1. Introducción. Las fuentes
La
biografía de Pablo la podemos intentar reconstruir por dos fuentes
"canónicas" (las más próximas a la persona de Pablo y a los
acontecimientos de su vida), y por otras fuentes apócrifas y más tardías. Las
fuentes canónicas son los "Hechos de los Apóstoles"
y las cartas del mismo Pablo. La fuente apócrifa
es el conjunto de textos conocido como "Hechos de
Pablo"
Los "Hechos de los apóstoles" de Lucas han sido siempre la fuente más utilizada para
reconstruir una biografía paulina. Lucas tiene la pretensión de narrarnos la
vida de Pablo en clave teológica y dentro del plan trazado en sus dos libros,
que parecen formar una única obra en dos partes (Evangelio y Hechos). Hasta tal
punto considera Lucas que la llegada al Cristianismo de Pablo es clave para entender
los orígenes de la Iglesia, que le dedica ¡nada menos que 20 capítulos, de los
28 que tiene el libro! Con la "conversión" de Pablo en Hech 9, inicia
Lucas un recorrido biográfico del personaje acompañándolo en sus misiones
apostólicas que son las de la propia Iglesia en expansión por Siria, Asia
menor, Grecia y Roma. El libro termina con Pablo en Roma y aunque escribe
cuando el martirio del apóstol ya ha sucedido, no dice ni una palabra sobre él,
sino que deja al lector con Pablo evangelizando aunque en libertad vigilada...
Ese silencio sobre su muerte es evidentemente premeditado.
Las cartas de Pablo son la otra fuente canónica para acercarnos
a su biografía. Los datos que encontramos en ellas son fragmentarios. Hay
algunos datos absolutamente nuevos, que no aparecen en Hechos. Algunos
completan o ayudan a entender lo narrado por Lucas. Otros parecen sintetizarlo
o interpretarlo a su manera. Y hay incluso datos contradictorios con lo que
afirma Hechos. Por ejemplo es curioso que el mismo Pablo no hable nunca en sus
cartas del episodio de su conversión con los detalles que cuenta Lucas del
hecho ¡por tres veces! (Hch 9; 22; 26). Las cartas más autobiográficas son Gálatas, Filipenses, Corintios y Romanos. En ellas es donde podemos encontrar los datos más antiguos
y fiables. De todas formas, hay que saber utilizar con prudencia esos datos, ya
que están empleados con intenciones diversas. Incluso algunos críticos se
atreven hoy a tachar de glosas o añadidos ciertas afirmaciones de estas cartas.
La fuente
más antigua y por tanto primordial son las cartas de Pablo. Hay que
situarlas entre el año 50 y el 58. Es una fuente
prácticamente simultánea al biografiado, porque son comentarios
autobiográficos, y además los datos los tenemos en las cartas consideradas más
originales y auténticas suyas. Por tanto tienen un gran interés para la
reconstrucción biográfica. El problema es que son muy pocos datos. Si no
tuviéramos más que lo que Pablo nos cuenta en las cartas, no tendríamos ni para
empezar. Sería prácticamente imposible escribir su biografía. Por eso estamos
"en manos de Lucas": la fuente segunda son los "Hechos
de los apóstoles". Es un libro escrito sobre los años 80-90, por tanto 30 años más tarde de los acontecimientos. No son muchos años,
y además Lucas es un buen investigador y teólogo; y ha puesto su saber y sus
muchas fuentes consultadas (Lc 1,1-4) al servicio de la evangelización y de
esta primera "Historia de la Iglesia primitiva" que son los
"Hechos de los apóstoles". Pero evidentemente es un texto con una
pretensión teológica y apologética. No es un libro de historia escrito con
criterios científicos y con la única intención de darnos a
conocer la vida de Pablo. Lo que quiere Lucas es interpretar los comienzos de
la Iglesia como obra del Espíritu, guiando a los evangelizadores y testigos de
Jesucristo y de su Evangelio. Sobre todo tiene un interés
apologético muy claro: hacia dentro (defender la verdadera
iglesia de otras "facciones"), y hacia afuera (defender la
legitimidad y respetabilidad de la Iglesia y sus evangelizadores en el seno del
Imperio Romano). El largo y minucioso relato de la vida y misiones de Pablo en
Hechos tiene por tanto la gran ventaja que nos ofrece un marco muy completo de
su vida, aunque debe ser leído con una cierta distancia: la que ofrecen los
años transcurridos, y la de ser de un biógrafo con intereses teológicos
propios, especialmente la apologética primitiva. Y debemos tener
cuidado, "poner en sospecha" ciertas afirmaciones de Lucas en Hechos
que quieren "adornar" y ensalzar la figura de Pablo más allá de lo
puramente histórico. La biografía de Pablo se reconstruye por
tanto con la gran "maqueta" de Hechos y los contrastes que añade o
presenta el mismo Pablo en sus cartas.
Por
último, debemos hablar de las fuentes cristianas no canónicas: el
apócrifo "Hechos de Pablo" (HchPI) o
"Acta Pauli", conjunto de textos de finales del siglo II (180-190). No conservamos
completos estos Hechos, pero los fragmentos más importantes son los siguientes:
1. Los "Hechos de Pablo y Tecla". Tenemos constancia de que autores cristianos de la antigüedad conocieron
estos Hechos apócrifos paulinos, como por ejemplo San Jerónimo, Orígenes o
Tertuliano. Parece que previamente debió existir una obra independiente llamada
"Hechos de Tecla" (una prueba puede ser que tras la historia de Tecla, el apócrifo sigue
con otras escenas diferentes del apóstol). Es curiosa esa asociación del
apóstol con Tecla, muchacha de Iconio, venerada luego por la Iglesia como
virgen y mártir (aunque el Martirologio romano no la incluye). Más curiosos,
como suele suceder también en los evangelios apócrifos, resultan los
"hechos" de Pablo y Tecla, algunos de los cuales son claramente
"florecillas" legendarias y fabulosas para exaltar las virtudes de
Tecla (modelo de castidad consagrada) y las acciones misioneras de Pablo.
Algunos pasajes extravagantes influyeron con toda seguridad para impedir la
entrada definitiva en el canon: por ejemplo el bautismo de un león, y el
"autobautizo" de Tecla (¿se puede sospechar que ambas escenas tengan
una intención simbólica? Es posible). Por otra parte este apócrifo nos ofrece
un "retrato" físico de Pablo, que ha influido claramente en la
iconografía cristiana. Fuera verdad o no ese retrato, iconos y cuadros de todas
las épocas, han reproducido algunos de los rasgos que aparecen en los
"Hechos de Pablo y Tecla". 2. Otro texto importante de los
"Hechos apócrifos de Pablo" es el "Martirio"
o "Pasión de
Pablo", que narra la
estancia de Pablo en Roma y su condena a muerte y ejecución. Este texto recoge
datos de las tradiciones sobre el martirio romano de Pablo (decapitación, bajo
el imperio de Nerón), aunque añade detalles legendarios (la leche que brota de
la herida al ser decapitado, apariciones de Pablo tras su muerte). 3.
Conservamos también las "Cartas entre
Pablo y los corintios", texto conocido
también como "3ª Corintios" y que está obviamente en relación de "parentesco" con las cartas
canónicas 1ª y 2ª Corintios.
La crítica bíblica admite que los textos canónicos,
sobre todo 2ª Cor, son el resultado de una amalgama de varias cartas que Pablo
escribió a esa comunidad. Otra cosa es que esta "3ª Corintios"
apócrifa pretenda ser una de las perdidas...
Estos tres
textos de carácter apócrifo, probablemente formaban parte de una única obra que
pudo llamarse "Hechos de Pablo". Parecen provenir de autores pertenecientes a la iglesia oficial o Gran
Iglesia. Tertuliano habla incluso de un presbítero de Asia menor, como autor,
señalando que en cuanto se ha descubierto su autoría ha dimitido de su cargo,
aunque afirma haber escrito "por amor a Pablo". Contienen elementos
de controversias teológicas (contra el Gnosticismo, o sobre el Encratismo,
etc). Aunque tengan informaciones muy legendarias, han aportado material para
la tradición posterior sobre el apóstol (de acuerdo a la verdad histórica o
no). Puede que algunos datos se refieran a hechos históricos, recogidos de
tradiciones orales o escritas (perdidas) aunque modificadas, o retrabajadas. De
todas formas es interesante recoger de este apócrifo ciertas expresiones que
nos hablan de la fuerza "seductora" de la Palabra del Evangelio
anunciada por los apóstoles: cuando la madre de Tecla manda llamar a Támiris,
novio de Tecla, le dice que mire cómo ella está absorta, escuchando a Pablo: "Mi hija está pegada como una araña a la
ventana y se halla dominada por un nuevo deseo y una terrible pasión" (Hch
PITe. 9,2). La Palabra de Cristo está enamorando a Tecla, y
Pablo es el transmisor de ese amor. Y es que los apócrifos se escribieron para
edificar y entretener...
Y no hay
más. Porque, a diferencia del caso de Jesús, de Pablo no tenemos fuentes
"extracristianas". Eso es una pena, pero es así.
Hubiera sido muy interesante disponer de testimonios judíos o romanos sobre
Pablo, pero no los tenemos. Hay que conformarse con las fuentes cristianas, y
realizando con estas una labor de discernimiento minuciosa.
2. Saulo-Pablo, el judío helenista (1-5 d.C.?- 33
d.C.?)
Pablo,
una aproximación histórica. Una
biografía de Pablo tiene que ser hoy crítica. Es decir, bien fundamentada en fuentes, y analizados
los datos que estas nos ofrecen, solucionadas las contradicciones, etc. Ya
sabemos que a ciertas personas esto les da miedo. Lo hemos visto con "Jesús.Aproximación histórica" de José Antonio Pagola. Pero habrá que saber que un crítico es solo eso, un crítico. Y podemos
no estar de acuerdo con él. Pero hay que contestarle, si sabemos... Y si no,
para eso está el conjunto de la crítica bíblica, y habrá que tener en cuenta a
todos, y especialmente al magisterio de la Iglesia. En cualquier caso, ya no
estamos en el siglo XVIII, sino en el XXI. Y el "Método histórico-crítico" lleva ya
mucho recorrido (¡3 siglos!), aunque gran parte de ellos en la exégesis
protestante. La Iglesia católica tardó en aceptarlo, pero en casi todo el siglo
XX lo ha utilizado y con gran acierto (Biblia de Jerusalén, Alonso Schökel,
etc). Y Benedicto XVI en el Prólogo a "Jesús de Nazaret" le da carta
de naturaleza a este método, aún sabiendo que no es la panacea. Él habla de
utilizar también lo que se llama "Exégesis
canónica o teológica", un
método que trata de leer e interpretar los textos en el conjunto de la
Escritura (el mejor intérprete de la Biblia es la propia Biblia). Y por
terminar con esto del miedo a la exégesis crítica: ¡y pensar que España fue
pionera en la crítica bíblica allá por el Renacimiento! ¿Quiénes hicieron la
"Biblia políglota complutense", una de las maravillas del estudio
bíblico? ¿Los alemanes? ¿Los protestantes? Pues no, fue la Iglesia católica
española; fue Cisneros y sus fichajes de biblistas de categoría en la nueva y
flamante Universidad Complutense o de Alcalá de Henares, relevo de la muy
prestigiosa y tradicional Salamanca. Lo que pasa es que no conocemos la
historia, nuestra historia... Y desde el Renacimiento tan atrevido que tuvimos
hasta hoy, hemos perdido mucho tiempo y a veces hemos ganado mucha ignorancia y
miedo.
Para hacer la "aproximación histórica" a Pablo solo contamos con los textos del NT. No hay fuentes externas. Tenemos fuentes externas de Jesús y de Juan el Bautista (Flavio Josefo, Tácito, Suetonio, etc), pero no de Pablo. ¿Por qué? Probablemente porque Pablo no tuvo la repercusión y la proyección pública que tuvo Jesús o Juan. Esto nos choca hoy, porque estamos acostumbrados a leer y escuchar la historia de Pablo, sus cartas y viajes, etc, y nos parece que debió ser muy conocido en el mundo de la época. Pero la ausencia de testimonios externos al Cristianismo parece desmentirlo. De todas formas, esto es una conjetura. La ausencia de fuentes romanas o judías sobre él, no da pie a absolutizar una opinión.
Para hacer la "aproximación histórica" a Pablo solo contamos con los textos del NT. No hay fuentes externas. Tenemos fuentes externas de Jesús y de Juan el Bautista (Flavio Josefo, Tácito, Suetonio, etc), pero no de Pablo. ¿Por qué? Probablemente porque Pablo no tuvo la repercusión y la proyección pública que tuvo Jesús o Juan. Esto nos choca hoy, porque estamos acostumbrados a leer y escuchar la historia de Pablo, sus cartas y viajes, etc, y nos parece que debió ser muy conocido en el mundo de la época. Pero la ausencia de testimonios externos al Cristianismo parece desmentirlo. De todas formas, esto es una conjetura. La ausencia de fuentes romanas o judías sobre él, no da pie a absolutizar una opinión.
La
cronología de Pablo. Solo contamos con las
Cartas como primera fuente, los Hechos como segunda, y nada más. Porque con el
apócrifo "Hechos de Pablo" hay que ser muy escéptico en cuanto a
datos. La cronología de Pablo es difícil de cuadrar en los detalles. ¿Qué
datos seguros tenemos y cuáles son inseguros? ¿Cómo utilizar las fuentes para
la biografía? Porque hay además silencios chocantes: por ejemplo, Pablo en sus
cartas no habla del lugar de su nacimiento. Y Lucas en Hechos no dice nada
sobre Pablo escritor: ¡no cita ni una de las cartas, ni habla para nada de
ellas! ¿Cómo es posible, si de Pablo lo que más conocemos son sus cartas?
Incomprensible. Bien, a pesar de estos interrogantes curiosos, la metodología a
seguir es leer las fuentes y contrastarlas con la historia general, siempre que
podamos. Cuando Pablo en sus cartas o Lucas en Hechos conectan la biografía con
un acontecimiento social o político, eso es sumamente interesante porque afina
bastante las posibilidades de encuadrar. En resumen, el cuadro general sí que
es fácil de situar: Pablo desarrolla su vida como cristiano entre la
primera expansión de las comunidades cristianas fuera de Palestina (Antioquía,
Damasco), en torno a los años 31-32, y el imperio de Nerón (años 54-68), en
cuyo gobierno muere. Esos son los topes de inicio y de fin. El
mismo Pablo se llama "senex" (anciano), en la carta a Filemón (Flm
9). El término "senex" nos indica que ya ha cumplido los 50 años (¡en
su tiempo a los 50 uno era ya un anciano!). Como la carta a Filemón hay que
fecharla en torno al año 55, eso nos da una clave cronológica. Hacia atrás del
año 30 (año probable de la muerte de Jesús) es más dificil poner fechas en el
Pablo judío, hasta llegar al año de nacimiento; y en el interior de la franja
33-64 (el Pablo cristiano) hay que ir haciendo juegos malabares con los años.
Cada crítico y biógrafo nos da su particular cronología. Pero no nos interesa
para nada quedarnos en juegos cronológicos.
Nacimiento. Orígenes.
El nombre
y la familia. Saulo y Pablo. Tiene dos nombres. Saulo es nombre judío: viene de Saúl, primer rey de
Israel. Saulo dice que es judío "con todas las de la
ley": "Si alguno otro creer confiar en la carne, yo más: circuncidado
el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de
hebreos". (Flp 3,4-5). De la tribu de Benjamín, como el rey Saúl. Todo
encaja. Pablo es nombre romano (del latín "Paulus", que
significa "pequeño" o "poco": en castellano tenemos palabras con esta raíz y
significado, como "paulatinamente": poco a poco). Es curioso que este
"pequeño" de su nombre coincida con la tribu a la que pertenece,
Benjamín, que es la tribu del más pequeño de los hijos de Jacob y Raquel. Y si
vamos a 1Cor 15,8-9 incluso podríamos relacionarlo con eso que dice Pablo de
que a él se le apareció Jesucristo el último de todos, "como un
aborto", "el último o más pequeño de los apóstoles". ¿Por qué
dos nombres? Probablemente explica la situación familiar y del mismo apóstol:
ellos son judíos helenistas, y tienen un nombre judío, tomado de la Biblia, de su historia; y otro
tomado del mundo donde viven, que no es Israel sino el Imperio romano y esa
gran cultura que es el Helenismo (la cultura griega, llevada a su cima por
Alejandro Magno, y que impregnó todo el Mare Nostrum, hasta que Roma la
asimiló, al conquistar el imperio de Alejandro). El nombre Pablo indica que el
Judaísmo se ha incorporado a la nueva sociedad, tras la Diáspora: ahora hay
muchos judíos que viven entre los gentiles, entre los no judíos, y que sin
renegar de su fe ni mucho menos, han aceptado esa nueva cultura en sus aspectos
más interesantes de comunicación e intercambio. Por ejemplo la lengua: Pablo
(igual que todos los escritores del NT) va a escribir en griego. Nada de
arameo, que era el idioma que hablaba Jesús. Esa lengua no sirve para la nueva
etapa de evangelización. Hay que saber griego y escribir en griego (como hoy
decimos: ¡hay que saber inglés! El griego era el inglés de la época). Así el
Evangelio se expande y se comprende inmediatamente por todo el mundo romano,
porque se transmite en griego. Sobre la utilización de los dos nombres, es
curioso que en las cartas solo se llama "Pablo". En cambio en Hechos,
se llama "Saulo" hasta 13,9 (cuando comienzan las misiones
evangelizadoras); a partir de ahí es siempre "Pablo".
Lugar y
año de nacimiento. Que nació en Tarso
lo sabemos porque nos lo dice Lucas en Hechos repetidamente:
9,11.30; 11,25; 21,39; 22,3. Pablo en sus cartas, como queda dicho no habla
para nada de su lugar natal. Tenemos un antiguo testimonio discordante, nada
menos que de San Jerónimo (S. IV-V): afirma que nació en Giscala, pueblo de la alta Galilea, de donde
fue llevado por sus padres (esclavos o siervos de romanos) a Tarso (de ahí que
se le suela conocer como nacido en Tarso). Con esa única discordancia, la
crítica actual sigue pensando en Tarso como lugar de nacimiento. Tarso (actual
Tarsus, cerca de la costa sur de Turquía), era una gran ciudad helenista,
capital de la región de la Cilicia (que con la de Siria formaba una provincia
romana), que contaba con una escuela estoica. Importante nudo de comunicación y
comercio, había sido testigo del encuentro del emperador Marco Antonio con
Cleopatra. Diversos cuadros en la historia del arte recuerdan ese hecho, y en
la parte antigua de la ciudad se conserva el "arco de Cleopatra",
conmemorativo del encuentro. Es por tanto una ciudad que le cuadra muy bien a Pablo:
es helenista, está muy cerca de Israel, pero significa ya la apertura al resto
del Imperio. ¿Era Pablo ciudadano romano? Lucas en Hechos lo
afirma machaconamente (16,37; 22,25-29; 23,27; 25,10-12). Hace ver que Pablo
tiene a gala este derecho del que muchos judíos no gozaban (por supuesto,
Jesús). Y ese derecho, se dice en Hechos, le vino muy bien a Pablo para obtener
ventajas (no ser flagelado, por ejemplo). Ahora bien, este dato ¿es histórico?
El mismo Pablo no dice nada sobre ello en sus cartas. Hoy bastantes autores lo
ponen en duda, cuando no lo niegan. Dicen que es un elemento más del
"maquillaje" que Lucas hace de la figura del apóstol, para que gane
en respetabilidad y prestigio, cuando el Cristianismo se está extendiendo por
todo el Imperio. ¿Cuándo nació Pablo? No se sabe.
Tampoco sabemos el año de nacimiento de Jesús. Se le suele situar en los
comienzos del siglo I, sin más precisión. Se piensa que era entre cinco y diez
años más joven que Jesús (hoy se sitúa el nacimiento de Cristo entre el 7-5
a.C). La alusión de la carta a Filemón a que él es ya "un
senex"(anciano), nos lleva a colocar su nacimiento entre el 1 y el 5
después de Jesucristo.
Estudios y profesión
¿Qué tipo
de educación recibió como niño o adolescente en Tarso? Lo ignoramos. Lucas en
Hechos (22,3) afirma que Pablo estudió en Jerusalén a los pies del célebre
rabino Gamaliel. Pablo mismo se autotitula "fariseo" en Flp 3,5. Estos datos aún siendo muy
tradicionales y comúnmente aceptados en las biografías, sin embargo son
cuestionados hoy por bastantes autores. Estos piensan que ambas afirmaciones
son, en el caso de Lucas, una forma de prestarle a Pablo un buen
"currículo académico" (¡alumno nada menos que de Gamaliel I el viejo,
el gran doctor de la ley, un afamado sucesor del gran Hillel,
fundador de la escuela liberal farisea!). Si entendemos fariseo como un
estricto y riguroso judío, puede darse por válida la afirmación, pero no tenía
por qué calificarse de "fariseo" si no lo era verdaderamente. ¿Es
esta afirmación un añadido de otra mano posterior -una "glosa"- en la
carta a los filipenses? Eso piensan algunos autores. En cualquier caso, lo que
es cierto es su educación estricta en el judaísmo y su militancia rigorista
("yo superaba en el judaísmo a muchos compatriotas de mi generación, aventajándoles
en el celo por las tradiciones de mis padres" Gal 1,14; "yo era en
cuanto a la justicia de la ley, intachable" Flp 3,6). Algunos
piensan que si no había estudiado en Jerusalén ni estado allí en su
adolescencia y juventud, era difícil su pertenencia al "fariseismo"
como partido político-religioso. Fariseos solo había en Palestina, no en la
Diáspora, y Pablo es un judío-helenista de la Diáspora. En resumen, su
educación judía debió ser honda y le llevó a un conocimiento profundo de la Torá
y resto de la Escritura. Al leer a Pablo se ve su preparación y formación
(¡aunque Pedro, o la Iglesia, diga que es difícil de entender! 2 Pe 3,15-16).
Probablemente empezó en Tarso, y luego en Damasco o Antioquía. En Jerusalén es
menos creíble. Sobre su oficio, Pablo se ganaba la vida
como artesano: era un fabricante de tiendas o un
guarnicionero, un trabajador de las pieles y lonas. Es un dato
que conocemos por Lucas, cuando narra el encuentro con el matrimonio Aquila y
Priscila y dice que eran del mismo oficio que Pablo (Hech 18, 3). Pablo mismo
afirma que trabajaba manualmente para ganarse el pan (1 Cor 4,12). Las tiendas
de campaña en aquella época eran un elemento muy importante del comercio
(caravanas, mercados) y del ejército (campamentos, campañas militares). Luego
su oficio tenía que ver con importantes pedidos y sectores sociales.
Damasco. El conflicto con la secta del
"Camino" (los cristianos)
La
crítica actual es muy partidaria de situar a Pablo en la ciudad de Damasco, actual capital de Siria, como lugar de la
primera parte de su vida. El Pablo judeo-helenista vive en
Damasco, aunque haga viajes a otros lugares de la provincia (Tarso, Antioquía,
etc). Esto tiene fundamento en las dos fuentes principales. La ciudad de
Damasco es para Lucas la del encuentro de Pablo con Cristo resucitado,
conversión y bautismo (Hech 9,1-25). Pero el mismo Pablo también la cita en el
famoso pasaje de la carta a los gálatas donde está contando su versión de los
hechos, y da a entender que vivía allí (Gal 1,15-17). Podemos imaginar a Pablo
formando parte de la comunidad judeo-helenista de la ciudad; y en un momento
determinado se funda en la ciudad un grupo sectario: son los seguidores de
Jesús de Nazaret, los del movimiento de Jesús o "El Camino". Es el
año 31 o 32. Pablo afirma que reaccionó junto con muchos judíos de su entorno
(responsables de las sinagogas, grupos más radicales, etc) en contra de los
seguidores de Jesús ("habéis oído hablar de mi conducta anterior en el
judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la iglesia de Dios, para
destruirla" Gal 1,13; "en cuanto al celo, perseguidor de la
Iglesia" Flp 3,5). Lucas es mucho más explícito: dice que,
cuando comienzan las persecuciones y prisiones de los apóstoles y responsables
de la Iglesia, ya estaba Saulo en Jerusalén aprobando la muerte de Esteban
(Hech 8,1), y que la "conversión" del mismo Saulo sucede cuando este
ha pedido autorización al sumo saceerdote para llevar la iniciativa en esta
persecución ("le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para
que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres y mujeres, los pudiera
llevar presos a Jerusalén" Hech 9,1-3). ¿Pablo fue testigo
del martirio de Esteban? ¿Fue perseguidor de los
cristianos en Jerusalén? Bastantes críticos sospechan que estas
afirmaciones de Lucas pueden ser una extensión indebida de la persecución que Saulo y otros muchos sí llevaron a cabo en el mismo
Damasco. Se apoyan para negar estos datos
lucanos, en que el mismo Pablo afirma en otras ocasiones que las comunidades de
Judea no lo conocían personalmente (Gal 1,22). Si les ha perseguido ¿cómo no lo
iban a conocer? En todo caso es una opinión de la crítica, que puede ser
discutida. Pablo pudo intervenir en Jerusalén en aquellos años aunque no fuera
un personaje de primera fila... En todo caso Pablo no confirma nada de lo que
dice Lucas sobre él.
3. El encuentro con Jesucristo y con la Iglesia (La
conversión de Pablo). Años 33-35
Breve
encuadre cronológico del "Pablo cristiano". Tenemos
cuatro datos de la historia general que nos ayudan a situar la vida del
"Pablo cristiano". Dos datos son sobre el comienzo, uno sobre la
mitad de su misión, y el último, sobre los últimos años. No está mal como
encuadre...
a) Poncio Pilato fue "prefecto" (no procurador) en
Palestina entre los años 26-36 (confirmado definitivamente por el
descubrimiento en 1961 de una inscripción en Cesarea). La muerte de Cristo,
"bajo Poncio Pilato" debe situarse entre esos años, ni antes ni
después. Como la Pascua judía cayó en sábado el año 30,
ese es el año en el que hoy sitúan los biblistas los acontecimientos pascuales
y por tanto el nacimiento de la Iglesia. La conversión de Pablo se suele situar
a los dos o tres años de esta fecha, cuando la comunidad de Damasco debió estar
ya fundada. Fecha mínima para la conversión: años 31-32.
b) El reinado del rey nabateo Aretas IV de "Arabia" se extiende hasta el año 40. Pablo misionó Arabia y fue perseguido por el etnarca de este rey en Damasco (2 Cor 11,32-33) y huyó de esta ciudad necesariamente antes de ese año 40. Descontando los tres años que Pablo menciona en Gal 1,18, para ir a Jerusalén a visitar a los apóstoles, resulta como fecha máxima de su conversión los años 36-37. Por tanto, uniendo el dato a) con el dato b) la hipótesis más adecuada sería: Conversión de Pablo, año 33
c) Pablo estuvo en Corinto durante el gobierno de procónsul Galión en Acaya (Hech 18,12). Ese mandato duró un año (del 51 al 52). Un descubrimiento arqueológico reciente (Delfos) confirma este proconsulado de Galión. Y Lucas afirma que Pablo estuvo en Corinto "un año y seis meses"(Hech 18,11). Eso "clava" la fundación de la comunidad y la estancia paulina en Corinto de la primavera del 50 al otoño del 51.
d) Pablo estuvo prisionero en Jerusalén durante los gobiernos de los procuradores Felix y Porcio Festo (Hech 24,27). El traspaso de poderes entre ambos es colocado actualmente por algunos en el año 55; tradicionalmente se colocaba en el año 60. Esta diferencia de datación da lugar a dos hipótesis sobre la fecha del último viaje de Pablo a Roma, proceso y martirio. Quien sitúe este viaje final en los años 55-56, podrá colocar su martirio antes del año 60 (es la "datación temprana", que algunos sitúan nada menos que en el año 58); quien se incline por mantener la fecha tradicional del año 60 para el viaje, podrá hacer una "datación tardía" situando el martirio el año 64 (año del incendio de Roma y la persecución de Nerón) o más tarde todavía. De todas formas, el martirio hubiera tenido lugar en un caso y otro, durante el imperio de Nerón (54-68). La crítica bíblica oscila hoy entre ambas posiciones, una temprana (58-62) y otra tardía (64-67). Las fechas que adjudicamos a partir de ahora a la biografía de Pablo son una hipótesis, una aproximación.
b) El reinado del rey nabateo Aretas IV de "Arabia" se extiende hasta el año 40. Pablo misionó Arabia y fue perseguido por el etnarca de este rey en Damasco (2 Cor 11,32-33) y huyó de esta ciudad necesariamente antes de ese año 40. Descontando los tres años que Pablo menciona en Gal 1,18, para ir a Jerusalén a visitar a los apóstoles, resulta como fecha máxima de su conversión los años 36-37. Por tanto, uniendo el dato a) con el dato b) la hipótesis más adecuada sería: Conversión de Pablo, año 33
c) Pablo estuvo en Corinto durante el gobierno de procónsul Galión en Acaya (Hech 18,12). Ese mandato duró un año (del 51 al 52). Un descubrimiento arqueológico reciente (Delfos) confirma este proconsulado de Galión. Y Lucas afirma que Pablo estuvo en Corinto "un año y seis meses"(Hech 18,11). Eso "clava" la fundación de la comunidad y la estancia paulina en Corinto de la primavera del 50 al otoño del 51.
d) Pablo estuvo prisionero en Jerusalén durante los gobiernos de los procuradores Felix y Porcio Festo (Hech 24,27). El traspaso de poderes entre ambos es colocado actualmente por algunos en el año 55; tradicionalmente se colocaba en el año 60. Esta diferencia de datación da lugar a dos hipótesis sobre la fecha del último viaje de Pablo a Roma, proceso y martirio. Quien sitúe este viaje final en los años 55-56, podrá colocar su martirio antes del año 60 (es la "datación temprana", que algunos sitúan nada menos que en el año 58); quien se incline por mantener la fecha tradicional del año 60 para el viaje, podrá hacer una "datación tardía" situando el martirio el año 64 (año del incendio de Roma y la persecución de Nerón) o más tarde todavía. De todas formas, el martirio hubiera tenido lugar en un caso y otro, durante el imperio de Nerón (54-68). La crítica bíblica oscila hoy entre ambas posiciones, una temprana (58-62) y otra tardía (64-67). Las fechas que adjudicamos a partir de ahora a la biografía de Pablo son una hipótesis, una aproximación.
El
"acontecimiento" de la conversión (año 33). Tradicionalmente hemos leído siempre este acontecimiento con los tres textos de Lucas en Hechos: la narración que hace Lucas mismo (Hch 9,3-9) y dos variaciones narrativas,
las que pone en boca del mismo Pablo ante los judíos de Jerusalén (22,5-16) y ante el rey Agripa en
Cesarea, cuando Pablo ya está prisionero (26,9-18).
Pero este relato tan espectacular y cinematográfico, pintado y reproducido
continuamente por la iconografía paulina, es un relato tardío (años 80),
realizado según el género literario de las "apariciones" pascuales.
Escuchamos una vez más la primera narración lucana: "Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de
repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le
decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? El respondió: «¿Quién eres, Señor?»
Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y
se te dirá lo que debes hacer.» Los hombres que iban con él se habían detenido
mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del
suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano
y le hicieron entrar en Damasco.Pasó tres días sin ver, sin comer y sin
beber" (Hech 9,3-9). Es un magnífico relato con todas las
características del género: luz celeste, caída a tierra (no dice que se caiga
de un caballo; esta es una suposición gratuita de la pintura o la imaginación
popular cristiana), voz celeste, ceguera, mandato-envío. Al mismo tiempo, la
teología lucana medita la vocación paulina en clave cristológica-eclesial:
Jesús es perseguido por Pablo cuando este persigue al "Camino"
("Yo soy Jesús, a quién tú persigues"); porque Jesús, igual que se
identificó con los pobres (Mt 25,31-46), se identifica ahora con su Iglesia,
sus discípulos perseguidos ("dichosos los perseguidos..." Mt 5,
10-11).
La narración que hizo el mismo Pablo de su conversión está
contada en algunas de sus cartas, de forma escueta, nada espectacular, pero
profunda y significativamente: "Cuando Aquel que me separó desde el seno de
mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para
que le anunciase entre los gentiles" (Gal 1,15-16);
"¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro?" (1 Cor 9,1); "En último término (Cristo) se me apareció también a
mí, que soy como un aborto" (1 Cor 15,8);
"Juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo
Jesús mi Señor, por quien perdí todas las cosas y las tengo por basura para
ganar a Cristo, y ser hallado en Él, no con la justicia mía, que viene de la
Ley, sino la que viene por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios,
apoyada en la fe, y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la comunión
en sus padecimientos..." (Flp 3,8-10);
"El mismo Dios que dijo: =Del seno de las tinieblas brille la luz=, la ha
hecho brillar en nuestros corazones para iluminarnos con el conocimiento de la
gloria de Dios que está en la faz de Cristo" (2Cor 4,6).
¿Qué es
mejor, guiarse por el relato lucano o por el paulino? Evidentemente no se trata
de elegir. Son textos muy diferentes en cuanto al género y todos pertenecen al
canon del NT. Pero es que nos hemos estado guiando durante siglos, con la
lectura casi exclusiva del relato de Hechos, en la predicación, la catequesis y
la iconografía. Y conviene dirigir la mirada y el oído a los textos del mismo
Pablo, los más cercanos al acontecimiento, y por tanto los más primitivos, y
cargados de una discreción y a la vez profundidad en la interpretación. ¿Que dice
Pablo en sus alusiones? Por supuesto, no hace escenografía. No le interesa lo
"exterior", lo que "sucedió" y pudo ser
"observado" desde fuera. Lo que cuenta es
lo que sucedió dentro de él y que tuvo efectos externos inmediatos.
Eso es lo que le interesa comunicar. Eso hace al
"acontecimiento" relatado por Pablo más cercano a nuestras vidas como
cristianos, nos interpela quizá más porque es más comprensible
por cada uno de nosotros: yo puedo también "contar" cómo me encontré
interiormente con Jesucristo, cómo sucedió interiormente esa llegada a la fe
adulta, cómo me comprometí en el seguimiento de Jesús y cómo me hice miembro
del "Camino" o de la Iglesia, cómo y cuándo me identifiqué
externamente, vitalmente, con el conjunto de los seguidores de Jesús. Una interpretación: la pregunta no es ¿qué sucedió? sino
¿que significa esa llamada? Ambos tipos de textos nos aportan cosas diferentes,
y deben ser tenidos en cuenta complementándose y enriqueciendo el fondo de la
experiencia, que fue "el encuentro con Jesucristo y la
germinación de la fe ". ¿Cual fue el
conocimiento que Pablo tenía de la persona de Jesús? Una cosa es que Pablo no lo hubiera conocido personalmente,
y otra que no tuviera informaciones y sentimientos sobre él. Es evidente que la
persona y los hechos en torno a Jesús (vida pública, enseñanzas más notorias y
difundidas, algún acontecimiento de su vida, y sobre todo su detención, proceso
y muerte) eran conocidos en los ámbitos judíos, no solo palestinenses sino
también los helenísticos. Pablo afirma "Si conocimos a Cristo según la carne, ya no le
conocemos así" (2Cor 5,16). Esto nos está hablando de que
Pablo tuvo un conocimiento "externo" sobre Jesús, bien sea a través
de noticias e informaciones en los círculos judíos donde él se movía, o bien
sea en la primera formación que recibió al comienzo de su vida cristiana. El
grado de "conocimiento" y la intensidad de sus sentimientos o interés
por su persona o mensaje, quedan ocultos. Pero este "proceso
interior" de su fe judía ante la persona y mensaje de Jesús debió darse a
lo largo de unos años o meses. El cómo sucedió ese proceso que empezó en
rechazo y terminó en "flechazo" (por iniciativa del Espíritu) lo
ignoramos.
La interpretación de Pablo lleva esta terminología: llamada (vocación), revelación, ver, conocimiento, ser alcanzado por Él,
iluminación... Encontramos en esta comunicación de Pablo que
aquello fue una experiencia de encuentro pascual con Cristo, una iluminación
del corazón (al bautismo se le llamaba iluminación), una elección profética en
la que Dios entregaba su Palabra para que fuera anunciada y para lo cual el
profeta (el que habla en nombre de Dios) es enviado, un encuentro con la
Iglesia.
La interpretación de Lucas y por tanto el valor de su texto
está en el nivel profundo, "más allá de la escenografía": la "irrupción" de Cristo, la iniciativa de Él, la
inmediatez de la experiencia, la fe como "salto" o
acceso a una realidad nueva, no fabricada por uno mismo, la Gracia y la fe
como dones exclusivos de Dios mismo. La inseparabilidad del
encuentro con Cristo y con su Iglesia ("yo soy Jesús a quien tú
persigues"), el hecho de que no haya solución de continuidad entre el
hecho cristológico con el hecho eclesiológico y sacramental... Es un relato muy
profundo también el de Lucas. No es una pura película del hecho, sino una
narración teológica (como las de las apariciones pascuales).
La
conversión de Pablo fue un acontecimiento en cierto sentido
"natural", inserto en un proceso (cuya forma no se sabe), pero con un
momento de ruptura fuerte (cuya forma tampoco se sabe). Igual que nos pasa a
nosotros: vivimos procesos que no controlamos y Dios nos sorprende a veces con
irrupciones inesperadas. El resto de los detalles está oculto. Igual que muchos
detalles y preguntas de la historia de nuestra fe cristiana pertenecen al
misterio de nuestra relación con Dios. Por eso la conversión de Pablo es un
verdadero paradigma de nuestra propia conversión o seguimiento de Cristo.
Damasco,
la primera comunidad. Las fuentes nos indican que Damasco fue
la primera comunidad cristiana que acogió a Pablo y en la que él vivió esos
primeros años como miembro del "Camino" (Hch 9, 19-19). Lucas nos da
el nombre de la persona que lo acogió, lo formó en la fe y lo bautizó con el
agua y la efusión del Espíritu: Ananías (Hch 9,10-19). Pablo en sus cartas no
habla de estos momentos iniciales de su camino cristiano, pero deja entrever
este periodo en el que "recibió" el Evangelio a través del
catecumenado ("Os transmití lo que a mi vez recibí..." 1 Cor 15,3) antes o después de su bautismo ("En un
mismo Espíritu hemos sido todos bautizados" 1Cor
12,13). Pronto comenzaría a dar lo recibido: se convierte en un evangelizador,
primero en las sinagogas de Damasco (Hech 9,19-22) y enseguida en otras
regiones vecinas.
Arabia,
la primera misión. Sabemos por el mismo Pablo que marchó al reino de "Arabia": "Al
punto, sin pedir consejo a hombre alguno, ni subir a Jerusalén donde los
apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia" (Gal
1,16b-17). Arabia era el reino de los
nabateos, un pueblo que había ido prosperando
mucho y que en ese momento se había extendido al sur de Damasco, ocupando la
zona este del Mar Muerto (actual Jordania) , y el desierto del Sur, ocupando
toda la península del Sinaí. Se habían hecho con el control de una de las
principales rutas militares, caravaneras y comerciales del oriente medio. Los
romanos trataban de controlarlos al mismo tiempo que utilizarlos. La capital
era Petra, que conocemos
muy bien hoy por sus impresionantes edificios de piedra en medio de la aridez
del desierto. El rey era Aretas IV a quien hemos citado al comienzo. ¿Qué
significa esta estancia en Arabia? Tradicionalmente se ha hablado de este
periodo como de un tiempo de oración y desierto, para meditar en su fe y prepararse a la misión. Hoy la crítica opina que
debió ser más bien un periodo de misión
entre la población nabatea. ¿Fue enviado por
la comunidad de Damasco? No lo sabemos ni Pablo lo dice. ¿Por qué silencia
Lucas en Hechos este periodo árabe de Pablo? La crítica opina que pudiera ser
porque el hecho no encajaría en el plan histórico-teológico de su obra: Pablo
"todavía" no era evangelizador de los gentiles. Y como no lo era, ya
que no había llegado la conversión de Cornelio y el concilio de Jerusalén (con
el reparto de tareas entre Pedro-Jerusalén y Pablo-Gentiles), pues "no
tocaba" hablar de este hecho. Es una hipótesis.
Huida de
Damasco y Visita a Jerusalén (año 35). De ambos hechos
tenemos referencias por las dos fuentes. Pablo vuelve de Arabia a Damasco, y
"al cabo de bastante tiempo" (Hech 9,23), que Pablo concreta
("de allí a tres años" Gal 1,17) comienza una fuerte tensión que le
obliga a huir de la ciudad. Le ayudan a escapar. La pregunta sobre quiénes le
persiguen es un motivo de divergencia en las fuentes. Para Pablo se trata de
los nabateos que hay en Damasco, y que le buscan después de la misión por
Arabia ("En Damasco, el etnarca del rey Aretas, tenía puesta
una guardia en la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme. Por una
ventana y en una espuerta fui descolgado muro abajo" 2 Cor 11,32-33). La persecución por parte de los nabateos es más
comprensible si la estancia en Arabia se debió a una misión mas que a unos
"ejercicios espirituales". Por estar un tiempo retirado y en oración,
no le persiguen a uno. Le persiguen si ha convertido a gente y comenzado a
crear algunas comunidades del "Camino". Para Lucas en cambio y
curiosamente, la persecución no viene de la "embajada" nabatea, sino
de ¡los propios judíos!: "Los judíos tomaron la decisión de matarle. Pero Saulo
tuvo conocimiento de su conjura. Hasta las puertas estaban vigiladas día y
noche para poderle matar . Pero los discípulos le tomaron durante la noche y le
descolgaron por la muralla dentro de una espuerta". (Hch 9,23-25).
El viaje de Pablo a Jerusalén cierra el periodo de su conversión. Es la
primera vez que toma contacto con la cuna del "Camino" cristiano. Y
aunque se nota que Pablo está escribiendo a los gálatas defendiendo su papel
frente a judaizantes enviados por Jerusalén, no duda en contar este viaje de
cortesía y contacto primero con los Doce, representados en ese momento allí en
la ciudad santa por Cefas (Pedro) y Santiago: "Subí a Jerusalén
para conocer a Cefas y permanecí allí quince días en su compañía. Y
no vi a ningún otro apóstol, sino a Santiago, el hermano del Señor"
(Gal 1,18-19). Lucas organiza su relato de otra forma: "Llegó
a Jerusalén e intentaba juntarse con los discípulos; pero todos le tenían
miedo, no creyendo que fuese discípulo. Entonces Bernabé le tomó y le presentó
a los apóstoles y les contó cómo había visto al Señor en el camino y que le
había hablado y cómo había predicado con valentía en Damasco en el nombre de
Jesús. Andaba con ellos por Jerusalén, predicando valientemente en el nombre
del Señor. Hablaba también y discutía con los helenistas; pero éstos intentaban
matarle.Los hermanos, al saberlo, le llevaron a Cesarea y le hicieron marchar a
Tarso" (Hch 9, 26-30). A Lucas le interesa presentar la figura
y el papel de Bernabé en esa entrada de Pablo en la Comunidad-Madre. Las dos
fuentes pueden ser muy bien complementarias. Pablo es escueto pero suficiente
para descubrir este deseo de conocerse y compartir (¿es deseo del mismo Pablo o
de Pedro? ¿Es una invitación que Pablo ha recibido por parte de Jerusalén o un
plan de la comunidad de Damasco? Lo ignoramos). "Quince días",
"conocer a Cefas", "en su compañía" son expresiones muy
significativas. ¿De qué hablaron? La imaginación es libre, pero lo normal es
que pusieran en común su historia personal, el camino de fe de cada uno, y
sobre todo la historia de extensión del "Camino", y los planes de
futuro de la evangelización: la de la comunidad- madre y la de las nuevas
comunidades que estaban surgiendo. Para Pablo va empezar la Gran Misión.
4. La etapa de Antioquía. Primer viaje y Concilio.
Años 35-48
Después
de la visita a Jerusalén, afirma Pablo en Gálatas (1,21): "Más tarde me
fui a las regiones de Siria y Cilicia". La versión de Lucas en Hechos es
que Pablo corría peligro en Jerusalén y "los hermanos, al saberlo, lo
llevaron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso" (Hech 9,30). Para
continuar la biografia a partir de ese momento, la narración de Hechos es
"imprescindible". Con los datos de Pablo en sus cartas es muy dificil
una reconstrucción pormenorizada. El problema es que nos topamos con la
desconfianza de la crítica ante la fuente de Hechos como material útil para una
biografía. Sin embargo, hay que navegar con tiento tanto por las fuentes...
como por la crítica actual. Un desahogo de lector cristiano actual: hoy resulta
más pesado navegar entre la critica moderna, que entre las fuentes primitivas,
porque estas son solo dos, pero los libros que se editan hoy son muchos y cada
cual con su parecer. Según esto hagamos una síntesis de los datos más
importantes y, "off de record": ¡confiemos más en Lucas y Pablo que
en los autores actuales!
Antioquía,
la nueva ciudad de los "cristianos". La historia de la
Iglesia primitiva inicia una etapa importante con la fundación de la comunidad
del "Camino" (los discípulos de Jesús de Nazaret), en esta gran
ciudad de la antigua Siria. Hoy pertenece a
Turquía y se llama Antakya. Esta será la
segunda residencia y segunda base de operaciones de Pablo durante 14 años. La
primera fue Damasco. "Antioquía de Orontes": así la podemos llamar
para identificarla bien y no confundirla con la otra "Antioquía de
Pisidia", también en Turquía, pero menos importante. Y es que Antioquía
del río Orontes era una gran ciudad: la tercera del Imperio romano, capital de
la provincia de Siria, importante nudo de comunicaciones, y con una buena
actividad cultural. La comunidad de los discípulos se funda, según Hechos (11,19-26), tras la persecución originada por la
muerte de Esteban, y por los contactos evangelizadores de los misioneros que
provenientes de Jerusalén han pasado por Fenicia y Chipre. No sabemos el
momento fundacional pero podemos suponer que sobre los años 34-35. La comunidad
no lleva mucho tiempo en marcha. Y en ese momento es cuando aparece la figura
de Bernabé, enviado desde
Jerusalén, y que va a ser el compañero de Pablo
en esta etapa. Lucas lo presenta como "hombre
bueno, lleno de Espíriru Santo y de fe" (Hech 11,25). Es Bernabé el que
busca a Pablo y lo trae a esta comunidad desde Tarso; juntos se convierten en
el "tandem" animador y evangelizador. Entonces es cuando en Antioquía nace la palabra "cristianos". La comunidad de
Antioquía fue muy activa, representativa de las fuerzas espirituales y los
ministerios que se desarrollan
en los primeros años de la Iglesia: una iglesia con "profetas y
maestros", un grupo carismático que se siente impulsado por el Espíritu a
elegir misioneros y evangelizar (Hech 13,1-3).
Las
misiones evangelizadoras paulinas. Fuentes para una reconstrucción histórica. Estamos muy acostumbrados a hablar de "Los viajes de San Pablo".
Y tenemos desde hace siglos un esquema muy claro de estos viajes, con sus mapas
e itinerarios. Todas las Biblias que tenemos detallan estos viajes. ¿Cómo hemos
llegado a esta precisión tan detallada? Pues por el libro de Hechos. Una reconstrucción de los
"viajes" o misiones" de Pablo basada en sus cartas es una
empresa muy dificil. Entonces resulta que debemos funcionar con el relato de
Lucas como marco, aunque siempre contrastándolo con las referencias de Pablo en
las cartas. La crítica no tiene más remedio que hacerlo así. Lo que pasa es que
a veces los biógrafos modernos parecen entrar en una contradicción: por una
parte desconfían de la fuente de Hechos y sospechan de su hinchazón de datos y
sus intereses apologéticos, y por otra siguen a Lucas casi sin rechistar cuando
Pablo no les ayuda en sus cartas... En este momento nos podemos preguntar ¿cuál es la fiabilidad histórica de Hechos para reconstruir los
"viajes" o misiones paulinas? Si queremos hacer
una síntesis de la critica actual e inclinarnos por una "posición
moderada", nos atrevemos a decir que Lucas tuvo que conocer y utilizar una "fuente paulina de
viajes". Esta "fuente" contendría un
resumen de itinerarios, personajes y algunas anécdotas de estas misiones, y sería
presumiblemente confeccionada por la "Escuela teológica o catequética de
Éfeso". Sabemos por Lucas que Pablo utilizó la "Escuela de
Tirano" durante dos años para sus predicaciones, y probablemente para sus
archivos y colaboradores (Hech 19,9). El "texto griego occidental" de
Hechos detalla incluso el horario: "de once de la mañana a cuatro de la
tarde". La hipótesis es que en esa ciudad de Éfeso, donde Pablo vivió del
51 al 54, y donde escribió algunas de sus cartas más importantes, es donde pudo
conocer Lucas esa fuente y hacerse con ella para su trabajo investigador y
redactor (Lc 1,1-4). Bien, es una hipótesis, pero tenemos algún dato curioso
que lo puede apoyar: a partir de los viajes de Pablo, Lucas deja de hablar de
"Saulo" y lo convierte en "Pablo". ¿Es porque toma ese
nombre de la "fuente de viajes"? En cualquier caso, Lucas tiene a
gala dar textos contrastados y fruto de una investigación, como dice en el
prólogo a su evangelio, ya citado. Que lo haga con intereses teológicos y
apologéticos es evidente. Pero también Pablo lo hace. No desconfiemos de Lucas
y canonicemos a Pablo tan rápidamente...
Las referencias de Pablo en sus cartas nos pueden ayudar también: 1. El relato autobiográfico de la carta a los Gálatas (1,13-2,21), que proporciona un calendario contínuo que empieza con su vocación cristiana y termina con el concilio de Jerusalén y el conflicto de Antioquía. 2. El informe de las etapas sucesivas (Filipos, Tesalónica, Atenas) que precedieron a la primera llegada del apóstol a Corinto (1Tes 2,2; 3,1-6). 3. La intención de Pablo de permanecer en Éfeso hasta Pentecostés (1Cor 16,8). 4. Los planes de viajes de Éfeso a Corinto pasando por Macedonia (1 Cor 16,5-7); estos planes sustituyen probablemente a los de 2Cor 1,15-16, por las razones indicadas en 2Cor 1,17-2,11. 5. Los relatos de viaje en 2Cor 2,12-13 y 7,5-7 (Pablo en Tróade y en Macedonia en el camino hacia Corinto). 6. Los anuncios de la visita a Corinto (2Cor 9,4; 10,2; 12,14; 13,1.10). 7. Los planes de viaje a Jerusalén, a Roma y a España (Rm 15,14-32).
Las referencias de Pablo en sus cartas nos pueden ayudar también: 1. El relato autobiográfico de la carta a los Gálatas (1,13-2,21), que proporciona un calendario contínuo que empieza con su vocación cristiana y termina con el concilio de Jerusalén y el conflicto de Antioquía. 2. El informe de las etapas sucesivas (Filipos, Tesalónica, Atenas) que precedieron a la primera llegada del apóstol a Corinto (1Tes 2,2; 3,1-6). 3. La intención de Pablo de permanecer en Éfeso hasta Pentecostés (1Cor 16,8). 4. Los planes de viajes de Éfeso a Corinto pasando por Macedonia (1 Cor 16,5-7); estos planes sustituyen probablemente a los de 2Cor 1,15-16, por las razones indicadas en 2Cor 1,17-2,11. 5. Los relatos de viaje en 2Cor 2,12-13 y 7,5-7 (Pablo en Tróade y en Macedonia en el camino hacia Corinto). 6. Los anuncios de la visita a Corinto (2Cor 9,4; 10,2; 12,14; 13,1.10). 7. Los planes de viaje a Jerusalén, a Roma y a España (Rm 15,14-32).
La misión
con Bernabé por Asia menor ("Primer viaje"). La primera misión
evangelizadora, dependiente de la comunidad de Antioquía (por eso algunos la
llaman "misión dependiente"), la cuenta Lucas en Hechos 13 y 14. El itinerario es, primero por mar
hasta Chipre, y luego por tierra a Perge de Panfilia, Antioquía de Pisidia,
Iconio, Licaonia, Listra, y Derbe. La vuelta a Antioquía de nuevo navegando
desde Atalía de Panfilia. El relato lucano ofrece algunas anécdotas (el mago
Elimas, la curación del tullido, y el intento de "sacralización" de
los evangelizadores por parte de los licaonios), un relato de predicación ante
los judíos en Antioquía de Pisidia, y varias referencias de las dificultades
sufridas en el viaje por parte de opositores (Pisidia, Iconio, Listra; en esta
última ciudad se narra una "lapidación" de Pablo).
El
"Concilio" de Jerusalén: los cristianos dejan de ser una secta judía.
La historia de la Iglesia primitiva y la misma vida de Pablo
llegan a un suceso clave del cristianismo naciente. Las dos fuentes sobre Pablo
dan cuenta del hecho: Gal 2,1-10, y Hech 15. La crítica está hoy dividida sobre dos cuestiones: el momento cronológico y la denominación del acontecimiento. Primero, hay
discrepancia sobre cuándo situarlo, si entre el primer y segundo viaje de Pablo
(es la tesis de Lucas en Hechos, y por ello tiene un importante
"testigo"), o después del segundo viaje (tesis defendida por varios
autores actuales). Para defender una u otra situación hay razones suficientes.
Nosotros no vamos a argumentar nada, ni inclinarnos sobre ninguna cronología.
Simplemente ofrecemos información sobre la situación de la investigación.
Colocamos aquí la referencia sabiendo que, o bien debió suceder el año 48-49, o
bien sobre el 51-52. La verdad es que estamos oscilando en unas fechas muy
cercanas una de otra. El segundo motivo de discusión es la denominación del
suceso: unos prefieren seguir llamandolo "concilio"
(el "primer concilio de la Iglesia"), pero
otros consideran exagerado este nombre y prefieren hablar de "asamblea", "reunión" o "entrevista". Todo depende del peso que le demos a las fuentes: si confiamos mucho en
Lucas nos encontramos con un largo relato (Hech 15) cargado de solemnidad,
movimientos de actores, diversidad de personajes, escenas, variedad de
responsables eclesiales, sesiones con informes o discursos, y carta-documento
final del "Concilio". ¿Se puede pedir más? Si lo de Lucas no es un concilio...
Pero si le damos peso a Pablo en Gálatas (Gal 2,1-10), aquello fue poco menos
que una entrevista "en privado" con los "notables" de la
Iglesia madre, un reconocimiento de "la gracia que me había sido
concedida" ("la evangelización de los incircuncisos"), un
acuerdo de repartirse los papeles (Pablo evangeliza a los gentiles, Jerusalen a
los judíos), y un abrazo de comunión fraterna. De todas formas, si sabemos leer
entre líneas en la carta a los gálatas, nos damos cuenta que aquello fue algo
más que un rápido viaje a Jerusalén para aclarar Pablo un malentendido y
defender una posición. No le llamemos "concilio" si no queremos, pero
la "Reunión de Jerusalen" fue trascendente y
decisiva para la iglesia.
La causa
del "concilio" de Jerusalén está clara en las dos
fuentes: la presión que determinados cristianos (los "judaizantes")
están realizando en las comunidades nuevas, de contexto helenista o gentil,
para que el cristianismo incluya necesariamente la circuncisión. Aparentemente
el rito en sí de circuncidarse puede ser visto como algo secundario: ¡el mismo
Pablo decide circuncidar a Timoteo cuando va con él al comenzar su segundo
viaje! Esto es una afirmación de Lucas (Hech 16,3). Pero lo que está en juego
es la identidad de la propia comunidad eclesial como
autónoma con respecto a la fe judía. Es decir, lo que Pablo llama continuamente
en sus cartas "la libertad del evangelio".
Si al gentil o no judío se le obliga a circuncidarse para ser cristiano, no se
ve claro que la señal o marca del seguimiento de Cristo sea el bautismo, la
inmersión en el misterio de su muerte y resurrección, sino que se le está
diciendo que seguimos en el judaismo, con sus mandamientos, ritos, y la
centralidad de la Ley como clave salvífica. Se es "cristiano", si,
pero como seguidor de Jesús que fue un judío piadoso, como lo pudo haber sido
cualquier importante rabí. Si la iglesia hubiera aceptado las tesis de los
partidarios de la circuncisión... probablemente no hubiera sobrevivido
hasta hoy. La iglesia habría desaparecido, como desapareció la
secta de Juan el Bautista a los pocos años de los acontecimientos pascuales. La
iglesia habría sido "engullida", asimilada a la historia posterior
del judaismo. Y se recordaría a Jesús, como se recuerda a Rabbí Aquiba... Pero
evidentemente, la iglesia no habría durado más que como secta y se hubiera
diluido y agotado poco a poco. El concilio da luz verde a la radical
autonomía de la iglesia con respecto al judaismo. Tanto el relato de Hechos como el de Pablo en Gálatas son unánimes en el
sentido y trascendencia de la reunión y decisión de Jerusalén.
Otra cosa es la forma de relatarlo, las insistencias de Pablo en su
"autonomía" con respecto a la comunidad madre, etc. Pero el centro
del problema estaba claro. Lo que se ventilaba en Jerusalén fue un tema clave
de la eclesiología y soteriología de Pablo en sus cartas, sobre todo en Gálatas
y Romanos. La Iglesia a partir del "concilio de Jerusalén", empezó a
separarse radicalmente del judaismo. Acontecimientos históricos posteriores a
la vida de Pablo, como la toma de Jerusalén por Tito (año 70), y el concilio
judío de Yabné-Yamnia (año 100), marcaron el "cisma" definitivo entre
judaismo y cristianismo. La primitiva secta del "Camino" era ya
"mayor de edad" y empezaba su recorrido por toda Europa. Pero esto
fue después de Pablo. A él lo que le tocó fue colaborar para poner las bases de
la autonomía eclesial, las señas de identidad de un Evangelio llevado como
tesoro en las vasijas de barro de la comunidad cristiana (2 Cor 4,7), la
libertad de la Iglesia para extenderse universalmente, fuera del corsé judío o
palestino. Y eso ya era mucho.
5. La evangelización de Grecia. Años 49-51
Comienza
la llamada "Misión egea" (porque se desarrolla
en el ámbito de las regiones bañadas por el Mar Egeo) o "Misión autónoma", porque se desarrolla fuera de las
"competencias" o responsabilidad de la comunidad de Antioquía, que
fue la que envió a Pablo en su "Primer viaje". Esta nueva etapa la
analizaremos en dos partes, correspondientes a los llamados "Segundo" y "Tercer viaje". Al "Segundo viaje" lo titulamos "La evangelización de Grecia" porque este tema constituye el centro del viaje y ocupa la mayor parte
del tiempo. Pablo emplea tres años en este viaje misionero. Como fuentes
tenemos básicamente el libro de los Hechos (15,36 al 18,22), pero las cartas
paulinas actúan no solo como complementos del relato (en algún caso, como
fuente única), sino como textos imprescindibles: por ejemplo, ¿qué sabríamos de
la comunidad de Corinto sin las dos cartas a esa comunidad?
El
"Conflicto de Antioquía" y el "Evangelio de Pablo". El "Segundo viaje" de Pablo se inicia con una escena antioquena
difícil. El viaje anterior lo terminábamos con el "Concilio de
Jerusalén", y la decisión importante de abrir la puerta a la
evangelización eclesial entre los gentiles, sin atar el Evangelio a las
costumbres judías (rituales, alimenticicias, circuncisión) y a las 613 normas
que "protegen" como barrera a la Torá (¡Jesús diría que abruman a la
gente! Mt 23,1-32). Esta decisión fue clave para la historia del cristianismo
primitivo. Y Pablo se vio reforzado en "su evangelio" ("su
teología" diríamos hoy), en su pretensión de anunciar a Cristo a todos sin
exclusión, creando una fraternidad superadora de barreras y fronteras. Pero
este paso va a ser lento de asumir y de vivir, por lo menos por parte de
algunos judeocristianos. Entonces sucede un hecho doloroso en Antioquía, que
solo relata Pablo (Gal 2,11-21). Pedro ha ido a vivir o residir a Antioquía y
se ha integrado en esa comunidad nueva, donde come con los cristianos gentiles
sin problemas. Pero cuando de pronto llegan judeocristianos de Jerusalén, se
retrae y come solo con los judeocristianos, arrastrando a varios de la
comunidad, entre ellos Bernabé, a hacer lo mismo. Este proceder enfada
muchísimo a Pablo: "En cuanto vi que no procedían rectamente,
conforme a la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: Si tú,
siendo judío, vives como gentil, y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles
a judaizar?". Esta escena se la calla Lucas en Hechos,
o porque desconocía el hecho, o porque no quiere presentar un enfrentamiento
entre Pedro y Pablo. En cualquier caso, este episodio es interesante porque de
él parte Pablo para presentar "su evangelio" (Gal 2,15-21), síntesis de su teología, que desarrollará en la carta a los Romanos (Rom 1,16-17; 3,20-28; 9,30-10,4). El lema será ya famoso a lo largo de veinte siglos de
cristianismo y será el "santo y seña" de Pablo: La salvación, la
"justificación", nos viene, no por las "obras de la Ley"
(asegurarnos con méritos ante Dios, cumpliendo unos mandamientos y reglas),
sino por la fe en Jesucristo y las obras de amor que brotan de esa fe. Es la
llamada "Justificación por la fe". Es Jesús el que ha merecido por
nosotros. En Él ya tenemos la plenitud de la salvación. No hay que
"conquistarla" o "fabricarla" con obras y méritos, sino que
hay que acogerla por la fe-amor, porque ya se nos ha dado de una vez para
siempre, en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros. La salvación no es
una "obra nuestra" sino un "don de Dios" en Jesucristo.
Estamos en el meollo de los meollos de la teología de Pablo. Cuando llegue Lutero, este tema volverá
al primer plano del debate teológico en la Iglesia y será motivo de discusión
entre católicos y protestantes, concilio de Trento incluido ("Decreto sobre la Justificación").
El inicio
del "Segundo viaje" ¿señal de que Pablo ha perdido su cordón
umbilical con Antioquía? Es curioso que el viaje se inicie con
una tirantez, un divorcio misionero (Hech 15,36-40). Bernabé quiere llevar a la misión a Juan Marcos, y Pablo no está de
acuerdo porque Juan les abandonó en el primer viaje (13,13). Esto hace que
Pablo se vaya con Silas (Silvano en las cartas), y Bernabé con Juan Marcos. Se
separan. Pero ¿no será esta separación un indicio de que Pablo "ha salido
perdiendo" del conflicto antioqueno, y tiene que salir ya "por su
cuenta" a la tarea evangelizadora? Sí, "su evangelio" ha sido
proclamado bien alto, y verdaderamente será una teología fundamental para la
libertad de la Iglesia, pero... a costa de salir "sin encargo
misionero" de Antioquía. Ahora tendrá que ser un misionero de vanguardia,
expuesto a peligros varios: no solo los propios de la tarea evangelizadora
(rechazo de los judíos, de los políticos y gobernantes, de los comerciantes de
otras religiones, ataques de bandidos, etc), sino peligros que vienen de los
propios judeocristianos que no han aceptado el Concilio de Jerusalén o que
quieren seguir dando la tabarra. Y estos "judaizantes" serán una pesadilla
para Pablo en algunos lugares, y motivo de enfados descomunales y reacciones
fuertes, como por ejemplo lo es la carta a los Gálatas. Es que Pablo tenía un
caracter un tanto fuerte, aunque tuviera entrañas de madre con "sus
conversos" y "sus comunidades". Pablo era mucho Pablo.
La
evangelización de Galacia. ¿Cuál era la intención del segundo
viaje? Lucas dice que es el afianzamiento de las comunidades fundadas en el
primer viaje (Pablo a Bernabé: "Volvamos ya a ver cómo
les va a los hermanos en todas aquellas ciudades en que anunciamos la palabra
del Señor". Hech 15,36). Así parece que sucede en
el comienzo: recorren Siria, Cilicia, Derbe, Listra (donde Pablo encuentra y
elige a Timoteo como discípulo y colaborador suyo, e incluso ¡lo circuncida!; dice Lucas
que "a causa de los judíos que había por aquellos lugares". Hech
16,3). Pero llega un momento en que parece que quien guía el viaje no es Pablo.
De pronto, en el relato de Lucas, hay Alguien que "les impide", que
"no permite", que "invita" a ir a determinados lugares... Es el Espíritu Santo el que guía a la Iglesia. Y lo hace en este viaje con una intervención realmente llamativa (Hech
16,6-7). A partir de ahora va a ser el Espíritu el que lleve la iniciativa. De
hecho, lo que sucede a continuación no parece estar en los planes de los
misioneros: primero van a evangelizar a los gálatas. Los críticos están de
acuerdo que es en este momento cuando debió suceder la evangelización del
pueblo gálata. ¿Quiénes eran y dónde estaban? Los gálatas ocupaban la zona
central de la actual Turquía (la actual Ankara podría haber sido su capital).
Eran "galos" o celtas, procedentes de la europa occidental, migrados
y asentados en esta región. Destacaban entre los otros pobladores de la
Anatolia (Turquía), por sus rasgos físicos y su caracter. Pero fueron
rápidamente enamorados por el Evangelio, y Pablo estableció diversas
comunidades en la región. Son "sus primeras comunidades".
Lucas
solo menciona de pasada esta llegada del Evangelio a la Galacia (Hech 16,6)
pero Pablo menciona en unos cuantos versículos (Gal 4,13-15) su estancia entre
ellos, precisamente en la carta que les envió más tarde desde Éfeso: "Sabéis que una enfermedad corporal me dio ocasión
para evangelizaros por primera vez" (Gal 4,
13). Unos años más tarde, los gálatas recibirán una molesta visita de
"evangelizadores" judeocristianos contrarios al Concilio y a la
teología paulina. Y Pablo les escribirá entonces su "Carta a los gálatas" para defender
su "ministerio apostólico" y la legitimidad de "su
evangelio". A los gálatas les llama "insensatos" cuando en la
carta les reprocha haber escuchado a los judeocristianos y haber aceptado
"otro evangelio" (Gal 3,1; 1,6-9), pero un poco después se pone
tierno y les grita "¡Hijitos míos!, por quien sufro de nuevo
dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros" (Gal 4,19). Es que Pablo era así, un
explosivo, que pasaba de la bronca a la ternura. Pero su centro, su objetivo
estaba muy claro: defendía el Evangelio de Jesús en el corazón de los
convertidos como una madre defiende a un hijo suyo por encima de todo. Un
Evangelio que debía ser liberación, misericordia, fraternidad, crecimiento en
la hondura del Amor de Dios.
El
Espíritu impulsa el Evangelio hacia Europa. Pero ahí no quedó
la cosa. Tras Galacia, el plan del Segundo viaje, que no tenía otra pretensión
que el afianzamiento de las comunidades del primer viaje, adquiere un giro
inesperado y sorprendente: es Jesús mismo el que les dice por medio de una visión en Troade (Hech 16,9-10): "Pasa a Macedonia y ayúdanos". Jesús mismo, se
les presenta por medio de un griego, que les está llamando. El Evangelio va a
iniciar su gran viaje por Europa. Y Lucas dice: "En
cuanto tuvo la misión, inmediatamente intentamos
pasar a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para
evangelizarlos". La fuente
"nosotros": de repente, en el relato de Lucas
aparece la primera persona del plural como protagonista: "nosotros"
fuimos, "nosotros" hicimos... Los críticos no se ponen de acuerdo
sobre el alcance o el origen de esta expresión, pero no cabe duda de que Lucas
quiere subrayar un caracter comunitario en la tarea evangelizadora. Y cruzan el
mar desde Troade. Y llegan a la "Vía Egnatia", la gran calzada romana que atraviesa toda Macedonia, uniendo el
Egeo con el Adriático. ¡Han llegado a la "autopista" que une
Occidente (Roma) con Oriente!
Y entran
en Filipos, donde
se funda una comunidad gracias a la fe y al empeño de Lidia, la primera
cristiana europea (Hech 16,11-40), que debió ser una empresaria muy activa. La casa de Lidia se
convierte en el primer centro apostólico de la ciudad. Los primeros cristianos
fueron gente comprometida, se implicaron mucho ayudando a Pablo, y allí
encontró él la fuerza y la iniciativa de varias
mujeres que debieron ser líderes de la comunidad cristiana: Lidia, Evodia,
Síntique (Flp
4,3). En Filipos aprendería una vez más Pablo, eso que repetiría en sus cartas:
"ya no hay distinción entre
judío y griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros
sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3,28) . Pablo
empezaría a contar con el apoyo y la calidad humana de mujeres entregadas al
Evangelio. El modelo no era ya la mujer judía dependiente del varón para todo.
Pablo confiaba y encontraba mujeres cristianas a las que se les daba ya responsabilidades
de dirigir comunidades y ser "apóstoles" como él lo era. No hay nada
más que leer las cosas que dice de varias colaboradoras y responsables de
iglesias en sus cartas. El mito
de la "misoginia" de Pablo está
tardando en ser desmontado, porque a las mujeres y varones actuales nos cuesta
leer ciertas frases de sus cartas. Y es verdad que algunas de ellas chocan con
una pretendida y nueva situación de la mujer en el Cristianismo. Hay que decir
que algunas de esas frases están en las cartas de la "Escuela
paulina", como Ef 5,21-24 o 1Tim 2,12. Sin embargo conviene leer
"todo San Pablo" para darse cuenta de que trabajó con muchas mujeres
que tuvieron un papel destacado en sus comunidades, leer las cosas que dice de
todas esas mujeres para darnos cuenta de que son testimonios de una verdadera
integración de la mujer codo con codo con los varones en el nacimiento de la
Iglesia. No hay ningún autor en el NT, aparte de Pablo, que cite tantos nombres
de mujeres (16 en total), a las que añade calificativos que no son
"galantes" o de pura educación, sino agradecimiento por su trabajo
efectivo y apostólico en la Iglesia (cf. Rom 16,1-16). Aunque Pablo es todavía
deudor de una "jerarquía" que tardará siglos en desmontarse ("la
cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre"
1Cor 11,3), sin embargo, esa visión que parece contradecirse con la teología de
la igualdad (Gal 3,28), está al lado de frases como estas: "toda mujer que ora o profetiza..." (1Cor 11, 5). ¿Cómo? ¿Una mujer profetizando en medio de la
asamblea cristiana en el siglo primero? Los biblistas señalan que está
ejerciendo claramente un ministerio eclesial oficial. O sea que hay mucha tela
que seguir cortando en el debate sobre la mujer en las comunidades paulinas...
No vale despachar el asunto con tópicos sin contrastar.
En
Filipos estará aproximadamente un año. Allí vivirá momentos buenos y
gratificantes pero también dificultades y cárcel, contándonos Lucas algunos
episodios que pertenecen a la historia liberadora del Nuevo Testamento (Hech 16,11-40). Pablo y
Silas siguen hacia Tesalónica (actual Salónica) por la "Vía Egnatia"
y evangelizan allí, en esta comunidad que será la destinataria de la "primera carta de
Pablo" (1ª Tesalonicenses). ¿Llegó a
soñar Pablo el continuar hacia Roma, ya que
estaban en la "Vía Egnatia"? No es probable, era demasiado viaje,
pero probablemente soño: un día el evangelio llegará al centro del mundo. Lo que no sabía él es que el Evangelio había llegado
ya a Roma, y habían surgido las primeras comunidades. Y
probablemente había también cristianos ya en Hispania... Pablo no fue el que
fundó el Cristianismo en Europa como a veces se dice. Fue un gran apostol y
fundador de varias comunidades; y sobre todo nos dejó el tesoro de sus cartas,
en las que tenemos una mina de información ecesial y una teología y
espiritualidad únicas. Pero antes que Pablo y al mismo tiempo que él ya había
muchos comerciantes, esclavos, soldados, emigrados, que habían abrazado el
Evangelio y llevaban su fe por todas partes. El Cristianismo se expandió por la
"romanización". Y Pablo entró en esa corriente inmensa de los
cristianos extendiéndose por toda Europa, al mismo tiempo que el Imperio se
movía...
Las
dificultades tanto en Tesalónica como en Berea hacen que embarquen a Pablo hacia
el sur, mientras Silas y Timoteo se quedan todavía unos meses más por allí.
Pablo llega a Atenas y Lucas cuenta detenidamente esa estancia en la gran
capital de Grecia (Hech 17,16-34). Las escenas son solemnes, como corresponde
al lugar. Atenas vive todavía con el recuerdo de su pasado glorioso, y cuenta
con actividad cultural importante (escuelas filosóficas, academias). Pablo
habla en la sinagoga, luego en el Ágora y finalemente en el Areópago, donde
tiene lugar el "discurso" más famoso del apostol. Sin embargo aquello
tuvo un resultado muy pobre. No tenemos constancia de que se fundara allí
ninguna comunidad (aunque algunos aceptaron el Evangelio: Dionisio, Dámaris y
otros). No conservamos ninguna carta a los atenienses. Sin embargo el Evangelio
había sido proclamado en el corazón de la cultura-filosofía griega, y ahí
estaba ya la semilla.
La
fundación de Corinto. Lucas narra en Hechos (18,1-18) la estancia de Pablo en esta
gran ciudad (rival de Atenas), y la fundación de una comunidad diversa, cosmopolita,
activa y problemática. Corinto, en el golfo de su nombre, está en una situación
geográfica privilegiada, junto al istmo que separa la región del Peloponeso de
la Ática (donde está Atenas). Pablo desde Atenas llegó a Corinto precisamente
cruzando esa franja de tierra, que hoy está atravesada por un canal (abierto en
1893), que comunica por fin, después de tantos siglos, el golfo Sarónico (Egeo)
con el golfo de Corinto (vease arriba la foto tomada de Google earth). La
ciudad, dominada por una imponente ciudadela (el Acrocorinto) es por tanto una
encrucijada de caminos terrestres y marítimos. Su gran puerto (Lequeo) y el
cercano de Cencreas (golfo Sarónico; donde habrá una comunidad, presidida presumiblemente por Febe, la diaconisa. cf.Rom 16,1),
hacían de Corinto una ciudad atravesada por multitud de viajeros, comerciantes,
soldados, etc. Diversos templos, entre ellos el de Apolo, componían un
escenario religioso, mezclado con ritos y costumbres arraigadas (la
prostitución sagrada), y con un ambiente bastante libertino (el verbo
"corintear" se empleaba en aquella época como sinónimo de una vida de
crápula). En esa ciudad Pablo encuentra a un matrimonio, Aquila y Priscila, que será clave
en la historia paulina, por lo que supuso de ayuda material (Pablo trabajó con
ellos ya que eran tejedores de tiendas como él), y misionera (aparte de buenos
empresarios, eran estupendos cristianos evangelizadores, y pusieron su casa al servicio de la Iglesia. Recordemos que la Iglesia tardará tres siglos en tener lugares de culto y
reunión propios; solo con el Edicto de Milán en el 313, comienza la
construcción de "templos cristianos". Las "casas" particulares son los lugares eclesiales, especialmente las casas más grandes,
donde se puede habilitar un espacio para acoger a la gente en oración, predicar
y celebrar la "cena del Señor".
En
Corinto pasará Pablo un año y medio. Silas y Timoteo se les unirán pronto.
Entre Hechos 18 y las dos magníficas Cartas a los Corintios (que Pablo escribirá desde Éfeso, años más tarde), podemos conocer
bastante bien los entresijos de esa comunidad y su problemática. Gracias a
estos textos conocemos nada menos que el nombre de 15 personas de Corinto.
Pablo se dedica a fundamentar esta comunidad, y a seguir evangelizando en la
ciudad, al mismo tiempo que se gana la vida trabajando en la empresa de
Aquila-Priscila. Desde Corinto escribe la Primera
carta a los Tesalonicenses, primera
carta suya conocida y primer escrito del Nuevo Testamento. Hubo dificultades,
relatadas por Lucas: la más importante fue el juicio al que los judíos
sometieron a Pablo ante Galión, proconsul de Acaya (Hech 18,12-17). Del juicio
salió absuelto Pablo, pero lo importante es que este personaje, hermano del
filósofo Séneca, sirve para datar la biografía de Pablo de forma exacta. El mandato de Galión, sabemos por la historia, duró un año (del 51 al
52). Un descubrimiento arqueológico reciente (Delfos) confirma este
proconsulado de Galión. Y Lucas afirma que Pablo estuvo en Corinto "un año
y seis meses"(Hech 18,11). Eso "clava" la fundación de la
comunidad y la estancia paulina en Corinto de la primavera del 50 al otoño del
51. El juicio tuvo que ser por Septiembre-Octubre del año 51. Dice Lucas que
"todavía se quedó allí bastantes días; después se despidió de los hermanos
y se embarcó rumbo a Siria, y con él, Priscila y Aquila" (Hech 18,18).
Pasó por Éfeso (que será la gran ciudad del Tercer viaje) rápidamente (a pesar
de que le pedían que se quedara con ellos) y se embarcó rumbo a Cesarea
marítima. ¡Fin del Segundo viaje...que ha dado bastante de sí!
6. Éfeso y la crisis de
las comunidades (Años 52-57). Texto de Enrique
Aguilera y José Alberto Garijo.
Inicios
de la comunidad de Éfeso. El caso de Apolo. Cuenta
Lucas en Hechos (18,18-22), que Pablo, tras la fundación de Corinto, y pasando
por Éfeso, volvió a Antioquia de Orontes. Era la comunidad de envío con quien
mantenía vínculos profundos. Aunque su misión era ya autónoma… Mientras,
sabemos que el “equipo misionero” de Pablo se ha establecido
en Éfeso. Allí se encuentran con Apolo, antiguo judio helenista de Alejandría , un hombre culto, que “solo conocía el bautismo de Juan”, pero que había
sido iniciado en el “Camino”. Apolo entonces se dedica a la evangelización. Aquila y Priscila, viendo
que este compromiso y responsabilidad de un discípulo del Bautista, recién
catequizado, no estaba suficientemente apoyado formativamente…, completan con
el catecumenado de Apolo (“le explicaron con más exactitud el Camino”. Hech
18,26). Apolo se va a Corinto apoyado y animado por la comunidad, para
continuar su trabajo misionero (Hech 18,27-28). Se puede suponer que entonces
recibe el bautismo. Resulta chocante o curiosa esta situación de Apolo: con una
catequesis o formación cristiana “a medias” (¿y sin bautizar?), se dedica a
evangelizar a otros. Esto puede explicarse por la situación todavía plural de
las comunidades primitivas, donde había a veces una mezcla de recién
convertidos, en diferentes etapas del proceso catequético. Incluso aparecen
antiguos discípulos de Juan Bautista que han entrado en el Camino cristiano.
Los evangelios, especialmente el de Juan son testigos de esta desaparición
progresiva del “Bautismo de Juan” y la expansión imparable del “Bautismo en el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.
Éfeso,
capital del Asia occidental, ciudad del culto a Artemisa . En los
días de Pablo, Éfeso era romana. En el año 133 a.C. crearon los romanos la
provincia de Asia, primero como imperial, y más tarde, en el 27 a.C., como
senatorial. El Senado enviaba anualmente un procónsul, que residía en Efeso. A
pesar de la soberanía romana, la ciudad como “civitas libera” obtuvo la
autonomía administrativa, que implicaba funcionarios y poder judicial propios.
Lucas enjuicia de modo atinado la situación. Además del "prytanis"
como funcionario más excelente, estaba el "grammateus
tes póleos" (cf He 19,35), entre cuyos cometidos está la
administración de la caja del templo de Artemisa. Expresión de la constitución
democrática de la ciudad era la asamblea del pueblo, que se reunía siempre en
un gran teatro (Cf. He 29,29). No está clara la función de "los
principales de Asia", mencionados en He 19,31; quizá se trataba de gentes
que desempeñaban tareas de representación y cuidaban del culto del Estado. Se
calcula que en época de Pablo podría tener una población de 200.000 a 300.000
habitantes, de mayoría griega, a la que se suman gentes de tribus orientales, y
también judíos. Éfeso era una ciudad del comercio, de las relaciones, de la
economía y de bancos. Numerosas industrias tenían su sede en la ciudad:
manufacturas de lanas, preparación de abundante mármol, orfebrería en plata y
oro, confección de alfombras. El conjunto de todo ello confería a Éfeso el tono
de una gran ciudad cosmopolita, de forma que el orador Arístides pudo decir de
ella: "Opino que todos los hombres que habitan dentro de las columnas de
Hércules y del río Fasis conocen la ciudad de Éfeso por lo cosmopolita de su
trato y de todo albergue concedido allí. Porque todos se dirigen allí como a su
patria... Ella es capaz de satisfacer fácilmente toda necesidad".
El
“Artemision”. El edificio más importante de la ciudad era el templo de la gran diosa madre, a la que los griegos llamaban Artemisa,
el Artemision. El enorme edificio construido en el siglo VI a.C. había sido
pasto de las llamas en 356, pero pronto resurgió con nuevo esplendor,
ornamentado con obras de primeros artistas como Fidias, Skopas de Pados y
Praxíteles, con pinturas de Apeles y otros. Puede considerarse como lo más
grandioso de las siete maravillas del mundo. La veneración de la diosa no sólo
dominaba la ciudad -difícilmente podía encontrarse un edificio público en el
que no apareciera su nombre-, sino que también zonas distantes se sentían
atraídas por ella. Los peregrinos llegaban en grandes oleadas
multiplicando el prestigio y la riqueza de la ciudad. Numerosos
oficios vivían de los peregrinos. Y también los orfebres, que hacían miniaturas
de Artemisa para los peregrinos (cf. He 29,23ss). Las miniaturas representaban
quizá a la diosa sentada en una hornacina que simboliza el templo. La imagen en
la que la diosa aparece con muchos pechos (Artemisa polymastos) es de una fecha
posterior.
Pablo en
la "Escuela de Tirano" de Éfeso: predicador y escritor. Pablo ha
iniciado ya su “tercer viaje misionero”: atravesando de
nuevo Asia menor y las tierras gálatas (Hech 18,23; 19,1), llega a Éfeso y
contribuye durante un largo periodo de tiempo (tres años,
dice 20,31) a la fundación y consolidación de la comunidad . La primera escena
contada en Hechos es la evangelización y bautismo de doce antiguos discípulos
de Juan el Bautista, convertidos a la fe cristiana (Hech 19,1-7). Lucas detalla
que Pablo predica durante tres meses en la sinagoga, e inmediatamente pasa a
hacerlo en la “Escuela de Tirano ” (probablemente un
retórico profesional, al que Pablo alquila el local). Una versión del texto
griego (el llamado manuscrito de Beza) ¡da incluso el horario!: “ de
once de la mañana a cuatro de la tarde”. Varios estudiosos de Pablo
suponen que esta “Escuela de Tirano” de hecho se convirtió poco a poco en la “Escuela teológica paulina ”, centro pastoral y
archivo documental, donde se preparaban planes pastorales y discursos
evangelizadores, se guardaban cronologías y memorias de viajes, y donde se
escribieron las más importantes cartas del “corpus paulino”
(tanto las protopaulinas, como las deutero o trito paulinas, presumiblemente
escritas tras la muerte del apóstol, aunque con su teología y su “carisma”).
Desde Éfeso Pablo sigue ejerciendo así su autoridad sobre sus comunidades, a
través de visitas personales, cartas, o mediante sus intermediarios (Apolo,
Timoteo, Tito). En este periodo de Éfeso debemos situar la redacción de las cartas a los Filipenses, Filemón,
Gálatas, y gran parte de las dos cartas a los Corintios.
La
prisión de Pablo en Éfeso. Lucas no menciona en Hechos ninguna prisión de Pablo
en Éfeso. Sin embargo, los autores modernos suponen que Pablo sufriría una
prisión en esa ciudad, que incluso hubiera puesto en peligro su vida. Las
razones son las siguientes: Hech 19, 23-39 menciona el tumulto de los plateros
de Éfeso, enfadados por Pablo porque ven peligrar el culto de Artemisa, y su
negocio de estatuilla de la diosa. 2 Cor 1,8 habla de " la
tribulación sufrida en Asia" . 1 Cor 15,32 dice que " en
Éfeso luché contra las fieras ". El tono que emplea en las
llamadas "cartas de la cautividad" (Flp y Flm) parecen dar a entender
una cierta proximidad geográfica de Pablo en prisión con esas comunidades. Esta
proximidad geográfica es más difícil de entender si Pablo está prisionero en
Roma. Por eso Éfeso, lugar relativamente cercano a Filipos y Colosas, puede ser
bien ese lugar de la prisión. Si Pablo, entonces, sufre prisión en Éfeso,
podemos situar en esta ciudad y en esta época la redacción de las llamadas "cartas de la cautividad": Filipenses y Filemón.
La crisis
de las Iglesias paulinas . Al mismo tiempo que Pablo extiende su actividad
misionera por amplios territorios, una crisis se extiende por las antiguas
comunidades fundadas por él, que sin embargo no afecta a todas las comunidades
por igual. Esta crisis afecta a la unidad y dinamismo de las comunidades, y de
forma especial mina la misma legitimidad de Pablo ante sus propias comunidades.
La causa de esta crisis es doble: Interna: la "contra-misión" de "los de Santiago",
que tienen su base en Jerusalén, que pone en duda el apostolado de Pablo, ha
echado raíces en muchas comunidades paulinas. Externa:las dificultades que tienen esas comunidades para enfrentarse a un
ambiente social desfavorable al cristianismo , provocado por las
comunidades judías o por el paganismo. Pablo enfrenta esta crisis de tres
formas: a) Por medio de cartas que dirige a esas comunidades. b) Por medio de
los colaboradores (Tito, Silvano, Timoteo), a quienes envía a esas comunidades
para que pongan orden. c) Por medio de visitas personales del mismo Pablo.
Tenemos constancia de que esta crisis afecta a varias comunidades. Veamos cada
caso. 1. Filipos: le afecta sobre todo dificultades
surgidas en el ambiente. La autoridad de Pablo no es discutida en esa
comunidad, que mantiene vínculos estrechos con él. Pablo les dirige su carta a
los Filipenses, advirtiéndoles del posible peligro
de los "falsos hermanos". 2. Galacia:
La crisis es más fuerte, porque sí parece haber tenido éxito la
"contra-misión" de los judaizantes de Jerusalén. Está en peligro la
autoridad de Pablo en esa comunidad, pero con ella también peligra la misma
fidelidad de los gálatas al evangelio anunciado por Pablo. Éste les escribe una
dura carta, uno de los documentos más importantes para la biografía paulina y
para entender “su evangelio” (su teología): la carta a los
Gálatas.
3. La crisis de la comunidad de Corinto. Última estancia en
Grecia (años 55-57). Corinto es una comunidad rica, en la que
abunda el gozo del Espíritu y los carismas; sin embargo tiene una crisis
profunda, que se manifiesta en la fragmentación eclesial, y en desórdenes de
tipo moral. Podemos reconstruir la evolución de la crisis a través de la
abundante correspondencia que se nos ha conservado, dos largos escritos que
llamamos primera y segunda Cartas a los Corintios. Para
atajar la crisis, Pablo les dirige una carta, mencionada en 1 Cor
5,9 que sin embargo se nos ha perdido . En la primera mitad del
año 56 les dirige otra carta, que es nuestra "Primera Carta a los
Corintios". Pero esa carta no logra los efectos deseados.
Pablo envía a Timoteo a Corinto, quien vuelve
trayéndole malas noticias. La carta que Pablo escribió a los cristianos de
Corinto en la primavera del año 56, y que conocemos como la primera carta a los
Corintios, no obtuvo el éxito deseado. Si no toda, al menos una parte importante de la comunidad de Corinto, instigada
por unos pretendidos representantes de los apóstoles de Jerusalén que habían
llegado a Corinto, rechaza la autoridad de Pablo, al que se hace blanco
de una sarta de acusaciones, insultos y calumnias. En el verano
del 56, Timoteo, que ha sido testigo presencial de esta marejada anti paulina,
regresa a Éfeso desalentado: las cosas van mal en Corinto. Pablo reacciona con
prontitud y a partir de ese momento se desencadenan una serie de
acontecimientos que nos es posible seguir a través de una lectura atenta de la
segunda carta a los Corintios. Pablo realiza una visita relámpago a
Corinto (segunda visita a esa ciudad) durante la cual él mismo o
uno de sus colaboradores fue gravemente ofendido por un miembro de la
comunidad, sin que los demás reaccionaran. Parece también claro que Pablo tuvo
que interrumpir esta visita, que califica de "amarga"
(2 Cor 2,1), y regresó a Éfeso muy abatido. Desde allí les envió una carta
"en medio de muchas lágrimas" (2 Cor 2,3-4), apasionada
y conmovedora a la vez, llena de emoción y severidad. La carta y la habilidad
de Tito hacen entrar en razón a la comunidad rebelde. Pablo recibe en Macedonia
la buena noticia del cambio de actitud de los corintios, cuando se dirige
personalmente a Corinto. Pablo, lleno de alegría por esas noticias, les escribe
de nuevo, desde Macedonia, a finales del 57, para congratularse con ellos y
preparar su tercera visita a la ciudad.
Tercera visita a Corinto (57 d.C.). Nuevos planes
evangelizadores
En el 57
Pablo realiza su proyectada visita a Corinto para reconciliarse con esa
comunidad. Parece ser que ahora sí que se soluciona la crisis, o al menos hasta
el punto de que Pablo puede plantearse nuevos horizontes evangelizadores. En
concreto, cree que en la zona oriental del Mediterráneo la evangelización ya
cuenta con una red de comunidades que se valen por sí solas, y que ya es hora
de intentar lo mismo en la zona occidental del imperio romano: Hispania, Galia
e Italia. Desde Corinto escribe la carta a los Romanos , en el año 57,
para preparar su visita a esa comunidad. Pablo no ha fundado esa comunidad,
pero cree necesario visitarlos y escribirles, porque se da cuenta del papel
cada vez más importante que esa iglesia tiene dentro del movimiento cristiano.
Les previene de los posibles ataques contra su persona, que podrían arruinar su
actividad misionera en occidente. De ese modo, prepara su escala
en Roma de camino para Hispania
. Pero antes de ir a Roma, piensa pasar por Jerusalén , y llevar la
"colecta para los pobres" que con tanta insistencia le urgieron los
"principales de Jerusalén", y que él ha ido recogiendo de forma
generosa entre sus comunidades. Es un viaje que él entrevé que será delicado,
porque la colecta es un signo de comunión eclesial. Pablo desea de todo corazón
que esa colecta sea aceptada por los de Jerusalén, porque supondría otro
espaldarazo a su actividad misionera. Pero teme que "los de
Santiago", que ya han actuado con cierto éxito en el pasado, empleen toda
la artillería pesada en su propio feudo, y que tengan preparado un recibimiento
airado contra él. Teme que la colecta no sea bien recibida, y por eso les ruega
a los romanos que recen para que esto no sea así (cf. Rm 15,30-32).
Despedida.
Pablo emprende el viaje a Jerusalén. Según el relato de Lucas (Hech 20), desde Grecia,
Pablo se embarca rumbo a Mileto (Asia Menor), pasando antes por Troade (la antigua y famosa Troya), donde pasa 7 días y
sucede el episodio de la resurrección de Eutico (Hech 20,7-12). En Mileto manda llamar a los presbíteros de
Éfeso para despedirse de ellos, lo que provoca
una de las escenas más famosas y emotivas de sus viajes, con un discurso que
tiene una gran carga de “testamento pastoral” (Hech 20, 17-38).
En él se encuentran pasajes como este: “Mirad que ahora yo, encadenado en el espíritu, me
dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá; solamente sé que en cada
ciudad el Espíritu Santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones.
Pero yo no considero mi vida digna de estima, con tal que termine mi carrera y
cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de dar testimonio del
Evangelio de la gracia de Dios” (vv 22-24)..
Una
escena de llanto para terminar el tercer viaje misionero…¡no está mal! Le
acompañan al barco, y “separándonos de ellos nos hicimos a la mar, y navegamos
derechos hasta llegar a Cos; el día siguiente hasta Rodas”… (Hech 21,1). Luego,
un largo viaje por el “Mare nostrum” hasta ver las costas fenicias de Tiro y
atracar en Cesarea Marítima . Desde Cesarea viaja ya por tierra hasta Jerusalén
. Fin del tercer viaje y de la Misión Egea.
7. Detención en Jerusalén
y viaje final a Roma. (57-63 d.C.)
Un
proyecto de solidaridad con los pobres que acaba mal
Es curioso que el último viaje de Pablo, que tenía
como proyecto fundamental el llevar lo recaudado por las comunidades para los
más pobres de la comunidad de Jerusalén (La Colecta) acabe tan mal. Pero esa es la historia. Un amor
entregado a los demás, termina como terminó Jesús: en la pasión y el martirio.
Pablo es detenido y procesado en Jerusalén. Este hecho no
tiene testimonio en las cartas del mismo Pablo. Es Lucas en Hechos de los
Apóstoles quien lo cuenta como única fuente (Hech 21-23): desde Grecia Pablo se embarca rumbo a Mileto (Asia
Menor), y de ahí a Cesarea Marítima. Desde Cesarea llega hasta Jerusalén. En
Jerusalén se encuentra con Santiago, quien le advierte de las amenazas de los
judíos. Es curioso que Lucas no mencione la Colecta que Pablo ha ido recogiendo
en sus comunidades, y que en principio es el motivo que le lleva a ir a
Jerusalén. Pablo la menciona en sus cartas. Sin embargo, podemos suponer que
Lucas lo sabe, porque en el testimonio de Pablo ante el procurador Félix, dice
aquel: "Después de muchos años he venido a traer
limosnas a mi nación y a presentar ofrendas " (He 24,27). Lucas conoce, pues, que Pablo ha
ido a Jerusalén con una fuerte suma de dinero, y conoce cuál es su procedencia:
sus comunidades. ¿Qué pasó entonces con la colecta ? ¿Santiago y los suyos no
la aceptaron, tal como temía Pablo en Rm 15,30-32? Aceptarla les hubiera puesto
en un aprieto. El relato de la detención de Pablo en el Templo nos hace pensar
que las cosas no transcurrieron como Pablo hubiera querido. Los judíos acusan a
Pablo de haber entrado en el Templo con un pagano. Se organiza un motín, y
Pablo se salva de ser linchado por una intervención de la autoridad romana.
Pero su prisión preventiva se convierte inmediatamente en un proceso de
acusación.
De Jerusalén a Roma
El relato
lucano de Hechos contiene una interesante y novelada narración sobre el
traslado de Pablo desde Jerusalén hasta Roma. De Jerusalén lo llevan a Cesarea
Marítima, capital del protectorado romano. Allí Pablo apela al
César para que juzgue su causa en Roma (Hech 25), y por ello el
gobernador Festo lo remite al César. Pero ¡el traslado se demora durante dos
años! Finalemente se embarca hacia Roma, bien custodiado. El relato de Hechos
de la travesía (Hech 27) guarda semejanzas con
otros relatos de navegación de la historiografía helenística. Pablo incluso
sufre naufragio en Malta , y eso sirve a Lucas para mostrarlo como un hombre de
Dios. Por fin llega a Puzzuoli, y de allí a Roma. El libro de Hechos
termina con un Pablo en libertad vigilada, lo cual le permite
recibir a gente y anunciar el Reino. Lucas parece interrumpir aquí la vida de
Pablo porque se ha cumplido el programa evangelizador ordenado por Jesús tras
la Pascua.
Martirio de Pablo en Roma
Sin
embargo, un lector que termine de leer el libro de Hechos se queda “a dos
velas” sobre el final de su vida. Verdaderamente, los libros
canónicos no nos dicen nada sobre su final. El "final
feliz" de la vida de Pablo que cuenta Hechos no corresponde con las noticias sobre el martirio de Pablo, que conocemos por otras fuentes
(2 Tim, Carta de Clemente, Hechos de Pablo), y que el mismo Lucas
debe conocer (cf. Hech 20,22; 21,10). ¿Qué ocurrió? Todos son suposiciones,
pero podemos reconstruir el final de esta manera: tras los dos años de prisión
relativa en Roma, se reanudaría el proceso contra Pablo, quien sería ajusticiado en Roma bajo el imperio de Nerón, en una fecha imprecisa
durante los primeros años de la década de los 60. ¿En el año 63 d.C ., antes
del incendio de Roma? No lo sabemos exactamente. Su sepulcro se venera en la Via Ostiense
en Roma, atestiguado por Eusebio de Cesarea (s.IV), que a su vez recoge el
testimonio de Cayo el Presbítero (siglo II-III): el lugar está señalado desde
muy antiguo por la basílica de “San Pablo extramuros”.
La basílica sufrió un gran incendio en el siglo XIX, lo cual obligó a
reconstruirla casi por completo, pero los niveles arqueológicos más antiguos
son concluyentes. Allí fue colocado el cuerpo de Pablo tras su martirio.
Últimamente se han hecho trabajos muy importantes de identificación y datación
del sepulcro unos metros bajo el altar mayor de la basílica. En la tradición
eclesial se menciona el lugar de su martirio en el lugar conocido
como la “Abadía de las tres fuentes”, no lejos de la actual
basílica de San Pablo extramuros.
¿Viajó
Pablo a Hispania (España)? En Rm 15,24 manifiesta sus deseos de llegar hasta
Hispania. Los Hechos de Pablo y Tecla (siglo II) y Eusebio de Cesarea (siglo
IV) lo apoyan. Sin embargo esa hipótesis supondría que Pablo habría sufrido dos
prisiones en Roma, en medio de las cuales viajado a España. La mayoría de los
autores actuales se inclina a negar esta posibilidad, aunque no hay una
solución concluyente. A Hispania habría llegado la fe cristiana muy pronto
(¿años 40-50?), a través de comerciantes, colonos, soldados jubilados que
recibieron tierras (Tarragona, Mérida, Zaragoza, León, etc), judeocristianos o
romanocristianos, probablemente cuando Pablo estaba en sus primeros viajes por
Asia o Grecia. Unos evangelizadores anónimos habrían llevado la fe y otros
muchos habrían enriquecido con su testimonio la vida de las primeras
comunidades de la península. Pablo lo que quería (Rom 15,24) era visitar esas comunidades
o probablemente establecer alguna nueva fundación. Pero con Pablo o sin Pablo,
el Espíritu llevaba ya la fe y el Evangelio por todas partes.
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