen a
aquellas personas a Jesús, el Mesías. Las palabras "Le hacéis dos veces
más hijo del infierno", no se refieren a la actitud de ellos, sino al
hecho de que aquellas personas son arrastradas a la perdición (siendo
convertidas estas personas a la religión judía, adoptarán el rechazo a Jesús
como parte de su religiosidad) de la cual podrían ser protegidas.
El cuarto `ay de
vosotros' (16-23) llama a los líderes 'ciegos' por su falta de reconocimiento
de Jesús. Él no quiere decir que ellos juran verdaderamente por el oro del
templo, o por el altar del templo, sino que en realidad ellos juran por lo
exterior, porque rechazan a Jesús, el Hijo de Dios. ¿Cómo pueden jurar por el
nombre de Dios, si no aceptan a su Hijo? Él es el verdadero templo y altar, el
sacrificio del mundo. Sin Él, el culto del templo es sólo un ritual vacío.
En el quinto `ay
de vosotros' (23,24) Jesús reprocha a los líderes que tienen escrúpulos en
cuanto a los detalles (se preocupan del diezmo de las hierbas del jardín), pero
abandonan lo más importante: la justicia, la misericordia y la fe. Cuando ellos
decidieron matar a Jesús, se resistieron a la justicia, cuando se opusieron a
la demostración del amor de Jesús por los por pecadores, abandonaron la
misericordia; cuando no quisieron tener confianza en Él, abandonaron la fe. De
esta manera ponen la atención en los detalles (colar el mosquito), pero cometen
al mismo tiempo un error fatal; así que este error, sería lo mismo que comer el
camello (un animal impuro), algo que los líderes nunca harían.
El sexto `ay de
vosotros' (25,26) utiliza de nuevo palabras enérgicas: los líderes limpian el
exterior del vaso y del plato, pero el contenido ha sido obtenido mediante el
robo y la injusticia. El Señor no quiere decir que ellos robaron el contenido,
sino que por su rechazo a Él, es lo mismo que si ellos hubiesen robado el
contenido. Limpiar el exterior no tiene ningún valor si están mintiendo y
reaccionando agresivamente hacia su persona.
El séptimo `ay de
vosotros' (27,28) tiene el mismo significado. Ellos son sepulcros blanqueados.
Ponen mucha atención en la conservación de los sepulcros. Sin embargo, sus
vidas son semejantes a lo que se halla dentro de estos sepulcros: la muerte.
Los escribas y los fariseos son guías de ciegos que conducen a la muerte,
porque son enemigos de Jesús, el Señor de la vida. Eso es su hipocresía e
iniquidad. Su vida por fuera es bonita, pero por dentro muy fea.
En el octavo `ay
de vosotros' (29-32) Jesús sigue mostrando su hipocresía: pretenden ser mejores
que sus antepasados. Nunca harían lo que ellos han hecho: matar a los profetas.
Esto lo demuestran poniendo mucho cuidado en los sepulcros de los profetas. De
esa manera les honran mucho. Sin embargo, ellos llenan la medida de sus padres,
por los planes malignos que tienen reservados para Jesús. Así demuestran una
actitud peor que la de sus padres.
Por eso son serpientes y
una generación de víboras. Andando por este camino tan malo, están caminando al
infierno. El Señor les advierte con palabras muy severas; deben convertirse a
Él para que la condenación profetizada no venga sobre ellos. "Enviaré
profetas y sabios para buscarles y salvarles". Sin embargo, parecen tan
duros que recibirán el resultado de las actividades que hacen siguiendo la
línea de sus padres. Seguramente vendrá sobre aquellos la sangre justa que fue
derramada al primer mártir (Abel) hasta la sangre de Zacarías, el sacerdote
(ver 2 de Crónicas 24,22; probablemente tenemos que pensar en él, aunque Mateo
menciona otro nombre de su padre). Ellos recibirán el castigo por la sangre
derramada. Dios mostró su paciencia, pero ésta un día terminará si no existe
una conversión verdadera hacia Jesús.
* Nuestra actitud con
respecto al Señor Jesús determina nuestro futuro eterno.
3. (23,37-39) Con gran
emoción Jesús habla a los líderes. Por rechazar a los profetas en el pasado, y
al Hijo de Dios en el presente, los habitantes (hijos) de Jerusalén están en
grave peligro: la ira de Dios se avecina. Justamente por esto, Jesús quería
protegerlos; como una gallina da protección a sus puellos debajo de sus alas,
así Él había querido proteger al pueblo bajo la protección de su perdón. Ahora
no recibirán esta protección: su casa les es dejada desierta. Tienen que vivir
solos, sin el amor de Dios. Ahora los líderes no quieren aceptar a Jesús.
Llegará el momento cuando reconocerán que Él es el Mesías, cuando venga en su
gloria.
* Todos algún día
reconocerán al Señor Jesús, pero para algunos esto será demasiado tarde.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1a. Hay distintas formas
de hipocresía:
- Hipocresía puede ser
una discrepancia entre las palabras de uno y sus actos (muchas veces la gente
está consciente de esto).
- Hipocresía también
puede significar que uno pretende servir a Dios, pero no lo hace, ya que no
acepta a Jesús. Es sobre todo esta forma de hipocresía que Jesús destaca en el
discurso a los fariseos y escribas.
Cada persona que tiene
la misma pretensión (servir a Dios), sin una relación viva con Jesús, sufre
entonces de esta forma de hipocresía. ¡Empeño y celo religiosos no garantizan
una buena relación con Dios!
1b. Es posible predicar
sobre la comunión que debemos tener con Dios, y no estar practicándola en
nuestras vidas. La enseñanza de los escribas y fariseos estaba
basada en lo que nosotros llamamos el A.T. Jesús no atacó la predicación de
estos hombres, pues manda incluso que debe ser guardada. El Señor muestra que
estos predicadores en realidad no están dándole la honra a Dios, pues no honran
a su Hijo, Jesús. Todo aquel que enseña la Palabra tiene una gran
responsabilidad ante Dios, ya que sólo una verdadera comunión con Jesucristo
nos transforma en maestros y hacedores de lo que predicamos.
1c. La piedad que se
intenta mostrar a través de algo, siempre indica orgullo. Los
fariseos ponían tanto hincapié en las formas externas, que se valían, con más
fuerza cada vez, de ellas para hacer aspavientos y alardes de una gran piedad.
Les encantaba ser reconocidos como hombres reverentes a la Palabra, con una
vida de ferviente oración. Dentro de la iglesia también hay cosas que la gente
relaciona con la piedad, como por ejemplo la forma de vestirnos. Quien se vale
de cosas para mostrar que es muy religioso, a la larga sólo muestra que su
religiosidad no es otra cosa que esfuerzo carnal.
2. Es característico de
todas las falsas religiones, apoyarse en sí mismas en una actitud de soberbia,
y no buscar refugio en el sacrificio de Jesucristo. El
hecho de que los líderes religiosos de la nación judía se consideran mejor que
sus antecesores (que mataron a los profetas) es la prueba de su soberbia; sus
planes para matar a Jesús son la prueba de que no están conscientes que están
en la misma línea que ellos. Este capítulo es una investigación penetrante de
la calidad de nuestra fe y religiosidad. El punto decisivo es si tenemos
(consciente y profundamente) necesidad de Jesús, de su sacrificio que cubre
nuestros pecados. La ausencia de esta necesidad conducirá finalmente al rechazo
de Jesús.
3. El rechazar
persistentemente la misericordia de Dios trae terribles consecuencias. Es el
mismo Dios quien lamenta sobre su Jerusalén tan amada. Fueron innumerables las
veces que Él le hizo un llamamiento para que se arrepintiera y convirtiera de
corazón, pero la respuesta de una gran parte de ella fue negativa. Ahora que
tienen al Mesías delante de ellos no le reconocen, al contrario, le
menosprecian. Dios, sin duda alguna, es un Dios misericordioso que sin cesar
llama al hombre al arrepentimiento, pero su paciencia, en el actual orden del
plan de salvación, tiene un límite. Todo aquel que no reciba a Jesús tendrá que
atenerse a las consecuencias de su propia incredulidad
Mateo 24
En los capítulos 24 y 25
, Jesús habla del futuro del templo, del pueblo de Israel, de la predicación
del evangelio y del juicio final. En cada ocasión nos habla de la preparación
correcta y necesaria. Esta preparación está configurada siempre por un mandato:
velad. Es menester obedecer a esta orden, porque el Hijo de Dios viene
para juzgar. Solamente por la fe en Él podemos escapar del juicio final.
1. (24,1-14) Luego de su
discurso acerca de los líderes del pueblo de Israel, Jesús se retira del
templo. Al sentir el peso de este momento, sus discípulos señalan hacia los
edificios del templo, siendo considerado éste el palacio para el Mesías. ¿Él se
despide del templo? Indirectamente Jesús les dice que no deben mirar al templo
cuando se trata del futuro del mundo, porque éste será destruído completamente.
Más tarde, en el monte de los Olivos, los discípulos preguntarán con espanto:
"¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del
siglo?" Si el templo de Jerusalén no es el palacio de Jesús ni la prueba
de un futuro glorioso, ¿qué señal les dará entonces? En primer lugar, Jesús va
a corregir la pregunta, pues ella está basada en un futuro muy cercano, sólo
separado por un corto y difícil tiempo. La persona que piensa así es muy
susceptible a engaño. Viene un tiempo en el cual habrá muchos que actuarán en
el nombre de Jesús, como si fueran sus representantes, de tal modo que arrastrarán
a multitudes hacia el engaño, y así éstos no esperarán la venida de Jesús.
Hay otro malentendido:
las guerras y las futuras epidemias no son cosas para turbarse, como si su
venida estuviese cerca. Estas guerras y epidemias son los mensajeros de
la segunda venida, nada más.
Lo que es verdaderamente
importante es la cruz que los seguidores de Jesús tienen que llevar:
desconsideración, persecución también por parte de los `creyentes', quienes han
de ser engañados por los profetas falsos. Hasta el amor se enfriará a causa de
la multiplicación de la maldad en la tierra. ¡La iglesia sufrirá grandes
ataques por dentro y por fuera! Pero hay salvación para aquel que persevera en
la fe, la esperanza y el amor. Esta es la seguridad con respecto a su venida: a
pesar de la apostasía, el evangelio será predicado en todo el mundo. Mejor que
mirar fijamente a las piedras que desaparecen, es mirar al evangelio que
perdurará.
* El tiempo del
aplazamiento del retorno de Jesús, es el tiempo para predicar el evangelio.
2. (24,15-28) Jesús
muestra que la persecución precede al fin del mundo, mientras que la
destrucción del templo será la señal de la opresión que viene sobre Israel.
"La abominación desoladora" de que habla Daniel se refería a la
profecía de un ídolo en el templo puesto por Antíoco IV Epífanes. Aquí se
refiere a la destrucción del templo (70 d.C.) por los romanos. Todo esto
anuncia que vendrá un tiempo difícil para Israel, tanto así, que la gente
deberá huir dejando todo de lado. No tienen que distraerse con nada cuando
estén escapando, porque este es un tiempo de gran opresión. Dios va a acortar
estos días de tribulación, de modo que quede un pueblo perdonado, de donde Dios
quiere reunir a sus elegidos. En este tiempo surgirán personas que abusarán de
las circunstancias difíciles para alejar de Jesús a sus discípulos. No deben
creer las palabras de aquellas personas que dicen que el Mesías está en el
desierto o en el aposento. Según tradiciones judías, el Mesías saldría del
desierto o de un lugar secreto. Pero el retorno del Señor no será anunciado,
sino que Él vendrá de pronto y visible para todos: como el relámpago que sale
del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del
Hijo del Hombre. Jesús volverá de tal forma que no cabrá ninguna duda de si Él
llegó o no. Jesús termina esta parte de su discurso con un aforismo:
"Dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las
águilas". Probablemente estas palabras signifiquen que la venida de Jesús
es tan evidente como el cuerpo muerto en el desierto es evidente para las aves
de carroña.
* Sin anunciarse
previamente el Señor vendrá; pero esperado por los suyos.
3. (24,29-35)
Inmediatamente después de la tribulación (que empezó con la destrucción del
templo y sigue hasta la última opresión de los judíos) vendrá el Hijo del
Hombre, de una manera que hará temblar a todo el mundo. En primer lugar, vendrá
su señal. En la antigüedad, la iglesia pensaba que la cruz era la señal de
Jesús, pero no podemos afirmar esto basándonos en la Escritura. En virtud de
que el v.31 nos habla de una gran voz de trompeta, muchos piensan que la señal
es la bandera o estandarte de su triunfo. La aparición gloriosa de Jesús
provocará dos cosas: por un lado miedo y pavor, porque Jesús viene para juzgar;
por otro lado gozo y alegría, porque Él viene al mismo tiempo para reunir a los
suyos.
Jesús anima a los
creyentes por medio del ejemplo de la higuera. La mayoría de los árboles en
Palestina quedan verdes y no pierden sus hojas; no así la higuera. Pero cuando
brotan nuevas hojas de este árbol significa que el verano se acerca. Así cuando
los mensajeros del retorno de Jesús hagan su aparición, se puede estar seguro
que su venida está cerca. Esta generación (es la generación en la cual pasan
las cosas profetizadas acerca de la destrucción del templo y la tribulación)
será testigo de todo lo que fue profetizado por el Señor. Todas estas cosas
son, a su turno, los anunciadores de la segunda venida de Jesús. También para
nosotros es la prueba de su retorno.
* La segunda venida del
Señor Jesús es más segura que la existencia del cielo y la tierra.
4. (24,36-44) Nadie
puede saber el tiempo exacto acerca de la hora y el día del retorno de Jesús a
la tierra. Solamente el Padre lo conoce. El Señor enfatiza que su venida será
inesperada, como el diluvio lo fue en los días de Noé. Pero la palabra
`inesperada', tiene un significado especial: no por falta de señales, sino
porque mucha gente no está preparada, puesto que no aguardan la venida de
Jesucristo. El diluvio no vino sin anunciarse. Al contrario: era la
incredulidad de la gente con respecto a la predicación de Noé, lo que hizo que
ellos no esperasen el diluvio. Por lo tanto, lo que ellos hacían (comer, beber,
casarse) en sí no era malo, sino que era lo único en que ocupaban su tiempo. No
había ninguna preparación concerniente al juicio de Dios. No entendieron nada
por su incredulidad, ni siquiera cuando Noé entró en el arca. Así la venida de
Cristo va a separar a los creyentes de los incrédulos en forma repentina, cuando
ambos se encuentren en sus trabajos. Hay una sola actitud buena y necesaria:
velar, estar preparados a toda hora, porque no sabemos la hora exacta. También
la venida de un ladrón es sin anuncio. Si el padre de la familia supiera la
hora exacta, el ladrón no tendría éxito. Pero por no saberlo, el padre debe
tomar algunas precauciones. De la misma manera los discípulos deben tomar sus
medidas: velar.
* Tenemos que estar
preparados, porque el Señor puede venir a cualquier hora.
5. (24,45-51) En un
segundo ejemplo Jesús habla sobre dos siervos: el uno es fiel y prudente; en
cambio el otro, es negligente e imprudente. El siervo fiel es puesto al cuidado
de los bienes de su señor (su casa) para proporcionar alimento a los demás. Su
fidelidad se manifiesta en el hecho de que está siempre trabajando, aun cuando
no sabe el tiempo en que su amo regresará. Al estar haciendo las cosas de su
señor correctamente, recibirá otro trabajo con más responsabilidad. Lo mismo se
aplica a los discípulos de Cristo. Ellos como líderes de la futura iglesia
tienen que guardar la casa del Señor. Si siempre muestran empeño en las cosas
del Señor, recibirán en el reino de Él una responsabilidad mayor. En cambio, el
siervo que piensa que su señor tarda en venir, y se porta mal (golpeando a sus
consiervos, comiendo y bebiendo demasiado), recibirá un fuerte castigo:
"lo castigará duramente" (`será repartido en partes' es una mejor
traducción que `castigará'). Cuando los líderes se portan mal, actuando con
despotismo y con un gran amor al dinero, recibirán un gran castigo: ir al lugar
de los hipócritas, donde será el lloro y el crujir de dientes.
* Jesús menciona en qué
consiste estar preparados para esperar la venida del Señor: trabajando bien,
cuidando de la iglesia en forma responsable.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Las señales previas
al retorno de Jesús, tienen significado para la gente de todos los siglos. El
hecho de que hayan pasado muchas cosas en una generación (la destrucción del
templo y la tribulación) significa que por esta señal los creyentes de esa
generación se dieron cuenta de la verdad de las palabras de Jesús. El principio
de las señales ya empezó. Los discípulos del Señor no deben fijarse en el
templo, sino en la señal más segura: el progreso de la predicación del
evangelio.
2a. No podemos fijar el
tiempo de la venida de Jesús. Las señales quieren
despertarnos a una vida en vigilante expectación. Pero esta expectación no debe
conducir al error en que muchos, algunos sinceros, predicadores cayeron al
suponer que habían recibido por revelación el día y la hora del retorno de
Jesucristo. También es esto una advertencia para no osar interpretar algunos
pasajes en donde se habla de "tiempos o semanas" como si un cálculo
exacto mostrara la fecha exacta del fin del mundo. Lo que realmente debe
interesar al creyente no es saber la fecha del regreso de Jesús, sino que
aguardar aquel día velando, estando preparado en todo momento. Pero esperar no
significa inactividad total, sino trabajar humildemente en el reino de Dios.
2b. Los discípulos de
Jesús no deben dejarse engañar. Jesucristo despierta a
la realidad a sus discípulos; ellos no pueden equivocarse al creer que en el
reducto de los cristianos habrá total seguridad, ya que desde dentro de la
misma comunidad de los santos se levantarán falsos profetas, que alardearán de
recibir revelaciones concernientes al regreso de Jesús. Éstos ostentarán todo
monopolio espiritual, por lo que harán que muchos estén convencidos de que si
algo hay que saber del futuro glorioso entonces es necesario escucharlos a
ellos, ya que sólo ellos tienen la última palabra. El objetivo de estos falsos
profetas es engañar a los crédulos. Mas todo hermano debe saber que cuando
Cristo regrese lo hará de forma definitiva y visible para todos.
3. Temor y alegría, son
las únicas dos reacciones de la gente cuando vean la manifestación gloriosa de
Jesucristo. Aún es el tiempo para la predicación del
evangelio, todavía las puertas del reino están abiertas para los pecadores. Sin
embargo, al igual como en los días de Noé, el tiempo de gracia tiene su límite.
Este límite lo determinará Jesús en su regreso glorioso a la tierra. En aquel
día muchos quedarán espantados al ver que el humilde Jesús que ellos habían
rechazado tan insistentemente, viene ahora para juzgarles por su incredulidad e
hipocresía. Todo posible arrepentimiento para entonces será demasiado tarde. No
así los creyentes que esperaron el regreso de su Señor, ellos se gozarán en la
señal del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo. ¿Nos gozamos por la
venida de Jesús?
4. El que no pone
atención a las señales del retorno de Cristo, no estará preparado cuando Él
venga. El tiempo del diluvio es muy significativo para la
generación de hoy. Lo malo de la gente en los días de Noé fue que ocupaba todo
su tiempo en cosas triviales, sin poner atención alguna en la predicación del
juicio. Al igual que en aquel entonces, la gente de hoy -lamentablemente
también entre los creyentes- está echando raíces en este mundo materialista,
sin estar atenta a las señales que anticipan el retorno de nuestro Señor,
mostrando así desinterés en su venida.
5. El ministro que
espera anhelante la venida del Señor tratará con amor a su iglesia.
También es una muestra de desinterés en la venida de Jesús la actitud de algunos
líderes de la iglesia que actúan con autoritarismo, y no atienden humildemente
a la grey de Dios sino que la utilizan para satisfacer ambiciones personales.
Si los líderes se convierten en déspotas recibirán un duro castigo de parte de
Dios.
Mateo 25
1. (25,1-13) En Mateo 24
Jesús había dicho que nadie puede saber el día ni la hora de su retorno
(24,30,30,36,44). En la parábola de las 10 vírgenes, de nuevo pone énfasis en
este asunto. Al igual que en Mateo 24 , 40-41 y 45-51 , aquí también habla acerca
de la separación que tiene lugar en este día. Como en otras parábolas, ésta nos
impacta, pues sucede algo inesperado; lo que nunca sucede en una boda, ocurre
ahora: los atrasados no pueden entrar. Por medio de esta dramática escena,
Jesús quiere despertarnos para que prestemos atención a su mensaje: ¡velad!
(versículo 13). Por lo tanto, no es bueno especular sobre lo que significa el
aceite (fe, la obra del Espíritu Santo, buenas obras etcétera). Lo único que
Jesús nos dice es que las muchachas prudentes habían tomado medidas a largo
plazo: llevar aceite, lo que no hicieron las muchachas insensatas. Esto
significa para los creyentes: esperar al Señor, aunque pase mucho tiempo antes
de su venida.
La división en dos veces
5 muchachas indica que la separación pasa a través del grupo. Cada uno tiene su
propia responsabilidad.
El aceite extra es una
medida de precaución: normalmente el novio viene mucho antes de medianoche. En
este caso fue una medida buena, porque el novio se atrasó mucho. El hecho de
que las muchachas se quedasen dormidas no es algo condenable en la parábola. El
dormir no significa en esta parábola que todas no esperaban al novio. Hay un
solo punto de comparación: tomar medidas a largo plazo y eso significa: tener
en cuenta que aún Jesucristo no regresa, y por eso hay que esperarle con
ilusión hasta que Él venga. Si no lo hacemos, podríamos encontrar la puerta
cerrada. Aunque esto nunca ocurre en una boda, sí acontece en el reino de Dios.
* Esta parábola contiene
una advertencia: cuando el Señor venga no todos estarán preparados. También nos
estimula a esperarlo, aunque su venida parezca tardar.
2. (25,14-30) La
parábola de los talentos podemos considerarla como una elaboración más
detallada del final del capítulo 24 . No sólo tenemos que velar, sino también
debemos ser siervos fieles. Es este aspecto el que debe recibir mayor
atención en la interpretación de esta parábola, puesto que este será el
criterio con el cual el dueño juzgará cuando regrese. No hemos de especular
acerca el significado de los talentos y de los trabajadores. Más importante es
el énfasis en lo que los trabajadores hacen con la posesión de su señor.
El hombre le entrega a
sus siervos los bienes conforme a la capacidad de cada uno. Probablemente
tengamos que pensar en la responsabilidad que cada uno de ellos puede llevar.
Para cada uno es un capital bastante grande. Dos siervos toman la iniciativa
por sí mismos, pues no habían recibido una orden para negociar. El tercer
siervo guarda la posesión de su señor, pero de esta manera no es productivo.
Al regresar el señor los premia por su fidelidad, ya que ellos no sólo
guardaron su posesión, sino que también administraron los bienes para beneficio
de él.
El tercer siervo fue
castigado por su actitud negligente. Ha retenido aun la rentabilidad de la
posesión de su señor. Puso de manifiesto su mala voluntad al no querer ser un
buen siervo para su amo, además muestra su mala relación con él. Es cierto que
el señor en su reacción repite las palabras del esclavo. El señor, sin embargo,
es bueno, pero los pensamientos del esclavo acerca de su señor son malos. Ahora
ocurre lo que dice el capítulo 24 : los siervos fieles recibirán más
responsabilidad y podrán disfrutar del gozo de su señor; en tanto, los siervos
malos serán echados en las tinieblas, el lugar en donde llorarán por la gran
pérdida y en donde crujirán sus dientes por el enorme remordimiento. Sin
embargo, esta parábola añade algo: para Dios es importante la propia iniciativa
cariñosa de sus siervos. El siervo que no se porta mal, no es por ello un
siervo bueno. El siervo bueno es el siervo que ama a su señor y lo demuestra
mediante actos concretos.
* ¿Qué hacemos para el
Señor? ¿Mostramos nuestro amor tomando iniciativas? ¿Nos llega al alma la
extensión del reino de Dios?
3. (25,31-46) Sin duda
alguna, el juicio, aunque parezca lejano, llegará. El juicio incluye a todas
las naciones. El Hijo del Hombre desde su trono de gloria juzgará a todos,
apartando las ovejas de los cabritos. Este Hijo del Hombre es el Rey del mundo,
el Hijo del Padre (versículo 34). En esta calidad excelsa abre y cierra el
acceso al reino de su Padre, que es la heredad que el Padre
ha preparado desde el
principio del mundo. Así, abriendo y cerrando, viene el fin del tiempo; cuando
aquel día llegue se revelará la diferencia en el grupo de los 3 siervos, y en
el de las 10 muchachas. El nuevo elemento que encontramos en este pasaje es el
del criterio que guía al Hijo en el juicio. La decisión será de rechazo o
aceptación considerando si se ayudó al Hijo del Hombre con alimentos,
alojamiento, ropa y consolación (estando en la cárcel). Nadie puede entender
cómo se ayudó o no al Rey que está en su trono. Por lo tanto Él explica sus
palabras: "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños,
a mi lo hicisteis". La pregunta a esta declaración es: ¿quiénes son los
hermanos? Para ella existen varias respuestas:
a. se trata de las
necesidades de cualquier persona;
b. pueden ser los
creyentes que se encuentran en dificultades,
c. otros piensan en los
(12) discípulos de Jesús. Para fundamentar esta opinión podemos recurrir a
Mateo 10 , 40.42 : "El que a vosotros recibe, a mí me recibe... Y
cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente por
cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa".
De acuerdo a lo
anterior, opino que la frase del rey se refiere a todos los creyentes que
entregan el evangelio, con los apóstoles a la cabeza. Por medio de ellos Cristo
viene a la gente. Por eso, aceptarles a ellos y las palabras del evangelio, es
aceptar a Jesús mismo. Él no enseña aquí otro camino a la salvación como si
llegáramos a su reino a través de nuestra prestación de ayuda, sino que destaca
la necesidad de una fe que obra por el amor hacia Él, cuya expresión se hace
visible mediante el amor a sus "hermanos más pequeños".
La condenación es el
resultado de rechazar a Cristo y su evangelio. Este rechazo se hace visible en
la falta de amor por sus siervos. El castigo consiste en el castigo eterno
(versículo 46). * El amor por Cristo, expresado en el amor por sus siervos,
recibe una gran recompensa: la gozosa entrada en el reino de Dios. El rechazo a
Cristo, expresado por la falta de amor por sus siervos, conduce al castigo
eterno.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Sigamos esperando a
Jesús aunque su retorno nos parezca un suceso demasiado lejano. En
Mateo 25 , Jesús continúa con su discurso sobre el fin del mundo. En este
capítulo hace mucho hincapié en la posibilidad de que su venida pueda demorar.
Jesús advierte en la parábola de las 10 vírgenes que en el momento de su
regreso no todos estarán preparados. Tenemos que tomar medidas a largo plazo,
saber que su venida puede tardar, y actuar conforme a este conocimiento,
esperándole siempre.
2. El amor nos impulsa
-de acuerdo a nuestros talentos- a hacer cosas para el Señor. En la
parábola de los talentos, Jesús elabora el tema de las últimas palabras del
cap. 24 sobre el siervo fiel y el negligente. Podemos mostrar que esperamos el
retorno de Jesús siendo productivos por propia iniciativa. En el juicio final,
Jesús castiga a aquellos que habían sido malos y negligentes, que no conocían
el amor del Señor y que han pensado que el Señor es duro y exigente. Portarse
mal no consiste necesariamente en hacer cosas malas, sino en fallar en hacer
cosas buenas por falta de amor por el Señor. Al aplicar esto en nuestras vidas,
podemos pensar en la pregunta: ¿Hemos compartido la Palabra del Señor con los
demás? ¿Hemos sido creativos en la forma de expresar nuestro amor por el Señor
o no hemos hecho nada, y esto debido a que nuestra relación con el Señor ha
sido quebrantada?
3. El juicio puede
tardar, pero su llegada es segura. Será Jesús mismo, el
Salvador del mundo, quien actuará como Juez desde su trono de gloria. Es
significativo que Jesús sea el Juez, pues el criterio del juicio tiene que ver
con nuestra actitud frente a Él. ¿Cómo nos hemos portado ante Él? Él estaba
presente en el mundo mediante sus discípulos, tanto los primeros apóstoles como
también los creyentes después de ellos. Por medio de sus siervos, Jesús llega
al mundo. El mundo expresa su actitud hacia Jesús, por medio de la actitud que
toma frente a sus representantes. Jesús, entonces, no enseña aquí otra manera
de ser salvo (como si nuestra ayuda indicara una salvación por obras). La
actitud frente a Él siempre es decisiva. Mucha gente se confunde, piensa que no
han hecho ninguna cosa mala con respecto a Jesús, olvidando que Él se presenta
en esta tierra de una forma muy humilde, a través de creyentes sencillos.
Mateo 26
1. (26,1-5) En los
capítulos anteriores Jesús había hablado sobre su difícil, pero al final
glorioso futuro. Para recibir el reino de la mano de su Padre debe, en primer
lugar, morir. Ahora Jesús menciona también la fecha de su muerte:
"dentro de dos días, en la fiesta de la pascua". Eso es notable,
aunque a primera vista no parece lógico. Los Romanos no están interesados en
Jesús, y los judíos no quieren que Jesús muera durante esta fiesta para que no
haya alboroto en el pueblo. Por lo tanto, es evidente que Dios mismo es quien
determina cuando su Hijo morirá. Jesús morirá en esta fiesta, para que sea el
verdadero cordero pascual.
* La explicación de la
muerte de Jesús es la expiación del pecado.
2. (26,6-13) Pocas
personas comprendieron lo que Jesús dijo sobre su sufrimiento y muerte. La
mayoría de sus discípulos no quería entenderlo. Fue una mujer la que descubrió
el amor de Jesús detrás de sus palabras. Según el evangelio de Juan es María,
la hermana de Marta y Lázaro, la cual ungió a Jesús. Esto ocurrió en la casa
de Simón el leproso, un hombre que probablemente fue sanado por el Señor.
María sabía que el Señor
iba a morir. Entiende también el propósito de su muerte. Por lo tanto, el
amor de Jesús despertó el amor en María. Para los discípulos esta unción
significa tirar el dinero por la ventana. Este dinero, dicen ellos, habría
podido tener un destino mucho más piadoso: para los pobres. Sin embargo, para
Jesús esta unción significa un acto de amor como preparación de su entierro. El
amor hacia Jesús no es un reemplazo de la preocupación por los pobres, sino su
raíz. Sin embargo, el amor por Jesús tiene que tomar el primer lugar en
nuestras vidas. María percibe que después de su muerte, el Señor no recibirá lo
que Él merece: una unción de su cuerpo.
Jesús protege a María,
diciendo: "Dondequiera que se predique este evangelio (el evangelio de la
muerte de Jesús) en todo el mundo, también se contará lo que ésta (María) ha
hecho". Ella reconoció la necesidad de la muerte de Jesús y mostró su amor
como respuesta del amor de Jesús.
* ¿Respondemos al amor
de Jesús como María?
3. (26,14-16)
"Entonces"..., dice el v.14, "Judas...fue a los principales
sacerdotes". Cabe destacar en este hecho una relación con lo que acaba de
suceder. Para Judas era demasiado escuchar a Jesús hablar de su muerte. La
auto-entrega de Jesús llevó a María a la expresión de su amor; a Judas, a la
expresión de su odio. Es Judas, uno de los doce, el que le traicionaría, ¡qué
increíble! La motivación de su acto es odio por un Jesús sufriente, pero
también el afán de dinero. Recibe treinta piezas de plata por la entrega de
Jesús, el precio en compensación por un esclavo muerto ( Éxodo 21 , 32 ). En
Zacarías 11 , 12 es el precio que como sueldo le dan al Señor. Él lo rechaza
como un precio indigno. Pero para comprar a Jesús es suficiente; para Judas y
los principales sacerdotes, Jesús no tiene valor.
* ¿Cuál es `el valor' de
Jesús para nosotros?
4. (26,17-29) Por última
vez, Jesús va a comer la pascua en compañía de sus discípulos. Él preparó en
silencio el lugar de la cena pascual, para que así pudiera comerla con ellos.
Cuando Jesús dice "mi tiempo está cerca", de nuevo está haciendo una
alusión a su muerte. Esta cena pascual tiene el carácter de una despedida,
pero también expresa su amor y la liberación de los pecados. Su muerte es la
vida de los suyos. En esta cena Jesús habla explícitamente del traidor,
diciendo que éste se halla en medio de sus discípulos. Nuevamente el Señor nos
dice que lo que le acontecerá no ocurre por destino fatal, sino de acuerdo al
plan de Dios. Los discípulos se asustan mucho, cuando escuchan de los labios de
su Maestro que dentro del círculo de los apóstoles existe un traidor. Todos
están confundidos. Para ellos es terrible pensar que sean capaces de hacer algo
tan horrible como el de traicionar a su Maestro. Lo único que pueden decir en
este momento es: "¿Soy yo, Señor?"
Aunque Jesús tuvo que
decir estas palabras serias, también les muestra a sus discípulos su amor por
ellos. Habla de su entrega hasta la muerte, derramando su sangre que es el
precio que tendrá que pagar por los pecados. Por medio de su muerte adquiere
el acceso para ellos en su reino de gloria donde pueden reanudar la fiesta
eternamente. La santa cena es el anticipo de esta fiesta.
* El perdón de nuestros
pecados está sólo y completamente arraigado en la entrega de Jesús hasta la
muerte.
5. (26,30-46) El camino
hasta la cruz es un camino solo para Jesús. Él se da cuenta de esto. Sus
discípulos tienen que saberlo también, para que ninguno de ellos confíe en sí
mismo, sino únicamente en Él. Ellos le dejarán y más aún se escandalizarán de
Él. También Pedro se escandalizará de Jesús; a pesar de sus palabras llenas de
valentía, él negará al Señor. Pero Jesús los tiene asidos a Él, no les soltará,
los buscará a todos después que haya resucitado. El Pastor será herido (es
decir: por Dios), como castigo sobre los pecados de sus ovejas.
Mientras Jesús sufre en
Getsemaní, el lugar en donde comienza a entristecerse y a angustiarse en gran
manera, la ausencia de sus discípulos es un hecho penoso. En vez de orar,
duermen, incluyendo a Pedro. Jesús pelea solo esta lucha. Aunque los
discípulos quieren ayudar, no pueden a causa de su debilidad.
Jesús pide al Padre, si
es posible, que pase de Él esta copa: el sufrimiento es tan grande, es sentir
la ira de Dios sobre nuestros pecados. Pero Él está dispuesto a hacer
completamente la voluntad de su Padre.
* Piense en la sumisión
de Jesús, quien a pesar del sufrimiento que le esperaba, estaba dispuesto a
beber la copa de su Padre: la ira de Dios por nuestros pecados.
6. (26,47-56) Mientras
dialogaba Jesús con sus discípulos, una multitud se acerca para apresarle. Pero
el Señor por medio de la oración está preparado, incluso para la traición de
Judas. Éste le entrega con un beso, haciendo abuso del saludo normal entre un
rabino y su alumno; en vez de dar un beso de amistad, expresa con él su enemistad
al traicionar al Señor. La palabra `amigo' (lit. `compañero), usada por Jesús,
crea un poco de distancia; aunque Jesús, de su parte, no corta la relación con
Judas. Sin embargo, el asalto no le coge de improviso al Señor. Sabe con qué
fin Judas y el poder policial han venido. Es la realización del plan de Dios
sobre el cual las Escrituras hablan. Por eso ninguno de sus discípulos tiene
que sacar su espada para luchar. Jesús no vino para matar, sino para salvar. La
espiral de violencia no puede ser rota por la violencia, sino únicamente por
una muestra de amor. Además su captura no es demostración de debilidad, sino de
su fuerza. El Padre puede darle 12 legiones de ángeles. Sin embargo, Él quiere
y debe sufrir, para cumplir las Escrituras (sobre todo Isaías 53 ) y así abrir
la puerta del reino de Dios.
* Piense en la fuerza de
Jesús: hacerse débil para salvarnos.
7. (26,57-75) El Señor
es sujetado a un proceso simulado. Se busca un testimonio falso. No importa que
se usen los mecanismos más degradantes y mentirosos en contra de Jesús, la meta
es cumplir con el propósito: eliminar a Jesús. `Desgraciadamente' no pueden
encontrarlo. Al fin, vienen dos con el mismo testimonio de lo que Jesús había
dicho: "Puedo derribar el templo de Dios y en tres días reedificarlo".
Eso significa para el sanedrín, sacrilegio. Sobre todo si lo que dice Jesús
acerca de edificar el templo sobre lo cual Ezequiel trata (40-44), significaría
pretender ser el Mesías. Por lo tanto, el sumo sacerdote le pregunta a Jesús si
es el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús, quien se había callado frente a los
testimonios falsos, responde ahora. Confiesa francamente quién es: Él es el
Cristo y también el Hijo del hombre que vendrá con las nubes en poder y
majestad; el Juez mismo de ellos, su juez. El sanedrín que interpreta esto como
blasfemia, tiene una sola solución: es reo de muerte. Luego se burlan de Él,
escupiéndole y dándole puñetazos. Pero el Señor cumple las Escrituras y sufre.
Mientras que Jesús confiesa que el es el Cristo, Pedro le niega; le niega tres
veces, llegando a maldecir para que no lo identifiquen con Jesús. Así corta el
lazo con Cristo. En seguida cantó el gallo. Pedro llora amargamente. Aunque
cometió este terrible pecado, sigue teniendo amor por Jesús.
* Mientras que Pedro
niega a Jesús, Él hace la buena confesión por nosotros.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Dios es quien
determina el cuándo de la muerte de Jesús; su plan de salvación por nada puede
verse obstaculizado. Contra todo pronóstico humano, Jesús morirá
durante la fiesta de pascua; así Él será el cordero pascual, la expiación por
nuestros pecados. Todo está bajo la soberanía y designio de Dios, aun el
sufrimiento. Aunque los hombres decidan cosas, es Dios quien tiene la última
palabra.
2. El sacrificio de
Cristo debe despertar en nosotros una actitud de continuo agradecimiento. En su
camino al Calvario, Jesús recibe una sola muestra de gratitud por lo que está a
punto de realizar. Una mujer no escatima en gastos para mostrar a Jesús lo
enormemente agradecida que se encuentra por su amor, amor que tendrá su
manifestación plena en el Calvario. Esta historia nos hace un hermoso llamado a
reconocer que la muerte de Jesús es por causa de nosotros, y de acuerdo a ello
derramar perfumes de gratitud sus pies.
3. El que únicamente
busca sacar provecho de Jesús, muestra en el fondo que Él no tiene ningún valor
espiritual para su vida. La traición de Judas se
contrasta enormemente con el amor de una mujer por Jesús. Judas no soporta a un
Mesías que hable tanto de su sufrimiento; había esperado otro tipo de Mesías.
Al no entender la misión salvífica de Jesús, sólo busca sacar provechos
egoístas de toda esta situación. De esta manera, hay mucha gente que acude a la
iglesia buscando sacar ganancias temporales de su encuentro con Jesucristo.
Esto sucede porque no tienen noción alguna de su necesidad espiritual.
4. Entender el
sacrificio de Cristo, es entender nuestra propia miseria espiritual. Antes
de su muerte Jesús reune a sus discípulos para comer con ellos la pascua. Ahora
esta fiesta judía adquirirá un nuevo significado para los seguidores de Jesús;
ya no será la sangre de los corderos, sino la del Hijo de Dios la que será
derramada por nuestros pecados. Nuestra absoluta miseria en el pecado hizo
necesario este sacrificio expiatorio. Oremos para que la gente, y nosotros
también, conozca su verdadera condición ante Dios.
5a. Nuestra fidelidad al
Señor no ha de estar basada en fuerzas carnales. Pedro
promete estar siempre al lado de Jesús; aun daría su vida por Él. Todos en este
aspecto dicen lo mismo. Conocemos lo que aconteció después: todos abandonan a
Jesús. Ahora bien, no nos toca a nosotros juzgar apresuradamente la buena
intención de los discípulos, ya que también nosotros a veces somos engañados
por nuestras propias emociones y entusiasmo. Pero si queremos permanecer fieles
al Señor, nunca confiemos en nosotros mismos para lograr esto; pidamos a Dios
que por medio de su Espíritu Él obre dentro de nosotros esta fidelidad.
5b. A pesar de nuestra
infidelidad, el Señor sigue manteniendo su amor por nosotros.
Nuestro Señor esta consciente que su viaje a la cruz lo hará en forma
solitaria, sin la compañía de ninguno de sus discípulos. No obstante esto, Él
promete reunirse nuevamente con ellos luego que haya resucitado. Gracias a
Dios, Jesús nunca nos abandonará aunque fallemos en un momento dado de nuestra
existencia cristiana.
6. Jesús tenía el poder
para vencer a sus enemigos, pero no lo hizo. Nuestro Señor no se
dirigió impotente al Calvario, Él podría haber ordenado que una gran cantidad
de huestes angelicales se movilizarán para luchar a favor de Él. Recordemos
siempre que si Jesús no quiso usar su poder para defenderse, fue por amor a
nosotros; su plan era hacerse débil, y de esta manera alcanzar la salvación
para los suyos.
7. Jesús mantiene su
confesión de ser el Cristo; Pedro niega conocer al Cristo. El
sanedrín sólo busca pruebas para matar a Jesús, y la hallan cuando nuestro
Señor afirma su pretensión mesiánica. Mientras tanto, en otro lugar, Pedro,
sintiendo el horror de las horas que vienen, trata de cortar toda vinculación
con Jesús. En esto queda demostrado que la fidelidad de Dios se mantiene
inquebrantable, mientras que la de nosotros puede flaquear. La confesión de
Jesús de ser el Cristo, le costó la muerte; sin embargo, para nosotros se
transformó en el pasaje para la vida eterna.
Mateo 27
1. (27,1-2) En Mateo 26
encontramos a Jesús como el Rey: Él predijo a sus discípulos el momento de su
muerte; Jesús es quien reina sobre su vida, y no el sanedrín. Ahora le vemos
aquí como el cordero que fue llevado al matadero ( Isaías 53 , 3 ), pero aun en
esta condición se revela como Rey. No evita su sufrimiento, sino que lo padece
de buena voluntad, demostrando así su inmenso amor.
Al día siguiente, el
sanedrín toma la decisión en base a la declaración de Jesús en la noche
anterior (véase 26,63-66). Según la justicia judía, un condenado a muerte no
podía morir inmediatamente. Por lo tanto, el sanedrín toma una resolución:
"contratar" a Pilato, el gobernador, para que él se haga cargo de la
ejecución del castigo.
* Piense en la voluntad
rendida del Salvador para sufrir por el pecado.
2. (27,3-10) Mateo
escribe detalladamente lo sucedido a Judas para mostrar por un lado, la
inocencia de Jesús; y por otro, la culpa del sanedrín. Este último no reacciona
cuando viene un testigo de descargo tan importante como Judas. Este hecho
subraya la culpabilidad del sanedrín. Sus miembros tendrían que matar a Judas
(según la ley de Dios, la persona que causa la muerte de un inocente debe
morir). Al negar el testimonio de Judas, el acto del sanedrín es traicionar la
sangre inocente.
Viendo que el sanedrín
no respondía, Judas arroja el dinero -que recibió por entregar a Jesús -en el
templo. Después se retira y ejecuta el mismo la sentencia que el sanedrín debió
haber ejecutado. No tenemos que especular en el destino de Judas. Mateo
menciona su muerte para resaltar la inocencia de Jesús, y la culpa de Judas y
del sanedrín.
Los miembros del
sanedrín no aceptan este dinero, porque era dinero de sangre el cual es impuro.
Compran el campo del alfarero. Probablemente un campo que los alfareros usaban
para su trabajo, pero que ahora no se utilizaba para este fin. El sanedrín, sin
saberlo, estaba cumpliendo las Escrituras, sobre todo Zacarías 11 , 12-13 .
Allá, es dinero que recibe el profeta de los líderes del pueblo de Israel, que
lo menosprecian (al profeta). En realidad, ellos menosprecian a Dios mismo. Acá
es el dinero que expresa su menosprecio hacia Jesús, quien no recibe "el
precio" que merece: en vez de honra por parte de los hombres, recibe la
muerte.
* Piense en la inocencia
de Jesús. Su inocencia cubre nuestra culpabilidad.
3. (27,11-26) En
realidad, hay tres testigos de la inocencia de Jesús: Judas (4), la esposa de
Pilato (19) y Pilato mismo (24). Lo único que Jesús le dice al gobernador
romano es que Él es el Rey de los judíos. Luego de esto, Jesús se entrega a un
profundo silencio. Voluntariamente va a la cruz, no se defiende. Pilato no sabe
qué hacer, él debería poner en libertad a Jesús; sin embargo, a causa del miedo
a los judíos, no lo hace. Piensa hacer una hábil jugada: pone a Jesús frente a
un delincuente llamado Barrabás. No obstante, el odio hacia Jesús es tan
grande, que los líderes del pueblo y el pueblo mismo, persuadido por ellos,
optan por Barrabás. El delincuente le gana al inocente. El culpable no tiene
culpa y el inocente la recibe toda. El pueblo toma la responsabilidad de su
acto, diciendo: "Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros
hijos". A pesar de esta declaración, nunca podemos aprobar, ni siquiera
sobre la base de estas palabras, los abusos que se han cometido en contra de
los judíos durante muchos siglos.
* Meditemos y gocémonos
en este evangelio de sustitución.
4. (27,27-31) Los
soldados aumentan el sufrimiento de Jesús; se burlan de Él proclamándole como
rey para luego torturarle con una corona de acanto con sus hojas largas,
rizadas y espinosas. Los soldados le visten con un manto escarlata (tenida usada
por los lictores, ministros de justicia, fuera de Roma). Aunque Jesús es Rey,
no interviene; en su humillación se convierte en el Salvador de sus súbditos.
* Piensa en la causa por
la cual Jesús sufrió esta burla.
5. (27,32-42) Después de
este cruel espectáculo, el tiempo para crucificar a Jesús llega a su fin.
Parece que Jesús está tan debilitado (pero véase el comentario de Marcos 15 ,
21 ) que obligan a Simón de Cirene para que lleve la viga transversal. Mientras
los soldados exigen a Simón, Jesús va sin resistencia. Aparentemente, Simón
quedó impresionado por el amor de Jesús. Es un hecho aceptado que Simón era un
cristiano conocido en la primera iglesia. Marco menciona también a sus hijos.
Llegando al Gólgota, (lugar de la calavera, supuestamente por su forma) le dan
vino a Jesús, un vinagre mezclado con hiel. Sin embargo, después de haberlo
probado, no quiso beberlo. Deliberadamente, Jesús quiere padecer el sufrimiento
de la crucifixión. Sin ningún respeto, los soldados que custodiaban el lugar de
la sentencia, reparten su ropa. La burla aumenta a cada momento. Ponen sobre su
cabeza la causa de su crucifixión: "Este es Jesús, el Rey de los
judíos". Por el lugar que ocupa en la ejecución, entre dos criminales, y
por las palabras hirientes, se burlan:
-de supoder:
"Tú que derribas el templo...",
-de sucualidad de Hijo
de Dios: "Si eres hijo de Dios",
-de sushechos de
salvación: "A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar".
También lo ponen a prueba, porque los líderes añaden: "Si es el Rey de
Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en Él". Según ellos, Jesús
tiene que mostrar su poder por medio de hechos grandiosos; pero no saben que su
poder es que puede ser débil, débil por nosotros. Su poder es que puede llevar
nuestra culpa. En este sentido, la burla contiene algo del evangelio: "A
sí mismo no se puede salvar", ya que de ese modo nos salva a nosotros.
* El Señor Jesús no
desmaya ante las burlas; Él las soporta en amor, ¡lo hace para salvarnos!
6. (27,43-50) Se burlan
también de la confianza que Jesús puso en su Padre; esta confianza fue el
secreto de su ministerio. Esto es un tema tan delicado, porque parece que la
gente tiene razón. Porque desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la
tierra (Israel), hasta la hora novena. Cuando todos se retiran de Jesús, ahora
también el Padre mismo. Las tinieblas son las de su condena sobre los pecados,
los cuales recaen sobre Jesús (ver Amós 8 , 9 , donde se habla de las tinieblas
a mediodía a causa de los pecados de Israel). El brillo del rostro del Padre se
esconde para Jesús. En este abandono de Dios, clama Jesús las palabras de Salmo
22 en su propia lengua, el arameo: "Elí, Elí, ¿lama sabactani?" Los
justos del Antiguo Testamento sufrieron también mucho, pero nadie como Cristo:
Él, como inocente, por los culpables. Sin embargo, su sufrimiento no ha
menguado su confianza en el Padre, pues aún le sigue diciendo: "Mi
Dios". Éldice, "mi Dios, ¿por qué me has
desamparado?" De nuevo se burlan de Jesús: Elí... ah, Él está llamando a
Elías. Esta burla es más grande si nos damos cuenta de que Elías era para los
judíos el precursor del Mesías, que le ayudaría en sus sufrimientos. Ahora el
Salvador recibe un vino barato. Jesús acepta este vino, para clamar en voz alta
que su sufrimiento está terminado y que encomienda su espíritu en las manos de
su Padre. Así Jesús muere, conscientemente, llevando todas nuestras culpas, si
las confesamos delante del Señor.
* Cristo padeció su
sufrimiento hasta el fin, por causa de su obediencia y su gran amor.
7. (27,51-54) Ahora
escuchamos las consecuencias de la muerte de Jesús:
a. El velo del templo
(del santuario) se rasgó en dos, de arriba abajo. El
Padre abandona su templo, los sacrificios son superfluos a causa del sacrificio
perfecto de Jesús. Al mismo tiempo hay libertad para entrar en el Lugar
santísimo, por la sangre de Jesús, para todo aquel que acude al Señor ( Hebreos
10 , 19 ).
b. La tierra tembló. La
creación reacciona ante la muerte de Jesús. Una vez que Jesús vuelva, la
creación será completamente renovada.
c. Se abrieron los
sepulcros y muchos cuerpos de los santos se levantaron, y después de la
resurrección de Jesús aparecieron a muchos. Esto nos anuncia que
por la muerte de Jesús hay triunfo completo sobre la muerte. Se da la impresión
de que aquellos recibieron un cuerpo glorificado y que no murieron después. Sea
como sea, era una predicación viva de lo que el Señor dará en el último día a los
suyos.
d. Un centurión responde
a la muerte de Jesús, confesando que Él era el hijo de Dios.
* ¿Cómo respondemos
nosotros ante la muerte de Jesús?
8. (27,55-66) El Señor
recibe un entierro real. Según Isaías 53 , 9 "fue con los ricos en su
muerte". En su sepulcro se encuentran también las mujeres, las que por
amor fueron a aquel lugar. Pero aún falta fe en la resurrección; los únicos que
pueden recordar las palabras de Jesús acerca de su resurrección fueron sus
adversarios. Pero para que sus palabras no "se cumplan", por el robo
de sus discípulos, dejan asegurado el sepulcro, poniendo un guardia delante. El
Jesús muerto debe ser bien guardado. Mas no saben que el Señor no será robado,
sino que resucitado por el poder del Padre.
* Para las maravillas
del Señor, necesitamos fe obrada por el Espíritu Santo.
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. Jesús nunca fue
víctima de los demás; también en su sufrimiento se revela como `Rey'. Él
sufre voluntariamente, con el propósito de librarnos de nuestras culpas. Jesús
morirá como lo había dicho. En su sabiduría Dios permite que la maldad de los
hombres se lance con furia en contra de su Hijo. El Señor encamina todas las
cosas para que ellas ejecuten su voluntad. Esto nos enseña que a pesar de que
el hombre despliegue toda su odio en contra de Dios, Él nunca pierde el control
de la situación; su soberanía y gobierno son absolutos.
2-3. Jesús sufrió
inocentemente. Judas, la esposa de Pilato, y el mismo gobernador
comprueban la inocencia de Jesús. Sin embargo, Jesús debe morir. Barrabás fue
puesto en libertad, mientras que Jesús tuvo que morir. Esto nos manifiesta
claramente la muerte suplente de Jesús. El justo entregando su vida por los
injustos, por nosotros.
4. Jesús, el Rey, padece
todo por el bienestar eterno de sus súbditos. Él
soporta las burlas y la corona de espinas de los soldados romanos. No se
resiste ni protesta contra tal crueldad y el escarnio.
5. La tentación en la
cruz fue muy pesada, pero a la vez puso a prueba el gran amor de Cristo por los
pecadores. Los hombres ponen en duda su poder, su cualidad de
ser Hijo de Dios y sus hechos de salvación hacia otros, incluso su confianza en
Dios. Si tuviese poder, decían ellos, tendría que mostrarlo en ese preciso
momento y emplearlo para sí mismo. Pero el poder de Jesús se muestra justamente
cuando Él desiste usarlo para sí mismo, y sufrir voluntariamente lo que
nosotros teníamos que sufrir: el abandono de parte del Padre. ¡No existe amor
más grande que el de Jesús!
6. Jesús sufrió la
lejanía del Padre para que nosotros no la suframos eternamente. El
sufrimiento de nuestro Señor se eleva a alturas insospechadas para la
comprensión natural, cuando de la cruz exclama: "Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?". Por un momento nuestro Señor, por causa de la
multitud de pecados que cargaba sobre sí, debió soportar todo el peso de la ira
de Dios, la misma condición infernal. Por amor a nosotros se vió privado de la
presencia de Dios para que los que en Él creen no experimenten las penas del
infierno: separación eterna con Dios.
7. Después de la muerte
de Jesús, en seguida se hacen visibles las consecuencias de ella. El
velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, indicándonos que desde ahora
hay un nuevo camino hacia la comunión más íntima con Dios (cp. Hebreos 10 , 19
).
La tierra tembló y los
sepulcros se abrieron, mientras que muchos de los santos resucitaron después de
la resurrección de Jesús. Un día la tierra devolverá todos los muertos que
murieron en el Señor. La victoria de Jesús en la cruz es la garantía de que tal
evento acontecerá.
Por último, un centurión
confesó su fe; cualquiera que fuera la calidad de esta fe, el centurión es un
nuevo testigo de la inocencia de Jesús y la promesa de una cosecha inmensa de
nuevos creyentes.
8. Aunque reina todavía
la muerte, ningún poder puede detener el triunfo de Dios sobre la muerte. Para
Jesús la muerte fue el colmo de su humillación, no obstante, el Señor recibió
un entierro como Rey. Los suyos, al poner tanta atención en el entierro,
mostraban su carencia de fe sobre las palabras de Jesús acerca de su
resurrección. ¡Los únicos que las recuerdan son sus adversarios! Ellos, con
todo su esfuerzo, quieren dejar a Jesús en la tumba. Pero ¿qué poder puede
detener a Jesús en su resurrección? Si nos cuesta a nosotros creer en la
resurrección de nuestro propio cuerpo, recordemos entonces este maravilloso
suceso acaecido en la historia.
Mateo 28
1. (28,1-10) En el
amanecer del día domingo, las mujeres fueron al sepulcro. La actividad
sobrenatural de un ángel produce un gran temblor. Su llegada no significa que
Jesús precisamente ahora resucitó. Es más probable que hubiera resucitado
antes. Lo que hace el ángel, no es más que remover la piedra y esperar a las
mujeres que vienen en camino. Es evidente que la llegada del ángel confirma que
la resurrección del Señor está autorizada por el cielo, por Dios. Los guardias
quedan como muertos por el aspecto celestial del ángel, mientras que el Señor
se levanta de los muertos. Resulta lógico el que los guardias se asustasen,
puesto que no amaban a Jesús. Sin embargo, cuando las mujeres vienen, no tienen
motivo para asustarse, ya que aman al Señor y lo demuestran buscándole. Por lo
tanto, el ángel les dice: "No temáis vosotras". `Vosotras' lo
pronuncia con énfasis. No hay razón para asustarse, sino para alegrarse. Con
mucha alegría y majestad el ángel proclama la resurrección. No hay nada que
buscar en este sepulcro, porque el Señor, "como dijo", ha resucitado.
Estas dos palabras indican que no había por qué estar tristes. La resurrección
no es algo nuevo, Jesús mismo la había mencionado en muchas ocasiones.
* Debido a nuestra
incredulidad, se nos hace difícil creer en las maravillas del Señor; sin
embargo, Él es paciente con nosotros sus hijos.
El Señor siente tanto
amor por sus discípulos, que por medio de un ángel envía a las mujeres para que
le comuniquen a ellos acerca de su resurrección. El ángel menciona unas de las
últimas palabras de Jesús a sus discípulos (lea Mateo 26 , 32 ) a fin de que no
pongan en duda la verdad que declaraban las mujeres. Las mujeres se van, con
temor y gran gozo. Temor, porque lo que Dios hace es grande e increíble.
El amor de Jesús es tan
inmenso que Él mismo va al encuentro de las mujeres. A su vez, es tanto el gozo
de estas mujeres que con prontitud adoran a Jesús. Esta es la única actitud que
corresponde al encontrar a Jesús. El Señor también les consuela para que no
teman. Por otra parte, muestra mucha compasión por sus discípulos, y dice a las
mujeres: "Id, dad las nuevas a mis hermanos". Les llama hermanos,
aunque ellos le negaron y se alejaron de Él.
* El amor de Dios es
único, siempre dispuesto a perdonar al que se arrepiente.
2. (28,11-15) Mientras
los discípulos oyen la verdad de la resurrección, también la oye el sanedrín. Pero
este último se resiste a creerla. Tan cerrados están sus corazones y cargados
de tanto odio, que no quieren creer la verdad. Sólo por medio de la corrupción
y por mucho dinero pueden difundir la mentira de que los discípulos robaron el
cuerpo de Jesús. Esta mentira es creída. Mateo defiende el evangelio de
Jesucristo, al revelar los hechos reales. Los judíos deben conocerlos, para que
puedan también creer la verdad de la resurrección.
* ¿Estamos
verdaderamente convencidos por el Espíritu Santo de la verdad de la
resurrección de Cristo?
3. (28,16-20) "Pero
los once discípulos se fueron a Galilea". Ellos creen el mensaje de las
mujeres, y sobre todo la Palabra de Jesús. Cuando le vieron, le adoraron. Su
Salvador muerto, ha resucitado; Él vive y trae mucha esperanza con respecto al
futuro: todas las promesas del Señor se cumplirán. "Pero algunos
dudaban". Dudar significa: estar en una disyuntiva: ¿qué camino tenemos
que elegir? El Señor ha resucitado, ¿es verdad o es un engaño? En este sentido,
`duda' es incredulidad, no confiar completamente en las palabras del Señor. Sin
embargo, Jesús mismo tiende un puente sobre esta duda, al acercarse a sus
discípulos y mostrarles cuán grande es su autoridad.
* Dudar es pecado, pero
Dios puede vencer nuestra duda.
Las últimas palabras del
evangelio son una orden para hacer discípulos a todos los pueblos. Es una orden
demasiado difícil, sobre todo para un número tan pequeño de gente. Sin embargo,
debemos notar que Jesús comienza sus palabras comunicando a sus discípulos de
su potestad en el cielo y en la tierra. Es el poder que el Padre le ha dado por
su gran trabajo y obediencia. Lo que el diablo ofreció presumidamente a Jesús,
si éste le adoraba, ahora el Padre se lo concede como premio por su obediencia
hasta la muerte en la cruz. Por esta razón, sus discípulos pueden ir y
predicar. El Señor les respalda, ahora y hasta el fin del mundo. Siempre cuando
entregamos el evangelio y pensamos cuan grande es esta tarea podemos
consolarnos por medio de esta promesa.
Hacer discípulos
significa:
- bautizar: llevar bajo
el dominio del Señor,
- enseñar, enseñar en la
doctrina del evangelio: arrepentimiento y perdón, pero también
- instruir la vida
nueva: guardar los mandamientos del Señor que contienen una sola palabra: amor,
es decir un amor abundante a Dios y a nuestro prójimo. Con respecto a esta
enseñanza podemos pensar sobre todo en Mateo 5-7 , el Sermón del monte.
Este Señor que tiene toda
potestad tiene el derecho de todo corazón.
* ¿Somos creyentes' o
verdaderamente discípulos, obedeciendo con amor al Señor?
Síntesis aplicativa de
temas importantes
1. La resurrección de
Jesús es la irrupción del reino de Dios en un mundo lleno de tumbas. A
través de la resurrección de Cristo, Dios mostró que ha aceptado la obra de su
Hijo. Toda esta obra había sido hecha según el plan de Dios para restaurar la
vida de este mundo.
En los primeros 10
versículos vemos para quiénes Dios destina el gozo de la resurrección. Para los
guardias es motivo de gran temor. El ángel no se dirige a ellos con palabras de
consuelo, sino a las mujeres. Ellas sí reciben las palabras del ángel, pues
entre ellas y Jesús existe un profundo vínculo de amistad. El gozo de la
resurrección no es sólo para las mujeres, también lo es para sus discípulos, a
los cuales nuestro Señor llama "hermanos". Aunque ellos no lo habían
ayudado, el Señor sabe que reina el amor hacia Él en sus corazones.
Para gozarnos, entonces,
en las promesas de Dios, necesitamos amor y fe en Jesús. Sin amor y fe en el
evangelio, nuestro corazón no puede sentir satisfacción alguna.
2. Al predicar el
evangelio hemos de saber que nos encontraremos con incredulidad. El
sanedrín difundió la mentira del `robo' del cuerpo de Jesús. Muchos la
creyeron. Algunos quieren creer a la mentira, sobre todo cuando están cerrados
para la verdad. Sin embargo, la predicación de la resurrección también es
creída, pues es el Espíritu Santo el que convence de la verdad del evangelio.
Aunque el mundo no está esperando el evangelio, porque él nos muestra en
cuántas cosas hemos fracasado, no obstante, podemos seguir predicando,
confiando que el Espíritu de Dios abre los corazones para que penetre en ellos
la luz del triunfo de Cristo.
3a. El triunfo de Cristo
debe ser predicado por todo el mundo. Debido a su gran obra,
Jesús ha recibido de su Padre toda la autoridad en el cielo y en la tierra.
Todos los poderes deben someterse ante Él. La manera en la cual Jesús vencerá
es mediante la predicación del evangelio. Aquella predicación nunca puede ser
un anuncio de las buenas nuevas `sin compromiso'. Jesús tiene el derecho sobre
la vida de todos; por ende, los apóstoles y después de ellos, la iglesia,
tienen la misión de hacer discípulos a todas las naciones. Hacer discípulo
significa (mediante el poder del Espíritu Santo) dar vida a un pueblo que cree
en Jesús como su Señor y le obedece. En la práctica es un proceso largo. Cuesta
tiempo penetrar en las naciones y culturas con el evangelio. Hay muchas
barreras. La iglesia, sin embargo, puede apoyarse en la fuerza del Espíritu y
en la presencia continua de Jesús, "todos los días, hasta el fin del
mundo". Esta promesa, por supuesto, contiene un gran consuelo para la vida
personal, pero su primera aplicación es con referencia a la obra misionera y
evangelística de la iglesia. Apoyados en esta promesa podemos seguir predicando
el evangelio; hacer discípulos y enseñar los principios del reino: el perdón y
el amor abundante.
3b. La señal externa de
pertenecer al Rey y al reino de Dios es el bautismo. En el
bautismo, Dios trino une su santo nombre a nuestras vidas y nos lleva al
señorío de su Hijo Jesucristo. En el bautismo, Dios se manifiesta grande; Él es
el Dueño de nuestras vidas, mientras que nosotros somos pequeños, los súbditos
del Señor Jesús a quien debemos fe y obediencia a su divina voluntad, la cual
se expresa maravillosamente en el Sermón del Monte.
Rev. Pieter J. Den
Admirant: LÁMPARA ES A MIS PIES TU PALABRA
Este libro fue editado y
distribuido por Fundación En la Calle Recta.
Más información en su sitio de web: http://www.enlacallerecta.es/
Más información en su sitio de web: http://www.enlacallerecta.es/
En cooperación con la
Liga Misionera Reformada en la Iglesia Reformada en Holanda
Hijo
del hombre es una expresión de Daniel 7 . Significa que Jesús recibió su poder
de Dios. Pero Jesús se despojó de su poder para sufrir la muerte, y así nos dio
la vida.
Según Marcos y Lucas, la niña todavía no ha muerto.
¿Ya había muerto, o no? La palabra griega puede significar que la niña estaba
en la fase terminal de su vida. Sin embargo, es mejor la traducción `acaba de
morir'. Mateo resume más que los otros esta historia. De este modo se pone más
énfasis en la fe de Jairo. A pesar del mensaje de que la hija ha fallecido,
sigue poniendo su fe en Jesús.
Probablemente
esta traducción es mejor; incluye dar limosnas pero también otras formas de
ayuda
El reino de los cielos
(o de Dios; los judíos muchas veces por respeto evitaron la palabra `Dios')
significa el nuevo tiempo en el cual Dios va a ejercer su autoridad, por lo
cual todas las cosas van a cambiar.
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