lunes, 8 de octubre de 2012

CONSEJOS PASTORALES

Los 7 errores más comunes de un mentor espiritual
Por: Rev. Joel Galán
Malaquías 4:6 “El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…”
Una de las palabras proféticas que mayor cumplimiento está teniendo actualmente, es aquella que encontramos en el pasaje bíblico de Malaquías 4:6.
Esto ha provocado que en la pasada década se haya despertado en los líderes y ministerio en general la necesidad de discipular y ser discipulados, lo cual en realidad es un componente esencial dentro del cumplimiento de la “Gran Comisión” establecida en Mateo 28:19. También nos ha hecho ser más realistas en cuanto a la necesidad de tener padres espirituales de quienes podamos recibir corrección, entrenamiento, sabiduría y legado, así como también la de tener hijos espirituales a quienes podamos pasarles la antorcha que un día alguien nos entregó.
Sin embargo, me parece importante tener suma claridad que, lo que el Señor ha tenido como intención restaurar en este tiempo, es una relación dual en donde el corazón del hijo se vuelve al padre como también el corazón del padre se vuelve al hijo, dándonos a entender que una relación de mentoría conlleva responsabilidades y deberes tanto para el discípulo así como también para el mentor. En otras palabras; el balance de tal relación debe ser fomentado, sostenido, y alimentado por la participación, el compromiso y la colaboración de ambas partes.
Teniendo este fundamento en cuenta debemos aceptar que hoy por hoy se ha realzado más la responsabilidad del discípulo (hijo) que la del mentor (padre). En muchas ocasiones se habla exclusiva y enfáticamente de todo lo que el discípulo debe de cumplir y someterse, en donde pareciera que inconscientemente, y en algunos casos con toda la intención, hemos olvidado la realidad de que la mayor responsabilidad la tienen los padres y mentores espirituales, ya que la primera generación es la que determina la reacción de la segunda generación.
Por esta razón y en vías de mantener relaciones de paternidad espiritual saludables, veamos los errores más comunes que los mentores cometen actualmente para que nosotros los podamos ver, analizar y sobretodo evitar para que seamos capaces de pasar la antorcha a otros efectivamente:
1.No establecen expectativas claras en la relación: Cada relación, dependiendo la etapa de madurez que haya alcanzado, debe tener expectativas cristalinas en donde el mentor debe tener claro qué esperar de su discípulo, pero también el discípulo debe tener claro que esperar de su mentor. 2 Reyes 2:9-10 nos muestra que entre Elías y Eliseo hubo un acuerdo; Eliseo pidió una doble porción y Elías le declaró lo que le costaría conseguirlo. La mayoría de los mentores logran con éxito comunicar claramente el costo, pero fallan al no comunicar con la misma claridad la recompensa que tendrá su discípulo. El drama y el suspenso de un futuro desconocido e incierto puede provocar fricciones y en casos extremos, hasta la ruptura de una relación.
2.Desarrollan conforme a la necesidad y no al llamado: Gran cantidad de mentores cometen el error de asignar tareas y responsabilidades que muy bien van conforme a la necesidad de la iglesia local, pero que nada tienen que ver con el llamado divino de su discípulo. Debemos buscar el balance sano en donde nuestros hijos espirituales ayuden con la necesidad pero que también se desarrollen en el área correspondiente de su llamado y propósito individual en Dios. Si nos dejamos llevar por el hecho de que siempre habrán necesidades que cubrir, terminaremos ahogando a nuestros discípulos con tareas que los desviarán de su destino profético.
3.No realizan transiciones públicas: Los mentores en la actualidad tienden a pasar la antorcha a su sucesor en lo oculto de una oficina o en lo privado de una reunión donde nadie los puede ver. ¡Esto debilita gravemente el proceso de transición! Números 27:18-23 dice que cuando Josué fue a ser puesto como líder sobre Israel, Moisés recibió el mandato de presentarlo públicamente sobre la congregación y de poner su dignidad sobre él para que los hijos de Israel le obedecieran. Las transiciones deben realizarse públicamente para testimonio, evidencia y conocimiento que la autoridad ha sido delegada a un nuevo líder. De esta forma la gente de la iglesia y/o ministerio sentirán más respeto y aceptación por la transición realizada.
4.Exigen más de los necesario: En 1 Reyes 19:16 nos revela que Dios le dijo a Elías que ungiera a Eliseo. Sin embargo cuando Eliseo pidió la unción, Elías le pidió condiciones que Dios no le había dicho que pidiera. ¡Este es el clásico error de muchos mentores! Exigen más a otros de lo que le exigieron a ellos mismos. No debemos de exigirle más de lo que Dios les exige ni hacerle el camino más duro de lo necesario a nuestros discípulos aunque a nosotros se nos haya hecho difícil lograr lo que somos hoy. Aquél que de veras tiene un corazón de mentor lo demuestra al buscar que su pupilo alcance su meta sin tener que pasar por todas las dificultades que él tuvo que pasar.
5.Abusan de la autoridad: En una relación de mentoría quien más probabilidades tiene de cruzar los límites de autoridad establecidos es el mentor y no el discípulo. Por el hecho de ser la autoridad mayor dentro de la relación, es muy común en los mentores entrar en la tentación de ejercer tal autoridad aun cuando pueden estar actuando equivocadamente. Un ejemplo común de esto es cuando se intenta invadir las áreas de autoridad del discípulo, tales como su hogar o su vida privada. La autoridad del padre no es la que esclaviza bajo jerarquía religiosa deteniendo la voluntad de Dios, sino aquella que libera a su hijo para que se convierta en todo lo que el Señor desea. 1 Pedro 5:1-5 “… Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,… no por fuerza,… no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey…”
6.Retienen o envían en el tiempo incorrecto: Los mentores suelen a veces no tener un concepto claro del “tiempo de Dios” en la vida de su discípulo; o lo envían antes de tiempo o lo retienen más de lo que deberían como es en la mayoría de los casos. ¡La aceleración o desaceleración exagerada puede causar daños irreparables! Si aceleramos a nuestros discípulos con velocidades que están fuera de proporción, los destinaremos a ser como un vehiculo que va en alta velocidad extrema, que cualquier movimiento brusco lo saca fuera de control o es detenido y multado en el camino por quebrantar la ley. Por otro lado, al desacelerarlos y retenerlos cuando ya están listos nos exponemos (los mentores) al riesgo de una rebelión en casa, y los exponemos a ellos (los discípulos) a perder el recurso más valioso que se tiene para cumplir el propósito de Dios, el tiempo. En Salmos 127:4 dice “los hijos son saetas (flechas) en mano del valiente“. Una flecha esta hecha para lanzarse, sino se lanza se convierte en un simple e inútil pedazo de madera y metal. El padre espiritual efectivo es aquel que lanza a sus hijos espirituales como flechas a expandir la visión que les fue impartida.
7.No suplen apoyo y recursos necesarios: Los mentores, al no suplir el apoyo y recursos necesarios, le hacen más difícil al discípulo poder descubrir los detalles importantes que traerán una alta definición a su ministerio. Se debe tener en cuenta que una relación de mentoría requiere que ambas partes confíen la una en la otra. No debemos privar al discípulo de introducirlo a nuestras conexiones ministeriales por el miedo a que pueda ser usado más que nosotros, mas bien debe haber gozo de que esto suceda ya que es totalmente bíblico que ellos reciban una doble porción de la unción que hemos recibido, además debemos tener en cuenta que todo lo que tenemos no es nuestro si no que nos a sido entregado por el Señor y para el uso de Su obra. ¡Cada mentor debe ser el propulsor de su aprendiz! De la misma forma que el discípulo habla y promociona a su mentor, el mentor debe promocionar, impulsar, abrir puertas, y depositar herramientas específicas para desarrollar las habilidades individuales de su discípulo.
Espero que este análisis realizado sea de bendición para que podamos pasar la antorcha a una generación que logre lo que nunca se ha logrado para la gloria de Dios. Confío que cada pastor y líder pueda llegar a ser todo lo que Dios quiere que sean.
Por: Rev. Joel Galán - Ministerios Joel Galán.
Orador & Conferencista Internacional
Derechos Reservados 2012
 
TOMADO DE DEVOCIONALES DIARIOS TRANSFORMANDO VIDAS

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